Música

Muere el polémico músico vernáculo Rubén Fuentes

La muerte del compositor y arreglista jalisciense Rubén Fuentes a los 95 años de edad enlutó a la canción vernácula nacional por haber sido uno de sus más reconocidos representantes.
domingo, 6 de febrero de 2022 · 00:30

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La muerte del compositor y arreglista jalisciense Rubén Fuentes a los 95 años de edad, acaecida la mañana del sábado, enlutó a la canción vernácula nacional por haber sido uno de sus más reconocidos representantes.

Fuentes Gasson comenzó su carrera en 1951, logrando que la música mexicana viajara por el mundo entero. Aunque se le atribuye haber compuesto “El son de la negra”, el escritor Jesús Jáuregui, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien hizo un estudio sobre esta pieza para la introducción del disco “El son mariachero de La Negra”, de la colección Testimonio Musical de México, remonta el son a finales del siglo XIX:

“(…) Se compuso entre 1814 y 1821, aproximadamente, y sólo era tocado localmente. Ya en el siglo XX, el son de La Negra llegó a la Ciudad de México como parte del repertorio de los músicos de mariachi que emigraron del occidente de México (Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán) y se instalaron en la Plaza Garibaldi. La primera grabación data de 1929 por Los Trovadores Tamaulipecos.”
El son de La Negra fue registrado en la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) bajo la autoría de Rubén Fuentes Gasson y Silvestre Vargas Vázquez, líderes del Mariachi Vargas de Tecalitlán en los años 40 y 50, aunque se sabe “que las coplas son de autoría popular anónima” –a decir del también autor del libro “El mariachi”-- y la melodía de la trompeta fue interpretada “ad libitum” por el músico Miguel Martínez Domínguez.

El arquitecto y melómano Fernando González Gortázar declaró a esta agencia, por su parte, al ser informado del deceso:

“Pensé que era inmortal, como le dije al reportero de ‘Excélsior’ Rodolfo Rojas Zea cuando me informó que murió Picasso. Creo que Rubén Fuentes fue un personaje contradictorio, ambivalente. De talento indiscutible, me irrita mucho la forma como él en ocasiones, junto con Silvestre Vargas, se apropiaron del corpus principal de los sones jaliscienses y lo registraron como de su autoría. Eso es algo difícil de perdonar porque es la apropiación de un patrimonio colectivo.

“Como compositor era difícil de evaluar, por disparejo. Compuso cosas espléndidas; pero también es compositor de ‘La bikina’, que es una monstruosidad de los escuchas como de los intérpretes, y otras cosas suyas como ‘Qué bonita es mi tierra’, también me parece lamentable. Podría mencionar muchas otros muy buenas también.

“Los compositores Fuentes y Cervantes y el intérprete Pedro Infante dieron inicio al bolero ranchero, que al principio tuvo imaginación, calidad, musicalidad, para acabar convertido en un sonsonete que es hoy en ocasiones lo único que saben tocar los pseudomariachis, y que fue otro golpe brutal a la sensibilidad del público.

“Deseo que descanse en paz el maestro Rubén Fuentes, lo admiro por lo mucho que nos dio y lamento las cosas que me parecen negativas que mencioné”.

A su vez, el doctor Jorge Sánchez Cordero, especialista en legislación internacional de bienes culturales, destacó que “el verdadero mérito” de Fuentes, además de compositor excelente de muchas canciones, “es que instrumentaliza el mariachi mexicano, es decir, lleva la música mexicana al pentagrama”.

Investigador de la UNAM y colaborador de la revista Proceso, dijo a esta agencia:

“Recoge la música popular y la vertebra, la articula, la preserva, y con eso la trasciende. Su obra es de rescate de la música popular y con ella ésta no se evanece. Y así la música colectiva mexicana permanece para mucho tiempo más. Funda el mariachi College Sound Bay in San Diego y el grupo Victoria, con lo cual establece que la música de mariachi requiere de un estudio previo”.

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Los siguientes datos corresponden a la biografía editada por la Sociedad de Autores y Compositores de México:
Rubén Fuentes Gasson nació un 15 de febrero en el Municipio de Zapotlán El Grande, Jalisco. No se puede hablar de música mexicana sin mencionar a Rubén Fuentes, quien con sensibilidad y talento plasmados en su obra ha cautivado al público y ha hecho una valiosa aportación a los géneros del bolero ranchero y moruno, a la canción romántica y al huapango pero, sobre todo, creó el mariachi sinfónico trasladando su sonido caporal al de las trompetas, la vihuela y el guitarrón, internacionalizando así la música de México en el mundo.

Recibió sus primeros estudios musicales de su padre, el señor Agustín Fuentes, quien tocaba el violín en la Revolución mexicana y quien se quedó al cuidado de Rubén desde que tenía tres años de edad, mientras que con el apoyo de su madre Tommy Gasson aprendió a ejecutar el piano (desde los siete años) y el violín. Cursó la secundaria y la preparatoria en Guadalajara, en donde continuó también con su formación en el ámbito de la música.

A los 18 años tocaba el piano con Silvestre Vargas y, en 1944, se integró al Mariachi Vargas de Tecalitlán en la Ciudad de México primero como ejecutante, luego como productor, arreglista y director musical, cargos que conservó --a excepción del de músico-- cuando Mariano Rivera Conde, con quien consolidó una sólida relación laboral y de amistad, lo invitó a trabajar como su asistente en la disquera RCA Victor, en donde posteriormente fue nombrado director artístico. En 1954, tras su gran auge como compositor, deja el mariachi Vargas para dirigir artísticamente ese sello.

Como compositor, ha conformado un repertorio de más de 300 obras entre las que se encuentran temas como “La Bikina”, “Qué bonita es mi tierra” (en coautoría con Mario Molina Montes) y “¿Sabes una cosa? (escrita en colaboración con Manuel Lozano).

Marco Antonio Muñiz se inició como solista con “Luz y sombra”, “Que murmuren” y “Escándalo”, tres canciones escritas en colaboración con Rafael Cárdenas de las más de 70 que le grabara el cantante mexicano. Por su parte, Pedro Infante interpretó 44 de sus obras, entre las que se encuentran “Cartas a Eufemia”, “Copa tras copa” (ambas en coautoría con Rubén Méndez del Castillo), y “Cien años” (en colaboración con Alberto Cervantes).

Miguel Aceves Mejía (a quien Fuentes le enseñó a cantar con falsete) popularizó sus huapangos “La verdolaga”, “Tres consejos” (en coautoría con Alberto Cervantes) y “La del rebozo blanco” (escrita en colaboración con Rafael Cárdenas), mientras que Alberto Vázquez hiciera lo propio con “El pecador” (tema en coautoría con Mario Molina Montes).

Otros de sus intérpretes destacados: Pedro Vargas, Libertad Lamarque, José José, Amalia Mendoza “La Tariácuri”, Lucha Villa, Javier Solís, Julio Iglesias, Jorge Negrete, los italianos Doménico Modugno y Caterina Valente, Pepe Jara, Luis Miguel y el Mariachi Vargas de Tecalitlán, entre otros.

Además de su aportación como autor, de sus cargos en el Mariachi Vargas de Tecalitlán y de su trabajo como musicalizador de los temas de José Alfredo Jiménez en las décadas de los cincuenta y sesenta, ha sido productor musical del Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería realizado anualmente en Guadalajara.

Entre sus distinciones sobresalen: Mejor Compositor del Año en 1954, 1958, 1959 y 1971; discos de platino por sus producciones “Lucero de México” y “Cariño de mis cariños”; dos Latin Grammy por su canción “Ni princesa ni esclava”, interpretada por la texana Vikki Carr, y por su trabajo como productor en el video y álbum “Canciones de mi padre” (1987) de la gran vocalista estadunidense de sangre mexicana Linda Rondstadt; Premio Jalisco en el área de música por el Gobierno del Estado; el nombramiento --del cual se sentía orgulloso y satisfecho-- de Hijo Preclaro y Predilecto (1967) por el Ayuntamiento de Ciudad Guzmán; reconocimiento Trayectoria 2008 por sus 50 años como compositor y la presea Gran Maestro de 2016, ambos otorgados por la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), entre muchas otras condecoraciones.

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