Aumentó 42% en los últimos 2 años

Sobreproducción de droga en Colombia dispara negocio directo en Costa Rica

José Adelio Murillo [email protected] Mayo 13, 2024  1:00 pm

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  • Colombia no tiene registros claros sobre cantidad de marihuana sembrada, como si existe de la cocaína.

Grupos colombianos dedicados a la producción y distribución de drogas por todo el continente americano, han conseguido contactar a bandas costarricenses para negociar directamente la colocación de cocaína y marihuana en territorio nacional.

Existe una relación directa de proveeduría sin intermediarios, lo que ha generado un aumento en la cantidad de estupefacientes que circula en el mercado ilegal tico, de acuerdo con el ministro de Seguridad, Mario Zamora.

La saturación responde principalmente al gran flujo de marihuana, que llega directo desde Colombia. Según el jerarca, existe una especie de sobreproducción en ese país, que termina llegando a Costa Rica.

“Vea si hay una saturación en el mercado, que hemos detectado lanchas viniendo desde Colombia con marihuana, en lugar de traer cocaína que sería lo usual porque genera mayor nivel de ganancias”, manifestó.

Zamora responsabiliza la situación de violencia y asesinatos que afronta el país, a la relación entre crimen organizado tico y colombiano. La colocación de abundancia de droga es parte de lo que prolifera las disputas territoriales entre narcos costarricenses.

Donde usted ve el mapa criminal en rojo por una gran cantidad de homicidios, debajo de esos homicidios también encontrará un gran mercado de consumo. También es indicador de dónde están los principales puntos de venta.

Los vínculos responden a que los cárteles han creado rutas secundarias de distribución a lo largo de Centroamérica. La región ya no es únicamente de paso, sino que las agrupaciones narco han introducido su mercadería a Costa Rica y países cercanos que compran la droga.

Ese exceso de producción en el norte de Sudamérica tiene una razón de ser, según explica el ministro. El desuso de glifosato para rociar sobre cultivos y destruir plantaciones de amapola, cannabis y plantas de coca, aumenta los brotes de la materia prima para fabricar las drogas.

“Después de los acuerdos de paz suscritos en Colombia, se acordó eliminar la fumigación con ese compuesto. Esta era una técnica para fumigar las áreas donde se siembra amapola y así evitar que prolifere la cocaína en su territorio.

En el primer año, después de la decisión, las zonas de cultivo se habían multiplicado por tres, a los pocos años por 10 y hoy incluso hay propiedades de hasta 70 hectáreas sembradas y ya nadie las compra porque hay un exceso de producción. Ni siquiera el narcotráfico local está en capacidad de comprarla”, insistió el ministro.

Producción de cocaína

En suelo colombiano, continúa la tendencia al aumento de producción de cocaína como resultado de más hectáreas sembradas con coca, lotes en edades más productivas, el deterioro económico causado por la pandemia y una mayor productividad del negocio ilegal.

Así lo establece el “Monitoreo de los territorios con presencia de cultivos de coca 2022”, elaborado por la UNODC en conjunto con el gobierno colombiano, publicado en setiembre de 2023.

Dicho informe señala que de 2021 a 2022, ese país pasó de tener 204 mil hectáreas sembradas de coca, a 230 mil, es decir, un incremento del 13% en el área sembrada.

La producción del clorhidrato de cocaína, la droga, se elevó en un 24%, pasando de 1.400 toneladas en 2021 a 1.738 toneladas en 2022. Por segundo año consecutivo, Colombia alcanzó un máximo histórico en el cultivo de la planta base de la droga.

Las estadísticas son mucho más alarmantes si se compara el 2022 con el 2020: el incremento es de 61% en el territorio sembrado con coca, y la fabricación de la cocaína se disparó en un 42%.

Existen algunas condiciones locales que mantienen el mercado de la coca y la cocaína en las zonas de concentración, que aglutinan el 82% del área con coca 2022 en todo ese territorio.

Por ejemplo, la ubicación geográfica estratégica, con acceso a ríos, rutas clave de tráfico, adquisición de insumos y proximidad a fronteras. En estos lugares suele haber un claro dominio de grupos armados ilegales, que manejan desde el cultivo hasta el tráfico del producto.

Además, son zonas con fragilidad institucional, donde los indicadores de pobreza, trabajo informal y presencia de ordenamientos ilegales refuerzan la consolidación de economías ilícitas.

Allí se evidencia un alto interés de los grupos armados ilegales por el negocio del narco. Las organizaciones criminales de mayor nivel operan como financiadores, compradores o impulsores de mejoras en el proceso de producción.

Son diez los grupos que a escala nacional en Colombia, manejan los sembradíos y fabricación de la planta y la droga. Entre ellos, existe una gran incidencia de violencia, enfrentamientos y hasta atentados.

Además, la economía de la coca se interrelaciona con las economías lícitas en los centros poblados más cercanos a las áreas de cultivo.

Al tiempo que esto ocurre, en el periodo entre 2021 y 2022 se han reducido los decomisos o intervenciones del gobierno colombiano sobre esta actividad ilícita. Las incautaciones bajaron un 1,5% con alrededor de 10 mil kilogramos menos de un año a otro, mientras que cayó en un 18% la cantidad de laboratorios ilegales desmantelados.

La mitad de las plantaciones de coca están en zonas de manejo especial, como parques naturales y reguardos indígenas. El incremento neto en la siembra se concentra en Putumayo, un departamento ubicado al suroeste del país, en la región Amazónica colombiana. La tendencia al alza se mantiene desde el 2020. 

Todo este contexto ha generado un aumento de la disponibilidad de producto en el mercado colombiano de coca-cocaína, que está saturado y que empuja los estupefacientes fuera de sus fronteras, en este caso, hacia Costa Rica también.

Cultivo de marihuana

Pese a que el gobierno colombiano hace mediciones exhaustivas sobre la cantidad de plantaciones de la materia prima de la cocaína, no tienen una certeza de cuánto cultivo hay de cannabis, plantas de donde surge la marihuana.

Contrario a la coca, cuya área sembrada se define con base en rastreos satelitales, para el cannabis no existe un sistema de medición que permita identificar cuánto había y si esto varió.

No obstante, por tomar un ejemplo, a partir de alertas lumínicas, el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de Colombia logró determinar que solo en el norte de Cauca (departamento al oeste) hay 347 hectáreas de marihuana tipo creepy sembradas, pero testigos citados por un reportaje del medio El Confidencial en julio del 2022, creen que la cifra es un 170% mayor. 

Es decir, ni las autoridades colombianas logran determinar la cantidad de marihuana ilegal que existe en su mercado, si fluctuaciones en la producción o siembra.

De acuerdo con el sindicato Coordinadora Nacional de Cultivadores y Cultivadoras de Coca, Marihuana y Amapola, más de 200 mil agricultores de droga se dedican a la producción ilegal en Colombia.

Mientras tanto, la erradicación de cultivos de la planta del cannabis ha caído drásticamente en territorio colombiano durante los últimos años. Para 2016, se logró exterminar unas 135 hectáreas de plantaciones a tan solo 6 hectáreas en 2021, una cifra que colapsó en un 96% según los registros de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Esa misma agencia de la ONU, da cuenta de una reducción en la cantidad de incautaciones de marihuana y sus derivados: en 2020 se decomisaron 534 toneladas, por 490 en 2021. Es decir, una disminución del 8%.

El cannabis sigue siendo la droga más consumida: 219 millones de personas, es decir, el 4,3 % de la población mundial adulta, consumieron cannabis en 2021 según las estimaciones del Informe Mundial sobre las Drogas 2023.

Hasta 2020, el mercado mundial de cannabis tanto regulado como ilícito generaba un valor de $344 mil millones aproximadamente, según estimaciones incluidas en un reporte de New Frontier Data.

La falta de mediciones impide que otros países como Costa Rica, conozcan con exactitud el aumento de la producción y exportación de cannabis colombiano, hacia otras latitudes. No obstante, las autoridades del Ministerio de Seguridad Pública sí señalan la saturación del mercado ilícito.



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