Isco, la sólida raíz de un Betis que ya se asoma a Europa (3-2)
Betis-Almería | La crónica

Isco, la sólida raíz de un Betis que ya se asoma a Europa (3-2)

  • El malagueño gesta el primer y el tercer gol y marca el segundo para una victoria demasiado sufrida ante un Almería que, en juego, no fue inferior

  • Los heliopolitanos, sextos con un punto más que la Real Sociedad, que hoy visita al Barcelona

Isco celebra su gol ante Ayoze Pérez.

Isco celebra su gol ante Ayoze Pérez. / Juan Carlos Muñoz

Isco, Isco y más Isco. Tres acciones del malagueño, la primera en otra maniobra genial que acabó en gol de Pablo Fornals (8’) y las dos siguientes atento para aprovechar dos groseros regalos de los centrales Édgar y Chumi para marcar (15’) y asistir a Ayoze (66’), resultaron decisivas para una victoria valiosísima, que hizo a los verdiblancos dormir sextos en la tabla. Y con muchos visos de seguir haciéndolo al menos hasta que visite a la UD Las Palmas el próximo jueves, ya que la Real Sociedad, su rival por esa sexta plaza (55 puntos los béticos, 54 los guipuzcoanos), visita esta noche al Barcelona en Montjuïc.

El importantísimo triunfo bético resultó mucho más fatigoso de lo previsto. Ni siquiera ante un enemigo ya descendido regaló el Betis al público del Villamarín un partido plácido y para el disfrute. Parecía que sí iba a ser así cuando ya dominaba 2-0 al cuarto de hora, pero este Almería de Pepe Mel se va de la máxima categoría con vergüenza torera, compite con orgullo y nobleza y hasta juega bien al fútbol. No lo hizo peor que el Betis en los cien minutos de juego, pero su defensa parece compuesta por Reyes Magos que lanzan regalos por doquier y así es imposible debate alguno.

En esta época de mensajes que trascienden al fútbol, saltó el Betis con una extrañísima y metafórica equipación. Del marrón de la tierra al verdor que germina en ella. Nadie lo interpretó mejor que Isco Alarcón, quién si no: el malagueño ha enterrado sus raíces en Heliópolis y la fuente inagotable de su fútbol hace que en el Betis luzca un verde radiante, brillante, el que más gusta a su gente.

El dorsal 22 sólo dejó de ser protagonista en el minuto 35, cuando todo el estadio Benito Villamarín estalló en una ovación de apoyo a Félix Garreta, quien lucha por su vida en la cama de un hospital. El catalán debutó con el primer equipo con ese 35 a la espalda la pasada temporada, cuajando un buen partido ante el Athletic en Heliópolis, y estaba ilusionado en aprovechar su cesión al Amorebieta para regersar el próximo verano y volver al verde. Verde de rotunda vida.

También Pablo Fornals se acordó de Félix cuando hizo el primer gol. Fue a la banda y abrió la camiseta con el 35. Corría el minuto 8 y curiosamente, hasta entonces, todo el juego bético había discurrido por la mitad izquierda del ancho terreno heliopolitano. Pero Fornals penetró al fin por la derecha e Isco hizo lo que suele, cargar el área desde esa segunda línea. Su control orientado quebró la rígida cintura de Édgar y con su tobillo de goma mandó un torpedo raso al corazón del área. El central Chumi, un sospechoso habitual, despejó mal, raso, y la pelota impactó en Willian José, que la dejó muerta para que alguien remachara ante Maximiano. Lo hizo Fornals como pedía la jugada, fuerte y a asegurar.

Si el Almería ha perdido la categoría demasiado pronto, ha sido por su clamorosa endeblez defensiva. Y volvió a quedar patente en el minuto 15, cuando el ex bético Édgar, otro sospechoso habitual, se confiaba al recibir un balón desde la izquierda cuando trataba de iniciar la salida desde su área. Quiso parar la pelota con la planta de su pie izquierdo y sin mirar, se le escurrió el esférico y allí estaba cerca Isco, el más adelantado del Betis cuando el de enfrente tiene la pelota. El malagueño sólo tuvo que acomodarse para soltar un zurdazo combado y ajustado al palo derecho de Maximiano.

El partido cayó entonces en una dulce y festiva atmósfera que no contaba con que el Almería de Mel había ganado a domicilio a Las Palmas y Rayo, y empatado en San Sebastián. Empezó a tocar la pelota con cierto criterio y con la amplia zancada de Leo Baptistao por la derecha, encontró la forma de engancharse de nuevo a la pelea. El brasileño soltó un tiro que rozó en Chadi y despistó a Rui Silva justo antes del intermedio.

Tras el descanso, el Betis quiso meter una marcha más al comás de Isco, quién si no. Y el 22 volvió a agradecer un regalo de Chumi, que recibió un balón cargado de veneno de su portero y lo perdió en su propia área. Isco cedió a Ayoze, que no perdonó.

Sucedió en el minuto 64, pero la noche ya había roto en guasa y Luca Romero, que acababa de salir, remató dos veces, una al poste y otra a la red. El VAR revisó y concedió el tanto.

Poco antes de ese 3-2 habían ingresado Abde por Willian José (Ayoze a la punta) y Carvalho por Johnny, pero lejos de tener más la pelota, el Betis estaba cada vez más incómodo.

Mel sabía que debía dar otro paso adelante y Luis Suárez le metió algo más de guindilla al ataque. Una briosa incursión suya acabó en un testarazo de Embarba que cortó la respiración a los béticos (83’). Como un centro corrido de Centelles desde la izquierda que no hayó rematador (93’). Al final, el susto quedó sepultado en la misma tierra donde ha echado raíces un futbolista colosal apellidado Alarcón. Él riega al Betis de verde tan radiante que vuelve a asomarse a Europa.

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