(PDF) Onésimo Redondo Ortega. Vida, obra y pensamiento de un sindicalista nacional (1905-1936) | Matteo Tomasoni - Academia.edu
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América, Periodismo y Comunicación Audiovisual y Publicidad TESIS DOCTORAL Onésimo Redondo Ortega. Vida, obra y pensamiento de un sindicalista nacional (1905-1936) Presentada por: MATTEO TOMASONI Para optar al grado de Doctor con Mención Internacional por la Universidad de Valladolid Dirigida por: Dr. Ricardo Manuel Martín de la Guardia Valladolid, 2014 0 1 2 Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América, Periodismo y Comunicación Audiovisual y Publicidad TESIS DOCTORAL: Onésimo Redondo Ortega. Vida, obra y pensamiento de un sindicalista nacional (1905-1936) Presentada por MATTEO TOMASONI Para optar al grado de Doctor con Mención Internacional por la Universidad de Valladolid Dirigida por: Dr. Ricardo Manuel Martín de la Guardia Valladolid, 2014 3 4 Alla mia famiglia y a tí, Ana. 5 6 Índice Introducción p.15 Breve contextualización histórico-social. La ciudad de Valladolid entre los siglos p.43 XIX y XX; política, economía y sociedad. 1) HACIA UNA BIOGRAFÍA DE ONÉSIMO REDONDO ORTEGA Iº PARTE 1) Una formación al servicio del culto y del Estado. 1.1 El primer contacto con el mundo: del espacio rural al espacio urbano (Quintanilla, Valladolid y los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1905-1921) p.55 1.2 La oposición para auxiliar de Hacienda: el primer trabajo (1921-1923) p.63 2) La etapa universitaria y la experiencia en Alemania. 2.1 Años de formación (I): universidad, lecturas y el primer acercamiento a la política (1923-1927) p.68 2.2 Años de formación (II): el lectorado en Mannheim y el acercamiento p.78 a la cultura alemana (1927-1928) 3) De abogado a sindicalista agrario. 3.1 Años de formación (III): entre la profesión jurídica y el interés para el método p.98 sindical (1928-1930) 3.2 El adelanto político: entre el ‘Sindicato Remolachero’ y el ‘partido de los agricultores’. Hacia un primer núcleo doctrinal (1930-1931) p.103 IIº PARTE 4) La primera etapa política. 4.1 Onésimo, activista político y periodista autodidacta (I): Acción Nacional, el semanario “Libertad” y la fundación de las JCAH (1931) 4.1.1. En la espiral política de Acción Nacional p.114 p.114 4.1.2. Los orígenes del jonsismo castellano: la creación de Libertad y las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica (JCAH) 7 p.120 4.2 Onésimo, activista político y periodista autodidacta (II): el acercamiento a Ramiro Ledesma Ramos y la fundación de las JONS (1931-1932) 4.2.1 La actitud del jonsismo entre 1931 y 1932 p.136 p.136 4.2.2. La utopía del frente único y la acción inmediata como única solución: hacia el golpe de Sanjurjo p.151 5) El exilio portugués y la segunda etapa política. 5.1 El exilio portugués como nueva fase de formación política: el nacimiento de “Igualdad” (1932-1933) p.164 5.1.1. Reorganización y coordinación desde el destierro p.164 5.1.2. La creación de Igualdad, nuevo órgano de las JONS p.170 5.1.3. Nuevo año, nuevos retos. La lucha política desde el exilio p.180 5.2 La vuelta a España: de “candidato del pueblo” al acercamiento a José Antonio Primo de Rivera; el nacimiento de FE de las JONS (1933-1934) p.207 5.2.1. Onésimo Redondo ante su candidatura: las elecciones p.207 de noviembre de 1933 5.2.2. El comienzo de una nueva etapa: confrontación, debate y el acercamiento entre los “fascistas españoles” p.213 5.2.3. Hacia la unificación: de la ilusión a la fascistización p.222 y el fin del jonsismo 5.2.4. La presentación del partido en Valladolid: el mitin del Teatro Calderón y sus consecuencias p.229 5.3 El partido de masas que no pudo ser: la aportación de Onésimo a Falange (1934-1935) p.238 5.3.1. Un partido, diferentes estrategias p.238 5.3.2. La prueba del fuego: el Iº Consejo Nacional de Falange y el “Octubre Rojo” p.245 5.3.3. El fin de un ciclo: desde la escisión de Ledesma a la incondicionalidad falangista p.251 6) La tercera y última etapa política; la muerte. 6.1 Entre la radicalización política y la acción directa: la aportación del grupo vallisoletano a FE de las JONS (1935-1936) p.258 6.1.1. José Antonio, el nuevo César p.258 6.1.2. De revolucionarios a subversivos p.266 6.1.3. El fracaso electoral derrumba al partido. El difícil 1936 p.275 8 6.2 El “último Caudillo”: de la cárcel a la muerte (1936) p.283 6.2.1. Unos meses como detenido: la vida del jefe y de sus acólitos en la cárcel p.283 6.2.2. Los cinco días del Caudillo de Castilla. Del auge a la muerte: 19-24 julio de 1936 p.302 2) BASES PARA UN PENSAMIENTO POLÍTICO Iº PARTE – La aleación entre tradicionalismo y modernismo. 1. El espacio tradicional de la comunidad castellana: agrarismo y caciquismo p.313 2. ‘Pensando España a través de Castilla’: la idea de nación y la lucha contra el separatismo 2.1. Una idea de nación p.324 2.2. El separatismo, mal endémico de España p.339 3. El dogma católico como estilo de vida y de acción política p.352 4. Disciplina y violencia: nuevos métodos para nuevos tiempos 4.1. Estudio y justificación de la violencia p.376 4.2. Instrumentalizando la violencia: disciplina y acción política p.382 IIº PARTE – La confrontación con otros modelos. 5. Más allá de las fronteras: “Iberia e Iberismo” 5.1. La recuperación del concepto “peninsularista” p.393 5.2. Entre peninsularismo e iberismo: ¿Hacia dónde va Portugal? p.400 6. El método fascista: Italia y la revolución carismática de Mussolini 6.1 El fascismo como alternativa política europea: p.409 squadrismo, acción directa y patria 6.2. ¿Hacia qué fascismo? La universalidad italiana, el caso español y la interpretación de Onésimo Redondo p.415 6.3. El fascismo trasversal: aportaciones y omisiones entre Italia y España p.428 7. La ortodoxia nacionalsocialista: Alemania al alcance de la perfección hitleriana 7.1. El espejismo de la Alemania de Weimar: la derrota del sistema democrático p.435 7.2. El nacionalsocialismo: un sistema ejemplar, pero imperfecto p.443 7.3. Percepciones de Alemania: Hitler al poder p.448 9 3) UN NUEVO MODELO IDEOLÓGICO: ENTRE JONSISMO Y FALANGISMO Iº PARTE – La aportación doctrinal de Onésimo Redondo Ortega. 1. La base teórica: la revolución del nacionalsindicalismo 1.1. Origen del nacionalismo sindical de las JONS p.457 1.2. Entre lo revolucionario y lo reaccionario; la óptica nacionalsindicalista de Onésimo p.463 1.3. La clasificación del Estado nacionalsindicalista p.466 2. La base social: política juvenil e universitaria 2.1. La juventud nacional al servicio de la patria p.475 2.2. El gran valor de la nueva revolución: la juventud nacional entre la actuación política y la formación universitaria p.479 3. La base cultural: principios patrióticos y exaltación hispánica 3.1. El patriotismo como agente de desarrollo p.491 3.2. Un porvenir al amparo de la hispanidad p.503 4. La base práctica: la estética propagandística y el papel de las masas 4.1. La propaganda como fin metodológico… p.512 4.2. …y unas masas para la conquista del poder p.520 5. La base económica: productividad, reforma agraria y corporativismo 5.1. En búsqueda de la competitividad del agrarismo español p.528 5.2. Los efectos de la Reforma Agraria y la ruptura con el método agrarista republicano p.535 5.3. “Todo conduce al Estado nacional corporativo” p.543 IIº PARTE – La singularidad de un pensamiento. 1. Claves del antisemitismo de Redondo 1.1. ¿Un antisemitismo de origen católico? p.552 1.2. La cuestión judía en Redondo: idiosincrasia de un credo generalizado p.559 2. “Los Protocolos de los Sabios de Sión” y el complot judeomasónico 2.1. Destapando el mitoμ “Los Protocolos” llegan a España p.573 2.2. Alimentando el complot: evolución de la judeomasonería y su arraigo en las percepciones doctrinales de Onésimo Redondo 10 p.583 IIIº PARTE – Los obstáculos para la revolución nacional. 3. El marxismo: un mal endémico y un enemigo declarado 3.1. La presencia de núcleos socialistas y comunistas en Valladolid p.598 3.2. La lucha antimarxista en Onésimo Redondo p.603 3.3. De la lucha callejera a la guerra total: crecimiento del mito antimarxista p.620 4. Un sistema político en la ruina: la República como problema 4.1. Al amparo… ¿de qué nación? p.627 4.2. La solución a la decadencia: el Estado nacional(sindicalista) p.633 4) EL IDEAL IMPERFECTO Breve valoración de una ideología inacabada. 1. La doctrina que no pudo ser: Onésimo y el fascismo español 1.1. Diferentes modelos para un solo partido p.643 1.2. ¿Un pensamiento autónomo? p.656 2. Onésimo en la posteridad: el retrato de un visionario p.667 Conclusioni p.684 Apéndice p.704 Fuentes p.714 Bibliografía p.716 Riassunto p.740 Indice (en italiano) p.746 11 12 «Mi miedo es mi sustancia, y probablemente lo mejor de mí mismo». (Franz Kafka) «Una meta si proponeva Siddharta: diventare vuoto, vuoto di sete, vuoto di desideri, vuoto di sogni, vuoto di gioia e di dolore. [...] Quando ogni residuo dell’Io fosse superato ed estinto, quando ogni brama e ogni impulso tacesse nel cuore, allora doveva destarsi l’ultimo fondo delle cose, lo strato più profondo dell’essere, quello che non è più Io: il grande mistero». (Hermann Hesse, Siddharta, Milano, Adelphi, 2012, p. 46.) «Alle haben recht – niemand ist gerecht: Tutti hanno ragione – nessuno ha la ragione. Poiché non v’è effetto senza causa, ogni cosa nel mondo ha ragione d’avvenire; a ogni causa è giusto il suo effetto, a ogni bisogno giusta la su affermazione – ma nessuno è giusto: nessuno ché in ciò appunto che chiede l’affermazione giusta alle sue cause, ai suoi bisogni, prende la persona di questi: e non può avere la persona della giustizia». (Carlo Michelstaedter La persuasione e la rettorica, Milano, Adelphi, 2005, p. 77.) «L’idea di poter fare qualcosa di più che agire per e nel presente (L’idea cioè di poter fare il futuro) implica due errori fondamentali: che io conosca il fine, e che possa quindi decidere liberamente sui mezzi, e che io sappia che cosa sto facendo quando agisco, non diversamente da come so che cosa sto facendo quando fabbrico delle cose. La prima cosa è impossibile perché sono mortale; non conoscerò mai il fine della storia perché non ne vedrò mai la fine. La seconda è sbagliata perché l’azione umana è per definizione imprevedibile nelle sue conseguenze ultime. La grande tradizione del pensiero politico occidentale lo ha sempre saputo e lo ha interpretato come un impedimento. Questo è il motivo per cui la politica in quanto attività umana è stata ritenuta (sin da Platone e Aristotele) qualitativamente inferiore ad altre forme di attività umana. La politica è stata giustificata dalla tradizione non in termini politici, ma come mezzo necessario per un genere di vita superiore: il bios theoretikos, o la concentrazione assoluta sulla salvezza della propria anima». (Hannah Arendt, Antologia, Milano, Feltrinelli, 2006, p. 190) 13 14 Introducción «El hispanista tiene dos caras (y hasta tres). Es historiador a secas, cuando actúa en un congreso o publica un trabajo suyo en España. Es hispanista cuando actúa o publica en su propio país o en ámbito internacional. Puede ser (si le apetece y le da la gana) un intermediador historiográfico también, al introducir la historia y la historiografía de su propio país en España, y en su propio país la historia y la historiografía española»1. «En efecto, hace mucho que nuestros grandes antepasados, un Michelet, un Fustel de Coulanges, nos enseñaron a reconocerlo: el objeto de la historia es el hombre. Mejor dicho: los hombres»2. «Cronistas del poder y de la fuerza (llama [Menéndez Pelayo] a los historiadores)»3. Recuerdo muy bien la primera vez que escuché el nombre de Onésimo Redondo. Fue durante el último curso en la Universidad de Bolonia, cuando asistí – no sin poca curiosidad – a unas clases que impartía el Profesor Luciano Casali sobre historia contemporánea de España. Me apasioné a tal punto que luego me pareció indispensable hacer algo más al respecto y la ocasión se presentó a través del trabajo final de carrera. En un breve coloquio mantenido en el despacho del profesor, surgieron dos elementos fundamentales que determinaron mi aproximación a la figura de este poco conocido personaje: por un lado la referencia a la ciudad de Valladolid, que conocía por haber pasado allí un periodo de estudios; mientras por el otro la alusión a un semanario – Igualdad – publicado por Redondo durante el bienio 1932/1933 y aparentemente 1 BOTTI, Alfonso, «¿Qué es y dónde va el hispanismo historiográfico?», en BARRIENTOS ÁLVAREZ, Joaquín, Memoria de hispanismo, Madrid (Tres Cantos), Siglo XXI, 2011, p. 155. 2 BLOCH Marc, Apología para la Historia o el oficio de Historiador, México, Fondo de cultura económica, 2001, pp. 56-57. 3 Sin título, APMR, cuadernos_A, nº8(0). Anotación personal de Onésimo Redondo en referencia a la obra de Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles. 15 desaparecido de cualquier hemeroteca española. La “aventura” – merece la pena llamarla así – empezó por lo tanto con la búsqueda de este inalcanzable órgano de prensa, que sin embargo no apareció en aquel momento. Sería sólo algunos años después, cuando ante mis ojos reconocí el inconfundible titular cuadriforme de Igualdad4; y lo curioso es que siempre había estado allí, encerrado en un armario que sólo esperaba ser abierto… Aunque este descubrimiento llegó más tarde de lo esperado, el tiempo utilizado para las investigaciones – luego reanudadas durante el doctorado – me ha permitido enfocar con más atención no sólo la vida y la obra de este controvertido personaje, sino también su aislado pensamiento. Onésimo Redondo fue un indudable protagonista de su tiempo, precursor y luego ideólogo del nacionalsindicalismo además de ser un destacado sindicalista agrario y abogado. Su ascendencia castellana y su afición por el espacio rural fueron elementos tan esenciales en su formación, que su acercamiento a la política no pudo desvincularse de aquel tradicionalismo conservador tan patente en este entorno. En efecto, si analizamos con atención su biografía, percibimos a un Onésimo educado a través de sólidas bases políticas, sobre las cuales se plantearon los derechos de la clase labradora y de las peticiones del sector juvenil revolucionario; un ideario que, en suma, fue el símbolo – especialmente en su grupo de Valladolid – de un movimiento que intentó hacerse un hueco entre las grandes corrientes ideológicas de la época, sin todavía perder unos matices, como decíamos, típicamente castellanos. Conviene aclarar desde un principio que Redondo, a pesar de haber alcanzado una tímida notoriedad en su entorno más cercano, no sólo fracasó en el intento de aglutinar a las masas conservadoras, sino que tampoco pudo distinguirse entre otros jóvenes revolucionarios que – al igual que él – miraban hacia el porvenir de España con la ilusión de cumplir con una revolución verdaderamente nacional5. Esta situación provocó una situación en la cual el vallisoletano se encontró, paradójicamente, a rivalizar con unos aliados a menudo más y mejor preparados que él: se sabe que no 4 Hasta 2011 tan sólo se conocían dos números de Igualdad encontrados en dos distintas carpetas del Archivo Histórico Provincial de Valladolid y correspondientes a una acusación por injurias contra la redacción de la revista (Injurias a la autoridad en el semanario Igualdad. Contra: Francisco Javier Martínez de Bedoya, AHPVA, Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº 2, caja 580, sub. 36; Injurias a la Autoridad por Juan Misol Matilla, AHPVA, Juzgado 1ª Instancia e Instrucción nº 2, caja 582, sub. 12). A finales de 2012 ha sido el profesor y director de esta tesis, Ricardo Martín de la Guardia, quién logró algunas otras copias del semanario. Es sin embargo de 2013 el hallazgo de la colección completa conservada en el archivo familiar [Colección completa del semanario Igualdad, APMR(FMTR), caja 2]; las citas a los artículos publicados en Igualdad en estas tesis hacen referencia a esta última colección. 5 «¿Qué pasará?», Igualdad, nº 53, 13 de noviembre de 1933. 16 pudo alcanzar el nivel formativo de Ramiro Ledesma Ramos, ni supo expresarse a través de una retórica tan aclamada como la de José Antonio Primo de Rivera. Por lo visto, Onésimo se sentía consciente de esta situación pero no por ello, y a diferencia de a lo imaginado, trabajó con menos entusiasmo o desilusión; al fin y al cabo, por como lo entendía este peculiar vallisoletano, el nacionalsindicalismo tenía que ser el resultado de una política unitaria que tuviese – pese a las evidentes diferencias doctrinales existentes entre sus integrantes – una clara y armónica identidad social. Rodeado por los que serían sus incondicionales, Onésimo se consagró así en la realización de un concepto de nación más amplio y elaborado, sin todavía perder por ello una estrategia política que mirase reunir bajo su doctrina a un público selecto y afín a sus ideas. Por un lado esta situación acabó por poner en evidencia algunos rasgos ideológicos que le diferenciaron considerablemente de sus homólogos, aunque por el otro su aportación contribuyó a crear un substrato doctrinal considerado también válido por un nacionalsindicalismo del que, tiempo después, se le reconoció cierta paternidad. Con la intención de adentrarnos más en su pensamiento, observaremos como Redondo construyó su base doctrinal a través de cuatro pilares teóricos que le acompañarían durante todo su recurrido político: una cosmovisión espiritual de la vida entendida – y practicada – trámite el dogma (católico), la defensa de la nación a través de los espacios tradicionales (Castilla), la exaltación del patriotismo histórico (Hispanidad) y, por último, el elogio a la economía rural (agrarismo) considerada el motor económico del país. Sin duda alguna, éstas fueron las principales líneas de desarrollo de una teoría que, amparándose en una percepción conservadora del sistema, pretendía examinar con atención las causas del derrumbamiento del viejo orden político y de su decadencia. Una opinión que evidentemente buscó el apoyo intelectual de respetados autores cuales Marcelino Menéndez Pelayo, Jaime Balmes, Juan Donoso Cortés o José Ortega y Gasset – entre otros – quienes Onésimo consideró ser los máximos interpretes y al mismo tiempo los promotores del nuevo sistema socio-político del país y garantes de una nueva estabilidad ético-social6. Y sería precisamente ante la necesidad de alcanzar Intelectuales a los que se sumaron los integrantes de la Generación de ’98 que, como comenta Alfonso Botti, tuvieron un papel fundamental a la hora de reflexionar sobre los problemas de la nación en su crisis finisecular. Por lo visto «todos están predispuestos hacia el problema de España antes de que ocurra el desastre militar. Políticamente, aunque sería más correcto decir moralmente, el grupo se configura por la oposición y crítica despiadada […] de la sociedad española de la regencia y, más en general, de los lustros comprendidos entre 1895 y 1910. En esta posición se expresa la toma de conciencia de una parte de la pequeña y mediana burguesía, que no está conforme con el protagonismo obrero y socialista, consecuencia de la industrialización, ni se integra en él». Cfr., BOTTI, Alfonso, España y la crisis 6 17 un cambio radical – demandado por el nacionalsindicalismo incipiente – en la organización política del país, cuando Onésimo empezó a preguntarse cuáles iban a ser las directrices que se precisaban aclarar: ¿Cómo realizarlo? ¿A través de qué instrumentos? O, ¿con que medios? Y si se consideraba viable su desarrollo, ¿cuál sería el resultado de la intervención del nacionalsindicalismo en la sociedad española? ¿Cuáles los efectos provocados por la revolución nacional? Y finalmente, ¿cómo y de qué forma se estructuraría el nuevo Estado? Es evidente que durante este trabajo intentaremos analizar cada uno de estos interrogantes, aunque cabe decir que tanto Onésimo como los otros dirigentes aparentemente se preocuparon más por los resultados inmediatos de su intervención, que no por tomar en consideración eventuales resultados a largo plazo. Esta condición favoreció sin duda alguna la difusión de una idea que precisaba acabar cuanto antes con el sistema político vigente, sin tomar siquiera en consideración posibles alternativas o cambios jurídico-administrativos. Según los fundadores del nacionalsindicalismo se trataba – simplemente – de aniquilar el orden establecido (la República), que tan sólo favorecía peligrosos intereses (institucionales, sociales, económicos, etc.) y una determinada casta política. La cuestión que se priorizó dentro del movimiento no fue por tanto el favorecer una nueva organización sistemática de la sociedad, sino intervenir en la denuncia colectiva contra este sistema considerado perjudicial para los españoles. Bajo este pretexto se organizó la milicia falangista y muy pronto desde la amenaza verbal se pasó a una más sistemática acción violenta, dando lugar a un vórtice de acusaciones que acabarían por desestabilizar el mismo régimen republicano. Decía Redondo que sólo la juventud nacional podía acabar con este “clima de terror”, ya que lo que estaba en juego no era la sola sobrevivencia de España, sino la de todos los españoles. Ésta, mucho más que otras, fue la gran persuasión que condicionó al caudillo castellano en su etapa política y que le convenció – incluso justificando la acción violenta – a luchar para la realización de un nuevo y más funcional régimen nacional. Al fin y al cabo, Onésimo lo tenía claro desde sus inicios y no tardó a decir que: «La política –no la República ni la Monarquía– acabará con la Nación si una fuerte conmoción espiritual del instinto de conservación hispánico no pone coto a las criminales orgías de libertad que darán con el pueblo en la servidumbre moral y en modernista. Cultura, sociedad civil y religiosa entre los siglos XIX y XX, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2012, pp. 78-79. 18 la miseria económica. […] Lo que importa es purificar radical e históricamente el estadio político con un gesto de honradez hispana, llegando a extirpar cruentamente, si hace falta, a los eternos moderadores de la farsa trágica, profesionales del negocio de la Libertad, que imposibilitan con sus interesadas mentiras la convivencia patriótica de todos los españoles»7. 1. ¿Por qué estudiar a Onésimo Redondo? He leído en muchas ocasiones que el estudio del pensamiento político es una de las tareas más complicadas dentro de la investigación histórica. Nada más cierto si además de este problema, tenemos en consideración que otra gran dificultad – en mi opinión muy frecuente – que afronta el historiador es la de arriesgarse a ver disminuida una objetividad que nunca debe faltar ni ser desaprovechada en labores de esta tipología8. No es casual que hasta la actualidad la figura de Onésimo Redondo haya interesado sobre todo a un conjunto de autores, en su mayoría ex colaboradores y conocidos, que en distintas ocasiones se han esforzado – más que analizar – en recordar o incluso celebrar su personalidad. Al respecto si por algunos el vallisoletano había sido – tal y cómo él se autoproclamó – un simple “hijo del campo”9, para otros su legado se transformó pronto en el ejemplo de quién le recordaría como el «mártir de España y Caudillo de Castilla»10. Con el paso del tiempo, ya durante el franquismo, la imagen de Redondo fue sin embargo mitificada y su pensamiento acabó por ser instrumentalizado por un régimen necesitado de mártires políticos. Fue una especie de metamorfosis en la que sin alterarse del todo la aportación doctrinal – quedando esta última más o menos intacta – se actuó con el objetivo de cimentar las bases de un sistema que pretendía hacer del nacionalsindicalismo su propio espacio de ensayo, además de ser el portavoz de la causa nacional. Con cierta confianza, podemos decir que Onésimo quedó por lo tanto relegado durante algunas décadas bajo la indiscutible universalidad de un joseantonianismo que a partir de la inmediata posguerra se consideró sí el promotor de una nueva España nacional; pero de una España redimida con el sudor y el patrocinio de 7 «El dolor de España», Libertad, nº 7, 27 de julio de 1931. CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione. Il fascismo di Ramiro Ledesma Ramos, Bologna, Clueb, 2002, p. 9. 9 MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, Valladolid, Ámbito, 1996, pp. 30-31. 10 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, Madrid, Publicaciones Españolas – Temas Españoles, nº 39, 1953, p. 30. 8 19 Franco y sus incondicionales. Un factor que evidentemente pesó – y no poco – en las sucesivas cuatro décadas, en las que se ensalzó cada vez más la figura del Generalísimo detrás del cual los teóricos del falangismo figuraron como simples comparsas. Sería sólo a partir de épocas más recientes cuando las aportaciones de cada uno de los fundadores del nacionalsindicalismo empezaron a reaparecer con fuerza. Si bien Primo de Rivera mantenía prácticamente intacto su protagonismo ideológico ejercido hasta entonces, otros como Ledesma Ramos fueron rehabilitados en un imaginario colectivo que durante mucho tiempo les había excluido, mientras que en el caso de Onésimo Redondo se pasó a la simple reformulación de su percepción doctrinal aún así destacando su vinculación a los primeros dos. No obstante, se puede decir que con el paso del tiempo éste último fue recortando un pequeño espacio dentro del conjunto nacionalsindicalista, precisamente por reconocerse cierta autonomía de su aportación doctrinal; Onésimo pasó así de ser aquel simple hijo del campo o, como se le había llamado hasta entonces, Caudillo de Castilla, a configurarse como un imprescindible integrante del movimiento – lo destacaría Francisco Martinell Gifre11 – o incluso, el precursor sindicalista tal y cómo le apodó, más tarde, José Luis Mínguez Goyanes12. El redescubrimiento de este peculiar vallisoletano no fue sin embargo el resultado de una necesaria reconsideración de su aportación doctrinal, sino más bien fue la voluntad de «situar en su justa medida la figura de Redondo dentro de la época que le tocó vivir»13. A partir de esta primera revisión historiográfica el nombre de Onésimo ha reaparecido en la mayoría de los escritos dedicados a la historia del falangismo y su aportación se ha convertido en uno de los pilares – aún así poco estudiados – del nacionalsindicalismo. Pero pese a ello, ha de considerarse que hasta la actualidad ha faltado un análisis crítico que haya recorrido con precisión y objetividad su vida y su pensamiento. Hoy conocemos muchos detalles de su biografía y hasta hemos podido reconstruir importantes elementos de su aportación política de la que todavía poco se conocía. Posiblemente también gracias a esta investigación, aprenderemos a observar el legado de Redondo (y su personalidad) desde una nueva perspectiva; Onésimo no nos parecerá así un simple personaje secundario o un propagandista “más” del movimiento, sino un importante actor que contribuyó con su teoría y su práctica a la realización de la 11 MARTINELL GIFRE, Francisco, La política con alas. José Antonio, Ramiro y Onésimo desde una perspectiva actual, Madrid, Ediciones del Movimiento, 1974. 12 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista (1905-1936), Madrid, S. Martín, 1990. 13 Ibídem, p. 6. 20 ideología nacionalsindicalista. Una especie – me atrevería a decir – de pensador independiente que con perseverancia y mucha disciplina, alternó su papel de dirigente político con el de ideólogo, estableciendo las bases de un pensamiento que hasta pudo tener cierta correlación con sus homólogos. Las investigaciones que se han llevado a cabo en los últimos años marcan, o eso es lo que pretenden hacer, precisamente esta cuestión. Y gracias a numerosos inéditos documentales (de los que explicaremos más adelante su origen), se ha podido ampliar notablemente el estudio de este personaje. Un Redondo que, como veremos, fue profundamente activo en determinadas etapas de su vida – desde la formativa hasta la político-jonsista – además de verse implicado en la creación de una teoría supuestamente original y diferente a la de otros pensadores. Los años universitarios en Salamanca (1923-27), el lectorado en Alemania (1927-28) o el destierro en Portugal (1932-33) fueron sólo algunas de las épocas que si hasta la actualidad se han considerado unos transcursos secundarios, asumen en este trabajo una importancia fundamental; todos ellos acabaron por convertirse en periodos de profunda reflexión doctrinal en la que Redondo fijó las pautas y los fundamentos de su ideal. Allí surgieron la mayoría de las nociones que caracterizaron su esquema doctrinal e incluso se regularizaron unos principios – pensemos por ejemplo a su obsesión por el contubernio judaico-masónico-bolchevique – que le diferenciaron considerablemente respecto a la óptica de los otros dirigentes. Tras este primer análisis observaremos por lo tanto a un Onésimo poco conocido, despojado de sus vínculos políticos y libre de imposiciones doctrinales; sólo entonces estaremos contemplando a un personaje nuevo, algo desconocido y sin duda punto central de un estudio que pueda distinguirle de los otros intérpretes del conservadurismo radical. A través de este prisma y gracias a la nueva documentación, encontraremos por fin al “protagonista” de este trabajo quién, ya no detrás sino al lado de José Antonio o de Ramiro, nos ofrecerá alguna una nueva perspectiva sobre la intricada historia del fascismo español. 21 2. Puntualización primera: (re)descubriendo a Onésimo Redondo. A finales de 1932 lejos de Valladolid y aislado de su núcleo político, Onésimo Redondo daba comienzo a una trascendental fase de reflexión ideológica que mucho habría de caracterizar su porvenir político. Fue una época en la que el vallisoletano intentó profundizar múltiples aspectos teóricos de su interpretación doctrinal acercándose a algunos de los postulados de los grandes movimientos revolucionarios de aquel periodo, sin todavía perder de vista su lugar de origen (Castilla) considerado el epicentro de una dimensión política mucho más amplia. Sus orígenes castellanos le habían proporcionado una formación muy tradicional, respetuosa de los valores católicos y particularmente atenta a las necesidades de las clases sociales que consideraba menos afortunadas. No cabe duda de que tal reflexión se caracterizó también por la voluntad de aproximarse hacia nuevas fórmulas políticas que – lejos de representar una mera emulación de doctrinas establecidas – pretendían convertirse en una alternativa ideológica válida para emprender un camino político que siempre consideró diferente a los demás. A lo largo de su militancia en FE de las JONS experimentó, más o menos en profundidad y con distintos matices, una aproximación hacia los principales exponentes del conservadurismo radical español: pasó desde el interés por las ideas provenientes del fascismo estético de Ernesto Giménez Caballero, a la teoría nacional-revolucionaria de Ramiro Ledesma Ramos, observó con atención la apuesta patriótica de Albiñana y finalmente se persuadió con la propuesta falangista de José Antonio Primo de Rivera. Su paso por la política fue un intricado camino en el que se vio proyectado – cada vez con más consecuencias directas – al lado de otros dirigentes que, en la mayoría de los casos, más que coordinar a un conjunto político homogéneo se distinguieron por aspirar a imponer – más o menos visiblemente – su propia filosofía. Pese al ser uno de los fundadores del movimiento, Onésimo se convirtió en una especie de actor secundario preocupado más por la necesidad de recuperar cierta armonía política antes que pensar en el problema del liderazgo. Tal vez podría ser excesivo hacer referencia a Redondo contemplándole como a un “líder sin movimiento”, aunque esta podría aparecer una definición apropiada si consideramos que jamás logró establecer aquel partido de masas tan contemplado en sus escritos14; ni tampoco pudo librarse de una sumisión política 14 Comentaría en uno de sus primeros artículos: «la revolución social es una necesidad y un grito de justicia, hay que defender ese movimiento sano y juvenil de las corrupciones traidoras que proceden de la democracia judaizante superburguesa, como de las máquinas internacionales con sello marxista, que 22 que – pese a otorgarle una cierta libertad doctrinal – acabaría con sus aspiraciones de la época juvenil. Las dos unificaciones que protagonizó, la primera surgida por las necesidades del otoño 1931 y la segunda impuesta en el tardo inverno de 1934, no hicieron otra cosa que mover el baricentro del control político desde sus manos a las de los otros dirigentes, alejándole gradualmente del liderazgo. Pero Onésimo no fue considerado una simple pieza del juego. Como comentó Ledesma tiempo después de lo ocurrido: «Este camarada [Onésimo] ha sido realmente quien dio a la sección de Valladolid todo su carácter, y quien logró hacer pronto de ella un núcleo de entusiasmo y actividad. Pero esa primera etapa jonsista de Valladolid está llena de desviaciones con relación al sentido verdadero de las J.O.N.S., desviaciones obligadas, si se tiene en cuenta que Onésimo tuvo por primeros colaboradores a muchachos todos ellos «luises», y él mismo estaba formado en la escuela de Ángel Herrera, y en la política sana y razonable que éste y El Debate representan. No hay más que ver el tono y el espíritu propio de las J.O.N.S. para darse cuenta que si con algo son éstas incompatibles, es tanto casi como con el marxismo y los sectores francamente antinacionales, con ese existir antiheroico, ese burocratismo algodonoso y esa indiferencia ante la angustia española que constituyen los ingredientes de toda la edificación Herrera-Gil Robles-Debate»15. Aparentemente fueron las supuestas “desviaciones” que Ledesma reprochó al vallisoletano, las que certificaron de alguna forma el fracaso político de Onésimo y su incapacidad de mantenerse al frente del sindicalismo jonsista, aparentemente controlado por Ramiro. Pero diferentemente a lo imaginado, fue éste último quién acabó por ser desplazado aún más en el seno del partido. La ruptura con Primo de Rivera (1935) marcó un momento fundamental para el futuro del nacionalsindicalismo que de alguna forma, acabó por desorientar a un Redondo que se dejó arrastrar por las necesidades del momento manteniéndose fiel al nuevo y único líder. Esto le involucró aún más en la edificación de un fascismo que probablemente no entendió del todo, debido a su descaracterizan la genuina revolución hispánica». Cfr., «La revolución social», Libertad, nº 2, 20 de junio de 1931. 15 «El caso Valladolid I», La Patria Libre, nº 6, 23 de marzo de 1935. 23 dependencia – lo afirman Ferran Gallego y Francisco Morente – a esquemas ajustados y soluciones asentadas bajo la dicotomía de la “doctrina y práctica política”16. A pesar de esta cuestión, no se puede decir que las ideas de Redondo fueron una especie de pensamiento fugaz en el medio de los enrevesados años de la IIº República. El vallisoletano fue entre los primeros en rebelarse contra la tediosa presencia caciquil, además de ser un firme opositor contrario a una oligarquía – por lo menos en Valladolid – que bien conocía. Sin contar con muchos recursos – y con cierta improvisación – lideró a un reducido grupo que, desde sus inicios, se entregó a la lucha política a través de las páginas de un pequeño medio de comunicación. Este paso fue necesario para conformar una agrupación que se estructuró bajo un plan de actuación basado en la propaganda directa, crítica con el sistema y opuesta a todo tipo de autoritarismo gubernamental. Desde los primeros números quedó evidente que la suya se caracterizaba por ser una voz aislada, pero firme en cuanto a propósitos; no sólo se intentaba convertir a las masas para que actuaran contra la supuesta imposición social, sino se pedía el fin del poder oligárquico-caciquil todavía presente tras el “falso” mito surgido alrededor de la proclamación republicana17. Fue precisamente durante aquel periodo cuando Libertad se convirtió en un instrumento de múltiples usos: órgano que animaba a la lucha ideológica, diario de propaganda política y semanario de acción directa. Una publicación que, en suma, pese a crear las bases del futuro temperamento nacionalsindicalista, apostó – incluso antes que otros – por una solución rápida y sin duda agresiva contra cualquier enemigo declarado: autoridades gubernamentales, marxistas, republicanos, etc. Ante la voluntad de homogeneizar a un conjunto radical marcadamente conservador, cabe preguntarse sin embargo hacia que ejemplos se inspiró Onésimo para configurar su crítica al sistema; ¿cuáles iban a ser los métodos – más allá 16 Me refiero aquí a la anticipación de la práctica doctrinal a la acción política, según los principios evolutivos del fascismo italiano. Sin embargo, el caso español presenta algunas desemejanzas, por elaborar un proceso que algunos autores han definido como inverso. La corriente joseantoniana y la ledesmista dieron lugar al desarrollo de la «práctica política como premisa», respecto a la difusión doctrinal; un proceso inverso a cuanto había ocurrido en Italia o, tiempo después, en Alemania. Redondo contribuyó activamente a la irradiación de este formulismo, pese a que – en su subordinación jerárquica – ejerció como un mero mandatario asistiendo, además, a la definitiva exclusión de sus aportaciones doctrinales. Cfr., GALLEGO, Ferran y MORENTE, Francisco, Fascismo en España, Barcelona, El Viejo Topo, 2005, p. 70. 17 Escribía en el editorial del primer número: «En este periodo en el que todo está por constituir, política y socialmente, he aquí que la prensa ejerce y monopoliza un supremo magisterio, sobre la única realidad que podemos llamar constituida, sobre lo único con fuerza eficiente para dejar oír su voz en los ámbitos del gobierno: el público […]. A la nación le conviene estar alerta ante todo contra esta invasión de la barbarie forjada en las rotativas […]. No pedimos más sino que la moral presida eficazmente el derecho de escribir». Cfr., «Nuestro saludo a la prensa», Libertad, nº 1, 13 de junio de 1931. 24 de la denuncia periodística – a utilizar? ¿Cuáles los objetivos? Y también ¿qué resultados se alcanzarían a corto plazo? Es evidente que antes a su entrada en la política, Redondo fue un atento observador de los profundos cambios que marcaron el continente europeo en las primeras décadas del siglo XX. Su educación profusamente tradicional, fue ampliada con la lectura de obras capitales – ya hemos mencionado algún autor – de la época, que mucho influyeron en su educación espiritual y cívica. Incluso, se impregnó del más puro neocatolicismo español, para después iniciarse en la política bajo la dirección de los Propagandistas de Ángel Herrera Oria, del que Onésimo fue – en los años universitarios – un ferviente colaborador. Sin embargo, a partir de 1927, algunos cambios produjeron un viraje en la actitud de este joven vallisoletano acercándole a posturas más radicales y más cercanas a la solución violenta. Por aquella época Redondo tuvo la oportunidad de disfrutar de nuevos aprendizajes que condicionarían – no cabe la menor duda – su posterior desarrollo político y social. Esto ocurrió, por ejemplo, cuando el joven empezó una estancia en la Alemania de Weimar, en la que tuvo la oportunidad de ampliar su formación a través de las ideas provenientes de la Kultur alemana, por entonces en plena ebullición también a causa – es importante recordarlo – de los efectos provocados por la Gran Guerra de 1914-1918. Aunque algunos escritos sostienen que durante esta etapa Onésimo se acercó a un antisemitismo de origen nazi, no se puede considerar del todo cierta esta afirmación; ni por ello se le puede vincular al haber sido un simple imitador de Hitler. Más bien poco tuvo que ver con él no sólo por una cuestión de fechas (Onésimo fue a Alemania entre 1927 y 1928, antes de la llegada del nazismo al poder), sino porque Mannheim – la ciudad que le hospedó durante su estancia en Alemania – tenía poca representación nazi en aquel periodo. Pese a ello, en tiempos más recientes he podido comprobar que si algo influyó en la experiencia de Redondo esto fue la complicada situación política de la Alemania de finales de los años veinte. No se trataba sólo de los numerosos enfrentamientos – muchos de ellos alimentados por las frecuentes campañas electorales – que caracterizaron el choque entre los partidos más radicales, sino por la evolución de un clima de violencia que no pudo dejar del todo indiferente al joven español. Una 25 intranquilidad que afectó su estancia y que le enseñó – posiblemente por primera vez – la imposible coexistencia de ideologías políticamente enfrentadas18. Aunque en el periódico Libertad (y luego en Igualdad) se hizo referencia al partido nazi coincidiendo con su acercamiento al poder, al respecto no se han encontrado otras referencias directas en los escritos de Redondo. Es posible que la simpatía por Hitler fuera el reflejo de una ingenua curiosidad hacia su persona, aunque resulta evidente que cierta ascendencia por el líder nazi se manifestó a través de una ejemplar disciplina política (muy importante, como veremos, también en Onésimo) que supo crear las condiciones – al igual que el fascismo italiano – para lograr el sometimiento de las masas nacionales bajo el interés del partido19. Basándonos en este aspecto no podemos por lo tanto sintetizar el problema del complot judeo-masónico-bolchevique que tanto afecta a Redondo, apelándonos simplemente a la influencia del partido nazi y su antisemitismo; sería éste un grave error a la hora de valorar este personaje y sin duda un elemento que provocaría cierta confusión interpretativa. A diferencia del partido de Hitler que promovió desde sus inicios un antisemitismo de carácter racial, en el caso del vallisoletano se intentará demostrar que sus orígenes fueron algo distintas. Por lo visto Onésimo no llegó a cuestionar el problema judío sólo en el caso español, sino se esforzó para dibujar un antisemitismo mucho más amplio, vinculado – afirmaría – al control económico mundial. Fue una tesis que como veremos más adelante, tuvo mucho que ver con sus erradicadas bases cristianas y con un cambio gubernamental que – en su opinión – había favorecido el progresivo acercamiento de las entidades financieras – en su mayoría bajo control de banqueros y filántropos judíos – hacia el poder político20. Será este un tema transcendental en la comprensión de un pensamiento que, lejos de acomodarse a esquemas preestablecidos, optó por ser una alternativa que no se presentó en ningún otro caso del fascismo español. 18 Sobre la experiencia de Redondo en Alemania véase mi reciente publicación: TOMASONI, Matteo, «El conservadurismo como ‘molde identitario’: una reflexión sobre la experiencia alemana de Onésimo Redondo Ortega», en AA.VV., Claves del Mundo Contemporánea. Debate e investigación, Granada, Comares, 2013, [suporte CD], p. 6. 19 Respecto al país teutónico y el ascenso del partido de Hitler comentó: «Alemania sujeta su hinchada social-democracia a la humillante colaboración dictatorial y capitalista, con la mano de hierro de un general y de un canciller católico, y sus socialistas se ven obligados a aguantar en silencio el ostracismo para no despertar vertiginosamente al país, mientras el nacionalsocialismo de Hitler conquista a las masas»; cfr., «Mirando a Europa», Libertad, nº 21, 2 de noviembre de 1931. 20 No es casual que Redondo se convirtiera en uno de los más apasionados propagandista de la célebre obra “Los Protocolos de los Sabios de Sion”, de la que propuso una edición que él mismo tradujo y publicó en su semanario. En 1934 su editorial, Afrodisio Aguado, publicó un compendio que recuperaba y fusionaba en un único tomo los artículos publicados dos años antes; véase: ANÓNIMO [Onésimo Redondo], Protocolos de los Sabios de Sion, Palencia, Afrodisio Aguado, 1934. 26 Sin duda menos problemática fue la adhesión de Onésimo a la causa nacionalsindicalista en cuanto afín a su ascendencia política; al respecto, el vallisoletano trabajó para la implantación doctrinal del sindicalismo nacional y compartió sin demora lo enunciado por Ledesma en el manifiesto fundacional del movimiento jonsista21. No obstante, es inevitable considerar que su aproximación al fascismo fue causada más por sus métodos que por una clara afinidad ideológica22. Semejante actitud no cambió ni siquiera tras la unificación con los falangistas de Primo de Rivera, ya que por entonces Onésimo seguía considerando a la doctrina fascista como una corriente política exótica y por lo tanto no aplicable al caso español. La percepción de Redondo sigue en parte la interpretación de Manfred Böcker, quién afirma que pese a manifestarse el falangismo como una doctrina fascistizante, ninguno de sus dirigentes permitió «que el movimiento se ligara abiertamente a un modelo político extranjero. Por eso, los fascistas en la España de la Segunda República intentaban evitar la etiqueta de ‘fascista’ y se esforzaban en subrayar su propia autenticidad nacional frente al fascismo italiano o al modelo alemán»23. Y en el caso de Redondo este aspecto fue sin duda emblemático: concentró sus esfuerzos favoreciendo el ascenso político del movimiento nacionalsindicalista y – aunque esto conllevara defender valores cercanos al fascismo – optó por silenciar ulteriores polémicas, adoptando una estrategia de disciplina y fidelidad al partido, bajo cualquier pretexto. Con esta actitud quedó sin duda lejos de ser uno de los portavoces del fascismo español aunque, gracias a ella, pudo mantener radicadas sus ideas en el seno del partido. Fue, en suma, una situación de compromiso que le permitió mantener viva la ilusión de alcanzar el objetivo más esperado desde sus tímidos inicios en la política: llevar a cabo una misión en la que habría luchado hasta el final por un ideal en el que creía firmemente. Daba igual ser techado de fascista; al fin y al cabo lo que contaba realmente era la nación, y por ella todo sacrificio era considerado indispensable. 21 «Las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista nacen precisamente en virtud de esa sospecha nuestra de que no existe en el panorama político fuerza alguna que garantice la defensa heroica de los ideales hispánicos. No nos resignamos a que perezcan sin lucha los alientos de España, ni a que se adueñen de los mandos nacionales hombres y grupos educados en el derrotismo y en la negación». Cfr., «Las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista», La Conquista del Estado, nº 21, 10 de octubre de 1931. 22 Lo enunció claramente a comienzos de 1932: «El fascismo se asienta en un propósito nacional de construcción y sirve una idea espiritual y ética: el engrandecimiento nacional y el respeto a las libertades y derechos fundamentales de la vida privada – propiedad, familia, religión – […] es un recurso de fuerza para salvar a la civilización». Cfr., «Dictadura fascista y dictadura parlamentaria», Libertad, nº 33, 25 de enero de 1932. 23 BÖCKER, Manfred, «¿Nacionalsindicalismo o fascismo? El fascismo español de la Segunda República y su relación con los movimientos fascistas en el extranjero», en MECHTHILD, Albert (ed.), Vencer no es convencer, Frankfurt am Main, Vervuert, 1998, p. 16. 27 3. Puntualización segunda: (re)ubicando al caudillo castellano En las últimas décadas la historiografía ha emprendido un complicado y agotador trabajo de investigación que pretende hacer luz sobre los eventos, los protagonistas, las voces y los pensamientos que marcaron una de las etapas más prolíficas y asimismo turbulentas de la historia reciente de España. En este proceso han entrado, poco a poco, todos aquellos personajes que aportaron con determinación un mensaje político que de alguna forma contribuyó a configurar el desarrollo de un país tal y cómo hoy lo conocemos. Redondo fue indudablemente uno de estos actores; asumió por ello la responsabilidad de una directriz moral, eligió un firme camino para desarrollarla y no desperdició la posibilidad de crear una unidad doctrinal aunque esto significara el perder cierta autoridad dentro del movimiento. Al respecto, acusó la cercanía con los otros dirigentes y acabó por asimilar unas ideas entre las cuales elementos como la acción violenta o el proselitismo juvenil fueron las principales armas de imposición ideológica. En la documentación privada, especialmente en la correspondencia, en más de una ocasión observaremos como Onésimo sufrió en silencio esta obligación aunque jamás se atrevió con el dar un paso atrás permaneciendo fiel a una honrada disciplina. Con el paso del tiempo esta investigación ha apuntado hacia el análisis de la proyección de una imagen – la de Redondo – que se ha demostrado no exenta de incógnitas y perplejidades, resultando así ser muy difícil encajar su aportación en el entramado socio-político del nacionalsindicalismo. En más de una ocasión me he preguntado qué habría sido del falangismo sin Onésimo Redondo pero cada vez que he intentado dar una respuesta a este interrogante, he terminado por reformular la pregunta con un matiz distinto y tal vez más apropiado. Creo que el problema no supone cuestionar su participación en ello, sino entender cómo él le percibió o, dicho de otra forma, que significó realmente este movimiento al que Onésimo se consagró durante su corta pero intensa vida política. La respuesta a este interrogante no es fácil y comporta alguna reflexión preliminar que vamos a analizar muy brevemente. El reparto de su pensamiento entre una primera fase vinculada al jonsismo (y por lo tanto a Ledesma Ramos) y una segunda más enfocada hacia el falangismo (Primo de Rivera), implica la comprensión de su cosmovisión global en la que aún no se ha percibido hasta donde llegó el modelo jonsista y desde que punto empezó el 28 acatamiento al falangismo en Redondo. Durante el análisis de su pensamiento, la sensación es aquella de observar a un pensador perdido en una especie de “limbo doctrinal”, en el que su personalidad no dejó de relacionarse con el virtuosismo del eterno amigo y cofundador de la agrupación (Ramiro) por un lado, y el oportunismo del nuevo protagonista de la derecha radical (José Antonio) por el otro. Entre los dos, el jefe vallisoletano pareció asumir más el calificativo de agente mediador ante que el de simple colaborador, debido a su capacidad de establecer un sutil equilibrio ideológico y existencial dentro del sistema nacionalsindicalista, sin todavía perder su particular aportación teórica. Por lo menos hasta la escisión de 1935, Redondo se entregó por completo en la defensa de una trayectoria unitaria que buscó – con moderación y responsabilidad – crear una firme armonía entre las dos corrientes enemistadas. Aunque su esfuerzo para la difusión del ideal nacionalsindicalista se desarrolló bajo distintas directrices, supo dar espacio también a un precepto que consideró fundamental: alimentar con un esfuerzo común la realización de un frente (nacional) compacto con el objetivo de aglutinar – donde fuera necesario – tanto las necesidades de unos como de otros. Sin embargo, sabemos que los resultados no alcanzaron los efectos esperados. El falangismo no llegó a ser aquel movimiento de masas tan preconizado por sus dirigentes, ni pudo escaquearse de las acusaciones que sus antagonistas le imputaron por equipararle a ser una mera imitación del fascismo. Frente a las amenazas sociales y una violencia cada vez más explícita, símbolo de la lucha doctrinal en España, Redondo se apeló una vez más a su disciplina para mantener el orden sin todavía renunciar al trabajo realizado durante los años de militancia; así como no rehusó de su dependencia y dedicación hacia el partido. Al contrario, se implicó aún más en la lucha y animó a cumplir la revolución nacional, bajo cualquier pretexto; y así, por ejemplo, lo sintetizó en una de sus últimas alocuciones públicas: «Se trata, ni más ni menos, que de una nueva Guerra de la Independencia […] en su moderna marcha hacia la libertad. La libertad: santo concepto. Con este grito, a diario falsificado, debe empezar también nuestro movimiento como empezaron todos los revolucionarios»24. Ironía de la vida, fue sólo al final de su efímera carrera política cuando Onésimo se convenció de estar realizando esta “sagrada” misión. A finales de julio de 1936 y 24 «De la nueva política. Reconquista», Libertad, nº 133, 6 de mayo de 1935. 29 durante apenas cuatro días, por circunstancias casuales el vallisoletano se encontró de la noche a la mañana a liderar un movimiento que otra cosa no era, en su opinión, que la expresión de aquel despertar de España; tras apoderarse de su legitimo puesto de jefe, intentó cautivar hacia su persona a todos los que le habían seguidos desde sus comienzos, dando vida a una cruzada de redención nacional que tenía en Castilla su primer e histórico núcleo. Sin embargo no pudo hacer mucho más que señalar a los falangistas el camino hacia la batalla, pues el destino quiso que no hubiese tiempo para nada más. Tal y cómo el joven caudillo había aparecido en la sociedad, envuelto en el fermento político de la primavera de 1931, de la misma forma desapareció en los revueltos comienzos de una guerra civil que arrastró al pueblo español hacia un largo periodo de dolor, muerte y venganza. Atrás de todo ello quedaron tan sólo imágenes distorsionadas de un pasado que – según se analice – fue al mismo tiempo mitificado y olvidado, en el que también la imagen de Onésimo encontró con dificultad un lugar donde ubicarse. Hoy no se trata de recuperar la imagen de Redondo con fines políticos o existenciales, ni muchos menos rescatar su aportación así como algunos nostálgicos han intentado hacer en tiempos muy recientes25. Más bien se trata de proponer un estudio que a través del proceso metodológico, sea capaz de imponer una atenta revisión historiográfica y documental que tenga como principal objetivo la (re)ubicación de este olvidado personaje; sólo entonces y a través de esta óptica, se le podrá así colocar en el lugar que le corresponde. Considero importante insistir en este aspecto, precisamente porque hasta la actualidad el acercamiento a Onésimo Redondo se ha hecho a través de bibliografía en su mayoría de carácter ideológico o incluso propagandístico. Hecho que le diferencia enormemente de los otros dos padres fundacionales del nacionalsindicalismo – Ledesma Ramos y Primo de Rivera – quienes desde algún tiempo, han sido objeto de un estudio más específico y sobre todo crítico de su aportación. Una condición por la cual, a estas alturas, se ha considerado indispensable actuar también en el caso de Redondo haciendo un esfuerzo análogo en cuanto a la investigación. Enfocando con más detenimiento los rasgos más característicos de su pensamiento, las aportaciones teóricas y también su particular percepción de la sociedad, se ha desarrollado un método que nos permite – esto es por lo menos lo que se ha intentado – entrar más a fondo en su particular 25 Sólo citaré dos publicaciones que se han publicado hace poco tiempo: VILLEGAS, Luis Miguel, Onésimo Redondo. Los albores de Falange, Madrid, Barbarroja, 2011; y JERÉZ DE RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, Barcelona, ENR, 2013. 30 “cosmovisión” política. Esto nos ha permitido redescubrir e incluso reubicar a un personaje que hasta la actualidad se limitaba a ser una mera comparsa entre los escritos dedicados al nacionalsindicalismo, creándose las bases para un estudio que ponga por fin en su lugar a este controvertido teórico. Por lo tanto, téngase en consideración que esta es la causa y la metodología de esta investigación y ninguna otra ha de ser ni puede entenderse la finalidad de dicho trabajo. Otra cosa será la opinión del lector quién – mejor que nadie – sabrá confrontar sus conclusiones con las expuestas aquí, en el intento de situar a este personaje ante el mismo juicio que le impone la historia. 4. Onésimo Redondo, aquel desconocido: un breve repaso historiográfico. Dejando de un lado la formación de su pensamiento, cabe decir que uno de los aspectos menos conocidos de su personalidad ha sido indudablemente su propia vida. Lo curioso es que también durante el franquismo Redondo permaneció anclado en una especie de complementariedad, tal y cómo lo demuestran los escritos de aquella época; y en efecto, raras fueron las ocasiones en las que su nombre apareció desligado del falangismo de un Primo de Rivera o de un Ledesma Ramos. Siguiendo este esquema, Onésimo aparece por lo tanto en las obras teóricas de Francisco Bravo Martínez, en las memorias de José María de Areilza y Javier Martínez de Bedoya o incluso en los apuntes de un José Antonio Girón de Velasco que siempre defendió su paternidad en el seno del movimiento26. No obstante, se puede decir que un renovado protagonismo se le reconoció también por algunos autores que aunque llegaron a conocerle de forma indirecta (no habían coincidido nunca con él), sintieron la necesidad de dar cierto espacio también a su aportación; los escritos – tan distintos entre ellos – de José Luis de Arrese, Pedro Laín Entralgo o Dionisio Ridruejo, entre otros, fueron el resultado de un análisis que consideró oportuno tomarle en consideración su aportación, sin por ello relegarle a ser 26 BRAVO MARTÍNEZ, Francisco, Historia de Falange Española de las JONS, Madrid, Ed. Nacional, 1940; DE AREILZA, José María, Así lo he visto, Madrid, Planeta, 1974; MARTÍNEZ de BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, Valladolid, Ámbito, 1996; GIRÓN DE VELASCO, José Antonio, Escritos y Discursos, Madrid, Vicesecretaría de Educación Popular, 1943. 31 una mera comparsa propagandística27. Fue sin embargo a la altura de 1953 cuando Narciso García Sánchez, un viejo colaborador de Libertad y de las JONS, decidió al fin publicar una obra que pretendía reconstruir con atención la vida del fundador del jonsismo vallisoletano. Sin pecar de originalidad en el título – denominando la publicación simplemente “Onésimo Redondo”28 – este texto resumía en pocas páginas las hazañas del que había sido antiguo jefe e íntimo amigo del autor, aportando tan sólo algún nuevo dato personal vinculado más a la experiencia de aquellos días que a informaciones sobre su personalidad y pensamiento. Además de las vivencias experimentadas al lado de Onésimo, es evidente que García Sánchez se inspiró en la redacción de este texto a través de dos otras obras publicadas poco tiempo antes a su relato: por un lado la primerísima semblanza biográfica de la que tenemos conocimiento, un escrito propagandístico anónimo con título “Onésimo Redondo. Vida, Pensamiento, Obra” de 1941; mientras por el otro, una publicación poco conocida de Javier Martínez de Bedoya que reunía una serie de escritos ordenados cronológicamente y relacionados con la etapa periodística de Redondo como director de Libertad29. El ensayo de García Sánchez fue sin embargo una premisa a la obra que este mismo autor publicó entre los años 1954 y 1955 cuando por fin dio a la luz – con la participación del entonces Ministro de Trabajo, Girón de Velasco – la que iba a convertirse en la obra más importante sobre el jefe castellano: las “Obras Completas de Onésimo Redondo”30. Este conjunto doctrinal fue dividido en dos tomos que tenían el objetivo de recompilar todo lo que Onésimo había publicado durante los años de actividad, desde los inicios en las Juntas castellanas hasta el periodo falangista. Un trabajo de recopilación, que además de rescatar buena parte de los artículos publicados en Libertad e Igualdad, proponía también importantes inéditos de discursos y proclamas pronunciados en los locales del jonsismo vallisoletano hasta la unificación de 193431. 27 Véase las obras: DE ARRESE, José Luis, La revolución social del nacional-sindicalismo, Madrid, Ed. Nacional, 1940 y del mismo autor: Escritos y discursos, Madrid, Vicesecretaría de Educación Popular, 1943; LAÍN ENTRALGO, Pedro, Los valores morales del nacionalsindicalismo, Madrid, Ed. Nacional, 1941; RIDRUEJO, Dionisio, Casi unas memorias, Barcelona, Planeta, 1976. 28 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, Madrid, Publicaciones Españolas – Temas Españoles, nº 39, 1953. 29 ANÓNIMO, Onésimo Redondo. Vida, Pensamiento, Obra, Valladolid, Jefatura de Propaganda – Afrodisio Aguado, 1941; ANÓNIMO [Javier Martínez de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, Valladolid, Ed. Libertad, 1937. 30 REDONDO, Onésimo, Obras Completas de Onésimo Redondo, Madrid, Publicaciones Españolas, Vol. I – II, 1954-55. 31 Curiosamente García Sánchez decidió no añadir – aunque se trata de una aportación mucho más reducida – también el conjunto de escritos publicados tras el marzo de 1934. No he podido averiguar cuáles fueron las causas de esta omisión, aunque lo único que se me ocurre es pensar que García Sánchez 32 Con la sola excepción del número especial de Libertad de julio 1961 – desde la posguerra “resurgido” como diario de la prensa franquista – dedicado al vigesimoquinto aniversario de la muerte de su fundador32, podemos decir que Onésimo decayó durante algunos años en el más puro ostracismo. En contradicción con la continuidad de los escritos dedicados a Primo de Rivera o Ledesma Ramos, sólo en los últimos años del régimen franquista el pensamiento de Redondo volvió a recobrar vida a través de la peculiar reflexión de Francisco Martinell Gifre. Este autor fue quien, en la víspera del comienzo del proceso de democratización del país, se apresuró por redactar una obra que fuera capaz de reunir – sin ocultar cierta nostalgia por los viejos líderes – los pensamientos de los que llamó “padres fundadores” del fascismo español33; una labor (al final de este trabajo se analizará más en profundidad) que pese a las aspiraciones, fue incapaz de mejorar la posición del conjunto falangista y que no logró rehabilitar eficazmente a una doctrina algo obsoleta en su proceso de anteposición a los grandes cambios que iban a caracterizar la transición democrática española. Nuevamente, el jefe castellano cayó en un periodo de olvido que se interrumpió sólo en 1984 cuando un entonces joven investigador, José Luís Mínguez Goyanes, publicó el que se considera el primer ensayo crítico sobre su vida34. Este trabajo fue sin embargo la antesala de un proyecto más amplio, que en 1990 llevó a la publicación de una biografía más completa con título: “Onésimo Redondo. Precursor sindicalista (1905-1936)”35. Este texto, el más exhaustivo sobre la vida de Redondo hasta la actualidad, fue el resultado de unos años de investigación en los que este autor sacó a la luz algunos (pocos) documentos familiares inéditos, además de una importante colección de entrevistas realizadas entre 1980 y 1985, correspondiente al testimonio de amigos y conocidos de Onésimo. Pese a ello, cabe decir que este trabajo no pudo convertirse en un texto de referencia por tener algunas carencias en cuanto a su elaboración y estructura, por lo que se estima que esta investigación fue sin duda una labor exhaustiva pero también – hay que decirlo – algo incompleta. El relevo pasa por lo tanto a este trabajo de tesis doctoral que pretende ampliar con más rigor científico y más quiso limpiar a Onésimo de posteriores influencias falangistas o, más bien, joseantonianas, para mantener vivo el recuerdo del jefe castellano como símbolo de la lucha jonsista. 32 «XXV Aniversario de la muerte de Onésimo Redondo», Libertad, núm. ‘Extraordinario dedicado a nuestro fundador’, 25 de julio de 1961. 33 Véase la última parte del prólogo de MARTINELL GIFRE, Francisco, La política con alas, ob. cit., pp. 13-15 34 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, «Onésimo Redondo», Vallisoletanos: colección de semblanzas biográficas, nº 40 (1984). 35 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit. 33 documentación no sólo la semblanza biográfica, sino todo el corolario doctrinal que caracterizó la apuesta de Onésimo Redondo por la política. Todo un reto ante el cual será imposible alcanzar un análisis completo, pero sin duda consistente y novedoso en cuanto al material y las técnicas de investigación aplicadas. 4. Las fuentes Tal y cómo se ha manifestado en el anterior apartado, hemos podido comprobar que las obras dedicadas a Onésimo Redondo son pocas y en muchos casos limitadas a su biografía. Incluso todo aquel corolario de textos, reflexiones, memorias, etc. que de una forma u otra llaman en causa al jefe castellano, a menudo hacen referencia a Onésimo de forma indirecta, esbozando apenas la que fue su aportación ideológica y siempre – o casi siempre – sometiéndola a la imposición doctrinal de sus homólogos. A todo ello debe además añadirse aquel conjunto de escritos, publicados en tiempos más recientes, que en mi opinión no han sabido adentrarse con más determinación en el estudio de este fundamental personaje; pues, como hemos visto, aún sigue faltando un análisis realmente crítico y en grado de establecer cuáles fueron las particularidades de la interpretación de Redondo en el entramado nacionalsindicalista y cómo éste último intentó diferenciarse de los otros dirigentes. A la hora de emprender este estudio, se considera por lo tanto insuficiente abarcar tan sólo la producción bibliográfica presente. Algunas de las aportaciones más importantes de esta tesis provienen del trabajo realizado en los distintos archivos consultados durante los últimos años; desde los archivos propios del entorno local de Valladolid, entre los cuales destaca sin duda el Archivo Histórico Provincial (AHPVA), a las importantes colecciones judicial-administrativas conservadas en el Archivo Histórico Nacional (AHN) o en el Archivo General de Hacienda (AGH). Otros detalles documentales han surgido también gracias al hallazgo de importante material en los archivos universitarios de Valladolid y Salamanca, además del Archivo Universitario de Mannheim (Alemania) y en muchas de las bibliotecas y hemerotecas tanto del área castellana, de Madrid y de Alemania e Italia respectivamente. Lo que sin embargo puede considerarse como el principal avance documental de esta tesis, ha sido sin duda alguna el hallazgo de un importantísimo fondo documental privado que proviene de una colección de propiedad de los familiares de Redondo. El 34 material al que me refiero, corresponde a un amplísimo conjunto documentario del todo inédito (aproximadamente más de tres mil folios) al que no sólo se me ha permitido el acceso, sino sobre el cual he podido canalizar mi estudio alargándolo en un periodo de análisis y clasificación de los documentos allí encontrados y luego catalogados. Aunque en el apéndice de este trabajo presentaré un detallado esquema que ayude al lector a comprender la enorme extensión de esta documentación, adelanto aquí un breve esquema sinóptico de la subdivisión realizada36: Se trata de un conjunto de 23 CAJA 1 cuadernos, divididos por temas, Cuadernos_A en los que han sido anotados Cuadernos_B apuntes de diferente índole (en su mayoría de carácter político de la (En la subdivisión se ha respectado época), además de reflexiones, la transcripciones, referencias literario-filosóficas y numeración original, aunque falten algunos ejemplares) recortes de hasta periódicos y traducciones. Prevalece aquí la correspondencia CAJA 2 de la época del lectorado de 1) Cartas desde la cárcel (1936) Mannheim 2) Correspondencia (1924-1936) amigos, de la época del exilio 3) Asuntos Sindicato Remolachero y Abogado portugués y de asuntos internos de 4) Fotos las JONS, además de las cartas enviadas con a familiares Mercedes y Sanz; encontramos también material del sindicato y algunas fotos. Textos y borradores de carácter CAJA 3 1) Textos (anteriores a la étapa política, 1924- político, redactados desde la 1931) época juvenil (ACNdP-AN) y 2) Textos (políticos 1931-1936) después del nacimiento de los 3) Escuela y Universidad (1919-1925) movimientos jonsista y falangista; se conservan también cuadernos escolares y apuntes universitarios. 36 Véase el apéndice al final de este trabajo. El periodo de investigación se ha prolongado a lo largo de los años 2012 y 2013. 35 Borradores CAJA 4 completos de los 1) Hacia una nueva política artículos aparecidos en Igualdad y 2) Teoría constitucional en la publicación “El Estado Nacional” (1939). FONDO Caja 1 (5 subdivisiones; 1929-1936) Se trata de un fondo menor, incluido posteriormente entre la (FMTR) documentación; se compone sobre todo de avisos y comunicaciones de las épocas jonsista y falangista. Esta primera ojeada a la documentación, nos permite entender el trascendental valor de este material que corresponde a momentos clave de la formación político-ideológica y de la vida privada de Onésimo Redondo; un excepcional conjunto de apuntes, borradores, cuartillas, cuadernos, cartas, actas judiciales, etc., que fueron escritos por su propio puño y que han visto la luz tras una minuciosa y detallada investigación. Una labor que, ha de esperarse, sea capaz de proponer una definitiva revisión historiográfica, a través de una implantación metodológica que no mire sólo a la vida de Redondo, sino también resalte su particularidad doctrinal y propagandística; en definitiva, un reflexión que no busque ensalzar su pensamiento con el objetivo de sacarle de su inevitable complementariedad entre los ideólogos del falangismo, sino más bien aporte nuevas prospectivas de análisis y conocimientos sobre el que se proclamó – o por lo menos lo intentó ser – un libre pensador. 5. Estructura del trabajo Como es normal en cualquier tesis doctoral, también este trabajo ha sido subdividido y organizado en distintas partes que tienen el objetivo de facilitar la lectura y la reflexión de la misma. Con el fin de simplificar el análisis, se ha decidido hacer una repartición en dos grandes bloques temáticos: por un lado una parte biográfica ampliada y mejorada de las anteriores, mientras por el otro se ha dado espacio al análisis de la parte dedicada al pensamiento político que hoy se presenta como una novedad. La primera de ellas está 36 repartida en distintos capítulos que espacian desde los años juveniles, al periodo formativo y luego sindical, hasta su introducción en el mundo político y su directa participación en la creación del movimiento nacionalsindicalista. El segundo gran bloque – que ocupa aproximadamente las tres cuartas partes de la tesis – pretende ser una profunda reflexión sobre las grandes temáticas que caracterizaron el pensamiento de Redondo. Se empezará este recurrido abarcando el análisis más personal de su óptica política aclarando, donde sea posible, cuáles fueron las bases teóricas desde la que Onésimo empezó su reflexión; allí se hablará de su iniciación en el espacio tradicional – llamando en causa el entorno castellano – para después observar cuales fueron los elementos externos que más influenciaron su teoría doctrinal y como lograron penetrar en su pensamiento. Después de una breve confrontación con otros modelos ideológicos (que más o menos directamente influirán en su pensamiento), se optará por un análisis más recóndito de su teoría política con el objetivo de rescatar – o por lo menos caracterizar – todos aquellos elementos más intrínsecos de su corpus doctrinal; será esta la ocasión para concretar las bases de su percepción política y descubrir cuáles fueron los métodos utilizados en la difusión del ideal nacionalsindicalista. Finalmente, a raíz de este último aspecto, se procurará dedicar cierto espacio también a los rasgos más representativos de su teoría, con el fin de ajustar el estudio hacia una comprensión – sin duda más completa de la actual – de los elementos más específicos de su reflexión. Lo que en definitiva, pretende ser un complicado proceso de reflexión en grado de aportar nuevas consideraciones – quizás sea este el objetivo más importante de esta tesis – que favorezcan el redescubrimiento de un actor que más allá de ser un respaldo para los dirigentes nacionalsindicalistas (esta es por lo menos la percepción que se ha retransmitido hasta la actualidad), sea también aquel interprete del proceso ideológico que supo defender su autonomía y solidez doctrinal. Este segundo gran bloque dedicado al estudio del pensamiento es el que realmente impone las pautas estructurales de la tesis, ya que la importancia de esta parte es fundamental para entender la aportación de este peculiar teórico. La necesidad de desvincularle de otras teorías políticas como las abordadas por Ledesma o Primo de Rivera, ha sido determinante a la hora de realizar este trabajo. Y por ello, dos han sido los aspectos que más relevancia han tenido en su elaboración, convirtiéndose en elementos fundamentales dentro de la investigación. Por un lado el hallazgo de la documentación privada que nos ha permitido trazar un análisis más íntimo y al mismo 37 tiempo más preciso de su aportación doctrinal; por el otro, dar por fin espacio a una reflexión más completa que abarque no sólo el conjunto biográfico – fundamental para entender las distintas fases de su desarrollo político –, sino también doctrinal que aquí ha sido presentado por primera vez en toda su amplitud. Un esfuerzo que, pese a su prolongada fase de estudio y organización, ha merecido la pena y que apunta hacia una nueva – y añadiría novedosa en algunos aspectos – percepción de este teórico del fascismo español. En conclusión, podemos decir que la finalidad de esta tesis se considera por lo tanto doblemente trascendental. En primer lugar se ha intentado rescatar desde el ostracismo a su protagonista, Onésimo Redondo, perdido en una aparente evanescencia temporal y sometido a una contención política desde sus mismos inicios; mientras que en un segundo momento se ha pretendido demostrar la frágil independencia de un pensamiento que con esfuerzo y disciplina logró hacerse un hueco dentro del movimiento. Un esfuerzo que sin embargo, como tendremos ocasión de observar, fue finalmente reducido y marginado por considerarse imperfecto ante los esquemas impuestos por los otros ideólogos del nacionalsindicalismo. *** 38 En cuanto a los agradecimientos necesarios después de una labor de esta magnitud, puedo decir que muchas han sido las personas que han contribuido con su aportación a la realización de este trabajo. En primer lugar considero fundamental agradecer a la familia Redondo y especialmente a Doña María de las Mercedes Redondo SanzBachiller quién aceptó en su momento atender mis peticiones, autorizándome a realizar una exhaustiva investigación en los fondos documentales privados de la familia que corresponden, en su mayoría, al que fue su padre, Onésimo Redondo Ortega. Asimismo toda esta labor no podría haberse realizado sin la competencia, la atención y la dedicación del director de esta tesis, el Dr. Ricardo Martín de la Guardia (Universidad de Valladolid), quién me ha coordinado – no sin pasar por algunos apuros y no pocas dificultades – desde el primer trabajo de investigación en los archivos, al análisis de la documentación hallada y la elaboración del conjunto final de esta tesis doctoral. Junto a él, deseo recordar también al Dr. Luciano Casali (Università di Bologna) quién fue, en su momento, el primero en acercarme a la figura de Onésimo Redondo: él más que nadie, me animó a seguir adelante con mis investigaciones de las que nació precisamente la idea de este trabajo. Fundamentales han sido las ayudas que me han proporcionado también muchos compañeros del oficio, entre los cuales destacan sin duda los colegas del doctorado de historia y del entorno de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid: Rodrigo González, Esteban Elena, Iris Pascual, Carlos Lozano, Daniel Galván, Darío Díez, Constantino Gonzalo, Rubén Domínguez y el geógrafo Carlos Hugo Soria. Deseo asimismo agradecer también a algunos técnicos de archivos y concretamente a Simone Tibelius (Universtät Mannheim) y Petra Castellaneta (Stadtarchiv Mannheim) para su colaboración que me fue fundamental en mi estancia en Alemania; y a la Freelance-Translator Monica Grasso quién me ha auxiliado en algunas importantes traducciones del alemán. Un enorme reconocimiento va también a los compañeros de la revista Diacronie – Studi di Storia Contemporanea y a todos los amigos – que en una sola página no cabrían – que con sus consejos me han animado y transmitido su incondicional apoyo para la realización de la tesis. Sólo quiero destacar la ayuda moral y la profunda amistad que me vincula a Francesco Pezcoller y a Pier Giorgio Raponi quienes más que nadie, han sabido apreciar y animar mi labor durante estos últimos años. Otro signo de gratitud no puede faltar a los historiadores Marco Abram, Steven Forti, César Rina, Carlos Hernández, Carlos Hudson, Enrico Acciai y Edoardo Grassia por su amistad profesional (y también personal); a Don Ramón Zarauza, eterno amigo y maestro de vida y los S.res Fernando 39 del Olmo, Pedro del Olmo, Alejandro Hermosa, Víctor Rodríguez y Jesús Mate por haber estado siempre presentes cuando más los necesitaba. Por ende, pero no menos importantes, mi incondicional gratitud a Ana Areizaga, Armando Areizaga, Rosa María Esteva, Rodrigo González y Juan López por su ayuda en la monumental obra de revisión de los capítulos de esta tesis; y a mi familia, Ermanno, Luisa, Barbara, Germano y Gabriele: a voi più di tutti è dedicata questa tesi. A todos vosotros, gracias, con la esperanza de haber cumplido de alguna forma también con vuestras expectativas. Valladolid, junio de 2014 40 41 42 Breve contextualización histórico-social. La ciudad de Valladolid entre los siglos XIX y XX; política, economía y sociedad. A lo largo del siglo XIX buena parte del continente europeo empezó a experimentar una fase de tímido crecimiento económico favorecido, no cabe duda, por los efectos de una revolución industrial que mucho tuvo que ver con la modernización del sistema productivo. Aunque con cierto retraso, también en una España esencialmente agraria y económicamente estancada, empezó a cuajar esta mentalidad proporcionando nuevos estímulos que al afectar el sistema económico y social del país, se irradiaron desde los grandes centros urbanos – Madrid y Barcelona – para llegar también a las pequeñas capitales de provincia como Valladolid. Fue a partir de mediados del siglo XIX cuando a lo largo de las riberas del Duero y del Pisuerga, se establecieron las primeras fábricas destinadas a la transformación de los cereales siendo la producción harinera la más habitual. Castilla contempló al igual que otras regiones españolas, el nacimiento de una nueva clase media que, bajo el apelativo de burguesía harinera, no tardó en hacerse con el control político local; por lo visto, al igual que el color del trigo – sugiere Celso Almuiña – «podríamos hablar de una “edad dorada” para la burguesía local», entre la cual pronto se distinguieron personalidades como «el alcalde por excelencia de Valladolid, es decir Miguel Íscar. Todo un símbolo representativo de una época»37. La administración de Miguel Íscar (1877-1880) fue sin duda entre las más carismáticas y transcendentales de finales del siglo XIX; no sólo por qué este condecorado alcalde logró transformar la ciudad a través de un imponente proyecto de modernización de las infraestructuras, sino que también por su fundamental obra de consolidación del papel de la burguesía local38. Entre las muchas obras que se impulsaron durante el periodo 37 ALMUIÑA FERNANDÉZ, Celso (ed.), «De la vieja sociedad estamental al triunfo de la «burguesía harinera», en Valladolid en el siglo XIX, vol. VI, Valladolid, Ateneo de Valladolid, 1985, p. 218. 38 Miguel Íscar Júarez «ocupó el cargo por espacio de apenas tres años y medio – entre marzo de 1877 y noviembre de 1880 –, pero quedó en la memoria colectiva de esta ciudad. […] Honrado y trabajador, fue un hombre de hechos. El Valladolid que recibió a José Gardoqui – su antecesor en la alcaldía –, era un ciudad en transformación que había introducido el agua del Pisuerga en la vida ciudadana, iniciando el encauzamiento del río Esgueva en el tramo comprendido entre el Campillo de San Andrés y el Hospital de la Resurreción. Lo que dejó a su muerte, acaecida mientras negociaba en Madrid asuntos del Ayuntamiento el 8 de noviembre de 1880, había terminado de cubrir el ramal interior o sur del Esgueva […], lo que permitió transformar este último paraje – viejo y sucio lugar –, en una amplia y moderna avenida que adoptaría el nombre de Miguel Íscar tras su muerte. También había acometido un importante labor de ensanche, alineación e incluso prolongación de algunas calles». Cfr. MARCOS DEL OLMO, María Concepción, «El Valladolid contemporáneo», en BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (coord.), Una 43 dominado por este regidor, sin duda alguna tuvo mucha importancia el potenciamiento de la importante línea del ferrocarril finalizada pocos años antes y que sería, por lo menos hasta comienzos del siglo XX, la principal industria local. Esto fue posible gracias al interés del Credit Mobiliér (la empresa que financiaba la recién creada Compañía del Norte y la realización de uno de los ferrocarriles más importantes del país, la línea Madrid-Irún), que vio en Valladolid un lugar adecuado para instalar uno de sus más amplios y productivos talleres ferroviarios. La ciudad acabó por convertirse en poco tiempo en uno de los más importante nudos ferroviarios del norte de España (por aquí pasaba también un tramo secundario de la MZA, conectando Ariza con la cuenca del Duero39), albergando en las proximidades de la estación un enorme taller (más de 140.000 m2) dedicado a la reparación, construcción y mejoría de infraestructuras ferroviarias; una enorme área productiva que es todavía hoy reconocible con facilidad dentro del perímetro urbano40. Por lo visto, el ferrocarril fue uno de los promotores de los grandes cambios económicos y sociales que caracterizaron en la ciudad del Pisuerga, favoreciendo también la rápida expansión de la producción agrícola local. Un sector que, en parte, pudo beneficiarse precisamente de este avance industrial para ampliar su productividad y favorecer una parcial modernización del entorno rural. Con el pasar del tiempo, las mejorías económico-sociales facilitaron la ulterior concentración del poder político en las manos de una burguesía ya establemente asentada en los puestos de mando. Con parsimonia, los grandes propietarios y comerciantes locales habían convertido la explotación del trigo en una auténtica maquinaria de lucro, que evidentemente cautivaba el interés cotidiano haciendo que «la piedra de toque de las fuerzas vivas de la ciudad, desde los políticos a la prensa, pasando por la burguesía harinera, son los “auténticos intereses de Castilla”. Y estos intereses pasan por la defensa de una política proteccionista a ultranza para el trigo castellano»41. Como era de esperar, la política empezó a jugar un papel muy importante en el control de los poderes ciudadanos, gracias también a la subdivisión de tres grupos historia de Valladolid, Valladolid, Ayuntamiento, 2004, pp. 399-400. Sobre la figura de Miguel Íscar, véase también: FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia, Personajes vallisoletanos. Miguel Íscar, Valladolid, Ed. El Norte de Castilla (nº 8), 1996, pp. 10-13 y la imprescindible publicación de CARASA SOTO, Pedro (dir.), Diccionario biográfico de alcaldes de Valladolid, Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 2010, pp.448-454. 39 WAIS SAN MARTÍN, Francisco, Historia de los ferrocarriles españoles, Madrid, Ed. Nacional, 1974, p. 209. 40 MARCOS DEL OLMO, María. Concepción, «El Valladolid contemporáneo», en BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (coord.), Una historia de Valladolid, ob. cit., p. 411. 41 ALMUIÑA FERNANDÉZ, Celso (ed.), «De la vieja sociedad estamental al triunfo de la «burguesía harinera», en Valladolid en el siglo XIX, ob. cit., p. 224. 44 ideológicos de la época: el partido liberal, el conservador y el democrático-republicano. Una fragmentación que cautivó rápidamente a la opinión pública y que fomentó, a través de la aparición y luego consolidación de los órganos de prensa, un animado debate político que con celeridad se extendió en las calles de la ciudad42. Pese a las diferencias existentes, la agricultura siguió siendo un importante elemento de armonización entre las partes, que coincidieron en la voluntad de salvaguardar sus intereses dando vida – en 1887 – a la Liga Agraria: un conjunto que no era otra cosa que el resultado de un esfuerzo común (entre el republicano José Muro, el liberal Germán Gamazo y el conservador Claudio Moyano) para la defensa de los intereses del entorno rural. No obstante, el progreso experimentado en Valladolid se convirtió muy pronto en un mero espejismo, si comparado con la situación nacional. Incluso dentro del entorno castellano la ciudad fue una excepción, debido al simple hecho de que las mejorías acabaron por afectar mucho más al espacio urbano que no al rural; lo que dejó en evidencia el sustancial fracaso de aquel proceso de modernización que pronto acabaría incluso con los felices años de la Restauración. El periodo de recesión finisecular volvió a proyectar a España hacia una nueva y desafortunada fase de estancamiento, que tuvo entre sus peores consecuencias la gravísima situación provocada por una serie de eventos que caracterizaron el dramático Desastre del ’98. La guerra hispano-americana, finalizada en agosto de 1898, provocó importantes pérdidas territoriales (Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam, además de los agravios económicos) que no sólo deterioraron enormemente a un frágil sistema económico, sino arrojaron al país hacia un nuevo báratro que tendría enormes consecuencias43. Fue, sustancialmente, el fin de una época (la Imperial) que más allá de la guerra y a partir de la última década del siglo XIX, desenterró los espectros de una nueva crisis económica y social que volvía a relegar al país en su periferia políticodiplomática. Al respecto, además de la situación interna, «podemos hablar de causas generales: revolución de los transportes marítimos (abaratamiento de fletes), 42 Entre otros, los principales medios de prensa surgidos desde mediados del siglo XIX fueron: El Norte de Castilla, La Crónica Mercantil, La Libertad, La Lealtad, El Diario de la Mañana, El Eco de Castilla. Entre ellos, solo El Norte de Castilla logró permanecer con vida a lo largo del siglo XX, bajo la autoría de importantes actores políticos como César Silió y Cortés, Santiago Alba Bonifaz o Antonio Royo Villanova que tendrá un importante papel durante la Segunda República como representante del Bloque Agrario. Cfr., ALMUIÑA FERNANDÉZ, Celso, La prensa vallisoletana durante el siglo XIX, 18081894, vol. II, Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1977, pp. 227-263. 43 Sobre las causas y los efectos de guerra de 1898, véase: PAN-MONTOJO, Juan, (coord..), Más se perdió en Cuba: España, 1898 y la crisis de fin de siglo, Madrid, Alianza, 2006; y MALUQUER DE MOTES, España en la crisis de 1898. De la gran depresión a la modernización económica del siglo XX, Barcelona, Península, 1999. 45 incorporación de nuevos países a la revolución industrial (Alemania, Estados Unidos), lo que se traduce en una mayor competencia internacional y cada vez más distancia de España con las “naciones fuertes”»44. Al igual que en otras ciudades, la clase dirigente del entorno vallisoletano tuvo que afrontar esta situación de emergencia contando únicamente con sus propios recursos. La sociedad local despertó bruscamente de una época que ya se recordaba como una “edad dorada”45, encontrándose frente a un general descontento que a caballo de los dos siglos empezó a manifestar su preocupación trámite huelgas, protestas, mítines antimilitaristas, etc.46. Un escenario que dejó evidencia de los primeros enfrentamientos violentos, promovidos por un rápido y consistente cambio social que de pronto actuó – sin todavía eliminarlas – en contra de unas viejas clases burguesas, que fueron poco a poco sustituidas por nuevos actores políticos más cercanos a las exigencias de unas masas cada vez más politizadas. Un cambio que permitió una leve pero consistente mejoría de la situación durante los primeros años del siglo XX, gracias a la promoción – entre otras cosas – de grandes obras urbanas47 y de un nuevo discurso político que proporcionó algún momento de leve recuperación. Contribuyó de alguna forma también la difusión de un nuevo proceso de cohesión social que, con el intento de olvidar la decadencia finisecular, miró con esperanza hacia el porvenir alimentado nuevas perspectivas de desarrollo48. Mucho mérito tuvo el conjunto intelectual español de la época, que se aglutinó con fuerza alrededor de un grupo que pasaría a la historia como la Generación del ’98. Un aglomerado de pensadores, artistas, poetas, escritores, etc. al que participó también una animada representación vallisoletana gracias a las aportaciones de Francisco Macías Picavea, Julio Senador 44 ALMUIÑA FERNANDÉZ, Celso (ed.), «De la vieja sociedad estamental al triunfo de la «burguesía harinera», en Valladolid en el siglo XIX, ob. cit., p. 235. 45 Ibídem, p. 218. En este caso, la expresión que es recuperada por Almuiña, hace referencia concretamente a las dos décadas incluidas entre 1875 y 1895. 46 Ibídem, pp. 235-238. 47 VIRGILI BLANQUET, María Antonia, y MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José, Arquitectura y urbanismo de Valladolid en el siglo XX, Vol. VIII-1, Valladolid, Ateneo de Valladolid, 1988, pp. 11-64. 48 Aparentemente, según avanzaba el nuevo siglo «comienzan a levantar voces culpando a Castilla del desastre. Castilla que hizo España, la acaba de deshacer. La incertidumbre que pesa durante casi una década acerca de la integridad territorial de España (fenómeno de polinización por parte de las grandes potencias) es el otro polo que hace mirar con especial visión todo aquello que suene a descentralización y no digamos regionalización como lavado nacionalismo vergonzante. […] La centralización sigue pareciendo como la mejor garantía frente a las fuerzas centrífugas disgregadoras. Desde Cataluña, también desde el País Vasco, sin olvidarnos del carlismo, desde el mismo momento que se tiene constancia del desastre ultramarino se alzan voces centrífugas». Cfr., ALMUIÑA FERNANDÉZ, Celso, «Valladolid Capital», en AA.VV., Valladolid, historia de una ciudad. Congreso Internacional, Vol. III, Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 1999, p. 820. 46 Gómez, Gaspar Núñez de Arce, Emilio Ferrari, Vicente Colorado Martínez, y el célebre director de El Norte de Castilla, Santiago Alba Bonifaz. En el medio de un intricado debate que con obstinación reflexionaba sobre el porvenir del país, no faltaron también sectores muy críticos con una clase política que pareció no estar a la altura de los nuevos desafíos que se presentaban con la entrada del nuevo siglo. Entre otras cuestiones, cierta polémica la elevó la situación administrativa estatal, considerada anticuada y poco funcional, alimentando empujes regionalistas que pedían la descentralización del poder. Aunque los separatismo periféricos – el vasco y el catalán sobre todo – tenían una larga experiencia en este aspecto, no tardaron en aparecer también casos relacionados con otras áreas, tal y cómo lo subrayó el mismo Santiago Alba al impulsar un “sano regionalismo castellano”, considerado una condición esencial para la recuperación económico-política local49. Un discurso que hacía referencia, era evidente, a la creación de una identidad castellano-leonesa que pedía un reconocimiento oficial, sin por ello perder – a diferencia de otros – su vocación unitaria, totalmente ajena al separatismo de otros50. En el intento de calmar los ánimos fue el mismo monarca Alfonso XIII quién, en 1913, firmó un decreto de constitución de unas mancomunidades que mucho darían a hablar durante los siguientes años51. Un decreto que para el separatismo catalán representó ser del todo insuficiente y que provocó – lo sugiere nuevamente Celso Almuiña – la difusión de una inquietud que daría cabida a las primeras manifestaciones anticatalanistas de la época: «En cuanto a 49 Aspecto que tiempo después, tras el establecimiento del régimen republicano en 1931, se consolidó en las páginas de El Norte de Castilla a través de reflexiones como las propuestas por Miguel Valverde García. Este autor, en línea con los debates sobre el modelo de Estado que se iba a configurar con la nueva Constitución, marcó una pauta precisando cuales medidas eran necesarias para la recuperación económica; esta, en pleno marco republicano, debía marcar un sistema federal que habría favorecido el desarrollo de aquellas áreas más necesitadas. Escribiría Valverde por entonces: «En el intento de reconstrucción nacional, la vida de Castilla corre verdadero peligro. No son cinco ni siete los Estatutos regionales a discutir. Ello significaría que Castilla quedaría al margen en la nueva organización y por consiguiente, como siempre, a las resueltas desventajosas por las ganancias ajenas. ¡Atención castellanos!». Cfr., «Política federalista. Castilla y el regionalismo», El Norte de Castilla, 17 de septiembre de 1931. 50 Esta fue la respuesta que Alba avanzó en contra del proyecto catalanista propuesto por Prat de la Riba y su Lliga Regionalista en 1907. Véase los artículos publicados en las ediciones de El Norte de Castilla, nº 8691, del 20 de enero de 1908 y en el nº 8710 del 13 de febrero. 51 Aparentemente la creación de las mancomunidades vino a mermar los avances de Prat de la Riba y de parte de la opinión pública catalana implicada en la elevación de la cuestión catalana en un entorno más internacional; al respecto «con motivo de la multicrisis de 1917, los principios de Wilson sobre nacionalidades y los Tratados de Versalles, en Cataluña se da un paso más al querer participar con asiento propio en la ‘mesa de los vencedores’ en su calidad de “nacionalidad oprimida”. Así es como se pone en marcha la elaboración de un Estatuto de Autonomía para Cataluña. [Por esto] la reacción es generalizada ante el ‘regionalismo morboso’ (nacionalismo separatista), puesto que la pretensión de enmarcar el ‘hecho diferencial’ catalán dentro de la reordenación del mapa europeo, suponía un claro atentado contra la unidad española». Cfr., ALMUIÑA FERNANDÉZ, Celso, «Valladolid capital», en AA.VV., Valladolid, historia de una ciudad, ob. cit., p. 821. 47 las medidas concretas, representantes de todas las instituciones acuden a Burgos a una magna Asamblea, de la cual sale el documento ‘Mensaje de Castilla’ (1918), de claro signo antiseparatista, y un poco más tarde las ‘Bases de Segovia’ con el fin de poner en marcha una Mancomunidad Castellana: descentralización administrativa. […] Lo cierto es que por el significado de Alba y por la oposición de Royo […], desde Cataluña se va a personificar en Alba el frente anti-catalanista, en Castilla la enemiga de los intereses catalanes y Valladolid pasa a ser la anti-Barcelona. Dialéctica maniquea y muy peligrosa que se agrandará aun más durante la II República». 52 Respecto a esta cuestión, ha expresado una opinión parecida Jesús María Palomares Ibáñez, quién afirmó que el debate sobre la descentralización fue una de las causas que originaron una disputa que desencadenó una patente rivalidad entre Castilla y Cataluña, creando un sustancial problema de «ambigüedad de sus políticos hasta el culminar en el Estatuto de autonomía – el proyecto de 1919 –, [que] enrarece las relaciones entre Cataluña y el resto del país». Un duro golpe por todos aquellos que habían trabajado para «desvanecer la atmósfera que nos envuelve, esos supuestos recelos, esos soñados antagonismos, esas fingidas rivalidades que no hay; que no puede ser nunca entre dos regiones hermanas: Cataluña y Castilla»53. Entre los que se aproximaron al debate, no faltó el protagonismo de un personaje que mucho se daría a conocer en la ciudad de Valladolid, convirtiéndose – pese a su origen aragonés – en un exponente del bloque más conservador de la ciudad. Antonio Royo Villanova54, lejos de ser un mero intermediario, preciso con rapidez cuál sería su postura en cuanto a la cuestión catalana; «por su parte, Royo Villanova mostró en materia de regionalismo posiciones erráticas – y aún mostrará más durante la II República –, muy mediatizado además por la necesidad de mantener una oposición frontal a la fuerza del catalanismo. Su postura oscilará […] [hacía] una reforma de la administración local que pasará por la autonomía económica, a la traducción de Prat de la Riba al castellano y la defensa de un regionalismo “integrador” y “de servicios”»55. 52 Ibídem, p. 821. PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, Valladolid (1900-1931), Valladolid, Ateneo de Valladolid, 1981, pp., pp.78-79. La última reflexión hace referencia a un comunicado publicado con antelación en El Norte de Castilla y firmado por personalidades distinguidas de la ciudad (entre otros: Germán Gamazo, César Siló, José María Zorita o el mismo Antonio Royo Villanova) que precisaban los buenos propósitos de sus afirmaciones a favor de la permanencia de un sentimiento de confraternidad entre las dos regiones. 54 AA. VV., El Norte de Castilla: 150 años como testigo de la historia, Valladolid, El Norte de Castilla, 2006, p. 128. 55 SÁNCHEZ GARCÍA, José Luis, La voluntad regeneracionista. Esfuerzo e inercia del Ateneo de Valladolid, 1872-1936, Valladolid, Región Editores, 1999, pp. 107-108. 53 48 Royo Villanova no tardó en convertirse en uno de los portavoces de una comisión creada específicamente «para luchar contra el proyecto de autonomía catalana»56, caracterizándose por entonces como el máximo representante de la lucha contra el separatismo y haciendo de su fe política todo un camino de reproches a los avances del catalanismo radical57. Un exponente que evidentemente – dotado de un reconocido carisma y de una buena capacidad oratoria – llegó a contribuir a la creación de un compacto núcleo anticatalanista, al que Onésimo Redondo adheriría luego con entusiasmo. En opinión de éste último, la idea de Royo era irrefutable y debía considerarse la única forma para alcanzar una especie de “salvación moral” de la nación ante el periodo de crisis que desde la época finisecular venía derramando el bien común; lo que, en opinión de Redondo, significaba que: «Castilla es la región que tiene la misión de salvar a España del separatismo. Esta es la base de su nacionalismo: una reacción frente al autonomismo catalán»58. Volviendo a la situación socio-económica del país, se puede decir que a partir de la primera década del siglo XX la desmoralización finisecular dejó paso a alguna tímida señal de mejoría. Por aquellos años ciudades de provincia, como podría ser el caso de Valladolid, experimentaron la llegada de nuevos flujos de capitales que permitieron la implantación de los primeros modernos polos industriales; nacieron por entonces importantes sociedades como la “Electra Popular Vallisoletana”, además de crearse una filial del Banco de España que dio vida a la que luego se conoció como el Banco de Castilla. A todas éstas, no tardaron en sumarse nuevas y variadas empresas menores que mantuvieron en pie la economía local gracias al perfeccionamiento de productos locales como la remolacha, los destilados o el sector textil, a consecuencia de una evidente 56 [Antonio Royo Villanova], «Ante el problema planteado por el nacionalismo catalán, Castilla afirma la nación español», El Norte de Castilla, 3 de diciembre de 1918. 57 Según nos aproximamos a la etapa republicana, observamos a un Villanova ya consagrado como el referente más visible del descontento nacional ante las peticiones separatistas catalanas; célebre fue uno de sus artículos en el que respondió a los avances de del nuevo protagonista del catalanismo creciente (y próximo a pedir la realización del segundo proyecto de Estatuto, luego aprobado en 1932), Francesc Macià: «Todo ha sido errores y equivocaciones en estos últimos meses de porfiadas polémicas entre monárquicos y republicanos […]. En cambio, nadie podía sospechar que, […] apareciese en Cataluña el señor Maciá erigiéndose por sí y ante sí en presidente de la República catalana. […] Este argumento es un absurdo y una felonía. […] Ni Cataluña ni nadie puede tomarse la justicia por su mano». Cfr., «Por la unidad nacional», El Norte de Castilla, nº 33125, 18 de abril de 1931. 58 RUÍZ GONZÁLEZ, Cándido, «Onésimo Redondo. El Fascismo en Valladolid en los años treinta», en AA.VV., Valladolid, historia de una ciudad, ob. cit., p. 1033. 49 diversificación industrial en pleno desarrollo59. Fueron todos ellos elementos que favorecieron una nueva fase de mejoría de la calidad de vida urbana, gracias también a los cambios realizados por el Ayuntamiento respecto al alumbrado público, la regularización hidrográfica o la instalación de la primera red de transporte eléctrico en España – los tranvías – en septiembre de 191060. Como se ha comentado con antelación, por entonces los liberales habían dominado el espacio político local y seguían haciéndolo bajo la dirección de su máximo representante, Santiago Alba61. No se podía decir lo mismo de las agrupaciones más conservadoras que, tras la muerte de Germán Gamazo (1901), encontraron en Antonio Maura y el vallisoletano César Silió unos válidos exponentes, aunque todavía ocupados con la reorganización del grupo a nivel nacional y por lo tanto poco atentos a las exigencias locales62. Por su parte los más progresistas, de índole cada vez más filorepublicano, se encontraban en una situación similar ya que ante el fallecimiento de José Muro (1907) experimentaron una complicada fase de desarrollo; pues, al producirse algunas disidencias internas, se activó un inevitable proceso de fragmentación interna reestructurada sólo a finales de los años veinte y en previsión del nuevo auge republicano63. El mayor protagonismo político de esta época, aprovechando precisamente la crisis de algunos conjuntos políticos determinados, lo fue adquiriendo la recién constituida agrupación socialista que había sido oficialmente creada en Valladolid bajo la autoría de Remigio Cabello en 1894 y denominada Agrupación Socialista Vallisoletana64. A 59 Entre otros, recordamos ejemplos como la Fabrica de Azúcar Santa Victoria y la San Facundo (azúcar), la Alcoholera Castellana, Cerámica S.A., la Progresiva de Castilla (textil), etc. Cfr, BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier, (coord.), Una historia de Valladolid, cit, pp. 411-416. 60 MERINO ESTRADA, Valentín y ORDUÑA REBOLLO, Enrique, La ciudad de Valladolid y su Ayuntamiento, Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 2008, pp. 273-279. 61 «Con la nueva centuria, además de cambiar cabeceras o liderazgo de las formaciones políticas, el predominio liberalbista es indiscutible. También aquí puede percibirse la paulatina fragmentación dentro de los partidos del turno, que aporta nuevas denominaciones en la lucha electoral y mayor numero de jefes, aunque con programas parecidos». Cfr. PALOMARES IBAÑEZ, José María, «Partidos políticos y política municipal (1900-1936)», en AA.VV., Valladolid, historia de una ciudad, ob. cit., p. 969. 62 Ibídem, p. 970. 63 Ibídem, p. 971. 64 Aunque la figura de Cabello será analizada más adelante, trazamos aquí una breve sinopsis de su aportación: «Animador del Centro Obrero y luego fundador de la Casa del Pueblo y Cooperativa Obrera, crea y dirige los periódicos socialistas “Adelante” y “Tiempos Nuevos”; […] estimula la incorporación de numerosas sociedades obreras en la Unión General de Trabajadores, participa en campañas electorales en sus tres niveles – generales, provinciales y municipales – consiguiendo un escaño en las Cortes constituyentes de 1931 […]. A este dinamismo debe añadirse la actividad de líder socialista en el Instituto Nacional de Previsión, […] hasta asumir la responsabilidad de la presidencia nacional del Partido Socialista”. Cfr., PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, El socialismo en Castilla. Partido y Sindicato en Valladolid durante el primer tercio del siglo XX, Valladolid, Caja de Ahorros de Salamanca, 1988, p. 11. 50 comienzo del siglo XX esta formación política se encontraba aún en una fase organizativa, pero con la mirada muy atenta hacia sus directos competidores; la habilidad de Cabello fue aquella de consolidar el partido, penetrando poco a poco en la opinión pública local que en el transcurso de dos décadas pasará a apoyar – sólidamente en el entorno urbano – la venida de la nueva República65. La consolidación del conjunto socialista fue por lo tanto el reflejo de los grandes cambios sociales que caracterizaron una época durante la cual la mayoría obrera y labradora empezó a pedir más participación activa a través de la representación sindical; y al respecto, no tardó en promoverse también en la ciudad la constitución de movimientos como el ugetista, al que pronto se sumaron el anarcosindicalismo (desde 1911), enfrentados al sindicalismo católico66 o a los grupos más radicales como en el caso comunista67. La efervescencia de la política española, bien reflejada por el caso vallisoletano, no produjo sin embargo los efectos deseados. El país seguía en su profundo estancamiento social y económico, además de verse envuelto en el espinoso problema colonial que por 1921 se resolvió con otro desastroso episodio del Desastre de Annual. Por entonces, fue el general Miguel Primo de Rivera quién tomó la iniciativa – adelantándose así a otras posibles soluciones – dirigiendo un golpe de estado que produjo el establecimiento, bajo favor monárquico68, de un régimen dictatorial69. En Valladolid la noticia del golpe desató la simpatía de los grupos conservadores y especialmente de aquellos vinculados al entorno agrario, necesitados de una acción urgente y determinada70. Fue un comienzo 65 PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, «Partidos políticos y política municipal (1900-1936)», en AA.VV., Valladolid, historia de una ciudad, ob. cit., p. 971. Sobre la organización sindicalista de izquierdas en Valladolid véase también: Cfr., DE PRADO MOURA, Ángel, El movimiento obrero en Valladolid durante la II República, Valladolid, Junta de Castilla y León – Consejería de Educación, 1985, pp. 147-148. 66 También surgidos entre finales del siglo XIX y comienzo del XX. Cfr., FERNÁNDEZ GORRINDO, Félix, «La Federación de Sindicatos Agrícolas Católicos de Valladolid», Investigaciones Históricas, nº 1 (1979), pp. 233-234. 67 Éste último prácticamente inexistente – también durante la época republicana – en el entorno urbano y casi únicamente vinculado a los trabajadores del ferrocarril. Cfr., DE PRADO MOURA, Ángel, El movimiento obrero en Valladolid durante la II República, ob. cit., pp. 140-142. Sobre el desarrollo sindical en Valladolid véase también: PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María (coord.), Historia de Castilla y León. El siglo XX: tiempo de reto y esperanza, Vol. 10, Valladolid, Ámbito, 1986, pp. 16-17; y MARCOS DEL OLMO, María. Concepción, «El Valladolid contemporáneo», en BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (coord.), Una historia de Valladolid, ob. cit., pp. 420-424. 68 Como ha matizado Tussell fue el mismo monarca Alfonso XIII quién amparó con su actuación el golpe, convencido de que «si se hubiera opuesto al golpe, hubiera hecho peligrar su trono». Cfr., TUSELL, Javier, Historia de España en el siglo XX, Vol. 1, Madrid, Taurus, 1998, p. 448. 69 CASASSAS YMBERT, Jordi, La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Textos, Barcelona, Anthropos, 1983, pp. 19-30. 70 Respecto a la reacción ciudadana, «si bien las actas municipales escamotean cualquier referencia al golpe de estado del 23 septiembre de 1923, no tardaron en llegar al Ayuntamiento las agresiones institucionales propias del nuevo régimen instaurado por el general Primo de Rivera», que evidentemente 51 sin duda favorable para Primo de Rivera, creándose las bases para la imposición de un disciplinado directorio militar. Aunque en un principio este régimen supo solventar algunos problemas, con el tiempo no tardó en demostrar su imposibilidad de resolverlos con eficacia, razón por la cual no tardaron en crearse pretextos para nuevas protestas, debido a la incapacidad de los gobernantes de diferenciar entre la configuración que estaba asumiendo el país oficial y lo que era – con todos sus defectos – la España real71. Respecto al caso de Valladolid, se ha dicho que el régimen intervino de inmediato – a través de las autoridades locales – para cohesionar las dos corrientes oficialistas que se había asomado al primorriverismo con interés. Por un lado premiando las autoridades que habían demostrado su fidelidad con el Gobierno central y por el otro, consolidando la relación con el substrato industrial-financiero que vio en Primo de Rivera el símbolo de la recuperación económica del país72 Estas acabaron por ejercer sus intereses sin excesivos problemas, ya que la intervención del Estado permitió la imposición de una paz social que, bajo el orden manu militari, se preocupó de limitar y perseguir a los opositores del sistema establecido73. No obstante, a partir de la segunda mitad de los años veinte el gradual fraccionamiento del modelo primorriverista empezó a manifestar evidentes problemas de regularización interna. El estancamiento económico seguía siendo el principal obstáculo de un país que no había logrado grandes avances en este sentido; ni siquiera la implantación de métodos cercanos al corporativismo fascista italiano (régimen al que Primo de Rivera miraba con simpatía), pudo resolver una situación que se hacía cada vez más precaria e incierta74. Nuevas expresiones de malcontento empezaron a acusar un directorio cada vez más aislado, ante el cual no sólo se levantaba la voz de un pueblo insatisfecho sino también la de un compacto frente de exiliados que desde el extranjero (y en su mayoría desde Francia) intervino en la crítica procuraron reorganizar de arriba abajo el consistorio municipal según lo dispuesto por el nuevo régimen. Cfr., PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, Valladolid (1900-1931), ob. cit., pp. 59-60. 71 Bien ha sido analizado este aspecto en una investigación en la que se subrayan los efectos de las reformas propuestas por Calvo Sotelo, que pretendieron aplicar con celeridad las reformas necesarias para modernizar los aparatos jurídico-institucionales del Estado español. Un cambio que si bien produjo efectos deseados, sobre todo a nivel Municipal y Provincial (reforma de Estatutos de regularización), no logró sin embargo cuajar como alternativa para un sistema que no tardó en entrar en crisis durante la segunda mitad de la década de los años veinte. Cfr., ORDUÑA REBOLLO, Enrique, «La reforma de la administración local. De la frustración maurista al Estatuto de Calvo Sotelo», en AA.VV., Reformistas y reformas en la administración española, Actas del IIIº Seminario de Historia de la Administración (Madrid, 2004), Madrid, Ministerio de Administraciones Públicas (INAP), 2005, pp. 143-176. 72 GARCÍA DE LA RASILLA ORTEGA, María del Carmen, El Ayuntamiento de Valladolid: política y gestión (1898-1936), Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 1991, pp. 146-152. 73 ARÓSTEGUI, Julio, CALLEJA, Eduardo y SOUTO, Sandra, «La violencia política en la España del siglo XX», Cuadernos de Historia Contemporánea, nº 22 (2000), p. 69. 74 BEN-AMI, Shlomo, La dictadura de Primo de Rivera 1923-1930, Barcelona, Planeta, 1983, p. 115. 52 del sistema dictatorial, favoreciendo la implantación de una alternativa democrática que a menudo criticó también a la monarquía por su apoyo incondicional al general golpista75. A partir de 1928 la oposición volvió a la carga con protestas estudiantiles que a lo largo de los dos años siguientes contribuyeron a provocar el definitivo derrumbe del dictador. Le sucedieron dos efímeros jefes de Estado, el general Dámaso Berenguer primero y el almirante Juan Bautista Aznar, que tan sólo pudieron interceder como garantes del orden constitucional ante la inminente expansión de las manifestaciones prorepublicanas76. De allí a la proclamación de la Segunda República pasarían pocos meses, durante los cuales la sociedad vallisoletana – al igual que en todo el país – experimentó momentos de ilusión y recobrada confianza en el porvenir democrático. Fue sin duda alguna el comienzo de una etapa, en la que no tardaron en aparecer en la escena nuevos actores llenos de propuestas políticas. Entre ellos, no faltó la voz de un joven sindicalista que – firme en sus ideas y propósitos – no tardó en plantear un camino diferente y algo controvertido. Onésimo Redondo empezaba por entonces su participación en la política activa a través de una respuesta sin duda atrevida, pero firmemente convencida de poder cambiar el destino de una entera nación77. 75 «No consiguió realizar Primo de Rivera sus propósitos de transición, y así llegó el momento en que se encontró solo ante el peligro, tras haberle abandonado la parte más influyente de la sociedad: políticos, intelectuales, burguesía, aristocracia, magistratura, juventud, universidad, colegios de abogados… Igualmente tenía ante sí los grupos regionalistas y a los nacionalistas por el resuelto centralismo del régimen». Cfr., TAMANES, Ramón, Ni Mussolini ni Franco: la dictadura de Primo de Rivera y su tiempo, Barcelona, Planeta, 2008, p. 397. 76 Ibídem, pp. 402-416. 77 «Desaparecidas las formas de dictadura patriarcal que han sido el régimen habitual en los últimos años, se han entregado a la ciudadanía los destinos de la nación. […] Repudiamos el concurso de las multitudes embriagadas de desorden por las calles. Disciplina y audacia es nuestro lema». Cfr., «¡A los jóvenes!», Libertad, nº 2, 20 de junio de 1931. 53 54 1) HACIA UNA BIOGRAFÍA DE ONÉSIMO REDONDO ORTEGA Iº PARTE 1) Una formación al servicio del culto y del Estado. 1.1 El primer contacto con el mundo: del espacio rural al espacio urbano. Quintanilla, Valladolid y los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1905-1921). Entre las pocas publicaciones que han sido dedicadas a Onésimo Redondo, se puede contemplar con facilidad una escasa nota biográfica así como algún error de encuadramiento del personaje. Pero pese a ello, cabe decir que en su totalidad estas obras suelen coincidir en cuanto a fechas y eventos que el mismo protagonizó78. Todos están de acuerdo, por ejemplo, en indicar que Redondo nació en un pequeño pueblo de la ribera del Duero, Quintanilla de Abajo, un 16 de febrero de 1905 79. En efecto, esta fecha ha de considerarse sin duda como la oficial, aunque se ha considerado oportuno señalar aquí que en un caso – concretamente una copia del acta de nacimiento – aparece una fecha distinta: «“Acta de nacimiento n. 124[”] Onésimo Redondo Ortega. En la Villa de Quintanilla de Abajo provincia de Valladolid, a las diez de la mañana del día diez y ocho de febrero de mil novecientos cinco»80. 78 Se toma en consideración como principal referente la obra de José Luis Mínguez Goyanes, Onésimo Redondo, precursor sindicalista (1905-1936), por su precisión y frecuento uso de documentación que justifica los datos expuestos. No obstante se hará referencia también a otras dos obras – aunque de forma ocasional – que han sido publicadas en tiempos más recientes y que hay que tener en consideración más por elementos específicos que por su análisis general. Se trata de las obras de: VILLEGAS, José Luis, Onésimo Redondo. Los albores de Falange, Madrid, Barbarroja, 2011; y JEREZ RIESCO, José Luis, El Madrid de la Falange, Madrid, Actas, 2006. 79 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 5 80 Se trata de una copia del original de 1922, utilizada por Redondo para las oposiciones a auxiliar de Hacienda, según convocatoria: “Certificación del Registro civil del acta de inscripción de nacimiento, debidamente legalizada”. El papel es firmado por Mariano Crespo Iglesias, Juez municipal y aparece en el Registro Civil de Quintanilla de Abajo, tomo 22, folio 124. Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folios 18-19. 55 Se trata con toda seguridad de un simple error de transcripción del texto original, ya que la fecha parce escrita con prisa y poco cuidado. Hay muchos documentos que certifican su nacimiento el día 16 de febrero81, además de otra irrefutable prueba que en este caso sería relacionada con el apego religioso familiar; pues en el calendario litúrgico, este día corresponde a la celebración de San Onésimo. Ό ήσι ος, Onēsimos, que en griego significa “el útil”, conocido en el mundo cristiano como San Onésimo (Onésimo de Bizancio), discípulo de San Pablo a comienzos del Iº siglo 82. La importancia del elemento espiritual y el profundo respecto por el dogma católico, son otra prueba que nos ayuda a certificar el nacimiento de Redondo en este día. Onésimo era hijo del matrimonio de Buenaventura Redondo Iglesias y Juana Ortega Pico, típica «familia campesina, castellana de pura cepa y de profundas raíces cristianas que imprimirá honda huella en la personalidad del muchacho»83. El padre era originario de la villa, mientras la madre era natural de Sardón de Duero 84. Desde sus primeros momentos, la vida de Onésimo fue marcada por Quintanilla de Abajo, lugar que a lo largo de su crecimiento adquirirá un importante papel. Su primera formación, muy vinculada al maestro del pueblo, se amplió con el ambiente que allí respiraba, propio de la mayoría de los pueblos castellanos: «casas sin lujo, trigo en la panera, poca gente, tierra repartida y un templo de oración con la torre bien alta […]; campo muy abierto y anchura de corazón en los hombres; austeridad en todo, en las costumbres y en el trabajo y en la conversación; la fe muy arraigada y el pensamiento muy español»85. La vinculación con Quintanilla fue tan fuerte que tras la muerte de Onésimo, el mismo pueblo – ya acostumbrado a los cambios de denominación – no tardó a modificarse en Quintanilla de Onésimo, nombre que conserva todavía en la actualidad86. El pueblo no sólo fue el primer núcleo formativo de Onésimo, sino que para el joven representó siempre un vínculo fundamental con su familia y su tierra. Dejando de un lado las amistades, algunas de ellas trascendentales para su futuro, el núcleo familiar fue 81 Véase por ejemplo la ficha policial de 1936 en la que aparece claramente como fecha de nacimiento el 16 de febrero de 1905; Personal de Onésimo Redondo y cédulas, APMR, caja 3, carpeta 2, sobre M. 82 «Carta a los Colosenses», en La Biblia, 4: 5-9. 83 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 8. 84 De los abuelos paternos quedaba con vida Antolín Redondo Castrillo, esposo de la difunta Eugenia Iglesias Nieto, residente en Quintanilla de Abajo y la abuela materna Torcuata Pico González, natural de Valbuena de Duero, viuda de Andrés Ortega natural de Castrillo Tejeriego. Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 18. 85 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., pp. 4-5. 86 Para una breve historia de Quintanilla, véase: CASTRILLO VILLAMAÑAN, Antonio, Historia de Quintanilla: Un pueblo con cinco nombres: De Muza Alvarez, De Yuso, De Duero, De Abajo y De Onésimo, Valladolid, Diputación Provincial de Valladolid, 1993; CUBERO GARROTE, José, Valladolid. Todos los pueblos de la provincia, Madrid, Ánfora, 2006. 56 un pilar fundamental en su crecimiento. El padre, Buenaventura Redondo, provenía de una familia campesina que se había establecido en Quintanilla donde se dedicaba, además de la agricultura, al comercio de tejidos. Casado con Juana Ortega, mujer devota pero aparentemente sin mucho peso en las decisiones familiares, Buenaventura se caracterizaba por ser una figura paternal austera y cabeza de familia, «un hombre recto que imponía el orden estricto y no transigía con blanduras mal entendidas»87. Sin duda, fundamental en sus primeros años, fue la presencia de los hermanos; entre ellos, Onésimo era el quinto, ya que le superaban en edad Andrés, Víctor, Albina, Natalia (la niña)88, siendo únicamente Eugenia más joven que él. Sin embargo fue con el primero de ellos, Andrés, con quién hubo de entablar una profunda amistad y que acabó consolidando su relación con el hermano tanto en lo privado como en lo político. Andrés, desde muy joven asentado en Valladolid como empleado del Banco HispanoAmericano, no sólo fue el protector del hermano menor durante sus años de formación en la capital castellana, sino un importante apoyo durante buena parte de su vida: en la etapa escolar y en la estancia en Alemania, en la vida profesional sindical, en la defensa del enlace con Mercedes Sanz-Bachiller, en la formación política y desde luego en la defensa de los valores espirituales. Andrés no faltó ni siquiera en el momento de su muerte, en el controvertido tiroteo de julio de 1936, aunque nunca dejó una clara versión de cómo fueron realmente los hechos. Aparentemente menos entrañable fue la relación con Víctor, el otro hermano varón, con el que había desde luego un fuerte vínculo afectivo y personal, pero no de interés político u ideológico. Víctor, que residió buena parte de su vida en Aranda de Duero donde trabajaba, apenas logró disfrutar de su matrimonio con una joven zamorana, María Luisa, falleciendo de septicemia en 193589. Como hemos dicho con anterioridad, la primera fase formativa parece estar vinculada a dos elementos que asumen un carácter fundamental en el crecimiento de Onésimo: la escuela y el campo. Respecto a la primera, según afirma Mínguez Goyanes, «realiza sus primeros estudios en la escuela de Quintanilla, en aquellos años regentada por don Francisco Núñez [Muñoz]»90. Se puede suponer que las primeras lecturas del joven 87 «XXV aniversario de la muerte de Onésimo Redondo», Libertad, núm. especial, 25 de julio de 1961, p. 5. 88 Por lo visto Natalia sufrió desde el nacimiento cierta discapacidad, por lo que durante buena parte de su vida fue la hermana Eugenia quién la asistió. El apodo de la niña, fue utilizado frecuentemente por Onésimo para referirse a Eugenia, así como lo testimonian las cartas enviadas desde Alemania. Cfr., Entrevista a María de las Mercedes Redondo Bachiller, (Madrid el 21 de junio de 2013). 89 Entrevista a María de las Mercedes Redondo Bachiller, (Madrid el 21 de junio de 2013). 90 Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 8. El nombre de maestro del pueblo citado por Goyanes es erróneo, ya que su apellido era Muñoz. La otra 57 fueron, además de las científicas, de carácter literario e histórico, disciplina ésta última que le apasionó durante toda su vida91. Su dedicación al estudio se refleja claramente en los años de la formación vallisoletana, debido a su proclividad y aplicación hacia la gramática, la lingüística, la composición de textos e incluso algunos versos poéticos. Casi de forma prematura, el joven desarrolló ciertas habilidades que se debieron a su capacidad de observar, escuchar e interactuar con su entorno. Y al respecto cabe decir, que el campo – segundo elemento formativo – le rodeaba por completo; pues el joven Onésimo aprendió a trabajar la tierra según las modernas técnicas de cultivo que seguían entremezclándose con los viejos consejos de los campesinos92. Con el tiempo desarrolló también la habilidad de crearse un espacio propio, donde poner en práctica sus conocimientos del campo, cosa que no dejaría de hacer cada vez que podía regresar a Quintanilla por alguna visita93. De todas formas, hay que imaginarse que la infancia de Onésimo fue como la de cualquier otro niño; a las horas de clase seguían las dedicadas a la familia, donde el joven colaboraba en el trabajo familiar dividido entre el hogar y los campos contiguos al pueblo. Las tardes de los calurosos veranos, según afirman sus biógrafos, pasadas a jugar entre los canales de regadío de la ribera del Duero, subiendo a los cerros del valle y por los viñedos tan típicos de la zona, cuna de un vino – tanto ayer como hoy – muy apreciado. Teniendo en cuenta la distancia entre Quintanilla y Valladolid, tan sólo 34 kilómetros, podemos suponer alguna breve excursión a la gran capital. Es probable que la ciudad más poblada de Castilla apareciera como una imponente urbe ante los ojos de un niño acostumbrado a las escasas calles de los pueblos, de la que destacaría además una modernidad y una productividad frenética totalmente ausente en el espacio rural. En aquella época Valladolid estaba experimentando los efectos del crecimiento industrial y tecnológico que se había desarrollado a partir de finales del siglo XIX. Gran promotora de esta evolución había sido la red de ferrocarril promovida por la Compañía del Norte que no sólo conectó la ciudad con una de las líneas más importantes del país, la MadridIrún, sino que acabó por fomentar la creación de un taller que se configuraría como el referencia se encuentra en: «XXV aniversario de la muerte de Onésimo Redondo», Libertad, núm. especial, 25 de julio de 1961, p. 5. 91 Lo demuestran sus numerosos apuntes de los cuadernos muchos de ellos dedicados a la historia de España, aspecto que analizaremos más adelante. 92 «XXV aniversario de la muerte de Onésimo Redondo», Libertad, núm. especial, 25 de julio de 1961, p. 2. 93 Cumplido los 14 años y recién llegado a Valladolid, escribirá a los padres: «cuiden bien las gallinas […]; no se olviden de trasplantar con cuidado mis almendros». Cfr., Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.1 (30/11/1919). 58 más amplio y eficiente del recorrido94. La clase media local, definida por Celso Almuiña – como ya hemos visto – burguesía harinera95, fue la impulsora de la conversión de la ciudad en un potencial centro industrial que a caballo del siglo XIX y comienzos del XX albergó algunas prósperas sociedades como la Electra Popular Vallisoletana o el Banco de España, promotor del Banco de Castilla. Éstas últimas a su vez, fueron los organismos que financiaron obras de cierta vanguardia técnica en la ciudad, como lo fue el transporte público local con la puesta en marcha de unos de los primeros tranvías eléctricos de España96. Los que con antelación a Onésimo tomaron contacto con este ambiente, fueron sus hermanos mayores Andrés y Víctor. Poco después fue el turno de un todavía adolescente hermano que, terminados los estudios primarios en Quintanilla y tras ganar una beca para realizar el Bachillerato en un colegio de Valladolid, se apremiaría a cambiar el campo por un nuevo y aún desconocido espacio: la ciudad. A comienzos de 1919, Onésimo se aproximaba a su traslado a Valladolid. El 11 de junio de 1919 había sido admitido con una beca de estudios, para realizar los cursos de Bachillerato en el colegio de Nuestra Señora de Lourdes, ubicado en el barrio de Tenerías97. Éste colegio había sido fundado en 1884 por voluntad de Paulina Harriet, francesa afincada en Valladolid y esposa del importante industrial Juan Dibildos98. Desde sus comienzos, el colegio había sido destinado a los Hermanos de las Escuelas Cristianas, congregación religiosa creada sobre la labor de San Juan Bautista de la Salle en el siglo XVIII. Desde 1905, el cuarto director del colegio seguía siendo el H. Joviniano Luis, recordándose su estancia en las crónicas como «la más prospera para el Colegio […] durante su directorado se ha duplicado el personal docente, que los 94 Los talleres del ferrocarril representaron la «primera – y durante mucho tiempo única – empresa; un autentico centro fabril: casi 140.000 metros cuadrados de instalaciones situadas en el entorno de la propia estación Campo Grande y dotada del más moderno equipamiento». Cfr., BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier, (et. al.), Una historia de Valladolid, ob. cit., pp. 411-412. 95 ALMUIÑA FERNÁNDEZ, Celso, «De la vieja sociedad estamental al triunfo de la ‘burguesía harinera’», en Valladolid en el siglo XIX, ob. cit., p. 218. 96 Los tranvías eléctricos se inauguraron en Valladolid el 8 de septiembre de 1910, cfr. VALLADOLID ANTIGUO, Archivo para Septiembre, 2009 [online], URL: <http://www.valladolidantiguo.es/2009/09/page/4/> [consultado el 03/06/2013]. 97 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 8. 98 AA.VV. «Colegio de Ntra. Sra. De Lourdes. Reseña histórica del mismo, desde el año de su fundación 1884 hasta el 1924 fecha de la inauguración del nuevo Colegio», Valladolid, Andrés Martín, 1924, p. 10, en BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (curado por), Colegio de Ntra. Sra. De Lourdes, reseña histórica, Valladolid, Maxtor, 2008. 59 alumnos han subido a más de 650 y que se ha triplicado la extensión que antes poseía el Colegio»99. Onésimo llegaba por lo tanto en uno de los más acreditados colegios locales, aunque sus primeros días coincidieron con un momento delicado. Durante el curso de 1918/1919 la enfermedad conocida como la gran gripe o ‘gripe española’ causó sensibles pérdidas tanto en Valladolid como en toda España y Europa; fue tan devastadora que aquel año llegó incluso a aplazarse el comienzo del curso, debido al fallecimiento de algunos profesores y alumnos100. El curso siguiente, el de 1919/1920, comenzaba con la voluntad de olvidar los estragos de la enfermedad, por lo que: «[Onésimo] llega con la ilusión de niño, pero también con firme propósito de no desaprovechar la ocasión ni perder tiempo; tiene prisa en saber, en prepararse, y al poco tiempo se distingue entre los alumnos»101. La disciplina que Onésimo encontraría en su nuevo colegio bien queda reflejada por los escritos de la época; según sus autores, los alumnos «no tienen otros días de asueto que los domingos y fiestas de precepto […]. Las vacaciones son escasas y no hay día del año escolar en que los alumnos dejen de acudir a las clases, siquiera sea para aguardar la hora de santa misa»102. La rigurosidad de la enseñanza lasalliana, percibida por el mismo Onésimo, le obligó a ratificar algunos avisos que la escuela enviaba a los padres; a comienzos de 1920, por ejemplo, escribía el joven: «irán notando en las menciones semanales que siempre me falta algún punto de conducta en el boletín; es por hablar en clase, me cuesta mucho corregirme, pero…ya veremos»103. Percibimos cierta aprensión en las palabras de Onésimo respecto a sus notas, pero la realidad nos indica que el joven se distinguió entre los alumnos. El hallazgo de un boletín semanal en el archivo familiar, perteneciente al curso 1920/1921 (6º y último año), nos aclara su evolución pedagógica: en todas las asignaturas de comienzo del curso – química, historia natural, arquitectura (dibujo), ética y derecho – Onésimo había aprobado con un diez (sobresaliente). Únicamente en “conducta y urbanidad” – a la que se refiere en su carta – su evaluación correspondía a un nueve; nota que sin embargo, en febrero de 1921, ya 99 Ibídem, pp. 20-21. Ibídem, p. 29. 101 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 5. 102 AA.VV. «Colegio de Ntra. Sra. De Lourdes. Reseña histórica del mismo, desde el año de su fundación 1884 hasta el 1924 fecha de la inauguración del nuevo Colegio», ob. cit., p. 31. 103 Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.3 (28/02/1920). 100 60 se había convertido en otro diez104. Además de las asignaturas básicas, Onésimo profundizó el conocimiento del idioma francés, debido al origen transpirenaico de los lasalianos. Estudió también asignaturas especializadas como agricultura y técnica agrícola industrial, particularmente valoradas por la importancia de la economía agraria regional y de utilidad para su futuro profesional105. Según las crónicas, la vida en el colegio consistía, además de las clases regulares, en diferentes actividades como excursiones, concursos y visitas pastorales. Se realizaron en el bienio 1918-1920 algunas visitas que tenían como objetivo la “formación práctica” de los alumnos: lo talleres de la Compañía del Norte (ferrocarril), la fábrica de azúcar de Santa Victoria, la de cerámica de la familia Silió y otras106. Emocionado por conocer su entorno escribía Onésimo: «el jueves pasado hemos ido también a ver una fábrica “La cerámica”, que es de los S.res Silió […]. Aunque no es tan bonita como la Azucarera por no tener tantas máquinas y no ser tan grande […] llama la atención por lo bien que está toda la industria»107. Sus cartas nos dan la impresión de que el niño preparase con meticulosidad las excursiones, estudiando en los detalles las visitas y dejando claras sus impresiones; una actitud, la de Onésimo, que encaja con los que afirman su afán para aprender108. Escribía poco después, respecto a los exámenes de junio 1920: «Comprenderán Uds. que ahora tenemos que trabajar más que nunca y sobre todo yo que tengo una asignatura de más y no ando muy bien en ella»109. Ni siquiera las pausas veraniegas, transcurridas como siempre en Quintanilla con la familia, alejaron al joven de su principal objetivo: la voluntad de plasmar su formación en la ciudad, sin todavía esconder su origen y pasión por el espacio rural110. Respecto a ésta última cuestión, ya dijimos que Onésimo cuidaba 104 Boletín Semanal de Onésimo Redondo Ortega (6º año), en APMR, caja 2, carpeta 4, sobre A. Se conservan los cuadernos de estas dos asignaturas Cuaderno de Francés (1919-1920) y Técnica Agrícola Industrial, en APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 2 y 3. 106 AA.VV. «Colegio de Ntra. Sra. De Lourdes. Reseña histórica del mismo, desde el año de su fundación 1884 hasta el 1924 fecha de la inauguración del nuevo Colegio», ob. cit., p. 28. 107 Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.2 (27/02/1920). 108 Se afirma en una publicación anónima de 1941: «un colegio de religiosos, Nuestra Señora de Lourdes, le recibe en esos años. […] Y así, sin estridencias, confundido con el tono gris de la disciplina colegial, transcurren los años del Instituto. El estudio disciplinado es el complemento de su vida sencilla, dignamente ejemplar»; en ANÓNIMO, Onésimo Redondo. Vida, Pensamiento, Obra, ob. cit, p. XIIIXIV. 109 Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.4 (30/05/1920). 110 Una prueba de esto, fue una de las primeras cartas del curso 1920/1921 escrita al poco tiempo de regresar al colegio: «Queridos padres: me encuentro sano y contento y les deseo lo mismo. Todavía me acuerdo bastante de ésa [Quintanilla] pero ya me voy acostumbrando de nuevo a la vida del colegio, que, después de todo, esta o parecida (y no como en el pueblo) es lo que me conviene». Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.5 (14/10/1920). 105 61 de sus propias plantas en la huerta del pueblo111, aunque seguía informándose sobre todo lo que ocurría respecto al campo, del que parecía un auténtico experto: «escriban diciéndome cuando sacan la remolacha y las patatas y lo que haya de particular en ésa»112. En sus cartas no se perciben más detalles de la vida escolar y sobre todo respecto a su relación con los demás alumnos; parece que Onésimo vivía un poco apartado, quizás por dedicar la mayoría de su tiempo libre al estudio o tal vez por su timidez. De los escasos testimonios de la época, uno de sus amigos afirma que «era inteligente y trabajador. Buen compañero, aunque solía aislarse un poco de los demás posiblemente por su condición de becario y de recién llegado a la ciudad. Era vivo de genio y tenía cierta fama de exaltado en la clase»113. En esta etapa formativa adquirieron mucha importancia el estudio y el ejercicio religioso, aspectos que marcarían considerablemente la vida de Onésimo. La educación según los dogmas cristianos se desenvolvía a través de la interpretación diaria de la doctrina y su estudio, la asistencia a misa, la confesión y comunión, el rezo del rosario, el viacrucis y las obras caritativas114. Los internos, entre ellos Onésimo, «asisten diariamente al santo sacrificio de la misa y siguen al sacerdote de varios modos: ya contestando todos a las oraciones, ya leyendo cada uno en su libro la oración que indica el recitador, ya siguiendo el propio a la misa del jueves, en la que cantan algunos motetes o cánticos religiosos»115. Aparentemente este estilo educativo no le era del todo nuevo. Según la correspondencia con los padres, entendemos que los ejercicios espirituales del colegio complementaron lo que el hijo venía ya practicando desde su infancia en Quintanilla: «me acuerdo mucho del canto. “Miserere…” por las noches los viernes en la iglesia porque daba gusto verla con tanta gente[;] creo asistiré como siempre al solemne “Miserere…” del día de jueves santo por la noche en la procesión a la ermita. Cuando me escriban, denme muchos datos de las misiones y díganme si piensan llevar el santo Cristo de la Agonía a la iglesia para hacerle la novena como hace 111 Véase, por ejemplo: Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.1 (30/11/1919), y carta 17.7 (05/04/1921). 112 Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.5 (14/10/1920). 113 El testimonio es de Jesús Ercilla Ortega. Éste fue entrevistado por Goyanes en 1981 poco antes de su fallecimiento. Ercilla, junto con el hermano Lázaro, fue amigo de Onésimo desde los años juveniles y entre los primeros que le siguieron en la fundación del grupo de las Juntas Castellanas. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 8 y p. 89. 114 AA.VV. «Colegio de Ntra. Sra. De Lourdes. Reseña histórica del mismo, desde el año de su fundación 1884 hasta el 1924 fecha de la inauguración del nuevo Colegio», ob. cit., p. 30. 115 Ibídem, p. 31. 62 dos años»116. Acostumbrado a la vida religiosa del pueblo basada en una comunidad circunscrita a sus habitantes, destaca el impacto provocado por las grandes procesiones de Valladolid, «fuimos a las 3 y ½ a ver la entrada del Sr. Arzobispo. Le vimos dos veces, hubo una procesión enorme»117. Asimismo se distingue por su meticulosidad en describir la multitud de congregaciones y sociedades católicas que acompañaban el evento118. Con la llegada de la primavera de 1921, Onésimo empezó a prepararse para los exámenes finales; «me tengo que examinar de ocho asignaturas pues todavía me quedan las dos gimnasias»119. Los resultados de los exámenes demostraron la buena prestación que el joven había mantenido durante los años del Bachillerato, acabando sus estudios con sobresaliente en todas las asignaturas120. El método educativo de los Hermanos de las Escuelas Cristianas marcó – lo hemos visto – la formación del joven que a lo largo de unos pocos años, emprendió el traspaso desde la niñez a la adolescencia, familiarizándose por un lado con la frenética vida de la ciudad y por el otro manteniendo el campo como origen y núcleo central de sus pensamientos121. Con dieciséis años Onésimo había finalizado su etapa escolar y se aproximaba a su porvenir; mirando al pueblo sin duda con cierta nostalgia, pero consciente de su indisoluble vinculación al espacio urbano en el que ya se había iniciado. 1.2 La oposición para auxiliar de Hacienda: el primer trabajo (1921-1923) Una vez terminado el curso escolar, el joven entendió que su futuro no podía estar vinculado a Quintanilla debido, con toda probabilidad, a su interés de seguir con los estudios. Por esta razón Onésimo permaneció en la ciudad, aprovechando el domicilio 116 Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.3 (28/02/1920). Ibídem, 17.5 (14/10/1920). 118 Ibídem. Afirma Onésimo que eran «de todas clases: los de los Jesuitas, los luises, los Kostkas, el seminario, la sociedad católica de obreros, ferroviarios, labradores, etc. etc.». 119 Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.7 (05/04/1921). 120 Resultados de los últimos exámenes, «curso 1920/1921 = Gimnástica 1er curso: aprobado, Gimnástica 2º curso: aprobado, Elementos de Historia general de la literatura: sobresaliente, Dibujo 2º curso: sobresaliente, Ética y Rudimentos de Derecho: sobresaliente, Historia natural: sobresaliente y Matrícula de Honor, Agricultura y técnica agrícola e industrial: sobresaliente, Química general: sobresaliente y Matrícula de Honor. Cfr., «Certificación académica personal», expeditado el 22/02/1922; Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 25. 121 «Los hechos nos demuestran que en él no anidan pujos de señoritismo ni el vergonzoso espectáculo de una deserción de la tierra. Sabe bien a lo que aspira y en sus objetivos no puede haber interferencias». Cfr., GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 6. 117 63 de sus hermanos; éstos, Andrés y Víctor, vivían en el portal nº 1 de la calle Santa María, lugar próximo a la céntrica calle Santiago y a pocos metros de la plaza Mayor de Valladolid122. Allí el hermano menor encontraría un lugar familiar donde vivir tras la etapa escolar, además de poder contar con la cercanía y el apoyo de sus más directos familiares. El propósito de seguir con los estudios quedó patente poco después de la etapa escolar, cuando el joven se matriculó en la Universidad de Valladolid con la intención de estudiar la carrera de Derecho123. En el medio de numerosos cambios que estaba experimentando la Universidad local en aquella época, el joven cursó sus primeras asignaturas durante el otoño de 1921 en la recién instituida Facultad de Filosofía y Letras – Sección Historia, siendo ésta última parte del «curso preparatorio para los estudios de Derecho»124. Junto a la actividad universitaria, Onésimo manifestó pronto la necesidad de adquirir cuanto antes una independencia económica. Durante esta época meditó – no sabemos si por interés u obligación – la posibilidad de presentarse a las “Oposiciones a Plaza de Auxiliares del Ministerio de Hacienda”, anunciadas en el R.O. del 29 de octubre de 1921 y convocadas oficialmente el 3 de diciembre del mismo año125. Fue durante los primeros dos meses de 1922, al empezar el estudio para las oposiciones y por lo visto dejando de un lado las universitarias, cuando Onésimo reunió todos los documentos y certificados necesarios para presentar la petición de admisión, que fue registrada el 27 de febrero y que hoy representa una valiosa fuente biográfica126. Tan sólo dos meses después, el 11 de abril Onésimo había sido admitido a la primera fase de la oposición, como candidato con el nº 1281. No pudiendo acudir a Madrid a recoger su papeleta 122 Tenemos conocimiento de esta dirección debido a la inscripción con este domicilio. a la oposición de Hacienda. Cfr., Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 16. 123 Expediente de D. Onésimo Redondo y Ortega, Archivo Universitario de Salamanca (desde ahora AUSA), caja 3948, carpeta 35, folio 3. 124 Desde la época anterior existía una sección de Filosofía y Letras que se encargaba de los cursos de introducción a la carrera de Derecho. A partir de 1917 ésta sección se constituyó en ‘Facultad’ autónoma, aunque se seguía impartiendo en ella las asignaturas obligatorias para el curso de jurisprudencia: Lengua y literatura, Lógica fundamental e Historia de España (modificada de Historia universal). Cfr., PALOMARES IBÁÑEZ (coord.), Historia de la Universidad de Valladolid, vol. II (edad contemporánea), Valladolid, Universidad de Valladolid, 1989, pp. 542-543. 125 Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 18. 126 Recién cumplidos los diecisiete años, Onésimo se presentaba con la cédula personal de 11ª clase, nº 656/1.581.757 y con los documentos necesarios para el registro: 1º certificado del Registro civil del acta de inscripción de nacimiento, 2º certificación de buena conducta, 3º certificación facultativa de no tener defecto físico ni enfermedades, 4º certificación negativa de antecedentes penales y 5º certificación personal de haber realizado y aprobado los estudios de Bachillerato. Cfr., Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 18. 64 necesaria para el examen, sería un amigo suyo, Julián Martínez Aguirre, el que se encargara de hacerle llegar la documentación necesaria, gracias a un justificante que Onésimo le firmó el 29 del mismo mes127. La oposición se dividía en una parte oral y otra escrita. Sabemos que a la primera convocatoria oral, la del 13 de julio, Onésimo no acudió por no considerarse, con toda probabilidad, todavía preparado. Sin embargo sí se presentó a la segunda y última convocatoria, la del 27 de noviembre, terminando los exámenes con la prueba escrita realizada el 15 de diciembre; en ambas ocasiones su examen se realizó en Madrid y dependió de la comisión del Ejercicio nº 1921 del Tribunal128. Los resultados de las pruebas de oposición, fueron publicados en la Gaceta de Madrid nº 365, del 31 de diciembre de 1922. Su calificación final fue de 33 puntos para la prueba oral y de 51,23 puntos para la escrita, con un total de 84,23 puntos sobre 110129. De alrededor de 3.000 candidatos, aprobaron tan sólo 360, quedando Onésimo entre ellos, en el puesto nº 193. Dado el buen resultado de la oposición cabe imaginar que el nuevo año, empezaba bajo los mejores auspicios. El día 30, siguiendo las instrucciones de la R.O. de 10 de enero de 1923, Onésimo enviaba al Ministerio: «la presente solicitud con relación escrita al margen y por orden de preferencia, de las provincias a una de las cuales desea ser asignado a cubrir vacante. Valladolid Madrid Salamanca Santander Palencia […]»130. primera segunda tercera cuarta quinta Pocos días después, la resolución final de la comisión del Tribunal, comunicó que: «Don Onésimo Redondo Ortega ha sido nombrado por R.O. de esta fecha Auxiliar (nº193) […] con destino a servir el empleo de igual clase en la Tesorería de Hacienda de la provincia de Salamanca. Madrid, 12 de febrero de 1923»131. La incorporación a las 127 Fueron aceptados a la oposición de auxiliar de Hacienda 3.001 candidatos. Sobre el orden de candidatos a la oposición, véase Gaceta de Madrid, nº 101, 11 de abril de 1922, Anexo I, p. 81. Se conserva el justificante en Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 26. 128 Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 17. 129 Gaceta de Madrid, nº 365, 31 diciembre de 1922, p. 1365. 130 Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 16. El subrayado es original en el texto e índica la plaza finalmente asignada al candidato. 131 Ibídem, folio 15. 65 oficinas de Salamanca fue frenética. Tras recibir la comunicación del día 12, tuvo que organizar rápidamente su traslado a la segunda ciudad por importancia de Castilla la Vieja. Según las fuentes consultadas, su mudanza duró tan sólo un par de semanas ya que su primer día de trabajo fue el 1 de marzo132. De los primeros meses salamantinos no tenemos mucha información. Sabemos por las entrevistas de Goyanes que durante buena parte de su estancia en la ciudad del Tormes (hasta 1926), Onésimo vivió en una pensión con Eduardo Martín Alonso, viejo conocido de Valladolid133. El trabajo como técnico de Hacienda, por lo menos durante estos primeros meses, no le dejaba mucho tiempo libre. Para los que le conocieron, aunque apareciera joven e inexperto, «ya es un pequeño hombre que ha de habérselas con la vida y con la sociedad, expuesto a las tentaciones de verse libre»134. Otro aspecto en el que sus biógrafos coinciden, fue la necesidad de adquirir cierta ‘independencia’ frente a la familia; según Goyanes, parece ser que «en realidad, Redondo pretendía conseguir un trabajo para poder cursar la carrera de Derecho, sin ser especialmente gravoso a su familia. Esta es la causa de su ida a Salamanca»135. Dejando de un lado – por el momento – las causas académicas, lo primero que experimentó Onésimo en su nueva ciudad de acogida fue el cambio de régimen que protagonizó el general Miguel Primo de Rivera. Sabemos que el golpe se resolvió con brevedad, quedando definitivamente vinculado el rey Alfonso XIII a los militares que apoyaron a Primo de Rivera136. En Salamanca la actitud de los primeros días sería la misma que en buena parte del país137, así como relata una crónica local: «el milagro de echar abajo el régimen de la corruptela y del favoritismo se ha realizado: háganlo unos háganlo otros, el milagro se ha hecho y de ello debemos felicitarnos. Que surjan nuevos hombres, que sacudan su marasmo los que posean valores morales y sociales de indiscutible competencia. […] A nosotros poco puede 132 Ibídem, folios 13-14. Según relata el director de la delegación de Hacienda de Salamanca, «Don Onésimo Redondo Ortega, opositor nº 193, ha tomado posesión del destino de Auxiliar de la tesorería de Hacienda de esta provincia el día 1º de los corrientes. […] Salamanca, 3 marzo 1923». 133 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 9. 134 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 6. 135 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 9. 136 TUSELL, Javier, Radiografía de un golpe de Estado. El ascenso al poder del general Primo de Rivera, Madrid, Alianza, 1987, pp. 246-248. 137 «En las primeras declaraciones del dictador y en el propio manifiesto del 13 de septiembre se alude a la provisionalidad del régimen, a su situación de excepcionalidad para librar al país de la vieja política y encauzarle, en una labor de cirujano, hacia otros rumbos» Cfr., GONZÁLEZ MARTÍNEZ, Carmen, «La Dictadura de Primo de Rivera: una propuesta de análisis», Anales de Historia Contemporánea, nº 16 (2000), p. 338. 66 importarnos el modo, con tal que se salve a la patria, por la que tanta predilección ha mostrado siempre la Divina Providencia»138. Respecto al golpe, Onésimo pareció defender una postura de adhesión al pronunciamiento de Primo de Rivera y podría interpretarse este último aspecto como una de sus primeras argumentaciones de carácter político139. De los principios que habían animado el golpe, es probable que Onésimo compartiera especialmente la defensa de unos valores regenerativos y patrióticos, necesarios para el retorno del orden y de la autoridad gubernamental, a través del método sincrético 140. No obstante, el joven se quedó aparentemente alejado del mundo político, limitándose a ejercer el papel de ‘espectador’ de la dictadura. En 1923 su principal tarea seguía siendo su profesión de funcionario, aunque el interés para la carrera universitaria en Derecho y las visitas a su pueblo natal141, marcaron con mayor peso esta época formativa: «Alterna su afanoso estudio con los descansos que le permiten volver otra vez a la tierra. […] No era el señorito que volvía a pasar días de holganza, […] era un campesino más, con la tierra y el sol metida en el alma, que volvía a su casa de adobe encalado»142. La etapa salamantina – además de ser inesperada – se puede considerar como el comienzo de una nueva fase formativa. Aquí empezaría a despertar su interés por los estudios jurídicos, además de afianzar su madurez con la labor de funcionariado. No obstante, Salamanca resultó ser algo más que todo esto. 138 FELIPE, Jesús, «Ante el nuevo régimen», Boletín de Acción Social (Órgano de la Federación CatólicoAgraria Salamantina y de las Instituciones promovidas por la Junta Diocesana de Acción Católico Social), nº 90, año VIII (septiembre 1923), pp. 2-3. 139 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 9. 140 «Primo de Rivera acabaría siendo el fundador de una dictadura sincrética. Tenía varios mentores históricos. Combinó su propia tradición militar con el mito regeneracionista del «cirujano de hierro» de Costa, la «revolución desde arriba» de Maura y la «urgente necesidad» de «desarmar el sindicalismo anarquista que ya se disponía a tomar posesión de nuestros hogares», para producir una “revolución” que amalgamaba modelos arcaicos y modernos». Cfr. BEN-AMI, Shlomo, La dictadura de Primo de Rivera 1923-1930, ob. cit., p. 58. Respecto a la defensa de la acción golpista de parte de Onésimo, véase MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 144. 141 Al respecto tenemos constancia de dos solicitudes pedidas por Onésimo para las vacaciones navideñas (del 18/12/1923-3/01/1924) y las del verano (4-19/07/1924). Cfr., Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folios 11-12. 142 Según los autores de su semblanza biográfica, su vuelta a la aldea se transformaba en una especie de ritual, donde el estudiante-funcionario, dejaba de un lado sus ocupaciones para volver a vestir los hábitos campesinos; de aquí, su profundo interés y su perseverancia en la defensa del las tradiciones agrícolas propias del mundo castellano. Cfr., ANÓNIMO, Onésimo Redondo. Vida, Pensamiento, Obra, ob. cit, p. XV. 67 2) La etapa universitaria y la experiencia en Alemania. 2.1 Años de formación (I): universidad, lecturas y el primer acercamiento político (1923-1927). No cabe duda de que uno de los principales intereses de la etapa juvenil, fue el estudio del Derecho. Prueba de ello son las notas del último curso escolar, correspondientes al bienio 1920/1921, donde su calificación en “Ética y Derecho” no bajó nunca de la nota sobresaliente (10)143. Y por lo visto, nada más acabar los estudios de Bachillerato, el joven se interesó por la posibilidad de cursar una carrera universitaria. Como hemos visto más arriba, en otoño de 1921 Onésimo decidió matricularse a los cursos de la Universidad de Valladolid para estudiar la licenciatura de Derecho. Debido al buen resultado de las oposiciones y a causa de su traslado a Salamanca a comienzos de 1923, Onésimo se vio obligado a cambiar de alma mater144. Y aunque en un principio no pudo asistir a las clases145, aparentemente logró compaginar con habilidad el trabajo con el estudio. Un dato curioso que caracterizó buena parte de su estancia en Salamanca, fue la insistencia del joven en su intento de regresar a Valladolid. Aparentemente la su insistencia por lograr el traslado se podría justificar por las exigencias de los estudios universitarios, aunque el tono casi obsesivo de las siguientes peticiones hace pensar a que la ciudad del Tormes no era de su agrado o que su voluntad era aquella de permanecer lo más cerca posible de la familia. Queda documentado que a los seis días de su incorporación a las oficinas de la Tesorería de Hacienda, el día 9 de marzo Onésimo pedía su primer traslado a la ciudad del Pisuerga haciendo hincapié en su posición de ser auxiliar de 1º clase; fue, como decíamos, tan sólo el primero de otros 143 Escuela 1920-21, APMR, caja 2, carpeta 4, sobre A. El 14 de agosto de 1923 Onésimo pidió una certificación de los 3 exámenes superados durante el primer curso en Valladolid, para enviarlos poco después a Salamanca y ver finalmente aceptada su petición de traslado. Allí, tras el periodo dedicado a la oposición, reanudó sus estudios examinándose en «Dcho. natural, Dcho romano y Economía política» el 29 de septiembre de 1923. Cfr., Expediente de D. Onésimo Redondo y Ortega, AUSA, caja 3948, carpeta 35, folios 2 y 5. 145 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 9. 144 68 intentos frustrados que todavía dos años después, aún le obligaban a permanecer en Salamanca146. El periodo pasado en esta ciudad no fue malgastado por el joven. La vida universitaria entremezclada con el trabajo y los frecuentes desplazamientos por la meseta, fueron elementos formativos adicionales a las obligaciones universitarias o laborales. Y posiblemente, fue en esta prematura etapa cuando despertó en él una considerable atención hacía la naturaleza de su propia tierra147. Fiel a sus propósitos, el joven estudiante-funcionario empezó a preocuparse por el pueblo castellano, por su condición social y política, por su entorno y su economía. Castilla – al igual que otras áreas más atrasadas del país – había vivido con precariedad el modelo regeneracionista avanzado por el monarca Alfonso XIII; asimismo la recuperación de los valores patrióticos emprendida por el general Primo de Rivera aparentemente no lo convencía del todo. Con el paso de los días, entre paseos por el campo charro y los viajes por la comarca148, Onésimo empezó una reflexión que enfocaba el papel de Castilla en el conjunto nacional. Afirma García Sánchez: «van acusando a Onésimo ese amor a Castilla, con el convencimiento de que hasta no enderezar a esa región, paridora de pueblos, España ha de continuar adormecida, sujeta a la balanza fraudulenta de los partidos de turno»149. No ha de sorprender excesivamente la aproximación de Redondo a este tipo de meditaciones. Ocupado en compaginar el estudio con las tareas laborales, no dejaría de prestar atención a algunas lecturas que podemos interpretar como una fase de formación autodidáctica. La más fundamental de todas fue su reconocida fascinación por los escritos de Marcelino Menéndez Pelayo150, del que acabaría haciendo una atenta lectura, especialmente de su obra “Historia de los heterodoxos españoles”, publicado en tres 146 Hay una carta fechada 10 de julio de 1925 enviada al Subsecretario del Ministro de Hacienda, en la que Onésimo «suplica se dique atender, si ellos es posible de manera reglamentaria, la solicitud [traslado] que consta en la fecha cursada en 9 de Marzo de 1923». Cfr., Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folios 8-9. 147 Entre los escritos inéditos más antiguos de Onésimo, aunque no esté fechado, encontramos una interesante reflexión sobre Castilla, que podría incluso sorprender por el tono lírico deliberadamente marcado. Escribe Onésimo: «Castilla tiene sus puertas costumbristas y psicológicas, como tiene sus puertos para el acceso geográfico. Vive Castilla enclavada entre zonas peninsulares de rica diferenciación popular, climática y terrenal. Porque Castilla se da la mano con el ardor andaluz, la pasión extremeña, el lirismo apaciguado de los gallegos y la hosca ingenuidad de los vascos… de todo le entre parte de sus puertos nevados serranos; de todo absorbe riqueza espiritual y dada en trueque – por sus puertas costumbristas y psicológicas; esas plazas de intercambio fronterizo (fronteras de Castilla) que se llaman Sanabria, Ponferrada, Potes, Miranda, Almazán… y en el sur otras: una de ellas Talavera de la Reina». Talavera, puerto de Castilla, APMR, caja 3, carpeta 1, sobre E, sin fechar. 148 Goyanes se refiere nuevamente al testimonio de Eduardo Martín Alonso (1981), véase: MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 9. 149 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 6. 150 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 165. 69 volúmenes entre 1880 y 1882151. Además del eminente catedrático, sabemos que el joven leyó también al extremeño Juan Donoso Cortés que compartió con Menéndez Pelayo un pensamiento político vinculado al conservadurismo de la corriente neocatólica española de mediados del siglo XIX. Otros autores de interés, además de los clásicos castellanos y algunas lecturas de Unamuno y Ortega y Gasset 152, fueron buena parte del grupo de la Generación del ’98, entre los cuales prestó particular atención a Azorín, Ramiro de Maeztu, Pio Baroja y Antonio Machado153. A éste primer conjunto de autores que en buena parte contribuyeron a su formación clásica y de conciencia nacional154, debemos añadir aquellos que representan los pilares de una segunda fase de lecturas reflejada por el conjunto de cuadernos que redactará entre 1932-33. Entre ellos han de mencionarse, posiblemente desde la época escolar, las obras del filósofo e historiador italiano Benedetto Croce con su “Estética como ciencia de la expresión y lingüística general” (1912), de la que se conserva una copia original en el archivo familiar. Historia, filosofía, sociología son los temas más destacados, entre los cuales destaca la escuela francesa: Jean-Jacques Rousseau, Montesquieu, Emmanuel Sieyès, Ernest Renan, Henri de Saint-Simon y Georges Eugène Sorel, el célebre teórico del sindicalismo revolucionario. Se mencionan asimismo otros grandes clásicos de la teoría político-económica de los siglos XVIII y XIX como Adam Smith, François Quesnay, David Ricardo e incluso Carl Marx. Tienen un carácter aparentemente secundario las lecturas de índole religiosa, a las que Onésimo se refiere utilizando la terminología de escrituras y teología moral, haciendo del dogma católico un eje fundamental de su pensamiento155. Respecto a éstas últimas lecturas, podemos observar que su asimilación corresponde a la etapa más juvenil de Redondo, marcada por la educación religiosa recibida desde los años de la adolescencia en Quintanilla, prolongada en el Colegio de Nª Señora de Lourdes en Valladolid y acentuada en los años salamantinos por su 151 Me refiero a la frecuente citación de la gran obra de Pelayo en sus cuadernos de apuntes escritos antes y durante la etapa portuguesa (1932-1933). Véase en el APMR, los 14 cuadernos que componen el apartado A: Cuadernos_A, APMR, caja 1. 152 A diferencia de Ramiro Ledesma Ramos, Onésimo no fue un asiduo lector de los grandes pensadores españoles cuales Unamuno y Ortega y Gasset. Los conoció y los interpretó, aunque lo hizo con toda probabilidad dejándoles a un margen a diferencia de otros autores considerados más cercanos a su interpretación social y política de la sociedad. 153 De los autores mencionados, no he encontrado en los apuntes del archivo privado familiar una especial referencia a la obra de Machado. Goyanes sin embargo si lo considera como un autor admirado por Redondo, aludiendo con toda probabilidad a las obras de la etapa castellana como Soledades o Campos de Castilla, con toda probabilidad conocidos por Onésimo. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 165. 154 MARTINELL GIFRE, Francisco, La política con alas, ob. cit., p. 90. 155 1. Escrituras y Teología moral – Cristianismo, APMR, caja 1, cuadernos_A. 70 cercanía a los jesuitas156. Asiduo lector de textos sagrados, poseía sin duda diferentes copias de la Biblia y de los Evangelios, conservándose hasta hoy un volumen del Antiguo Testamento datado en 1925. Fue sobre todo a raíz del análisis de autores como los teólogos españoles Jaime Balmes y Miguel Servet – citados frecuentemente en los apuntes privados del joven, junto a Menéndez Pelayo, a Pidal, Renan y los textos doctrinales del catolicismo francés conservador – cuando Onésimo empezó su primer acercamiento a los ambientes jesuitas salamantinos, con los que compaginó también la lectura de la revista de teología mística Vida Sobrenatural157. Como hemos visto hasta aquí, la experiencia salamantina de Redondo se caracterizó durante este periodo por el alternarse de la vida laboral y la estudiantil. A finales de 1923, concretamente en el mes de diciembre, le fueron concedidas las vacaciones para la Navidad que, no cabe duda, dedicaría a la familia y a su pueblo natal158. Con el comienzo del nuevo año, la aproximación a la política parece algo incuestionable. Debido a su estrecha vinculación a los ambientes católicos de Salamanca, podemos afirmar con seguridad que a estas alturas Onésimo ya tenía relación con elementos de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas de la Fe (ACNdP); y según Mínguez Goyanes cabe destacar precisamente la amistad entablada con el P. Enrique Herrera Oria, hermano del presidente de la Asociación, el jesuita Ángel159. Otros documentos nos testimonian que la atención de Onésimo hacia la política creció rápidamente, sin duda como efecto de la integración de las nuevas generaciones en el gran hervidero – usando una expresión orteguiana – de la “rebelde sociedad de 156 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 9. Esta revista nació en Salamanca en 1921 por voluntad del eclesiástico Juan González Arintero, siguiendo el ejemplo de las traducciones de la revista parisina La Vie Spirituelle de 1919, las primeras que aparecieron en España. Se trataba de una publicación de orientación católica, de estudio e interpretación «de la vida de la gracia cristiana, que excede el modo natural o humano de vivir y actuar el hombre […] de los dones del Espíritu Santo, que es la dinámica propia de la vida mística, y que da acceso por el don de sabiduría al conocimiento experencial» (Cfr., AA.VV. Revista ‘Vida Sobrenatural’. Índices 19211975, Salamanca, San Esteban, 1996, p. 14). Tenemos conocimiento de la lectura de parte de Onésimo de esta revista, a través de una carta escrita en 1928 por el dominicano P. Gonzalo H.(?) en la que el primero confiesa al fraile de tener interés en contactar con el entonces director de la revista, P. Ignacio González Menéndez-Reigada. Véase: Carta de Gonzalo H(?)_(20-03-1928), APMR, Caja 2, Carpeta 2, sobre 12. 158 Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 12. 159 El P. Ángel Herrera Oria era presidente de la ACNdP desde 1909; asimismo era director del periódico de inspiración católica “El Debate”, del que Onésimo era asiduo lector. MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 9. A respaldar la tesis de Goyanes sobre la amistad entre Onésimo y el P. Enrique Herrera, de éste último sabemos que desde el comienzo de los años Veinte era uno de los principales colaboradores del Círculo de Propagandistas de Valladolid. Cfr., Boletín de ACNdP, nº IX, Año II, Madrid, 20 de julio de 1925, p. 3. 157 71 masas”160. En junio de 1924 el joven escribía la que con toda probabilidad se puede considerar como su primera reflexión – entre la documentación que hemos podido consultar – sobre la actualidad política del país. Es un breve compendio sobre el directorio militar del general Miguel Primo de Rivera, donde destacan sus consideraciones respecto al impacto provocado por el cambio gubernamental: «El pueblo español está en mejor disposición de ánimo hacia el Directorio militar que a raíz de subir éste al poder. La tranquilidad pública que se disfruta, la seguridad de los ciudadanos […] que mientras ellos laboran afanosos en su quehaceres particulares, el patrimonio nacional esta (sic.) austeramente administrado, los altos intereses de la nación son atendidos con amor; la defensa de vidas y haciendas esta (sic.) cuidadosamente procurada; la prosperidad y el bienestar público en todos los órdenes se persigue con buena voluntad… todo esto forma un ambiente general de ciudadanía favorable a los gobernantes»161. Al finalizar el escrito Onésimo proponía su personal visión de aquellos acontecimientos, dándonos la sensación de acentuar el corte periodístico como si se tratase de un primer ensayo en la materia: «En aquellos días y durante los primeros meses, no faltaron agoreros de este género odioso que quiere malograr toda iniciativa loable; y antimilitaristas empedernidos y absurdos que pronosticaban fracasos y catástrofes sin cuento y se valían de murmuraciones y maledicencias para entibiar las esperanzas en el redentor 160 Según la tesis de Serrano y Salaün, el proceso de modernización que también afectó a la España de esta época, influyó de forma considerable a la formación de las generaciones más jóvenes que a diferencia de otras, buscaban el contacto con la sociedad a través de la política. «El periodo 1917-1930 está marcado, pues, por una evidente transformación de las condiciones de la producción cultural. Bajo el efecto de factores de orden general, relacionados con el proceso de modernización que conoce la sociedad española, pero también de un determinismo que los afecta de manera más particular, los medios y el libro conocen una progresión cuantitativa que aumenta de forma espectacular su impacto sobre el público. Este fenómeno, de una amplitud y rapidez sin precedentes, se acompaña de una diversificación de los contenidos. Las revistas ilustradas, el cine, la radio, cuyos progresos entran en sinergia con los sectores tradicionales, modifican la relación con la cultura de una creciente masa de españoles. Son nuevos espacios los que se abren, potencialmente portadores de nuevos mensajes y nuevas formas». Cfr., SERRANO LACARRA, Carlos y SALAÜN, Serge, Los felices años Veinte: España, crisis y modernidad, Madrid, Marcial Pons, 2006, pp. 66-67. 161 En el archivo privado de María de las Mercedes Sanz-Bachiller tenemos una copia de este texto original, dactilografiado con toda probabilidad por el mismo Goyanes y que posteriormente ha sido fotocopiado y donado a la familia. Goyanes en el citar sólo una reducida parte de este escrito hace referencia a su origen de propiedad de las hermanas de Onésimo (Eugenia y Natalia Redondo Ortega.) que él tuvo la oportunidad de entrevistar poco antes de sus respectivos fallecimientos. La cita del historiador se puede encontrar en, MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., pp. 9-10. 72 movimiento político que naturalmente debía adquirir simpatías siquiera por la incontenida reacción contra los desaciertos del antiguo régimen. […] Hoy el caso es muy distinto. Los alegatos apasionados y sin fundamento de los enemigos de la pacífica revolución de septiembre, suenan a cosa vieja y fuera de tiempo»162. Si en el trabajo Onésimo no lograba alcanzar los objetivos fijados163, su principal esfuerzo durante esta etapa juvenil fue alcanzar el grado universitario, una mayor participación entre el asociacionismo católico y ejercitar su inclinación periodística. Durante el curso 1924/1925 el Onésimo-estudiante se consagró a las asignaturas más enrevesadas, como en fue el caso del examen de “Derecho Civil español, común y foral’164; mientras en octubre de 1924 asistía también a la visita de del entonces Príncipe de Asturias, Alfonso de Borbón y Battenberg, en la ciudad del Tormes165. Como afirma un testimonio de la época, José María de Areilza, «[Onésimo] era hombre de profunda y sincera religiosidad. Muy vinculado a la Compañía de Jesús, pero manteniendo su fe, vivida y practicada, al margen de exhibicionismos y gazmoñerías»166. De ésta época tenemos un escrito, fechado por Mínguez Goyanes en 1924, que nos señala como Onésimo compartiese sin duda alguna la postura de los seguidores del P. Ayala, respecto a la situación del catolicismo español; y comentaba sobre ello: «Es indudable que la religiosidad de los espíritus está en decadencia. Atraviesa la sociedad cristiana una gran crisis espiritual que a medida que transcurre el tiempo demuestra ir en aumento. ¿No es vicio ya secular, antiguo y al mismo tiempo 162 Sobre la dictadura primorriverista (11-6-24), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre G. Curiosamente es el mismo Redondo el que nos informa del origen periodístico de este texto; 11 meses después de este escrito (originariamente fechado el 11 de junio de 1924), afirmará que el texto «me parece una deplorable construcción de periodismo “ful”, tan faltas de […] como sobrantes de retórica barata y pegajosa». 163 Má arriba hemos visto como a Onésimo fueron denegadas las peticiones de traslado desde Salamanca a Valladolid; asimismo el 31 de agosto de 1924 ni siquiera pudo contar con un aumento del sueldo, ya que su certificación como auxiliar de 1º clase se mantuvo, así como aparece en el expediente personal, “sin gratificación”. Cfr., Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 10. 164 Se conserva el programa de la asignatura; Programa de Derecho Civil Español – 1º curso (Univ. Salamanca) 1924/25, APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 1. La intensidad del estudio queda patente con la petición de Redondo de un permiso de ausencia especial en el puesto de trabajo, llamado por la administración “permiso de cole”, que le fue otorgado por el periodo 24 agosto – 12 de septiembre de 1925 para los exámenes; véase Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folio 7. 165 Goyanes refiere de un escrito, posiblemente un nuevo intento de ensayo periodístico, fechado el día 4 de octubre de 1924 en el que comenta la visita de la familia real. No ha sido posible localizar este escrito. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 10. 166 DE AREILZA, José María, Así lo he visto, Barcelona, Planeta, 1976, p. 138. 73 progresivo la indiferencia? ¿No son indiferentes la inmensa mayoría de los que en las estadísticas geográficas o eclesiásticas se cifran como católicos? Pocos de los comprendidos en esas extensas cifras quedarán como católicos que siquiera cumplan con los más salientes deberes del código cristiano. Y aún menos, muchos menos los que puedan (ser considerados) como verdaderos católicos, como cristianos prácticos, que den a los deberes religiosos la adecuada importancia; que realicen sus obras religiosas con el entusiasmo apropiado, sin ver atenuado el valor de esas obras»167. Volviendo a la cuestión de la ACNdP, hasta la actualidad no se tenía una clara percepción de la participación activa del joven en sus círculos. Sin embargo un trascendental escrito del verano de 1925 confirma esta tesis. Se trata del borrador de una charla que él mismo define como un «examen comparativo» entre la “Confederación de Estudiantes Católicos” y la “Juventud Católica española”168, expuesta en los locales de la sede salamantina. El alistamiento entre los Propagandistas fue aparentemente rápido; en el Boletín de la Asociación correspondiente al septiembre del mismo año, Onésimo Redondo aparece como «ejercitante y asambleísta» entre los más de cincuenta participantes de la XII Asamblea General de la Asociación169. Este encuentro se centró, según las palabras de Ángel Herrera, en «la organización de la Asociación, que no es todavía un cuerpo perfecto, […] conocer las obras en que la Asociación interviene, […] acordar las conclusiones que mejor conduzcan a su prosperidad». Asimismo otro objetivo fundamental – que ensalzaría el trabajo comparativo de Redondo – fue la planificación de una estrategia de integración de Juventud Católica (JC) entre las filas de la Confederación: «la Asamblea debe procurar, en relación a ella, conocer con desapasionamiento la realidad, cual es el fin de la J.C., qué es lo que se ha hecho y qué es lo que puede hacerse»170. La intervención de Onésimo, certificó cuanto expuesto en la reunión de julio, afirmando que «Salamanca se encuentra en un período preparatorio 167 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 63. El título de la ponencia de Redondo fue: «“Confederación de Estudiantes Católicos” y “Juventud Católica Española”: - Examen comparativo de la naturaleza de ambas obras. Leído en la reunión del 26 Julio 1925 del Circulo de Propagandistas [de Salamanca]»; profundizaremos más adelante los contenidos de tal exposición. Cfr., Lectura textos en Circulo de Propagandistas (26-07-25), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre A. 169 Entre los participantes a las jornadas que se desarrollaron en la Basílica menor de Loyola (País Vasco), entre el 2 y el 8 se septiembre de1925, figuran entre otros: Tomás Bulnes – futuro integrante de las JONS vallisoletanas y amigo íntimo de Onésimo y el presidente de la Asociación, Ángel Herrera Oria. Cfr., Boletín de ACNdP, nº X, Año II, Madrid, 20 de septiembre de 1925, p. 1. 170 Ibídem, pp. 1-2. 168 74 de estudio de lo que es la J.C. […], objeto constante de la actividad del Circulo del Centro de Propagandistas en el pasado curso»171. Más adelante, durante la época del lectorado en Alemania (curso de 1927/1928), el diligente intercambio epistolar que Onésimo mantendría con su hermano Andrés, nos proporciona un panorama más amplio; allí descubrimos que el joven acabaría estableciendo una estrecha amistad con todos los hermanos Herrera Oria (además de Enrique, con Luis y el influyente Ángel), sin olvidarnos del fundador del asociacionismo católico español (precursor de la ACNdP en 1908), el P. Ángel Ayala Alarco172. Razón por la cual podemos entender que la afiliación de Onésimo a los Propagandistas fue gradual y que esta se consolidaría más bien entre 1925 y 1927. Debido con toda probabilidad a la dificultad de alternar la actividad laboral con la carrera universitaria y los encuentros del círculo, en diciembre de 1925 Onésimo Redondo tomó la decisión de interrumpir una de estas actividades. Al acercarse el final de sus estudios académicos, el joven atravesaba una fase sin duda delicada de su formación juvenil, en la que sus intereses tomaron una dirección diferente a las expectativas marcadas hasta entonces. Probablemente aconsejado por sus hermanos Andrés y Víctor, ambos empleados en actividades bancarias, y consciente de su interés por el Derecho y la administración, maduró la posibilidad de presentarse a nuevas oposiciones, esta vez para un cargo más prestigioso. Sin darle más vueltas, el 22 de diciembre envío desde la Delegación de Hacienda de Salamanca un escrito en el que pedía la excedencia voluntaria, siéndole concedida el 5 de enero de 1926173. Al terminar la actividad laboral, el joven permaneció durante un tiempo en la ciudad del Tormes, donde se centró únicamente en finalizar su carrera universitaria. El 19 de abril finalizó la primera sesión de exámenes, acabando con las últimas asignaturas en el junio del mismo año174. Concluidos los estudios universitarios y conseguida la licenciatura en Derecho, Onésimo dejó Salamanca; acababa de cumplir los veintiún años. 171 Ibídem, p. 4. Se conservan numerosas cartas de todos ellos en el archivo familiar, aunque me ha llamado particularmente la atención una de la correspondencia privada con Andrés. En ella éste último refiere al hermano su encuentro con muchos amigos de Salamanca en una reunión nacional de los Propagandistas (abril de 1928), donde resume brevemente las novedades no sólo del mitin, sino de la vida privada de algunos de los conocidos. Este ‘informe’ nos da la idea de que «los amigos de Salamanca», así como Andrés los define, eran conocidos de Onésimo desde los años universitarios. Véase: Carta de Andrés R. (8/11-04-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 15. 173 Tanto la petición como el telegrama enviado desde la sede central de Hacienda de Madrid, están conservados en su expediente; véase Expediente personal de Onésimo Redondo Ortega, opositor nº193 (1922), AGH, sign. 276-P, folios 2-6. 174 Expediente de D. Onésimo Redondo y Ortega, AUSA, caja 3948, carpeta 35, folio 10. 172 75 El lugar de acogida a su vuelta a Valladolid, sería la misma casa donde Onésimo había vivido con el hermano Andrés poco antes de dar comienzo a la experiencia salamantina, y concretamente el piso de la calle Santa María175. Allí, el hermano mayor no sólo acogió y ofreció al más joven un espacio donde alojarse, sino que le proporcionó ayuda económica y soporte moral que unió aún más a los dos hermanos 176. La vuelta a casa de Andrés y no al pueblo natal, Quintanilla, se justificó por la necesidad de Onésimo de encontrar un espacio tranquilo donde dedicar toda su atención a su nuevo reto: la oposición al cuerpo de abogados del Estado. Durante el transcurso de todo el año el joven se dedicó al estudio, redactando centenares de cuartillas y hojas de apuntes sobre los temas de la oposición177. La mayor cercanía a la ribera del Duero, permitió por lo menos frecuentes visitas a la casa de los padres. En Quintanilla el joven retomaba sus antiguas pasiones por el espacio rural, destacando la avicultura y los paseos por el campo178. También con el intento de seguir con sus ensayos periodísticos, Onésimo aprovechaba del pueblo para “desurbanizarse” de la ciudad; dedicó particular atención a las cuestiones que habían caracterizado su juventud, observando con interés la vida y los esfuerzos que la población rural se veía obligada a superar cada día. Con el tiempo, empezó a comparar a los labradores llamándoles «castellanos de hierro»; hombres que salían «los veranos de su pueblo a segar obradas y obradas de cereales por esos valles secos de la gran llanura, […] ahí con sus cuerpos quemados por doce o catorce horas de trabajo bajo el sol. […] Son honrados, son pobres, y viven del sudor de la frente. Tienen un resto de fe demasiado sencilla, pero son un poco idólatras, un poco paganos»179. Reflexiones como ésta, tan cercanas a su entorno, contrastan sin embargo con otros escritos de esta época. Podría ser el caso de un relato sobre una visita al Monasterio de el Escorial, donde se percibe una visión más exhaustiva de Castilla, propia de su pasado imperial y poderoso, 175 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 144. Podemos afirmar que desde la vuelta de Onésimo a Valladolid, la relación con Andrés se fue haciendo más intensa, quedando manifiesta en la etapa inmediatamente sucesiva – el lectorado en Alemania – en el que los dos se escribían con asiduidad. 177 He podido consultar personalmente la ingente cantidad de apuntes que se conservan, pero ante la imposibilidad de ordenarlos (separar las cuartillas de la oposición de Hacienda de aquellas de abogado del Estado), los he reunido en una sección del inventario; véase Oposiciones (1923-1927), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre L. 178 Uno de sus más íntimos colaboradores políticos y familiar, Jesús Orcilla Ortega, subraya que Onésimo, «tan labrador era, que muy joven aún, de estudiante, creó una nueva raza – por selección – de gallinas». Este testimonio procede de un reciente recopilatorio de escritos sobre Redondo; JEREZ RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.126. 179 La procesión de S. Roque (16-8-26), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre H. Copia dactilografiada del original. 176 76 su ostentación mística, simbólica y divina de su esencia; en el texto, Redondo hace del Escorial aquel símbolo donde «la Providencia premió al rey español, otorgándole en esta obra de glorificación el privilegio exclusivo de los resultados sublimes del arte: la belleza de lo perfectamente nuevo y la facultad de expresar, de una vez, a una época o a un pueblo. […] Esas mismas cualidades derivaron directamente del pensamiento y querer ordinarios de aquel carácter real tan personalizado: Su empresa arquitectónica en honor de Dios, no hace excepción en el común parecido de los demás ideales del monarca»180. En el medio de esta complicada meditación, que alternaba el estudio del espacio rural y el entorno urbano, su principal obsesión sería la preparación de la oposición. Durante todo el otoño de 1926 y buena parte del invierno 1926/1927 lo único que redactó Onésimo fueron centenares de cuartillas y esquemas que testimonian el largo e intenso estudio: Código del Trabajo, Actos de gestión y autoridad, Conciliación y Arbitraje, Régimen Forestal, Jurisdicción aguas, Obras Publicas, etc181. A finales de marzo de 1927 el aspirante funcionario se presentó en Madrid para los exámenes; según el informe de Mínguez Goyanes aprobó la primera fase182, pero no logró superar las siguientes pruebas183. La vuelta a Valladolid resultó ser desmoralizante para un joven acostumbrado a lograr los objetivos que se había prefijado. Onésimo cayó bruscamente en un fuerte desánimo, enfrentándose a una situación en ciertos aspectos inesperada; malgastada la oportunidad de la oposición se encontraba ahora sin trabajo, con muchas dudas sobre su futuro y con – aparentemente – muy poco ánimo de seguir con este camino. 180 El Escorial (16-12-19..), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre D. Todo el material de la oposición, probablemente mezclado con las cuartillas de Hacienda, no ha podido ser ordenado, debido a la ingente cantidad de folletos. Disponible en: Oposiciones (1923-1927), caja 3, carpeta 1, sobre L, sección 1 [Administración], 2 [Apuntes mezclados], 3 [Apuntes 1927?]. 182 En la lista de aprobados de la primera selección de la oposición, Onésimo Redondo aparece con el número 68, sobre 136 aspirantes. Asimismo se comunicaba que la segunda prueba se iba a desarrollar el 18 de mayo. Cfr., «Abogados del Estado – El primer ejercicio de las oposiciones», El Imparcial, 28 de abril de 1927, p. 5. 183 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 10. En la nota 7 el historiador refiere de una carta (que no he podido consultar) enviada el día 28 de marzo desde Madrid a la familia en la que se explica el desarrollo de la oposición. En una carta enviada a un amigo, Redondo hace referencia al “fracaso de mayo” aludiendo sin duda al final de las oposiciones; cfr., Carta a Cuesta (octubre 1927), APMR, caja 2, capeta 2, sobre 2. 181 77 2.2 Años de formación (II): el lectorado en Mannheim y el acercamiento a la cultura alemana (1927-1928). El año 1927 no había empezado de la mejor forma. Tras fracasar en el intento de aprobar el examen de abogado del estado, Onésimo se encontraba nuevamente al punto de partida y en casa de su hermano Andrés. Su única ocupación en este periodo parece ser su colaboración en el centro local de los Propagandistas de Valladolid. De la misma forma que en su etapa salamantina, Onésimo colaboró con la actividad de la delegación local de la asociación, de la que su hermano era uno de los principales exponentes. La actividad de este periodo se centró en la obra de proselitismo del catolicismo juvenil, con especial atención al espacio rural184. En la Asamblea celebrada durante la Semana Santa del mismo año, Andrés Redondo afirmaba que no sólo se habían creado asociaciones campesinas católicas «en número de diez y ocho en diferentes pueblos», sino que además en área urbana se contaba con la participación de la Congregación de los Luises y de la prensa185. En esta época los Propagandistas, además de la presidencia de Ángel Herrera Oria y del P. Ayala, contaban con destacados cuadros directivos como José María Gil Robles (miembro del Comité permanente del Consejo central de las Juventud Católicas) o el Decano del grupo de Valencia, el segoviano Juan de Contreras, mejor conocido como Marqués de Lozoya186. El grupo de Valladolid fundado poco antes de 1927, contaba con un total de 15 socios, de los cuales 6 eran numerarios187. La perseverancia del trabajo de los propagandistas vallisoletanos fue sin duda un elemento estimulante para Onésimo. Además de la obra propagandista hacia el campo, como en el caso de la “Semana Social Agraria” organizada por el grupo de Valladolid188, el joven aprendía los fundamentos de la pragmática herreriana: 184 «Informe sobre el Centro de Valladolid», Boletín de ACNdP, nº XXXVI, Año IV, Madrid, 20 de abril de 1927, p. 2. 185 Ibídem. 186 Durante ésta época, Gil Robles era ayudante de Calvo Sotelo en la Dirección Gegenral de Administración Local; muchos otros figuraban como concejales en importantes Ayuntamientos como Sevilla, Valencia y Oviedo o, en el caso de José Manuel de Aristizábal, alcalde de Madrid en 1927. Cfr., ORDOVAS MANUEL, José, Historia de la ACN de P. De la Dictadura a la Segunda República (19231936), Tomo 1, Pamplona, Eunsa, 1993, pp. 127-128. 187 Véase tabla: «Estadística de socios que integran la A.C.N. de P.», en Boletín de ACNdP, nº XL, Año IV, Madrid, 20 de septiembre de 1927, p. 7. 188 Celebrada durante el mes de junio de 1927 y dedicada al asociacionismo católico del campesinado castellano; véase Boletín de ACNdP, nº XXXVII, Año IV, Madrid, 5 de mayo de 1927, p. 2. 78 catolicismo, anticomunismo189, nacionalismo190 y la gran pasión del eclesiástico por el periodismo191. Éste último aspecto era para Herrera Oria un pilar fundamental. En la tercera sesión de la XIV Asamblea General de Loyola en la que participaron los Redondo, el prelado afirmaba que en Alemania se estaba desarrollando una red de ‘Institutos del periodismo’ que «con criterio y método positivista pretende inducir de la observación de los hechos cuál es la naturaleza del periódico, cuáles las leyes de su desarrollo interno y cuáles las de relación con otras instituciones sociales»192. Una aproximación al periodismo como ‘nueva ciencia’, que Herrera consideraba como un hábil instrumento para el adoctrinamiento de las masas: «Entiendo que los propagandistas que sientan vocación al periodismo deben seguir con seria y benévola atención el curso de la nueva ciencia. En la vida social, el éxito de la acción está vinculado, generalmente, al que se anticipó en el mundo de las ideas. Los que llevan la dirección intelectual suelen abrir los nuevos cauces por donde ha decorrer más tarde la vida jurídica y la vida social. […] No debemos rezagarnos. La estrategia, hija del estudio, es insustituible por la táctica de la acción, que, en si no está ilustrada, degenera fácilmente [en] activismo. El que sabe enlazar ambos – acción y estudio – omne tulit punctum»193. No es de extrañar que un joven como Onésimo estuviese interesado en el periodismo, así como lo había estado por la carrera de Derecho u otras actividades vinculadas al espacio rural. La destreza oratoria de Ángel Herrera fue sin duda una motivación para el joven, que siguió con el intento de desarrollar y mejorar su habilidad ensayística. Sin 189 Ibídem, p. 3. Aspecto que con toda probabilidad influenció a Onésimo en futuras reflexiones (entre 1932 y 1933) sobre el concepto de “supranacionalismo”, expresión de Antonio Sardinha. En una de las tareas de los circulistas, Ángel Herrera pedía que se diese a conocimiento «el pensamiento que sobre el nacionalismo han tenido los hombres más eminentes. Esta labor deberá versar, principalmente, sobre el nacionalismo hispánico e ibérico, que es el que ha de inspirarnos mayor interés». Cfr., Boletín de ACNdP, nº XLI, Año IV, Madrid, 20 de octubre de 1927, p. 4. 191 Ángel Herrera Oria había sido el fundador de la Escuela de Periodismo de “El Debate” (1926), en la que se formarían muchos de los periodistas de la época republicana. Fue él mismo un apasionado periodista; nada más tomar el mando de “El Debate”, lo revolucionó por completo: «De acuerdo con ese criterio, lo que inmediatamente caracterizó “El Debate”, y era inusitado en la prensa católica de la época, fue la primacía que concedió a los aspectos informativos y a cuanto debía rodearlos a modo de ornamentación para completar el atractivo del periódico y satisfacer todas las necesidades y gustos de sus lectores». Cfr., GARCÍA ESCUDERO, José María, De Periodista a Cardenal. Vida de Ángel Herrera, Madrid, BAC, 1998, p. 53. 192 «Los Institutos de periodismo en Alemania», Boletín de ACNdP, nº XL, Año IV, Madrid, 20 de septiembre de 1927, p. 5. 193 Ibídem, p. 6. 190 79 embargo, Alemania reservaba algo más de los Institutos sobre los que el presidente de los propagandistas hablaba con tanto entusiasmo. Volviendo a comienzos del verano, la colaboración e implicación de Onésimo con los Propagandistas le acercó a una importante propuesta que no habría de rechazar. Hemos visto que aunque en esta época Onésimo estuviese familiarizado con muchos de los exponentes más importantes de la Asociación – incluyendo el mismo presidente, Ángel – era con los hermanos de éste, Luis y Enrique, con quienes el joven mantenía un contacto más intimo. De los dos, según el estudio de Goyanes, fue sin duda el segundo en presentar a Onésimo a un profesor alemán que por aquellos meses se encontraba en España en un viaje de estudios194. Durante su gira por España, condicionada por la necesidad de preparar de la mejor forma el siguiente curso universitario, Anton Burkard viajaba desde el norte de España hacia Madrid, «pasando especialmente por los centros de Bilbao, Santander, Valladolid, Ávila, El Escorial, Madrid y Toledo visitados todos en el detalle»195. Docente de filología románica, Burkard había sido encargado por el Senado escolar de la HandelsHochschule de Mannheim – una escuela universitaria dedicada a la economía y el comercio – para organizar las clases de español del Instituto al año siguiente196. Aparentemente el P. Enrique estaba ejerciendo de acompañante del profesor alemán en parte de su gira y fue probablemente durante su estancia en Valladolid, cuando Burkard y Redondo se conocieron, barajando la posibilidad de que éste último fuese a Alemania para ejercer el cargo de asistente de español en las clases del profesor197. Del encuentro 194 Goyanes indica con seguridad a Enrique Herrera, debido a los indicios surgidos tras las conversaciones mantenidas con jesús Ercilla Ortega y Mercedes Sanz-Bachiller. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 10. 195 Original: «Es wurden daher insbesondere die Mittelpunkte Bilbao, Santander, Valladolid, Avila, El Escorial, Madrid und Toledo besucht und eingehend studiert». Cfr., «Bericht des Lektors Burkards über das Studentenjahr 1927/1928», Jahresbericht 1927/1928, UAMAN, carpeta 1, nº 53. 196 El Prof. Burkard había sido elegido en la última reunión del Senado como Spanischer Lehrer, después de haber sido ayudante lector del Dr. Charles Glauser, de español. A petición del mismo Glauser, el asistente Burkard pasaba como titular de la asignatura de Spanisch (español), debido experiencia negativa durante los últimos años con otros docentes de este idioma. Burkard se encargaba ahora de 6 horas semanales a los que habría de compaginar algunos seminarios con la presencia, al ser posible, de un nativo. Cfr., «Sitzung des Senats vom 20. Mai 1927», Senatsprotokolle 1925-1927, UAMAN carpeta 1, nº 63. 197 En el archivo universitario de Mannheim, existe un informe detallado de la gira de Burkard y de su encuentro con Redondo. En la memoria final del año académico (1927/1928), afirma Burkard: «Dem Beschlüsse des Senats und Kuratoriums der Handels-Hochschule zufolge machte der Unterzeichnete im Monat August und September 1927 eine Studienreise nach Spanien. […] Gleichzeitig wurde während dieser Studienreise Herr Onèsimo Redondo-Ortega (sic.) aus Quintanilla de Albayo (sic.) Provinz Valladolid, als Assistent für den spanischen Unterricht gewonnen». (Trad. «Según la deliberación del Senado y de la Junta Directiva del Instituto y de acuerdo con el suscrito, he realizado un viaje de estudios en España desde el mes de agosto hasta septiembre de 1927. […] durante el viaje de estudios en este país, 80 no tenemos más detalles, pero es cierto que la relación fue positiva para ambos: Burkard había encontrado a un nativo para sus clases de español, mientras que Onésimo tenía por fin la oportunidad de experimentar algo nuevo y sin duda estimulante para su formación profesional198. A pesar del afán de lograr una rápida salida hacia Alemania, los trámites burocráticos le relegaron durante un tiempo en su pueblo natal. Durante buena parte del verano, el más joven de los hermanos Redondo se alojó en su vieja casa de Quintanilla de Abajo; allí se dedicó a las tareas laborales del campo, a la contemplación de su tierra natal y a la meditación, envuelto en un entorno de subyacente melancolía: «He sembrado, trasplantado y mimado hortalizas y flores, recreándome con la lisura y novedad de la tierra preparada, la frescura prometedora de los riegos y los progresos de las plantaciones que variaban de color […]. He mejorado gallineros, conejeras y palomar[es] […].También he podido deleitar más ampliamente el espíritu con el poder embelesador del campo. Pero todo esto amigo, es pasar, no es obrar […] bien entiendes que todos aquellos huecos, que en estos descansos se ensanchan, me impiden felicitarme de de mi forzado veraneo y ni siquiera justificar lo que de descanso tiene»199. Con el final del verano de 1927 Onésimo reanudó la actividad de los propagandistas vallisoletanos, antes de despedirse de sus más íntimos amigos. En septiembre confesaba a uno de ellos que «el “criadero” de una Universidad extranjera, me sirva más para mis fines y remate en (campo) de luces la vía preliminar de tinieblas que significa mi desconocimiento del idioma»200. Aunque la salida hacia el destino alemán estaba prevista para la segunda quincena de septiembre, los problemas con el visado (enviado he podido contactar con el Sr. Onèsimo Redondo-Ortega (sic.) de Quintanilla de Albayo [Abajo], provincia de Valladolid, para que éste se haga cargo del puesto de asistente en las clases de español»). Cfr., «Bericht des Lektors Burkards über das Studentenjahr 1927/1928», Jahresbericht 1927/1928, UAMAN, carpeta 1, nº 53. 198 No olvidemos que en el ámbito de la formación intelectual, la ACNdP fomentaba el contacto directo con el extranjero organizando viajes de estudio. El caso de Redondo se diferenciaba de los demás, ya que éste habría ejercido de lector, pero la finalidad era la misma; decía Ángel Herrera: «Cuatros fines se persiguen: 1º, el conocimiento del mundo contemporáneo, sin el cual es difícil actuar en el propio país; la preparación para la vida internacional, cada vez más intensa; 3º, la formación de especialistas en los distintos aspectos de la vida social y política; y 4º, la preparación de los jóvenes para las cátedras oficiales». Cfr., «XXII Asamblea general», Boletín de ACNdP, nº X, Año II, Madrid, 20 de septiembre de 1925, pp. 5-6. El mismo Onésimo oyó este discurso de Herrera, ya que participó personalmente a los ejercicios espirituales de Loyola celebrados entre el 2 y 8 de septiembre de 1925. 199 Carta de Onésimo a Cuesta (octubre 1927), APMR, caja 2, capeta 2, sobre 2. 200 Ibídem. 81 desde Barcelona) retrasaron su viaje201. Tras una breve parada en Paris el 19 de octubre202, Onésimo llegó en tren a Mannheim pocos días antes del comienzo oficial de las clases. A efectos de su llegada y presentación, el Senado escolar notificó en acta su colaboración con el Instituto bajo la dirección del prof. Burkard. «“Offenlegen, vom 28. Oktober 1927” […] 3. Mitteilung des Seminars für Sprachen vom 28. Oktober, betreffend Anstellung des spannischen Assistenten Onésimo Redondo Ortega»203. Onésimo, tras un largo viaje, había finalmente llegado a Alemania. No es posible esclarecer cuales fueron sus primeras impresiones del entorno alemán, pero sí sabemos que sus primeros días fueron de intenso estudio del idioma204. Según Goyanes, durante el otoño de 1927 «llevaba una vida bastante tranquila […]. Vivía en la casa de un matrimonio, cuyo marido era también profesor de la Universidad. En los ratos libres que le dejaba su trabajo en la Handels-Hochschule, Onésimo se dedicaba a leer y a escribir»205. No sabemos con exactitud quien hospedó al español durante los primeros meses; según las fuentes consultadas, la pareja Salomon-Paul y Elisabeth Altmann – ambos profesores del Instituto universitario de reconocido prestigio – acogían a colaboradores y mantenían «en su apartamento de la Rennershofstraße […] reuniones sobre temas de actualidad»206. Aunque no podamos afirmarlo con seguridad, cabe imaginar que Onésimo, si no vivió, frecuentó las populares reuniones universitarias en casa de los Altmann207. Tenemos una referencia más exacta de su ubicación en 201 «Parecí olvidar, cuando tan cierto me despedía de vosotros a mediados de Septiembre que mi partida estaba en manos de servidores del Estado: nada más un mes me equivoqué… Ahora está el pasaporte viajando de Madrid a Barcelona para que lo vise un Cónsul alemán. Espero partir hacia el 12 [octubre]»; cfr., Carta a Cuesta (octubre 1927), APMR, caja 2, capeta 2, sobre 2. 202 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 11. 203 Trad. «“Aviso del 28 de octubre de 1928”. [...] 3. El Departamento de Lenguas notifica sobre la colaboración del asistente del idioma español Onésimo Redondo Ortega». Senatsprotokolle 1927-1929, UAMAN, carpeta 1, nº 64. 204 Se conservan apuntes redactados durante el estudio del idioma y una curiosa “lista roja del alemán” en la que Onésimo apuntó algunas de las «palabras no encontradas en el diccionario»; en Vocabulario y apuntes sobre el idioma alemán (1927-28), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre J. 205 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 11. 206 Trad. «Das Gelehrten-Ehepaar Altmann genoβ in Mannheim groβes Ansehenν im kulturellen und gesellschaftlichen Leben der Stadt spielte es eine bedeutende Rolle. In seiner Wohnung [...] traf man sich regelmässig, um aktuelle Probleme zu diskutieren». Elisabeth Altmann fue una de las primeras mujeres que logró el titulo doctoral en 1904 (conoció a Rosa Luxemburg), siendo la primera mujer en obtener un puesto como profesora en un instituto universitario alemán. Cfr., ALTMANN-GOTTHEINER, Elisabeth, SAMAN, carpeta S1 nº 2172 (Personen). 207 La referencia a los Altmann, además de su prestigio y su reconocido hospedaje en su domicilio, es debida a un comentario en la primera carta que ha sido hallada de Andrés a Onésimo. Fechada el 27 de 82 Mannheim sólo en 1928; aparentemente el español se mudó a casa de su tutor (posiblemente en un piso contiguo), ya que algunas de sus cartas coinciden con la dirección del matrimonio Burkard: Otto-Beck-Straβe nº 8208. Anton Burkard era un viejo conocido de la escuela. Desde 1916 prestaba servicio en ella como profesor de lenguas románicas, siendo especialista en italiano y francés. A comienzos de los años veinte prestaba servicio como asistente de español, para después – coincidiendo con la llegada de Onésimo – asumir el cargo de la docencia de esta asignatura209. El profesor alemán había viajado a España durante el verano de 1927, precisamente con el propósito de mejorar sus conocimientos lingüísticos y socioculturales de este país. No es casualidad, por lo menos en algunas etapas de su largo recorrido, que fuese huésped de los jesuitas; en Mannheim existía la Jesuitenkirche Mannheim, una isla jesuítica entre las más importantes de la zona del BadenWürttemberg, surgida a finales del siglo XVIII. Burkard era un ferviente católico210, por lo que es de imaginar un contacto previo con los Propagandistas ante su visita a España. diciembre de 1927, hace referencia a la celebración de la Navidad: «deseo que hayas pasado muy buenas Navidades tan religiosamente como cabe esperar de ti a pesar de ese ambiente desgraciadamente poco propicio. Esos Sres. ¿reunirán más familia esos días y te hallaras menos a gusto con ello, o bien lo pasaréis justamente los tres solitos?» (carta de Andrés R. (27-12-1927), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 3). Si consideramos la “escasa religiosidad” de Sally Altmann (Sally era diminutivo de Salomón, ya que tenía origen judía; cfr., ALTMANN, Sally Paul, SAMAN, carpeta S1, nº 2130 (Personen)), podríamos pensar que efectivamente durante un tiempo Onésimo vivió en un domicilio provisional, acabando poco después en casa de los católicos Burkard. 208 Tenemos referencia de la dirección del profesor alemán en el apartado final de la guía académica de 1927/28; Handels-Hochschule Vorlesungs-Verzeichnis – Winter-Semester 1927/28, UAMAN, libro 5, nº 12. Tenemos constancia de la presencia de Onésimo en casa de los Burkard sólo desde marzo de 1928, cuando Andrés hizo referencia a la pareja alemana en una de sus cartas al hermano: «saluda a estos Señores afectuosamente ¿Volverán por España?»; cfr., carta de Andrés R. (7-3-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 11. Otra garantía de este domicilio es el borrador de una carta enviada en junio de 1928, en la que se confirma la dirección de los Burkard; cfr., Onésimo a Dorlöchter (3-6-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.1. 209 Anton Burkard, nacido en 1887, era originario de Gissingheim, pequeño pueblo del Baden. Había cursado filosofía en Italia (en el Seminario di Rocca Priora, Roma) y había estudiado filología francesa en la Universidad de Grenoble (Francia). Entre 1904 y 1914 había ejercido como profesor de lenguas en una escuela técnica de Ferrara, siempre en Italia. Con el comienzo de la Iº Guerra Mundial fue alistado en el ejercito alemán, evitando el frente debido a una discapacidad surgida tras una operación a un pie. Sirvió a los militares como traductor en un campo de prisioneros franceses cerca de Mannheim; fue allí, al año siguiente, cuando empezó su andadura en la Handels-Hochschule local, siendo asistente de francés del Prof. Charles Glauser. Desde 1919 impartía italiano y seguía como asistente en las clases de francés y español. De ésta última asignatura, asumió el cargo de docente en 1927/28 haciendo de Onésimo Redondo su primer asistente nativo. Cfr., Personalbogen für Dozenten Anton Burkard, UAMAN, Dozenten, Burkard. 210 Ibídem. 83 Durante esta primera etapa, como ya hemos dicho, la principal preocupación del joven sería el estudio del idioma alemán211 y atender de la mejor forma posible las clases de español212. No cabe duda de que no obstante el obstáculo lingüístico, Onésimo se esforzó en asimilar todo lo que tuviese relevancia con la cultura, la sociedad, los usos y, aspecto no menos importante, con la política alemana; lo que se podría definir como uno de sus primeros pasos hacia la formación ideológica213. El entorno en el que se encontró el joven español fue el de una Alemania todavía afectada física y emocionalmente por el primer conflicto mundial. Mejor conocida por los alemanes como der Große Krieg (la Gran Guerra) y a casi una década desde su finalización, el establecimiento del régimen de Weimar había dado comienzo a una etapa pacífica que tiempo después se definió como el periodo de la pseudo-estabilidad alemana; en 1926 Wilhelm Marx, un católico del Zentrum, había sido nombrado canciller por segunda vez dejando en su cargo de Ministro de Asuntos Exteriores al popular estadista Gustav Stresemann214. Como añade José Ramón Díez Espinosa, Alemania se estaba recuperando lentamente de su pasado bélico, abriendo paso a una nueva época que a través del régimen republicano, estaba cambiando la sociedad local: el “Estado de entretenimiento” (Reich der Unterhaltung) como se le llamaría, ofreció un amplio abanico de posibilidades que permitieron el desarrollo de una poderosa industria del ocio: «prensa, radio y, sobre todo, el cine son una muestra de la vitalidad de la industria del entretenimiento»215. Mannheim no era una excepción en el panorama alemán; esta ciudad se había desarrollado volcándose en la actividad fluvial, siendo uno de los principales centros productivos de la ribera del Rin. Ubicado estratégicamente en la confluencia con el río Neckar, la ciudad se había desarrollado alrededor de una modesta concentración 211 Entre la documentación hallada, además de las cuartillas con apuntes de expresiones y términos del idioma, se ha encontrado una transcripción del himno alemán, “Das Lied der Deutschen”, probablemente un ejercicio para el aprendizaje escrito. Himno alemán, APMR, caja 3, carpeta 1, sobre I. 212 Burkard organizó con la ayuda de Onésimo clases gramaticales: «pronunciación del español, los principales tiempos verbales, morfología y adjetivos del español», además de cultura y sociedad de los pueblos hispanos y los seminarios de conversación que sin duda tenía a Redondo como protagonista. Cfr., «Bericht des Lektors Burkard über das Studentenjahr 1927/1928» Jahresbericht 1927/1928, UAMAN, carpeta 1, nº 53. 213 Sobre este concepto, véase la tercera parte de mi artículo: TOMASONI, Matteo, «El conservadurismo como ‘molde identitario’: una reflexión sobre la experiencia alemana de Onésimo Redondo Ortega», en AA. VV., Claves del Mundo Contemporáneo, ob. cit., p. 6. 214 KLEIN, Claude, De los espartaquistas al nazismo: la República de Weimar, Barcelona, Península, 1970, pp. 63-76. 215 DÍEZ ESPINOSA, José Ramón, El fracaso de una ilusión. Sociedad y cultura en la República de Weimar, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1996, pp. 301-302. 84 industrial – en competición con la extensa cuenca industrial del Niederrhein216 – volcada en la siderurgia y en el comercio de productos agrícolas. A partir de 1925, el sector parecía haberse recuperado rápidamente contribuyendo a generar una nueva fase de tímido bienestar financiero217. El espacio urbano contaba en aquella época con poco más de 200.000 habitantes, siendo ésta una masa aparentemente comprometida con la estabilidad social y económica. Pues según las fuentes consultadas, los Goldene Zwanziger surtieron buenos efectos en el panorama cultural: el Nationalthater organizaba espectáculos de autores como Arnold Bronnen, Friedrich Wolf, Bertold Brecht, Luigi Pirandello y Carl Zuckmayer; llegaron los primeros Kolossal de la cinematografía como Ben Hur (1926) o Metropolis (1927), mientras el Kunsthalle albergaba exposiciones de Munch, Beckmann, Kokoschka y Fuhr218. La efervescencia cultural de la época weimariana pareció ser un elemento de modernización de las actividades didácticas en la enseñanza universitaria, que seguían manteniendo aquella trascendencia adquirida durante la época anterior. En los seminarios de la Handels-Hochschule «se organizaban excursiones y viajes que animaron a los estudiantes a conocer otros países y visitar las fábricas»219, incentivando el estudio de los idiomas considerados fundamentales para la economía y el comercio220, así como la «geografía económica, la historia y la doctrina, la merceología, la tecnología, la teoría y la práctica del método comercial, la metodología de la educación empresarial, los idiomas y las humanidades en general»221. 216 En competición con ciudades como Colonia, Düsseldorf o Duisburg. NIEβ, Ulrich y CAROLI, Michael (eds.), Geschichte der Stadt Mannheim, vol. III (1914-1933), Heidelberg, Ubstadt-Weiher, 2009, pp. 70-75. 218 Ibídem, pp. 188-201. 219 Orig. «in den Seminaren förderte es die Studierenden, ermöglichte ihnen fremde Länder kennenzulernen, organisierte Exkursionen und Fabrikbesichtigungen» ALTMANN-GOTTHEINER, Elisabeth, SAMAN, carpeta S1 nº 2172 (Personen). 220 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 11 221 Orig. «Der Lehrplan und der neuen Hochschule erstreckte sich auf Volkswirtschaft einschliesslich der Handelsgeschichte und Wirtschaftsgeographie, Rechtslehre, Warenkunde, Technologie, Theorie und Praxis der Handelstechnik, Methodik des kaufmännischen Unterrichts, fremde Sprachen, und allgemeine Geisteswissenschaften». El director del Archivo Municipal, Ralf Jacob, publicó en 1955 un breve relato de la historia de la Handels-Hoschschule de Mannheim, fundada en 1908 tras unos primeros cursos experimentales empezados a finales del siglo XIX. Según el historiador Jacob, en la zona del “Bajo Rin”, se percibió la necesidad de «traten besonders am Niederrhein Bestrebungen hervor, den führenden Kräften des Handelsstandes – neben intensiver Geistesschulung – auch eine nach wissenschaftlichen Grundsätzen erweiterte und vertiefte Fachausbildung zu vermitteln» (Trad. «crear una categoría de trabajadores calificados en las tareas comerciales. Mannheim fue el lugar elegido para la preparación de esta nueva categoría: junto al estudio comercial se adoptó una educación basada en aspectos técnicos, de cultura general y de instrucción intensiva del sector»). Cfr., Auskünfte E1 Handelshochschule - E1 Handelshochschule, SAMAN, carpeta 15/2002, nº43. 217 85 Poco a poco Onésimo se veía involucrado en su tarea de lector y en el aprendizaje del idioma, aunque su rutinaria correspondencia con los familiares le mantenía atado a España. Andrés, que era el más recurrente en escribir, le informaba sobre la situación familiar, la actividad de los Propagandistas, su trabajo en el Banco Hispano, los amigos de Salamanca y Quintanilla, los proyectos futuros, etc. La buena relación entre los dos hermanos propició debates de todo tipo, incluyendo detalles muy curiosos como el de una ‘boina’ que la familia le había regalado en su partida: «hemos dicho en casa que debes hacerte una fotografía y mandárnosla. Que te la hagas con la boina. ¿La gastas a menudo? ¿Hacen comentarios sobre ella?»222. Regularmente Andrés le refería las novedades Sobre los demás hermanos: Víctor, implicado en una difícil relación con una chica de Zamora, una tal María Luisa223, y Eugenia a su vez anhelada por un joven del pueblo224. No faltaron mensajes del padre Buenaventura para ponerle al día sobre algunas de sus actividades225 o, con ocasión del veintitrés cumpleaños del hijo, enviarle una carta en la que Albina, la hermana menor, aprovechaba un poco de espacio para saludarle: «me acuerdo mucho de ti pero mas me acordaré el día 16 y que pediré para que el Señor te conceda muchas gracias espirituales y temporales»226. Algunos de los escritos de Andrés reflexionaron alrededor de las incertidumbres que Onésimo tenía sobre su porvenir. La herida dejada abierta por las oposiciones del año anterior seguía siendo un peso para el joven, convencido de la necesidad de seguir estudiando también durante la experiencia alemana. Si bien Andrés en un principio le había insinuado que tomara nota de «noticias sobre temas de derecho que sean de actualidad en Alemania»227, fue él mismo quién más tarde le confesaría que «más bien me parece que el empeño principal que debe ocuparte ahí es estudiar textos alemanes y teorías alemanas con la previa preocupación de que no digas al volver ¡ojala me hubiera detenido más en tal cosa […]!»228. Lo mismo le comentaría poco después Víctor: 222 Carta de Andrés R. (enero?1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 4. Decía Andrés: «El problema de Víctor no tiene más que dos caminos: continuar la ruptura actual; o iniciar las nuevas relaciones, o reanudarlas, con los propósitos que tu decías muy bien en tu carta»; cfr., Carta de Andrés R. (enero 1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 5. 224 Ibídem; «Está bien la actitud de Eugenia de darle algunas largas al asunto escribiéndose sin mucha frecuencia y observándole a él si sigue siendo entre los chicos de allí entre lo mejor, acudiendo a misa sin faltas y a comulgar algunas veces y aun si mejora». 225 El padre relataba con meticulosidad sobre el estado del campo, a veces con resignación ya «que no se puede hacer nada en las tierras por llover pues cada cuatro días agua»; cfr., Carta de Buenaventura y familia (17-01-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 8. 226 Carta de Buenaventura y familia (12-02-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 9. 227 Carta de Andrés R. (enero 1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 5. 228 Carta de Andrés R. (07-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 11. Añadía el hermano: «Aun cuando el P. Santa Romana [Santarromana] te había dicho que te convendría preparar ahí las oposiciones 223 86 «pásalo ahora lo mejor posible, aprende bien el alemán y cuando vengas a España, ya tendrás tiempo de orientar tu porvenir»229. El debate se prologó durante buena parte de la primavera, siendo un punto muy frecuente en la correspondencia del joven y aparentemente ni siquiera las palabras de uno de sus confesores – el P. Ángel Ayala – le habían servido de mucho: «nada puedo aconsejarte sobre tu futura orientación»230. Andrés fue uno de los más convencidos en considerar el estudio del alemán como tarea prioritaria: «Filgueira (sic.) me dijo que hacías mal en dejar de seguir las oposiciones a Abogado del Estado […]. Me parece que te decía el otro día que estimaba más provechoso y oportuno el que estudiases en la medida posible y no hasta que se te hiciera tedioso, el idioma alemán y textos alemanes con preferencia a lo en español que está más indicado para cuando vengas»231. Una posible alternativa laboral fue introducida por el amigo y compañero de carrera en Salamanca, Agustín Íscar Alonso. En una de las cartas enviadas en noviembre de 1927, Agustín comentaba a Onésimo la existencia de cátedras vacantes en la facultad de Derecho de la universidad232. Basándose en esta idea y amparado por los amigos salamantinos, Onésimo evaluó esta posibilidad aunque el hermano mayor mantuviese ciertas perplejidades233: «aun entiendo este fructífero porvenir como probable, creo que no es este el ideal a tus aficiones», y añadía: «mas inclinado te veo por naturaleza a los estudios de civil – sin olvidar a – Internacional ¿no necesitas al menos dos idiomas y conocerlos muy bien?»234. Dejando de un lado las oposiciones a abogado o a cátedra, la sensación que se percibe leyendo la correspondencia entre Onésimo y los suyos, refleja una cuestión más intrínseca y, tal vez, de mayor agravio para el joven. En su momento, Onésimo había a Abogados del Estado [...] y aun cuando tú parece que estas dispuesto a preparar las del premio extraordinario creo yo que no sería urgente dedicarse a una u otra cosa con mucho empeño». 229 Carta de Víctor R. (26-05-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 18. 230 Carta de P. Ángel Ayala (Badajoz 29-02-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 10. 231 Carta de Andrés R. (23-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 13. 232 Apartado cartas de Agustín Íscar (Madrid-Bologna), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 70, carta del 1523/11/1928. 233 «Recibí tu última carta con extracto de escalafón […] no veo fácil acertar con la opinión a lo que haya de ser lo más conveniente. En principio me parece que debes orientarte hacia aquella que sea mas de tu vocación. […] Economía y Hacienda o Mercantil, temas en que creo que poco han descollado en España y que en este resurgir económico tan visible y tan necesario, puede ser ocupación muy fructífera porque pienso que esperan a los especializados en esta disciplina muy buen puesto». Cfr., Carta de Andrés R. (20-05-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 19. 234 Ibídem. 87 confesado al amigo Cuesta que a finales del verano de 1927, su única prioridad era aquella de emprender cuanto antes el viaje hacia Mannheim; por lo que el retraso burocrático, añadió desde el comienzo de la aventura alemana «un mes más en mi ya dolorosamente detenida carrera»235. Sin embargo la salida hacia el país germano fue sin duda un momento de alivio, aunque las incertidumbres y las preocupaciones no se alejaron del joven español. Como ya hemos visto, el primer periodo en Mannheim fue de intensa aproximación al idioma, aunque a los casi 5 meses de su llegada – hablando confidencialmente con Ángel Herrera – seguía manifestando su disconformidad acerca del nivel adquirido236. Aparentemente no le faltaron los estímulos para tener la cabeza ocupada, pero Onésimo vivía envuelto en una especie de consuetudinario aislamiento. Anton Burkard era un claro referente allí pero más que con él, Onésimo parecía no tener suerte en el intento de enlazar nuevas amistades. Otra persona con la que se escribía el joven, percibió la sensación de desorientación y desasosiego que originó no pocas dudas en las cartas enviadas por el vallisoletano: No convendría, puesto que has salido de casa, que viajes como las maletas sin aprender nada, y te confinases en un estúpido aislamiento. ¿No tienes ahí el Paradeplatz o las riberas del Neckar para salir de paseo? Así aprenderás no sólo el alemán sino el espíritu del alemán. […] A mi me parece que no debes de querer ser más de lo que debes ser. Mientras seas joven seglar no debes aspirar a ser novicio ni viajar de ese modo recluido. Muchas cualidades buenas tienes y no te entre la vanidad pues todo es de Dios; pero conviene que las encauces, primero asegurándote tu porvenir y después Dios dirá»237. Es evidente que el P. Gonzalo Herrero, otro íntimo confesor, había percibido no sólo un problema social, sino también espiritual en Onésimo; pero no era el único. En los mismos días, Andrés acudía en el intento de apaciguar las dudas del hermano, afirmando que «cada uno hará mas bien según lo que valga y tenga que seguir la ayuda del prójimo. Por eso hay que prepararse a luchar adquiriendo conocimientos, dinero y 235 Carta a Cuesta (11-10-1927), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 2. Le contestó el director de El Debate: «No se desaliente Vd. por esas dificultades con que tropieza para aprender el alemán. Cuatro meses es muy poco tiempo para lograr lo que Vd. pretende»; cfr., Carta de Ángel Herrera (30-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 14. 237 Carta del P. Gonzalo Herrero (20-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 12. El P. Gonzalo Herrero pertenecía a la orden de los dominicanos y residía en el convento de San Esteban de Salamanca; en la carta se percibe que los dos se conocían desde los años universitarios salamantinos. 236 88 salud»238. Tampoco faltaron en este delicado momento las palabras de otro íntimo de Onésimo, el P. Luis Herrera Oria que le animó a buscar una salida a este estado de incertidumbre239. A partir de la primavera de 1928, el español parecía dar señales de recuperación. El primer indicio del cambio fue la participación en un viaje – no sabemos si organizado por la Handels-Hochschule o por su cuenta – hacia el sur de Alemania. Se desplazó por la región de Baviera, visitando con seguridad su principal ciudad, Munich; no faltó siquiera un traslado más al sur, concretamente a Austria, donde disfrutó de una breve excursión a su capital, Viena240. El viaje pareció surtir un buen efecto241 y desde luego fue un alivio para el hermano quién comentaría: «Me parece que haces bien en realizar esos viajes. Así puedes distraerte un poco de lo penoso que pienso que te será ya a estas alturas ese casi aislamiento en medio de tanta gente. Y al menos la novedad de las cosas que veas en los viajes te distraerá algo para que puedas aguardar con más respiro lo poco que te falte para venir»242. Poco después, entre finales de abril y comienzos de mayo, Onésimo tendría ocasión de viajar nuevamente. Esta vez fue hacia el norte, siguiendo el curso del Rin, y concretamente a las ciudades de Bonn y Colonia. La razón principal de este viaje fue la Exposición Internacional de Prensa (Die Internationale Presse-Ausstellung) que se inauguraba en Colonia el día 12 de mayo, bajo la atenta mirada de la comunidad internacional243. El promotor del viaje fue sin duda Ángel Herrera Oria; éste último había fundado en 1926 la Escuela de Periodismo en Madrid, bajo la dirección de El 238 Carta de Andrés R. (23-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 13. Luis Herrera contestó a la “inquietud y desorientación” del joven afirmando que «con Avda (sic.) nobleza te digo, mi muy amado Onésimo, que estoy convencido de dos cosas: una, que necesitas como nadie ponerte incondicionalmente bajo la dirección de un buen médico espiritual; la otra, que no soy yo ese médico que te conviene. Acaso el P. Ángel Ayala o el P. Santo Romana sean tus hombres providenciales. Yo seguiré siendo tu buen amigo»; cfr., Carta de Luis Herrera (21-04-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 16. 240 El viaje con toda seguridad se produjo entre el 11 y el 24 de abril, ya que en esta última fecha una carta de Andrés, al comenzar, afirma: «Pienso que cuando esta quiere llegar ya estarás de vuelta de tu excursión a Munich y Viena». Carta de Andrés R. (24-04-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 17. 241 Escribe tras el viaje el hermano Víctor: «Recibí tu felicitación del día de mi Santo, una postal desde Munich y otra desde Viena. Veo que lo estas pasando bien y que indudablemente esta ausencia de España te servirá de mucho para tu porvenir»; cfr., Carta de Víctor R. (26-04-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 18. 242 Carta de Andrés R. (8/11-04-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 15. 243 Inauguración de la Exposición Internacional de la Prensa, La Vanguardia, 13 de mayo de 1928, p. 29. 239 89 Debate, órgano político de la ACNdP244. Teniendo en consideración la pasión que Onésimo tenía por el periodismo, Ángel Herrera invitó al joven a viajar a Colonia para visitar la primera exposición dedicada expresamente a la prensa. El viaje se aprovechó también para poner en contacto a Onésimo con un conocido del director de “El Debate”, el Dr. Josef Froberger. Éste era un exponente político del Zentrum alemán, además de ser el director del principal periódico local, el Kölnische Volkszeitung245. A parte de su adhesión al círculo católico alemán, el Dr. Froberger era un conocido exponente de la política local; en la inmediata posguerra había teorizado la constitución de la “República Renana”, basándose en el principio wilsoniano de autodeterminación y asimilando la ‘Renania’ como una entidad autónoma, decretada a través de «la continuidad unitaria del Reich, reforzando su ideal nacional […], pero sin la obligación mantenerse atados a la autoridad prusiana»246. Desconocemos si el encuentro se produjo para hablar, además de asuntos periodísticos, también de política pero es indudable que la cercanía a influyentes políticos del Zentrum acabó por fascinar al joven español247. La cuestión periodística fue sin duda un elemento muy importante durante la estancia alemana. Onésimo se había iniciado a la lectura de órganos de prensa a través de El Debate, diario del que no ni siquiera se separó en Alemania248 y que proporcionó material didáctico para las clases del Prof. Burkard249. Andrés le recordaba, haciendo 244 GARCÍA ESCUDERO, José María, De Periodista a Cardenal, ob. cit., pp. 67-68. «La dirección del Dr. Froberger es Schumanstrasse, 82, Bonn. El mismo podrá encauzarle a Vd. en Colonia. Le escribo anunciándole su visita para últimos de abril»; con toda probabilidad el encuentro fue en mayo, debido a la inauguración de la Exposición el día 12. Cfr., Carta de Ángel Herrera. (30-031928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 14. 246 Estas palabras fueron pronunciadas por Karl Trimborn, presidente del Zentrum de Renania y autor del eslogan “loss von Berlin” (lejos de Berlin) que a menudo utilizó Froberger en su periódico. El alcalde de Colonia, en aquella época Konrad Adenauer, fue otro – aunque menos entusiasta – defensor de la línea republicana. SCHWARZ, Hans-Peter, Konrad Adenauer, vol. 1 (From the German Empire to the Federal Republic, 1876-1952), Providence-Oxford, Berghahn Books, 1995, p. 136. Como afirma Peter Schwarz, «the idea of a ‘Rhenish republic’ originated among the owners and editors of the “Kölnische Volkszeitung”, the main newspaper of the Centre Party. ‘The father of the idea’ among to Fritz Brüggermann, a liberal but well-informed opponent, was Dr. Josef Froberger, an Alsatian living in Bonn». Según Schwarz el propio Froberger, amparado por los franceses que veían en este proyecto un cierto beneficio político, «the establishment of a ‘Rhenish republic’ […] would be able to ‘stave off’ the French bid for anexion. It remained an open question as how far the separation of the Rhineland from Prussia would also mean leaving the German Reich». Véase, pp. 133-135. 247 Respecto a la aproximación de Onésimo al Zentrum alemán, véase también: TOMASONI, Matteo, «El conservadurismo como ‘molde identitario’: una reflexión sobre la experiencia alemana de Onésimo Redondo Ortega», ob. cit., p. 6. 248 Regularmente Andrés renovaba la suscripción y enviaba alguna copia del mismo a Alemania: «He mandado al Debate un cheque para [el] pago de las suscripciones que me encomendaste hacer»; cfr., Carta de Andrés R. (07-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 11. 249 En el 2º semestre (curso de “Lengua Española II”), las clases del seminario se caracterizaron por «Besprechung und Übersetzung von Abhandlungen wirtschaftlichen und kulturellen Inhalts aus der Zeitung, „El Debate“ und aus der Zeitschrift „La semana financiera“ mitanschliessenden Aufsatzübungen» (Trad. «ejercicios de debate y traducción de ensayos económicos y culturales del diario 245 90 referencia al periódico Diario Regional de Valladolid, que «si de algún asunto puedes mandar algo al periódico, hazlo, que esto está pobre»250. Cada ocasión era buena, como después de la visita de su hermano a la Exposición de Colonia: «Estaba esperando estos días que mandaras alguna croniquilla para el periódico […] no hubiera dejado de tener lectores una breve reseña de la exposición de prensa por la excepcional importancia que esta tiene»251. Diario Regional S.A. había nacido en 1926 por voluntad de, usando las palabras de Pablo Pérez, unas «fuerzas vivas del catolicismo militante» de Valladolid y su Estatuto se basaba en el mismo de El Debate, órgano con el que era política e ideológicamente afín252. En 1928 el diario se encontraba sin embargo con problemas financieros y «a punto de desaparecer de la escena vallisoletana»; Andrés se preocupaba de contribuir con dinero al comité “pro acciones Diario Regional”253, mientras Onésimo habría de dedicarse más a rellenar sus espacios, dando un primer tímido paso hacia el periodismo. Le comentaba el P. Ayala: «tus trabajos en coleccionar recortes te harán el bien de llamarte la atención sobre puntos interesantes de la acción católica, aparte del provecho más directo que podrían proporcionarte, si al fin te orientas en el sentido del periodismo»254. Tan sólo dos meses después, Diario Regional estaba a salvo, aunque quedaba mucho por hacer255. Paralelamente al asunto periodístico, en las cartas de Andrés hay continuas referencias a los Propagandistas. Los movimientos de la asociación eran supervisados con atención por el hermano mayor que procuraba no dejar oculto ningún detalle. Onésimo descubrió así que con la salida del P. Enrique Herrera Oria «acaso definitivamente a Madrid […], estamos los propagandistas [de Valladolid] sin dirección»256, exhortando sin embargo a seguir adelante con las tareas encomendadas al reducido grupo local, como en el caso “El Debate” y de la revista “La semana Financiera” seguidos por redacción de textos»). Cfr., «Bericht des Lektors Burkard über das Studentenjahr 1927/1928» en Jahresbericht 1927/1928, UAMAN, carpeta 1, nº 53. 250 Carta de Andrés R. (enero 1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 5. 251 Carta de Andrés R. (mayo 1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 7. 252 Pablo Pérez hace referencia especialmente al artículo cuatro del Estatuto, que dictaba la independencia de la publicación, pero asimismo su dependencia de las normas y enseñanzas de la Iglesia Católica. Cfr., PÉREZ LÓPEZ, Pablo, Católicos, política e información. Diario Regional de Valladolid (1931-1980), Universidad de Valladolid, 1994, pp.39-40. 253 Carta de Andrés R. (07-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 11. 254 Carta del P. Ángel Ayala (29-02-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 10. 255 Carta de Andrés R. (24-04-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 17. 256 Carta de Andrés R. (enero 1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 5. En una carta anterior, Andrés refería el número de los integrantes del grupo de Valladolid: «en los últimos círculos hemos sido hasta diez o doce». Cfr., Carta de Andrés R. (enero?1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 4. 91 del ‘archivo periodístico’257. A comienzos de abril se celebró en Salamanca la “IIº Asamblea regional castellano-leonesa”, en la que Andrés participó en calidad de secretario del grupo de Valladolid258. Como ya había hecho otras veces, el hermano mayor relató las charlas mantenidas con algunos de los participantes: el P. Luis Herrera, el amigo Cuesta, el P. Ángel Ayala y el presidente, el P. Ángel Herrera particularmente interesado en tener noticias de Onésimo y sus propósitos para el nuevo curso 259. A consecuencia de la reunión de Salamanca, Andrés comentó al hermano su deseo de participar en el retiro espiritual de los Propagandistas, previsto entre finales de julio y agosto en la ciudad francesa de Grenoble260. Aunque la cuantiosa correspondencia puede interpretarse como una obligada dependencia de Onésimo con la actualidad de su país de origen, el español acabó por mezclarse entre la sociedad alemana, siguiendo los ya citados consejos del P. Ángel Ayala y del P. Gonzalo Herrero. La principal preocupación del joven era la preparación didáctica de los “seminarios de español” en la Escuela Superior de Comercio (HandelsHochschule), aunque parece lógico que el español acabaría presenciando el ferviente momento político de la Alemania de Weimar. Con las Reichstagswahl (elecciones al Parlamento) de mayo 1928, el Onésimo pudo observar como evolucionaba la concurrida campaña electoral en Mannheim que, aunque destacó casos de enfrentamientos callejeros, reflejaba un clima de hostilidad muy común al régimen weimariano. Los escrutinios destacaron la gran fuerza de la SPD (socialistas) aunque el KPD (comunistas), el DNVP (nacionalistas) y el Zentrum261 – el primero a nivel ciudadano, los otros dos a nivel regional – se mantenían vivos; aparentemente débil y aún lejano del poder político era el partido de la extrema derecha, el NSDAP del aún ‘desconocido’ 257 Este archivo se basaba en crear una colección de periódicos y artículos distintos, para crear un «un archivo al estilo de el d. [diario] El Debate y cara servicio naturalmente del periódico. […] Espero que de ello se derivarían ciertos beneficios para los propagandistas».Cfr., Carta de Andrés R. (mayo 1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 7. 258 Boletín de ACNdeP, nº 51, Año V, Madrid, 5 de abril de 1928, pp. 1-2. 259 «Hablé con Ángel Herrera, casi una hora de cosas del centro de [propagandistas de] Valladolid que, sin consiliario, y a causa de mis ausencias, vive algo lentamente. No sabía [Á. Herrera] nada de tu pensamiento sobre oposiciones a cátedras y le ha parecido muy bien Me dijo que te escribiría no solo sobre los puntos de que tratan tus cartas sino también sobre – de cátedras». Y añadía a continuación: «Herrera te invitará a ir a Loyola este año en el mes de Septiembre con la tanda de Propagandistas»; finalmente, tras volver de Alemania a finales de agosto, Onésimo no acudiría al encuentro de Loyola con los Propagandistas. Cfr., Carta de Andrés R. (8/11-04-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 15. 260 Ibídem. A finales de julio Andrés comentó al hermano las fechas provisionales previstas para su estancia en Grenoble: «me parece que voy a ir a Grenoble [del] 25 julio [al] 29 agosto». Cfr., Carta de Andrés R. (20-05-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 19. 261 SPD: Sozialdemokratische Partei Deutschlands (Partido Socialdemócrata Alemán), KPD: Kommunistische Partei Deutschlands (Partido Comunista Alemán), DNVP: Deutschnationale Volkspartei, (Partido Nacionalista Alemán). 92 Adolf Hitler que, a través de su representante local, Robert Wagner, había logrado un efímero resultado262. Las elecciones de 1928 quizás no fueron un momento de grandes cambios políticos para la República de Weimar, pero sin duda representaron el comienzo de la radicalización ideológica del país263. En su entorno más próximo, la Escuela Superior de Comercio, podríamos por lo tanto decir que Onésimo Redondo experimentó de alguna forma la ‘entrada de la política’ en las aulas. Por tradición, «estas agrupaciones procedían de una filiación cristiana o laica, pero no tardaron en constituirse otras, relacionadas con la realidad política de aquellos años»; de facto, la implantación de una ‘radicalización fascista estudiantil’ – aunque en su fase embrional – se produjo también en Mannheim: «no se puede ocultar que los estudiantes filo-nazistas escasearon, aunque en la Institución prevalecieron unas posiciones intermedias donde la República no gozaba de muchos apoyos y fue defendida sólo con argumentos formales»264. Fue durante el Sommer-Semester (2º semestre) de 1928 cuando se constituyó el primer núcleo del National-Sozialisticher Deutscher Studentenbund (NSDStB)265, siendo oficializado y reconocido entre las corporaciones estudiantiles en el siguiente año académico266. La presencia de una delegación del partido nazi en Mannheim existía desde 1921, aunque no llegó a tener una cierta relevancia por lo menos hasta finales de los años 262 Sobre el desarrollo del NSDAP local, mejor conocido como Nationalsozialistiche Deutsche Arbeitpartei (Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores), haré un detallado análisis más adelante. Sobre los detalles de las elecciones alemanas de 1928 en Mannheim véase: MATTHIAS, Erich, y WEBER, Hermann (eds.), Widerstand gegen den Nationalsozialismus in Mannheim, Mannheim, Quadrat, 1984; se pueden encontrar unos interesantes apartados gráficos a p. 55. 263 Algo muy parecido se desataría también en España durante la época republicana; véase al respecto el interesante análisis de GÓMEZ CARBONERO, Sonsoles, «Dos procesos paralelos hacia el final trágico de la democracia: las culturas políticas de Weimar y de la Segunda República Española», Investigaciones Históricas, nº 21 (2001), pp. 295-298. 264 Orig. «Die faschistischenRadikalisierung der Studentenschaft beherrschte an der Handelshochschule Mannheim das politische Leben in den letzten Jahren vor Hitlers machtergreifung zwar nicht ganz in dem Umfang wie an anderen Hochschulen und Universitäten, aber doch in solchem Ausmass, dass die Situation davon wesentlich beeinflusst wurde. Im Lehrkörper herrschte eine vermittelnde Haltung vor, wobei die Republik nur lau und mit formalen Argumenten verteidigt wurde»; cfr., BOLLMUS, Reinhard (et al.), Handelshochschule und Nationalsozialismus, Meisenheim am Glan, Verlag Anton Hain, 1973, p. 34. 265 Asociación Estudiantil Alemana Nacional-Socialista. 266 El NSDStB fue incorporado en el curso 1928/1929, ocupando el nº 11 de la lista oficial; curiosamente la otra admitida fue una organización pro-republicana que se consrtituyó con el nombre de Republikanisches Studentenkartell, ocupado el nº 12. Cfr., «h. Die Organisation der Studentenschaft», en Jahresbericht 1928/1929, UAMAN, carpeta 1, nº 54. 93 Veinte. Desde 1925 lideraba la facción local un amigo personal de Hitler, Robert Wagner, que habría de protagonizar el viraje autoritario y violento del nacionalsocialismo local267; entre 1927 y 1928, ha de suponerse que el mismo Onésimo fue testigo personal de los enfrentamientos callejeros que oponían al proletariado socialista y comunista ante el conjunto de la Derecha radical 268. Aunque algunos estudiosos han sugerido – aportando escasa documentación – que Onésimo pasó por un proceso de “nazificación” durante su etapa alemana269, otros – en su mayoría testigos de la época – lo han negado rotundamente o han defendido una postura de mediación y observación acerca de este movimiento270. Es posible que para profundizar su conocimiento de la política alemana, Onésimo estuviese interesado en conversar con otro becario español, Antonio Bermúdez Cañete, asentado en Munich desde 1925. Éste último era un conocido propagandista cordobés que habría de ser un estrecho colaborador de “El Debate”, en calidad de especialista de economía y política alemana e inglesa271. Aunque solicitó información a Ángel Herrera para poder entrevistarse con él, éste le contestó que «Bermúdez no está en Alemania; se encuentra actualmente en Inglaterra»272. La conversación nunca llegó así a producirse, aunque no cabe la menor duda de que Onésimo no le perdió de vista. Serían los futuros artículos de Bermúdez, corresponsal de El Debate en Alemania desde 1931, en informar a Onésimo sobre el 267 NIEβ, Ulrich und CAROLI, Michael (eds.), Geschichte der Stadt Mannheim, ob. cit., pp. 62-69. Sin duda el ‘conflicto’ entre los extremismos políticos fue asimismo alimentado por la ubicación de las sedes de los partidos el Mannhaimer Quadrate: la SPD ubicada en R3 nº 14, mientras la del KPD en S3, nº 10. «Es evidente que al plantearse la sede del NSDAP en las cercanías, fue percibido por SPD y KPD como una auténtica provocación». Cfr., NIEβ, Ulrich, CAROLI, Michael (eds.), Geschichte der Stadt Mannheim, ob.cit., p. 12. 269 Me refiero a la tesis avanzada por Cándido Ruiz que, a pesar de relevancia del tema, habla de una clara «simpatía para el partido racista» y de aceptación de los ‘fines’ del mismo. Cfr., RUIZ, Cándido, «Onésimo Redondo: el fascismo en Valladolid en los años Treinta», en AA. VV., Valladolid, historia de una ciudad, vol. III (Valladolid contemporánea), Ayuntamiento de Valladolid, 1999, pp. 1031-1032. 270 Goyanes parece propender por la postura de ‘observador’, alejándose de George Hills que se refiere a Onésimo como “admirador de la disciplina de los nazis” (MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 12); Véase también la defensa de un Onésimo alejado del partido nazi como la del amigo José María de Areilza (Cfr., DE AREILZA, José María, Así lo he visto, ob.cit, p. 140). Existe también el testimonio de la viuda, Mercedes Sanz-Bachiller, que en una conversación con Paul Preston, afirma como «durante el curso 1927-1928 en Alemania, [Onésimo] desarrolló una gran admiración por el partido católico, el Zentrum, [aunque] le había horrorizado la libertad sexual y social de la República de Weimar. Por esa razón […] le interesó la declaración de intenciones del naciente partido nazi de restaurar los valores tradicionales»; cfr., PRESTON, Paul, Palomas de guerra. Cinco mujeres marcadas por el enfrentamiento bélico, Barcelona, Plaza y Janés, 2001, p. 25. 271 En el impecable trabajo de Juan Valverde hay un elenco de los trabajos realizados por Bermúdez Cañete durante esta época; muchos de ellos ensayos sobre la sociedad alemana e inglesa enviados a “El Debate” y que corresponden con sus estancias en estos dos países. Véase VELARDE FUERTES, Juan, «Problemas actuales de la economía española vistos por Bermúdez Cañete», Revista de Economía Política, nº 50 (1968), pp. 163-165. 272 Carta de Ángel Herrera (30-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 14. 268 94 rápido avance del nacionalsocialismo alemán al que tanto se interesó durante su etapa de agitador político. Con el aproximarse del final del curso, Onésimo aprovechó la ocasión para realizar algunos nuevos desplazamientos por Alemania. Viajó nuevamente hacia el norte, concretamente a la ciudad de Duisburg273, para después visitar también Bochum y Dortmund. Particular atención prestó a su paso por los periféricos pueblos de Harpen y Lütgendortmund, donde quedó impresionado no sólo por la magnitud de la superficie dedicada a las infraestructuras industriales, sino también por el intenso tráfico y la productividad de aquella zona274. Sin embargo, el último viaje habría de ser el de su regreso a España. Aunque Andrés tenía planeado viajar a Grenoble con los Propagandistas, es de imaginar que la larga separación del hermano pudo con sus vacaciones, prefiriendo por ello quedar con él275. Para confirmar esta tesis, parece que Andrés fuera a Alemania en coche276 y que el encuentro se produjo en Friburgo; allí Onésimo tenía algún contacto en Universidad Internacional Católica, gracias a la mediación de Ángel Herrera Oria277. Otro indicio de este encuentro proviene del amigo Agustín Íscar Alonso, que a comienzos de mayo de 1928, escribiendo desde Italia, le comentaba: «Viaje a Freiburg. […] No me decido a sacrificar al placer de la reunión amistosa, las instrucciones y emociones de la visita a la Ciudad eterna [Roma]. Conocer a Italia primero y luego pensar en Alemania. ¿Aplazamos, pues, nuestra entrevista para Agosto, cuando yo también regrese a España?»278. 273 Andrés comenta la llegada de una postal enviada desde Duisburg a finales de mayo; véase Carta de Andrés R. (mayo 1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 7. 274 En una carta enviada a un amigo alemán, tal Dorlöchter, afirmó: «Ich habe meine Reise beendet, die mir einen ausgezeichneten Eindruck hinterlassen hat, und auch die Lust sie zurviderholen, wenigstens durch die dortige Industriezone, um die besser Kennen zu lernen» (Traduz. «He terminado este viaje que me ha producido una excelente impresión y me quedo con las ganas de repetirlo, por lo menos en la zona industrial local, para poderla conocer mejor»); cfr., Onésimo a Dorlöchter (3-6-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.1. 275 En efecto, en la crónica del viaje a Grenoble de una representación de los Propagandistas, el nombre de Andrés Redondo no aparece, confirmado su decisión de ir a buscar el hermano en Alemania. Véase «En Lovaina y Grenoble», en Boletín de ACNdP, nº 60, Año V, Madrid, 5 de octubre de 1928, p. 4. 276 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 12. 277 Carta de Ángel Herrera (30-03-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 14. 278 Apartado cartas de Agustín Íscar (Madrid-Bologna), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 70, carta del 04/05/1928. Agustín Íscar era íntimo amigo de Onésimo y compañero de estudios de Derecho en Salamanca. En la primavera de 1928 viajó a Italia una primera vez, concretamente al “Real Colegio de España” en Bolonia, donde estuvo hasta agosto del mismo año. Volvería otra vez en 1929 para acabar sus estudios allí, logrando la Licenciatura en Derecho siéndole otorgada por la Universidad de Bolonia. Se conserva todavía su ficha: «Agustin Iscar y Alonso di Salamanca (Spagna). Facoltà di Giurisprudenza, 95 Aunque no sea posible reconstruir con precisión el desarrollo de los últimos meses de la estancia de Redondo en Mannheim, la correspondencia que seguirá manteniendo durante los años sucesivos con conocidos del lugar nos demuestra que el español fue capaz de ampliar su red de contactos279. Poco antes de la despedida, el final del curso le reservó una última agradable sorpresa. El 6 de julio se celebró el vigésimo aniversario de la fundación de la HandelsHochschule, asistiendo en ella todo el cuerpo docente de la escuela; durante la gala, el Rector Walther Tuckermann no se olvidó de aquellos que habían contribuido a «profundizar el conocimiento de las clases de idiomas, como en el caso del español y del inglés, llevado a cabo por los jóvenes [lectores] nativos»280. Fue un pequeño homenaje a la labor de asistencia llevada a cabo por Onésimo y por su compañero de inglés, que así se despedían oficialmente de la Escuela. Sin embargo, la fructífera colaboración de Onésimo con la Handels-Hochschule y especialmente con el Prof. Burkard, no terminó aquí. Durante aquel año académico el profesor había pedido al vallisoletano su específica colaboración para realizar una obra dedicada al estudio social, histórico, político y económico de España; al respecto, el joven español se preocupó de coleccionar múltiples recortes de periódicos (sobre todo de El Debate, muchos de los cuales habían sido utilizados en las clases) y empezó a escribir breves ensayos sobre diferentes temas socio-políticos del país ibérico. La vuelta a su tierra de origen, obligó al joven a prolongar su colaboración durante buena parte del año 1928, aunque fue tan solo al siguiente, cuando el texto titulado “Fisonomía de la España moderna”, salió a la venta como manual académico (en idioma español) en Alemania281. Esta larga colaboración no ha de extrañar, ya que por lo visto el profesor alemán quedó muy satisfecho de la labor desarrollada durante sus clases, destacando su agrado en la memoria final anual: 07/07/1929, tesiμ “Il concetto di parte”»; cfr., Augustín Íscar y Alonso, Archivio Storico dell’Università di Bologna, carpeta nº 8292. 279 Los autores de las cartas que aun se conservan, fueron el P. Ulrich Siebermann (de la Jesuitenkirche Mannheim), Hermann Meyer, Georg Joss y el mismo Anton Burkard. Volveremos a analizar esta correspondencia más adelante. 280 Orig. «Der Sprachunterricht erhielt insofern eine Vertiefung, als für das Spanische und für das Englische junge Herren aus den betreffenden Ländern gewonnen wurden». Cfr., «Bericht de Rektors über das Studentenjahr 1927/1928», en Jahresfeier 1928, UAMAN, carpeta 1, nº 3, p. 6. En al prensa local, el discurso del Rector aparece también en el artículo «20. Jahresfeier der Handelshochschule Mannheim», en Neue Mannheimer Zeitung, 7 de julio de1928. 281 BURKARD, Anton (et. al.), Fisonomía de la España moderna, Lahr in Baden, M. Schauenburg, 1929. 96 «Am Ende des Sommer-Semesters schied der Assistent für Spanisch, Herr Redondo-Ortega, wie vorgesehen, aus der Hochschule aus. Seine Aufgabe erfüllte er gewissenhaft und zufriedenstellend»282. Entre finales de julio y comienzos de agosto, Onésimo quedó por fin con su hermano Andrés y posiblemente con el amigo Agustín Alonso para emprender el viaje de vuelta hacia España. Según Mínguez Goyanes, recorrieron Centroeuropa – con toda probabilidad pasando por el norte de Alemania y Francia – antes de concluir la ruta, ya a mediados de agosto, en su añorada Valladolid283. 282 Traduz. «Como previsto, al final del semestre de verano [segundo semestre, n.d.r.], el asistente de español, el Señor Redondo-Ortega, se ha marchado de la Escuela. [Él] ha cumplido con su tarea escrupulosa y satisfactoriamente». Cfr., «Bericht des Lektors Burkard über das Studentenjahr 1927/1928» en Jahresbericht 1927/1928, UAMAN, carpeta 1, nº 53. 283 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 12. 97 3) De abogado a sindicalista agrario. 3.1 Años de formación (III): entre la profesión jurídica y el interés para el método sindical (1928-1930). Al volver de Alemania el joven reencontraba por fin su tierra natal, aunque esto significara volver a confrontarse con una difícil realidad. Su vida había cambiado mucho desde su salida hacia la ciudad de Mannheim, pero al volver atrás se daba también cuenta de que en España – y más concretamente en Castilla – las cosas seguían iguales que siempre. Atrás quedaba una experiencia que pese a sus difíciles comienzos, los primeros solitarios meses de adaptación a la cultura y al idioma alemán, se había luego desarrollado a la sombra de una expectante vida social y política. Allí Onésimo había dejado de un lado sus preocupaciones, recorriendo buena parte de la ribera del Rin, visitando importantes ciudades del norte y sur de Alemania o profundizado su conocimiento político mirando al ejemplar partido del Zentrum284. Al volver a España, por primera vez después de casi un año, se encontraba frente a un país donde la dictadura del general Primo de Rivera seguía aparentemente inalterada y donde el estancamiento económico (además de la incógnita política) empezaba a indicar evidentes problemas organizativos285. Pero había algo que con más fuerza pesaba sobre al joven y que correspondía, más que al régimen, a la necesidad de enfrentarse nuevamente ante su futuro social y laboral. Si la oposición a abogado del Estado ya no se contemplaba como una prioridad, a la luz del intercambio epistolar mantenido con Andrés y Agustín Alonso aún así se consideraba el ejercicio profesional como una – quizás la única – posibilidad cara al porvenir. Según su amigo Agustín la cuestión más importante era seguir en esta línea, por lo que le comentó que «no te separes de tu Dº. [Derecho] Civil y bien sea prácticamente – A. [Abogado] del Estado, bufete – o científicamente – Cátedra – o de ambos modos al tiempo – Sánchez Román, el Prof. de Madrid tiene excelente bufete –, 284 Onésimo fue ciertamente un entusiasta del partido católico conservador alemán, ya que como refiere Preston, mantuvo una conversación con Ángel Herrera sobre el tema; cfr., PRESTON, Paul, Palomas de guerra, ob. cit., p. 25. En el archivo privado familiar se conservan dos cartas de contestación de Ángel Herrera a Onésimo que confirman el favor del joven por las ‘virtudes del catolicismo alemán’; nos detendremos sobre ello más adelante. Cfr., Carta de Ángel Herrera (14-01-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 6. 285 BEN-AMI, Shlomo, La dictadura de Primo de Rivera: 1923-1930, ob. cit, pp. 209-218. 98 sigue dedicándote a él»286. Antes de tomar cualquier decisión, Onésimo volvió a entremezclarse con su Valladolid y falto de recursos económicos, no le quedó otro remedio que aceptar la propuesta de su hermano Andrés trasladándose nuevamente al piso contiguo a la céntrica calle Santiago. Su primera tarea en la ciudad del Pisuerga fue la de organizar la visita de Anton Burkard, por entonces todo un amigo, en su nueva gira por España. El profesor alemán se encontraba, al poco tiempo de haberse despedido de Onésimo, en el norte del país – concretamente en Santander – para reanudar los cursos de formación lingüístico-cultural empezados el año anterior. Según comentaba al amigo vallisoletano, su paso por Valladolid estaba previsto para comienzos de septiembre, momento en el que además el profesor alemán pretendía aprovechar el tiempo para ultimar las correcciones del ensayo en el que Redondo había colaborado287. En el encuentro se habló precisamente de estas revisiones288, pero asimismo el vallisoletano aprovechó la oportunidad para presentar al profesor a su amigo Lázaro Ercilla Ortega, hermano de Jesús, un viejo amigo y compañero detrás de los bancos del Lourdes289. Y Lázaro, que le causó una buena impresión, acabaría – gracias a Redondo – siendo invitado a Mannheim donde empezaría poco tiempo después su práctica como lector de español para el curso 1928/1929290. 286 Apartado cartas de Agustín Íscar (Madrid-Bologna), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 70, carta del 2804-1928. 287 Respecto al texto “Fisonomía de la España moderna” Burkard comentaba que «he tenido una conversación con el editor sobre la publicación del libro, […] de todos modos, hasta que no le envíe el manuscrito definitivo, no estará terminado hasta noviembre» (orig. «Von mainem Vorlager (editor) erhielt ich eine günstige Anhwort […] dass ich sobald wie möglich das Manuskript ihm sende, damit er mit der Arbeit beginnen kann, sonst wird das Bücher bis November nicht fertig»). Cfr., Burkard a Onésimo (10-08-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.2. 288 Burkard a Onésimo (21-08-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.3. La correspondencia con Burkard señala sin embargo que el libro llegó a publicarse tan sólo a comienzos de verano de 1929. Según lo expuesto por el profesor, se llegaron a imprimir 3.000 ejemplares, aunque su venta sufrió numerosos retrasos. Por lo visto, la repartición de la colaboración se habría hecho de esta forma: «Für meine Verantwortung, Mitarbeit, Lesen der Korrekturen und Verhandlungen mit dem Verleger…200. [Reichsmark] / Für Lazaro für Mitarbeit…50 [Reichsmark] / Für Onésimo…100 [Reichsmark]» (Trad. «Por mi reponsabilidad, colaboración, lectura de las correciones y negociaciones con el editor...200 / Para Lázaro y su colaboración…50 / Para Onésimo…100». Cfr., Carta de Brukard a Onésimo (25-08-1929), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 1, pp. 3-4. 289 En una entrevista de 1981, ha sido el mismo Jesús Ercilla quién confirmó que había asistido a las clases del colegio de Lourdes en la misma clase de Onésimo. Véase: MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 89. 290 En la relación de Burkard para el año académico 1928/1929, aparece un apartado en el que se confirma la participación «Als Assistent des spanischen Seminars fungierte Herr Dr. Lazaro Ercilla» (Trad. «El Señor Lazaro Ercilla ha colaborado como asistente en el seminario de español»). Cfr., «Bericht des Lektors Burkards über das Studentenjahr 1928/1929», en Jahresbericht 1928/1929, UAMAN, carpeta 1, nº 54. 99 Con la llegada del otoño, Onésimo pareció tomar una decisión definitiva sobre su próximo futuro laboral. Aparentemente, apoyándose en su hermano recién ascendido a director de la sucursal del Banco Hispano-Americano en Salamanca291, empezó a ejercer como asesor jurídico para caucas civiles y privadas. Siguiendo los consejos de quienes le habían sugerido instalar un bufete de abogados (y sin duda gracias a la financiación del hermano), empezó a gestionar asuntos administrativos, civiles y de Hacienda, tal y cómo lo demuestran las prácticas llevado a cabo por el amigo Agapito Guerra o en el asesoramiento familiar sobre una compraventa de tierras 292. Pese a los afortunados inicios, la actividad laboral se vio algo alterada cuando Onésimo fue encuadrado en el 32º Regimiento de Infantería de San Quintín (Valladolid), por cumplir con la edad reglamentaria para cumplir con el servicio militar. Es probable que su permanencia en el ejército empezara en octubre, prolongándose esta hasta el verano del año siguiente293. Lo curioso es que de alguna forma el joven abogado logró compaginar el trabajo con el servicio militar; pues, como refirió su hermana Eugenia, «tenía muy poco espíritu militar, e incluso no era muy disciplinado. Alguna vez llegó a escaparse del cuartel para atender labores del sindicato remolachero, lo cual le costaría varias estancias en el calabozo del regimiento»294. Una declaración irrefutable, ya que en el archivo familiar se han encontrado no pocas prácticas jurídicas llevada a cabo precisamente durante aquellos meses295. De esta época destaca también la estrecha relación que Onésimo seguía manteniendo con Alemania. Entre otoño de 1928 y comienzos de 1929, el joven se escribía con frecuencia – además que con Burkard – con otros dos conocidos: el P. Ulrich Siebermann y Herman Meyer. Con el primero, un fraile de Mannheim, Onésimo mantuvo una correspondencia íntima y destacadamente espiritual; Siebermann se interesaba tanto por la devoción y rectitud religiosa del español296, como por sus tareas 291 «Noticias», en Boletín de ACNdP, nº 63, Año V, Madrid, 20 de noviembre de 1928, p. 4. Carta de Agapito G. (14-10-1928), APMR, caja 2, carpeta 3, sobre 7. Se conservan otros asuntos jurídicos de familiares y conocidos en la misma carpeta; véase sobres: 2, 3, 4, 6, 10. 293 Un amigo y clérigo alemán, Ulrich Siebermann comentaba en una carta de mediados de octubre: «Así que ahora eres un valiente soldado y te será algo arduo aprender ese oficio de guerra» (Orig. «So bist du also jetzt tapferer Soldat und gibst du Mühe, das Kriegs handwerk zu erlernen»); cfr., Carta de Ulrich Siebermann (22-10-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.5. 294 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 13. 295 En la respuesta de Onésimo a Agapito Guerra se conserva otra diligencia enviada a un desconocido, en la que afirma: «cuando vuelva del cuartel, el viernes por la tarde, hablaremos con más detenimiento». Cfr., Respuesta Onésimo a Agapito G. (17-11-1928 y 20-02-1929), APMR, caja 2, carpeta 3, sobre 8. 296 Onésimo pidió a Siebermann que le enviase una copia en alemán de la Biblia: «Du schriebt von einen Bibel aus dem Regensburger Verlag. Soll ich diese geschriebt dir senden […] ?» (Trad. «Me has escrito sobre una [copia] Biblia de la edición Regensburger. ¿Debo de enviarte este escrito […] ?»). 292 100 laborales297 y no dudaba en confesarle – quizás por su interés en volver a aquel país – sobre la difícil situación de una Alemania que aún arrastraba el problema de la derrota social, además de su profunda crisis económica y moral. Al respecto, le comentaba: «Die Geschäftslage in Deutschland wird immer Kritischen, wie hat wird immer grosser. Der verlorene Krieg macht sich jetzt erst richtig gellend. – Ihr habt wieder eine kleine Kirche in Euren Ländchen gehabt!? Wir geht es ihr gesundheitlich? Vergiss mir ja das Beben nicht! Ob ich mal nach Spanien komme?»298. Con Meyer la conversación era más sobria. Se centraba en la cultura española, ya que éste era alumno de la Württembergische Kunstgewerbeschule (Escuela de Artes y Oficios) de Stuttgart. Además, el alemán destacaba si interés por la Exposición Universal de Barcelona de 1929, a la que pensaba asistir para presentar sus creaciones artísticas hechas de cristal299. El intercambio entre los dos se prolongó durante muchos meses y se realizó no sólo a través del envío de material (prensa y revistas) publicado en Alemania, sino también se caracterizó por los largos debates sobre la literatura española300 y, sobre todo, en cuanto a la situación política (internacional) de aquel momento301. Mientras Onésimo mantenía viva esta correspondencia, un importante cambio que marcó definitivamente su futuro fue el traslado a un nuevo domicilio a lo largo de la primavera de 1929. Redondo dejó su viejo piso de la calle Santa María por otro en un edificio de la entonces llamada Avenida de Alfonso XIII – en la actualidad Acera de Recoletos – contiguo a la plaza Zorrilla. Allí, Onésimo fue introducido al representante de la familia Alonso-Pimentel, Millán Alonso Lasheras, probablemente por su hermano 297 «Hast du die Militärzeit gut überstanden? Geht es beruflich voran?» (Trad. «¿Ha Ud. sobrevivido a su servicio militar? ¿Ha progresado profesionalmente?»); cfr, Carta de Ulrich Siebermann (30-03-1929), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.9. 298 Trad. «La situación de las empresas [economía, n.d.r.] en Alemania se está convirtiendo en algo crítico, ya que siempre había estado bien. La guerra perdida lo hace ahora más incuestionable. - ¿Usted ha tenido alguna vez una pequeña Iglesia en su pueblo? [y] ¿cómo está su salud? Yo no puedo ni siquiera olvidar el temblor [la guerra, n.d.r.]! ¿Y si vengo un día a España?». 299 Entre la correspondencia hallada, se conserva una carta donde Meyer dibujó con precisión algunos de sus labores artesanos del taller de la escuela; el alemán tenía interés en buscar una salida laboral temporal en España (además conocía el idioma) y pidió al hermano de Onésimo, Andrés, de ayudarle al respecto. Véase Carta de Herman Meyer (02-05-1929), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.11. 300 Se nombran autores como Cervantes, Valdés Palacio, Unamuno e Insúa. 301 Quizás por su afán de recorrer España, Meyer preguntaba con insistencia sobre el general Primo de Rivera, destacando las inquietudes que se percibían en la prensa alemana: «Hoffentlich sind di inneren Unruhen in Spanien erledigt sodass in Ihren Lande wieder Ruhe herrscht» (Trad. «Esperemos que el malestar social en España termine pronto y que la normalidad vuelva a reinar»). Cfr., Carta de Herman Meyer (22-02-1929 y 10/04/1929), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.8 y 16.10. 101 Andrés, ya que éste era un reconocido empresario y abogado local, además de ser un viejo conocido de la familia Redondo302. Poco tiempo después, fue el mismo Millán Alonso quién introdujo a Onésimo en el mundo sindical, acercándole al recién constituido “Sindicato de Agricultores de Remolacha de Castilla la Vieja”. Éste no era un sindicato ex-novo, sino una reorganización del viejo sindicato azucarero vallisoletano que, en abril de 1929, se había transformado en una agrupación de carácter regional303. El comienzo de la actividad sindical fue posible gracias a la antigua amistad entre Millán Alonso y Filemón Álvaro Prieto, sucesor y presidente del renovado sindicato304. Probablemente a efectos de la mediación del primero y también gracias a la formación académica de Onésimo, éste no tuvo dificultad en contraer un empleo en la federación, asumiendo el cargo de secretario asesor del sindicato305. El abogado llegaba a la agrupación en un momento crucial. La idea de base promovida por Millán Alonso y por el presidente Filemón Álvaro, trataba de potenciar el asociacionismo agrario azucarero, con el propósito de crear una grande asociación de los productores de remolacha de la región; el fin era hacer de Castilla el núcleo azucarero más importante de España, aunque para ello hacían falta socios e infraestructuras. Tal y cómo se le exponía en la sede del sindicato, el primer trabajo de 302 Entrevista a María de las Mercedes Redondo Bachiller (Madrid, 21 de junio de 2013). Es posible que Onésimo conociera a Millán Alonso previamente a la época del sindicato remolachero; según Mercedes Redondo, Onésimo y especialmente su hermano Andrés «era muy amigo de [Eduardo] Martín Calero y estos eran primos carnales de Don Millán». Una amistad que además resultó ser también económica y política, ya que a partir de 1931 Eduardo M. Alonso ayudaría en la fundación del semanario Libertad y tomaría parte a la actividad de las JONS. 303 Desde la anterior reglamentación del Sindicato Agrícola de Cultivadores de Remolacha de Valladolid (Estatuto del 18/02/1925), se pasó a la constitución del nuevo “Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja”, que obtuvo la aprobación del Gobernador Civil (carta del 7/03/1929). El marco legal del Sindicato de Remolacheros fue aprobado definitivamente el 29 de abril de 1929. Toda la documentación está disponible en Sindicato Agrícola de Remolacha de Castilla la Vieja, AHPVA, Gobierno Civil, caja 323, subdivisión 1, carpeta nº 2. 304 TOMASONI, Matteo, «Fascismo agrario y proselitismo revolucionario en el pensamiento de Onésimo Redondo», en RUIZ CARNICER, Miguel Ángel (ed.), Falange. Las culturas políticas del fascismo en la España de Franco 1936-1975, Zaragoza, Instituto Fernando el Católico, 2013, [soporte CD] p. 580. 305 El término asesor es utilizado por el mismo Onésimo en una carta dirigida al Gobernador Civil para la convalida de los reglamentos del sindicato (30/01/1930); cfr., Sindicato Agrícola de Remolacha de Castilla la Vieja, AHPVA, Gobierno Civil, caja 323, subdivisión 1, carpeta nº 2. En otra entrevista, Mercedes Sanz-Bachiller confirma la intermediación de Millán Alonso Lasheras en la aproximación de Onésimo al sindicato: «Un hermano de Onésimo, el mayor [Andrés], era el director del banco y, como tal, tenía derecho a un piso en la misma finca. Era una casa magnífica y muy bonita. En la puerta de al lado vivían los Alonso Pimentel. […] Don Millán era, además, el presidente del sindicato remolachero, de manera que conocía muchísimo a Onésimo; […] entonces se dedicó a organizar el sindicato de remolacheros de Castilla la Vieja». Cfr. MORO, Sofía, Ellos y nosotros, Barcelona, Blume, 2006, p. 204. En realidad Millán Alonso ya no era presidente del sindicato en aquel momento (lo había sido hasta 1929), aunque seguía colaborando con ello. 102 Onésimo correspondería precisamente en conseguir estos objetivos; empezaba así una nueva aventura y su definitiva aproximación al mundo sindical. «Sus primeros pasos, al incorporarse a él [sindicato], fueron de propaganda y captación. Su labor fue recorrer los pueblos de Castilla, explicando las ventajas que podían derivarse de la unión […]. Después, fue la construcción de acequias para irrigación y adquisición de terrenos para la edificación de una nueva fábrica azucarera que rompiera el monopolio»306. . El adelanto político: entre el Sindicato Remolachero y el partido de los agricultores . Hacia un primer núcleo doctrinal (1930-1931). Durante los primeros meses es probable que el trabajo administrativo fuera muy intenso. Onésimo se vio ocupado en la redacción del Estatuto del sindicato, reorganizado por completo respecto al anterior, en el que se marcaron de forma especial los derechos de los campesinos asociados y las retribuciones que habría de repartirse a través de los beneficios inducidos por el asociacionismo307. El abogado se implicó enormemente en su nueva labor sindical. Además de dedicarse a los Estatutos, recurrió a muchos de los pueblos de las provincias de Valladolid, Palencia y Burgos con el objetivo de captar nuevos socios; no dudó ni siquiera en utilizar sus contactos para mejorar la situación del sindicato, escribiendo sobre la posibilidad de adquirir – directamente desde Alemania y a un buen precio – maquinaria agrícola308. En cierto sentido, podríamos decir que a través de esta nueva actividad laboral, caracterizada por el frecuente contacto con la realidad del agrarismo castellano y la «José Antonio y Onésimo», en SP – Revista de información mundial, nº 96, Madrid, 8 de marzo de 1959, p. 10; reproducida en MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 13. 307 Según las fuentes que hemos consultado, él mismo se encargó de redactar algunos párrafos del nuevo estatuto en el que se prestaba especial atención a la repartición de los beneficios de la venta, la mejoría de los cultivos, la organización de cursos de enseñanza técnica agraria, etc. El Estatuto se publicó en 1930 con el nombre: «Reglamento del Sindicato de Cultivadores de Castilla la Vieja». Cfr., Cooperativa de cultivadores de Remolacha, AHPVA, Delegación Provincial de la Organización Sindical, caja 2971, nº 12, p. 3. 308 En una carta de julio de 1929 le contestaba su amigo Meyer: «In Stuttgart gibt es Keine Spezialfabrik für landwirtschaftliche Wagen, aber ich kann in der nächsten Woche auf einige Tage in eine kleine Landstadt wo ich vielleicht etwas Passendes finde»; [Trad. «En Stuttgart no existe una fábrica especializada en maquinarias agrícolas, pero puedo ir la próxima semana, un día, a un pequeño pueblo donde quizás encuentre lo adecuado»]. Cfr., Carta de Herman Meyer (11-07-1929), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.12. 306 103 responsabilidad adquirida con su cargo, Onésimo se sumergió en una larga y significativa reflexión que afectaría mucho a su porvenir. El abogado concibió, desde un punto de vista conceptual, una relación entre el entorno agrario – algo que no era nuevo para él – y el elemento sindical, llegando a concebir el mundo político con ojos distintos309. Se trataba de una especie de lenta pero gradual metamorfosis en la que Onésimo fue considerado, además de un «reorganizador del sindicato de arriba a abajo»310, todo un referente de la futura idea sindical y nacionalista: «Todavía no era un sindicalista y crea, como principal obra constructiva, un Sindicato potente. Esta posición, que le permite una ideológica concepción desde el punto de vista económico, ha de ser trasladada más tarde al terreno político»311. Al finalizar el año, Onésimo se encontraba absorto en el trabajo de redacción del nuevo Estatuto del sindicato que, aunque de allí a poco finalizado, fue luego objeto de numerosas revisiones que él mismo realizó312. Por entonces, reanudó también los viajes en representación del sindicato como en el caso de su participación al «Mitin Remolachero organizado por la Unión Regional de Remolacheros de Álava y Miranda de Ebro» en octubre313 o su presencia en la «Asamblea de remolacheros» organizada por la Unión Regional de Remolacheros en noviembre, siendo el primero en hablar entre los representantes locales314. Finalmente, a comienzos de 1930, el Estatuto estaba listo para su presentación a la asamblea del sindicato, quedando aprobado el 8 de 309 Este proceso evolutivo del pensamiento de Onésimo tuvo sus bases, no cabe duda, en dos núcleos formativos del joven: por un lado en la formación “propagandista”, basada en la educación y la contemplación cristiana del mundo, mientras por el otro en la influencia de la actividad sindical que le llevó hacia la asimilación del aspecto “socializante” del sindicalismo, con sus especial vinculación al mundo agrario. En parte he ampliado esta reflexión en el ensayo TOMASONI, Matteo, «Fascismo agrario y proselitismo revolucionario en el pensamiento de Onésimo Redondo», en RUIZ CARNICER, Miguel Ángel (ed.), Falange. Las culturas políticas del fascismo en la España de Franco 1936-1975, ob. cit., pp. 586-587. Respecto a esta cuestión, véase también Goyanes algún fragmento de la correspondencia entre Onésimo y el Sindicato, en la que se demuestra que en «algunos párrafos […] aparecen rasgos significativos de su pensamiento o de su personalidad»; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 83-85. 310 De una entrevista de Tomás Bulnes con Mínguez Goyanes; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo (1905-1936), ob. cit., p. 88. 311 ANÓNIMO, Onésimo Redondo. Vida, Pensamiento, Obra, ob. cit., p. XIX. 312 Se conserva el manuscrito original mecanografiado por Onésimo; véase Sindicato Agrícola de Remolacha de Castilla la Vieja, Archivo Histórico Provincial de Valladolid (desde ahora AHPVA), Gobierno Civil, caja 323, subdivisión 1, carpeta nº 2. 313 «Mitin Remolachero», Heraldo Alavés (Vitoria), 29 de octubre de 1929, p. 1. El mitin se celebró el día 31, siendo Onésimo representante de la zona Castilla la Vieja. 314 «Asamblea de Remolacheros», La Voz, 1 de noviembre de 1929, p. 3. La misma noticia aparece en «Información general de España – de Castilla», El Sol, 2 de noviembre de 1929, p. 4. 104 febrero. El “Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja” – más comúnmente conocido como Sindicato Remolachero – se había convertido definitivamente en una realidad. Dejando de un lado el sindicato, cabe decir que la amistad entre Onésimo y los AlonsoPimentel fue fructífera también respecto a otra cuestión. Una joven, Mercedes SanzBachiller Izquierdo, visitaba muy frecuentemente a esta familia debido a su amistad con la hija del matrimonio, Sara Alonso Pimentel. Las dos se habían conocido años antes por haber sido compañeras de clase en el Colegio de las Francesas, aunque Mercedes vivía en el como interna ya que sus padres habían fallecido tiempo antes. Mercedes era una chica tímida y reservada, que acababa de regresar de París donde había cursado parte de su año escolar; pasaba muchas horas en la casa vallisoletana de los AlonsoPimentel, ya que para ella Sara era prácticamente como una hermana y Millán y su esposa Carmen casi unos padres315. Con la excusa de las frecuentes visitas de Onésimo a Millán Alonso por cuestiones relacionadas con el sindicato y por vivir en la vivienda de al lado, el joven no tardó en fijarse en la desconocida amiga de Sara. A comienzos de junio de 1930, concretamente el día 11 según recuerda Mercedes, vio por primera vez a Onésimo en el ascensor del edificio, mientras subía acompañada por Millán Alonso. Al día siguiente, invitado por los Alonso-Pimentel, Onésimo conoció a la chica, empezando un breve noviazgo que acabaría, al año siguiente, en matrimonio316. No obstante, el verano de 1930 fue un auténtico calvario para Onésimo. Alternando su vida profesional con la privada, tuvo que conciliar los numerosos viajes a cargo del sindicato, la relación a distancia con Mercedes, los asuntos familiares, el problema de los escasos ingresos y también, su cada vez más evidente pasión por la política. Como secretario del sindicato remolachero, Onésimo tomó parte en una comisión encabezada por Millán Alonso que tenía el objetivo de encontrar fondos para erigir la primera fábrica azucarera “sindical” de la región, habiéndose por ello comprado un lote de terreno edificable en Venta de Baños317. Según los planes del joven, la buena gestión de 315 Mercedes había nacido en 1911 en Madrid, aunque su familia era originaria de Montemayor de Pililla (provincia de Valladolid). Los padres se habían separado durante su infancia por lo que ella vivió buena parte de su juventud con la madre en Montemayor. Al fallecer ésta última en 1925, Mercedes siguió en el Colegio Francés también después de la estancia de Paris, visitando por largo periodos a la abuela en Montemayor. Sobre los primeros años de Mercedes Sanz-Bachiller, véase PRESTON, Paul, Palomas de guerra, ob. cit., pp. 21-26. 316 Ibídem. 317 En una carta de Onésimo a Mercedes: «Hoy he estado en las tierras compradas en Venta de Baños: 30 obradas que como se han dejado sin labrar están llenas de cardos: Este abandono magnifico, parece 105 todo el asunto con la Ebro-Compañía de Azúcares y Alcoholes de Zaragoza, no afectaría más a las antecedentes incomprensiones que se habían producido entre el sindicato y la misma; pues el mismo representante de la Ebro-Compañía le comentaba que «a nosotros no nos sirve de satisfacción que el Sindicato sufra perjuicios, al contrario, veríamos con agrado que se desenvolviera sin agitaciones y que su vida tuviese el auge que todos nosotros le deseamos sinceramente. No he de hacerle á usted otras consideraciones que las que á la fábrica atañe, po.e [por que] no puedo ni debo pisar terreno que aquel que no esté vedado para mí»318. Sin embargo, Onésimo seguía convencido de la viabilidad del proyecto. No era sólo una cuestión del sindicato, sino que este afectaba también a su vida privada; tras una nueva reunión en Burgos comentaba: «he venido hoy con la seguridad, puede decirse que total, de que la fábrica se hace. Ya solo puede estorbarlo algún suceso raro e improbable, del todo imprevisto. Y, además, depende, como ha estado dependiendo todo esto, de una parte grandísima, decisiva, de mí. […] Es fácil por tanto que nos casemos este año»319. Durante el mes de julio, Onésimo viajó con frecuencia a Burgos, San Sebastián y Madrid. Aunque los acuerdos para la edificación de la fábrica fueron empeorando, el secretario seguía al frente del sindicato decidido a hacer todo lo posible para solventar la situación 320. No desistió ni siquiera con los planes para la boda, aunque el mayor agravio seguía siendo el económico debido a los gastos del enlace y al alojamiento; escribía al respecto en agosto: «Parece que sí se irá haciendo ambiente en casa para que lo nuestro sea en noviembre al final. Como el 30 es el primer domingo de Adviento ese día se cierran las velaciones»321. A fin de cuentas, lo que más le importaba era que tanto su hermano Andrés como Millán Alonso, estaban por la labor de su casamiento: «Hoy hemos estado en casa de D.Millán. Íbamos Luis, mi hermano y yo. D.Millán se agregó en Sardón y nos fuimos a visitar varias fincas. En casa de D.Millán se publicar la riqueza de los proyectos… y a mí me da un poquito de orgullo»; cfr., Carta del 03/07/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 5. 318 Carta Ebro-Compañía de Azúcares (28-06-1930), APMR, caja 2, carpeta 3, sobre 1. 319 Carta del 10/07/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 14. 320 «No te puedo decir hoy que las cosas estén mejor. Las mayores probabilidades son de que la fábrica se hará, pero hay dificultades y algún desengaño respecto a la posición y derechos del Sindicato: La monta de esto depende mucho también de cómo vayan las cosas aun hecho la fábrica: por eso mi puesto seguirá siendo la lucha». Cfr, Carta del 23/07/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 23. 321 Carta del 11/08/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 35. La cuestión de la vivienda era el tema más complicado para la pareja; Onésimo comentaba que su confesor, Enrique Herrera, «No aprueba que pensemos vivir juntos con mi familia: - Que puede haber roces porque es muy humano […] insiste en que es preferible vivir separados de la familia». Cfr., Carta del 17/08/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 39. 106 habló (¿cómo no?) de nosotros. Cada vez se va dando por más cercana nuestra boda»322. Cabe destacar que el hermano mayor parecía ser el más optimista, ya que Onésimo – sin descanso – comentaba a Mercedes lo que «dice Andrés: Víctor en Septiembre, la Eugenia en Octubre y Onésimo en Noviembre… y él dice a la gente que es porque “quiere echarme de casa”. Pero no es así»323. Respecto a la obra del sindicato y tras unas aún dudosas reuniones en San Sebastián en agosto324, el asunto de la fábrica se resolvió por fin en octubre. De vuelta al País Vasco a mediados del mes, Onésimo era conciente que sólo a través de una buena gestión iba a ser posible pactar una buena financiación para la construcción de la fábrica; y esta vez, no cabía ningún margen de error: «vamos a San Sebastián sobre el asunto. Es muy posible que sea la última reunión. Ponte a rezar»325. Finalmente, el encuentro con los inversores del proyecto fue satisfactorio y al día siguiente Onésimo confirmaba su agrado por correo: «Ya está firmada la construcción de la Fábrica. Supongo en tu poder una carta que te escribí en el tren echándola en Burgos. Iba camino de San Sebastián y te decía que sería ya la gestión definitiva. Lo ha sido, en efecto, y favorable. El día 26 me parece que se pone la primera piedra, y tendremos un banquetillo en Palencia»326. Pocos días después, el joven sindicalista presenció en Palencia la ceremonia de la colocación de la primera piedra, consciente de que, en buena medida, el mérito de esta obra era también suyo327. Además de las enrevesadas gestiones a las que le obligaba el 322 Ibídem. Carta del 16/09/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 48. La boda del hermano Víctor con la zamorana María Luisa, se había oficializado el día 4 de agosto y era prevista para el 29 de septiembre en Aranda de Duero, donde residía Víctor. Según comentaban en la familia, también la hermana Eugenia parecía cercana a casarse, aunque esta hubo de posponer el enlace con un joven del pueblo, Julián Rojo, que habría de convertirse en su marido. 324 Carta del 26/08 y 27/08/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), cartas 42-43. 325 Carta del 18/10/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 60. Sin embargo, la larga gestión del asunto sindical, había inevitablemente retrasado el casamiento; una vez más Onésimo hacia cuentas sobre la fecha de la boda: « Mira, si se arregla lo de la fábrica nos casamos el 27 de diciembre, en noviembre no va a poder ser». 326 Carta del 19/10/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 61. 327 Una vez más comentaba Onésimo a Mercedes: «Ayer fue, como sabes, el banquete en Palencia. Fue una fiesta muy agradable. Allí estaban las dos hijas del millonario que dirige la empresa constructora. Son medio vascas medio alemanas […] Hablé con ellas en alemán»; cfr., Carta del 27/10/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 65. 323 107 sindicato, sabemos que durante esta época Onésimo no dejó de interesarse por otras actividades complementarias. Mantuvo viva la colaboración – aunque de forma más esporádica – con la ACNdP, intentando aprovechar los viajes con el sindicato y conciliándolos con las asambleas católicas. El 7 de octubre escribía desde Zaragoza donde se estaban celebrando los Congreso Catequístico Nacional y el de las Juventudes católicas al que participó328. Si su interés por la política había surgido a través de la moral e ideario de los Propagandistas, no cabe duda de que Alemania significó un antes y un después para su formación. A raíz de un mayor contacto con la política activa de aquel país, Onésimo empezó a sentir – influenciado sin duda por el Zentrum y espectador del excepcional desarrollo de las agrupaciones radicales – curiosidad por estas grandes ideologías políticas. En parte este aprendizaje fue autodidacta, ya que su base jurídica conciliaba con su percepción “social” de la sociedad, al igual de lo que le comentaban algunos viejos conocidos: «Con interes veo que Ud. ha fundado un syndicat [sindicato] para ayudar a los paisanos y supongo por eso que Ud. piensa muy social como yo. […] Conoce Ud. las obras del americano Jack London? Aquí se trata principalmente de problemas sociales pero escrito muy razonable y sobre todo con inteligencia. Yo encuentro muy interesante de realizar personalmente buenas ideas que sirven a los hombres. [...] Ahora en cuanto a los carteles para las elecciones le enviaré lo más pronto que me sea posible lo deseado, pero no soy cierto si puedo darle satisfacción completa como [con] estos grandes carteles en colores son hecho en las imprentas en Berlin (sobre todo los de las comunistas). Sin embargo espero que decir de punto objetivo que les Plakate de las comunistas son los mejores. Se ve muchas fotos (fotograbade) en las carteles. Por ejemplo: Un paíseano [paisano] con su mujer en el campo donde esta la recolección. El Hombre lleva encima de su cabeza un marto (martillo?) y la mujer 328 «Esta ciudad tiene mucho, mucho de gran capital. Yo estuve hace dos años y la encuentro mejoradísima en tan poco tiempo. Mañana empiezan los actos del Congreso de Juventudes católicas a que vengo. Se está celebrando también el III Congreso Catequístico Nacional y hay aquí una inundación de sacerdotes. […] He venido una parte del viaje con el Sr. Arzobispo [de Valladolid, Remigio Gandásegui] que viajaba en el mismo coche. Volveré el 10 o el 11. No puedo quedarme aquí el día 12»; cfr., Carta del 07/10/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 57. Según el ABC, a la IIº Asamblea de la Juventud Católica Española fueron los representantes de las distintas Juventudes de toda España, siendo Redondo uno de ellos; asimismo el joven tuvo la oportunidad de escuchar el discurso del monseñor Todeschini que había viajado desde el Vaticano para la ocasión; véase «Sección religiosa – informaciones», ABC, 10 de octubre de 1930, p. 40. 108 una Sinchel (para cortar el trigo) y estos dos instrumentos se cruzan y este es el emblema deles [de los] Sowjets»329. Su cada vez más explícito interés por la política empezó a ser desde estos estimulantes años una prioridad, caracterizando el resto de su vida hasta su prematura muerte. Su condición de sindicalista y de pensador independiente, le llevó a aproximarse brevemente al recién nacido Partido Nacional Agrario (PNA). Fundado en mayo de 1930 por Francisco Rodríguez Roldán en Valladolid330, este grupo revindicaba «la incautación del trigo extranjero, a fin de descongestionar el mercado; la ampliación del crédito agrícola a los labradores con toda clase de productos del campo; la prohibición de todo tributo sobre los vinos del país por parte de las entidades provinciales o municipales y, al tiempo, el inicio de la negociación de tratados favorecedores de la exportación de los vinos españoles; y, finalmente, la creación de un Banco Nacional Agrario y de un Montepío para labradores»331. Según Pilar Calvo, la crisis del sector triguero y del campo en general, afectó considerablemente a la política local castellana, como para exigir un replanteamiento de la representación política. Frente a la amenaza de desaparición de la Dictadura y de su ‘sociedad de orden’, fueron precisamente las federaciones agrarias las que cobraron mayor fuerza; «de ahí el radicalismo del campo, que estalla en Palencia y Valladolid en masivas manifestaciones de directivos, agricultores y alcaldes a primeros de junio de 1930»332. A finales de octubre, en previsión del gran mitin del PNA en Valladolid, Onésimo colaboró con los agraristas para dar máxima difusión al evento, hecho que le mantendría ocupado durante un tiempo: «Mañana tengo que ir a seis pueblos del partido de [Medina de] Rioseco, y así ocuparé la semana que entra varios días»333. Se sentía atraído por esta mezcla de 329 Carta de Georg Jooss (11-09-1930), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 67, sección 16.13. Originario de Toro (Zamora), este abogado había estudiado Derecho en la Universidad de Valladolid. Activo en política desde 1909, dedicó buena parte de su actividad luchando conta el caciquismo y a favor de los derechos agrarios; fue también, tiempo después, alcalde de Toro. Cfr., «Francisco Rodríguez Roldán», El Debate, 28 de octubre de 1930. Su partido confluyó, a raíz de la proclamación de la IIº República en 1931, en el Partido Agrario Español. 331 GIL CUADRADO, Luis Teófilo, El Partido Agrario Español (1934-1936): una alternativa conservadora y republicana, tesis doctoral, Madrid, UCM, 2006, p. 82, URL: http://biblioteca.ucm.es/tesis/ghi/ucm-t29208.pdf [consultado el 02/07/2013]. Véase también PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid. Agrupaciones y partidos políticos, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1996, pp. 67-68. 332 CALVO CABALLERO, Pilar, «La identidad corporativa de los trigueros castellano-leoneses: gestación, naturaleza y proyección política», en BERAMENDI Justo y BAZ María Jesús (coords.), Memoria e Identidades, Santiago de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, 2004, p. 18. 333 Carta del 19/10/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 61. Tras los días de propaganda, Onésimo volvió a Valladolid escribiendo a Mercedes que ya había hecho el trabajo para los 330 109 activismo político y sindicalismo agrario, hecho que sin duda le indujo a organizar un ideario cada vez más cercano a las necesidades del campo334. El domingo 27 de octubre a las 11 de la mañana, se celebró en la Plaza de Toros de Valladolid la multitudinaria asamblea que reunió, según la crónica de la época, más de 10.000 agricultores. Roldán, frente al éxito de su iniciativa, afirmó que «España está pendiente de vosotros; aprestaos para salvar el campo, pero sin consentir intromisiones ni oligarquías. Nuestro lema debe ser solamente: Agrarismo y españolismo»335. Una proclama que, no cabe duda, captó la atención de aquel joven sindicalista interesado en hacer de la política, el emblema de su futura campaña ética y social: «Ahora hablaré de ese “materialismo” que en mí crees sorprender. Te aseguro que muchas veces te verás obligada a reprenderme por excesivo idealismo. Miro con valentía natural, no lo dudes, las dificultades de orden material que me amanecen siempre que me encuentro seguro de asistir con mi conducta a un ideal digno»336. Pese a las numerosas tareas profesionales y políticas, la principal preocupación de Onésimo por estas fechas seguía siendo la boda con Mercedes. Si a comienzos de verano de 1930 el agobio era más bien por cuestiones económicas 337, más adelante las cosas fueron mejorando quedando todavía patente la dificultad de poder establecer una agraristas. Curioso es la aparente implicación de Mercedes en la obra agraria, aunque más que política – hecho muy poco probable – viene más bien por la ayuda financiera que la joven pudo proporcionar a Onésimo y al PNA; en una carta sin fechar, seguramente escrita entre el 20 y 27 de octubre, afirmaba el abogado: «Ayer hice el último viaje por el Partido agrario. […] Pobrecilla: has hecho tú más por el Partido agrario que yo. Tú lo pagas todo». Cfr., Carta del ¿?/10/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 62. 334 En unos apuntes que considero son de mediados de 1930, el ejemplo al que mira Onésimo es una vez más al caso del sindicalismo católico alemán. Estudiando los beneficios de la práctica intensiva en la agricultura, Onésimo se apoderó, con toda probabilidad, de un texto del economista y político conservador alemán Georg Schiele (Intensive oder extensive deutsche Landwirtschaft?, Naumburg, 1924); traduciendo algunos párrafos del mismo: «Intensive oder extensive Landwirtschaft?- La vida moderna exige la intensiva: el cultivo extensivo solo alimenta a los pueblos poco densos y de vida mísera. Sobre todo, las exigencias del Estado-Fisco y Tutor, obligan a una intensiva explotación del suelo, porque las numerosas cargas contributivas solicitan una producción alta, que las soporte». Cuartillas (Reflexiones 1930-1931), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre M. 335 «Asamblea del Partido Nacional Agrario», ABC, 28 de octubre de 1930, p. 37. 336 Carta del ¿?/11/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 68. 337 «Tengo que decirte que de las 3.900 pts. que veías de saldo favorable en mi cuenta, mejor miradas las cosas hay que rebajar por lo menos de 1.500 porque sencillamente he gastado más de los que pensaba (unas 5.000 pts. este año, de 7.500 que hasta ahora he ganado). Entre mi padres, Víctor, y gastos de aquí… ¡Fíjate! Cierto es que según ese cálculo varios de los muebles del despacho me pertenecen porque los he pagado yo. Y los libros». Cfr., Carta del ¿?/07/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 10. 110 fecha concreta para el enlace338. La esperanza de que éste fuese en noviembre perduró hasta finales del verano pero, debido al retraso de los asuntos sindicales, Onésimo tuvo que acabar por justificarse afirmando que «tengo cada vez más esperanzas de que nuestras cosas se arreglen para que en Noviembre sea. Por ahora diremos “que en diciembre” – Pero tienes que venir a vivir a Valladolid en Octubre»339. Por lo visto, entre los familiares había opiniones distintas. Andrés era el más favorable a la unión, así como Víctor y posiblemente algunas de las hermanas que habían conocido personalmente a Mercedes en Sardón de Duero340. Buenaventura Redondo y Juana Ortega, los padres, parecieron sin embargo vacilar tras recibir una nota escrita por mano del hijo341. Una vez solucionada la cuestión de la fábrica del sindicato, Onésimo se entregó por completo a la boda. Siguiendo los consejos de Enrique Herrera el joven empezó a buscar un hogar donde mudarse con Mercedes una vez casados, así como calcular los gastos previstos para el matrimonio342. Tras unas semanas dedicadas exclusivamente a los gastos, a los frecuentes cambios de fecha y a la resolución de problemas de todo tipo, la cuestión del matrimonio parecía ser imposible a realizar. Aunque la fecha se había trasladado oficialmente al 27 de diciembre, no se descartaba finalmente trasladarla al año siguiente. En el medio de las 338 En un documento de noviembre de 1930, tenemos una clara panorámica de los ahorros de Onésimo. Entre ellos fueron anotados los gastos para la boda (total de 500 pesetas) y sus ingresos: los gastos anticipados de la Sociedad “Ebro” (958 pts.), 5 meses de honorario (2500 pts.), Honorario del Sindicato no percibido aún (196 pts.); se anota también una cantidad recibida por el PNA, debido a gastos por el partido (121,60 pts.). Cfr., Mi situación de hoy (05-11-1930), APMR, caja 2, carpeta 3, sobre 17. 339 Carta del 10/09/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 65. Mercedes vivía desde mayo en Montemayor de Pililla en casa de la abuela. Nada más empezar a salir juntos, la joven había dejado Valladolid para acudir al hogar familiar; permaneció allí hasta finales de 1930, recibiendo únicamente algunas visitas de Onésimo durante el verano y el otoño. 340 Carta del 23/07/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 24. 341 Se confirmaba cuanto dicho a Mercedes pocos días antes: «Pienso plantear ya dentro de poco el asunto [de la boda] en mi casa. Lo haré al principio probablemente por medio de una carta». Cfr, Carta del 16/09/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 48. 342 El presupuesto de los primeros gastos, alcanzaba (en pesetas): « 2000 dormitorio 1900 comedor 1500 despacho 2000 otras compras para la casa 500 viaje de novios 1000 boda 700 ropa mía [Onésimo] 700 ropa tuya [Mercedes] 1000 ropa de casa 10.900 [total] Te aseguro por quien que soy que como nos veamos en tal precisión nos haremos la boda ajustándonos, tal y como está puesto, a ese cálculo». Cfr., Carta del 28/10/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 65. 111 dificultades, el abogado no podía hacer otra cosa que exhortarse a sí mismo y a su futura mujer: «Mi deber es casarme. Ahora no hay más que mirarlo con serenidad, con alegría, con cierto frío atrevimiento que me gusta a mí poner en las empresas donde siendo impulsado por el deber y el amor o bien por la necesidad, tengo que medirme con la realidad o la sospecha de dificultades al parecer superiores a las propias fuerzas». Fue al recibir una nueva carta del padre cuando el joven desistió en su afán y se dejó convencer para celebrar la boda con más calma y más adelante343. Sólo a comienzos del nuevo año, 1931, la situación iba a mejorar; Mercedes se trasladó desde el pueblo a Valladolid y durante el mes de enero pudieron organizar conjuntamente y al detalle la boda344. Según la documentación del Registro Civil de Valladolid, se casaron frente al Juez municipal el día 11 de febrero mientras el matrimonio se celebró en la Capilla del Palacio Arzobispal el día después, con la presencia de familiares y testigos: Jesús de la Fuente y Millán Alonso Lasheras para Mercedes, Agustín Íscar y Luis Martín Alonso para Onésimo345. En un primer momento la pareja se trasladó a Madrid con la intención de emprender el viaje de boda a Andalucía346, repitiendo – más o menos – la ruta que su 343 En su respuesta a las peticiones del hijo, Buenaventura afirmaba que tanto él como Juana no se oponían al casamiento, sino que esperaban a que esto se pudiese organizar con más calma y dentro de un margen más amplio. Véase: Carta de Buenaventura Redondo a Onésimo del 11/11/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 69. 344 Onésimo encontró un piso contiguo al donde vivía (que era también domicilio del hermano Andrés), en la Avenida Alfonso XIII. Tras la muerte del comerciante de harinas José María Zuazagoitia, conocido a través de Jesús Carlon, se acordó con el propietario de la vivienda, para poderse trasladar allí. Según la posibilidad de convertir las oficinas de Zuazagoitia en vivienda, se firmó el contrato el 31 de enero de 1931, mudándose definitivamente la pareja tras el enlace de febrero. Cfr., Juicio verbal civil de César Mantilla con Onésimo Redondo, AHPVA, Juzgado de Paz y Municipales, Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid, caja 2973, nº 216. Hay una referencia a la muerte de Zuazagoitia en las cartas que se intercambiaron Onésimo y Mercedes durante el verano: «He estado en Palencia con D. Jesús Carlón y su señora me ha comentado todo lo que han hablado de ti y de mí con Mari Zuazagoitia y con otra no sé qué amiga tuya de la calle Mantilla. […] Ha muerto el abuelo de Mari, el Sr. Zuazagoitia, que era cuñado de Jesús Carlón». Cfr., Carta del 03/08/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 28. 345 Se trata de una copia del acta original, utilizada en mayo de 1932 para una causa de desahucio que sufrió Onésimo de parte de su arrendatario, César Mantilla. Véase:, Juicio verbal civil de César Mantilla con Onésimo Redondo, AHPVA, Juzgado de Paz y Municipales, Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid, caja 2973, nº 216. 346 Al relatar su entrevista con Mercedes Sanz, el historiador Preston confirma que se casaron «el 12 de febrero de 1931 en la capilla del palacio arzobispal de Valladolid. Pasaron la noche de bodas y los primeros días de su luna de miel en Madrid antes de partir en un viaje que habían planeado por Andalucía»; Cfr., PRESTON, Paul, Palomas de guerra, ob. cit, p. 26. 112 hermano Víctor había hecho tras su boda347. Todo parecía haberse por fin arreglado aunque a los pocos días de emprender la ruta, Onésimo y Mercedes tuvieron que regresar urgentemente a Valladolid; Buenaventura Redondo, el padre de Onésimo, se encontraba en serios apuros judiciales y el hijo era el único – en calidad de su posición de abogado – en grado de poderle ayudar. No se lo pensó dos veces y en cuestión de días regresó para defenderle en la causa348. 347 Al volver el hermano de Andalucía, escribía Onésimo a Mercedes: «Hoy han vuelto del viaje de novios Víctor y María Luisa. Han dormido en casa y pasan el día en Valladolid […] Han visto Sevilla, Granada y Córdoba, y nos animan a ir a Andalucía en el viaje de novios, antes que al extranjero o ninguna otra parte». Cfr., Carta del 18/10/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 60. 348 Se trataba de una compra-venta de tierras en Quintanilla en la que la familia estaba implicada desde el julio del año anterior; véase: Carta de Onésimo a los padres (21-07-1930), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 22. Toda la documentación – aproximadamente un centenar de hojas – aportada por Onésimo en calidad de abogado defensor de su padre Buenaventura, se conserva en el archivo familiar: Papeles del juicio a Buenaventura Redondo (1930), APMR, caja 2, carpeta 3, sobre 10. 113 IIº PARTE 4) La primera etapa política 4.1 Onésimo, activista político y periodista autodidacta (I): Acción Nacional, el semanario Libertad y la fundación de las JCAH, (1931). 4.1.1. En la espiral política de Acción Nacional A comienzos de 1931 y con veintiséis años recién cumplidos, Onésimo Redondo había dejado a un lado las preocupaciones sobre su porvenir. En los últimos meses había consolidado su puesto de secretario de un sindicato en continuo crecimiento, en parte gracias a la buena gestión para poner en marcha la fábrica de Venta de Baños. Y también, cuando podía, ejercía como abogado en un pequeño despacho de la ciudad, además de estar felizmente casado con Mercedes349. Como dicho con anterioridad, poco antes de la boda, la pareja había encontrado un piso en alquiler en la Avenida Alfonso XIII (Recoletos), concretamente en el edificio Mantilla, portal nº 1, planta primera, derecha350. Era la coronación de una estabilidad que por fin parecía haberlo arreglado todo, aunque los eventos políticos de aquella primavera no tardarían en provocar un nuevo cambio en la vida de la joven pareja. El país se encontraba en un estado políticamente convulso y económicamente agotado; en un año, Dámaso Berenguer no había logrado aglutinar a las distintas fuerzas que todavía permanecían fieles a la monarquía y al Gobierno, ni había mejorado la situación 349 Desde sus comienzos con el sindicato remolachero, Onésimo había utilizado parte de sus ahorros para alquilar un despacho en la calle Perú, nº 11. Ejerció allí durante un tiempo, para después trasladarse, a finales de septiembre de 1930, a un local aún más céntrico, en la calle Constitución nº 12. Ha de suponerse que el cambio de local se produjera a mediados de aquel año, ya que en una de las cartas enviadas a Mercedes, está tachada la primera dirección: «ONÉSIMO REDONDO ORTEGA / ABOGADO / (Asuntos Civiles y Administrativos) / VALLADOLID / calle Perú, 11 Calle Constitución, 12»; cfr., Carta del 30/09/1930, APMR, otro material, cartas novios (1930), carta 56. 350 Las mensualidades eran de 350 pts. Juicio verbal civil de César Mantilla con Onésimo Redondo, AHPVA, Juzgado de Paz y Municipales, Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid, caja 2973, nº 216. 114 económica351. En un intento que podríamos definir desesperado, Alfonso XIII había destituido al general de la Dictablanda, para sustituirle por otro militar: el almirante Juan Bautista Aznar. Este último, bajo el estricto control del rey, creó una agrupación monárquica que tenía el objetivo de fortalecer la imagen del rey, a través de la experiencia de liberales y conservadores como el conde de Romanones, Gabriel Maura Gamazo y Manuel García Prieto352. Frente a lo que quedaba de la Unión Patriótica de Primo de Rivera y de la monarquía de Alfonso XIII, existía un conjunto de fuerzas políticas que amenazaba – cada vez con más fuerza – con el cambio de régimen. En agosto de 1930 se había firmado el “Pacto de San Sebastián” que reunía a la mayoría de las fuerzas republicanas, las cuales no tardarían luego en denominarse Comité Nacional Revolucionario353. Ante esta situación, el almirante Aznar se vio obligado a dar comienzo a un gradual proceso de transición hacia el reconocimiento de las garantías constitucionales, rectificando incluso unas elecciones municipales previstas para el día 12 de abril354. Entre finales de marzo y comienzos de abril empezó una campaña electoral que confirmó dos grandes bloques opuestos: los filo-monárquicos y los pro-republicanos. A diferencia que en otras regiones – lo subraya Concepción Marcos del Olmo – los 351 Escribió Berenguer en sus memorias: «el ambiente en estos sectores [políticos] no había variado, continuaban con la mismas reservas y desconfianzas hacia la Corona; ahondadas sus mutuas diferencias en la discusión de la actitud mantenida por cada cual durante la Dictadura; suspicaces con el Gobierno por la característica de sus ministros, casi todos de un determinado sector conservador; recelosos de que la herencia del Poder fuera a parar a ellos», cfr., BERENGUER, Dámaso, De la Dictadura a la República, Madrid, Tebas, 1975, p.130. Sobre el aspecto económico véase: TORTELLA, Gabriel, El desarrollo de la España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX, Madrid, Alianza, 1994, pp. 352-356; y TUÑÓN DE LARA, Manuel (et. al.), Historia de España, Tomo IX – La crisis del Estado: dictadura, república, guerra, Barcelona, Labor, 1983, pp. 114-115. 352 Como afirma Miguel Cuadrado, la monarquía apenas disponía de ‘otras alternativas’, por lo que durante el mandato de Aznar, se optó por dar un mayor impulso a la aceptación de la situación constituyente, en «dos etapas: una primera, de sondeo, en torno a unas elecciones municipales. La segunda y posterior, acudiendo a elecciones generales». Cfr., MARTÍNEZ CUADRADO, Miguel, Elecciones y partidos políticos de España (1868-1931), vol. II, Madrid, Taurus, 1969, p. 853. 353 Los principales representares de los movimientos nacidos o 'resurgidos' tras la dictadura y de carácter republicano, se reunieron en San Sebastián el 17 de agosto de 1930. Allí se proclamó la resolución de un pacto (que tomó el nombre de la misma ciudad que hospedó a los dirigentes), que puso las bases para la formación del frente republicano o Comité Nacional Revolucionario; desde entonces y hasta las elecciones de marzo 1931, se presentó ante la opinión pública a través de una amplísima red propagandística que logró aglutinar a una considerable parte de la población española. Muchos de los dirigentes que firmaron este pacto se convertirían en protagonistas políticos de la IIº República: Alcalá Zamora y Miguel Maura (Derecha Republicana), Alejandro Lerroux (Partido Radical), Manuel Azaña (Acción Republicana), Cesares Quiroga (Organización Republicana Gallega Autónoma), etc. Cfr., ARTOLA, Miguel, (et. al.), Historia de España, vol. 6 – «Restauración y crisis de la monarquía (18741931)», Madrid, Alianza, 1991, p. 385. 354 La idea era celebrar las municipales en abril y unas segundas, las generales, en octubre de 1931; cfr., MARTÍNEZ CUADRADO, Miguel, Elecciones y partidos políticos de España (1868-1931), ob. cit., pp. 853-854. 115 comicios castellanos, tanto como los de finales del siglo XIX como los de comienzos del XX, se habían caracterizado por sus reducidos niveles de competitividad electoral, habiendo sido sólo los de 1923 realmente reñidos355. Todo esto, bajo el control de un inalterado caciquismo que seguía adueñándose de las áreas rurales356, «aprovechándose de un sistema de dominación que sólo era posible en el contexto de un país de gran propiedad agraria, donde el poder del cacique era sobre todo el del terrateniente y sus agentes sobre el campesinado empobrecido»357. Otro panorama se percibía en los núcleos urbanos – como en el caso de Valladolid – donde se respiraba más preocupación, un alto grado de conflictividad social y a la vez «mayores posibilidades de ideologización merced al relativo desarrollo de organizaciones políticas y grupos de presión en general»358. Redondo se vio rápidamente embrollado en este controvertido contexto electoral. Siguiendo las directrices de los Propagandistas y desde la segunda mitad de 1930, había contribuido al fortalecimiento de «estas organizaciones enraizadas en el tradicional conservadurismo de Castilla la Vieja – como el PNA de Roldán – las únicas que parecían contar con un apoyo popular diferenciado […] de los ideales republicanos»359. Es evidente por tanto que Onésimo, en la defensa de esta postura que mucho – según Ángel Herrera – tenía que ver con el sentido espiritual de la política360, tomase parte a la Campaña de Orientación Social que se regía sobre los principios de «Religión, Monarquía, Orden, Autoridad, Familia, Enseñanza, Propiedad y Reformas sociales»361. 355 MARCOS DEL OLMO, Mª Concepción, Voluntad popular y urnas. Elecciones en Castilla y León durante la restauración y la Segunda República (1907-1936), Valladolid, Universidad de Valladolid, 1995, p. 58. 356 En este espacio, como en otras áreas rurales de España, «campesinos analfabetos, oligarquías y latifundismo se mezclaban así indistintamente en un ejercicio de interpretación del caciquismo que abogaba por equipararlo a la más clara expresión política del atraso y la singularidad hispánica. El sistema clientelar, genuina expresión del fenómeno caciquil, se instituía de esta forma en fórmula y soporte del poder político de los grandes y medianos propietarios castellanos y andaluces». Cfr., CRUZ ARTACHO, Salvador, «Clientes, clientelas y política en la España de la Restauración (1875-1923)», Ayer (1999), nº 36, p. 107. 357 MORENO LUZÓN, Javier, «Sobre críticas, conceptos y cambios. A vueltas con el caciquismo de la Restauración española (1875-1923)», en ALVARADO Javier (coord.), Poder, Economía, Clientelismo, Madrid, Marcial Pons, 1997, p. 285. 358 MARCOS DEL OLMO, Mª Concepción, Voluntad popular y urnas, ob. cit., p. 59. 359 ORDOVÁS MANUEL, José, Historia de la ACN de P., ob. cit., p. 163. 360 «Los regímenes que buscan el bien espiritual de la sociedad, o sea, la virtud, son la “monarquía” y la “aristocracia”; los regímenes que buscan el bien material del pueblo sol la “oligarquía” […] y la “democracia” […]- La “república”, tal como hoy la entendemos, es, en el lenguaje tomista, una mezcla de oligarquía y de democracia». Cfr., «Estudios sobre la democracia», Boletín de ACNdP, Año VIII, nº 104, Año II, Madrid, 20 de enero de 1931, p. 2. 361 ORDOVÁS MANUEL, José, Historia de la ACN de P., ob. cit., p. 164. Al respecto, sobre las directrices propagandistas de Ángel Herrera, véase también: TUÑÓN DE LARA, Manuel, «La coyuntura 116 En Valladolid los jóvenes monárquicos – entre ellos, un Onésimo que provenía de las filas de ACNdP – protagonizaron la escena pública con la distribución de propaganda a favor de las candidaturas monárquicas, vinculada a la Derecha Regional362. Otra importante actividad que desempeñó el joven, según el testimonio de Carlos Sanz Alonso, fue el de realizar unas charlas en la Casa Social Católica de la ciudad y en un local de la calle Ruiz Hernández, habilitado por los jesuitas como biblioteca y lugar de reuniones363. También visitó algunos de los pueblos limítrofes para actos de propaganda364. Poco tiempo después, una vez celebradas las elecciones, presentó un elenco de los gastos que había tenido por el «reparto de propaganda y candidaturas a domicilio» a favor de la agrupación electoral católico-monárquica, amontando el total a 176,05 pesetas365. Los resultados de las elecciones del 12 de abril de 1931, resaltaron de inmediato la victoria del republicanismo en las capitales de provincia y de la monarquía en el entorno rural; un empate que sin embargo favoreció a los primeros. Concretamente en Valladolid – donde la jornada electoral se caracterizó por el orden y la diligencia – «de las urnas salía un nuevo Ayuntamiento formado por 16 republicanos, 11 liberales, 10 histórica española de 1930-1931», Revista de Estudios Políticos (Nueva Época), nº 31/32 (1983), pp. 5253. La cuestión de la enseñanza, que ya había tenido protagonismo en las declaraciones de Ángel Herrera, también fue debatida por otro ilustre de la Iglesia católica, el primado Isidro Gomá, quién legitimaba el control de ésta sobre la enseñanza pública, «por ser la Iglesia portadora de un derecho divino que le permitía “poner la mano sobre la ciencia para encauzarla por la ley de Dios, y denunciar y echar fuera libros y maestros que no se ajustaran a esta obligación”». Cfr., CEAMANOS LLORENS, Roberto, «La forja de Isidro Gomá como adalid del antirrepublicanismo en la Iglesia de España (1927-1933)», en Cahiers de civilisation espagnole contemporaine [Online], nº 7, 2010, párrafo 5, URL: http://ccec.revues.org/3515 [consultado el 14/07/2013]. 362 Como escribía un célebre periódico local: «Continua con gran entusiasmo la propaganda electoral. Los jóvenes monárquicos recorrieron ayer toda la ciudad en automóviles, repartiendo profusamente candidaturas, manifiestos y proclamas. Pasearon las calles céntricas, acudieron a los barrios». Cfr., «Antes las elecciones», El Norte de Castilla, 11 de abril de 1931. 363 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., pp. 88-89. Al referirse al local de la calle Ruíz Hernández, Carlos Sanz comentó a Mínguez Goyanes que éste era propiedad de los Luises. Estos últimos, se identificaban dentro de los jesuitas como «unos jóvenes ejemplares, intrépidos en la defensa de la Iglesia y sensibles a las necesidades de la sociedad», aunque para otros, eran sencillamente “jesuitas de chaqueta y jóvenes mojigato”. Cfr., REVUELTA GONZÁLEZ, Manuel, La Compañía de Jesús en la España Contemporánea. Palabras y Fermentos (1868-1912), vol. III, Madrid, Sal Tarrae, 2008, p. 504. 364 En el Boletín de la ACNdP de mediados de abril, se informaba que «el propagandista don Onésimo Redondo Ortega tomó parte en un acto organizado por la Liga Católica de Mujeres Campesinas, en el pueblo de Boecillo, exhortándolas por medio de glosas del Evangelio, al cumplimiento de sus deberes como católicas». Cfr., ORDOVÁS MANUEL, José, Historia de la ACN de P., ob. cit., p. 225, nota 89. 365 El elenco detallado de los gastos certifica el coste de cada recibo e inscripción pagados, incluyendo 12,75 pesetas gastadas en taxis. Cfr., Varios gastos para elecciones 12 abril (1931), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre C. 117 socialistas, 3 centristas, 3 conservadores y uno de derecha regional»366. La ciudad del Pisuerga, pase a la propaganda monárquica, había demostrado ser «el núcleo más poblado e industrializado del entorno Castellano-Leonés lo que, “a priori”, significa unas mayores posibilidades de arraigo para la propaganda antidinástica»367. El 14 de abril, frente a la aplastante victoria del conjunto republicano, se celebraba en toda España la proclamación de la IIº República; a las once y veinte de aquel día, en la Casa Consistorial de Valladolid, se constituyó el nuevo pleno que celebró una «sesión extraordinaria […] después de proclamarse la República española en la ciudad»368. Con el fin de disminuir la derrota, el bloque conservador no tardó en reunirse bajo la protección de El Debate, quién de inmediato reconoció la legalidad republicana sin todavía renunciar a la continuidad de su lucha política369. En los días siguientes se concentraron en Madrid algunos líderes de la ACNdP; y fue allí, de forma casi ininterrumpida, que entre el 16 y el 26 de abril los integrantes de la agrupación convinieron en la necesidad de dar un giro a sus propósitos. Como hubo de decir su Presidente, «urge una acción política anticomunista. Se constituye Acción Nacional»370. Según José Ramón Montero, no cabe duda que la paternidad de AN fue casi exclusivamente de Ángel Herrera y Gil Robles (entonces subdirector de El Debate), ya que el líder de los Propagandistas se veía avalado por una «prioritaria legitimación, de la que carecían (aunque no le faltaran en absoluto) otros directores de la opinión derechista en España»371. En Valladolid las cosas se desarrollaron de forma distinta. Los Propagandistas seguían siendo un grupo diminuto y tras la proclamación republicana, acogida en la ciudad con 366 PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, Valladolid 1900-1931, ob. cit., p. 62. El alcalde elegido fue el socialista Federico Landrove Moiño, figura trascendental en la política local durante toda la IIº República. Sobren Landrove, véase también PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, El socialismo en Castilla. Partido y sindicato en Valladolid durante el primer tercio del siglo XX, ob. cit., p. 140 y GARCÍA DE LA RASILLA ORTEGA, María del Carmen, El Ayuntamiento de Valladolid: política y gestión (18981936), ob. cit., p. 163. 367 MARCOS DEL OLMO, Mª Concepción, Voluntad popular y urnas, ob. cit., p. 87. 368 Libro de Actas, AMVA, sesión 14/04/1931, fol. 1. 369 En la edición del 1 de abril, que se agotó muy rápidamente, Ángel Herrera escribía que «Desde ayer existe la segunda República española […]. Es la forma de Gobierno establecida “de hecho” en nuestro país. En consecuencia, nuestro deber es atacarla […]. Y no la atacaremos pasivamente […]: la atacaremos de un modo leal, activo, porque no son la simpatía o la antipatía las que nos han de dictar normas de conducta: es el deber». Cfr., «El poder constituido», El Debate, 15 de abril de 1931, p. 1. 370 Sobre el desarrollo de las reuniones, véase: ORDOVÁS MANUEL, José, Historia de la ACN de P., ob. cit., pp. 173-182. Desde ahora AN. 371 MONTERO, José Ramón, La CEDA. El catolicismo social y político en la IIº República, vol. I, Madrid, La Revista del Trabajo, 1977, pp. 97-98. 118 entusiasmo, el movimiento obrero había parcialmente ocupado las calles372. En el Diario Regional – órgano del catolicismo local – se hacía un balance de la situación373, mientras un más crítico Antonio Royo Villanova afirmaba desde las páginas de El Norte de Castilla que frente a la buena organización socialista, los centros electorales habían sido «muy descuidados por los demás partidos. La principal causa de la derrota ha sido la notoria división de los albistas»374. Según se iba reorganizando la derecha política, Onésimo procuró permanecer en primera línea respecto a las directrices que provenían de Madrid. El 25 de mayo el Gobierno Civil aprobó la inscripción de Acción Nacional, sección de Valladolid (ANVa)375, participando Onésimo en ella como co-fundador376. La reflexión de Ángel Herrera durante el retiro espiritual (16-26 abril), había tenido el objetivo no sólo de crear los cimientos de AN como conjunción política (aún manteniendo la vocación espiritual de la ACNdP), sino vincular definitivamente lo político y lo religioso377. Las nuevas elecciones a las Cortes Constituyentes de la República (28 de junio), eran la ocasión para reorganizar el conjunto católico y prepararlo a un buen arranque en el nuevo régimen; y por ello la cúpula de AN – con Ángel Herrera a la cabeza – imponía la movilización de todos sus afiliados: «En estos momentos, todos los propagandistas deben considerarse como movilizados. De la actuación de estos dos meses, depende la vida de España en cinco años y la 372 Tras la proclamación, las masas obreras celebraron el resultado electoral con numerosos actos, como por ejemplo la fiesta del 1º de mayo que acogió numerosas adhesiones. Cfr., DE PRADO MOURA, Ángel, El movimiento obrero en Valladolid durante la II República, ob. cit., p. 91. 373 «Ante esta, tal vez muy próxima, decisiva situación, no podemos menos de hacer un llamamiento a todos los católicos en especial a los que pudieran servir de dirección, para que se apresten sin demora a una bien pensada y madura organización de las fuerzas católicas, que impriman a la naciente República una dirección basada en los eternos principios católicos»; cfr., «Momentos decisivos», Diario Regional, 23 abril 1931. 374 DE PRADO MOURA, Ángel, El movimiento obrero en Valladolid durante la II República, ob. cit., p. 90. (Artículo de El Norte de Castilla del 14 abril de 1931). 375 Integraban la dirección: Presidente Rafael Alonso Lasheras Tesorero Manuel Sánchez Belloso Secretario Francisco Ercilla [Ortega] Vocales Sebastián Criado del Rey Miguel Prado de la Cuesta Cfr., PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., p. 76. Rafael Alonso era el hermano de Millán, el viejo presidente de los remolacheros de Valladolid; Sebastián Criado, abogado, no tardaría en acercarse después a las JCAH de Onésimo Redondo, ya que presentó su dimisión de AN el 29 de mayo (véase: Diario Regional, 29 de mayo de 1931); con el nacimiento del grupo prejonsista, muchos de la plantilla local de AN seguirían a Criado encuadrándose al lado de Onésimo. 376 Aunque el grupo se constituyó el 5 de mayo, su aceptación por el Gobierno Civil no se produjo hasta el 25 de mayo. Sobre la co-fundación de ANVa véase: MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 16. 377 ORDOVÁS MANUEL, José, Historia de la ACN de P., ob. cit., pp. 183-184. 119 consecuencia de esa vida en dos generaciones»378. Al respecto el grupo de ANVa actuó durante todo el mes de junio en Valladolid y provincia; Onésimo Redondo – encargado del comité electoral del partido379 – intervino el día 5 en Villanubla al lado del amigo (también sindicalista agrario) Tomás Bulnes y el día 6 con Luciano de la Calzada en Geria y Simancas; finalmente acudió también a un acto en Laguna de Duero el día 9380. Una vez más los católicos no lograron los objetivos marcados, tanto a nivel regional como nacional381. El fracaso hizo entender a Herrera que «un objetivo así no se improvisa en unas semanas» y que por lo tanto «se veía necesario crear una plataforma de diputados para sucesivas legislaturas»382. Sin embargo a estas alturas, Onésimo Redondo y algunos de sus íntimos de Valladolid, habían entendido que AN ya no era aquel partido anticomunista y antirrepublicano que se habían imaginado. En un país cada vez más politizado, la lucha ideológica se convertía en algo necesario y, al respecto, Onésimo estaba dispuesto a arriesgarlo todo, contemplando para su actuación incluso un viraje más radical383. 4.1.2. Los orígenes del jonsismo castellano: la creación de Libertad y las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica (JCAH) Son aparentemente muchos los indicios que caracterizaron el comienzo de un activismo político autónomo en Onésimo Redondo, aunque la razón de su definitiva desvinculación de AN se podría entender a causa de su particular disconformidad con Ángel Herrera384. Es probable que el vallisoletano quedara desencantado con la actitud del líder de AN, debido en parte a la pésima gestión de los hechos de mayo – los 378 Ibídem, p. 184. PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., p. 77. 380 «Mitin de Acción Nacional», Diario Regional, 6, 7 y 10 de junio de 1931. 381 En ámbito regional, tan sólo había sido elegido Ricardo Cortes por Palencia. El líder Ángel Herrera Oria, candidato en las listas de Madrid, no logró escaño. 382 ORDOVÁS MANUEL, José, Historia de la ACN de P., ob. cit., pp. 187-188. 383 «En junio de 1931 emprende una captación de voluntarios aireando consignas que en aquellos tiempos pocos pudiesen sospechar que constituyesen augurio de realidad […]. Desea hombres útiles, corazones vírgenes, para la acción de esa antipolítica que España necesita y la juventud espera». Cfr., GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 11. 384 Recordamos que los debates con Ángel empezaron en la época de su lectorado alemán, cuando el joven Onésimo quedó fascinado por la organización y la actitud de los católicos alemanes del Zentrum. Al respecto, Areilza afirma que «Le oí reflexionar con frecuencia sobre los problemas de la Iglesia española de entonces, combatida por la República, dividida a su vez en colaboracionistas del populismo cristiano y antagonistas del integrismo monárquico». Cfr., DE AREILZA, José María, Así lo he visto, ob. cit., p. 140. 379 120 conocidos como quema de conventos385 – por lo cuales Herrera sería luego acusado de excesivo pragmatismo en la defensa de los valores espirituales386. En el intento de aglutinar las fuerzas católicas de toda España, AN se estaba vinculando cada vez con más fuerza hacia los cometidos del Vaticano – en concreto provenientes del nuncio Tedeschini – para dar cabida a una «división del trabajo defensivo, por lo cual el periódico de Ángel Herrera impulsaría el movimiento católico-social y orientaría a los católicos, con su propio criterio, en las materias más controvertidas del momento; y, en caso de duda o extrema dificultad, HERRERA y TEDESCHINI irían a la par, recabando […] las líneas de acción convenientes, cuando fuere necesario y atendida la gravedad del caso»387. Sobre este propósito la reacción de Onésimo fue prácticamente inmediata. Hasta entonces el abogado había sido «un hombre de criterio muy abierto, partidario de la separación de La Iglesia y El Estado y de la fecunda colaboración entre ambas potestades, previa tajante diferenciación de las mismas»388. Pero el viraje político protagonizado por el dúo Herrera-Tedeschini, siguiendo en parte el ejemplo del Zentrum alemán389, no le convencía. Onésimo estaba convencido de que la lucha contra el radicalismo izquierdista y contra la administración anticlerical del Gobierno, exigía la imposición de una conducta diferente y más decidida; esto chocaba con la inactividad de una Iglesia que, por lo menos en su vertiente política, no iba a cambiar. «No quiero emplear palabras duras que por desgracia no glosarían de ser justas. Diré sólo que el Clero no está a la altura de su misión y su época, no está capacitado intelectual ni espiritualmente para que la cura de almas pueda decirse atendida […]. Ahora vamos a la ruina de fe y costumbres: Aspiramos a la «No había pasado ni un mes para la joven República, cuando se produjo la “quema de conventos”. Madrid, Valencia, Alicante, Murcia, además de numerosas ciudades andaluzas como Cádiz, Córdoba, Granada, Málaga o Se villa, y algunos pueblos del sur peninsular, vieron cómo en el espacio de cuatro día s más de cien establecimientos religiosos fueron incendiados. En Madrid, los jesuitas fueron los más atacados». GONZÁLEZ GULLÓN, José Luis, «Los jesuitas en Madrid durante la Segunda República», en La República y la Guerra Civil setenta años después, vol. 2, Madrid, Actas, 2008, Cfr., p. 1029. 386 En el primer número de Libertad, Redondo confirmaba su discrepancia con AN: «no está LIBERTAD identificada con Acción Nacional, pues entendemos que su finalidad transitoria dista mucho de cumplir plenamente las necesidades de defensa que Castilla necesita»; cfr., «Los propagandistas jóvenes y sus enemigos», Libertad, nº 1, 13 de junio de 1931. 387 MONTERO, José Ramón, La CEDA, ob. cit., p. 137. 388 DE AREILZA, José María, Así lo he visto, ob. cit., p. 140. 389 A comienzos de 1931, «el Centro Católico Alemán constituía una poderosa realidad, forjada en su constante lucha contra el “comunismo” y en medida menor contra el “racismo” hitleriano […]. Así pues, en él fijaron sus esperanzados ojos los columnistas de El Debate, y a él colocaron como ejemplar». Cfr., MONTERO, José Ramón, La CEDA, ob. cit., p. 141. 385 121 conservación, a la perpetuación de esta fe y la moral cristiana en la sociedad: Hoy no está garantizada»390. Mientras tanto el efecto provocado por el 14 de abril seguía caracterizando la reacción de la opinión pública española. Un proceso de valoración protagonizado por la prensa nacional que seguía, aún meses después, valorizando el proceso de formación del nuevo régimen391. Al respecto, si bien unos recibían a la República como un hecho favorable para la mejoría económico-social del país, otros no opinaban lo mismo y, como hemos visto en el caso de El Debate, no renunciaban a criticarlo abiertamente392. Como en muchas otras ciudades de España, el día 15 se prolongaron las celebraciones en Valladolid y se aguardó con interés el asentamiento del nuevo Ayuntamiento393. Aunque en un principio la prensa no le dio mucha importancia, durante la mañana de aquel mismo día corrió la voz de que algunos miembros del Gobierno Provisional de la República iban a parar brevemente en la estación de Valladolid en su viaje por ferrocarril hacia Madrid. Rápidamente buena parte de la ciudadanía se amontonó en la estación de la ciudad donde se preveía la llegada del tren a las 15:30 horas, aunque el primer convoy que entró en la estación no era el de los delegados republicanos, sino un tren que provenía desde sur. Exactamente a la misma hora del mismo día y en dirección contraria, viajaba parte de la familia real – concretamente la reina Victoria Eugenia de Battenberg y sus hijos – dirección al exilio. El tren había salido de Madrid con cierto retraso, por lo que su llegada a la estación de Valladolid fue tan sólo pocos minutos antes de la entrada del convoy republicano. En unos segundos, «la situación era explosiva ya que los más ardientes republicanos se iban a encontrar frente al símbolo viviente de la Monarquía. No los verían, puesto que las cortinillas del vagón real estaban echadas; pero se encontraban allí, detenidos en esa estación, literalmente 390 Cuartillas (Reflexiones 1930-1931), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre M. SINOVA, Justino, La Prensa en la Segunda República española, Barcelona, Debate, 2006, pp. 24-31. 392 En el ámbito local, véase los titulares de El Norte de Castilla, nº 33122 y nº 33123 (5 y 16 de abril 1931) y de Diario Regional (15 de abril de 1931); particularmente crítico con el régimen, siguiendo la iniciativa de El Debate fue el artículo «La República en España», Diario Regional, 15 de abril de 1931. Particularmente interesante, y elemento de desafío a la autoridad republicana, fueron las caricaturas políticas de este periódico, utilizadas como elemento – menos contradictorio – de critica abierta al régimen; al respecto, véase: MARTÍN SÁNCHEZ, Isabel, «La caricatura política en la IIº República: El Debate, El Siglo Futuro y Gracia y Justicia», Brocar, nº 34 (2010), pp. 212-214. 393 MARCOS DEL OLMO, Mª Concepción, «El Valladolid contemporáneo», en BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (et. al.), Una historia de Valladolid, ob. cit., p. 443. Sobre la composición del nuevo pleno, véase: PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, Valladolid 1900-1931, ob. cit., p. 62. 391 122 tomada por las masas y expuestos a la reacción popular»394. Entre la minoría de los monárquicos que se había concentrado en la estación previamente a la masa republicana, estaba también Onésimo Redondo. Presenció el supuesto «respetuoso silencio, que se mantuvo todo el tiempo que el convoy permaneció en la estación», aunque al entrar el otro tren, tuvo que contemplar el respaldo popular a los republicanos395. Según un joven testigo de aquel momento, Javier Martínez de Bedoya, el desorientado conjunto de nostálgicos dejó la estación en el pleno de las celebraciones, decidiendo reunirse en la cercana Casa Social Católica para una charla espontánea sobre la situación396. Tras un animado debate inicial, tomó la palabra – siempre según el testigo de Bedoya – «un joven subido en una silla que nos miraba intensamente»397. Se trataba del mismo Onésimo quién, animado por algunos de sus compañeros de AN, decidió pronunciar allí un breve e improvisado discurso. «Evidentemente que todos nosotros […], nos sentimos confusos y no somos pocos quienes no sabemos con certeza por qué hemos ido hoy a la estación. En todo caso, a los castellanos, nos gusta ser leales a todo cuanto el tiempo ha ido elaborando […]. La Monarquía era una de estas cosas lentamente elaboradas. Las masas urbanas, desarraigadas de los valores que la tierra conserva y alimenta, han echado por la borda a la Monarquía. […] ¿Se os ocurre algo práctico en relación con estas nuevas responsabilidades?»398. El abogado y sindicalista, debido a su postura de intransigencia frente al silencio de su agrupación, orientó sus palabras hacia la necesidad de una rápida reacción; por ello decía que aunque «nadie tenemos claras las ideas en estos momentos, pero los castellanos, una vez más, deberemos dar el ejemplo de unirnos para que las fuerzas extranacionales no borren el perfil de España»399. Una actitud que, en su arenga final, acabaría siendo una premonición de su definitiva iniciación a la política activa: 394 MARCOS DEL OLMO, Mª Concepción, «El Valladolid contemporáneo», en BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (et. al.), Una historia de Valladolid, ob. cit., p. 446. 395 «Entrada en España y llegada a Madrid de los ministros republicanos expatriados», El Norte de Castilla, 16 de abril de 1931. 396 MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., p. 30. 397 Ibidem, p. 31. 398 Ibidem. 399 Ibidem. 123 «Dentro o fuera de esta Casa habrá que organizar algo que nos permita emplear bien las libertades políticas a favor del los valores hispánicos. A mí se me ocurre que debemos comenzar por sacar a la calle un semanario moderno en torno del cual comencemos a unirnos. Yo lo voy a intentar. Me llamo Onésimo Redondo, soy abogado e hijo del campo. No debemos dejarnos arrastrar por la confusión y vamos a actuar»400. Como hemos visto, la ruptura definitiva con AN estaba al caer. Si bien la derecha vallisoletana amparaba la defensa de la unidad popular frente al peligro revolucionario, siguiendo así las directrices de Herrera Oria401, otros acabarían matizando más detenidamente esta postura, pidiendo mayor unidad ideológica frente a la amenaza comunista402. Ante al crecimiento del accidentalismo – así lo define Preston – de la derecha conservadora403, Redondo optó por una actuación más directa y sobre todo activa. Mientras contemplaba la formación del primer núcleo del que iba a ser su semanario de lucha, es probable que el joven mirase también a otros modelos políticos que se distinguían por su proximidad ideológica: por un lado el experimentado Partido Nacionalista Español (PNE) de José María Albiñana, mientras por el otro, el minúsculo pero muy activo grupo de La Conquista del Estado, surgido en Madrid poco antes de la proclamación republicana404. Este último, liderado por un excéntrico joven – Ramiro Ledesma Ramos – de formación humanística y en estrecho contacto con la corte 400 Ibidem. «No parece exagerado afirmar que la primavera de 1931 ha sido en nuestro país la mayor efervescencia política del siglo. La vida de los hombres que hacían Diario Regional es buena prueba de ello. Sus promotores eran también los prohombres de la Casa Social Católica de Valladolid […]; lo primero que hicieron fue llamar a la unidad de la derecha vallisoletana para hacer frente al peligro revolucionario». Cfr., ALMUIÑA FERNANDÉZ, Celso, PERÉZ LÓPEZ, Pablo, MARTÍN DE LA GUARDIA, Ricardo Manuel, Tres modelos de prensa en Valladolid – Conferencias del Ateneo de Valladolid, Valladolid, Ateneo, 1994, p. 31. 402 A finales de junio, la postura de Onésimo quedó sellada con una rotunda declaración de rechazo de cualquier mediación revolucionaria. Esta primera denuncia del supuesto espejismo marxista, se convertiría en una componente esencial de la doctrina de Redondo: «Si la revolución social es una necesidad y un grito de justicia, hay que defender ese movimiento sano y juvenil de las corrupciones traidoras que proceden de la democracia judaizante superburguesa (sic.), como de las máquinas internacionales con sello marxista, que descaracterizarían la genuina revolución hispánica para hacernos siervos de Moscú». Cfr., «La revolución social», Libertad, nº 2, 20 de junio de 1931. 403 En su análisis sobre los orígenes de la guerra civil española, Preston índica la prematura división de la derecha conservadora entre “accidentalistas” y “catastrofistas”, siendo los primeros partidarios de un diálogo respetuoso con la legalidad constitucional, mientras los segundos los realmente interesados a acabar con el régimen, contemplando por ello la fuerza (y la violencia) para la realización de sus fines; Cfr., PRESTON, Paul, La guerra civil española, Barcelona, Random House Mondadori, 2006, pp. 55-56. 404 Para un enfoque sobre la historia del PNE y su máximo dirigente, Albiñana, es imprescindible la obra de GIL PECHARROMÁN, Julio, Sobre España inmortal sólo Dios. José María Albiñana y el Partido Nacionalista Español (1930-1937), Madrid, UNED, 2002. Sobre Ramiro Ledesma Ramos, debido a la estrecha vinculación con Onésimo y los suyos, volveremos más adelante. 401 124 literaria del filósofo José Ortega y Gasset, había plasmado su línea de actuación antes de la llegada del nuevo régimen, haciéndose el portavoz de una juventud regeneradora y sobre todo antisistema405. Frente a la aparición del Estado moderno y a la implantación de la sociedad de masas que tan profundamente había influido a la intelectualidad española de comienzos del siglo XX, nacía así una nueva corriente en abierta disconformidad con los valores tradicionales y defensora del progresismo juvenil. Como había afirmado poco antes el maestro Ortega en su “La rebelión de las masas”: «éste [el Estado] es el mayor peligro que hoy amenaza a la civilización: la estatificación de la vida, el intervencionismo del Estado, la absorción de toda espontaneidad social por el Estado, es decir, la anulación de la espontaneidad histórica, que en definitiva sostiene, nutre y empuja los destinos humanos»406. Por lo tanto, la emancipación juvenil en el mundo contemporáneo – fundamental en los proyectos de Onésimo Redondo y Ledesma Ramos – fue uno de los pilares que más repercusión causó en la formación de los dos núcleos políticos. Según sus planes, la juventud se sumaba al proceso revolucionario que en España se había inaugurado tras la desaparición del primorriverismo; para Ledesma, el objetivo era uno solo: el poder. «Aquí en España se puso en marcha la Revolución para instaurar una República. Muy pocos ingenuos habrá que estimen el que ésta pueda ella sola constituir un objetivo revolucionario en el siglo XX. Debe, pues, seguir adelante la Revolución hasta que se descubran y triunfen los nuevos mitos políticos y sociales que el pueblo español requiere y necesita para desenvolver su futuro»407. Un año antes, en respuesta al director de el “Heraldo de Madrid”, Ramiro Ledesma había matizado la interpretación de éste sobre los jóvenes y la vida literaria, declarando su línea de actuación – necesaria y juvenil según él – como una ‘alternativa política’: «Es bien triste que en estos momentos en que llueven por las planas de los periódicos opiniones juveniles y se espera como nunca que la generación recién llegada aclare la bruma política nacional sean desvirtuados y falsificados unos propósitos rotundamente nuevos lanzados por un grupo de jóvenes. […] No somos fascistas. Esta fácil etiqueta con que se nos quiere presentar en la vida pública es totalmente arbitraria. […] Vamos contra la vieja España con propósitos superadores. Nuestra posición teórica véase y estúdiense en los libros del maestro José Ortega y Gasset, donde se hallará casi íntegra». Cfr., «Un pleito entre escritores. Las migajas politicoliterarias del banquete en Pombo a Giménez Caballero. Ledesma Ramos y sus amigos no son fascistas», en AA.VV., Ramiro Ledesma Ramos. Obras completas, Vol. II, Madrid-Barcelona, Fundación Ramiro L. Ramos, 2004, p. 244. 406 ORTEGA Y GASSET, José, La rebelión de las masas, Madrid, Tecnos, 2009, p. 263. 407 «La revolución en marcha», La Conquista del Estado, nº 10, 16 de mayo de 1931. 405 125 A finales de mayo, Onésimo veía cada vez con más escepticismo la sumisión a aquel orden social tan defendido por Herrera408, por lo que su relación con AN acabó por convertirse en una simple colaboración: simplemente la actitud del partido «desanimó pronto al joven Redondo, deseoso de una oposición radical a la República»409. A comienzos de junio, aprovechando su amistad con elementos del partido y del sindicato, estructuró la primera redacción del semanario, acompañándole en ello Jesús y Francisco Ercilla, Emilio Gutiérrez Palma, Narciso García Sánchez, Luciano de la Calzada y Mariano Sebastián Herrador410. Aprovechando la convocatoria para las elecciones constituyentes prevista por el 28 de junio, Onésimo empezó una frenética obra de redacción en la que buscaba la composición de un medio informativo capaz de captar el interés de la opinión pública local. El lunes 13 de junio de 1931, a lo largo de la tarde se vendieron por la calle las primeras copias de un semanario donde lo más destacado – según algunos – era el nombre y su letra más que el contenido411. Con toda probabilidad, los primeros números se publicaron gracias a la mediación de la familia Martín Alonso412, mientras que el nombre fue idea del mismo Onésimo: «como yo le preguntase el motivo de haber llamado a su periódico Libertad, me replicó con cierta sorna que había que ir arrebatando a la izquierda las palabras mayores de su propaganda, analizando su contenido y volviendo a llenarlas con sustancia distinta a la de los demagogos al 408 Como se ha comentado antes, la ACNdP reiteró su actuación de disconformidad con el Gobierno, removiendo sus resortes de influencia en la opinión de los católicos: en la prensa, en las asociaciones ciudadanas, en las actividades de la Acción Católica. Como afirma Ordovás, «Los hombres de ACN de P buscaban llevar el sentido social a los católicos por medio de la propagación de los textos pontificios. Si conseguían llevar esa dimensión a la conciencia de patronos y empresarios el efecto sería multiplicador». Cfr. ORDOVAS MANUEL, José, Historia de la ACN de P., ob. cit., p. 195. En ámbito local, ANVa seguía las líneas de Diario Regional que no era nada más que otro órgano de propaganda católica. Siguiendo las directrices que provenían de Madrid, el periódico local pedía la unidad de los católicos «Ante esta, tal vez muy próxima, decisiva situación, no podemos menos de hacer un llamamiento a todos los católicos en especial a los que pudieran servir de dirección, para que se apresen sin demora a una bien pensada y madura organización de las fuerzas católicas, que impriman a la naciente República una dirección basada en los eternos principios católicos». Cfr., «Momentos decisivos», Diario Regional, 23 de abril de 1931. 409 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, Madrid, Alianza, 2000, p. 88. 410 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 17. 411 «Oí pregonar un periódico: ¡Libertad!, ¡Libertad!, ha salido hoy. Imaginé que se trataba de un periódico anarco-sindicalista porque en aquellos días eran los únicos que se atrevían a hacer de esta palabra un programa y un desafío […] me tentaba el formato y las letras astilladas o estallantes de su cabecera»; cfr., MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., p. 33. 412 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 17; la implicación de los Martín Alonso es atestiguada también por Mercedes Redondo (Cfr., Entrevista a María de las Mercedes Redondo Sanz Bachiller (Madrid, 21 de junio de 2013). 126 uso»413. Libertad de Valladolid – ese era su nombre oficial – se presentaba como un órgano de lucha y de combate para la defensa de los valores hispánicos, resaltando por ello los principios de orden, justicia y libertad bajo la efigie de la juventud revolucionaria414: «Somos hombres de acción que saben lo que quieren y están dispuestos a conseguirlo. Sobre toda las virtudes amamos la eficiencia y el dinamismo, pues estamos seguros que en ellos está la única interpretación del sentido actual de la vida. No somos ni pensamos con ningún partido político, más bien somos la antipolítica»415. Libertad nacía con el claro propósito de ser un instrumento de lucha; como afirmaba García Sánchez, «Libertad es de jóvenes y a los jóvenes se consagra preferentemente […] Disciplina y audacia es nuestro lema. Las naciones pertenecen siempre a las minorías con fe y organización. Dándolo todo al ideal antes de comenzar, a nadie tememos»416. Característica del semanario fueron los contenidos que llamaban a la participación espontánea, un formato sencillo y algunas ilustraciones sobre los políticos del momento; el poco dinero disponible estaba lógicamente reservado para su supervivencia. Los talleres Afrodisio Aguado fueron los encargados de imprimir un semanario que por lo tanto miraba más hacia la solidez de la composición doctrinal – con el claro objetivo de hacer proselitismo – frente a su veste gráfica o a la calidad misma de la propaganda417. Aunque la desvinculación de AN se había definitivamente consumado, Onésimo siguió colaborando con este partido por lo menos hasta finales de 1931 418. Según recuerda 413 DE AREILZA, José María, Así lo he visto, ob. cit., p. 138. Sobre el perfil ideológico del semanario vallisoletano véase también: GALLEGO, Ferran, El evangelio fascista, Barcelona, Crítica, 2014, p. 119-122. 415 «Nuestra presentación», Libertad, nº 1, 13 de junio de 1931. 416 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, cit, p. 9; originariamente publicado en: «¡A los jóvenes!», Libertad, nº 2, 20 de junio de 1931. 417 Como denota Celso Almuiña en su prefación a la tesis doctoral de Martín de la Guardia, en sus primeros números, Libertad manifestó dos importantes problemas que contribuyeron a obstaculizar su difusión; por un lado una «incompetencia de los profesionales encargados de elaborar el periódico; otro, de tipo superestructural: imposibilidad intrínseca proveniente del mismo del discurso (propagandístico)». Cfr. MARTÍN DE LA GUARDIA, Ricardo Manuel, Información y propaganda en la Prensa del Movimiento. Libertad de Valladolid (1931-1979), Valladolid, Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1994, p. 12. 418 Según recuerda Jesús Ercilla, él mismo participó a un mitin de ANVa en Medina del Campo para las elecciones constituyentes; «El mitin era de Acción Nacional […] El público eran todos socialistas Habó Onésimo y se produjo un alboroto tremendo […]. Le metieron en la cárcel a él y al director de la Normal» Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 89. En mis 414 127 Martínez de Bedoya, al conocer a Redondo en noviembre, éste le recibió en el los locales de AN; aunque revisaba allí los artículos para su Libertad, no tardó en aclararle cuál era la situación de la redacción: «no somos órgano de Acción Nacional, ni de nadie. Todos sabemos, sin embargo, ayudarnos frente a la revolución marxista. Pero yo entiendo que hay que crear nuevas derechas como trámite previo a cualquier otra finalidad […] El momento es muy grave y la clase política muy vieja»419. Los datos que se conservan de este primer núcleo de lucha que se constituyó entorno a Onésimo son muy fragmentarios, por lo que resulta muy complicado hacer un balance de la actividad de Libertad en sus primeros momentos. Aunque algunos afirman que su popularidad logró crecer muy rápidamente420, lo más probable es que el semanario quedara en un plano muy inferior respecto a la notoriedad de órganos locales como El Norte de Castilla o Diario Regional. Lo que se percibe desde los primeros artículos, es que la línea de conducta – próxima a la actitud del grupo madrileño de La Conquista del Estado – fue aquella de aglutinar a la juventud para formar un sólido bloque de pensamiento independiente y afín a la causa anticomunista. Como afirma Bedoya en un recopilatorio de 1937, en Libertad «todo el instrumental político, todo el léxico después tan peculiar en el movimiento nacional de juventud, todas las consignas, están ya presentes en los primeros números»421. Siguiendo el ejemplo de Ledesma Ramos que manifestaba la independencia ideológica de su grupo y de sus integrantes422, Onésimo reconducía también su lucha a la juventud haciendo de ella el elemento redentor para el porvenir nacional: «En esta hora, la actuación corresponde a los jóvenes por derecho propio, ya que la política de hoy es, ante todo, una milicia cívica»423. Lo que es cierto es que en la víspera de su presentación, Libertad estaba al tanto de los números de La investigaciones en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid, no he encontrado ningún documento que haga referencia a este suceso, por lo que es dudoso que Onésimo fuera detenido a consecuencia del mitin. 419 MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., p. 39. 420 García Vázquez comenta que «numerosos castellanos se adhieren a la causa del Libertad, que comienza a despuntar en al provincia, a la misma altura que El Norte de Castilla» (GARCÍA VÁZQUEZ, Iván, «Onésimo Redondo y las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica», No Importa, nº80 (2005), p. 18). Esta afirmación nos parece algo excesiva, ya que como refiere el mismo testimonio de García Sánchez, la tirada media era de unos 5.000 ejemplares; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 17. 421 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, Valladolid, ed. Libertad, 1937, p. 9. 422 «Nuestra independencia es fiera. No se olvide que al nacer LA CONQUISTA DEL ESTADO como fuerza política, el grito más firme fue el de no pactar jamás con los viejos traidores. Representamos una generación nueva, de inquietud nacional y revolucionaria. […] Queremos el poder para los jóvenes, pero sometiendo a éstos la prueba de la conquista brava y heroica del Poder»; cfr., «El interés de la revolución», La Conquista del Estado, nº 15, 20 de junio de 1931. 423 «¡A los jóvenes!», Libertad, nº 2, 20 de junio de 1931. 128 Conquista del Estado salidos entre marzo y junio de aquel año424. El semanario madrileño había sido sin duda un ejemplo, aunque en el primer número del grupo vallisoletano, se reprochaba algo que marcaría el perfil doctrinal de Onésimo durante toda su trayectoria política: «Nos parece bien el ardor combativo y el anhelo hispánico de La Conquista del Estado. Pero echamos de menos la actividad antisemita que ese movimiento precisa para ser eficaz y certero. No nos cansaremos de repetírselo»425. Paralelamente a los primeros números del semanario, las elecciones a Cortes Constituyentes primero (28 junio) y la presentación del anteproyecto de Constitución después (14 julio)426, precipitaron los eventos. La victoria republicano-socialista427 había descompuesto a un Onésimo que reaccionó animadamente a los resultados con un polémico escrito: «Queremos llamar enérgicamente a la atención de nuestros jóvenes, sobre la tiranía socialista que pretende ahogar la libertad del verdadero pueblo. Allí donde las urnas no han dado pleno triunfo a las ansias de dominio de la minoría que domina a los obreros y quiere sojuzgar a las provincias, se ha recurrido a la algarada y a las amenazas de opresión. […] Todo ello muestra que las elecciones no han podido realizarse con una libertad que la coacción de las masas socialista hizo imposible»428. 424 El grupo de Madrid adelantaba a Libertad de 13 números; éste último salió con su primer número el día 13 de junio, el mismo día en que fue publicado el nº 14 de La Conquista del Estado. 425 Libertad, nº 1, 13 de junio de 1931. Reproducido también en [Javier Martínez de Bedoya], ANÓNIMO, Onésimo Redondo. Caudillo de Castilla, ob. cit., p. 9. La cuestión del antisemitismo se analiza en capítulos sucesivos. 426 Particularmente debatida fue la cuestión de la ‘forma de Estado’, donde finalmente se descartó la solución federal; en su preámbulo, la conclusión fue que «al final el debate sobre si España sería un Estado unitario o federal se resolvió a través de una fórmula intermedia que calificaba de Estado integral que pretendía ser una superación de los dos conceptos anteriores». Cabe destacar que desde el primer momento hizo su aparición la ‘cuestión catalana’, viendo en el diputado agrario Antonio Royo Villanova su principal enemigo en las constituyentes. Cfr., GARCÍA VOLTÁ, Gabriel, España en la encrucijada. ¿La constitución de 1931, fórmula de convivencia?, Barcelona, PPU, 1987, p. 209. 427 En su obra, Roberto Villa sintetiza la búsqueda de una respuesta a la clara victoria republicanosocialista, llamando en causa el hecho de que muchas de estas fuerzas se habían mantenido en la marginalidad durante décadas. Frente a sospechas que varían según la provincia y el grado de politización respecto al voto, se coincide – concluye Villa – «en la concurrencia de una oposición muy débil y desorganizada, incapaz de defender sus intereses en todas las mesas electorales, y comparten evidencias tales como concurrencia masiva de lectores y resultados abrumadores a favor de las candidaturas republicano-socialistas […]. Por consiguiente, tuvo razón Tusell cuando calificó las elecciones de 1931 como unas de transición, que recuerdan en muchos aspectos las de 1923 y anteriores. […] Las de 1931 constituyeron unos comicios “pórtico” que conducirían a las primeras elecciones plenamente competitivas y de opinión pública, con el menor grado de interferencias “alegales” de la historia de España, las de 1933» Cfr., VILLA GARCÍA, Roberto, La República en las urnas, Madrid, Marcial Pons, 2011, pp. 8686. 428 «Tiranía demagógica», Libertad, nº 4, 4 de julio de 1931. 129 La voluntad de practicar un enfrentamiento que no se limitara a la sola pluma, adelantó en parte la idea de formar una milicia voluntaria – cuestión que Onésimo había sugerido poco antes – necesaria para los fines revolucionarios429. Según lo expuesto, aparece por tanto verídico el testimonio de Jesús Ercilla Ortega, que coloca el nacimiento de esta agrupación a mediados de julio de 1931. Acordes con sus memorias, fueron los cuatro hermanos – los Redondo, Onésimo y Andrés, y los Ercilla, Jesús y Francisco – los fundadores de las “Juntas Castellanas de Actuación Hispánica” (JCAH), primer núcleo del jonsismo vallisoletano430. Desde sus comienzos, el grupo de Valladolid estuvo vinculado a su tierra, aunque no faltó en sus orígenes la afinidad con Madrid. El adelanto de Onésimo en la creación de un grupo de acción juvenil fue bien recibido por Ramiro y los suyos. Como afirma Juan Aparicio, secretario del grupo, «fué una jornada magna cuando recibimos la misiva de Valladolid anunciando que se nos leía y que iban a fundar allí las Juntas»431. Podríamos por tanto afirmar que, desde el comienzo de la actividad de las JCAH, el contacto con los madrileños fue estable y se convirtió – pese a algunas diferencias doctrinales – en una amistad aparentemente prolífica432. No se podía decir lo mismo de otros grupos, como en el caso de los albiñanistas o el efímero “Frente Español”, que poco hicieron para aproximarse a los madrileños o a los vallisoletanos433. Además, en aquellos mismos días – quizás otro detonante para la movilización de la juventud vallisoletana – se produjo la detención de Ramiro Ledesma Ramos en la capital. Su protesta en contra del viaje de Macià a Madrid para presentar el Estatuto de Según el director de “Libertad” «es necesaria una cruzada, con verdadero renacimiento español, típicamente hispánico, por sus frentes y sus fines, que nos coloque a la cabeza de las fuerzas espirituales que defiendan la cultura mediterránea. […] Por eso afirmamos que nuestra revolución no se ha hecho. Nuestra revolución no puede ser la de París, Ámsterdam, Moscou (sic) o Milán. […] La cultura hispánica […], es hoy para muchos hombres de buena voluntad en el mundo, la buena nueva que vendrá a salvar a la decadente Eurasia»; cfr., «La revolución hispánica», Libertad, nº 5, 13 julio 1931. 430 «Los dos hermanos Redondo y mi hermano y yo en aquel verano, sentados en el suelo en casa de Onésimo en Valladolid, estuvimos discutiendo un día sobre la creación de las Juntas […]. Y además la de una academia de estudios regionales que se iba a llamar Academia Castellana de Estudios Regionales (ACER)». Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 89. 431 APARICIO, Juan, Aniversario de La Conquista del Estado, Madrid, Publicaciones Españolas, 1951, p. 42. 432 Según Ellwood, Onésimo visitó una primera vez a Ramiro en Madrid (no sabemos el día exacto) en julio de 1931. Cfr., ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, Barcelona, Crítica, 2001, p. 33. 433 Afirma nuevamente Juan Aparicio que por entonces «el albiñanismo se disolvía en aquellos meses bajo el terror […] Varios orteguianos jovencitos fundaron un “Frente Español”, con reminiscencias fascistas, una especie de quiero y no puedo»; cfr., APARICIO, Juan, Aniversario de La Conquista del Estado, ob. cit., p. 43. Entre finales de 1931 y comienzos de 1932 hubo más bien un acercamiento de los albiñanistas hacia ciertos sectores de las Derechas, como Comunión Tradicionalista o los alfonsinos de Acción Nacional; cfr., PECHARROMÁN, Julio, Sobre España inmortal sólo Dios, ob. cit., pp. 110-111. 429 130 Cataluña434, provocó la indignación de Libertad que así comentó la noticia: «ya conocemos de sobra la facilidad con que este liberal régimen oprime a los enemigos contra los cuales se atreve. Ledesma Ramos ha comenzado recientemente su ardorosa campaña de hispanismo […]. Nuestra expresión de simpatía al adalid de hispanismo, y heraldo de la nueva espiritualidad regeneradora»435. Ha de imaginarse que las primeras charlas de las JCAH fueron en el domicilio de Onésimo, aunque parece que durante el verano hubo encuentros en lugares más apartados como «la Cuesta de la Maruquesa, Fuente el Sol o las cuevas de El Tomillo» y tal vez una buhardilla en la plaza Santa Ana, en pleno centro ciudad 436. Según algunos testigos, junto a los cuatro fundadores, se reunieron unas treintenas de personas, a las que se fueron añadiendo jóvenes de distintas procedencias; de todas formas, es probable que esta cifra nunca lograra superar las cincuenta unidades437. No se trataba ni siquiera de afiliados, debido a que las JCAH nunca llegaron a constituirse como partido. Aunque en agosto se habían elaborado unas ordenanzas que tenían el objetivo de ser reconocidas legalmente, finalmente no fueron admitidas por la Dirección General de Seguridad del Gobierno Civil de Valladolid; de ellas nos queda únicamente un fragmento que fue publicado en la obra póstuma de Onésimo438. Probablemente fue también a causa de la censura gubernamental, la razón por la que en Libertad no aparecieron artículos con explícita referencia a las JCAH. Como ya se ha señalado, el periódico no gozaba de una 434 «Molesta al Gobierno nuestra campaña contra los traidores del separatismo catalán, pues él se sabe cómplice suyo, responsable por cobardía, del vergonzoso crimen histórico que allí se trama. […] Resulta que el Gobierno de Madrid no sólo no nos defiende de los atropellos a que el despotismo de Macià nos somete en Cataluña, sino que dispone a torpedear nuestras campañas»; cfr., «La vergonzosa tiranía oficial contra “La Conquista del Estado”», La Conquista del Estado, nº 18, 11 de julio de 1931. 435 «La detención de Ledesma Ramos», Libertad, nº 6, 20 de julio de 1931. 436 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., p. 23. El domicilio de la Plaza de Santa Ana es citado por GARCÍA VÁZQUEZ, Iván, «Onésimo Redondo y las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica», ob. cit., p. 18 437 Según Jesús Ercilla, los participantes a las reuniones no iban más allá de 30-40 personas, mientras que para José María Gutiérrez del Castillo el número rozaba los cien efectivos. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 19. 438 De los 16 puntos que componían la doctrina de la JCAH, hoy disponemos de algunos fragmentos que fueron luego recompilados en obras póstumas. Parte de este reglamento aparece en REDONDO, Onésimo, Obras Competas de Onésimo Redondo: edición cronológica; prologo del ministro de trabajo José Antonio Girón de Velasco, vol. I, Madrid, Publicaciones Españolas, 1954, pp. 247-249. Véase también la interpretación del mismo en MÉLIDA MONTEAGUDO, Mónico, «Los resortes de Onésimo Redondo y los días grises de sus Juntas Castellanas de Actuación Hispánica», Aportes nº 32, XI (1996), pp. 28-29; y en ANÓNIMO, Onésimo Redondo. Vida Pensamiento, Obra, ob. cit, pp. LXVII-LXIX. 131 buena fama en la ciudad y la necesidad de preservar el pequeño grupo, fue fundamental para la sobrevivencia de todo el organigrama político organizado por Onésimo439. Lo que en la actualidad se sigue interpretando como el manifiesto fundacional de las JCAH, es el artículo «Castilla salva a España» publicado en el número 9, correspondiente al día 10 de agosto. Este podría interpretarse como un compendio de los puntos fundamentales que si por un lado iban a estructurar la línea doctrinal del grupo vallisoletano, por el otro eran la génesis del pensamiento nacionalsindicalista que habría de desarrollarse con el nacimiento de las Juntas de Ofensiva nacionales. Teniendo a la región castellana como amparo referencial440, Onésimo planteó las bases de su revolución a través del orden social, el respeto de las tradiciones y la glorificación del espíritu patriótico. Frente a una política que él consideraba como arcaica y corrupta, se exigía la inmediata actuación para la salvación del país: «Sea éste el grito de la nueva revolución ¡¡Castellanos!! ¿No veis a España en la pendiente de su ruina? La política, ese arte infame de odiar con pasión al que sustenta opuestas opiniones y de escalar el mando triturando al adversario con el pretexto de salvar a la Nación, ha acechado siempre la vida de España, ha paralizado sus energías y está a punto hoy de dar fin de la Patria. Nunca como en esta hora se agravaron todos los males nacionales […]. Esto explica que por todas partes, al son de grandes voces de libertad y justicia, se respire disolución y muerte: la autoridad se mide difícilmente con la insurrección; las regiones escupen contra el Estado el insulto de la tiranía; el signo monetario representa la quiebra de un régimen recién ensayado; las actividades productoras se retraen, el patriotismo aparece excluido en la opinión pública y los peores instintos han encontrado su época…»441. La declaración venía siendo una especie de respuesta indirecta al régimen republicano, que tenía como objetivo el hablar «de España como nación una e imperial, obligada por la historia y la capacidad de su cultura a ser fuerte entre los demás pueblos, dando al 439 En el periódico aparecen sólo alusiones a la creación del grupo, como en «La revolución hispánica», Libertad, nº 6 (20 julio 1931). Tres años después encontramos una referencia sobre la existencia del grupo: «creíamos en el porvenir de nuestra Patria. Así se formó el primer grupo organizado de jóvenes nacionales que tomó el nombre de Juntas Castellanas de Actuación Hispánica». Cfr., «El Movimiento de la juventud nacional», Libertad, nº 87, 11 de junio de 1934. 440 La mayoría de sus apuntes, como en el caso de las reflexiones sobre la historia de España y de Castilla, están recogidos en un cuaderno monográfico (20 páginas); véase: APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 2 (Historia de España). 441 «¡Castilla salva a España!», Libertad, nº 9, 10 de agosto de 1931. 132 Estado una estructura y pureza hispana»442. Tal como afirma Ferran Gallego, el lema correspondía «a una determinada concepción del papel del mundo rural castellano, desarrollado por la lectura más conservadora de la literatura de las generaciones del 98 y del 14, y de la misma dinámica de la derecha española, que tendió a adoptar fórmulas organizativas de carácter regionalista e incluso provincial»443. En ello, preceptos como raza, tradición (histórica) y Estado (nuevo) fueron utilizados como instrumentos para la defensa de la unidad, haciendo de Castilla y su población el núcleo patriótico de redención nacional; una premonición, en su parte final, de la conducta que había de prosperar entre sus discípulos: «Salga de Castilla la voz de la sensatez racial que se imponga sobre el magno desconcierto del momento: use su fuerza unificadora para establecer la justicia y el orden en la nueva España»444. Las intenciones del grupo, o por lo menos las de su líder, pretendían demostrar la supuesta debacle del país, envuelto en aquel momento – en su opinión – en una crisis espiritual, económica y organizativa sin precedentes445. El manifiesto era por lo tanto el punto de partida de una actuación de base hispánica que teniendo a Castilla en su frente, enunciaba un programa de reconstrucción nacional446. No cabe duda, así como lo reflejaba la afirmación: «la instauración plena del régimen socialista parlamentario hace posible la flotación de lo más bajos fondos, el encubrimiento de las ideas y los hombres más insensatos», de que el principal enemigo de la juventud reaccionaria iba a ser el contrapuesto frente ideológico. 442 GARCÍA SANCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 13. Según este historiador, de forma análoga actuaron el Bloque Agrario castellano (en el que el mismo Onésimo había participado) la Derecha Regional Valenciana, la Acción Popular Murciana, la Coalición Regional de Derechas Democráticas de Galicia y la Derecha Regional de Valladolid. Cfr., GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., pp. 110-111. 444 «¡Castilla salva a España!», Libertad, nº 9, 10 de agosto de 1931. 445 La cuestión de la crisis económica del ’29 era un aspecto todavía muy presente entre la población española. La bajada de precios y la paralización de la industria afectó también a áreas rurales como la región castellana, provocando un estancamiento de la productividad nacional. Entre los apuntes de Redondo, se ha encontrado una traducción del texto “La crisis” del economista Gustav Cassel, que introduce a la reflexión sobre la cuestión económica mundial: «Ningún síntoma se manifiesta todavía que deje prever que la crisis económica en que hemos entrado hace dos años, se oriente a su fin. Al contrario la crisis se extiende a nuevos sectores y se hace cada vez más aguda mientras que sus consecuencias económicas y sociales revisten cada vez formas más inquietantes». Cfr., “La Crisis” de G. Cassel (L’information 31-07-1931), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre K. 446 Como escribió la redacción más adelante, «con ser esa reconstrucción un programa de gran elevación, […] supera en gravedad y urgencia al económico: ES LA NECESIDAD DE RECONSTRUIR ESPIRITUALMENTE A ESPAÑA. […] Hay que extirpar, por traidores y artificiosos, productos de una industria política que tiende a encumbrar a los que viven de ella. […] Obremos rápidamente POR LA RECONSTRUCCIÓN ESPIRITUAL, POR LA CONCORDIA DE LAS REGIONES, DE LAS CONCIENCIAS, DE LAS CLASES. No hay irredentismo, ni lucha de clase, ni clericalismo. […] Mientras aumenta la miseria, crece la guerra entre los hermanos y la Nación perece» Cfr., «La reconstrucción de España», Libertad, nº 15, 21 de septiembre de 1931. 443 133 «Hoy el problema es la incorporación del proletariado al mando del Estado: la demanda irrenunciable de poder que los obreros de todos los países tienen presentada y mantenida en la calle. La nación que acierte a dar satisfacción a esta demanda, conservando, no obstante, las funciones de las otras clases sociales, se habrá salvado del comunismo. La que no, caerá en el soviet ruso o en el soviet de tipo nacional, pero caerá, sin duda, en manos del proletariado: éste es el camino de España»447. Una de las primeras actuaciones del grupo vallisoletano fue con ocasión de la visita de Lerroux a Valladolid, el 23 de agosto. Aunque el ministro pareciera un “regular patriota y regular hombre”, con claros deseos de consolidación del régimen republicano – inspirados, como hubo de señalar, en los principios democráticos franceses – acabó por ser presentado a los lectores de Libertad como otro representante del espíritu masónico del Gobierno448. Asunto, éste último, que entendido como fundamento de crispación republicana, produciría en Onésimo la percepción del concepto de deshispanización del país, o como hubo de comentar más adelante: «observo que todas las revoluciones, y más la del [19]31, no hacen otra cosa que seguir esas huellas de incendiar y saquear: es una manifestación de la perfecta concordancia que hay ante la francesada y las revoluciones masónicas. Todo son invasiones. Se trata de destruir a España. […] “Deshispanización”… Eso: deshispanizar a España»449. Al día siguiente, apareció en Libertad otro artículo que pretendía desterrar las responsabilidades de la quema de conventos del mayo pasado y en el que se incitaba a represaliar violentamente a sus instigadores: «Por eso proponemos que, en la defensa, se dirijan los tiros a la cabeza de los verdaderos responsables, de esos tipos se fundan, con dinero judío, - ¡y quién sabe si del mismo Estado español!- esas publicaciones: entre ellos se encuentra la famosa vieja que tenemos ministro de Bellas Artes.= He aquí por tanto, una pequeña lista de esos ilustres salvajes:= Marcelino Domingo=Eduardo Zamacois=Luis de Tapia=José Francés.=¡Cuando se tomará España justicia de los traidores!...»450. La acusación directa al ministro Domingo le causó una denuncia por injurias contra la autoridad pública, 447 «El peligro comunista», Libertad, nº 9, 10 de agosto de 1931. «Lerroux en Valladolid. El acto de ayer en la Plaza de Toros. Glosa», Libertad, nº 11, 24 de agosto de 1931. 449 Sin título, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 14A (Mis ideas políticas). 450 «La próxima quema de conventos», Libertad, nº 11, 24 de agosto de 1931. 448 134 llevándose el juicio hasta el Tribunal Supremo451. Durante los siguientes meses, el abogado y sindicalista Redondo se convirtió en un interlocutor incómodo para las autoridades, además de ser señalado por los ambientes izquierdistas como un nuevo enemigo a quién combatir. 451 En la acusación abierta por el juzgado de Valladolid («Juzgado de Instrucción del Distrito de la Plaza de esta Capital, número 273 del sumario y 755 del rollo, del año 1.931, seguida contra Onésimo Redondo Ortega por delito de Desacato al Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública [M. Domingo]»), la resolución dictó que «se condena al procesado Onésimo Redondo Ortega, como autor de un delito de injurias a la Autoridad, con la concurrencia de una circunstancia agravante y otra atenuante, a la pena de dos meses y un día de arresto a mayor, accesorias y costa», decisión firmada el 29 de junio de 1932. El día 13 de julio Redondo envió una carta al Tribunal Supremo de Madrid con la que pedía el recurso de casación, hecho que le fue concedido y al que se envió la documentación correspondiente. En ella, Onésimo se hizo representar por el Procurador Eduardo Morales Díaz, que sería el autor de la acta de defensa del mismo, en la que se buscó demostrar la falsa acusación del Tribunal de Valladolid. Concretamente, el 11 de agosto, escribía Morales: «PRIMERO.- Ninguna argumentación mas fuerte puede hacerse contra dicha sentencia en el sentido en que yo la impugno, que leer el artículo arriba montado: En él se castiga a los que hallándose un ministro de la corona o una autoridad en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de estas, les calumniaren, injuriaren, o insultaren…”. […] / SEGUNDO.- No cabe de afirmar tan de ligero como lo hace la sentencia recurrida, que se menosprecie y ofende a D. Marcelino Domingo en su persona y “en su condición de Ministro”. Para llegar la Audiencia a ese resultado ha considerado y ha subrayado expresiones y frases que unas aludían al Sr. Domingo y otras no; ha interpretado el sentido de todas como injurioso gravemente, y las ha concentrado en el carácter ministerial del aludido personaje: todo ello es evidentemente contrario al principio de doctrina penal que manda sean interpretados los hechos y las leyes en la forma más beneficiosa para el reo […] Decir que en mayo [1931] presidió el Gobierno provisional los actos de vandalismo, no es injuriar al Ministro de Instrucción Pública. […] / TERCERO.- Quedan solo como expresiones supuestamente constitutivas del delito de injurias y recogidas como tales en la sentencia, la de llamar “famosa vieja” al Sr. Domingo y la de “ilustres salvajes” aplicada a cuatro escritores, entre ellos el mentado». Sin embargo, debido a la implicación de Redondo en la Sanjurjada y su destierro en Portugal, la resolución fue retrasándose y se dictó solamente en enero de 1933. Cfr., Recurso nº55821 (1932) Onésimo Redondo injurias al Gobierno, AHN, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, nº 69, Exp. 55821. 135 4.2 Onésimo, activista político y periodista autodidacta (II): el acercamiento a Ramiro Ledesma Ramos y la fundación de las JONS (1931-1932). 4.2.1 La actitud del jonsismo entre 1931 y 1932 Durante el verano de 1931, la actividad de las JCAH se organizó en la elaboración de una propaganda que, en su mayor medida – según observamos en Libertad – tuvo la prioridad de captar nuevos adeptos. Probablemente fue durante el mismo agosto o a comienzos de septiembre, cuando Ledesma Ramos hizo su primera visita al grupo de Valladolid tras las demostraciones de mutuas simpatías que se habían manifestado en los respectivos semanarios. Parece ser que la razón del contacto fue un primer sondeo sobre la posibilidad de llevar a cabo una aproximación real entre las dos agrupaciones452. Como comentó Ledesma, la idea de una colaboración activa entre los dos grupos surgió desde Madrid, centro que ya se había apoderado del futuro nombre: «El grupo de Valladolid, que entró en relación con los fundadores jonsistas, estaba dirigido por Onésimo Redondo. Este camarada ha sido realmente quien dio a la sección de Valladolid todo su carácter, y quien logró hacer pronto de ella un núcleo de entusiasmo y actividad. Pero esa primera etapa jonsista de Valladolid está llena de desviaciones obligadas, si se tiene en cuenta que Onésimo tuvo por primeros a muchachos todos ellos “luises”, y el mismo estaba formado en la escuela de Ángel Herrera, y en política sana y razonable que éste y El Debate representan»453. Aunque Ramiro presumiera de la paternidad del movimiento jonsista, como recuerda Ellwood, el zamorano hubo de buscar rápidamente aliados para solventar problemas económicos; tras una singular propuesta a los anarcosindicalistas madrileños en julio y 452 Una vez más, es Aparicio el que nos desvela el viaje de Ramiro por Castilla la Vieja: «Durante el verano, montado en su motocicleta, recorrió Ramiro las comarcas de España, donde había apuntado la simpatía: Valladolid, Palencia, Burgos...». Cfr., APARICIO, Juan, Aniversario de La Conquista del Estado, ob. cit., p. 45. Poco después, a comienzos de octubre, La Conquista del Estado anunciaba en sus páginas el nacimiento de un nuevo grupo político: «sólo resta, pues, la formación heroica de Juntas de ofensiva nacional que, apelando a la violencia, destruyan por acción directa del pueblo los gérmenes disolventes». Cfr., «Nuestro Frente. Declaración ante la Patria en ruinas», La Conquista del Estado, nº 20, 3 de octubre de 1931. La ‘imagen’ de Ramiro Ledesma sentado en su motocicleta de se ha mitificado mucho en las biografías del joven zamorano, aunque ésta – como recuerda Pedro Sainz Rodríguez – fue uno de los regalos que algunos simpatizantes le hicieron: «De vez en cuando, Ledesma recibía alguna ayuda para su organización, y le regalamos una motocicleta para sus desplazamientos propagandísticos»; cfr., SAINZ RODRÍGUEZ, Pedro, Testimonio y Recuerdos, Barcelona, Planeta, 1978, p. 220. 453 «Vida jonsista. El “caso” Valladolid I», La Patria Libre, nº 6, 23 de marzo de 1935. 136 los contactos con Julio Ruiz de Alda para la creación de un “Movimiento Nacional”, finalmente la decisión recayó en las JCAH vallisoletanas 454. Desde un punto de vista doctrinal, podría parecer lógico que Ledesma mirase a la unificación con el grupo de Valladolid, pero no se puede decir que fuera su única elección. Como demuestra Gallego, durante el verano, el líder del grupo madrileño había hecho lo posible para garantizar nuevos fondos para La Conquista del Estado; sin embargo, el apoyo de viejos conocidos como José María de Areilza, Lequerica, Sangróniz o Careaga no había sido suficiente para sacar adelante una publicación de carácter fascista que aparentemente, tampoco interesaba al embajador de Mussolini en Madrid455. Onésimo representaba por tanto la solución más viable y sobre todo más conveniente para los madrileños, razón por la cual el interés hacia la unión fue aumentando: «Esisteva tuttavia una questione che soprattutto interessava a Ramiro Ledesma: i suoi finanziatori stavano riducendo progressivamente i loro contributi […] mentre Redondo poteva contare su denari sicuri (ma non sufficienti) che provenivano da alcuni ordini religiosi e dagli agricoltori castigliani»456. Desde la mitad del mes de septiembre, se llevaron a cabo las consultas definitivas para la fusión de los dos grupos, hecho que se realizó durante el curso de las siguientes semanas, gracias también a la intermediación de Jesús Ercilla457. Prueba de ello – y con el objetivo de comprender también la postura redondiana – se puede interpretar un artículo del 21 de septiembre, que nos adelanta la óptica unionista del grupo de Valladolid; frente a lo que se consideraba como el fracaso republicano, origen de los males que afligían al país, Redondo afirmaba la: «gloriosa independencia del genio hispano que aplaste con un acto de verdad revolucionario el morbo marxista, causa de nuestros mayores males: la rebeldía 454 Como afirma la historiadora, «la fusión de los dos grupos se acordó tras nuevas reuniones a lo largo del verano de 1931»; personalmente comparto la opinión de Ellwood sobre “el peso” de la cuestión financiera que sin duda alguna indujo a los dos cabecillas a buscar la unión frente a algunas discrepancias doctrinales. Cfr., ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., pp. 32-33. 455 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., pp. 111-112. Sobre la documentación diplomática fascista italiana, véase: SAZ, Ismael, Mussolini contra la IIº República. Hostilidad, conspiraciones, intervención (1931-1936), Valencia, Alfons el Magnànim, 1986, pp. 100-101. 456 Trad.: «Sin embargo existía una cuestión que interesaba mayormente a Ramiro Ledesma: sus financiadores estaban reduciendo de forma progresiva las ayudas […] mientras que Redondo contaba aun con fondos seguros (pero no suficientes) que provenían de ordenes religiosas y de los agricultores castellanos». Cfr., CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione, ob. cit., p. 80. 457 A finales de septiembre, tras la pérdida de Francisco, que había sido uno de los fundadores de las JCAH junto a Jesús, éste último se había trasladado a Madrid, donde organizó la unificación con Ledesma como representante del grupo de Valladolid. Cfr., JEREZ de RIESCO, José Luis, El Madrid de la Falange, Madrid, Actas, 2006, p. 343. 137 antinacional, el hambre. Esta es la senda de la salvación, ésta es verdadera ruta de triunfo, pero viril ruta política heroica que debe comenzar por la conquista de la calle, por la imposición de la libertad igual de todos, cueste lo que cueste, frente al despótico privilegio de la barbarie marxista»458. Sin embargo este sentimiento de ardor patriótico pretendía esconder, como hemos visto, las razones de la unificación459. El 3 de octubre La Conquista del Estado – que salía a la calle después de dos meses de silencio – manifestó por primera vez la creación de una nueva agrupación. A semejanza de las responsabilidades enunciadas por Onésimo en Valladolid, Ramiro hablaba de ‘ruina nacional’, en la que cabía sin duda la lucha antimarxista del primero, aunque éste último no renunciaba a desvincular el nuevo movimiento del los «núcleos más afectos a la Iglesia» y de una monarquía perjudicada por «el virus extranjerizante, antiespañol, que caracteriza a la dinastía borbónica»460. Aunque sobre este tema la discrepancia fuera evidente, la situación política del momento obligaba a la intervención, cuestión que ambos aceptaron como necesaria: «Sólo resta, pues, la formación heroica de Juntas de ofensiva nacional que, apelando a la violencia, destruyan por acción directa del pueblo los gérmenes disolventes. […] La salud de la Patria exige, pues, el aniquilamiento de los partidos de orientación marxista, incapacitados para intervenir en la forja de los destinos nacionales. Nuestra actual promesa, nuestro compromiso de juramento para garantizar un inmediato resurgimientos de la Patria, consiste en la afirmación de que no retrocederemos ante ningún sacrificio». Y la práctica de actuación común, la revolución: «la táctica a que responderán las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (J.O.N.S.), que estamos organizando, se basan en la aceptación de la realidad revolucionaria. Queremos ser realizadores de una segunda etapa revolucionaria»461. El liderazgo de Ramiro Ledesma en la fundación de las JONS era algo indiscutible, pero su presunta debilidad económica, le obligó a aceptar un triunvirato que compartió con Onésimo Redondo y Francisco Giménez, éste último al poco tiempo sustituido por un viejo conocido de Onésimo, Antonio Bermúdez Cañete462. A los pocos días de 458 «Para después del fracaso», Libertad, nº 15, 21 de septiembre de 1931. ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., pp. 33-34. 460 «Nuestro Frente. Declaración ante la Patria en ruinas», La Conquista del Estado, nº 20, 3 de octubre de 1931. 461 Ibídem. 462 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., pp. 33. Recuérdese el interés de Onésimo por conocer a Bermúdez Cañete durante su estancia en Alemania en 1928, según refiere la carta 459 138 presentarse oficialmente las JONS en Madrid, fue el turno de Valladolid. En su editorial del nº 18, Onésimo daba a conocer a sus lectores la creación del frente nacionalsindicalista: «“La Conquista del Estado” sale con reforzados bríos al palenque periodístico, en el que este inteligente y lealísimo colega “nacional-sindicalista” hace grupo aparte porque sólo él enarbola la única bandera de la salvación nacional: la lucha marcial contra la traición y la podredumbre marxista. Nos unimos a los camaradas de “La Conquista” en su acción de fidelidad hispana y antimarxista»463. Una más exhaustiva explicación del significado y programa de las JONS fue presentado por Ledesma el 10 de octubre; fiel a su idiosincrasia, el zamorano ensalzaba la violencia frente al enemigo, manifestaba la realidad revolucionaria del grupo, denunciaba el Estado liberal-burgués y, desde luego, centraba su acción directa hacia un proselitismo juvenil que aceptase el sacrificio como fin necesario para el resurgimiento de España464. El fin último de las JONS era por tanto alcanzar un “Estado nacional-sindicalista” que implicaba la resolución integral del problema social, político y económico del país. Para obtener semejante resultado, dos eran los preceptos básicos que desempeñarían el modus vivendi de la nueva agrupación: la aceptación, sin renunciar a la acción directa de la “ocasional” táctica electoral y parlamentaria – el antipartido – y la apuesta por el principio fundamental de defensa del Estado hispánico – la unidad –465. Desde un punto de vista metodológico se concordaba la aplicación de estos puntos fundamentales en la doctrina nacionalsindicalista, aunque su fundamento procedía de visiones distintas. Ramiro Ledesma había llegado a formarse a través de la lectura y la de respuesta enviada el 30 de marzo por Ángel Herrera; véase nuevamente Carta de Ángel Herrera (3003-1928), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 14. En el borrador del Estatuto corregido por el mismo Redondo (no está firmado, pero se reconoce claramente su caligrafía) se comentaba, al final, en un artículo transitorio que «En la primera Asamblea que celebre la Junta, después de constituirse legalmente actuarán como miembros los que el triunvirato provisional haya admitido como tales». Resultaron elegidos respectivamente Ledesma, Redondo y Cañete. Cfr., Borrador Estatuto JONS (enero 1932), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 4, p. 4. 463 «Nuestro saludo», Libertad, nº 18, 12 de octubre de 1931. 464 «Las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista», La Conquista del Estado, nº 21, 10 de octubre de 1931. 465 Otro elemento, no menos importante, de cohesión entre los grupos iba a ser la defensa de los ideales hispánicos: «Las Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista nacen precisamente en virtud de esa sospecha nuestra de que no existe en el panorama político fuerza alguna que garantice la defensa heroica de los ideales hispánicos. No nos resignamos a que presecan sin lucha los alientos de España, ni a que se adueñen de los mandos nacionales hombres y grupos educados en el derrotismo y en la negación». Cfr., «Las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista», La Conquista del Estado, nº 21, 10 de octubre de 1931. 139 interpretación de la producción intelectual alemana de comienzos del siglo XX (Heiddeger y Schimtt entre otros), además de respaldar las reflexiones orteguianas que precisamente habían sido el cimiento de su acercamiento político, es decir la estimación de valores como el rechazo de la sociedad moderna, la desconfianza en el progreso o la falta de renovación tras la crisis del sistema liberal466. Asimismo la condición “unitaria e hispánica” de su antipartido maduró durante la experiencia de La Conquista del Estado, en la que había sido determinante – una vez más – la aportación del maestro Ortega y Gasset467. Por otro lado, Onésimo se había formado en los preceptos de la filosofía escolástica que tenía como su principal referente a Marcelino Menéndez Pelayo y diferentes autores de la generación del ‘98468. Su concepto de unidad política – lo habría de matizar más adelante – provenía precisamente de estos autores y materializaba a la perfección su inquietud sobre el porvenir del país: «La UNIDAD. Este viejo tema de la dura historia de España. Es como la pesadilla de la raza, la enorme tarea que Dios ha echado sobre los hombros de nuestro pueblo. O este trabajo inmenso nos rinde y pulveriza o España se sublima dando cima a su deber. […] La particularidad de nuestro destino está en las dificultades que la naturaleza puso para conseguir la UNIDAD política y espiritual. Bien dice M. Pelayo en su conocidísimo epílogo de los heterodoxos. Pues bien. Por eso es tan inmensa nuestra Historia, pletórica en glorias, por ningún pueblo logradas: que siendo tan difícil la UNIDAD interna, obra dolorosa y atroz de muchos siglos de 466 En su análisis del pensamiento ledesmista, el historiador italiano Luciano Casali afirma que si las lecturas alemanas representaron ser el sustrato ideológico de Ramiro al entender la via tedesca como el recorrido hacia la vía “nazi-bolchevique”, existía la posibilidad de prevenir esta dualidad en el caso español interpretando funcionalmente el desarrollo de la relación entre nacionalismo y socialismo. El enlace con España fue sellado por un Ortega y Gasset que en su España invertebrada y en La rebelión de las masas, hablaba de una “vuelta al pasado” que, según se interprete, iba a ser la clave para la superación de la crisis de decadencia moral e identitaria (con claros efectos para la economía) que sufría el país. Y era precisamente allí donde entraban en juego las corrientes ideológicas que marcarían el futuro de la nación, tal y cómo lo interpretaría el mismo Ledesma. Cfr., CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione, ob. cit., pp.46-47 y 56-58. 467 El filósofo, que había publicado España invertebrada en 1921, había evidenciado el presagio del problema de la unidad nacional, respecto a los derechos de autodeterminación pactados en los 14 puntos de Woodrow Wilson en 1919 y reinterpretándolos para el caso ibérico. Como afirmaba en su obra, «para la mayor parte de la gente, el “nacionalismo” catalán y vasco es un movimiento artificioso que, extraído de la nada, sin causas ni motivos profundos, empieza de pronto unos cuantos años hace. Según esta manera de pensar, Cataluña y Vasconia no eran antes de ese movimiento unidades sociales distintas de Castilla o Andalucía. Era España una masa homogénea, sin discontinuidades cualitativas, sin confines interiores de unas partes con otras». Cfr., ORTEGA Y GASSET, José, España Invertebrada, Madrid, Alianza, 1983, pp. 32-39. 468 De los contemporáneos de Onésimo, fue sin duda Ramiro de Maeztu el que con más fuerza incidió en la formación política del vallisoletano, aportando no pocas reflexiones entorno a sus escritos en Acción Española (La Hispanidad) y tras la publicación de su Defensa de la Hispanidad (1934). 140 lucha, nos atrevimos sin embargo a rebasar las fronteras y los mares para extender por doquiera la unidad de fe, y la unidad de esperanza. De una esperanza, o confianza que es como siente Maeztu siguiendo al eminente P. Arintero la clave terna de ese imperio de raza y espíritu que se llama HISPANIDAD. […] UNA SUBLIME ASPIRACIÓN DE UNIDAD UNIVERSAL MOVÍA NUESTRA ALMA Y NUESTRA MANO. Porque el espíritu, y la ciencia, incluso el arte, latían al compás de las lejanas armas. Ningún otro pueblo se atrevió con empresa tan excesiva y ninguno fue llamado para tan noble sacrificio. Consecuencia, EL DESGASTE LA CONJURA internacional LA POLÉMICA interior […] INTERIOR: Pueblo amargado y escéptico – Intelectuales traidores… Azaña… Separatismo = Castelanes… La vieja España muere»469. Frente a la petición de mayor unión, que provenía de las voces del radicalismo jonsista y que se otorgaba el título de conductor de la nueva política470, el leit motiv del dúo Ledesma-Redondo coincidió en la urgencia de una firme oposición al separatismo catalán que según las JONS, era el «germen gravísimo contra la integridad de España»471. La necesidad de unificar la actuación política y asimismo dar el salto hacia la acción directa, fue fundamental para la creación – lo venía confirmado Onésimo en la víspera de la unificación – de un frente anti-separatista y anti-marxista472. En sus primeros momentos la actitud de los jonsistas fue aquella de consolidar los aspectos 469 La Unidad, APMR, caja 3, carpeta 2, sobre A, sección 6. Redondo hace referencia al epílogo de la “Historia de los heterodoxos” de Menéndez Pelayo: «Ni por la naturaleza del suelo que habitamos, ni por la raza, ni por el carácter, parecíamos destinados a formar una gran nación. Sin unidad de clima y producciones, sin unidad de costumbres, sin unidad de culto, sin unidad de ritos, sin unidad de familia, sin conciencia de nuestra hermandad ni sentimiento de nación, sucumbimos ante Roma tribu a tribu, ciudad a ciudad, hombre a hombre, lidiando cada cual heroicamente por su cuenta, pero mostrándose impasible ante la ruina de la ciudad limítrofe o más bien regocijándose de ella. Fuera de algunos rasgos nativos de selvática y feroz independencia, el carácter español no comienza a acentuarse sino bajo la denominación romana». Cfr., MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino, Historia de los Heterodoxos Españoles, Tomo II, Madrid, Ed. Católica, 1978, p. 1036. 470 «Hacia una nueva política», Libertad, nº 26, 7 de diciembre de 1931. 471 «El separatismo de Cataluña» y «Más sobre el separatismo de Cataluña», La Conquista del Estado, nº 21, 10 de octubre de 1931 y nº 23, 24 de octubre de 1931. 472 Según los vallisoletanos, primero se había detectado un ‘problema catalán’, al cumplirse las manifestaciones autonomistas de Macià y las peticiones del Estatuto a Madrid para la creación – según el célebre pacto de San Sebastián – de una «demagogia [que] ha sacado el problema de Cataluña de sus justos términos» («El pacto de San Sebastián», Libertad, nº 16, 28 de septiembre de 1931); mientras que en segundo lugar, era preciso actuar con rapidez para la formación de un ‘frente único’ para la salvación nacional, frente a un Gobierno que «lo había entregado todo a las bárbaras furias socialcomunistas» («El frente único», Libertad, nº 21, 2 de noviembre de 1931). 141 sociales y sindicales de su programa473, aunque particular importancia adquirió, como acabamos de ver, la cuestión catalana. El germen separatista, como se utilizó en el vocabulario jonsista, se había transformado en un asunto de carácter nacional que estaba reflejando la fuerte debilidad del Gobierno474. La estrategia de Francesc Macià, máximo representante de la Generalitat catalana, se basó en la interpretación del discurso integralista de Jiménez de Asúa, que otorgaba a Cataluña – bajo el amparo constitucional – el derecho de proclamar su autonomía en el marco de una ‘federación nacional’. Aunque la República no integró en su Constitución el sistema federal que había considerado basándose en el ejemplo de Weimar, fue la cuestión catalana – y posteriormente la vasca y la gallega – la que estimuló los principales debates políticos de la segunda mitad de 1931, siendo finalmente aprobado en septiembre de 1932475. Aunque minoritarias y necesitadas económicamente, a finales de 1931 las JONS se habían convertido en algo real. Aprovechando su dicotomía de partido-antipartido, se habían lanzado oficialmente a la calle476 mirando con confianza los tiempos venideros477. Su vocación juvenil y la firme defensa del espíritu nacional478, hicieron del 473 La creación de una agrupación que se definía como atenta a las exigencias de las masas españolas, también optó por el desarrollo de una línea sindical, en contraposición al anarco-sindicalista, que promovió la superación del capitalismo liberal impuesto a la sociedad. Este modelo será el causante de la adhesión a un ‘sistema corporativista’ – sobre todo en Redondo – que será analizado más adelante. 474 Una rotunda denuncia del separatismo catalán que hubo de influenciar mucho a la postura jonsista, fue el escrito de Santiago Montero Díaz, futuro colaborador de La Conquista del Estado y afiliado a las JONS, que estudió a fondo los orígenes del separatismo ibérico, analizando por ello «la táctica separatista, vinculada a este movimiento [nacionalista de Cataluña], no busca hoy, ni mucho menos, un pleno apartamiento de la vida de España, sino una fusión con los demás territorios españoles, pero consciente y a base de un previo reconocimiento de libertades» Cfr., MONTERO DÍAZ, Santiago, «Los separatismos», Cuadernos de Cultura, nº 39 (1931), p. 17, [PDF] URL: http://www.filosofia.org/his/h1931a2.htm#22 [consultado el 18/07/2013]. 475 ÁLVAREZ, Constantino, El estado integral de las autonomías, según la constitución de la II República, Madrid, Dosbe, 1982, pp. 67-75. 476 Aunque la historiografía suele indicar el mes de noviembre como el de comienzo de la actividad propiamente jonsista, se ha aquí demostrado – en línea con las publicaciones más recientes – que los dos grupos interactuaron desde el verano y que contribuyeron a la plasmación del corpus doctrinal del nuevo movimiento; «ya era noviembre, cuando después de varias reuniones […] Onésimo Redondo y el grupo directivo de La Conquista del Estado llegaron a un acuerdo definitivo, plasmado en un manifiesto político común»; cfr., ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya] Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., p. 26. 477 Entre finales de 1931 y comienzos de 1932 se debatieron los estatutos de la nueva agrupación que, por lo visto, recuperaron parte de los puntos fundamentales de ambas facciones. Los vallisoletanos siguieron durante un tiempo llamando las JONS con el apelativo de JCAH (íncipit del borrador del nuevo Estatuto). Según las dos copias originales firmadas y rectificadas en algunos detalles por los integrantes del grupo de Valladolid, se publicó – además del artículo transitorio sobre el triunvirato del que hemos hablado en la nota 113 – un artículo adicional, que citaba textualmente: «Esta Asociación podrá considerarse como filial de la creada en Valladolid y cuyos estatutos fueron oportunamente aprobados, por el Gobierno Civil de dicha provincia En Valladolid a 18 de enero de 1932». Lo que significaba la continuidad que se imponía en el seno de las JCAH en su nueva configuración como JONS. Cfr., Borrador Estatuto JONS (enero 1932), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 4, p. 4. 478 Ibídem. A finales de octubre, las JONS protagonizaron unos de sus primeros enfrentamientos callejeros en Burgos, frente a las intimidaciones de algunos opositores. El intento de difusión del 142 grupo uno de los principales portavoces de la misión regeneradora que habría de imponerse entre la derecha radical al año siguiente. Aunque el pronóstico para 1932 iba a ser el de continuidad, «no vaticinamos, sino que anhelamos, y trabajaremos, eso sí, porque nuestro anhelo de enero sea una realidad en diciembre»479, la aprobación del texto constitucional (9 de diciembre), dejó claro a los jonsistas que su lucha no se limitaría a las estructuras puramente políticas, sino al propio orden republicano, exigiendo que «no se confunda la República con España»480. En su definitiva ruptura con un régimen con el que poco había comulgado, comentaba Onésimo: «Frente a esa conjura del nuevo caciquismo, nutrido de una demagogia remozada, que es otra sangría abierta en el cuerpo infeliz de la Patria –colapsado por la borrachera demoliberal de siglo y medio de sandeces progresistas–, opondremos nuestra consigna ESPAÑA SOBRE TODO, que es grito de guerra y anhelo popular de resurgimiento. “España sobre todo” es precisamente la voz nacional que ha de ligar en el entusiasmo cientos de miles de voluntades jóvenes, dispuestas a libertar a España de la esclavitud de tanto mito constitucional, republicanista y responsabilista, cuyo fin único es alimentar a los partidos a costa de la Nación»481. Sin embargo, frente a los proclamas de las dos principales voces del jonsismo, el agravamiento de la cuestión económica – objeto preferente de las sanciones estatales482 – obligó al cierre definitivo de La Conquista del Estado, convirtiendo al semanario de Valladolid en el portavoz de la nueva organización483. Por lo visto ya no eran tan significativas las diferencias internas, ni resultaba excesivamente fundamental persistir semanario “Libertad”, fue interrumpida con la quema de algunas copias de este órgano de propaganda y la acusación de ser portavoz monárquico y jesuita. Tanto la redacción de Valladolid como la de Madrid, intervinieron denunciando este acto y acusando a la ‘canalla marxista’; véase: «La mentira como arma política», Libertad, nº 20, 26 de octubre de 1931 y «Nuestra protesta», La Conquista del Estado, nº 23, 24 de octubre de 1931. 479 «Pronóstico político para 1932», Libertad, nº 30, 4 de enero de 1932. 480 Un balance de la actividad jonsista entre finales d 1931 y comienzos de 1932 ha sido analizada de forma rigurosa por el historiador Ferran Gallego; véase GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., pp. 114-131. 481 «La República contra la Nación», Libertad, nº 27, 14 de diciembre de 1931. 482 El cierre definitivo del órgano de Madrid fue con el nº 23 (24 de octubre), tras una larga secuela de denuncias e incautaciones y el ‘obligado silencio’ del verano. Sin embargo la imposibilidad para las JONS de publicar dos semanarios a la vez, obligó a los madrileños a comunicarse a través del “Libertad”. Éste último, tampoco había sido ajeno a la intervención gubernamental, siendo censurado, a la altura de noviembre, cuatro veces; «sin duda a los que vendimian la viña nacional en las tinieblas de la farsa demoliberal y marxista, verse sorprendidos y acusados valientemente en los sanos ámbitos de una ciudad histórica del corazón de España, que con tan entrañable aceptación acoge nuestras verdades» Cfr., «La cuarta o no sabemos cuál, denuncia de LIBERTAD», Libertad, nº 23, 16 de noviembre de 1931. 483 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 103. 143 en el debate sobre si actuar a través de una disciplina (de origen religioso) tan cercana a Redondo o de una filosofía pseudo-irracional de Ledesma, que nunca aceptaría el papel católico más allá de su función confesional484. Como afirma Sheelagh Ellwood, las JONS basaron su conducta en cinco puntos fundamentales, que con el tiempo pasaron a ser el ‘incipiente gestacional’ del fascismo español: «la unidad de España; el respeto a la tradición religiosa; la apelación a la juventud (la afiliación estaba limitada a los menores de cuarenta y cinco años); un antimarxismo furibundo y la revolución socioeconómica mediante la sindicación obligatoria, el control público de la riqueza y la “dignificación plena de los trabajadores»485. El propósito de Onésimo, que ya no era el único pero que sí se mantenía con fuerza y rigor en su Valladolid, era compartido por muchos de aquellos que se iniciaron en las JONS, pese al atractivo ideológico de Ramiro Ledesma486. Respecto a esta última cuestión, ha de tenerse en consideración que si la historiografía ha definido como indiscutible la superioridad de Ledesma en el liderazgo de las JONS, es posible que Onésimo no confiase del todo en la actitud de su correligionario; tal vez, podría ser que este último cediera ante las presiones – así lo afirman algunos testimonios entrevistados por Mínguez Goyanes – provocadas por forzar la unión con el grupo de Madrid, hecho que queda probado por la inexistencia del término JONS en Libertad hasta bien entrado 1932487. La única nota dolorosa en este 484 Ibídem, p.104. Sobre este punto es fundamental la interpretación de Luciano Casali sobre la percepción religiosa en Ledesma. Éste afirma que a diferencia de Redondo, que hizo de la religión católica un instrumento formativo y de actitud moral, Ledesma acabaría por utilizarla como herramienta simbólica y ritual: «La dottrina della Chiesa si reggeva su mitizzazioni tali che risultavano ben più importanti nella società di massa la quale, ancora più e ancora meglio della precedente, poteva essere “governata” attraverso la creazione e la diffusione di “credenze”»; (Trad. «La doctrina de la Iglesia se erguía sobre mitos que resultaban ser más importantes en la sociedad de masas que, más y mejor respecto a la anterior, podía ser “gobernada” a través de la creación y difusión de “creencias”»). Cfr., CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione, ob. cit., p. 143. 485 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, Barcelona, Crítica, 2001, p. 34. 486 «Durante estos meses de 1931 y 1932 en que fui tomando posesiones, comprometiéndome, yo solía tranquilizarme pensando en lo siguiente: en mi religión atacada; en la obligación moral de oponerme a la voluntad de aquellos separatistas y extranjerizantes que se esforzaban que en nuestra patria fuese lo que no era; en la libertad, de mis abuelos liberales, abandonada a toda suerte de intemperies; y sobre todo, en mi íntimo resorte de los valores de la aldea que yo veía encarnados en el Onésimo culto, campesino y aldeano»; cfr. MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, cit, p. 40. 487 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 23. No ha sido posible encontrar en el material estudiado, una disconformidad documentada entre Onésimo y Ramiro. Sabemos que los dos tenían una formación distinta y que su interpretación del nacionalsindicalismo se perfeccionó sobre bases heterogéneas. Sin embargo se impuso – desde la creación de las JONS – el respeto de la libertad de actuación de los dos grupos, hecho que permaneció por lo menos hasta 1934. Un buen ejemplo de ello podría ser la imposición de Onésimo, que escribía desde Portugal a comienzos de 1933, sobre la aparición de El Fascio; respecto a su difusión, el líder vallisoletano subrayó la actitud de disconformidad que la representación local, la de Valladolid, debía mantener respecto a esta decisión de la corriente ledesmista: «Si vuelve a salir [El Fascio], que no le vendan los nuestros, como teníais pensado… Y no hagáis mucho eco en Igualdad, por ahora, del atropello. – Y procurad en adelante, 144 periodo lleno de fermento político fue la muerte del primogénito de Onésimo y Mercedes. El día 13 de noviembre, al encontrarse en Plasencia por una reunión del Sindicato, Onésimo no llegó a tiempo para acompañar a su mujer en un parto que ni siquiera contó con la ayuda del ginecólogo ausente también de Valladolid. Mercedes dio a la luz sola y posiblemente por esta razón, el niño murió al nacer488. Dejado de un lado el luto familiar, hecho que sin duda afectó notablemente a la pareja, la unificación con los madrileños – tras la aprobación de los estatutos en diciembre489 – no significó la sumisión definitiva de un grupo a otro. Redondo seguía siendo el “adalid” de la causa jonsista vallisoletana, además de director del órgano de propaganda Libertad. Y mientras Ledesma se veía envuelto en la lucha por la supervivencia de su grupo en Madrid490, Onésimo actuaba sin demasiados obstáculos en Valladolid, llevando a cabo una campaña de proselitismo periodístico por la región castellana. La idea, con toda probabilidad, se basó en la experiencia de las publicaciones de la ACNdP que bien conocía y que, de alguna forma, habían visto aumentar sus adhesiones. Entre finales de 1931 y comienzos de 1932, el vallisoletano elaboró de su propia mano, un listado de “posibles corresponsales” que, según lo que se ha podido entender, tenían el objetivo no solo de ampliar la redacción de Libertad, sino crear una especie de cabeceras de propaganda con el fin de crear nuevos núcleos jonsistas. No es casual que Onésimo tomara en consideración precisamente las cuencas mineras de León y el norte de Palencia, las grandes áreas agrícolas del valle del Duero y del Pisuerga o las comarcas periféricas como El Bierzo para hacer campañas proselitistas491. Esta nueva fase de difusión del “credo” jonsista fue asimismo apoyada por nuevas directrices políticas, que precisaban – siguiendo los puntos propagandísticos de las JONS – la creación de una red de milicias492. Por un lado “milicias regulares anticomunistas”: «no salvaremos la nación de la barbarie soviética sin organizar una que aparezcan como formalmente separadas estas tres cosas: 1º/ Igualdad, - 2º/ JON-S, 3º/ Sindicatos 4º/ Campo». Cfr., Carta a Luis (18-03-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 38. 488 PRESTON, Paul, Palomas de guerra, ob. cit., p. 29. 489 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 22. 490 El zamorano intentó enlazar las JONS madrileñas con nuevos contactos como Acción Española y Renovación Española, aunque estos no dieron los resultados esperados; RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 111. 491 Nombres de posibles colaboradores de “Libertad” (1931?), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre J. Este listado se compone de nombres y apellidos de los posibles corresponsales del semanario y su pueblo de origen; son todas localidades que se reparten entre las provincias de Valladolid, León, Palencia y Burgos; en el lado derecho, el listado se completa con una ordenación numérica de la que sin embargo no se ha podido interpretar el significado. 492 «Una obsesión parece que le entretiene por aquella época: la constitución de la milicia entre los suyos, la preparación física de grupos que hagan posible la violencia frente a la violencia». GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 16. 145 falange extensa de españoles de toda clase dispuestos a defender con sus personas la vida civilizada de España», por el otro “milicias civiles” «haciendo frente, en primer término, con sagacidad y legalidad […] a la franca o solapada oposición gubernativa»493. Pese a la difusión doctrinal y a la formación de legiones, quedaba claro que «lo principal es la propaganda. Si para 1932 propugnamos la creación de las milicias, dicho se está que mucho más queremos y esperamos de la creación y difusión de periódicos y folletos que preparen el ambiente»494. En efecto, junto a los primeros comentarios del nuevo año – que causaron la séptima querella contra la redacción495 – dedicados a los sucesos de Castilblanco y Arnedo496, las principales directrices de enero y febrero mantuvieron como principal tema de debate el anticomunismo, la denuncia de la República y la cuestión agraria497. Todos ellos tuvieron cierto protagonismo entre las páginas de Libertad, aunque cabe destacar que en esta época se intensificó sobre todo la cuestión sionista con la aparición, el 22 de febrero, del primer ensayo de la serie “Los Protocolos de los Sabios de Sion”498. Si bien el encargado para su análisis fuera Bedoya, ante su renuncia fue el mismo Onésimo quién se tomó la responsabilidad de su publicación, presentado públicamente esta obra en un acto oficial en la sede vallisoletana de las JONS499. 493 «Pronóstico político para 1932», Libertad, nº 30, 4 de enero de 1932. Ibídem. 495 «La persecución contra Libertad», Libertad, nº 30, 4 de enero de 1932. 496 Respecto a los sucesos, clamaba un artículo de “Libertad”: «Guardias y paisanos, policía y pueblo son actores, pero son también víctimas de esa afrentosa guerra civil encendida en España por personas, partidos y periódicos bien conocidos, que trafican con la sangre de los compatriotas de uno y otro bando. ESO SON LOS CULPABLES»; cfr., «Nuestra versión de Arnedo», Libertad, nº 31, 11 de enero de 1932. 497 Trataremos más adelante la serie de artículos «Ante la Reforma Agraria», I-IV, Libertad, enerofebrero 1932). 498 Inicialmente analizado por Javier Martínez de Bedoya, este conjunto de artículos fue publicado en Libertad basándose en la traducción del original francés de Roger Lambelin (DE LAMBELIN, Roger, Protocoles des Sages de Sion, Paris, Bernard Grasset, 1931; primera traducción publicada en «Protocolos de los Sabios de Sión», Libertad, nº 37, 22 de febrero de 1932). 499 La idea de la traducción fue del mismo Onésimo quién en seguida encargó a Bedoya de dedicar un espacio a la conspiración judía en el semanario; tal y cómo le dijo: «respecto a los judíos estudie este informe y haga algo sobre ello y no deje de echar un vistazo a este libro»; cfr., MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, cit, p. 39. No obstante, según comenta el bilbaíno, este no compartió del todo semejantes lecturas, razón por la cual se opuso a la presentación de los Protocolos en la conferencia del 12 de marzo, que acabaría siendo organizada por un Onésimo por entonces ya obsesionado con el complot judío-masónico-bolchevique: «Recuerda el simbolismo de la serpiente, tal como lo explica el judaísmo, al afirmar que la serpiente de Israel ha de dar una vuelta completa por los Estados europeos hasta dominar el mundo. […] Dice [Onésimo] que los instrumentos de dominación judaica son el dinero y la Prensa»; cfr., «Los Protocolos de los Sabios de Sion. Extracto de la conferencia pronunciada, en el local de las J.O.N.S. de Valladolid, el día 12 de marzo de 1932», Libertad, nº 40, 14 de marzo de 1932. Más adelante, en 1934, la editorial Afrodisio Aguado publicó un pequeño ejemplar reuniendo todos los artículos de “Libertad” sobre los Protocolos: ANÓNIMO [Onésimo Redondo Ortega], Protocolos de los Sabios de Sion, Palencia, Afrodisio Aguado, 1934. Según Bedoya, la sede de las JONS en Valladolid se ubicaba por entonces en un local de la calle Alonso Pesquera nº 14; cfr., 494 146 Se puede considerar que la formulación del pensamiento de Redondo, por lo menos en su vertiente más anticonformista, tuvo su segunda fase de plasmación – sucesiva a la etapa inicial de junio de 1931 – con la aparición en sus publicaciones de una obsesiva presencia de la conjura antinacional. Ya hemos introducido la cuestión judía como génesis del complot, pero es necesario matizar algún otro detalle fundamental para explicar la aportación doctrinal del vallisoletano al jonsismo. En un inédito que se puede ubicar entre marzo y abril de 1932, Onésimo trazaba la guía de su implicación contra los enemigos de España, en la que definía el desarrollo de lo que entendía como esclavitud moderna: «No sabemos si la divertida y vana sociedad burguesa que se dejó vencer ante las mentirosas sugestiones de la revolución masónica del año 31, penetrará su invalidez ovina hasta el grado que la casta marxista supone lanzar su manifiesto. Ningún pueblo puede tenerse por esclavo más envilecido que aquel que sirve de ingnete [ingente] a un tirano puerco y veleidoso, como el socialismo español. […].Vinieron en nombre de la emancipación del país y hoy le declaran siervo suyo obligado a soportar todo género de violencias y crímenes. Exigen responsabilidades a una dictadura que fue leal y benéfica, sin otros traidores que los socialistas adheridos a ella, al mismo tiempo ejercen la Dictadura del enchufe, de los monopolios inmorales, del crimen en las calles, y del acoso a la conciencia cristiana del país. Ha acertado el desdichado pueblo español a sacar de su seno y entregar su suerte a los partidos más desprovistos de toda ética; a grupos del hampa que poseen la misma moralidad de los que matan por la espalda en busca de la cartera. El país ha sido víctima del atraco traidor de los marxistas. No tememos que la pobre y decadente sociedad burguesa acepte temblando el yugo de los miserables. […]»500. Aunque no fuera publicado, este artículo pretendía ser un nuevo llamamiento para la juventud española, una aspiración a su rebelión frente a las imposiciones MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit, p. 42. Lo mismo afirma Goyanes al indicar que esta fue el lugar de encuentro de las JONS de Valladolid por lo menos hasta finales de 1933 (MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 25 y 33). En los Estatutos fundacionales de las JONS, «El domicilio de la Junta se establece en [lo siguiente aparece tachado] Marqués de Alonso Pesquera nº14 = Valladolid»; el original ha sido tachado ya que es probable que en previsión de fundarse el nuevo grupo, Onésimo considerara oportuno cambiar de sede, hecho que sin embargo no se produjo hasta finales de 1933. Borrador Estatuto JONS (enero 1932), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 4. 500 La esclavitud de hoy (incompleto), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre A, sección 3. El título original del texto, luego tachado por el mismo Onésimo, era «La clase de esclavitud hoy». 147 gubernamentales y la incitación al uso pragmático de la violencia en el caso de ser esta necesaria501. Como hemos señalado antes, Onésimo a diferencia de Ramiro, insistió en que la única forma de luchar frente a los enemigos del país sería a través de la unión de las Derechas nacionales y patrióticas502. Durante la primavera de 1932 volvió a la carga con esta cuestión, que en parte recuperaba la óptica de los Propagandistas: una agrupación derechista fiel a los valores cristianos y patrióticos, amparada por un ‘brazo extremista’, las JONS503. Convencido de semejante postura, Bedoya contribuyó a la realización de una propaganda centrada en la cuestión nacional-patriótica para la formación de un frente único504, siendo todavía el diligente Redondo el autor de la nueva política de inspiración jonsista: Aunque incompleto, el artículo termina con el párrafo titulado “El deber de la juventud”, en la que se hacía un nuevo llamamiento a las masas juveniles: «¡Jóvenes Españoles! Esta es la hora de acudir al arma. Abandonad por el tiempo que la Patria lo pida vuestro confiado vivir y alejaos rápidamente de la divertida e inconsciente sociedad que ha permitido esta abyec[c]ión nacional. Es hora de reconquistar por la fuerza, si la fuerza criminal del marxismo criminal se nos opone, la digna libertad de la España fiel y cristiana. No temáis a un enemigo que es tan cobarde como criminal cuya fanfarronería es aún mayor que mis malos instintos». Cfr., Ibídem. Respecto a la participación violenta de las masas (juveniles), Redondo había manifestado su adhesión a la respuesta violenta frente a las provocaciones de los sectores de las Izquierdas: «La aparición de la violencia ilícita debe combatirse adecuadamente hasta vencerla. Esta es regla jurídica y principio de defensa, sin cuya rigurosa observancia es necio admitir que haya civilización. […] Por eso, en ausencia de la ley, o en la medida que decaiga la eficacia defensiva de la ley, es lícito a los ciudadanos usar de la violencia contra la violencia»; cfr., «Justificación de la violencia», Libertad, nº 28, 21 de diciembre de 1931. 502 Más escéptica era la postura del diputado Royo Villanova, vallisoletano de adopción, que así relataba su opinión sobre las derechas: «Cuando en España gobernaba la Dictadura, yo [Royo Villanova] recordaba una frase de Castelar: […] “En España solo hay dos formas posibles de gobierno: o una Monarquía democrática o una República conservadora”. […] El deber de todos los hombres que militamos en sectores de derechas, es procurar que la República tenga una orientación conservadora. […] Es difícil formar un partido de frente único. Debe hacerse una inteligencia entre los distintos matices de derechas». Cfr., «Las derechas y el momento político», El Norte de Castilla, 15 de enero de 1932. 503 Si por un lado Onésimo entendía la Derecha propuesta por Acción Nacional: «Consideramos a Ángel Herrera como el hombre público más discreto con que España cuenta desde que desapareció Maura, siendo similar a aquel gran orador y estadista y en la pureza de su sentimiento patriótico y en la grave honradez con que administra sus dotes de talento y cultura, en beneficio exclusivo de la comunidad. […] De un lado, la izquierda masónica, nutrida, sobre todo, por lo elementos marxistas en sus varios grados. Frente a ella, una derecha de ideales, una verdadera derecha católica»; por el otro, pedía el reconocimiento del Movimiento radical defensor de los ideales católicos y al servicio de España: «Esto sólo puede hacerlo un Movimiento impregnado de frenesí españolista, movido por la juventud y dedicado a combatir en todos los terrenos tanto a la marrullería burguesa que escatima sus deberes como el desenfreno de la ola materialista. Es la “extrema derecha” que falta en el cuadro pintado por Herrera». Cfr., «Derecha, Centro, Izquierda», Libertad, nº 28, 21 de diciembre de 1931. 504 «Es digno de repulsa ese conglomerado de hombres y prensa que tienen siempre a rebajar el mantenimiento de supremos ideales […]. Y esta prensa y estos hombres, son de derecha; de esa derecha “conserva-duros”, tímida cobarde y egoísta, que en el círculo y desde su casa calma altisonante. […] Por todo lo expuesto, esos partidos de derechas conserva-duros deben transformarse […]; a la vez su prensa debe ser más arrolladora y menos malminorista»; cfr., «La fuerza del pasado. Organización de derechas», Libertad, nº 33, 25 de enero de 1932. 501 148 «¿Hubiera desarrollado la intensidad ya conocida, se habrían encaramado en las crestas de la victoria y hasta les sería posible su propia subsistencia sin la extensión tremenda que proviene de su variedad? Lo importante, repetimos, es movilizar extensa e intensamente a nuevas masas con nueva política. El tiempo se encargará de hacer más fuerte al que más valga. La unión será mucho más fácil entre organismos robustos que entre seres entecos. Y más veces por combinación, otras por absorción, la “unión de las derechas” material o formal será un hecho no solo fácil sino ineludible. Hagamos primero derechas. Esto puede ser rápido, queriendo. Y rápida será también, después, la unión»505. Según el grupo vallisoletano, la unión podía realizarse a través de un nacionalismo depurado de las ambiciones periféricas (catalanismo, vasquismo, galleguismo); un nacionalismo de afecto a la Patria «dedicado a restaurar esa idea, o si se quiere, la idea misma en sí, para poner en movimiento el pueblo. […] Nosotros queremos llevar al convencimiento de nuestros lectores castellanos y particularmente clavar en los cerebros de los jóvenes que acompañan la actividad hispánica de LIBERTAD, estas verdades escuetas, ya repetidas –aunque difusamente– en el semanario: A) que trabajan contra la prosperidad de España y el bienestar del pueblo fuerzas traidoras cuyo desenlace final es el comunismo, encadenadas entre sí a partir de la masonería llamada democracia que hoy gobierna. B) que sólo se puede hacer frente a los traidores, y truncar sus planes de barbarización y expolio, con un levantamiento nacionalista»506. En su plan para la realización de una nueva política, Redondo contemplaba el nacionalismo en sus múltiples facetas: le desvinculaba de la monarquía o de la república, le alejaba de ser confesional sin todavía considerarlo antirreligioso, y sobre todo hacía de él una cuestión “de vida o muerte”: «España está dominada por fuerzas extrañas, por españoles traidores que sirven de ejecutores a los planes concebidos fuera de la nación en contra nuestra, y este problema de restauración patriótica importa más que el de restauración monárquica y que el de consolidación republicana»507. 505 Se trata de otro inédito; Unión de derechas (incompleto), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre A, sección 3 – 3.1. 506 «La utilidad del nacionalismo», Libertad, nº 36, 15 de febrero de 1932. 507 «El nacionalismo, ni monárquico, ni republicano», Libertad, nº 37, 22 de febrero de 1932. 149 La intensificación de la actividad antirrepublicana empezó a dar sus frutos en cuanto a la persecución contra el grupo jonsista vallisoletano. A efecto de las manifestaciones que se celebraron en toda España tras los citados sucesos de Castilblanco y Arnedo508, en enero las JONS intentaron organizar su primer mitin presentándose oficialmente como organización nacionalsindicalista. Durante la preparación del evento, hubo fuertes tensiones entre los jonsistas y la FUE (Federación Universitaria Escolar) de Valladolid, protagonizando disturbios en la Universidad el día 14 de enero. La intervención de la autoridad civil, que poco tardó en expresarse, denegó la posibilidad de celebrar el mitin de las JONS “En defensa de España” previsto el día 17, en el teatro Pradera. A ninguno de los miembros del Triunvirato – Ledesma, Redondo y Bermúdez – le fue permitido hablar509. Este podría considerarse como el primer enfrentamiento entre el Gobierno Civil local y los jonsistas, que acabaron por denunciar el tratamiento recibido a través de su prensa. Su condición de ‘víctimas del sistema’ fue justificada a través de un discurso antigubernamental, en el que los «caciques oportunistas y traidores de toda laya, que en el retablo político hacen juego por conveniencia a los pistoleros insolentes del anarcomarxismo, ésos son tenidos por “buenos republicanos”»510. La acción de las JONS locales que tenían la intención de provocar – no sólo periodística, sino físicamente – a la autoridad, encontraron la crítica de los ambientes más tradicionalistas, que pedían moderación respecto al clima conflictivo que se venía respirando en la ciudad del Pisuerga en los últimos meses511. Sin embargo, la actitud de Onésimo mantuvo entre sus principales objetivos la prevaricación a la autoridad, así como los mismos lectores de Libertad pedían: «el mundo está lleno de vivos que todo lo amasan con mítines y monsergas y luego no se ocupan de mas y la juventud española se cansa de injusticias que se vienen cometiendo a diario que es verdadero se entere Libertad, por que se oyen muchas cosas que pueden averiguar. […] Y que nos perdone haberle molestado porque 508 En la convocatoria de Valladolid el grupo de las JONS no estaba entre el elenco de los adscriptos, aunque Goyanes afirma, sin citar fuente, que éstos tomaron parte a las protestas; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 24. 509 PALOMRES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., p. 98. 510 «Los caciques y la chusma», Libertad, nº 32, 18 de enero de 1932. 511 «No es preciso ser profeta para asegurar que no solamente los días pasados, sino todo el curso de 1932, ha de presidir esta etapa un gesto de indecisión, de conciencia de la responsabilidad, casi, casi de pánico. […] Un país que comienza su camino con todo el orgullo y la satisfacción, y al mismo tiempo, con todo el dolor y pánico de ser él quien decide y hace su porvenir»; cfr., «España: 1932», El Norte de Castilla, 20 de febrero de 1932. 150 conviene a la satisfacción de la juventud de la que formamos parte. Preguntar a los labradores de verdad y nada de ateneos. Por si conviene lo dice en secreto un joven y callado suscritos viejo de LIBETRAD»512. Los efectos de estas críticas se materializaron en una continua lucha que, si bien en su forma periodística, alimentó una profunda crítica de la autoridad gubernamental. El Gobierno Civil llamó a la atención a Redondo y no tardó en tomar medidas contra los jonsistas. El director de Libertad fue denunciado en distintas ocasiones durante los meses de abril y mayo, apareciendo una primera vez frente al juez Constancio Herrero por la publicación del artículo “Los especuladores de la calumnia”513 y una segunda vez cuando se intentó además clausurar el semanario, lográndose tan solo incautar los ejemplares sancionados514. Una situación que se repetiría numerosas veces durante los siguientes meses. 4. 2. 2. La utopía del frente único y la acción inmediata como única solución: hacia el golpe de Sanjurjo. Como hemos visto, la actitud de la propaganda jonsista buscó durante los primeros meses de 1932 y pase a la asiduidad de las persecuciones gubernamentales, dirigir sus esfuerzos en una campaña que fomentara el pensamiento nacional, la unidad política y la creación de un frente antimarxista. En ello, tal y como vemos en este comunicado, la unidad y la disciplina eran considerados elementos fundamentales para lograr buenos resultados: « INSTRUCCIONES: La Junta con su Jefe y con su secretario tiene que reunirse por lo menos una vez por semana. ¿En dónde? En la calle, en el café, en la Universidad, en el taller, en 512 Carta de anónimo al director de Libertad (1932?), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 23. El artículo pertenecía al nº 46 del 25 abril 1932 y pretendía difamar a la autoridad gubernamental por su “mala” gestión con respecto a los problemas socio-políticos de España, resaltando el papel de la Iglesia católica como una de los principales culpables. Véase: Secuestro del diario Libertad, AHPVA, «Juzgado de 1º Instancia e Instrucción nº 1 de Valladolid», caja 2802, sub. 4. 514 Los dos meses de abril y mayo de 1932 se caracterizan por la frecuente intervención del juzgado local, siendo el seminario de las JONS constante fuente de difamación e injurias a la autoridad. Véase por ejemplo la resolución de la demanda de juicio: Injurias a la autoridad por medio de imprenta y contra la forma de Gobierno por Onésimo Redondo, causa 291, AHPVA, «Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº2 de Valladolid», caja 646, sub. 44. 513 151 nuestro local, es indiferente. Donde convenga y en donde acuerden los mismos afiliados. DE LA ACTUACIÓN DE LA JUNTA En todas las reuniones: 1º. – Se tendrá un cambio de impresiones sobre la situación del momento. 2º. – Se examinará si cada afiliado ha cumplido con las órdenes de carácter general ó especial que haya recibido. 3º. – Por mediación del jefe de junta conocerán todos los afiliados a la Junta los comunicados que haya, y recibirán las órdenes é instrucciones necesarias. 4º. – Cada afiliado expondrá con relación a los problemas planteados su opinión […] 5º. – Cada afiliado debe dar cuenta de noticias de carácter social, peligros para personas ó actividades de otros partidos políticos en la Universidad, en la Fábrica ó simplemente en su barrio. De esta manera la dirección superior del movimiento tendrá una constante relación de hechos y realidades que la orientarán en sus resoluciones. […] 6º. – Se estudiará en común la manera de hacer la propaganda de nuestra ideología y los procedimientos a seguir para atraer nuevos elementos. 7º. – En las dos primeras reuniones de cada mes los afiliados harán efectivos el pago de su cuota al jefe de Junta. 8º. – La Junta no podrá tomar acuerdos sobre actuaciones directas en la calle o en defensa ni ataque de partidos y locales, ni podrá recibir órdenes sobre ello porqué esta materia corresponde exclusivamente a la milicia y a su jefe. 9º. – No se podrán discutir las órdenes superiores. En cada reunión se fijará el día hora y lugar ha de celebrarse la siguiente reunión»515. Uno de los casos para poner en práctica este compendio de reglamentos, tuvo lugar a raíz de la presentación del proyecto del Estatuto de Cataluña. En la misma víspera de su presentación como anteproyecto, Redondo observaba la necesidad de una rápida intervención de los suyos en este nuevo frente de lucha. Junto con Ramiro516, el 515 Unidad-disciplina de las JONS (aprox. 1932), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 6. Como refiere Ferran Gallego, 1932 fue todo menos un año vacío así como lo recordó Ledesma en sus memorias. La organización de las JONS (vallisoletanas y madrileñas) como un frente compacto en contra de los procesos evolutivos de la IIº República, protagonizaron «a los largo de 1932, ese año “vacío” según la visión de Ledesma, […] procesos radicales de ruptura con el gobierno y de agrupación de quienes ya se habían manifestado desde el principio como adversarios del mismo, dando lugar a la formación de un área de oposición que representa a intereses sociales muy diversos, pero que es capaz de construir, lentamente, una coalición de intereses con capacidad de representación política que no existía desde el 14 de abril. La 516 152 vallisoletano se entregó por completo a la iniciativa, originando la publicación de nuevos y numerosos artículos relacionados con el asunto, así como explicó en su “síntesis del problema catalán”: «el pensamiento de autodeterminación y el presunto derecho de los catalanes a disponer de Cataluña es una ilusión artificiosa, un problema provocado voluntariamente y una infidelidad punible a la primaria condición de españoles que a todos nos acoge. […] Salvado el dogma de la integridad hispana, aceptamos que Cataluña tiene derechos históricos a una singular autonomía. Reconocemos el “hecho diferencial”. […] Lo que no debe admitirse es la perentoriedad indomable con que se quiere por parte de Cataluña emplazar a España para que decida sin demora sobre todo lo incluido en el Estatuto. […] Es vergonzoso, además de ridículo, que en asunto tan grave, ligado nada menos que a la subsistencia de España como Nación, se pretenda imponer a todos los españoles»517. Esta vez, dada la importancia del asunto, los jonsistas vallisoletanos fueron admitidos – con las debidas precauciones – en el coro de las protestas, siendo la postura de Libertad compartida y en parte respaldada, por aquellos que hasta entonces no habían simpatizado mucho con el grupo de Onésimo. Fue probablemente éste uno de los pocos episodios en el que el semanario jonsista fue incluido en la lucha anti-autonomista compartida por los demás actores del panorama periodístico y político castellano518. ausencia de las recién creadas JONS de tal escenario responde a una debilidad inicial insuperable sin un nuevo empuje de radicalización». Cfr., GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos, ob. cit., p. 124. 517 «Síntesis del problema Catalán», Libertad, nº 48, 9 de mayo de 1932. 518 Destaca un artículo de El Norte de Castilla que, imitando a Libertad, sacudió la atención de la opinión pública vallisoletana hacia la inminente discusión del Estatuto en el Parlamento republicano. Evidentemente no faltó tampoco en este caso, la atenta intervención de un siempre presente Antonio Royo Villanova, al que el periódico vallisoletano miraba siempre con alabanza: «la situación anormal en que se halla Valladolid no debía durar ni un día más […]. Las consecuencias de este y de otros errores la lamenta hoy la opinión estupefacta y dolorida. […] Nosotros con ella, españoles, castellanos, sentimos la ofensa que a la integridad nacional infiere ese Estatuto […]; este periódico, antiseparatista de siempre, tribuna constante del ilustre Royo Villanova, […] [siente] con el máximo fervor la vibración que hoy sacude a España, y por eso nos ofende que se la quiera agarrotar con la violencia»; cfr., «La protesta contra el proyecto de Estatuto catalán», en El Norte de Castilla, 12 de mayo de 1932. Más contundente e igualmente relacionado al asunto catalán, sería la opinión del director de Diario Regional: «a medida que transcurren las sesiones, la catalanidad toma cuerpo y se configura en su verdadera sustancia, nacionalista, separatista. Los tonos suaves de las primeras sesiones, las invocaciones a la República, la teoría de la comprensión y de la cordialidad, quiebra y deja paso a la verdadera concepción que del problema tienen los hombres de la Generalidad. […] Es decir que el resultado de estas aspiraciones es el Estado independiente, la soberanía plena»; cfr., «El imperio de la verdad», Diario Regional, 5 de julio de 1932. 153 Frente a otros, el líder jonsista contribuyó a la denuncia de la “soberanía catalanista” – utilizando así la terminología de Diario Regional o de El Debate –, aportando argumentos que pretendían demostrar la incongruencia de las peticiones separatistas, frente a preceptos como la unidad nacional: «Si Cataluña dentro de su autonomía, ama a España, viva enhorabuena con sus fueros y recréese con su lengua. Pero si Cataluña reniega a España, hay que reconquistarla y someterla a la ley común de todos los españoles»519. Interrumpido en su particular cruzada por la necesidad de asistir a una causa privada contra su persona en los juzgados locales520, Redondo mantuvo la atención en el fermento popular generado por la cuestión catalana. El líder jonsista tenía la intención de seguir adelante con su voluntad de aglutinar a las fuerzas políticas de derechas, entendiendo que había llegado el momento propicio para la constitución del tan vaticinado “frente único”. De la misma forma, también un entregado Ledesma Ramos se manifestó con palabras de respaldo a la causa: «sólo es posible la victoria, la prepotencia de la Patria frente a los ideales traidores, consiguiendo imponer con firmeza una solidaridad nacional en torno a los más hondos afanes del pueblo; esto era concebible únicamente en el “confiar en el alma de la raza, entregándose con furia a la tarea de sacrificarlo todo en aras del resurgimiento de la Patria”»521. Si hasta entonces las JONS de Valladolid habían tenido que luchar con la autoridad por las denuncias particulares a Libertad, el 11 de mayo el enfrentamiento fue, por primera vez, físico522. Con ocasión de una concentración no autorizada y convocada en la capital 519 Sin título [folleto], APMR, cuadernos_A, nº 10 (Política Española, Cataluña, El Debate). Será esta una de las reflexiones que Onésimo realizará en su destierro portugués, durante la transcripción de cuadernos monográficos dedicados, entre los numerosos temas, también a la cuestión catalana; analizaremos más adelante esta obra inédita. 520 A comienzos de mayo de 1932, Cesar Matilla Recio, propietario del piso de la Avenida de la República nº 1 (actual calle de la Acera de Recoletos) del que era locatario Onésimo, le demandó por cuestiones legales y económicas relacionadas con el incumplimiento de los artículos del contrato, en respecto al uso de la vivienda. Juicio Verbal Civil entre Cesar Mantilla y Onésimo Redondo Ortega, AHPVA, «Juzgado de Paz y Municipales», caja 2973, sub. 216. La resolución de la disputa fue favorable a Onésimo que no fue desahuciado del inmueble y no tuvo que pagar ninguna multa. Juicio entre Onésimo Redondo Ortega y Cesar Mantilla Recio (representado por Daniel Domingo Calvo), AHPVA, «Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid», caja 1970, subdivisión 3, nº 13. 521 «La eficacia revolucionaria», Libertad, nº 51, 30 de mayo de 1932. 522 A raíz de la manifestación del 11 de mayo, el día 7 se produjo una conferencia en el local de las JONS de Valladolid, pronunciada por el mismo Onésimo. En ella, el líder ensalzó la “moral” de los jonsistas, aplicando a su dialéctica de valorización de la juventud revolucionaria, otros elementos como la organización de milicias y el combate: «La moral, en este sentido, equivale a lo que la moral en los 154 castellana contra al Estatut, la Guardia de Asalto causó, en el intento de disolver a los manifestantes, un muerto. Para la autoridad, el pretexto para obstaculizar el avance de las JONS fue el de identificarlas como directas responsables de los hechos, clausurando su sede y pidiendo el cese de Libertad523. El duro golpe infligido por la autoridad no derribó sin embargo a un Onésimo que, en el siguiente número, comentaría al respecto: «El gesto rebelde e ideal de la juventud vallisoletana en la calle durante los últimos días, es una muestra contundente de esa repulsa con que España responde al látigo humillante y a la hipocresía “liberal” de sus déspotas. […] Felicitamos a la juventud, a nuestra juventud, por la heroica muestra de españolismo sano que ha quedado estos días en la calle. […] Vuestro gesto es, evidentemente, notable y redentor. Es la única esperanza que nos queda de una España decente»524. Nuevos disturbios con la autoridad se desarrollaron a finales de mes, esta vez en la Escuela de Magisterio de la Universidad de Valladolid, siendo probablemente protagonistas de ellos algunos alumnos y afiliados de las JONS525. Sin embargo, las continuas denuncias y la enemistad con la autoridad y otros sectores de la política local, acabaron por marcar un periodo poco afortunado. La responsabilidad de su liderazgo en los episodios de tensión social, alimentó no pocas críticas contra su persona exponiéndole a amenazas y críticas, o el uso – bastante común en la época – de apodos ejércitos: es la disposición para el valor. […] El valor debe radicar más en el cerebro que en el corazón para ser una cualidad segura, con la que se pueda contar de modo regular y colectivo. Señala [Onésimo] como elementos espirituales que contribuyen a formar el valor estos tres: la idea, la confianza en la propia capacidad de combate y el optimismo». Cfr., «La moral de los afiliados de las J.O.N.S.», Libertad, nº 48, 9 de mayo de 1932. 523 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., p. 55. 524 «La España que hace política», Libertad, nº 49, 16 de mayo de 1932. 525 La referencia a este episodio no aparece ni en Libertad ni en otros periódicos locales, razón por la cual cabe pensar que fue un hecho aislado. Respecto a su autoridad, leyendo un documento que se guarda en el archivo familiar, se observa que el director de la Escuela de Magisterio indicó a unos alumnos acusados de haber expresado su disconformidad con la institución: «venimos a protestar enérgicamente por el atropello que a la conciencia católica de los alumnos de este Centro se está cometiendo con la amenaza de imponer falta extraordinaria a los que no acudan a clase hoy». El debate con el director acabó con insultos y acusaciones de “indigno y masón” al mismo, razón por la cual cabe pensar que fue un acto de las juventudes jonsistas locales. Véase el referto: Relato para el Rector de la Universidad de Valladolid sobre incidentes (26-05-1932), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 25. Un mes más tarde, apareció en Libertad un artículo sobre la supuesta muerte de la universidad española, hecho que nos hace pensar a una indirecta respuesta ante los hechos del mayo anterior: «A la Universidad hacemos responsable de la enfermedad que roe la entraña española, del crimen sin nombre, realizado por profesores vendidos a sectas antinacionales, de haber engendrado una generación sin ideales». Cfr., «La muerte de la Universidad», Libertad, nº 54, 20 de junio de 1932. 155 despectivos como sportmant526. Incluso el amigo y diputado a Cortes, José María Gil Robles, en carta al hermano Andrés, advirtió de la situación en la que Onésimo se hallaba por entonces: «Mi querido amigo: Te escribo a ti porque no me atrevo a dirigir la carta a Onésimo. Ya te explicaré el motivo. Anteayer estuve hablando con Casares [Quiroga] de los sucesos de Valladolid para pedirle que pusiera fin al confinamiento de Semprún y conocer sus intenciones respecto a tu hermano. Me dijo que estaba esperando pruebas que le habían ofrecido respecto de la intervención de Onésimo en los pasados disturbios y que me podía asegurar que había enormes deseos de parte de los elementos de la izquierda de Valladolid de que se tomara una medida enérgica contra tu hermano. Como comprenderás, procuré desvanecer esta impresión e incluso poner de relieve lo injustificado de cualquier medida que contra él se tomara y creo que algún efecto hicieron mis palabras a Casares. De todas suertes, me parece conveniente que tu hermano tenga un poco de prudencia durante estos días hasta que pase totalmente el recuerdo de lo ocurrido. Recibe un abrazo de tu buen amigo firma: J.Mª Gil Robles»527. A principios de junio el trabajo de las JONS seguía desarrollándose en distintos frentes haciendo del proselitismo uno de sus principales instrumentos de adhesión juvenil; pues «en las filas jonsistas solamente formaba gente de pocos años y de mucha pasión española»528. Pase a la participación activa en la crítica al Estatuto de Cataluña, Onésimo era consciente que todavía el radicalismo jonsista representaba una parte 526 Un ejemplo podría ser la crítica de los radical-socialistas, que añadieron el nombre de Redondo al lado de los principales ‘enemigos’ del socialismo castellano. Simulando una “cabestrada” a comienzos de mayo en la plaza de toros de Valladolid, lugar que había sido elegido por un mitin en el que tenía que hablar Gil Robles y que sin embargo no se produjo, los socialistas describían los seis protagonistas: «1º PEMAN, franciscano berrendo en negro, estillado de cuerna. 2º MADARIAGA, escolapio colorado y con glasopeda. 3º LAMAMIE DE CLAIRAC, trapense mogón, color chocolate. 4º SAIZ RODRÍGUEZ, carmelita que se está poniendo botas. 5º BEUNZA, berrendo en negro y cabestro padre de la ganadería. 6º GILITO [GIL] ROBLES, jesuita cornalón y fogueado en distintas plazas. […] Correrá la llave el conocido sportmant ONÉSIMO REDONDO, cabalgando a su padre Aguerri». Cfr., «Para los aficionados a las cabestradas», República (Béjar), nº 55, 7 de mayo de 1932, p. 2. 527 Carta de Gil Robles a Andrés (27-05-1932), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 26. 528 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, cit, p. 15. 156 demasiado marginal del conjunto derechista529. Convencido de la necesidad de buscar nuevos apoyos y operando de forma autónoma respecto a Ramiro, el vallisoletano recuperó algunos viejos contactos de la época de la militancia monárquica. Como indica Gil Pecharromán, el difícil momento que atravesaba Acción Nacional – dividida cada vez más entre monárquicos y republicanos – empujó al jefe vallisoletano hacia el intento de enlazar su partido con otra componente radical de la derecha, personificada en la figura de José María Albiñana530. Onésimo ya había contemplado con interés al PNE y no dudó – a comienzos de junio – ir a conocer personalmente a su líder, entonces confinado en las Hurdes531. Cuando se produjo el encuentro, Albiñana llevaba ya dos meses de cautiverio, debido a su alejamiento impuesto por las autoridades a causa de su participación en un acto conspiratorio532. La visita fue encubierta en Libertad como un recorrido por las tierras más desconocidas de las comarcas fronterizas de Castilla la Vieja, aunque no se ocultó del todo el encuentro con Albiñana. La intención era precisamente aquella de denunciar la pésima situación de cautiverio del líder del PNE, confinado en una tierra de gente amable, pero rodeada de laderas inhóspitas, sin comunicación ni servicios higiénicos mínimos, tal como la presentaría Luis Buñuel en su “Las Hurdes, tierra sin pan”, rodada el mismo 529 Por entonces el núcleo operativo de las JONS vallisoletanas, según refiere Palomares Ibáñez, estaba compuesto por: «a) jonsistas de lucha en la calle: Graciet, Mariano Lunar, José Antonio Girón, Bárcenas, Luis Vicén, Pascual Rodríguez, Carlos Merás, Hermanos Petschen, Fernando Muñoz. b) jonsistas organizativos o estudiosos: Tobalina, Carlos y Luis Sanz, Pardo, Agustín Zarataín, Luis Victorino Díez, Eduardo Franco Cereda». En marzo de 1932 Javier Martínez de Bedoya ingresa en el partido; cfr., PALOMARES IBÁÑEZ, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., p. 100. 530 GIL PECHARROMÁN, Julio, Sobre España inmortal, sólo Dios, ob. cit, pp. 116-118. 531 Asiduo de Acción Española, Redondo leía con frecuencia los artículos de Ramiro de Maeztu y es muy probable que sintiera la curiosidad de conocer a Albiñana tras la peculiar descripción que de él había hecho el escritor alavés. En un artículo del 20 de abril, con las elecciones alemanas – y el parcial triunfo de Hitler – como protagonistas, había comentado que Albiñana representaba, literalmente, al Hitler español; «para el caso español, el equivalente de Hitler que Maeztu creyó encontrar no era desde luego el más adecuado. Se trataba del pintoresco doctor José María Albiñana Sanz, líder del Partido Nacionalista Español, fundado en 1930, cuya máxima especialidad había sido hasta entonces la de reventar actos y mítines republicanos. Maeztu, en un artículo, hizo un paralelo entre Hitler y Albiñana, por un lado, y entre el mariscal Hindenburg y el general Primo de Rivera, por otro, lamentando, como solía hacer, que a lo largo de la Dictadura no se hubiese organizado un movimiento nacionalista como en Alemania». Cfr., GONZÁLEZ CUEVAS , Pedro Carlos, Maeztu, biografía de un nacionalista español, Madrid, Marcial Pons, 2003, p. 284. 532 Es fundamental la descripción que el historiador Pecharromán nos proporciona acerca de los antecedentes al golpe de agosto de 1932 (protagonizado por Sanjurjo), afirmando que el ambiente monárquico fue su principal propulsor, amparado por la corriente revisionista del ejercito. La intención era de dar un golpe, al que se habría sustituido una dictadura provisional y finalmente, tras un plebiscito, la restauración de la monarquía. Sin embargo el plan fue descubierto a finales de marzo, cuando aún no se contaba ni con una fecha ni con un aparato organizador bien definido. Eso sí, el compromiso de Albiñana con Acción Española le condenaría a ser el “chivo expiatorio” de la trama golpista. Cfr., GIL PECHARROMÁN, Julio, Conservadores subversivos: la derecha autoritaria Alfonsina (1913-1936), Madrid, Eudema, 1994, pp. 108-113. Sobre la película: BUÑUEL, Luis: Las Hurdes, tierra sin pan, Ramón Acín Aquilué, España 1932, 27’. 157 año533. No se cita en Libertad ninguna referencia directa sobre la entrevista entre José María Albiñana y Onésimo Redondo, aunque se percibe una cierta afinidad entre los dos534. Sin embargo, parece cierta la conclusión de Pecharromán cuando éste afirma que ambos «simpatizaron en lo personal, pero no se entendieron políticamente»; de facto, no se produjo ningún acercamiento concreto – que conozcamos – entre el PNE y las JONS535. No tenemos constancia si en el encuentro de las Hurdes se habló también de un posible plan antirrepublicano, ya que al poco tiempo de producirse la visita, Onésimo quedaría oficialmente vinculado a la intentona golpista de Sanjurjo. Sin embargo, es cierto que a estas alturas Onésimo se relacionaba con los ambientes insurreccionales y cabe imaginar que tenía el respaldo de buena parte de las JONS. Por su parte, Ignacio Martín Jiménez, ha demostrado que el grado de tensión política en Valladolid en junio de 1932 era particularmente alto536; y mientras tanto los jonsistas locales, conscientes de esta circunstancia y afectados por las incautaciones gubernamentales, lograron hacerse con un nuevo local situado en un bajo de la calle Alonso Pesquera, además de un terreno contiguo conocido como la “ribera de los ingleses”537. Volviendo a la cuestión del golpe, la futura Sanjurjada, el testimonio de José Rojo Nondedeu, vecino de Medina del Campo y guía de Onésimo por las Hurdes, pone de evidencia que durante el encuentro con Albiñana sí hubo tiempo para debatir la realización de una sublevación contra la República538. Mientras la conspiración tomaba forma, los jonsistas vallisoletanos protagonizaron nuevos actos en defensa de la unidad nacional. Debido a la aprobación del Estatuto de Cataluña, frente a la cual Onésimo publicó unos polémicos artículos, la opinión pública 533 «Martín Adrián [Martilandrán], la alquería peor de toda la comarca, es una agregado de Nuñomoral. Allí no llega la carretera. […] Allí el valeroso Albiñana no puede vivir. Ninguna hipérbole había en aquel telegrama que hizo llegar Madrid explicando cómo se veía obligado a dormir sobre estiércol, entre animales, o bien al aire libre». Cfr., «Un viaje a las Hurdes II», Libertad, nº 54, 20 de junio de 1932. 534 Ibídem: «Nos despedimos de Albiñana, que sube […] al pobre hospedaje conseguido. Con palabras de alegre españolismo y una alusión al porvenir de su partido y al porvenir de sus perseguidores, nos da el adiós, prometiendo devolver a cada cual su visita…». 535 GIL PECHARROMÁN, Julio, Sobre España inmortal, sólo Dios, cit, p. 123. 536 MARTÍN JIMÉNEZ, Ignacio, Hacia el paroxismo. Violencia política en la provincia de Valladolid (1917-1936), Valladolid, Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 2008, pp. 76-83. 537 Debido a las imposiciones de la autoridad civil, es probable que la cesión del local y los entrenamientos de las milicias que comenta Goyanes, fueran contratados por Onésimo de forma ilegal o por lo menos tuvieron que ser encubiertos de alguna forma. El historiador afirma además que el arrendatario fue Francisco Martín Alonso, viejo amigo de Onésimo y vinculado a los remolacheros, razón por la cual se podría certificar la fuerte conexión que había entre las tareas laborales (sindicato) y políticas (JONS) de Onésimo. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 25. 538 Ibídem, p. 26. 158 de Valladolid se movilizó organizando nuevas manifestaciones de rechazo al autonomismo catalán539. Aunque Onésimo era un claro referente de la derecha radical, el gran protagonista de la protesta anticatalana fue Antonio Royo Villanova. El diputado que tomó las riendas de la supuesta inconstitucionalidad del Estatut, fue señalado por el principal órgano de Valladolid como «un caso excepcional, tanto de resistencia física como de cultura jurídica y de capacidad cerebral. […] La minoría catalanista, exasperada por la oratoria de Royo Villanova, […] ha interrumpido al prestigioso maestro, […] llamándole «burro». […] El maestro Royo continúa sonriente, porque sabe que ese insulto no le alcanza, pues rebota contra quien lo prefiere»540. Más contundente fue el discurso patriótico de los jonsistas, que elevaron al vallisoletano de adopción como el «paladín y símbolo» de la lucha antiseparatista, pidiendo la realización de un homenaje que se realizó poco días después541. A este acto, organizado por las JONS, respondieron los otros dos principales periódicos locales, haciendo publicidad al evento; el ‘frente único’ – por lo menos en su vertiente antiseparatista – empezaba a tomar forma542. Convencido de la discreta popularidad que su grupo estaba adquiriendo durante esta etapa, Redondo no olvidó su compromiso con los ambientes subversivos pese también al rígido control policial al que era sometido. Desde las páginas de Libertad, tal vez persuadido por el favorable momento, no desalentó sus deseos de renovación nacional que ahora más que nunca recobraban fuerza: 539 Con grandes titulares que exhibían la cuestión catalana como la más alta traición a la soberanía nacional, concluía Onésimo: «El entusiasmo de los parlamentarios ha sido general y el de los catalanes ha llegado al paroxismo. Se ha pronunciado un aplaudidísimo discurso que cuesta a España la autonomía separatista de Cataluña»; cfr., «Habrá Estatuto», Libertad, nº 51, 30 de mayo de 1932. Véase también el artículo: «La nación da por resuelto el pleito catalán. Han terminado su misión este Gobierno y estas Cortes», Libertad, nº 52, 6 de junio de 1932. 540 «En torno al debate sobre el Estatuto», El Norte de Castilla, 7 de julio de 1932. 541 «LIBERTAD se suma al homenaje estos días organizando a favor del diputado vallisoletano, al que presta especial calor la participación activa de la joven JUNTA CASTELLANA DE ACTUACIÓN HISPÁNICA (J.O.N.S.)». Cfr., «Homenaje de adhesión a Royo Villanova», Libertad, nº 57, 11 de julio de 1932. Resulta curioso que tras la unificación con Ledesma, el grupo de Valladolid – probablemente con la voluntad de mantener cierta autonomía de los madrileños – utilizase aún el nombre originario de su agrupación (JCAH). 542 No ha de extrañar la adhesión inmediata de Diario Regional (véase: «Homenaje al Sr. Royo Villanova», Diario Regional, 9 de julio de 1932) en contacto con la redacción de Libertad en distintas ocasiones, pero sí sorprende la solidaridad con el órgano jonsista de El Norte de Castilla: «La Junta Castellana de Actuación Hispánica (J.O.N.-S.), consecuente en su campaña de vigoroso españolismo, se adhiere […] de que la ciudad de Valladolid manifieste visiblemente su homenaje al eminente diputado castellano, don Antonio Royo Villanova, por la heroica defensa, superior a sus mismas fuerzas con ser estas tan portentosas, de la unidad nacional». Cfr., «La actuación del señor Royo Villanova frente al Estatuto catalán», El Norte de Castilla, 9 de julio de 1932. 159 «Es la revelación confesa de nuestras alegaciones, hechas por la otra parte contendiente, a saber: se han acabado los regímenes llamados liberales y que el porvenir está, fatalmente, en un Estado de dictadura. […] Liquide la Nación las mentiras del sufragio y el Parlamento, y elíjase una dictadura de caballeros y no de traidores; de gente española, fiel al pueblo, y no de rufianes sin pudor. […]. Esta dictadura no puede ser otra que la antimarxista; la que limpie el purulento cuerpo de la política de la roña masónica y abra una nueva Edad, aboliendo definitivamente las farsas constitucionales y la degradación social»543. La maquinación de una sublevación contra el Estado fue con toda probabilidad la última solución escogida por Onésimo. Aunque insistimos en su participación en el golpe – más o menos activamente – lo cierto es que hasta el final, o sea hasta aquel 10 de agosto de 1932, Redondo creyó en la solución del frente único544. Sin duda, aunque secundario en cuanto a las causas, la situación fue influida también por las elecciones alemanas, donde el nacionalsocialismo estaba cada vez más cerca del poder. Al respecto el jefe vallisoletano ostentaba – ya lo hemos visto – un apasionado conocimiento social y político del país teutónico, llegando a definir la situación alemana era una clara señal de alarma también para el futuro de España: «se ha consolidado, por desgracia para Alemania, la equivalencia de dos bloques irreductibles: el gran partido de Hitler, con sus catorce millones de votos, ya conseguidos en abril, y el frente marxista, de elementos hermanos, aunque desunidos –socialismo y comunismo–, con un conjunto de votantes casi idéntico»545. La solución al dilema alemán, la eterna lucha entre derechas e izquierdas que con tanto cometido Onésimo buscaba equiparar al caso español546, demostraba la necesidad de un compromiso firme: un ‘frente único’ liderado por «el triunfo neto, dictatorial, fascista, del nacional-socialismo» como garantía de paz social, 543 «¿Dónde está la salida?», Libertad, nº 58, 18 julio 1932. Jiménez rectifica su postura afirmando que «es casi seguro que no existiera ninguna participación directa de Onésimo en la trama de Sanjurjo, pese a lo que luego sugirió Ramiro Ledesma Ramos». Pese a ello, al considerarle el Gobierno Civil de Valladolid como directo implicado, Redondo tuvo que huir al exilio. Cfr., MARTÍN JIMÉNEZ, Ignacio, Hacia el paroxismo, ob. cit., p. 84. 545 «No hay solución parlamentaria en Alemania. ¿Es inevitable la dictadura? En presencia de un grave momento histórico», Libertad, nº 60, 1 de agosto de 1932. 546 Hablando de la derrota de los partidos moderados, comentaba el director: «Tal ocurre con el partido que fué de Stresemann (popular), una especie de derecha republicana, un poco más derecha que Lerroux, partido eminente burgués. Lo mismo el partido del Estado –antiguos “Demócratas”–, que era el partido burgués judío, el hermano masónico del radical-socialismo de Marcelino Domingo. Lo mismo la Liga agraria y el partido económico, que lograron lucida representación en 1928 y en 1930 y desaparecieron fugazmente. Pueden equipararse a nuestros partidos y derechas “agrarias”. Quedan sólo los partidos de ideas». Cfr., «Las elecciones alemanas. Cristianismo frente a marxismo», Libertad, nº 61, 8 de agosto de 1932. 544 160 asistido «para evitar el caos, para librar Alemania de la guerra civil» del Centro católico547. Una unión, por tanto, de las dos fuerzas políticas más pendientes – según Redondo – de las necesidades del país, la exaltación del espíritu nacional y de la salvaguardia de la civilización cristiana: «Nunca debe olvidarse, al pensar en la significación revolucionaria del movimiento de Hitler […] que aquel formidable caudillo tiene hecho lema doctrinal de sus campañas, éste: la Alemania cristiana contra el marxismo; el cristianismo frente al bolchevismo. […] En el fondo más aguerrido de la lucha de ideas, se ventila, por tanto, una formidable guerra de la Europa cristiana (Alemania por ser la vanguardia oriental de Europa la representa en este caso) contra la Europa del paganismo marxista. Triste y espantoso es contemplar que en esta pugna religiosa el proletariado, el mundo amenazador de los que nada tienen, se pronuncia contra el cristianismo. […] La reflexión es triste. Las consecuencias muy serias. En España el proletariado no está con la Iglesia. En Europa el proletariado no está con el Cristianismo»548. Sin embargo, en víspera de la sublevación, los ambientes golpistas tenían ya establecido su plan de actuación. En la mañana del 10 de agosto, estalló el golpe bajo el mando del general José Sanjurjo Sacanell principalmente en Sevilla y Madrid, además de otras localidades; lo cierto es que desde sus comienzos, la sanjurjada se convirtió en un rotundo fracaso. En Valladolid las autoridades – bien informadas sobre el desarrollo del golpe – intervinieron rápidamente en contra de supuestos colaboradores, identificando entre ellos el director de Diario Regional, Felipe Salazar Urrizola y el de Libertad, Onésimo Redondo549. El jefe jonsista, que aparentemente «deambulaba por las calles de 547 «No hay solución parlamentaria en Alemania. ¿Es inevitable la dictadura? En presencia de un grave momento histórico», Libertad, nº 60, 1 de agosto de 1932. 548 «Las elecciones alemanas. Cristianismo frente a marxismo», Libertad, nº 61, 8 de agosto de 1932. 549 Tras la llegada de las noticias sobre el fracaso del golpe, en Valladolid se dictó el inmediato registro de los locales de ambos directores, «en cumplimento de ordenes del Excmo. Sr. Gobernador y por haberse tenido confidencias de que se hallan comprometido en el movimiento realizado contra el Gobierno de la República, en Madrid y Sevilla, los vecinos de esta localidad D. Felipe Salazar Urrizola y D. Onésimo Redondo Ortega». Cfr., Entrada y registro del periódico Diario Regional y de las personas Onésimo Redondo y Felipe Salazar por confidencias contra la República, AHPVA, «Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº1 de Valladolid», caja 2801, sub. 5. Esta noticia apareció en buena parte de los órganos de prensa nacionales como en el caso de El Sol donde se comentaba al respecto: «Ha sido detenido, por disposición gubernativa, el director del periódico derechista “El Diario Regional” D. Felipe Salazar. También se ha dado orden de detención contra el director del semanario “Libertad”, D. Onésimo Redondo; pero no pudo efectuarse la diligencia, por haberse ausentado dicho señor». Cfr., «De los pasados sucesos», El Sol, 14 de agosto de 1932, p. 12. 161 Valladolid en actitud expectante», fue avisado del fracaso del golpe e informado por un policía que su nombre aparecía en la lista de conspiradores locales550; el día 12, con toda probabilidad, ya había dejado la ciudad tal y como confirmaban los periódicos551. Refugiado en casa de amigos, supo del registro realizado por el inspector Francisco Hermida, que redactó en su informe: «por estar ausente el citado D. Onésimo, se da lectura del mandamiento a su hermano Andrés Redondo Ortega, Director del Banco Hispano Americano […]. Se practicó dicha diligencia que dio por resultado el hallazgo de una carta precedente de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, de aviso y firmada por A. [Ramiro] Ledesma»552. Este ulterior hallazgo, comprometía definitivamente Onésimo con el grupo conspiratorio (Ledesma había sido detenido en Madrid), por lo que de inmediato el vallisoletano fue acusado de participar activamente en el golpe. Sin protección y con poco margen de actuación, Onésimo abandonó el país dirigiéndose hacia Zamora y de allí a la frontera portuguesa553. Redondo paró primero en la pequeña localidad de Curia (en la que se quedaría hasta la llegada de Mercedes hasta octubre de 1932) y, gracias a la ayuda recibida por los jesuitas, se instaló después en Oporto y finalmente, en 1933, en Praia das Rosas554. Tanto Libertad como Diario Regional fueron clausurados y su publicación prohibida555. En resumen, la Sanjurjada tanto en Valladolid como en el resto de las ciudades sublevadas, fracasó por un conjunto de factores entre los cuales tuvo un enorme peso la incertidumbre. Como afirma Gabriel Cardona, «la política española no había, todavía, alcanzado el grado de crispación de 550 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 27. «Ha sido detenido, por disposición gubernativa, el director del periódico derechista “El Diario Regional” D. Felipe Salazar. También se ha dado orden de detención contra el director del semanario “Libertad”, D. Onésimo Redondo; pero no pudo efectuarse la diligencia, por haberse ausentado dicho señor»; cfr., «De los pasado sucesos», El Sol, nº 4683, 14 de agosto de 1932, p. 12. 552 Entrada y registro del periódico Diario Regional y de las personas Onésimo Redondo y Felipe Salazar por confidencias contra la República, AHPVA, «Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº1 de Valladolid», caja 2801, sub. 5. 553 Martínez de Bedoya relata en sus memorias que la principal causa del cruce de la frontera, fueron los doce años de prisión acumulados por Onésimo por la suma de las denuncias de los últimos meses; cfr., MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, cit, p. 49. Según las palabras de Mercedes, su mujer, «vinieron a buscar a Onésimo y le dijeron: “Vete de España porque van a venir a matarte” […] se marchó a Portugal, a Curía, y poco después, fui yo». Cfr. MORO, Sofía, Ellos y nosotros, ob. cit., p. 206. 554 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 150. 555 El primero resucitaría con el nuevo nombre de Igualdad (manteniendo todavía el mismo formato), mientras el segundo recobró vida tan sólo en septiembre, centrando su discurso en el tentativo de denunciar la actitud gubernamental; «decíase (sic.) que era debida a las campañas tendenciosas hechas contra el régimen. No podemos menos de rechazar tal imputación, porque leal y honradamente hemos demostrado acatamiento y sumisión al Poder hoy constituido en España, siguiendo en ello la enseñanza y el ejemplo de la Iglesia Católica. Con Monarquía o con República, estamos en el mismo puesto, del que jamás hemos descendido para subirnos a la trasera de ninguna carroza triunfal, ni para colocarnos al sol que más calienta. No todos pueden decir esto», cfr., «Otra vez en nuestro puesto», Diario Regional, 2 septiembre 1932. 551 162 1936. Gran parte de la derecha confiaba todavía en cauces políticos; en aquel momento se estaban reforzando las formaciones parlamentarias católicas y no creía inevitable el enfrentamiento armado. Los grandes terratenientes tenían una sensación de peligro ante el anuncio de la reforma agraria. Pero la gran masa conservadora y católica, aunque viera con simpatía la sanjurjada, no deseaba correr un riesgo personal»556. 556 CARDONA, Gabriel, El poder militar en la España contemporánea hasta la Guerra Civil, Madrid, Siglo XXI, 1983, p. 190. 163 5) El exilio portugués y la segunda etapa política 5.1 El exilio portugués como nueva fase de formación política: el nacimiento de )gualdad 9 -1933). 5.1.1. Reorganización y coordinación desde el destierro. La celeridad con la que Onésimo se vio obligado a dejar a España le acercó, aunque algo involuntariamente, a una nueva y trascendental etapa de su vida. Tras cruzar la frontera con el país luso, el jefe jonsista se encontró aislado y sin apoyo. La primera parada fue en la pequeña localidad de Curia, en el distrito de Aveiro, donde – cabe imaginar gracias a los contactos de la ACNdP – fue acogido por algunos jesuitas, concretamente bajo la tutela de tal Sr. Encinas557. El líder vallisoletano necesitó dos semanas para reorganizarse, debido a la gran confusión provocada por los sucesos; según las anotaciones del mismo Redondo, es a partir del 26 de agosto cuando reanudó el contacto con los suyos558. Los primeros escritos enviados desde Portugal – alrededor de cuatro cartas al día – fueron para sus hermanos Andrés y Víctor, aunque no tardaría en escribir a sus padres en Quintanilla. Siguieron los del Sindicato Remolachero (respectivamente: Tomás García, Millán Lasheras y José María Hueso), además a quienes le ayudaban también con los asuntos jurídicos (Antonio Carretero y Tomás Bulnes) y finalmente, con más discreción, a los jonsistas Bedoya, Girón de Velasco, Jesús Ercilla y Luis Sanz, y a otras influyentes amistades como Luciano de la Calzada y Gil Robles559. 557 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 28.Según este autor, algunos jesuitas habían encontrado la posibilidad de permanecer en el famoso balneario de Curia, tras la disolución y persecución de la Compañía de Jesús española por el decreto de enero de 1932. El Sr. A. Encinas vivía en Curia y se mantendría en contacto con Onésimo durante todo el tiempo de su permanencia en Portugal. Se conserva una carta suya fechada el 26 de noviembre (carta de A. Encinas a Onésimo (26-11-32), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 34). 558 En la documentación hallada, existe un “cuaderno de correspondencia” que índica con precisión toda la correspondencia del vallisoletano entre el 26 de agosto y el 30 de diciembre de 1932. En total, Onésimo anotó 272 cartas enviadas a familiares, JONS y miembros del Sindicato Remolachero respectivamente. Con toda probabilidad existió también un cuaderno de correspondencia del año 1933 (probablemente hasta el final del destierro) que, con toda probabilidad, ha sido perdido; se han sin embrago conservado algunos borradores de cartas enviadas durante la primavera de aquel año que trataremos más adelante. 559 Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, pp. 1-3 (la referencia va desde el día 26 hasta el 1 de septiembre). Más adelante encontramos con frecuencia nombres como: Manuel Ibáñez 164 La importancia de mantener el contacto fue fundamental por distintas razones pero sobre todo, como afirmó el jonsista García Sánchez, la correspondencia era «el único remedio para no desconectarse de Valladolid y de sus hombres»560. Al poco tiempo de llegar a Curia, Onésimo entendió que era necesario actuar con rapidez para reorganizar todos los cargos que había dejado en España; por un lado solucionar su situación respecto a la actividad profesional y la vida privada, por el otro recobrar la relación con los colaboradores de las JONS de Valladolid. Respecto a éstas últimas mantenía una gran inquietud, ya que la intervención gubernamental había clausurado tanto el semanario como la organización, cuestión que hacía necesario reestructurar cuanto antes el grupo y sobre todo restablecer un órgano de prensa activo en la calle. En el intento de resurgir Libertad, silenciado desde el 8 de agosto en su número 61, Redondo activó una red de contactos entre los cuales se dirigió a importantes políticos como Salvador de Madariaga al que no ocultó la situación, pidiéndole dinero para el semanario561. Poco después ya a comienzos de septiembre, fue el turno del amigo Gil Robles, al que comentó: «Abogo por los [jonsistas] de Valladolid. Incluyo carta para Royo [Villanova]»562. Mientras tanto, Onésimo escribía a los suyos con asiduidad mezclando a menudo las cuestiones del partido con las del sindicato remolachero, hecho que testimonia que en las dos agrupaciones participaban en algunos casos las mismas personas563. Desde el día 8 recobró el contacto también con el otro dirigente, Ramiro Ledesma, recordándole con premura que le escribiera y gestionara la cuestión de los presos jonsistas tras su excarcelación564. Por su parte, Onésimo ratificaba su intención de mantener el mando de las JONS de Valladolid, convencido de que volvería pronto del exilio y amparado por su hermano Andrés al que tramitaba los asuntos más trascendentales. Como demuestra la correspondencia, éste no sólo informaba al exiliado sobre la situación en la que había quedado Libertad, sino que se encargó de la (abogado) Sebastián Criado del Rey (abogado), Francisco “Paco” Calero (JONS), Levín y Filemón Álvaro (sindicato), etc. 560 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 17. 561 Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (18) 30 de agosto. 562 Ibídem, (24) 3 de septiembre. 563 «Tomás García: Asunto asistenta [sindicato] y JON-S»; Ibídem, p. 3, (26) 4 de septiembre. Véase también (37). 564 Ibídem, (33) y (49). Intermediarios con Ledesma solían ser Jesús Ercilla que vivía en Madrid y Luis Sanz que mantenía correspondencia con el zamorano desde Valladolid: «Interpretando carta [de] Ledesma y sobre su prisión» (28). 165 reorganización del grupo y demostraba ser aún aquel íntimo confesor en el que tanto había confiado Onésimo durante su juventud565. La correspondencia con el Sindicato Remolachero fue la otra gran tarea a la que se dedicó Redondo. El vallisoletano era consciente de la importancia de seguir en contacto con el grupo, ya que – como hemos visto – por entonces estaba convencido de su inminente regreso a Valladolid. El suyo era principalmente un trabajo administrativo, por lo que no le era difícil mantenerse informado a través de Tomás García y Carretero566. Sin embargo la razón más importante de su interés por el sindicato era sin duda la cuestión financiera; en este momento, aislado en Portugal, el vallisoletano dependía únicamente de los ingresos que recibía de ello, por lo que sentía la necesidad de no perder esta oportunidad y seguir colaborando desde allí567. Respecto al plano profesional, después de haber pasado algunas semanas del fracasado golpe y tras la pública acusación de haber participado en ello, no faltaron muestras de apoyo hacia su causa. Entre la correspondencia recibida destacan los ánimos de los que le escribieron en el intento de apelarse a la honradez de su gesto o la justificación de su acto como un ejemplo de firme patriotismo. Podría ser el caso de un viejo amigo remolachero, José María Hueso568, quién fue uno de los primeros en escribirle569. Pese a los apoyos, su nombre seguía figurando entre los directamente relacionados con el golpe, por lo que la esperanza de solucionar su posición jurídica en poco tiempo fue desvaneciéndose según pasaban las semanas. Pese a ello, Redondo no dejaba de informarse sobre cuanto ocurría al otro lado de la frontera, enviando continuos consejos 565 Le escribió Onésimo: «Le pido nuevas de LIBERTAD, hablo de los Protocolos, etc.» / «tarjeta recordando libros» / «Contesto a su última. Le hablo de García Hermanos, mi regreso. Deudas LIBERTAD – Campo, Deportes». Ibídem, (23) 1 de septiembre, (32) 8 de septiembre, (67) 21 de septiembre. Como se puede apreciar en la carta 67, Onésimo hablaba de un posible regreso a España aunque no tardó mucho en reconsiderar lo afirmado. 566 Ibídem; véase ejemplos (56-58-66). 567 A mediados de octubre, Mercedes Sanz viajó a Curia para reencontrarse con su marido; la difícil situación económica que la pareja atravesaba, quedó patente en una declaración que Mercedes hizo en una de sus últimas entrevistas: «Cuando llegué a Portugal, los jesuitas nos dejaron una de sus habitaciones. Onésimo era abogado, pero esos días sólo cobraba lo poco que le llegaba del sindicato remolachero». Cfr. MORO, Sofía, Ellos y nosotros, ob. cit., p. 206. 568 Además de sindicalista, José María Hueso era también un Propagandista que había conocido Onésimo en los encuentros espirituales de la asociación. En 1932, éste formaba parte de la “Comisión Mixta Arbitral Agrícola” en Madrid. Para una breve biografía de Hueso, véase: GERMÁN ZUBERO, Luis, Aragón en la IIº República. Estructura económica y comportamiento político, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1984, p. 117. 569 «Mi querido amigo: Supe por unos amigos de tu extradición; y aun lamento el percance y los quebrantos que ello te haya podido ocasionar, no puedo por menos que congratularme de ello y felicitarte, por ser como tu apuntas, el mal menor. Hago fervientes votos para que tu estancia en esa te sea lo más grata posible y puedas pronto retornar a esta con entera tranquilidad: e inútil me parece decirte que en todo aquello en que yo pueda servirte me tienes siempre a tu más absoluta disposición y mandatos». Cfr., Carta de José María Hueso, APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 27. 166 y pautas de actuación a sus jonsistas; aunque es posible que a finales de septiembre entendiera que su regreso era cada vez más improbable, por lo que empezó a plantearse seriamente cómo hacer que su mujer Mercedes pudiese reunirse con él en Portugal570. Un último intento de predecir su más inmediato futuro, se desarrolló a través de unos importantes contactos que mantenía en Madrid y que le sirvieron para obtener información valiosa sobre su condición de fugitivo. Uno de ellos era Ángel Herrera quién demostró preocupación inmediata por la suerte de Onésimo aunque, llegó a comentar a Andrés – y cabe imaginar provocando cierto estupor –, que la única solución posible era la entrega espontánea del hermano a la autoridad frente al peligro de ver perjudicada su actuación: «Mi querido amigo: Recibí tu amables líneas del día 29 [de septiembre] pasado. Para favorecer en lo posible a Onésimo, no se me ocurre que pudiéramos hacer otra cosa sino llevarle a Lisboa y que allí fuera nuestro corresponsal; pero preveo que sin relaciones en aquella ciudad y sin conocer el portugués, no podrá servirnos sino lo que le proporciona nuestro corresponsal actual; y en tal supuesto, no habríamos conseguido nada práctico. […] ¿No sería lo mejor que Onésimo volviera a España? Dos o tres meses de cárcel […] no destruyen su porvenir. Pero una temporada indefinida, larga, tal vez de años en el extranjero, puede ser su ruina. Es claro que yo hablo con la hipótesis de que sea inocente, como creo firmemente que lo sea»571. Frente a esta declaración, Andrés y otros amigos parecían más cautos y ciertamente contrarios a su regreso. La situación sobre el porvenir de Onésimo parecía pender de un hilo. No se confiaba en la autoridad y además el jefe vallisoletano no tenía suficientes amistades que pudiesen interceder a su favor. Con la llegada de una carta proveniente del despacho madrileño de José María Gil Robles, la cuestión quedó definitivamente 570 Escribió primero a Javier Martínez de Bedoya sobre la idea del Cetro Cultural castellano y los contactos con Calzada; después contactó con Jesús Ercilla para que éste se encargase nuevamente de la cuestión financiera de las JONS, pidiendo una vez más dinero a Madariaga; no faltó tampoco la correspondencia con Ángel Herrera Oria, limitada a pocas reflexiones políticas y sobre su situación jurídica tras el golpe. Cfr., Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (69-70-71) 22 y 25 de septiembre. 571 Carta de Ángel Herrera a Andrés R. (04-10-1932), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 28. El último párrafo fue añadido posteriormente y escrito a mano, hecho que nos índica cómo el mismo Herrera encontró dificultad en manifestar una solución en cuanto al destino del joven amigo Onésimo. 167 sellada. El día 5 de octubre, tras consultarse con otros altos cargos del Parlamento republicano, escribía con ansiedad: «Sr. D. Andrés Redondo Mi querido amigo: Me fué imposible, bien lo sabes, estar siquiera un día en Valladolid durante las Ferias. Había otros asuntos de más urgencia y por eso, bien a pesar mío, hube de aplazar la visita. […] En el caso de tu hermano [Onésimo], insisto en que no debe venir a España, porque en el momento mismo de regresar sería objeto de medidas gubernativas. Espero que pasen estas circunstancias y más adelante hablaré al Ministro, pero este es un punto muy delicado porque bien sabes que tu hermano es mirado con mucha prevención en los Centros oficiales. Te envía un abrazo tu buen amigo [José María Gil Robles]»572. Ni siquiera el intento de Andrés de hablar directamente con el Gobernador Civil de Valladolid, el alicantino José Guardiola Ortíz, dio resultados concretos573; era evidente que por estas alturas, Onésimo sabía que sólo le quedaba organizarse para una larga permanencia en el destierro. Las malas noticias que provenían de España no le impidieron mantenerse política y profesionalmente activo a través de la correspondencia, aunque su principal preocupación en aquellos días – como se comentaba con antelación – sería el traslado de su mujer a Portugal. Mercedes Sanz viajaba embarazada y Onésimo quería que el parto se produjese bajo cualquier pretexto a su lado; por ello, y no sin sacrificios, la pareja logró que Mercedes llegara a Curia justo a tiempo antes de dar a la luz574. Debido a la continúa escasez de dinero y la necesidad de encontrar un lugar más adecuado para su actividad y la tranquilidad de su mujer, Redondo logró hacerse con un piso en Oporto, en la céntrica Rua Firmesa, nº 572 Carta de Gil Robles a Andrés R. (05-10-1932), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 29. El 9 de octubre Onésimo escribe a Andrés con el último desesperado intento de entrevistarse con el Gobernador; Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (103) 9 de octubre. Ortíz había sido elegido Gobernador de Valladolid durante el bienio azañista, permaneciendo en este cargo hasta las elecciones de 1933. Véase: PANIAGUA, José Luis, «José Guardiola Ortíz», en AA.VV., Diccionario biográfico de políticos valencianos 1810-2005, Valencia, Institució Alfons El Magnanim, 2003, pp. 269-270. [online] URL: http://www.alfonselmagnanim.com/MEDIA/dicci_pol_val.pdf [consultado el 09/08/2013]. 574 Mercedes llegó con toda probabilidad a comienzos y no finales de octubre, a diferencia de lo que comenta Goyanes, ya que el día 15 de octubre Onésimo escribió a la familia una carta en la que confirmaba la inminente llegada de Mercedes; cfr., Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (112) 15 de octubre. 573 168 408. Allí seguiría con su correspondencia, recibiendo continuamente el apoyo y la ayuda financiera de amigos y conocidos, como en el caso del fundador de la FAE, Lázaro Domingo575: «Mi querido amigo: Recibí tus cartas y tarjetas […]. A [Salvador] Madariaga, no he podido verle así es, que ese asunto de Libertad, no se ha resuelto. Procuraré estar al tanto de su llegada para acometerle en la cuestión económica. Desconozco tu situación financiera esa, pero espero podrás dar clase en Curia o por lo menos así se lo he indicado al Sr. Encinas pues creo que es una fórmula que en to[tu] exilio serviría para aminorarte el quebranto económico. Aparte procuraré ver si puedes hacerme alguna traducción, ya del alemás[n] o ya del francés […] pues necesito hablar con tigo sobre asuntos muy interesantes que se han planteado en los últimos días y “es ist unmöglich zur Brief dieses Sachen erklären”. Saluda a tu mujer, y tu recibe un fuerte abrazo de Lázaro [Domingo]»576. En Oporto, por lo menos al principio, la situación no mejoró mucho. Onésimo apenas tenía dinero para seguir adelante y se vio obligado a pedir ayuda económica a su hermano577. Una de sus principales preocupaciones seguía siendo la de su colaboración con el Sindicato Remolachero y al respecto su posición de exiliado político no le ayudaba a mejorar la situación. Cómo si todo esto fuera poco, llegó incluso a lamentar que Andrés no estuviese gestionando adecuadamente la delicada situación en la que se encontraban las JONS578. En cuanto a la primera cuestión, al fin encontró en Tomás 575 La FAE (Federación de Amigos de la Enseñanza) fue una agrupación católica surgida el 15 de marzo de 1930 para la protección de la educación cristiana, de la escuela confesional y de las asociaciones culturales católicas. Los fundadores de la FAE fueron el mismo Lázaro, Enrique Herrera Oria y Pedro Poveda. Parece ser que Lázaro Domingo fue, al igual que Enrique y Luis Herrera, un íntimo amigo y confesor desde los tiempos de la ACNdP. Cfr., DELGADO CRIADO, Buenaventura, Historia de la educación en España y América. La educación en la España contemporánea (1789-1975), Madrid, Morata, 1994, p. 823-824. 576 Carta de Domingo Lázaro-FAE (07-10-1932), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 30. La frase en alemán se traduce: «es imposible aclarar en esta carta estas cosas». 577 No sólo le pedía géneros de primera necesidad como ropa y dinero, sino que insistía para que él y Víctor le enviasen periódicos (El Debate) y gestionasen sus bienes en Valladolid. Véase por ejemplo: Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (143) 28 de octubre y (149) 2 de noviembre. 578 «Día 4. 151 – Sindicato: Quejándome [de] no recibir nada, ni carta. Que me escriban a diario si pueden. […] 152 – Andrés: Vuelta con lo de no recibir diario, ni nada. Que como no escriben los de[l] semanario nuevo y JONS. Lista [de] cosas a traer». Ibídem, (151) y (152) 4 de noviembre. 169 Bulnes una persona de absoluta confianza dentro del sindicato, por lo que señaló al mismo Presidente – Filemón Álvaro – que éste iba a sustituirle durante su forzada ausencia, haciéndose cargo de todas las gestiones necesarias; y tiempo después, Bulnes confesaría que en realidad siempre fue el mismo Onésimo el que gestionó todo los trámites a través de una incesante correspondencia con él579. En segundo lugar, Onésimo tomó la iniciativa también respecto al jonsismo local, con la intención de enmendar la cuestión del órgano de prensa que aun no había vuelto a salir a la calle desde agosto. Lo logró durante el mes de noviembre cuando, gracias a la insistencia de sus peticiones, consiguió que Javier Martínez de Bedoya y Juan Misol Matilla empezasen a organizar el semanario y solucionar definitivamente el problema de su largo silencio580. Una vez más, la determinación acabó por dar la razón a Onésimo: no pasaron más que unos pocos días para que también este asunto se solventara con el comienzo de una nueva publicación que con el tiempo dio mucho de qué hablar. 5.1.2. La creación de Igualdad, nuevo órgano de las JONS. Al poco tiempo de trasladarse a Oporto, concretamente el 13 de noviembre, Onésimo disfrutó durante algunos días del nacimiento de su primera hija, María de las Mercedes Redondo y Sanz Bachiller. Como no podía ser de otra manera, el acontecimiento cautivó por completo la atención del padre que durante unos días tan sólo se ocupó de su hija581. Para coronar el buen momento y tras los difíciles comienzos en tierras lusas, Bedoya y Misol comunicaron a Onésimo que por fin de daría comienzo a la publicación de un nuevo semanario en Valladolid y Madrid. Fue en concreto el lunes 14 de noviembre por 579 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 29. En la carta 166 Onésimo escribe en primera persona a Filemón Álvaro sobre Bulnes y su cargo en el sindicato. 580 Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (169) 10 de noviembre. En una entrevista con Goyanes (en 1981), el mismo Bedoya confirmó la insistencia de Redondo para sacar adelante el nuevo semanario: «Cuando Onésimo se expatrió me vi sorprendido por una carta que escribió a su hermano Andrés diciéndole que me encargara a mí de sacar un nuevo semanario. Fue el Igualdad. Andrés Redondo fue el que buscó el dinero»; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit,, p. 91. 581 Respecto al nacimiento de María de las Mercedes, hay que señalar que según Goyanes el matrimonio ya había tenido un hijo aproximadamente un año antes, en noviembre de 1931. Por lo visto, éste había sido un varón nacido muerto. MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 28. Sobre el nacimiento de su primera hija, Onésimo envió a Valladolid cartas y telegramas del acontecimiento entre los días 13 y 17 de noviembre. Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (174-178) 13, 14 y 17 de noviembre. 170 la tarde, cuando se empezó a divulgar el nuevo órgano de combate de las JONS que tomaba el nombre de Igualdad. Misol cubría en ello el cargo de director, mientras Bedoya coordinaba la edición de cada número, siguiendo al detalle las recomendaciones que Onésimo escribía asiduamente desde Portugal582. La decisión de publicar un órgano alternativo a Libertad había sido tomada entre Redondo y Bedoya, conscientes de que la suma total de las multas que afligían al periódico era inalcanzable para sus reducidas financias. Además, después de haber esperado más de dos meses para recibir algún tipo de ayuda económica de conocidos monárquicos, Onésimo se había convencido de que era mejor actuar por propia iniciativa, ante el peligro de perder adeptos. Lo mismo pensaba Enrique Compte Azcuaga, viejo amigo del grupo de La Conquista del Estado e íntimo de Onésimo, quien además aconsejó a Onésimo tener cuidado con la situación política del partido: «Mucho lamento que no puedes volver a Valladolid, esto nos causa una gran perdida en nuestras filas y también a ti en tus negocios y vidas particulares, espero que el asunto se arreglar[á] algún día no lejano y podremos verte de nuevo con las mismas ganas y arrestos para luchar. […] Ramiro está afanado con la cuestion del periodico no se que sacará en limpio, por ahora promesas….pero con eso no se puede vivir ni hacer nada, y de los elementos monarquizantes nada, lo único que se puede hacer es despreciarlos; se portan con todos de manera bastante indecente, todo lo que no sea Dn [Don] Alfonso es letra muerta»583. La necesidad de llevar adelante un nuevo semanario parecía ser una decisión unánime en el entorno jonsista584. Desde los primeros números puestos bajo la dirección de Bedoya y Misol, la red de colaboradores fue expandiéndose hasta alcanzar la misma dimensión que el viejo semanario. Entre los más asiduos, casi todos acólitos de Onésimo desde las JCAH: Emilio Gutiérrez Palma, Félix Santiago Marquina, Víctor 582 «A mí, con mis dieciocho años, todo lo que se me ocurrió entonces, como plan de actuación, fue insistir, desde el semanario, en la idea de cruzada frente a la barbarie, mediante la constitución de un frente único antimarxista. […] Onésimo, como prometido, comenzó a colaborar con Igualdad, desarrollando una doctrina al amparo de la tranquilidad que para el estudio le permitía la inactividad en su destierro. La primera serie de artículos, […] se concentraron sobre el contenido de un Estado verdaderamente nacional». Cfr. MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, cit., pp. 53-54. 583 Carta de Enrique Compte a Onésimo (12-11-1932), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 31. 584 He analizado el desarrollo de Igualdad en TOMASONI, Matteo, «Alcune considerazioni su “Igualdad”, il settimanale delle JON-S castigliane (1932-1933)», Spagna Contemporanea, nº 42 (2012), pp. 79-90. 171 Gómez Ayllón, Narciso García Sánchez, Marino Dávila Yagüe, Luis Benito Alonso, Eduardo Franco Cereceda, José Villanueva de la Rosa y el caricaturista ITO585. Los primeros resultados en la salida de Igualdad parecieron ser buenos y las noticias que provenían desde Valladolid prometían un futuro más prometedor de lo esperado. Tomás Bulnes, incluso más que Bedoya, se convirtió en el personaje clave para el sostenimiento de Onésimo durante el exilio: coordinó sus asuntos legales así como se hizo cargo del Sindicato Remolachero, sin ocultar su afinidad por Igualdad586. Gracias a estos apoyos y con la aparente mejoría del problema financiero587, Onésimo podía dedicarse íntegramente a su pasión doctrinal avanzando en la que podríamos interpretar como una nueva fase de desarrollo ideológico y de conducta moral. Durante los últimos meses de 1932, el vallisoletano pudo dedicarse a la frecuente visita de las bibliotecas locales, actividad que mantuvo también con la llegada del nuevo año. Allí el español analizaba, reproducía y seleccionaba artículos de periódicos, panfletos, revistas y publicaciones de todo tipo, terminando a menudo este minucioso trabajo en su propio domicilio y contando con la ayuda de Mercedes. En este período a caballo entre 1932 y 1933, Onésimo se afanó por ampliar sus conocimientos en el ámbito político, económico, social y cultural, aproximando estas lecturas a su obstinada búsqueda de información sobre temas relacionados con la masonería, el sionismo (Protocolos), episodios de la historia universal y española, teología y cristianismo, “leyenda negra 585 Otros colaboradores y firmantes habituales entre las columnas de Igualdad, entre noviembre de 1932 y octubre de 1933, fueron: Domiciano Herreras, J. Bravo Santos, E. Nolla, Isaac Rivera, P. Espinosa Velasco; además de otros dos que sólo aparecieron con los seudónimos de Teani y Rojo. No faltó tampoco la aportación de Ramiro Ledesma Ramos que participó en el semanario de Valladolid con las serie “Postal política de Madrid”, antes de dar comienzo a la aventura de la otra publicación Jons; concretamente Ledesma intervino en Igualdad en los números 16 y 17 (26 de febrero y 6 de marzo de 1933). Sobre la redacción de Igualdad véase otra vez TOMASONI, Matteo, «Alcune considerazioni su “Igualdad”, il settimanale delle JON-S castigliane (1932-1933)», Spagna Contemporanea, nº 42 (2012), p. 83. Sobre la aportación de Ledesma y la revista Jons: AA.VV., Obras completas de Ramiro Ledesma Ramos, vol. III, ob. cit., pp. 337-477. 586 El abogado Sebastián Criado del Rey escribía a su colega Redondo: «Por tus asuntos no te preocupes que Tomás [Bulnes] y yo procuraremos llevarlos a feliz término. Ya hemos empezado con algunos y a continuación verás lo que hemos hecho» y seguía el mismo Bulnes: «Confirmo las noticias de Sebastián y todo se irá arreglando bien. Estate seguro de ello. Ya te hablaré del Periódico [Igualdad]. Saludos a toda esa colonia especial y para ti un abrazo». Cfr., Carta de Sebastián Criado a Onésimo (noviembre 1932), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 32. 587 En una carta del 26 de noviembre Bulnes confirma su candidatura al Sindicato como su representante: «Quieren que tu escribas al Presidente una carta oficial exponiéndole el aumento y hablando de mi concretamente para ir presentándolo en la primera junta. No dejes de decir en ella las ventajas que para el Sindicato tiene el que tu estés representado por persona que esté contigo compenetrada y en la que tu tengas confianza». Cfr., Carta de Tomás Bulnes a Onésimo (26-11-1932), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 33. 172 española” y “gran estafa”588, etc. Dicho de otra forma, Redondo intentaba robustecer su formación, con el objetivo añadido de consolidar su aportación doctrinal y hacer de ella – o por lo menos entre el grupo de Valladolid – un núcleo ideológico vivo en el seno del nacionalsindicalismo589. Es asimismo probable que Onésimo utilizara buena parte de sus apuntes para la redacción de artículos que regularmente enviaba a Igualda o al “Centro de Estudios” de las JONS, sin olvidar que la serie “Hacia una nueva política: el Estado Nacional” corresponde precisamente a este periodo590. Tras una profunda labor de catalogación del material hallado, hemos constatado que el jefe jonsista llegó a escribir más de veinte cuadernos y centenares de folletos que se entremezclaron con la correspondencia y la actividad profesional591. Aunque como afirma Goyanes la vida en Oporto no fue fácil, Onésimo se esforzó para mantener a su familia sin por ello desaprovechar un momento para ocuparse de sus actividades políticas592. Como se ha dicho con anterioridad, Igualdad era en aquel momento el centro de su atención; el 19 de noviembre envió a Bedoya algunas recomendaciones sobre la publicación del semanario y, junto con ello, su primer 588 Estos dos términos tuvieron una importancia fundamental en la formación de Redondo, interpretándose el primero como una campaña de difamación contra España por parte de otras naciones europeas a partir del siglo XVI y en clave anti-Inquisición (término introducido por Julián Juderías en 1913), mientras el segundo terminó por desvelar los planes del comunismo internacional y su supuesta intención de dominio mundial. Véase con detenimiento: Gran Estafa, Libros Jonsistas, Caricaturas, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 3 y Campo, Leyenda Negra, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 8. Sobre la “Leyenda Negra” véase GARCÍA CÁRCEL, Ricardo, La leyenda negra: historia y opinión, Madrid, Alianza, 1998; JUDERÍAS, Julián, La leyenda negra. Estudios acerca del concepto de España en el extranjero, Valladolid, Consejería de Educación y Cultura (JCyL), 2003; y el capítulo 3 de la tesis doctoral de MIRANDA TORRES, David, La imagen exterior de España, tal como España la ve, Madrid, UCM, 2010, pp. 64-69 [disponible en URL: http://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=22425, consultado el 19/08/2013]. Respecto a la gran estafa, el mismo Onésimo publicó un virulento artículo bajo el título de «Hacia una nueva política. El Estado Nacional II», Igualdad, nº 4, 5 de diciembre de 1932. 589 Según Martinell Gifre una razón del parcial éxito de Redondo en Valladolid se puede explicar por una masa que «fue mucho más emocional que la de Ramiro – intelectuales y antiguos sindicalistas – y la de José Antonio – de signo bastante más aristocrático y tradicionalista –; era una masa que seguía a su Caudillo»; cfr., MARTINELL GIFRE, Francisco, La política con alas, ob. cit., p. 94. 590 TOMASONI, Matteo, «Alcune considerazioni su “Igualdad”, il settimanale delle JON-S castigliane (1932-1933)», Spagna Contemporanea, nº 42 (2012), p. 84. 591 En la actualidad se han conservado 23 cuadernos, aunque con toda seguridad algunos se han perdido con el paso del tiempo. Concretamente los que faltan son de la primera serie (Cuadernos_A), entre los cuales faltan los números 5, 11, 12 y 13. En la reorganización del fondo privado de la familia Redondo, el orden de los cuadernos refleja la numeración original que el mismo Onésimo adoptó para sus anotaciones, hecho que no he querido modificar en mi tarea de inventariado. Todos los cuadernos correspondientes a ésta época se conservan en APMR, caja 1 (series: Cuadernos_A y Cuadernos_B). 592 «Recordemos que un gran número de los deportados de España a raíz de la sublevación de Sanjurjo eran gentes de elevada posición social y económica, que recibieron ayudas desde España. Estos apoyos le faltaron a Onésimo, a juicio de su esposa». Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 29. Tenemos constancia que a finales de noviembre su hermana Albina fue a Oporto con la intención de visitar a Onésimo y Mercedes y que probablemente el objetivo era ayudarles con el nacimiento de la hija; cfr., Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (194) 24 noviembre. 173 borrador de la serie de artículos que habría de publicar bajo el título: “Hacia una nueva política”593. La organización del nuevo órgano de prensa de las JONS mantenía un formato muy parecido al anterior; los contenidos reflejaban una continuidad con Libertad, especialmente en la propaganda ideológica nacionalsindicalista y en la crítica a la República, mientras que algunos cambios gráficos hacían de este órgano una publicación más sobria y en parte más desapercibida594. La aportación de Onésimo, a excepción de la serie “El Estado Nacional”, pretendía enfocar múltiples aspectos del fracaso que la República suponía para España. Un borrador de sus apuntes utilizado con toda probabilidad para Igualdad, refleja a la perfección esta condición de lucha que las JONS tenían que conservar: «¿Adhesionistas? No: ¿cómo vamos a serlo de una política creada ante todo para destruir? Nosotros no podemos acatar la anarquía ni colaborar en ningún grado con las convulsiones que trituran el bienestar del pueblo. Ni colaboradores, ni adhesionistas, ni amigos en ningún grado o momento de los gestores del Estado constitucional. Porque el Estado constitucional es el que tenemos presente, no la República. Conviene insistir en esta afirmación, muy seria y muy meditada que ya hemos enunciado: la República no existe, no hay régimen propiamente republicano aunque ese nombre lleve y con esa careta se encubra»595. 593 Ibídem, (180) 19 noviembre. Como he dicho en otra ocasión, el nuevo semanario «Manteneva l’organizzazione delle tre pagine (sei facciate) che lo componevano così come Onésimo le aveva abbozzate, mentre il titolo passava da una illustrazione distorta, dai tratti frenetici e quasi semblanza dell’avanguardia grafica futurista (“Libertad”), ad una linea compatta, sobria e dall’ipnotico colore rosso (“Igualdad”). In alto a sinistra nella prima pagina appariva in ogni numero un piccolo editoriale (non firmato) che introduceva tra la prima e la seconda pagina articoli di carattere socio-politico e propagandistico (con un chiaro elogio alla proposta nazional-sindicalista delle JON-S)ν c’erano quindi le notizie de última hora, quelle sportive, una pagina di inserti pubblicitari, ed in chiusura, insieme a due o tre articoli di coda, il ‘pensamiento della juventud nacional’. Quest’ultimo era lo ‘spazio’ che la redazione dedicava al redattore ‘onorario’, Redondo, che lo usò per divulgare parte del suo pensiero politico» [Trad. «Mantenía la organización en tres páginas (seis caras) que le configuraban así como Onésimo había deseado, mientras que el título era modificado desde una gráfica distorsionada, de líneas frenéticas y casi vanguardistas (“Libertad”), a una línea compacta, sobria y caracterizada por un hipnótico color rojo (“Igualdad”). En la parte de arriba y a la izquierda de la primera página aparecía en cada número un editorial (no firmado) que introducía entre la primera y segunda página los artículos de carácter sociopolítico y propagandístico (elogiando pues la idea nacional-sindicalista de las JON-S); luego se daba espacio a noticias de última hora, deportivas, publicidad y, al final junto con otros artículos, el ‘pensamiento de la juventud nacional’. De este último espacio se encargaba el mismo director honorífico, Redondo, que lo utilizó para difundir parte de su pensamiento político»]. Cfr., TOMASONI, Matteo, «Alcune considerazioni su “Igualdad”, il settimanale delle JON-S castigliane (1932-1933)», Spagna Contemporanea, nº 42 (2012), pp. 82-83. 595 Sin título, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 9. 594 174 A pesar del afán de Redondo por la lectura y el estudio de textos y artículos políticos de su país, su interés también se extendió a Portugal y su opinión pública; pues este era un país tan vecino como desconocido para el vallisoletano. En ocasión del aniversario de la independencia del país luso (1º de diciembre de 1640) Onésimo escribió un artículo que pretendía demostrar, más que el temor a la Castilla imperial que había dominado aquella tierra siglos atrás, la frustración de los portugueses tras veintidós años de República596. Onésimo, que en esta época firmaba con el seudónimo de Alonso Campos597, comentaba al respecto: «“Nosotros los portugueses, liberados hace casi trescientos años de la dominación castellana, asistimos con curiosidad –que no puede ser, evidentemente, desinteresada– al renacimiento de las naciones peninsulares y a la desmembración de una España que si no constituía una amenaza para Portugal era por no resultar fácil modificar la política internacional europea…”. Contempla el lector español el infeliz desvarío de unas gentes que no saben disimular su fruición ante lo que parece la descomposición de España. Sin duda quieren verla reducida –aunque otra cosa digan– al bajo nivel en que hoy vemos a Portugal, veintidós años después de ser implantada aquí la República masónica»598. El interés por el país vecino se materializó alrededor de una cuestión fundamental que en esta época empezaría a ser para Onésimo un eje fundamental de su pensamiento: la tesis sobre el iberismo – que profundizaremos más adelante – y el acercamiento entre España y Portugal, fueron introducidos por el jefe jonsista a partir de aquel otoño de 1932 y se desarrollaron en un largo debate que mucho influyó en su pensamiento una vez regresado a España: «Hablamos a Portugal ¿Qué tienen que ver los pueblos con las separaciones hostiles trabajadas, con las hegemonías hirientes y aun opresoras discurridas y practicadas por las clases políticas en diversas épocas? Las luchas fraticidas de separación y lo mismo que el orgullo centralista, son asuntos más políticos que no populares. Son encuentros de los apetitos de mando vinculados en algunas minorías o personas, que sólo han 596 El día 1 de diciembre envió a Bedoya el borrador del artículo luego publicado en el nº 5 de Igualdad; junto a él, Redondo anotó que su ensayo fuera visto también por Francisco Rodríguez Acosta, uno de los fundadores de las JONS de Jaén. Cfr., Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (208) 1 diciembre. 597 Según Narciso García, Onésimo publicaría algunos de sus artículos más críticos en Igualdad con este nombre; cfr., GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 17. 598 «Crónica Internacional», Igualdad, nº 5, 12 de diciembre de 1932. 175 servido para fomentar el rencor y la incomprensión entre los pueblos hermanos de la Península. Vivamos en paz y también en amor y confianza. Cumpla cada cual – cada pueblo, cada nación – su historia y olviden las gentes los apetitos de las minorías que [u]ngen antipatías y odios: no nos envanezcamos de nuestras discordias del pasado, y estrechemos el destino espiritual de dos naciones nacidas para ser grandes armonizando sus impulsos (16-12-32)»599. El vallisoletano no tardó en darse cuenta de que también en Portugal el ambiente político estaba alterando la tranquilidad de aquellos años; un ministro, Antonio de Oliveira Salazar, lideraba la corriente constitucionalista que en abril de 1933 permitiría el desarrollo de un régimen autoritario promotor del Estado Novo600. Y mientras estos hechos tomaban forma, Redondo descubrió que no era el único en navegar contracorriente. Aquel autor también era otro gran admirador de su maestro Marcelino Méndez Pelayo, habiéndose formado a través de los escritos del “despertador de la conciencia nacional”601. Además consideró fundamental que el portugués hubiese formulado la hipótesis de un nuevo nacionalismo portugués, vinculado a una peninsular aliança con España, teoría que le impresionó enormemente602. Pero por lo visto el nombre de António Sardinha no era nuevo para la intelectualidad española; célebres habían sido sus discursos en el exilio de Madrid (1921), donde el portugués había conocido al Marques de Figueroa, Gabriel Maura Gamazo, Fernando Gallego de Chaves Calleja (Marqués de Quintanar y Conde de Santibáñez del Río) además de Ramiro de 599 Al lado del título, en el texto original, ha sido tachado: «[¿]Hablamos a Cataluña?»; cfr., Hablamos a Portugal, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 9. 600 «En su política de renovación nacional, Salazar consideraba que era imprescindible modificar la manera de pensar y de ser de la sociedad portuguesa recuperando su verdadera esencia, basada en una fuerte socialización de carácter tradicionalista a través de las estructuras corporativas del Estado Novo y en un modelo de integración social sometido al molde ideológico del régimen, que debía ocuparse de la educación pública siguiendo las ideas de la nueva constitución». Cfr., PENA RODRÍGUEZ, Alberto, «Tudo pela Nação, nada contra a Nação. Salazar, La creación Del Secretariado de Propaganda Nacional y la censura», Hispania, vol. LXXII, nº 240 (2012), p. 179. 601 «Ya no nos extraña que Sainz Rodríguez, Eugenio Montes o Araquistain –desde perspectivas que van del nacionalismo más puro al internacionalismo marxista– hayan equiparado la obra de Menéndez Pelayo a los Discursos a la nación alemana, de Fichte. Ni nos sorprende que Antonio Sardinha le tenga por el maestro del nacionalismo español, o que Onésimo Redondo le llame “fundador” y “padre del nacionalismo español revolucionario”». Cfr., PALACIO ATARD, Vicente, «El nacionalismo en Menéndez Pelayo», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, nº1 (1956), Tomo LXII (Especial homenaje a M. Menéndez Pelayo), p. 18. 602 SARDINHA, António, A Aliança Peninsular; antecedentes e possibilidades, Porto, Livraria civilização & Co., 1924. 176 Maeztu, entre otros603. Fueron especialmente estos últimos dos, los que dierona a conocer la obra de Sardinha en España604, haciendo de ella un ensayo fundamental así como lo había sido el artículo “O Pan-Hispanismo” (1922) en el que Sardinha daba prueba de su interpretación peninsularista frente a un desacreditado iberismo: «“Na opinião geral, – escrevia ha já bastantes anos o general Rodrigues de Quijano –, só Espanha e Portugal pelos seus precedentes e índole especial de raça, podem chegar a ser o verdadeiro laço de união entre Europa, a America e a Africa…” Em sucintas palavras, se condensa todo o futuro das duas pátrias peninsulares, se olhando para a frente com coragem e iniciativa, nos resolveremos a executar tão belo programa de acção, para o qual, antes de tudo se estabelece como primeiro passo, a necessária aproximação de Portugal a Espanha. Assim, o desacreditado ‘iberismo’, de evidente marca maçônica e revolucionaria, será vencido pelo ‘peninsularmismo’ cujas raízes na geografia e na historia, exigem logo de entrada, como condição prévia, que a tolerância política e econômica dos dois Estados da Península seja integralmente respeitada»605. La tesis del portugués pareció convencer a Redondo, que entre sus apuntes marcó con convicción cuanto aprendía de la lectura del Aliança, como en el caso del prólogo de la edición de 1925 firmada por Gamazo: «Los dos pueblos peninsulares venían padeciendo, desde fines del siglo XVIII el mimetismo degradante que en toda la escala biológica caracterizó siempre a los 603 VAZ SERRA, Maria da Conceição, «Aliança Peninsular», Revista Militar, nº 2496 (2010), URL: http://www.revistamilitar.pt/artigo.php?art_id=539 [consultado el 03/06/2013]. 604 En ocasión de la celebración de los primeros cien suscriptores de la revista Acción Española, la redacción premió a cada uno de ellos con una copia de la publicación de Sardinha, traducida en España en 1930 por los mismos Fernando Gallego y Maeztu: «Cada uno de estos señores tiene derecho a un ejemplar de la magnífica obra del Dr. Antonio Sardinha, titulada “LA ALIANZA PENINSULAR”». Cfr., «Los cien primeros suscriptores», Acción Española, nº 2 (enero 1932), p. 224. 605 (Trad. «“En opinión general, – escribía hace tiempo el general Rodríguez de Quijano –, pueden España y Portugal por sus antecedentes y su condición especial de raza, llegar a convertirse en el verdadero lazo de unión entre Europa, América y África…” Con estas palabras, se condensa todo el futuro de estas dos patrias peninsulares, que se encuentran a la espera, con coraje e iniciativa, a resolver y ejecutar tal hermoso programa de acción, por el cual, ante todo se establece como primer paso, la necesaria aproximación de Portugal a España. Así, el desacreditado ‘iberismo’, de evidente rastro masónico y revolucionario, será vencido por el ‘peninsularismo’ cuyas raíces son la geografía y la historia, exigiendo por ello un rápido lugar, como condición previa, a la tolerancia política e económica integralmente respetada de [estos] dos Estados de la Península»). Cfr., SARDINHA, António, «O Pan-Hispanismo», Revista Contemporanea, nº1-2-3 (1922), pp. 50-51. 177 seres más débiles y no los preservó casi nunca de la definitiva destrucción. Sobrevino hace ya tiempo la reacción contra tan monstruoso absurdo. Pensadores excelsos, cuyos nombres venerándoos, guarda piadosa nuestra memoria, persuadieron a las nuevas generaciones hispano-portuguesas de que el remedio de los males que padecíamos no se había de hallar en recetarios exóticos, sino en las sabias elecciones de la propia tradición”. (G. Maura Gamazo, prologo A. Sardinha)» 606. El estudio de esta supuesta aproximación hispano-lusa en la historia, ampliada a través de la lectura de las obras de Oliveira Martins607 que había comentado que «o problema hispanista é, primariamente, um problema de cultura»608 y complementada con la serie de artículos de Maeztu sobre la Hispanidad609, fue utilizado para explicar la fricción histórica existente entre los dos países y la consecuente entrada de Portugal en la órbita anglosajona610. Dejando a un lado – de momento – el peninsularismo en su aspecto más teórico, observamos como esta corriente filosófico-cultural empezó a cuajar con firmeza desde 606 La referencia es a la publicación de la Junta de Propaganda Patriótica y Ciudadana en 1925 (ed. española con prólogo de G. Maura Gamazo de 1930). Cfr., Sin título, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 4. 607 Joaquim Pedro de Oliveira Martins, historiador y político portugés del siglo XIX. 608 Añadía Redondo en sus apuntes: «Lo de Hispano-Luso-Americana (la de Sevilla) / Es un rasgo de penetración admirable, Oliveira Martins llama a Os Lusiadas “el testamento de Espanha” (como sinónimo de Península) / Lusiadas la figuración poética de lo que sería el Imperio de Occidente con el Atlántico por lago familiar / Sociedad internacional pulverizada desde entonces (desde la diplomacia de Westfalia)». Cfr., Sin título, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 4. 609 Me refiero a la larga reflexión del escritor vitoriano «La Hispanidad en crisis», Acción Española, nsº 17-22 (tot. 6 artículos), 16 noviembre 1932 – 1 febrero 1933. Al respecto anotó Redondo en sus apuntes: «Necesidad de reforzar y justificar el patriotismo (el territorial) con razones de Hª universal precisamente, es decir con el convencimiento de que la Patria significa para las otras patrias un valor universal por ello mantenido y que sólo ella tiene la vocación de seguir manteniendo… / No se recuerda sino lo que vale, lo que quiere decir es el valor lo que crea el pasado… (ese pasado que no debe pasar) / No hay que cambiar, sino que reforzar el propio ser». Cfr., Maeztu, crisis de la Hispanidad, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 8(A). 610 Uno de los puntos claves de la división política y cultural entre España y Portugal había sido situada por Sardinha en la Batalla de Toro de 1476, en la que el conflicto entre juanistas e isabelinos había provocado el alejamiento de España del Atlántico y, pese a la unificación posterior, había permitido el nacimiento de un sentimiento ‘antihispano’ promovido por los ingleses. Según apuntó: «La batalla de Toro para Sardinha significa el término de [la] hegemonía [de] Castilla en la Península. Porque si vence D.ª Juana (Portugal) Castilla se hubiese inclinado para el Atlántico. Como venció Isabel en definitiva con el distanciamiento de Portugal y Castilla se inclina para esta Aragón y es conducida a las empresas mediterráneas y europeas en que Aragón estaba metido (Las europeas en parte). La victoria de Inglaterra la Invencible es el punto de partida del poder anglosajón protestante sobre [la] civilización americana y “la Península entró en sumirse en el demorado eclipse que no terminó todavía y que sólo encontrara remate quando a aliança peninsular volte a restaurar o sentido perdido da antigua unidade-hispánica”». Cfr., Ibídem. 178 los años Veinte entre la política portuguesa. Tan sólo una década después, utilizando como base los escritos de Sardinha y adaptándolos a las exigencias del momento, otro portugués llamó la atención de Onésimo de forma especial. Se trataba de un periodista y sindicalista – tenía casi diez años más que Redondo – conocido como Francisco Rolão Preto, un descontento del “Integralismo Lusitano” que durante el curso de 1932 había fundado el Movimiento Nacional-Sindicalista (MNS), máximo representante de la extrema derecha portuguesa611. No ha de extrañar que el líder jonsista siguiera con interés al grupo local del MNS, que ya presumía por entonces de ser el portavoz del nacionalismo portugués y defensor de los valores patrióticos612. A finales de año y con ocasión de la inauguración de la sede del MNS en Oporto, es probable que Redondo aprovechase la oportunidad de conocer en persona al mismo Rolão Preto, ya que éste había viajado desde Lisboa para presenciar el acto613. No obstante, pese a las fuentes consultadas, no se ha podido sin embargo certificar este encuentro. No parece que en este momento Redondo optara por estrechar un vínculo directo entre los nacional-sindicalistas portugueses y los jonsistas españoles, pero no dejó de seguir el desarrollo de este movimiento durante su estancia en Portugal614. A finales de 1932 por lo menos podía sentirse satisfecho de haber mejorado su situación y gracias también a nuevos estímulos adquiridos en el país luso, Onésimo pudo reorganizar su agenda dirigiendo un sin fin de cartas hacia Valladolid y Madrid. Se puso en contacto con la 611 Sobre el desarrollo del fascismo portugués véase MEDINA, João, Salazar e o Fascistas. Salazarismo e Nacional-Sindicalismo; a história de um conflito (1932-1935), Lisboa, Bertrand, 1978; y COSTA PINTO, Antonio, Os Camisas Azuis. Ideologia, elites e movimentos Fascistas em Portugal (1914-1945), Lisboa, Estampa, 1994. 612 Entre los apuntes de Redondo, hemos encontrado un artículo sobre el nacionalismo portugués en el que se ensalza a Preto como líder del nacional-sindicalismo portugués y figura clave junto los grandes dictadores de la época: «nos cometemos o imperdoável pecado de ter, num movimento ardente de nossa mocidade, esta ânsia revolucionaria da Ordem. E dizem, num desconhecimento total de nossas ideais, que tomos buscar a Mussolini, a Hitler ou a qualquer outro “condottiere”, de multidões, a inspiração tutelar das doutrinas que defendemos. Agora que o movimento nacional-sindicalista, mais que um simples enunciado esquemático de teorias, é já uma realidade viva e palpável na paisagem política nacional [...]. Já em 1920 quando Mussolini sonhava um indefinido socialismo, vagamente informado do espírito de Garibaldi, e Hitler era um pobre destroço da guerra, o dr. Rolão Preto publicava as bases econômicas e sociais do nacional-Sindicalismo». (Trad. «hemos cometido el pecado imperdonable de tener, frente a nuestro movimiento de ardor juvenil, el impulso revolucionario de la Orden. Y dicen que, en total ignorancia de nuestras ideas, buscamos un Mussolini, un Hitler o cualquier otro “condottiere”, multitudinario, de inspiración y tutor de las doctrinas que defendemos. Ahora que el movimiento nacional-sindicalista, más que un simple enunciado de teorías, es ya una realidad viva y palpable en el horizonte de la política nacional […]. Ya en 1920 cuando Mussolini soñaba con un impreciso socialismo, vagamente integrado por el espíritu de Garibaldi, y Hitler era un pobre reducto de la guerra, el Dr. Rolão Preto publicaba las bases económicas y sociales del nacional-sindicalismo»). Cfr., Nacionalismo Portugués [recorte artículo de Abilio Pinto de Lemos], APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 4. 613 Onésimo conservó un artículo del acto inaugural; Nacional-Sindicalismo. Inaugurou-se ontem o Secretariado do Porto, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 4. 614 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 31. 179 revista Acción Española615, prolongó la serie de artículos políticos para Igualdad616, se comunicó con sus adeptos617, pidió información sobre su situación jurídica618 y, junto con Ramiro, estudió el plan de actuación para el nuevo año 619. Todo estaba preparado para dar comienzo a nueva etapa del jonsismo. 5.1.3. Nuevo año, nuevos retos. La lucha política desde el exilio. Por segunda vez en su vida, Onésimo empezaba el año en un país extranjero pero, a diferencia de su estancia en Alemania, esta vez se encontraba forzado en un exilio en Portugal. Aguardaba muchos proyectos para 1933 y no cabe duda de que su principal objetivo seguía siendo la vuelta a su tierra natal junto con su familia; pues si la política le había metido en este aprieto, ahora más que nunca tenía que ser la misma política la que tenía que sacarle de él. Una primera novedad para el vallisoletano fue la resolución de una denuncia de 1931 contra su persona y por lo visto, la causa remontaba a una acusación procedente directamente desde el despacho del ministro Marcelino Domingo. El resultado de la sentencia, pese a la multa infligida, redimía Onésimo de mayores cargos y de algunos meses de cárcel pero, al no tener vinculación directa con la Sanjurjada620, no le absolvía 615 Información pedida a Madariaga; cfr., Salida de correspondencia, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 1, (215) 4 diciembre. 616 Me refiero nuevamente a la serie “Hacia una nueva política. El Estado Nacional” (HNPEN), en la que fue ayudado en su redacción por Misol y Bedoya; cfr., Ibídem, (231) y (246) 15 y 23 diciembre. Los originales de esta serie y los de “Teoría Constitucional” (TC; publicada entre marzo y mayo de 1933) se conservan íntegros en el archivo familiar: Borradores HNPEN y TC, APMR, caja 4. 617 Anotó, por ejemplo, de haber escrito a Girón para transmitir y suscitar ‘nuevos estímulos’ al grupo; cfr., Ibídem, (250) 23 diciembre. 618 Carta enviada a Gil Robles pidiendo información sobre la sentencia de su implicación en el golpe; cfr., Ibídem, (265) 29 diciembre. 619 «267. LEDESMA RAMOS – semanario en Madrid, más en provincias»; cfr., Ibídem, (267) 30 diciembre. El mismo Ledesma, en un artículo publicado en “La Nación”, comentaba el próximo renacimiento de La Conquista del Estado, hecho que no se producirá por dedicarse el zamorano a la causa de El Fascio; véase: «Precisiones. El Nacional-Sindicalismo», La Nación, 13 de enero de 1933. 620 El acta de resolución del Tribunal Supremo de Madrid, dictaminaba lo siguiente: «CONSIDERANDO: que dichas frases injuriosas y en lo que afectan a D. Marcelino Domingo, se hallan dirijidas (sic.) a este como Ministro que era a la sazón y no simplemente como periodista, pues así lo revelena [relevan] la alusión que se hace del Gobierno provisional, del que se dice presidió los vandalismos cometidos en la quema de conventos y del que formaba parte el Señor Domingo […]. / = FALLAMOS: que debemos declarar y declaramos no haber lugar al recurso de casación por infracción de la ley, interpuesto a nombre de Onésimo Redondo Ortega, a quién condenamos en las costes y al pago, si mejorase de fortuna de ciento veinticinco pesetas por razón de depósito no constituido. Comuníquese esta resolución a la Audiencia de Valladolid a los efectos oportunos. […] F.do: Felix Ruz Cara, Enrique Robles, Vicente 180 de su exilio. La necesidad de prolongar la correspondencia, único método para coordinar sus actividades, le ayudó a considerar cuáles iban a ser las directrices para el nuevo año. Poco a poco también entre las JONS de Valladolid se recuperaba cierta confianza para el nuevo año, aunque todo se desarrollaba muy despacio. Al menos, Onésimo tenía la sensación – y esto le demostraban las cartas que recibía – de que no era el único en pensar de esta forma; «Sr. D. Onésimo Redondo Mi querido amigo: Mi cordial felicitación para el año nuevo, que le sea próspero en toda clase de bienes, y que los patriotas, mejores, y que purifican hoy su patriotismo en tierras extranjeras, consigan pronto, en los meses de este año, sino imponer las ideas salvadoras, sí, almenos (sic.) hacerse respetar y arrollar todas las ideas disolventes. El Sindicalismo nacional creo ha de tomar un gran impulso este año»621. El escenario en el que el jonsismo se encontraba no parecía dar sin embargo muchas garantías, ni impulsos para su afirmación entre los grupos políticos. Por entonces, la extrema derecha no tenía aún ningún soporte financiero y social: «Por una parte, las clases medias que podrían haber proporcionado esta base […] preferían poner sus esperanzas en los partidos conservadores moderados que, al menos hasta entonces, estaban dispuestos a acceder al poder por la vía del sistema parlamentario. Por otra parte, a las clases trabajadoras no había modo de convencerlas para que abandonasen masivamente su afiliación socialista o anarcosindicalista, tal y como pretendían y necesitaban los nacionalsindicalistas»622. El episodio que había tenido lugar en aquellos días, el de Casas Viejas, había demostrado que el sistema republicano tenía muchos fallos y que era urgente cultivar una nueva estrategia de intervención entre la opinión pública. De forma diferente, Ledesma Ramos percibía 1933 como un año decisivo para el fascismo español, en el que la expansión de una doctrina nacional y patriótica iba a acabar definitivamente con la democracia en España y en Europa; la “actualidad Crespo, Joaquín Lacambra, José Antón, El Magistrado: Sr. Camin […] Madrid, 2 enero 1933». Cfr., «Acta de Resolución», Recurso nº 55821 (1932) Onésimo Redondo injurias al Gobierno, AHN, FCTRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, nº 69, Exp. 55821. 621 Carta de Félix Santiago a Onésimo (1-1-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 34bis. 622 Cfr., ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., pp. 36. 181 antidemocrática”, como la ha definido Ferrán Gallego, hizo percibir a Ramiro que «la primogenitura de esa llamada a la novedad política fascista procedía de su estrecho círculo de colaboradores desde los tiempos de La Conquista del Estado. […] La afirmación de la propia diferencia y la disposición a establecer ámbitos de compromiso»623. Si bien Ledesma se estaba organizando para no faltar al pronunciamiento fascista que iba a producirse a lo largo del mes de marzo624, Onésimo parecía no estar conforme con la actitud de su amigo. Consciente de que las JONS no gozaban de buena consideración en el panorama nacional625, Redondo pensó que por lo menos era necesario consolidar cuanto antes su feudo de Valladolid. Sabemos que en esta ciudad existía un compacto núcleo socialista, sobre todo en el entorno ferroviario, aunque comunistas y anarcosindicalistas eran todavía una masa muy exigua626. Contrario al uso de doctrinas consideradas extranjerizantes, Redondo enfocaba el problema de su país en la educación social y en la política de sus vecinos, tal y cómo anotaba en sus apuntes: «Toda[s] las opiniones sobre la mejor manera de gobernar a España, se reagrupan concretamente en dos tendencias: la de los que quieren autoridad y la de los que quieren libertad. – Autocracia y Democracia. […] Las dos formas para España son igualmente buenas e igualmente morales. El problema verdadero no es el de la forma, ni es el de las leyes sino el de la evocación del pueblo español. Pero entiéndase bien esto de la educación política del pueblo: es esencial variar el concepto corriente de la educación política cuando de España hablamos. No se trata de “hacerle apto para vivir la democracia”, como dice la trasnochada literatura liberal, sino de infundirle la confianza política a que hace mucho tiempo renunció 623 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., p. 136. Por estas fechas saldría a calle la publicación de uno de los fundadores de La Conquista del Estado, Ernesto Giménez Caballero, que de facto, colaboró en la definitiva implantación del fascismo en España; véase: GIMÉNEZ CABALLERO, Ernesto, Genio de España, e altaciones a una resurrección nacional y del mundo, Madrid, La Gaceta Lit., 1932. 625 Respecto a esta cuestión hay que observar que Ramiro estaba de acuerdo con Onésimo; tras la aparición oficial del MNS portugués a finales de 1932 – tachado como imitador del fascismo mussoliniano – y frente a su rápida notoriedad, Ledesma sintió la necesidad de demostrar que el “nacionalsindicalismo” era un movimiento ideológico ‘nuevo’, surgido en España en 1931. La referencia, lógicamente, era a su grupo fundacional: «Ciertamente el doctor Rolao (sic.) Preto, fundador y jefe de ese fascismo portugués, se inspira en normas doctrinales ya trazadas en su país por los “integralistas”. Pero su tónica es la del fascismo italiano. […] Y la denominación de su partido, el hallazgo del Sindicato – sindicalismo nacional– como eje funcional y económico del Estado moderno, pertenece a las JONS españolas antes mencionadas». Cfr., «Precisiones. El Nacional-Sindicalismo», La Nación, 13 de enero de 1933. 626 PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., p. 62. 624 182 terminantemente627. Si sucede, como viene aconteciendo con raras excepciones desde hace más de 3 siglos, un fracaso628 político a cada cambio de este orden que en la gobernación del país se procede, habremos infligido un nuevo escalabro a la educación política del pueblo: es lo mismo que este daño, se canse con la espada anticrática (sic.) o con la corrupción democrática […].No es la democracia santa y la dictadura ilegítima ni al contrario esta representa la salud y aquella la ruina629.Lo que hay es buenos o malos gobiernos: honradez, aciertos, […] o corrupción, ineptitud, injusticia. Todo es posible con la democracia y todo con la autocracia igualmente. La clave de la buena y estable gobernación está en esto: que el pueblo tenga confianza en los que mandan y estos correspondan a la confianza con la honradez, la aptitud y la justicia. Si esto es fácil de aceptar no es tan fácil de conseguirlo. Porque para llegar a lo segundo, que es necesario para infundir en el pueblo la confianza que salva, no basta descansar en promesas. Y como lo que se llaman formas o regímenes no otra cosa son que promesas, palabras – e igualmente las leyes que muchas veces se dan pero no se cumplen o se cumplen mal – siéguese que de las formas de gobierno y de las leyes en sí no puede derivar la justicia, el acierto y la honradez que es lo que el pueblo requiere y de cuyos efectos la confianza nace, las instituciones se estabilizan y la constitución real se consigue. Ninguna ley sobra: la forma no da vida al agente: el espíritu es el que da la vida».630. Las cercanas elecciones municipales previstas para abril de 1933, podían ser la ocasión para distinguir a su grupo del asociacionismo derechista (Comité de Derechas) que se iba perfilando entre los partidos conservadores de la provincia de Valladolid631. 627 Sigue tachado en el texto: «Hablando con exactitud, no es el pueblo quien debe recibir una “educación” que le falta, son los gobiernos los que deben demostrar una buena educación para que el pueblo crea en ellos». 628 Palabra techada en el texto: «escalabro». 629 En una nota al lado: «como dicen los tratadistas: no es el origen ni el modo el que legitima. Es el contenido, es el fin». 630 Sin título, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 14 (A). 631 Un periódico local, probablemente Diario Regional, del que Onésimo recortó este artículo, acogía con satisfacción la creación de un ‘Comité de las fuerzas de Derechas vallisoletanas’: «Las distintas entidades derechistas, que recientemente han concertado un pacto de coalición en esta capital, se proponen desarrollar una activa campaña de propaganda y preparación para las elecciones municipales por los pueblos más importantes de la provincia. A este efecto, mañana aparecerá un manifiesto que dirigen a la opinión pública dichas entidades, que son: Acción Popular, Junta de Ofensiva Nacional Sindicalista y Comité Electoral Femenino. […] Las fuerzas representadas por este Comité ni deben, ni pueden, ni quieren adoptar fácil postura de una cómoda inhibición. Esta unión de fuerzas derechistas, que no es fenómeno privativo de Valladolid, sino abrazo que funde y santifica a todos los corazones de España digna, trae a la vida pública, junto al imperativo genérico de intervenir en la futura lucha electoral, el de recoger y dar cauce adecuado a la exigencia de justicia que la Patria demanda contra los que se alzaron 183 Haciendo hincapié en la difusión del radicalismo partidista, nos podemos atrever a comentar que Onésimo – a diferencia de Ledesma – buscase emular el ejemplo alemán y concretamente el del partido radical de Adolf Hitler, cada vez más poderoso gracias a los votos de sus electores. La técnica electoral tenía que ser organizada de forma minuciosa y sobre todo detallada; y de esta forma lo intentaba explicar a sus colaboradores: «Preparad ardientemente la elección empezando desde ahora por lo siguiente: 1º) Por hacer en el periódico [Igualdad] alguna campaña municipalista de doble manera: A) persiguiendo sin tregua ni descanso el caciquismo municipal y al mismo tiempo el provincial. Di a los del periódico que observen, olfateen, inquieran y den forma a noticias y a casos del Ayuntamiento. B) Haciendo algunos artículos de estudio, sobre los presupuestos y obras en curso y los de años anteriores. Esto debía realizarlo uno fijamente (por ej. Misol, o Rivero). También deben publicar alguna interviú con personas relevantes por su competencia en algunas materias municipales. Así Moliner632, Illera, quizá, y el Sr. Lozano el de la Cámara de la Propiedad. A vosotros se os ocurrirá alguno más. 2º) Llevando a cabo las elecciones municipalistas. Buscad quién sepa y quiera explicarlas. No consintáis que quede este asunto exclusivamente en manos de uno que no lo mueva. Cuando sean las lecciones, debe hacerse publicidad de ellas en el semanario. (Deben recibir lecciones de interventores más individuos de los que reciban las demás). 3º) Pensad en la conveniencia de combatir con la actual minoría monárquica al mismo tiempo que el caciquismo de la mayoría. A los monárquicos por inactivos633, incompetentes y tímidos634 (con las debidas excepciones). 4º) Haced mucho alar de presentar candidatos. Y defended el que sea gente nueva, joven, y del pueblo. A los afines debéis tratarlos con la máxima cortesía y mimo, pero mostrándoos con los hechos muy firmes. = No discutáis mucho en las reuniones. SABED CALLAR. Haced que solo ellos pequen de habladores. […] sobre un pináculo de promesas incumplidas». Cfr., La fuerza de derechas de Valladolid (19-3-33), APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 6(A). 632 Redondo se refiere a los alcaldes primorriveristas: Vicente Moliner Vaquero (alcalde entre 1924 y 1926) y Arturo Illera Serrano (alcalde entre 1926 y 1930). Sobre el primero véase: CARASA, Pedro (Dir.), Diccionario biográfico de alcaldes de Valladolid (1810-2010), ob. cit., pp. 508-511; y sobre el segundo, en la misma obra, pp. 438-442. 633 Palabra tachada en el texto: «vagos». 634 Palabra tachada en el texto: «cobardes». 184 (Marcha JON-S)635 Importante por encima de todo es que la cobranza de las JON-S se haga con regularidad. Y debéis procurar que se hagan socios nuevos. = A ver cuando abrís un domicilio cualquiera. Eso del compromiso o adhesión ya debíais haberlo hecho. Que te lo redacte Bedoya. Un abrazo, Onésimo Redondo Procurar colocar Manifiestos JON-S»636. De forma algo inesperada, durante los primeros meses de 1933, irrumpió en los planes del vallisoletano la propuesta de colaboración de un grupo afincado en Madrid, que tenía entre sus participantes al mismo Ramiro Ledesma. Junto a él, destacaban Ernesto Giménez Caballero, Rafael Sánchez Mazas637 y el líder de la Unión Monárquica Nacional (UNM), José Antonio Primo de Rivera638. Estos intelectuales de derechas compartían cierto entusiasmo por la proclamación de Adolf Hitler como Canciller en Alemania (ocurrida el 30 de enero), interpretando este evento como la gran victoria del método fascista. No cabe duda que muchos de ellos tenían la voluntad de imitar a éste caudillo, plasmando también en España un fascismo (que tenía que ser marcadamente hispánico) para que este entrara en la órbita de un “fascismo genérico” en rápida 635 Escrito en lápiz rojo al lado. Carta a Luis (29-1-33), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 37. 637 Sánchez Mazas había vivido en estrecho contacto con el fascismo italiano y había escrito para ABC, como enviado especial a Roma, sobre el ascenso al poder de Mussolini. La perspectiva del periodista madrileño fue por tanto aquella de establecer unas bases de conducta del caso español; estableció «la identificación entre falangismo y fascismo, lo que no le impide defender a capa y espada la españolidad de aquél. Como es bien sabido, una de las acusaciones que los falangistas (como antes los jonsistas) recibían desde la derecha era la de no ser más que una mera imitación de movimientos extranjeros, como el fascismo italiano o el nazismo, y que, precisamente por ese carácter imitador, difícilmente podrían arraigar en España». Cfr., MORENTE, Francisco, «Rafael Sánchez Mazas y la esencia católica del fascismo español», en RUIZ CARNICER, Miguel Ángel (ed.), Falange. Las culturas políticas del fascismo en la España de Franco (1936-1975), Zaragoza, Instituto Fernando el Católico, 2013, p. 114115. 638 Según Joan Mª Thomàs, el hijo del exdictador fue incluido en este reducido grupo debido a su amistad con quién había concebido la idea de publicar un semanario “profascista”, Manuel Delagado Barreto – ya director de La Nación – que por su fe ideológica. Éste último, «vio en la llegada del nazismo al poder en Alemania a principios de 1933 la ocasión para sacar a la calle un semanario profascista». Lo haría a mediados de marzo, con la publicación El Fascio. Haz Hispano. Cfr., THOMÀS, Joan María, Los fascismos españoles, Barcelona, Planeta, 2011, p. 78. 636 185 difusión por Europa639. Entre los integrantes de este grupo, Ledesma representaba sin embargo una excepción; el zamorano conocía en profundidad el movimiento hitleriano: lo había estudiado, había ensalzado sus cualidades y técnicas organizativas640 pero – lo señala Tomás Borrás – acabó por adherirse al pronunciamiento fascista no tanto por la proyección del líder nazi en España, sino por cuestiones meramente doctrinales. Según Ramiro, Hitler era sobre todo un “socialista militarmente organizado”, por lo que su victoria se debía más bien a su importancia como líder carismático y a la capacidad de imponer una idea basada en un nacionalismo impulsivo641. Redondo parecía tener una óptica diferente al hablar – y mezclar – fascismo y nacionalsocialismo. Sobre éste último, a los pocos días de aquel 30 de enero, publicó en Igualdad un artículo en el que ensalzaba la genialidad de líder nazi; no tanto por su ímpetu revolucionario, sino por su organización y meticulosidad en la conquista del poder: «Hitler, el exigente y ciego caudillo (a decir de los periodistas de tantos países), flota vencedor una vez más […] Y es que Hitler tenía razón y no sus críticos, como la viene teniendo desde el día en que se creó su partido. Mil veces la fe, el tesón y –¿por qué se ha de negar?– el talento genial del Führer han desmentido las universales previsiones adversas de los enterados […]. El nacionalsocialismo, como escribe últimamente uno de sus principales jefes, “no es simplemente el partido más fuerte del imperio, sino la realización de la Alemania nacional, la corporeidad de una fe resuelta en el porvenir y la única fuerza existente para la superación de la lucha de clases y la derrota del explotador capitalismo financiero”»642. Diferente era la opinión respecto a la ideología fascista, considerada fundamental por sus bases doctrinales (sobre todo en cuanto al control de las masas y del trabajo), pero lejos de representar una condición ideológica consolidada y aplicable a un caso específico. Lo interesante de aquella doctrina era que su síntesis había proporcionado una nueva moral cívica (así la definió), que basaba la estructuración de la sociedad en la nueva relación Estado-Pueblo-Trabajo; una tesis sobre la que merecía la pena reflexionar: 639 BÖCKER, Manfred, «¿Nacionalismo o fascismo? El fascismo español de la Segunda República y su relación con los movimientos fascistas en el extranjero», en MECHTHILD, Albert (ed.), Vencer no es convencer. Literatura e ideología del fascismo español, Frankfurt-Madrid, Vervuert-Iberoamericana, 1998, p. 18. 640 Véase por ejemplo: «El nacionalsocialismo alemán. El partido de Hitler», La Conquista del Estado, nº 2, 21 de marzo de 1931. 641 BORRÁS, Tomás, Ramiro Ledesma Ramos, Madrid, Ed. Nacional, 1971, p. 358. 642 «El ejemplo de Alemania. Hitler al frente del porvenir», Igualdad, nº 13, 6 de febrero de 1933. 186 «Lo que el fascismo cree haber comprend[ido] exper[imentando la] guerra y postg[uerra] …dos criter[ios] cardin[ales]: 1º/ necesidad de que Estado asegure exist[encia] [de la] civil[ización]. 2º/ nec[esidad] de dar a Est[ado] un contenido social para reconciliar la Patria con el trabajo. El pueblo es para el fascis[mo] [una] serie infinita de gener[acciones] que se suceden en el tiempo como la corr[iente] de un río y por esto las gen[eraciones] pasadas reviv[en] en lo más remotos descend[entes]. Estado es con[secuencia] de la identidad nac[ional] a través del tiempo. El trabajo es la compleja total[idad] de las activ[idades] humanas, no solamente de aq[uellos] que tienen por final[idad] [la] prod[ucción] siquiera material sino de las que se ref[ieren] a afirmar super[ación] de la pers[ona] humana: (intelig[encia], semntim[iento], ciencia, arte). Estado es cond[ición] indisp[ensable] para obtener un result[ado] unit[ario] de todas las activ[idades] indiv[iduales] (si se dif[erencia] del liberal[ismo] por la noción del pueblo, otro tanto del social[ismo] por la noción del trabajo). …Pero sobre todo antibolchevique y si rechaza alg[unos] conceptos carácter[ísticos] de lib[eralismo] y soc[ialismo] también es verd[ad] que acepta algún concep[to] de esas doct[rinas] reconve[rtidas] esenc[ialmente] al valor de una civil[ización] moderna, europea, occ[idental]. Del liberalismo el principio de la voluntad general643 como fund[amento] de la sob[eranía] del Es[tado] y del soc[ialismo] el principio del trabajo644 en cuanto hace de éste título de ciudad[anía] del indiv[iduo]645. …luego – concluyo yo – ni acepta la voluntad general del liberalismo, ni el principio del trabajo del socialismo. Eso no es doctrina, es dialéctica (me parece así muy bien). Una moral cívica q[ue] p[ara] los q[ue] no sean creyentes, aparezca indep[endiente] tanto del d[erecho] del indiv[iduo] como del príncip[io] teológico, basado sobre una noción mística y trascendí[ental] de Estado-Pueblo y el EstadoTrabajo»646. Pero el jonsismo tenía en estos momentos otras exigencias; en aquellos días de frenesí ideológico, una de las prioridades de Onésimo fue mantener la coordinación de sus 643 Anotación original en el texto: «Identificado con tradiciones populares». Anotación original en el texto: «Se propone que redunde en beneficio de la Nación, del Pueblo». 645 Anotación original en el texto: «Su medio de expresión los ind[ividuos] selectos». 646 El fascismo: su doctrina, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 8(A). 644 187 fieles y evitar así discrepancias doctrinales. Sabía que de la aportación epistolar dependía el porvenir de su grupo y se consagraba continuamente a ella para mejorar la propaganda y el proselitismo, con el claro objetivo de ganar fuerza e independencia647. La minuciosidad de Redondo llegó a tal punto que, precisamente en el intento de marcar una doctrina que tuviera en cuenta las exigencias del pueblo, tuvo que esforzarse para mostrar su versatilidad sin perder por ella sus principios648. Ni siquiera frente al presunto avance del fascismo español, con la salida a la calle del primer y único número de El Fascio. Haz Hispano el 16 de marzo accedió a las peticiones de colaborar con un hecho que definía como “mero extranjerismo”: «Lamentaba que nos mezclemos con El Fascio, porque musité una enemiga que era prudente no echar sobre nosotros (enemiga oficial). Y porque yo desde el principio no estuve conforme con este extranjerismo. Ya lo sabéis si leéis mis artículos. Y porque entiendo que no conviene atacar tan de frente empezando por el nombre. Si vuelve a salir, que no le vendan los nuestros, como teníais pensado…»649. Onésimo se demostró contrario a las teorías marcadas por Gecé, ya que éste había escrito de su peño y letra que el fascismo «no es una doctrina privativa de los italianos o 647 «Cultivad a vuestro lado para ser fuertes a quién pueda sacar dinero. Parece que [Eduardo Martín] Calero está algo ocupado de eso: pues que tire y afloje en su actividad de ese género, según convenga. Desde luego, cuantos más den el dinero por conducto JON-S, más fuertes. Y no os rindáis demasiado a la concordia. Y no toleréis nombres desprestigiados o demasiado patronales. Vale mucho más un joven desconocido, con propaganda, que un personaje antiguo. Lo que importa es la propaganda». Cfr., Carta a Luis (18-03-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 38. 648 El borrador de una carta enviada a Juan Misol, señala a la perfección esta amonestación de Onésimo hacia quien tomase la iniciativa saliéndose de los esquemas impuestos por el jefe: «¿Cómo se le ha podido ocurrir a alguien de Igualdad blasfemar de esa manera contra el Pueblo? ¿Para eso llevamos dos años revindicando el valor de esa palabra? ¿Para eso escribo yo los artículos que llamáis doctrinales una semana y otra? Pues de cualquiera de ellos se puede sacar una doctrina opuesta a las ligeras y ofensivas conclusiones de ese suelto. ¡Precisamente de lo que el [futuro?] representa para nosotros el pueblo se hablaba en e artículo del 30 de Enero! El pueblo no es una bestia, camarada articulista, ni es algo inexistente ni se puede decir de el (sic.) – DEL PUEBLO ESPAÑOL – que solo obedece al látigo y al mendrugo. Aunque no se le deja halagar, nunca diremos que no creemos en él. No creeremos en el pueblo de los marxistas que con frecuencia es una turba minoritaria de escandalosos. Pero en el pueblo español, en el gran Pueblo ¿como no hemos de creer? ¡Si él es el objeto de nuestra actividad y el que debe inspirar nuestras luchas! ¡Si el verdadero pueblo equivale a la Patria! […] Este suelto es un alegato serio en manos de nuestros adversarios, contra nosotros, en lo futuro». Cfr., Carta a Misol 14/2 contra artículo ¿Democracia? ¿Dónde?, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 9. Redondo se refiere en su crítica al artículo: «¿Democracia? ¿Dónde?», Igualdad, nº 13, 6 de febrero de 1933. 649 Carta a Luis (18-03-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 38. 188 de los alemanes, sino de la Europa romana»650; un fascismo universalista, que solicitaba también la adhesión del grupo ibérico. Sin embargo, los fascistas españoles no estaban aún preparados; la creación de Delgado Barreto, El Fascio, llegó a publicarse tan sólo una vez, el primer número, que fue censurado de inmediato por las autoridades. La venta del periódico no llegó siquiera a producirse y sólo se pudieron difundir algunas copias de forma clandestina. Lo que se consideró un fracaso para el fascismo español fue sin embargo el comienzo de una fructífera amistad ya que la prohibición de El Fascio, «no dejó de suponer un cierto éxito al posibilitar el acercamiento entre personas interesadas al fenómeno fascista y de éstas con representantes de la derecha radical con disponibilidad de medios para financiar nuevos proyectos»651. Ramiro Ledesma Ramos, José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruíz de Alda, serían una demostración de ello. A comienzos de 1933, los jonsistas vallisoletanos se aproximaban a los «trescientos o cuatrocientos» afiliados652, pero para Onésimo esto significaba aún poco. Si bien la adhesión de Ledesma al grupo de El Fascio había provocado algunas fricciones entre Madrid y Valladolid, el líder vallisoletano consideraba esta cuestión como personal y que afrontaría en la inminente visita de Ramiro a Oporto653. Lo que había que impulsar de forma urgente, era la labor propagandística; por un lado organizar mítines y charlas públicas y por el otro aumentar el número de afiliados. Más tarde, ya tras el regreso de Onésimo en otoño, ninguno de los dos objetivos se había logrado 654. Había además un valor añadido; pese a dirigir las JONS de Valladolid desde el exilio, Onésimo no parecía estar satisfecho con la labor de sus colaboradores: faltaba organización, disciplina, mando y también el nuevo órgano de prensa Igualdad no parecía estar al alcance de las viejas publicaciones. Escribía por entonces a Luis Sanz: «Debes hacer una compilación de lo que podemos llamar documentos reglamentarios. Ej.: 1º/ Manifiesto, 2º/ Reglamento central, 3º/ Reglamento para los 650 GIMÉNEZ CABALLERO, La nueva catolicidad. Teoría general sobre el Fascismo en Europa: en España, Madrid, La Gaceta Literaria, 1933, p. 10. 651 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 127. 652 Carta a Luis [Sanz?] (18-03-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 38. 653 Carta a Luis Sanz (marzo 1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 24. 654 Sí hubo intentos de aproximación con algunas agrupaciones en Valladolid (se podría entender como el enésimo plan para unificar a todas las derechas locales en un frente único), pero la organización de eventos de este tipo se vio frustrada durante buena parte de la primavera por intervenir directamente la autoridad civil todas aquellas veces que las JONS locales tomaban la iniciativa. No tardarían en surgir enfrentamientos e incidentes especialmente durante el mes de marzo de 1933. Cfr., MARTÍN JIMÉNEZ, Ignacio, Hacia el paroxismo. Violencia política en la provincia de Valladolid (1917-1936), ob. cit., p. 86. 189 locales, 4º/ Las Ordenanzas de organización que hicimos con [¿?] (*655) – 5º/ Las pequeñas ordenanzas de grupos de acción que hice yo ahí ya va para un año. 6º/ Las otras ordenanzas de grupos, de Girón. 7º/ Las BASES para las milicias, que yo he mandado y el modelo de cuaderno. 8º/ Unas normas que creo os mandará en estos días L. Ramos. Estás debéis darlas aplicación en todo lo que ya no esté atendido ahí. Tú verás. Tales documentos, conviene tenerlos unidos y encarpetados, para las reuniones de triunvirato, para las ponencias, etc. Mejor sería varios ejemplares en sendas carpetas. Y siempre en casa, y en manos de gente de confianza»656. Asimismo, dos meses después de tomar la decisión de competir en las elecciones municipales, comentaba respecto a la pésima situación del jonsismo local: «Estoy avergonzado de que en todos nuestros dos años de trabajo no hayamos conseguido irradiar nuestro trabajo fuera de Valladolid. Deberíamos tener ya fundadas JON-S, y relacionadas con Valladolid, en toda Castilla. ¿Para eso tenemos tantos reglamentos, manifiestos, o (sic.) ordenanzas? – No obréis ya más como de forma interina, hasta que yo regrese. Determinaos en avanzar y conquistar. ¡Todo es posible dividiéndose el trabajo! Y, también, avanzando siempre sobre lo ya hecho y discurrido. […] ¡Hacedme caso!.... Yo ya os he mandado muchas normas. ¿Y Elías Iglesias?657 Escríbeme, cameradamente que es lo que trabaja y vale, ¿No es el C. [Centro] de Propaganda? Atended mucho a este servicio: que os ayude Antonio del Sindicato. (Elecciones) Ponme al corriente. ¿Qué hace Luis? ¿Y los planes recaudatorios? Aún no os habéis puesto – mejor dicho, el C. [Centro] de Propaganda – en relación con A. [Amigos] de M. Pelayo (Santander) y A. [Acción] Española?»658. 655 *Escrito al lado: «¡Mándame dos ejemplares!...». Carta a Luis Sanz (marzo 1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 24. 657 Elías Iglesias Gómez, abogado y uno de los primeros colaboradores de las JONS de Valladolid. Será gestor durante la guerra civil en el Ayuntamiento de Valladolid (véase LÓPEZ GALLEGOS, María Silvia, «La vida cotidiana en la provincia de Valladolid durante la guerra civil», Congreso Internacional: La Guerra Civil Española (1936-1939), Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2006, p. 14). 658 Carta a Luis Sanz (marzo 1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 24. 656 190 La vía a seguir o más bien el método, era precisamente el mismo que Hitler había logrado en Alemania. No se trataba de exaltar el líder alemán, ni mucho menos copiar la doctrina nazi; la táctica que se pretendía desarrollar era ganarse la confianza de los electores castellanos a través del postulado «Cristianismo frente a comunismo; civilización contra barbarie»659. Este eslogan era el concepto que había que difundir en los pueblos, así como el tipo de propaganda a desarrollar sin obviamente perder de vista los fundamentos de las JONS. En el enésimo reclamo al grupo local, Redondo exigía la máxima concentración para la oportunidad que representaban estas elecciones y las futuras, sin olvidar la lucha contra el enemigo de la civilización: «en Palencia y Burgos deberíamos aspirar también a tener candidatos. Sería una cosa definitiva ir unos 4 jóvenes al Congreso, con nuestra idea y nuestros métodos: poniéndose a trabajarlo desde ahora, a pesar de todas las tiranías, creo posible conseguir un resultado así: Pero habrá que crear otras dos JON-S una en Palencia y otra en Burgos: fundar una hojita no jonsista si no conviene pero juvenil y antimarxista, y extenderse poco a poco pero muy tantemente (sic.) por los pueblos (de una manera muy pacífica, pero alistando jóvenes, enseñándoles nuestro ideario y ordenanzas y enseñándoles gimnasia también): Esto es posible ¡A ELLO! Ya ves que te escribo todo esto con alientos, después de saber la salvajada del domingo y lunes, que no se ha vendido Igualdad y que han quedado dueños de la calle660. Nuestro triunfo no puede menos de exigir perseverancia, y además es nuestro deber: cerrar los ojos y seguir trabajando, mientras podamos mover un dedo meñique. Vosotros veréis las lecciones que merecen sacarse de lo de estos días (mejor organización, ir juntos por la calle,…) – Ahí mando una carta para el herido o los heridos661. ¡Ah! Haced lo posible porque Girón no desaparezca de la ciudad ni de la vista del público. Que procure precauciones, pero que no se vaya. 659 Se percibe en Onésimo la interpretación de la lucha hitleriana como un ejemplo de lucha por la civilización; en ella, el líder jonsista utilizó el método nazi para explicar a sus lectores que la civilización occidental debía ser salvada del avance del comunismo ruso. Decía al respecto que «Hitler es la cruz swástica contra la hoz, como Carlos V, el sucesor de Carlomagno, era la Cruz de Cristo contra la media luna». Y proyectando éste modelo a la España cristiana, añadía: «También España, el ápice brillante y depurado de Occidente, […] sufre la amenaza humillante de la hoz; también aquí enarbolaremos la Cruz para redimir a un pueblo explotado primero y engañado después, que desciende hasta perder la fe en todo, hasta entregarse a la desesperación y al crimen como ideal». Cfr., «El despertar de Alemania. Exaltación contra la barbarie», Igualdad, nº 19, 20 de marzo de 1933. 660 Con toda probabilidad Onésimo se refiere a los eventos ocurridos entre el 16 y 26/27 de marzo de 1933, tras la salida de El Fascio. Como se afirma en una de las muchas cronologías de Falange, además de los disturbios en Madrid, «son detenidos cuatro jonsistas vallisoletanos por realizar labores de propaganda»; cfr. AA.VV., Fechas históricas del Nacionalsindicalismo. Cronología de Falange (19312004), Córdoba, Sección local de Falange, 2004, p. 5. 661 Nota al margen en el texto original: «publicadla en Igualdad si queréis». 191 No hagáis caso del todo al comisario: Nos conviene plegarnos en lo necesario, pero no en la forma que ellos elijan. Y preparad con calma, tiempo y tino una represalia buena, atroz (pero muy, muy disimulada); aunque se tarde 3, 4 o 6 meses en realizarla no importa662. Mi consigna de ahora es otra: ir ya hacia los pueblos y hacia las capitales próximas. Usando de mucha discreción con las ordenanzas y documentos no impresos. Es indispensable, claro, que nos arreglen la cuestión económica. Moveros en esto aunque sea a ciegas., haced multitud de diligencias (repartiendo el trabajo) y Dios proveerá. Lo espero. Os aconsejo que restrinjáis todo lo posible, con pretextos opuestos para quedar bien, la conexión con las derechas de dentro y fuera de Valladolid: porque no tienen ellas el más mínimo arte y discreción y habilidad moderna»663. Finalmente el 5 de abril Ramiro Ledesma viajó a Oporto para celebrar una reunión privada con Onésimo. Según Sánchez Diana, la discusión entre los dos tocó numerosos puntos, llegándose al acuerdo para la publicación en Madrid de una nueva revista que utilizaría el mismo nombre de la organización: Jons664. Ésta no saldría hasta el mes de mayo pero mientras tanto Onésimo había dado el visto bueno para su publicación, anteponiendo así a los reproches que le hacía a Ledesma sobre la necesidad de ganar una mayor proyección del jonsismo. Su implicación con este proyecto no pasaría desapercibida por algunos nuevos colaboradores, como en el caso de José María de Areilza, que mucho se lo agradeció665. Respecto a lo que se comentó en la reunión de abril sobre la cuestión de la adhesión de Ledesma a El Fascio, es cierto que este hecho no pasó inadvertido, aunque – como dicho anteriormente – acabó por ser omitido; aún 662 Nota al margen en el texto original: «NO DEJÉIS IGUALDAD DE NINGÚN MODO (y si le suspenden, sacar otro que se llame LA LEY)». 663 Carta a Luis (29-3-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 40. 664 SÁNCHEZ DIANA, José María, Ramiro Ledesma Ramos, biografía política, Madrid, Ed. Nacional, 1975, pp. 149-150. Citado también por Goyanes, que además añade que la financiación de Jons fue lograda por Ramiro gracias a contactos entre los cuales cabe destacar Antonio Goicoechea; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 30. 665 Escribía Areilza desde Bilbao: «Hace tiempo que deseaba ponerme al habla con Vd. El actual trance de fundación por el que atraviesa el movimiento “JONS” aquí en Bilbao, hace que sea doblemente interesante estar en contacto y escuchar sus autorizadas opiniones sobre los casos concretos que se vayan presentando. […] Espero y confío mucho, en la eficacia formadora de la nueva revista “JONS”. Pero créame que la obra personal de persuasión y propaganda ha de ser más decisiva en este momento. No vacilo al indicarle lo útil que sería su presencia en España ahora, que tan activamente labora el Triunvirato central en Madrid. Si en Valladolid su presencia es “indiscreta” en cualquier provincia con núcleos incipientes, como la nuestra, su estancia puede ser perfectamente anónima. Y el trabajo a realizar de frutos óptimos». Estoy dando fin a un ensayo para el primer número de la revista. Abordo los temas “corporativo” y “sentido nacional del futuro Estado”. Espero su opinión crítica sobre ellos». Cfr., Carta de Areilza a Onésimo (17-04-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 44. 192 así, poco tiempo después, algunos amigos confirmaron los temores del vallisoletano, dando su versión del “daño indeleble” que Ledesma había provocado en el seno de la agrupación666. Uno de los que había participado con entusiasmo en la aventura de El Fascio – José Antonio Primo de Rivera – quién había además defendido con fuerza la causa fascista del semanario fracasado, escribió también a Onésimo. Es probable que los dos debatieran sobre la cuestión del fascismo, así como lo hizo el marqués de Estella con su amigo Julián Pemartín, pero a mediados de abril había también otras prioridades 667. El día 19, un involucrado José Antonio escribía sobre la revista Jons, que presentaba todavía ciertos problemas organizativos: «he tratado el asunto del periódico [Jons], ocho días he estado en este asunto, pero no hay posibilidad de encontrar una persona que se haga cargo del puesto de Director. […] Salas668 me dijo estar preparando unas oposiciones; me recomendó a Bravo669 – redactor jefe de la Gaceta Regional del cual son los artículos que te mando – y tampoco aceptó el puesto por ser incompatible con el que en la actualidad ocupa. Por consiguiente, el motivo de no salir el periódico es por falta de un hombre»670. El primer número de la revista, pese a las complicaciones, salió en mayo de 1933 y al final el cargo de director lo asumió el mismo Ramiro Ledesma Ramos. En este 666 Un colaborador leonés de Redondo, Pedro García de Hoyos, comentaba respecto a la creación en Astorga de un periódico afín a las JONS: «Supongo que tu consejo de que el periódico no huela a fascio obedecerá a fines estratégicos y no será por escrúpulos ideológicos, pues el reciente brote fascista que tanto pánico sembró entre los huestes republicano-socialistas estaba fundado a base de las Jons, como verías en el semanario EL FASCIO, en cuya cabeza destacaba el emblema de vuestra agrupación y en el que se veía tomaba una participación directa Ledesma Ramos, tu compañero de triunvirato». Cfr., Carta de Pedro García de Hoyos a Onésimo (11-04-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 43. 667 No he encontrado una carta o documento que pueda asegurar este debate, pero es posible que Onésimo, así como había hecho con Ledesma, protestara por la realización de un proyecto fascistizante sin contar con su opinión. Semejante postura fue defendida por Julián Pemartín, amigo íntimo de José Antonio, al que éste último contestó justificando la necesidad de una adaptación del fascismo al caso español. Véase: «La violencia y la justicia (Carta de José Antonio al camarada Julián Pemartín)», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, Madrid, Delegación Nacional de Sección Femenina, 1959, pp. 49-51. 668 Diego Salas Pombo (1918-1997), abogado y futuro dirigente falangista, fundador del grupo jonsista de La Coruña. 669 Francisco Bravo Martínez, amigo de José Antonio y futuro dirigente de la Falange de Salamanca. 670 Se trata de una carta inédita escrita por José Antonio Primo de Rivera desde Salamanca. La fecha corresponde al 19 de abril y probablemente Primo de Rivera se había desplazado a la ciudad del Tormes precisamente para hablar con Francisco Bravo. Poco tiempo antes, el 10 de febrero, el madrileño se había entrevistado en Salamanca con Miguel de Unamuno. Cfr., Carta de José Antonio a Onésimo (19-041933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 45. 193 momento, considerado prolífico para el jonsismo, había que movilizar a las masas e impulsar de la mejor forma posible la doctrina nacionalsindicalista: «“JONS” será justamente el laboratorio que proporcione al partido la teoría revolucionaria que necesita. No hará, pues, un camarada nuestro un gesto más leve, la acción más sencilla, sin que sirva con rotundidad lógica a una teoría revolucionaria, a unos perfiles implacables, que constituyen nuestra fe misma de españoles, nuestro sacrificio, nuestra entrega a la España nuestra»671. También un Redondo aún involucrado en el triunvirato, hacía referencia a la causa la cuestión del Kultur-Kampf interpretado como parte integrante de la lucha política moderna, en la que el jonsismo asumía la defensa de la civilización frente al avance de la barbarie: «Ante la universalidad de la política triplemente “cultural”, progresista y popular, las J.O.N.S. no adoptan una postura contraria: Nos incorporamos con entusiasmo a la corriente del Progreso. También nosotros, en nombre del pueblo y para el pueblo, interpretamos la civilización, ofrecemos la Cultura»672. Las elecciones municipales demostraron que en Castilla la Vieja – así como en buena parte de otras regiones – la victoria iba a ser de las organizaciones de la oposición. Aunque las JONS no aprovecharon la ocasión, su actividad se sumó a la propaganda en contra de las ideologías de izquierda en la provincia de Valladolid. Probablemente fue Juan Misol el autor del artículo que encabezaba el nº 24 de Igualdad y que comentaba al respecto: « Teniendo en cuenta esta manifestación clara del pueblo de la provincia de Valladolid que rechaza al marxismo, las JON-S animan una vez más a todos sus afiliados y simpatizantes a seguir luchando, fuera ya del campo electoral, para exterminar los focos que quedan de la infección marxista»673. En el triunfo electoral de la unión dejaba sin embargo patente la escasa relevancia de la derecha radical, síntoma de un problema organizativo más problemático de lo imaginado. Por un lado quedó el bloque de las JONS vallisoletana que cada vez más huérfana de su líder, se acorraló detrás de Igualdad. Por el otro un Ledesma Ramos que mantuvo su autonomía periodística centrándose en la revista Jons y que, excepto a las escasas colaboraciones de Onésimo (tres artículos), reunía a un grupo estrictamente 671 «El Camarada Ramiro Ledesma Ramos, del Triunvirato Ejecutivo Central de las JONS, presenta, justifica y define el carácter de nuestra Revista», Jons, nº 1, mayo de 1933. 672 «La regresión a la barbarie», Jons, nº 1, mayo de 1933. 673 «Valladolid rechaza al marxismo», Igualdad, nº 24, 24 de abril de 1933. 194 madrileño y fiel al zamorano674. Y finalmente, durante la primavera de 1933, Primo de Rivera reunió a su alrededor el que iba a ser el núcleo fundacional de Falange; junto con Ruiz de Alda y con la implicación del Catedrático de Derecho Civil de Granada, Alfonso García Valdecasas – ya fundador del Frente Español –, se creó el Movimiento Español Sindicalista-Fascismo Español (MES-FE)675. Redondo, todavía alejado de Valladolid, se veía imposibilitado a hacer algo más. Su situación financiera no había mejorado mucho en los últimos meses y los únicos extras con los que podía contar eran de algunas traducciones que se le habían encargado676. No obstante, se mantenía política y periodísticamente activo, recibiendo algunas visitas en tierra lusa y conociendo la historia y la cultura del país que le acogía677. Mientras tanto, también Igualdad empezó a sufrir una serie de ataques departe de la autoridad civil, viéndose poco después fichada y denunciada casi toda la redacción; el día 8 mayo Javier Martínez de Bedoya recibía una notificación por injurias del Juzgado de Instrucción del Distrito de la Plaza de Valladolid. Según los demandantes «en el semanario ‘IGUALDAD’ numero 25, correspondiente al día de hoy, se inserta en la primera plana, un artículo titulado ‘CONTRA EL PUEBLO’, en el que se vierten conceptos ofensivos e injuriosos para el Jefe del Gobierno»678. Por suerte para Bedoya, el proceso se resolvió con su absolución, ya que no se logró demostrar la difamación hecha hacia el Presidente Manuel Azaña. El semanario pasó todavía otros momentos difíciles poco tiempo después; el 27 de junio llegó una nueva denuncia enviada al 674 Recordó uno de sus colaboradores, Juan Aparicio: «Al Café del Norte concurrían Ramiro Ledesma, Enrique Compte, Jesús Ercilla, Lorenzo Puértolas, Emiliano Aguado, Tomás Bolívar, José María Castroviejo y yo —todos, asiduamente— y de vez en cuando Santiago Montero Díaz, camino de Santiago de Compostela, a su vuelta de Alemania; Eugenio Montes, [...]. Cada dos o tres semanas llegaban los enlaces de las provincias y quienes aprovechaban las rebajas ferroviarias de San Isidro para estrechar la mano de Ledesma». Cfr., APARICIO, Juan, JONS. Antología de textos, Madrid, Ed. Nacional, 1939, p. 7. 675 Sobre el MES-FE véase: RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., pp. 129-134. 676 Gracias a su hermano Andrés, Onésimo pudo contactar con una editorial de Madrid que le propuso trabajar en alguna obra en alemán y francés, además de establecer algunos contactos con otras editoriales portuguesas. Se conserva la carta enviada desde Madrid (no se ha podido descifrar el nombre de la editorial) el 4 de abril de 1933. Cfr., Carta de una Editorial (04-04-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 42. 677 El testimonio de Mercedes Sanz, nos presenta un Redondo asiduo de las bibliotecas, pero también interesado por la cultura de Portugal. En el archivo familiar se conservan algunos documentos fotográficos del periodo portugués, siendo especialmente interesante el de un viaje que la pareja hizo en mayo de 1933 a la zona de Coímbra. Entre los lugares visitados, tuvo cierta importancia el monumento de la Batalla de Buçaco (se conserva una fotografía fechada el día 27 de mayo), lugar símbolo de la lucha portuguesa contra el avance del ejército napoleónico en la península Ibérica. En Fotos de Portugal (193233), APMR, caja 2, carpeta 4, sobre B. 678 Injurias a la autoridad en el semanario Igualdad. Contra: Francisco Javier Martínez de Bedoya, AHPVA, «Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid», caja 580, sub. 36. Martínez de Bedoya hace referencia a este proceso en sus memorias, MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., p. 55. 195 director Juan Misol679, mientras nuevas acusaciones se sucedieron en los números 33 (3 de julio), 37 (31 de julio) y 43 (11 de septiembre) respectivamente 680. Si las querellas no eran una novedad – Libertad había sido denunciado siete veces entre 1931 y 1932 – lo que sin duda preocupó mayormente a Onésimo fueron los problemas internos. Nos da constancia de ello una carta escrita por un joven jonsista universitario, Eduardo G., que con una sinceridad sorprendente exponía al líder las principales dificultades de las JONS y, sin darle demasiadas vueltas, pretendía reflejar la situación de grave descoordinación existente. El joven, haciendo referencia al proselitismo universitario, preguntaba si «el hecho concreto de la huelga parada y de los incidentes en la Universidad, ¿estaba motivado por algo anterior? (además de que la Universidad sea anti-nacional, […]); no; solo queríamos resarcirnos de alguna manera de la derrota sufrida en la calle días antes, y esto sigue siempre táctica equivocadísima: porque habría sido admirable lo siguiente: 1) estudiar como todos los días, 2) manifestarnos después, y fuera de la Universidad (o sea en la calle, o sea donde los hechos se produjeron) contra los atropellos a nuestros sentimientos. Mientras tanto, me parece bien, también, trabajar las cuestiones universitarias, conocer a fondo la Universidad, para quitar el monopolio “de hecho” a la F.U.E. – mejor preparada en este aspecto que nosotros – cuando se abran a nosotros las puertas de la representación en claustro». Y añadía: «En cuanto a táctica ofensiva, bien es cierto que no puede reducirse a dar palos impulsivamente, sin calcular primero los efectos: Vd. sabe mejor que yo, qué desdichadamente interpretan algunos la táctica ofensora, qué imprudentemente la esgrimen»681. El reproche de este colaborador iba dirigido hacia los problemas reales de las JONS, dejando de un lado la cuestión meramente ideológica. En su opinión no se trataba sólo de una cuestión doctrinal, sino de disciplina y método682. La confusión, según el testimonio de Bedoya, Según el texto de la denuncia, «en el semanario nº 32 titulado ‘IGUALDAD’ que se publica en esta Capital, correspondiente al día de ayer, se inserta en la segunda plana un suelto que comienza ‘ES PRECISO DEFENDERSE’ y termina ‘FORJIDOS’, en el que se vierten conceptos ofensivos y injuriosos contra el Jefe del Gobierno» y se añadía: «llama a Don Perpetuo el de Casas Viejas al monstruo anárquico y de doctrinas subversivas que ocasionó las victimas de Casas Viejas y en cuanto a la banda de asesinos foragidos (sic.) se refiere a los instigadores e tal teoría que tiende a la ruina del pueblo, llamando por tal motivo la atención de los ciudadanos».; cfr., Injurias a la Autoridad por Juan Misol Matilla, AHPVA, «Juzgado 1ª Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid», caja 582, sub. 12. 680 La tercera denuncia fue dirigida a Juan Misol por una nota del nº 32, la cuarta fue para Emilio Gutiérrez Palma también por injurias en el nº 36, mientras la quinta fue por el artículo «Los socialistas y el ejército» del nº 42. 681 Carta de Eduardo G. a Onésimo (26-04-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 47. 682 Ibídem. El tal Eduardo G. terminaba su análisis con éstas palabras: «tenemos también que derrotar esa creencia “zángana” de que “Igualdad” es un libelo indecente y las JONS una agrupación de jóvenes bárbaros. En fin, manguear en el tintero, ya de menos importancia, que falta de tiempo y aún de oportunidad impiden transcribirlas: llevo 9 asignaturas, y sin esto se añade que escribo (vergüenza me da 679 196 se debía también a la práctica de una propaganda desorganizada. Por ejemplo, en ocasión de un mitin de la Unión de Derechas en la plaza de Toros de Valladolid – y con la presencia de Ledesma Ramos al mando de las JONS en la capital castellana – el reparto de las “hojas volanderas” de las JONS se iba a producir a la vez que las del MES de Primo de Rivera, estorbando la propaganda planeada días antes. Sin embargo, no hubo tiempo de discutirlo, pues el mitin quedaría suspenso por la autoridad civil683. Pese al esfuerzo para la creación de nuevos grupos y la consolidación de algunos ya existentes, quedaba claro que el jonsismo se encontraba estancado y marcaba ahora resultados muy diferentes a los esperados a comienzos del año. Lo mismo percibía Eloy Soriano Díaz, un colaborador de Badajoz, que comentando a Onésimo la noticia de la inminente publicación de un semanario jonsista allí, La Hora Nuestra, lamentaba también la escasa atención que el grupo de Valladolid le había dedicado 684. La falta de motivación, la descoordinación y las inquietudes sobre el porvenir de la organización – cada vez más empeñada en su participación en el fascismo emergente – aumentó la confusión de sus jóvenes integrantes, haciendo cada vez más determinante la ausencia del líder685. Mientras tanto, la oposición aprovechó el momento para difamar a las JONS de Valladolid, que fueron valoradas como una mera expresión del fascismo español: «(28 abril 1933) La J.O.N.S. de Valladolid y su peligro686. decir esto, porque cada vez salen peores mis artículos y ganas me dan de dejarlo) para Igualdad, y el que siempre estoy de charlas, de lecturas, de libros y periódicos, pues Vd. verá…». 683 «Quedamos muy preocupados al saber que los “mozárabes” – como les denominaba Ramiro – se habían traído otras 22.000 hojas […]. ¡Que impresión de confusión hubiera creado! Yo recibí, por este motivo, como un alivio la declaración del subsecretario Vergara suspendiendo dicho mitin por “fascista”». Cfr., MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., p. 58. 684 «Querido Camarada: En mi poder su última, que le agradezco mucho. Dentro de poco tendrá el primer número de “La Hora Nuestra”. Quiero que salga con todas las mejores condiciones de presentación, ya que tenemos aquí la oportunidad de una rotativa. […] Escribí, como Usted me indicó [a Valladolid], pidiendo algunos ejemplares de “Igualdad” y hasta la hora presente no he recibido ni ejemplares ni notificación alguna». Cfr., Carta de Eloy Soriano a Onésimo (19-06-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 50. 685 Otro joven colaborador explicaba con estas palabras sus preocupaciones: «¿Esto qué es?; falta absoluta de cualidades morales, de voluntad, de energía, de disciplina; desorden y anarquismo en mi comportamiento y manera de ser (en todos los aspectos, porque este no es sino el más tangible de mi vida); cien de veces he hecho notar que soy la contradicción y la paradoja viviente, y mis mejores amigos lo saben». Carta de jonsista a Onésimo (25-06-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 52. 686 Lo que considero una respuesta inmediata de Onésimo a este artículo (del que desconozco el origen) fue rectificar lo que venía ya diciendo respecto a su movimiento: «A nosotros no nos interesa trasladar como doctrina fija a nuestra teoría “constitucional” las cambiantes oportunistas del fascismo. Preferimos, […] dejar pendientes en una lícita imprecisión, estos problemas que tanto se prestan a ser resueltos brillantemente del modo más contradictorio». Cfr., «Teoría Constitucional IV», Igualdad, nº 26, 15 de mayo de 1933. 197 Nos llegan cartas de Valladolid pidiéndonos que demos la voz de alarma ante los desmanes, protegidos hasta ahora por una impunidad inexplicable, de los elementos fascistoides que se agrupan en torno a J.O.N.S. Es ya demasiado y requiere no solamente atención de las autoridades, sino también el de todos los elementos liberales del país. La J.O.N.S. organización estudiantil, amamantada a los pechos de la Compañía de Jesús, es en la actualidad la vanguardia fascista, que se alza provocadora y arrogante, haciendo gala de su majeza. Son y representan sus afiliados el fascismo. A diario hablan y alardean de las altas cotidianas en sus filas. Publican un semanario y reparten hojas provocativas. Ya han llegado a irrumpir en los mítines de la democracia, interrumpiéndolos a gritos, y vitoreando a Hitler y Mussolini en las calles. Mientras, a la vista del atraco que supone todo intento fascista, se ha producido ardorosa y vigilante la conciencia liberal de España, sólo en Valladolid se ha tolerado a esa muchachada de la J.O.N.S. que perturbe la tranquilidad de un pueblo y que pueda hacer una propaganda activa de esa estúpida organización. Pero no es eso sólo. La J.O.N.S. ha irrumpido en la vida universitaria, y las clases de la Universidad han sido clausuradas. Se ha paralizado la vida académica»687. Frente a los ataques a su grupo, Redondo hizo lo único que en aquel momento podía hacer: responder a través de su órgano de lucha. Se apelaba al supuesto “fraude” que el régimen republicano representaba por España, afirmando que «Se aparentaba y largamente se ofrecía un Estado republicano, fiel, pacífico, liberal y español y se forjaba clandestinamente lo que hoy padecemos: una dictadura hipócrita, a las órdenes de fuerzas extrañas al sentimiento popular, contrarias a sus dolientes anhelos y enemigas juradas de los intereses nacionales: masonería, separatismo, marxismo. Es el Estado antinacional». Y una vez más, aludía al principio revolucionario de la “reconquista”: «Prescindiendo de la mera forma, de lo que se llama cuestión de régimen, la juventud nacional debe arribar a la conquista total del Estado español. […] Que no se alcanzará con la simple creación de un nuevo partido, ni con la concordia externa entre los existentes, sino por la irrupción en la vida pública de una juventud revolucionada, en sus ideas y costumbres políticas y, como revolucionada, REVOLUCIONARIA a su vez»688. 687 688 Recorte “La JONS de Valladolid y su peligro”, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 6(A). «La nueva política», Igualdad, nº 29, 5 de junio de 1933. 198 Redondo trató de volver a mantener un vínculo directo con Ledesma que, a comienzos de junio – intuyendo las dificultades del gobierno de Azaña689 –, empujaba al jonsismo en su consolidación revolucionaria y doctrinal. Como afirmó el zamorano, «lo que las JONS pretenden es exactamente una revolución nacional […]. Metro a metro avanzarán nuestras conquistas, logrando soldados populares para la acción revolucionaria del Partido»690. Reconquista y revolución, dos términos y un único fin, así como los entendía Onésimo: «No hay nada que defender: todo está perdido. Lo que se impone es reconquistar: nuestro movimiento no será de defensa, sino de ataque. Porque no se trata de guardar las fronteras de nuestro suelo ideal, sino limpiarla de enemigos. El “conservador” se limita a salvar lo que puede, capitula con los invasores, se rinde a sus condiciones en parte o en todo. Nosotros no: sino que damos el grito de guerra contra los invasores y la guerra es implacable»691. Como se venía haciendo desde el mes de marzo, también los jonsistas protagonizaron no pocas demostraciones – más en Madrid que en Valladolid – de acción directa, tomando al pie de letra las consignas de sus líderes692. Tal actitud se había fortalecido tras la breve pero intensa experiencia de El Fascio, considerándose la práctica violenta del fascismo como un modelo aparentemente válido para la derecha radical española693; a su parecer, Ledesma aprobaba la táctica de los squadristi, manifestando que «Vivimos hoy bajo la franca aceptación y justificación de la violencia política»694. Ahora más que nunca la acción promovida por La Conquista del Estado y Libertad meses atrás, con sus milicias y tropas de asalto, necesitaba la aparición de un «partido militarizado, que El historiador Luciano Casali, subraya que entre las páginas de “¿Fascismo en España?”, Ledesma se vio implicado en un encuentro con Primo de Rivera y Ruiz de Alda en el que se pretendía incluir a las JONS en un proyecto político antirrepublicano. Sin embargo, Ramiro prefirió no acceder a las peticiones de estos, excluyendo a su grupo (y Onésimo). Como sabemos, fue tan sólo una cuestión de tiempo, ya que dos meses después empezó la aproximación entre la Falange y las JONS. Cfr., CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione, ob. cit., pp. 91-92. 690 «Nuestra revolución», Jons, nº 2, junio de 1933. 691 A los conservadores, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 10. 692 PAYNE, Stanley G., Falange. Historia del fascismo español, Paris, Ruedo Ibérico, 1965, p. 38. 693 Lo decía el mismo Ledesma Ramos en su ensayo: «es hoy necesario formar en unas filas uniformadas y violentas que contrarresten y detengan las calidades temibles del enemigo rojo»; cfr., «Qué son las JONS», El Fascio. Haz Hispano, nº 1, 16 de marzo de 1933. 694 «La violencia política y las insurrecciones», Jons, nº 3, agosto de 1933. 689 199 aspiraba a la conquista del Estado y a su transformación en instrumento de dominio totalitario, según premisas estrictas basadas en los modelos bolchevique y fascista»695. La evidente radicalización de la política española durante la primera mitad de 1933 contribuyó a acelerar la primera crisis política de la joven República que, cómplice la prolongada crítica a la actuación gubernamental (no olvidemos el papel de la prensa con los sucesos de Casas Viejas696), produjo la dimisión de Azaña el día 8 de junio. De inmediato Alcalá-Zamora reiteró el cargo al líder de Acción Republicana y pidió la formación de un nuevo Gobierno que, en medio de las críticas, volvió al trabajo el 12 de junio. En ello, Redondo reafirmó su crítica a una República que consideraba como una dictadura del poder constitucional, quizás con la intención de publicar cuanto antes algo al respecto. En su lectura diaria de la prensa española, anotaba: «Confesión [de la] dictadura contra el pueblo. / “El Sol” y otros ministeriales llegan a decir que donde estarían Reforma Agraria, Ley Congregaciones, etc. de haberse resuelto con disolución de Cortes. ¿Qué es esto?... Franqueza, al menos no falta. La confesión de que el país hubiera impuesto la rectificación de su obra. Y de que están contra [la] voluntad [del] país. Pero otras veces niegan que el pueblo les expulse; afirman su arraigo: ej: “triunfo” elecciones 23 abril… y en otros lugares de esos mismos periódicos en los mismos días…»697; asimismo transcribía las palabras de Calvo Sotelo, que desde Acción Española alborotaba: «El tendero creyó que iba a ser una república de tenderos; el intelectual de intelectuales; el pescador de pescadores y el ladrón de ladrones… (¿quién acertó?). El régimen les importa un bledo. Lo que quieren es repartirse el botín del Poder. […] Es fisiología pura. Y ni esto hacen los elegidos del pueblo ¿qué queréis que haga el pueblo?...»698. Los partidos de la oposición, bien lo atestiguan las palabras de Calvo Sotelo, se unieron en un coro de protestas contra la nueva presidencia de Azaña, tomando participación en ello también las JONS699. Consciente de la importancia del momento, desde Oporto, 695 GONZÁLEZ CALLEJA, Eduardo, «Camisas de fuerza: fascismo y paramilitarización», Historia Contemporánea, nº 11 (1994), p. 64. Como dicho con anterioridad, fue el mismo Ledesma a indicar los seis puntos fundamentales para la conquista del Estado. Véase: «La violencia política y las insurrecciones», Jons, nº 3, agosto de 1933. 696 SINOVA, Justino, La Prensa en la Segunda República española, ob. cit., pp. 233-234. 697 Con motivo crisis de junio [19]33, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 6(A). 698 Gaziel en La Vanguardia (Calvo Sotelo en A. Española), APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 6(A). 699 El nº 30 (12 de julio) de Igualdad fue dedicado a la crisis del Gobierno, participando en ello todos los principales redactores, a excepción de Bedoya. Como era costumbre pese a las denuncias, los ‘entrefilet’ incitaban a la violencia y al desprecio de los integrantes del Gobierno de Azaña; en el nº 30 se escribió: «El único Gobierno legítimo de España será el que mande fusilar por la espalda a los traidores que la 200 Onésimo anotaba el eslogan de la protesta700 y dirigía sin demora a sus acólitos en este improvisado frente de oposición; un intento, podríamos decir, que intentaba también revigorizar la actividad de Igualdad701. A pesar del esfuerzo, el jonsismo destacó una vez más por sus síntomas de incapacidad coordinadora entre los grupos que le componían. El 28 de junio, en medio de la enésima campaña de desprestigio del Gobierno, alarmantes noticias provenían respecto a lo que ocurría en el seno de las JONS: «Querido One[simo]: […] Para que veas hasta donde llega el recelo por Madrid figúrate que ni un comentario siquiera de la revista [Igualdad] publican, ya que un suelto que publicaron fué porque yo lo metí. […] He pensado que como no podemos, o no sabemos, hacer propaganda de jons, dicho está, que los muchachos de 16 y 17, y aún 19 años no nos oyen. […] No se (sic.) hasta que punto ciertas actividades de elementos muy jons nos perjudicaran en lo futuro, sobre todo por el contacto que tienen con la A.P. [Acción Popular]. Hoy por la mañana que he tenido una discusión con [Luciano de la] Calzada he notado esto, decía que había hablado con Luis, en otra ocasión, sobre que como ellos trabajan el campo activamente que nos ocupemos de la ciudad, y que no debíamos de ir al campo. Creyendo que con ello perjudicábamos la buena causa. Yo ya no sé cual es la buena causa. […] Es pena que aún solo haya aquí gente que, unos tienen que colocarse por oposición, los otros conservar lo obtenido que son los garbanzos, y que fuera de uno o dos los arruinaron y hacen lo posible porque otros les secunden y les permitan consumar su obra». Cfr., Nota sin título, Igualdad, nº 30, 12 de junio de 1933. 700 «¡Chillar! Que no hay libertad de trabajo. Que urge rescatarla. Que Azaña no es nuevo. Todo se lo vuelve a ensalzar su novedad y, en resumen, ¿cuál es? El cinismo y la desvergüenza. La ambición, el afán de destruir, la insensibilidad ante el dolor». Cfr., Sin título, APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 9. 701 En los cuadernos de apuntes, aparecían con frecuencia notas sobre la ordenación de Igualdad, un ejemplo de ello correspondiente a este periodo: «1º/ Hay que ver Estatuto propuesto y Estatuto aprobado – Y, si lo merece, comparar. / 2º/ Campaña contra el hambre. La política del hambre es la de los socialistas (paro forzoso, desorden). Hay que hacer la campaña a base de hechos: proporcionarse variedad y actualidad informándose: hacer archivos de ‘hechos’ obreros. Ver periódicos de Barcelona p. [por] ej. y alguno de Sevilla, etc. en las provincias. Y tomar todas las informaciones que salgan en “El Debate”. / Sigue 2º/ “Combatiremos a sindicalistas y comunistas no por revolucionarios, sino por cómplices. Son cómplices del gobierno que fomenta el hambre”. Contribuyen indefectiblemente a sostenerle: le salvan de todos los conflictos; llevan a la masa obrera a agitaciones estériles, para justificar los enormes ingresos de las organizaciones obreras. “Desgastan el poder revolucionario de las masas” para entregarlas impotentes en manos del Gobierno, armado hasta los dientes contra los que piden pan”. ¡ABAJO LA REACCIÓN ROJA!... / 3º/ En el periódico hay que poner “cartas de los pueblos”. El semanario marxista las finje [finge]. Debe tomar datos de cualquier forma, y hace[r] un articulillo en la redacción – con la malicia consiguiente – “ firmado por un “Fulano de tal, un tío del pueblo respectivo”». Cfr., Periódico [Igualdad], APMR, caja 1, cuadernos_B, nº 3. 201 demás sean pequeños, y pequeños de autoridad. Y poco, nada, formados. Tú y solo tú. ¡Pero! De Madrid nada sé. Ni puedo saber porque aun cuando quedó en venir Ramiro [Ledesma] aun no lo ha hecho y no he tenido noticias. […] Te felicito porque, no se como tienes tanta paciencia y sobre todo no dejas a un lado tus peligros para venir a levantarnos. Ánimo que creo habrá amnistía. Un abrazo, Mariano [Escudero]»702. En efecto, la creación de la ‘Confederación Española de Derechas Autónomas’ (CEDA) bajo propuesta de Acción Popular (AP) ya por entonces liderada por José María Gil Robles703, representaría un nuevo obstáculo – así lo entendían los colaboradores de Onésimo – para el desarrollo del jonsismo704. Y el asunto no pareció mejorar ni siquiera en las siguientes semanas. A mediados de julio, nuevas y demoledoras noticias llegaban a Oporto; aparentemente, Juan Misol había encabezado junto con Luis Benito Alonso una protesta periodística que – sin haber consultado con Redondo – pretendía alejarse y contrastar algunas insinuaciones provenientes desde Madrid. El mismo Escudero, consciente de la delicada relación entre Onésimo y Ramiro, se apresuró para comentar a su jefe: «he visto con sorpresa y rabia, esta aumentada, por no poder ir a ver ipso facto a Misol y decirle cuatro cosas sino bien dichas al menos sentidas. En el número 34 no salió el artículo a que aludo, que es el de Benito Alonso […] Se conoce que “el Misol” al saber de la causa, ha querido dar pruebas de su también evidente cabeza dura y no ha encontrado otra cosa mejor que colocarle705. Yo creo que este artículo de doctrina no ha debido atreverse a colocarlo al menos sin antes pasarle por tu 702 Carta de Mariano Escudero a Onésimo (28-06-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 53. Con la renuncia de Ángel Herrera a director de El Debate y tras apartar a Antonio Goicoechea del liderazgo de una unión que su partido Renovación Española también pedía, el principal exponente de la AP, Gil Robles, pasó a dirigir el núcleo que daría forma a la unión de las Derechas españolas, la CEDA. Ésta, excluyó desde un principio cualquier relación directa con las JONS, pase a la amistad que unía a Redondo y su líder. No obstante, existían casos particulares como el de Luciano de la Calzada, que se definía un filo-jonsista, militando también entre las filas de la AP. Sobre la formación de la CEDA, véase: MONTERO, José Ramón, La CEDA, ob. cit., pp. 277-286. 704 Precisamente reflexionando sobre el desarrollo de la AP, añadía Escudero: «Yo sólo sé que ellos me parecen unos y nosotros otros, que no es una bandera más sino que aún coincidiendo en todo la diferencia que separa nuestros pocos años de los de sus directivos hace de yugo[?] distante los dos partidos. El nuestro no tiene compromisos con nadie el suyo tiene toda la gente antes conservadora que hoy entiende debe estar en el por qué aún vive la buena causa. Y en los pueblos ellos por hoy tienen organización y nosotros nada, pero ellos no se aprobecharon (sic.) de la unión que se sacrificó para las pasadas elecciones ¡No se de ningún concejal nuestro en los pueblos! […] Y en la Ceda no está la jons». Cfr., Carta de Mariano Escudero a Onésimo (28-06-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 53. 705 Mariano Escudero, se refiere al artículo firmado por Luis Benito Alonso: «Sindicalismo-Nacional», Igualdad, nº 35, 17 de julio de 1933. 703 202 censura como quería y así me indicó tu hermano. […] Me figuro que a Ramiro le sabrá peor que un tiro. Y sí el ya me hablaba de prohibir el periódico volver a mencionar JONS ahora no creo que sea nada fácil el contenerle. […] [Con Misol] hablamos en imprenta de Ramiro y también de ti, y él decía que no podemos admitir imposiciones de nadie, que ni vamos a tener jefecillos que era los que combatíamos. Y yo le contesté que entonces recordaba un afiliado de la A.P. […]»706. Cuestión que era ratificada poco tiempo después (posiblemente por el mismo Escudero) con otra carta, que no hacía otra cosa que echar más leña al fuego: «Anoche encontré en el tren en que yo venía de un viajecillo a Jesús Ercilla, que me contó algunas cosas y me prometió tenerme al corriente de lo que hubiese respecto a Ledesma, Ruis de Alda (sic.) y los otros que siguen en Santoña. En este momento recuerdo una frase de esta mañana de Misol y me está haciendo reír, pues debe de estar dedicado hace algún tiempo a separar a la gente (a nosotros pocos) de los de Madrid, pues muy serio al decirle yo que no podía consultar con Ledesma sobre ese mitin, me dice [que] Esos son figurones que tienen que caer, limitándome yo a contrastarle, que Ledesma (según creo) es el amo de las Jons ahora por lo menos, pues tiene registrado […] a su nombre o sea el partido y sin escrúpulos y en su perfecto derecho podría desautorizar toda nuestra actuación. Contesté con un gruñido, que se emplea en algunos casos y dice ‘bueno’»707. Respecto a los supuestos recelos internos de las JONS y la petición de explicaciones, Ledesma no tardaría en replicar. La falta de cohesión interna, las diferencias doctrinales y la incapacidad de establecer un control más estricto entre los integrantes del partido, convenció al zamorano a dictaminar una purga en la propia agrupación. Aunque no sabemos si por ello llegó a entrevistarse realmente con Redondo 708 y Ruíz de Alda, a través de una carta firmada por el Triunvirato Ejecutivo Central, Ledesma «dirigió a todas las Juntas locales instrucciones para indicar necesaria depuración de los elementos 706 Carta de Mariano Escudero a Onésimo (19-07-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 54. Carta de colaborador (Mariano Ecudero?) a Onésimo (17-08-1933), APMR (FMTR), caja 1, carpeta1, nº 11, p. 2. 708 En su carta del 19 de julio, Escudero habla de una reunión que Onésimo y Ramiro iban a tener, haciendo referencia a las intenciones depuradoras del segundo: «De quien no sé absolutamente nada es de R. L. Ramos. Tú debes de esforzarte a que vaya y se decida de acuerdo contigo a poner aquello en claro». Cfr., Carta de Mariano Escudero a Onésimo (19-07-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 54. 707 203 dudosos, y abriendo la posibilidad de dos niveles de militancia, según el grado de compromiso que se pudiese ofrecer en la lucha abierta contra la izquierda»709. No hacía falta darle más vueltas para percibir que esta imposición crearía algunos problemas a largo plazo. La razón del viraje autoritario de los ledesmistas, que como hemos visto desató cierta incomprensión entre los seguidores de Redondo, tenía un fin muy preciso. Entre otras cosas, el intento de Ramiro era hacer de las JONS un compacto núcleo que tuviera cuanto antes una sólida representación nacional. Por ello era preciso acabar con la condición de grupo local (o de límites regionales) que tanto había defendido Redondo; ya no valían los principios de “Castilla en España” sino que, tras haberse despertado de su letargo, la Nación pedía valores modernos y soluciones inmediatas710. Tal y cómo se había hecho en Italia para afianzar el régimen de Mussolini, también en Jons empezaron a introducirse ejemplos como los escritos del historiador Gioacchino Volpe711, iniciando «la práctica de traducciones de textos italianos que trataban de lograr tres objetivos: compensar la precariedad teórica de los cuadros del partido, salvo en el caso de Ledesma y las colaboraciones nacionales de Areilza y – a partir de noviembre – Giménez Caballero, presentar la publicación como la más relacionada con la experiencia fascista dominante en Europa, y, por último, compensar las posiciones más conservadoras recurriendo a plumas del exterior que no pudieran verse como una desautorización directa de lo expresado por los dirigentes del partido como el proprio Redondo»712. El verano de 1933 se convirtió para Onésimo en un largo periodo de meditación, dejando su actividad periodística parcialmente suspendida. El 24 de julio apareció en Igualdad el que sería su último artículo del verano, correspondiente a la segunda entrega 709 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., p. 166. Lo que se reprochaba a Redondo era su interpretación ‘castellano-céntrica’ de España; él mismo, en la revista Jons había afirmado: «Castilla sí, y no Madrid. Esto es de importancia esencial. Ni Madrid, que es el núcleo consumidor y deletéreo del cuerpo peninsular, ni la periferia que en sí siempre es disociativa, protestante, inigualitaria. Por imperar Madrid en España hemos llegado a una nación madrileña en vez de castellana: y decir «madrileño»-sin injuria, con el dolor de un convencimiento indeseable pero ineludiblees decir imprevisión, alegre superficialidad, arrepentimiento mañanero y calaverada cotidiana». Cfr., «Castilla en España», Jons, nº 2, junio de 1933. 711 Véase: «La nacionalización del Partido Fascista», Jons, nº 2-3, junio y agosto de 1933. El ensayo publicado en Jons, era la traducción (curada por José María de Areilza) del texto: VOLPE, Gioacchino, La dottrina del fascismo. Con una storia del movimento fascista, Milano, Treves-Treccani-Tumminelli, 1932. 712 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., p. 160. 710 204 de la serie titulada «No ha habido revolución social», que no logró terminar713. La rúbrica dedicada al “Pensamiento de la Juventud Nacional”, normalmente firmada por el jefe jonsista, fue ocupada por una alternancia de reflexiones de P. Espinosa Velasco, Luis Benito Alonso, Marino Dávila Yagüe, José Villanueva de la Rosa y un colaborador de la jons gallega, E. Nolla. Debido también a la ausencia de Bedoya 714, el semanario quedó en manos de un reducido grupo que poco – o muy poco – hizo para mejorar la imagen del mismo tras las denuncias y la mala reputación que se había ganado. Mientras tanto otros informaban a Onésimo del escenario en el que se encontraba la JONS vallisoletana, subrayando su absoluta disconformidad con aquel entorno715. Sería probablemente a causa de esta intricada situación, además de su larga ausencia de España – ya más de un año – cuando el vallisoletano empezó a meditar sobre la posibilidad de regresar a su tierra natal. A comienzos de septiembre, poco antes de la segunda crisis del Gobierno Azaña, Onésimo volvía a su actividad periodística firmando un artículo que pretendía vislumbrar, de forma definitiva, su opinión sobre la relación entre fascismo y jonsismo. Su intervención en Jons se convirtió en una aclaración necesaria, dando a entender cuál iba a ser su trayectoria política – permaneciendo en el seno del partido – poco antes de su vuelta. No se trataba de la enésima reflexión ideológica, sino de una clara manifestación de discrepancia con el viraje fascistizante que la derecha radical española había emprendido, fijándose en el modelo italiano: «Los pueblo no soportan más la era de las discordias y buscan impacientes un régimen de “unidad”. Entendemos que hay dos caminos, dos sólo, para salir de la baraúnda improrrogable de las contiendas políticas. [...] Protestamos de los llamados “fascistas españoles” que quieren adoptar el fascismo como una 713 «No ha habido revolución social II», Igualdad, nº 36, 24 de julio de 1933. La serie tenía prevista la publicación de un último ensayo dedicado a los “jurados mixtos”. 714 Bedoya se había marchado desde finales de junio a su pueblo natal, Llodio. Cfr., MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., p. 59. 715 Comentaba a finales de julio un amigo y colaborador a Onésimo: «J.O.N.S. […] Desde luego, nada sé ciertamente y me complazco ignorarlo todo. Pero… ¡que falta haces aquí, aunque solo sea de purga! Con la mayor sinceridad, te auguro muchos desengaños. ¡Hay cada bicho! Dios me libre de los malos pensamientos, pero que sobre todo me libre de resultar profeta… Hay que complacerme, añoro las gratas discusiones que contigo tuve, que cuanta es mi curiosidad por reanudarlas! / Igualdad. Me duele mi acierto. Ya me das la razón. Cuando no escribes tú no leo el semanario ni por curiosidad. […] Hace tiempo que formé un juicio, coincidente con el tuyo ahora, y es tan indiscutible que no necesito acumular más argumentos para ratificar. Esto por lo que respecto a la exteriorización del periódico. Que en cuanto a su régimen interno, es preferible callar. […] Que nadie – excepto el buen elemento Narciso García [Sánchez] – prisa por la imprenta». Cfr., Carta de ? a Onésimo (27-07-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 55. 205 “fórmula” nueva. No. Sería la muerte. Y, además, no sería “fascismo”, porque esto, la regeneración italiana que plugo a sus caudillos bautizar con ese nombre, no es nada fuera del sentido práctico de unos hombres –principalmente de un Hombre– que ha sabido moralizar a un pueblo [...]. Cuando se habla de crear un “movimiento fascista, un partido fascista, un Estado fascista”, se confunde lo accidental con lo sustancial; se toma la manga por el brazo, comenzando por la táctica de conquista del Estado. No sería Mussolini quien es, ni existiría su obra histórica, si hubiese aprendido la manera de llegar a ser Duce de los italianos en una cartilla fascista. Cada política tiene sus momentos, cada pueblo, sus problemas, y cada nación engendra espontáneamente a sus salvadores auténticos»716. Redondo marcaba así lo que él consideraba como una imposible comunión ideológica entre fascismo y jonsismo; al respecto, no dudaba en estimar al primero como un movimiento necesario y vanguardista, pieza fundamental de la civilización cristiana occidental por su ideología renovadora, pero entendía al segundo – movimiento que representaba – como el verdadero sentimiento regenerador, fuente del “ser” hispánico y pilar del sentimiento revolucionario español: «Las J.O.N.S. saben estimar al fascismo en lo que vale, están atentas a sus experiencias y admiran su postura de vanguardia en la regeneración del mundo; pero evitarán a España la desgracia de incurrir en un nuevo mimetismo [...]. Lo que hayamos de beber en fuentes viejas lo elevaremos de nuestro imperial subsuelo histórico, pletórico de las ideas más generosas y los ejemplos más sanos. Si Mussolini tiende la mano –con más audacia que exclusivo derecho– a la Roma imperial y a la Roma católica, nosotros calvaremos nuestras raíces en el imperio hispano-atlántico, en la Hispanidad, que no cede a la antigüedad romana en poder expansivo por medio de una lengua, una creencia fundamental común y – singularmente– una comunidad de desventuras y anhelos que ha de conducir fatalmente a la regeneración simultánea. [...] He aquí las voces de nuestra revolución. Por el fascismo formulista no debe morir un solo joven español; por la resurrección de las Españas debemos apretarnos a morir todos»717. El periodo de crisis política que vivía la República entre el verano y el otoño de 1933, favoreció la planificación del regreso de Onésimo a Valladolid. Tras la nueva dimisión 716 717 «Decadencia de las fórmulas», Jons, nº 4, septiembre de 1933 (IIº parte). Ibídem. 206 de Azaña y el precario gabinete de Alejandro Lerroux, los radicales republicanos siguieron en el poder a través de la efímera presidencia de Diego Martínez Barrio718. En medio de este caos gubernamental, el exiliado aprovechó la ocasión para cruzar ilegalmente la frontera y regresar a España convencido de obtener la amnistía719. Aunque el plan preveía su regreso entre el 9 y 10 de octubre, sería el día 16 cuando Onésimo, Mercedes y la pequeña María de las Mercedes, reaparecieron en Quintanilla de Abajo para inmediatamente después trasladarse a la capital de Castilla la Vieja720. Como era previsible, durante los primeros días en Valladolid el jefe jonsista fue detenido por su implicación en los sucesos del año anterior, pero su pena duró tan sólo unos pocos días; con la disolución de las Cortes y la convocación a nuevas elecciones generales, consiguió la libertad vigilada721. Empezaba una nueva etapa para Onésimo, por fin de regreso a su ciudad y con las elecciones generales al horizonte: un objetivo que no había que dejarse escapar. 5.2 La vuelta a España: de candidato del pueblo al acercamiento a José Antonio Primo de Rivera y el nacimiento de FE de las JONS (1933-1934). 5.2.1. Onésimo Redondo ante su candidatura: las elecciones de noviembre de 1933. A su vuelta de Portugal, el objetivo de Onésimo no podía ser otro que la recuperación de la estabilidad en su Valladolid. Durante el transcurso de su exilio no había perdido su puesto como secretario del Sindicato Remolachero, con el que había seguido colaborando gracias a la intermediación de Tomás Bulnes; sin embargo, tras su regreso, Escribía al respecto Onésimo a Tomás Bulnes: «supongo que habrás visto que a Lerroux “ya se lo llevó la trampa”: la trampa española y “a trampa” portuguesa. No lo creí tan próximo. Ni juzgué que Azaña y demás elementos de la consabida gentuza, fuesen tan miserables ¡Qué república, hijo! Es evidente que o suben a la Convención, o el país les deshace dentro de pocas semanas». Cfr., Carta de Onésimo a Villalobos (04-10-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 56. 719 Palomares Ibáñez afirma que Onésimo Redondo regresó el día 16 de octubre. «Se presenta en el Juzgado y pasa a la cárcel, consiguiendo cuatro días después la libertad provisional solicitada» Cfr., PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., p. 101. 720 Siempre en el borrador de la carta enviada a Bulnes, Redondo adelantaba a los jonsistas sus planes: «Yo pensaba irme de todos modos el día nueve o diez»; cfr., Carta de Onésimo a Villalobos (04-101933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 56. 721 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 151. La Redacción de Igualdad protestó por la persecución a la que fue sometido su líder, pidiendo una amnistía para los presos políticos de la oposición; véase: «Amnistía y Amnistía», Igualdad, nº 48, 16 de octubre de 1933. Sería sólo a lo largo de 1934 cuando Redondo logró resolver todas las prácticas y denuncias que pesaban sobre su persona. 718 207 ya no poseía ni un despacho de abogado ni un lugar donde vivir. Gracias a la ayuda familiar logró solventar rápidamente esta situación y a los pocos días de resolver su problema con la ley, se trasladó desde el viejo piso de la Avenida de la República (Acera de Recoletos) a un apartamento próximo al Teatro Calderón, concretamente en el nº 1 de plaza de la Libertad. En este mismo lugar, domicilió también su despacho de abogado722. Al recobrar la normalidad en ciudad del Pisuerga, el líder jonsista se interesó de inmediato por su agrupación consciente de la complicada labor que tenía por delante. Como había comentado a Bulnes, poco antes de su regreso, la prioridad era el restablecimiento del orden y de la disciplina: «No pienses en Igualdad porque le han estado haciendo horriblemente. Yo dejé de escribir en él; Ahora dicen que se enmiendan: veremos»723. Pese a las recriminaciones, el líder necesitaba cuanto antes un órgano de prensa donde volver a hacer propaganda, así como él la entendía; además las elecciones generales estaban previstas para el 19 de noviembre y había poco tiempo de actuación. La revista Jons, en la que Onésimo no publicaba desde aquel polémico artículo titulado «Decadencia de las fórmulas», no era el mejor lugar donde dirigirse por lo que, rectificando cuanto había dicho poco antes, tuvo que decidirse por escribir en Igualdad que por lo tanto sobrevivió hasta las elecciones724. Su candidatura a las elecciones generales, se basó especialmente en dos apartados dedicados a la cuestión agraria. No era una casualidad que el vallisoletano eligiese profundizar un tema como este, ya que en las precedentes elecciones el Partido Agrario – con Royo Villanova a la cabeza – había logrado numerosos votos en un provincia tradicionalmente agraria como Valladolid; además, precisamente por ser sindicalista agrario, Onésimo contaba con una cierta cantidad de votos que estaba seguro se habían mantenido pese a su larga ausencia725. En la primera parte de la candidatura se establecía el principal objetivo de 722 Ibídem. Carta de Onésimo a Villalobos (04-10-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 56. 724 En los números previos a sus nuevos artículos, el mismo Redondo fue quién dirigió el semanario para que se diese una más profusa información sobre la crisis política del país, así para ir preparando el terreno para su reaparición en el debate político. Sin embargo, con la reaparición de Libertad, que Onésimo sentía más suyo, Igualdad acabó por desaparecer justo después de las elecciones. Véase por ejemplo los espacios de información política como «Amplia información de la solución de la crisis», Igualdad, nº 47, 9 de octubre de 1933. 725 Redondo apelaba a la necesidad de una firme intervención del mundo agrario en la política a través de estas palabras, con las que concluía su primer artículo: «El anti-partido. Habrá que intervenir la política directamente, labradores, sí. Habrá que invadir lo político; pero no para fundar otro partido más, sino para acabar con los partidos. Otro día nos ocuparemos del modo y el camino para esa revolucionaria transformación, inevitable y urgente si se quiere dar cima victoriosa al españolismo y entrañablemente 723 208 la táctica electoral del vallisoletano: unificar los votos agrarios con aquellos de los adherentes y simpatizantes del movimiento jonsista, así como él mismo hubo de enunciar; «La Agricultura es la Patria por la tierra y por el pan. La revolución de la Juventud nacional es la Patria por la idea y el Imperio»726. La propaganda del vallisoletano se desarrolló en un clima de evidente tensión social que, además de las áreas urbanas, afectaba desde hace unos meses también al entorno rural727. Dos años después de las primeras elecciones, el panorama político había cambiado notablemente; por un lado se manifestaba un sistema de partidos cada vez más bipolar, mientras por el otro se expandía una feroz campaña de “anti-azañismo” que pretendía desprestigiar la labor del primer bienio social-reformista728. La culpabilidad de Azaña, que también Redondo compartía, bien fue sintetizada por el jonsista con estas palabras: «Se dice que Azaña tiene el mérito de la claridad ¿y el de las contradicciones? ¿Qué claridad puede haber donde un día se afirma claramente lo contrario de lo que claramente se afirmó un día o un mes atrás?»729. Onésimo sabía que la tensión provocada por las inminentes elecciones, sería una buena oportunidad para difundir la óptica jonsista, haciendo hincapié en la pésima imagen que la República – según él – había dado de sí misma durante estos últimos meses730: nacional movimiento agrario que hoy parece estar al borde – y está bastante lejos aún – de conseguirlo todo». Cfr., «Horas de agitación. El movimiento agrario ¿basta?», Igualdad, nº 48, 16 de octubre de 1933. 726 «Horas de agitación. El movimiento agrario ¿basta? - II», Igualdad, nº 49, 23 de octubre de 1933. 727 MARTÍN JIMÉNEZ, Ignacio, Violencia política en el Valladolid republicano (1931-1936), Valladolid, Ateneo Republicano, 2008, pp. 72-74. 728 Particularmente críticos con la actitud del gobierno izquierdista fueron los ambientes de la derecha tradicional: «la prensa que pudiéramos llamar ministerial de la República, mejor dicho, de esta República, tal y como ha sido informada y constituida por el espíritu masónico-revolucionario, muestrease preocupadísima por las consecuencias de orden político y social que habrá de tener la disolución de la Cortes Constituyentes con su obligada secuela de las próximas elecciones generales. El Socialista, singularmente, entiende que éstas van a plantear “un dilema dramático de la República”, la cual habrá de inclinarse hacia la derecha o seguir inclinada hacia la izquierda. […] Por esto las futuras Cortes, […] tendrán que afrontar problemas gravísimos: “los derechos de la Iglesia y de la familia conculcados, la propiedad atacada, la agricultura, la industria, la enseñanza, el orden social, en fin, sometidos a una ruinosa y desalentada experiencia”»; cfr., «Con el mazo dando y a Dios rogando», Diario Regional, 14 de octubre de 1933. Ni siquiera las opiniones de otros periódicos alentaron las críticas a un bienio que, a través de sus dirigentes, representaba «la política republicana que ha imperado hasta ahora, y ellos, por tanto, los autores de tantos yerros y quebrantos. El país así lo entiende, y en este aspecto, desde el señor Lerroux hasta los tradicionalistas, se aprestan a una lucha con un interés común»; cfr., «Hacía una inteligencia electoral», El Norte de Castilla, 8 de noviembre de 1933. 729 Sin título, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 10. 730 El 23 de octubre había pronunciado un discurso en Geria, pueblo próximo a Valladolid, en el que lanzó su desafío a los “partidos fraudulentos” del anterior Gobierno, culpables de haber protagonizado una etapa de decadencia y terror. Al mando de este grupo de descontentos, Onésimo ensalzaba su misma candidatura: «Exigid en primer término fe religiosa en vuestros futuros disciplinados, porque la masonería tiene parte principal en vuestra ruina y porque sin Cristo ni hay civilización ni ha decencia. Exigid un respeto acendrado por la sagrada unidad de España, base de vuestra dignidad como ciudadanos. Expulsad a todos los contaminados de Estatutismo. Y, por último, pedid un agrarismo probado, una 209 «he aquí un momento que temo, de verdad, cualquier cosa a pasar de que su fuerza no es la que vocean. Había que arrastrarlos. Porque ahora que Cuba, por culpa de la masonería, el marxismo y la usura yanqui está dando al mundo un espectáculo de vergüenza insuperable para la Raza [y] quieren provocar análogos crímenes en España. Pero de ese modo habría arrastrados, victimas, sangre: y también vergüenza para el país. De la ética y el pudor patriótico de los adversarios – incluso el pobre Lerroux – se prevalen para imponerse y arruinarnos. Lo que no cabe ya negar ni desconocer es que un régimen de exclusión para ellos se impone con urgencia. No caben términos medios… Y hagamos punto en la valerosa tarea de salvar a España […]»731. Aunque meses atrás había enunciado un plan de actuación que reunía principios nacionalsindicalistas y exigencias del campo, formulando una crítica a la “política de partidos”732 su actitud parecía haber cambiado. La aparición de la CEDA en el escenario político nacional, representaba la vuelta – esta vez organizada y disciplinada – de las Derechas españolas, aparentemente capitaneadas por el brazo político del catolicismo español733. En un primer momento Onésimo buscó el contacto con los ambientes de la CEDA, decidido a presentar su candidatura a través del importante apoyo del grupo de Gil Robles. Sin embargo, los acuerdos no llegaron a ningún resultado concreto y el líder jonsista prefirió presentarse como independiente734. La reaparición de Libertad, semanario en el que Onésimo se identificaba con más fuerza, fue utilizado para dar máxima difusión a su candidatura, mientras Igualdad se utilizó como otro órgano de propaganda735. Convencido de tener el apoyo incondicional de la juventud nacional736, fidelidad cierta a vuestros intereses como labradores». Cfr., «Resumen del discurso pronunciado en Geria (Valladolid) el día 23 de octubre de 1933», Libertad, nº 62, 27 de octubre de 1933. 731 Carta de Onésimo a Villalobos (04-10-1933), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 56. 732 Observaremos más adelante su análisis sobre el sistema político republicano, relacionado con una pésimo – comentaba Redondo – gestión de la cuestión agraria. Cfr., ¿Partidos de ideal o interés?, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 14(A). 733 Como hemos visto, la CEDA se desarrolló alrededor de la dirección de José María Gil Robles, ferviente colaborador del periódico de divulgación católica El Debate. Su director, Ángel Herrera Oria (al que también Onésimo estaba vinculado) fue el primer promotor de una “confederación estatal” que durante el bienio azañista se concretizó bajo los llamamientos a la unidad y a la captación de las masas en un momento tan crucial como el representado por las elecciones de 1933; sin embargo, por entonces, Ángel Herrera ya se había apartado del liderazgo del partido, dejando como principal protagonista al mismo Robles. Cfr., GIL PECHARROMÁN, Julio, Conservadores subversivos, ob. cit., pp. 121-126. 734 Bedoya confirmó a Goyanes que Onésimo buscó acceder a las listas de la CEDA como representante jonsista; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 31. 735 Libertad reapareció por voluntad del mismo Redondo el 27 de octubre, reanudando su numeración (nº 62) desde el último número que había sido secuestrado por la autoridad (nº 61, 8 de agosto de 1932). 210 el vallisoletano se lanzó a un resuelto plan de proselitismo agrario, enunciando su manifiesto electoral a pocos días de las elecciones; y no faltó en el preámbulo una dura crítica a la unión de derechas que había desestimado su candidatura: «A mis paisanos y electores A la juventud nacional de Valladolid Circunstancias para mí poco previstas y hechos que, si no tienen nada de nuevo en las costumbres electoras, tan viejas como desacreditadas, sí tienen algo extraordinario por el grado en que han llegado a consumarse, obligan la Juventud nacional de Valladolid, y a mí como cabeza más visible de su eficaz actuación antimarxista y españolista, a luchar en las próximas elecciones en forma individual. […] Bien sabemos que hoy parece a todos feliz la candidatura llamada de unión de derechas. Pero también sabemos que no se explica que yo venga a aumentar la debilidad de esa candidatura con lo que se estima equivocadamente una voluntaria disidencia. No es disidencia ni es gesto libre. Es la imposición penosa de las circunstancias política que arrojará mis hombros, ya bastante castigados por la persecución, el peso irresistible de una responsabilidad, que para nadie deseo […]. Sea lo que sea de la lucha electoral, nosotros, por la salud del movimiento regenerador que tenemos entre manos y ha de conquistar toda Castilla, no podemos alejarnos ni ahora ni nunca de la lucha significada y entusiasta. Ni nos faltan masas, ni nos faltan hombres, ni nos falta doctrina»737. Los puntos clave de su manifiesto se caracterizaron por: I) “Defensa de la Agricultura”, en el que hablaba de la política arancelaria, las características de los cultivos, las ventajas de la sindicación, la política social agraria y las polémicas Ley de Términos y Reforma Agraria. II) “Programa Social”, basado en la implantación de un nuevo régimen de justicia social, igualitarismo, fin de la especulación político-financiera y la proletarización de la clase media. III) “Principios inmutables”, o en otras palabras, los valores nacionalsindicalistas de modernidad y tradicionalismo, unidad nacional, 736 «España llega a nosotros, a la generación que nace, huyendo de hombres y sistemas políticos que no supieron servirla con lealtad y patriotismo. […] Llama a los únicos que sabrán servirla y defenderla: la JUVENTUD. Y la nueva generación acude solícita a luchar por su integridad y por su imperialismo». Cfr., «Lo que quiere España», Libertad, nº 63, 2 noviembre 1933. 737 «Manifiesto electoral de Onésimo Redondo. Por que me presento», Libertad, nº 63, 2 de noviembre de 1933. 211 principios patrióticos, anti-constitucionalismo, además de vertientes ideológicas “redondianas” vinculadas a la religión y enseñanza738. Pese a la divulgación de una propaganda que le definía como “candidato del pueblo”739, los escasos resultados y las desalentadoras impresiones que recogió en las horas previas a las elecciones, acabaron por sentenciar su candidatura, retirándose la misma poco antes del comienzo de los comicios740. Mientras tanto, llegada la hora de la verdad, la derecha política logró hacerse con la mayoría de los votos – recordamos también que fueron las primeras elecciones con sufragio femenino –, siendo sus principales protagonistas la CEDA y el Partido Republicano Radical 741. En Castilla la Vieja los efectos de la unión entre la CEDA y el Partido Agrario favorecieron una considerable victoria ante los socialistas. En la capital Valladolid, la situación se vería reflejada por la amplia victoria de las derechas con 66.808 votos (frente a los 38.413 del PSOE), que confirmaría la elección de dos socialistas (Eusebio González Suárez y Federico Landrove Moiño) y cuatro diputados derechistas: dos de la CEDA, Blas Gutiérrez Cantalapiedra (Agrarios de Derecha) y Luciano de la Calzada (Acción Popular) y dos del Partido Agrario, Antonio Royo Villanova (que ganaría también el escaño de Huesca) y Pedro Martín y Martín742. El nuevo gobierno tomaría posesiones bajo la presidencia de Alejandro Lerroux, siendo ahora los socialistas la minoría 738 Ibídem. GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, cit, p. 18. 740 Según José Luis Rodríguez, fracasó también el proyecto de propaganda y adoctrinamiento que desde el Centro de Estudios Castellanos (abierto poco tiempo antes en la sede de las JONS de Valladolid), pretendía ampliar la red de seguidores del nacionalsindicalismo. Cfr., RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, cit, p. 118. Los jonsistas de Valladolid, defendieron el hecho de retirar la candidatura fue debido también a la voluntad de no desperdiciar votos para la unión derechista; así lo justificarían en 1961: «Temeroso Onésimo Redondo de contribuir, quizá, al triunfo de algún marxista, decidió retirar su candidatura después de haber dejado bien claro en aquella ocasión memorable que no éramos ni derechas ni izquierdas». Cfr., «Manifiesto electoral de Onésimo Redondo», Libertad, XXVº - Extraordinario dedicado a nuestro fundador, 24 de julio de 1961. 741 En Valladolid no faltaron los momentos de tensión al enfrentarse elementos jonsistas e izquierdistas incluso antes de las elecciones: «los elementos de la J.O.N.S. son los verdaderos fascistas, que organizados como los «nazis» alemanes, emplean sus métodos. […] Preparan su primera demostración callejera organizada para el día 19. En dicho día, todos los afiliados se distribuirán estratégicamente alrededor de los colegios electorales. […] Los fines que se proponen con esta movilización guerrera, son vigilar a favor de las derechas la marcha de las elecciones». Cfr., «Varios incidentes», El Norte de Castilla, 16 de noviembre de 1933. 742 En todas las provincias de Castilla la Vieja, los resultados de las elecciones de noviembre de 1933 reflejaron el éxito nacional que tuvo la unión de derechas. En esta región, la CEDA había optado por una fértil alianza con el importante Partido Agrario, por lo que saldría de las elecciones con una mayoría espectacular. Respecto a éste último, hay que destacar los resultados obtenidos en la provincia de Soria, siendo el más votado (21.737, frente a los 2.223 del PSOE), mientras en Zamora la unión entre CEDA, Agrarios y Partido Radical alcanzó la victoria con un total de 74.711 votos, frente a los apenas 17.393 del PSOE. Sobre el resultado (detallado) de las elecciones en Valladolid y provincia, véase el apéndice nº 4, de MARCOS DEL OLMO María Concepción, Voluntad popular y urnas, ob. cit., p. 290. 739 212 gubernamental743. Empezaba así un nuevo ciclo político administrado por el conjunto radical-cedista, fruto de una corriente anti-reformista y de matiz católico-tradicionalista, que lucharía para el recupero del orden y del control social. El único representante de la derecha radical, elemento – de momento – ajeno a las JONS, que logró un escaño (en Cádiz), fue el líder de un nuevo movimiento recién creado en Madrid: José Antonio Primo de Rivera y su Falange Española744. Un viejo conocido de las JONS, que a partir del invierno de 1933/34, empezaría a desafiar la rápida reorganización del radicalismo izquierdista, considerado también por este líder, como el principal enemigo de la nación. 5.2.2. El comienzo de una nueva etapa: confrontación, debate y acercamiento entre los “fascistas españoles”. El resultado de las elecciones de noviembre, provocó diferentes reacciones en el seno de las JONS. La línea oficial del partido, por lo menos la rama vallisoletana, ya preparaba su plan de actuación para el nuevo curso: «El pueblo español ha aprendido política: pudiera afirmarse hoy que se halla muy adelantado en instinto político. […] Somos nosotros, la JONS – y no lo que llaman “fascismo” – quienes ofreceremos esas soluciones […]: la conquista de las masas populares y, sobre todo, campesinas. Con eso y con la militarización de la juventud, que urge, España y el imperio espiritual futuro de la Raza serán nuestros»745. Pero no todos estaban conformes con las palabras de Redondo; por un lado el mismo Bedoya confesó que «en el fondo de mi corazón estaba deseando no tener razón y disfrutar de un país que democráticamente alejase los extremismos»746, mientras por el otro, se percibía el escepticismo de un Ledesma Ramos que se temía la implantación de un conjunto político poco propenso a las 743 Respecto al resultado de las elecciones, quedaba claro que «En las nuevas Cortes, el núcleo principal de diputados no habría de formarse en torno al centro republicano, sino que lo constituiría la propia Unión de Derechas, por lo que esta última, más que convertirse en un importante factor a tener en cuenta (que había sido la aspiración última de Gil Robles), había trocado su papel por el verdadero árbitro de la situación, sin el cual la vida parlamentaria de un futuro gobierno devendría imposible. El líder de AP era consciente que, pese al gran resultado obtenido, las derechas no habían logrado aún la mayoría absoluta y, peor, carecían de la suficiente homogeneidad para una labor positiva de gobierno». Cfr., VILLA GARCÍA, Roberto, La República en las urnas, ob. cit., p. 392. 744 THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, Barcelona, Plaza & Janés, 1999, p. 35. 745 «¿Qué harán las J.O.N.-S.?», Libertad, nº 65, 27 de noviembre de 1933. 746 MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, cit., pp. 65. 213 novedades ideológicas de matiz juvenil y revolucionario. Y al respecto, no cabe duda de que en esta crítica tenía el apoyo de un decepcionado Redondo: «Gil Robles ha dirigido y organizado una reacción que carece de novedad, de eficacia y de brío. Ha puesto en pie todo el viejo sistema ideológico y utilizado toda la vieja comparsa de caciques. No quedarán sin castigo sus errores, recibiéndolo, en primer lugar, de los hechos mismos que le obligan a una actitud falsa, débil y bien poco decorosa para un jefe político de su edad, y en segundo, de toda la España joven que renace, que lo señalará con el dedo como a un culpable de que la batalla contra el marxismo y demás fuerzas antinacionales se haya efectuado en un plano infecundo, sin consecuencias grandiosas para la Patria, sin llamamientos fervorosos a su unidad, sin una reconstrucción fulminante y segura»747. La gran novedad del momento, por lo menos para las JONS, había sido la consolidación pocos meses antes de un grupo que había surgido tras la experiencia de El Fascio. Y éste no era otro que un conjunto de elementos filo-fascistas que tenían en José Antonio Primo de Rivera – el mismísimo hijo del célebre general – su máximo representante748. Desde finales del verano, contando con la colaboración de Ruiz de Alda, García Valdecasas y Fernández Cuesta, el marqués de Estella había vuelto a replantear el modelo fascista, tras haber viajado una segunda vez a Roma y haber conocido personalmente al mismo Mussolini en los primeros días de octubre de 1933. Tras su vuelta, concretamente el 23 de octubre, escribía con entusiasmo: «El fascismo no es sólo un movimiento italiano: es un total, universal, sentido de la vida. Italia fue la primera en aplicarlo. Pero ¿no vale fuera de Italia la concepción del Estado como instrumento al servicio de una misión histórica permanente? […] Sin una actitud fascista no se puede encontrar la tradición. Porque es fascismo, llámesela como se quiera, la decisión enérgica de no seguir creyendo en la actitud de las formas liberales para el descubrimiento de las venas genuinas. Ante un Estado liberal, mero espectador policíaco, la nación se escinde en pugnas de partidos y guerra de clases. Sólo se logra la 747 «Las elecciones y el triunfo de las derechas», Jons, nº 6, noviembre 1933. El liderazgo de José Antonio dentro del fascismo español fue algo gradual, ya que, como dijo al amigo Julián Pemartín en abril de 1933, «ser caudillo tiene algo de profeta; necesita unas dosis de fe, de salud, de entusiasmo y de cólera que no es compatible con el refinamiento. Yo, por mi parte, serviría para todo menos por caudillo fascista». Cfr., «La violencia y la justicia (Carta de José Antonio al camarada Julián Pemartín)», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., p. 50. 748 214 unidad fuerte y emprendedora si se pone fin a todas esas luchas con mano enérgica al servicio de un alto pensamiento y un entrañable amor. Pero esa manera fuerte y amorosa de pilotar a los pueblos se llama hoy, en todas partes, “fascismo”»749. A los pocos días de aquellas palabras, José Antonio protagonizó en Madrid el que pasó a la historia como el acto fundacional del fascismo español750. En ello, los oradores que acompañaron a Primo de Rivera expusieron los principios morales, sociales, económicos y políticos de su movimiento, el MES, que se convertía oficialmente en un partido: Falange Española (FE)751. El día 29, en el Teatro de la Comedia de Madrid, los organizadores «hablaron del “sentimiento totalitario de la Patria” como “el único aglutinante que puede unirnos”; y de la necesidad de “hacer que cada español sienta su función y que se dedique a ella, manteniendo siempre su jerarquía y disciplina”. Primero de Rivera se refirió a la patria como “una síntesis trascendental, una síntesis indivisible, con fines propios que cumplir”, fines que Ruiz de Alda definió como de “expansión internacional”. El nuevo movimiento se entendía como “eficaz, autoritario, al servicio de esa… unidad irrevocable que se llama Patria” en su lucha contra el doble anatema del liberalismo y los partidos políticos»752. La aparición de la organización fascista española más importante – así es como la define Joan Mª Thomàs – coincidió con un periodo durante el cual se propagó con insistencia una respuesta violenta que la oposición izquierdista coordinó y justificó apelándose al comienzo de una decisiva ofensiva antifascista753. Los ambientes jonsistas contemplaron la evolución del partido dirigido por Primo de Rivera, aunque en sus inicios FE no pareció provocar grandes entusiasmos ni particular atracción. Como escribió más adelante Ledesma Ramos, «Tan sólo un grupo de estudiantes, de jóvenes, ingresó en F.E. con propósitos de acción eficaz y verdadera. Ellos, realmente, dieron al movimiento poca o mucha savia de que dispuso en los primeros meses, y de ellos salió, asimismo, la lista de los primeros mártires. […] Pues los españoles, quizá por nuestro despego o incapacidad para la tarea crítica, no fijamos realmente la atención, sino en lo que aparece ante nosotros provisto de algún abalorio especial que lo resalte. Actitud de 749 «Al volver. ¿Moda extranjera el fascismo?», La Nación, 23 de octubre de 1933. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 144. 751 FERNÁNDEZ GARCÍA, Antonio (et. al.), Documentos de historia contemporánea de España, Madrid, Actas, 1996, pp. 433-436. 752 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., p. 39. 753 THOMÀS, Joan María, Los fascismos españoles, ob. cit., p. 92. 750 215 papanatas, de perezosos»754. La actitud del zamorano aparentaba indiferencia frente a la reaparición de estos viejos conocidos aunque, según Ferran Gallego, más cierto era lo contrario: «Tenía motivos para sentir tan inquietud»; Ledesma era consciente, posiblemente más de Redondo, de la inferioridad de su partido: «Las JONS permanecían en una posición marginal, contemplados como un reducido grupo de activistas dispersos en algunas ciudades, a pesar de los esfuerzos de Ledesma de publicar un periódico con ciertas pretensiones intelectuales y los llamamientos claramente realizados para hacer que su partido fuera la única organización fascista que la derecha autoritaria tuviera en cuenta en sus planes»755. Poco se podía hacer contra un movimiento emergente como FE, dirigido por un abogado que contaba con el apoyo de sectores radicalizados, principalmente alfonsinos, además de íntimas amistades provenientes de círculos vinculados a la aristocracia que había colaborado con su padre756. Aunque en Valladolid se hablara del acto fundacional de falange757, los jonsistas locales no parecieron darle mucha importancia; este hecho se comprueba observando como en Igualdad (Libertad reaparecería el 2 de noviembre) no se publicase nada al respecto. Pese a la renuncia de Onésimo a la candidatura, la propaganda se reactivó de inmediato para configurar la actuación de las JONS tras las elecciones; Redondo, al igual que Ledesma, no creía que la unión favoreciese el restablecimiento del orden que el país necesitaba, sino más bien «se verá más claro por muchos alegres confiados de hoy que la reacción no basta, que las derechas conservadoras no sirven. Y volverá los ojos el pueblo a la juventud, que –sólo ella– posee contenido doctrinal, aptitud combativa y capacidad revolucionaria para invalidar al marxismo e instaurar con mano firme un orden nuevo, un Estado nacional»758. Lo que permaneció inamovible en la rama jonsista vallisoletana, fue el atenerse a su idea castellano-céntrica, animando a las masas obreras 754 LEDESMA RAMOS, Ramiro, «¿Fascismo en España?», en AA.VV., Ramiro Ledesma Ramos. Obras completas, Vol. IV, ob. cit., pp. 218-219. 755 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., p. 178. 756 Como observa Pecharromán, Ledesma había disfrutado tiempo atrás de cierta ayuda económica por parte de algunos de los sectores más radicales del conservadurismo español, aunque en ningún momento estos llegaron a ser tan profusos como los que financiarían a FE. De hecho, los alfonsinos percibieron la aparición de falange como un ‘embrión’ nacido en el seno de sus filas, considerándolo más parte de éstas que no un movimiento independiente. Cfr., GIL PECHARROMÁN, Julio, José Antonio Primo de Rivera, retrato de un visionario, Madrid, Temas de hoy, 1996, pp. 181-189. 757 Aparecía en un párrafo dedicado a los ‘actos políticos’ en El Norte de Castilla: «Madrid. En el teatro de la Comedia se celebró el domingo [29 octubre] un mitin denominado de afirmación españolista, en el que hicieron uso de la palabra los señores García Valdecasas, Ruiz de Alda y don José Antonio Primo de Rivera». Cfr., «Actos políticos», El Norte de Castilla, 31 de octubre de 1933. 758 «¿Qué pasará?», Igualdad, nº 53, 13 de noviembre de 1933. 216 locales a buscar nuevo amparo bajo los pilares de la doctrina nacionalsindicalista que una vez más, situaba la región castellana como el epicentro histórico e imperial del nacionalismo español. Todo se condensaba alrededor de aquella frase pronunciada en una calurosa tarde de agosto de 1931, al comentar que “mientras Castilla esté dormida, dormirá España”: «Hoy más que nunca necesitamos hablar de Castilla, […]. Toda la obra de la revolución masónico-marxista va derechamente contra Castilla. […] No se trata – ¡no! – de un movimiento regionalista más. Se trata de rehacer a España, rehaciendo a Castilla. […] [El castellano] es el fluido vertebral de la España varia, regionalista si se quiere, con su armónica diversidad de suelos, costumbres, usos civiles y aun idiomas distintos, pero UNA, GRANDE y LIBRE»759. Poco tiempo después de haber finalizado las elecciones, Primo de Rivera intervino con una actuación que tuvo fundamentalmente dos directrices. Por un lado agradecía por los votos recibidos, sinónimo de cierta confianza por su partido 760, mientras por el otro se apresuraba a declarar su implicación en la causa falangista: «Esto es lo grave del momento presente: los partidos triunfantes, engollipados de actas de escrutinio, creen que ya no hay que pensar en la revolución. La dan por acabada. […] Nosotros iremos a esos campos y a esos pueblos de España para convertir en impulso su desesperación. Para incorporarlos a una empresa de todos. Para trocar en ímpetu lo que es hoy justa ferocidad de alimañas recluidas en aduares, sin una sola de las, gracias ni de las delicias de una vida de hombres»761. A partir de comienzos de diciembre, los falangistas no sólo tenían un representante en el Parlamento, sino empezaron también a publicar su propio órgano de propaganda que tomaba el nombre de la agrupación, “F.E.”. En el primer número, Primo de Rivera detalló nueve “puntos iniciales” que determinaron la conducta oficial del falangismo, exteriorizada a través de la afirmación – típicamente joseantoniana – de considerar a España “una unidad de destino”762. 759 «A España, por Castilla», Libertad, nº 64, 20 de noviembre de 1933. Comentaba el día 20: «entre la alegría y el temor, tiene que abrirse paso, en esta fecha, la más viva gratitud: una gratitud emocionada y profunda para todos los que han trabajado con tanta fe por el triunfo de la candidatura en que yo figuraba». Cfr., «Agradecimiento», La Información (Cádiz), 20 de noviembre de 1932; reproducido en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas [online], URL: http://www.rumbos.net/ocja/jaoc2067.html [consultado el 07/09/2013]. 761 «La victoria sin alas», F.E., nº 1, 7 de diciembre de 1933. 762 «Puntos iniciales», F.E., nº 1, 7 de diciembre de 1933. 760 217 Si comparamos el manifiesto falangista con en el jonsista, resultan evidentes claras discrepancias doctrinales que no favorecían una aproximación ideológica entre los dos partidos. «En primer lugar, la ausencia tanto de la llamada específica juventud como de la demagogia anticapitalista […]. En segundo lugar, la identificación de los español con lo católico y, en consecuencia, la promesa de una orientación católica de las disposiciones emanadas de los gobiernos del “nuevo Estado”, circunstancia presente en los textos de las Juntas Castellanas pero en forma alguna en la larga serie de textos redactados por Ledesma»763. Sin embrago, aunque esto parezca paradójico, Primo de Rivera tenía algunos rasgos que recordaban la rectitud dogmática de Redondo. Los dos tenían indudablemente una formación muy distinta, pero parecía que el madrileño «sintonizaba bastante con el discurso nacionalista, católico y agrarista de Redondo – y aunque – […] Primo de Rivera creía firmemente en la existencia de una conspiración comunista contra España, no estaba poseído por una manía persecutoria contra los masones y supuestos judíos»764. Semejante postura ha sido defendida también por Martinell Gifre, quién declaró que la devoción de Onésimo por su tierra, al igual que José Antonio, inspiró «su aportación más importante, y muy clásica dentro de la ideología nacionalsindicalista, […] su concepto del humanismo en el mundo, que fue desarrollado, sin embargo, con mayor profundidad, por José Antonio»765. Mientras falangistas y jonsistas empezaban a interactuar, la victoria electoral de la ‘Unión’ captaba la atención de los medios de comunicación. El nuevo Gobierno dirigido por Alejandro Lerroux, todavía en pleno rodaje, tenía por delante la difícil tarea de mantener firme su alianza con los cedistas de Gil Robles, sin todavía olvidar la delicada situación política de un país cada vez más enfrentado entre los radicalismos emergentes766. Al finalizar 1933 los partidos de la oposición parecieron intensificar su actuación, razón por la cual las JONS sintieron la necesidad de intervenir si no física, de momento, verbalmente: 763 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 160. Ibídem, pp. 160-161. 765 MARTINELL GIFRE, Francisco, La política con alas, ob. cit., p. 90. 766 Bien reflejaba este momento un articulista del El Norte de Castilla que resumía las expectativas del conjunto conservador vallisoletano, sin todavía olvidar la sombra del avance fascista en Europa y en la península Ibérica: «ya desde ahora se advierte de modo indudable un triunfo rotundo de los partidos de derecha. […] Es difícil predecir lo que el futuro reserva en España a la libertad política y al régimen parlamentario […]. La amenaza fascista que se cierne sobre las democracias liberales, confunde sagazmente el valor que a la libertad corresponde en la organización del Estado […] – y añadía – el fascismo no es algo esporádico ni peculiarmente italiano; es una mística ardorosa que se extiende por el mundo, encendiendo bengalas en la noche de los escepticismos». Cfr., «Jerarquía de la libertad», El Norte de Castilla, 24 de noviembre de 1933. 764 218 «Las izquierdas masónicas y marxistas reanudan su táctica. Vuelven a la demagogia terrorista de hace tres años. Es esencial pactarse de este juego: nada más elocuente para conocer la calidad antiespañola de los partidos del primer bienio republicano […] – y resolvían los jonsistas – Contra un terror, otro»767. Considerar a la oposición como un elemento beligerante fue pretexto suficiente para dar comienzo a una nueva fase de propaganda que, sin ser muy novedosa, se proponía aglutinar a las fuerzas antimarxistas, frente al avance de un fascismo cada vez más ideologizado: «Hoy las JONS tienen que preocuparse, en primer lugar, de conseguir la organización de grupos de choque, capaces de dar batalla violenta al marxismo y a los grupos separatistas en los focos traidores donde acampan. Es nuestro primer problema, y eludirlo supone edificar en el vacío, equipararnos a estos ‘fascios’ de aficionados que andan por allí. El partido, su futuro y las grandiosas metas que nos orientan, dependen de que realicemos con éxito esa primera etapa. Sin ella no hay JONS ni habrá España, ni régimen corporativo ni nada que merezca la pena ser vivido en la Península»768. Las esperanzas que habían caracterizado la reflexión de Bedoya, o sea su deseo de ver alejados los extremismos de la Península, se convertirían a comienzos de 1934 en una mera ilusión. Desde las páginas de Libertad se exhortaba a la acción directa; «cada día que pasa nos convencemos más. Es precisa la organización de las milicias civiles al servicio de España. Esta es la inmediata aspiración de las JONS. […] Son necesarias las milicias que luchen con los enemigos de España»769. Una vez más, el radicalismo volvía a la carga770. La técnica propagandística del jonsismo no animaba sólo al enfrentamiento directo contra los “enemigos de la patria”; también volvía a proponer aquellas alternativas sociales y económicas que pretendían ensalzar su vocación sindical 767 «El terror resucita», Libertad, nº 66, 4 de diciembre de 1933. «La nueva política. Táctica de las J.O.N.-S.», Libertad, nº 68, 18 diciembre 1933. 769 «¿Violencia? - Milicias», Libertad, nº 67, 11 de diciembre de 1933. 770 Ejemplo de esto fueron las crónicas que durante los meses de enero y febrero se publicarían en el diario ABC, llegando después también a la prensa vallisoletana. Titulares del tipo: «Agitación social y perturbaciones de orden público en España», ABC (Madrid), 21 de enero de 1934, pp. 40-41; «Los disturbios escolares», ABC (Madrid), 26 de enero de 1934, pp. 25-27; o también «La situación política y parlamentaria», ABC (Sevilla), 10 de febrero de 1934 pp.17-19. 768 219 y filo-corporativista771. La lucha contra el sistema suponía la aniquilación del marxismo, condición irrefutable para las JONS, pero también del capitalismo, responsable de empujar a la sociedad hacia el individualismo y el desprecio de la dignidad humana: «El marxismo o socialismo no tiene una teoría económica de la producción, capaz de facilitar el bienestar de la clase obrera. Su teoría sobre el precio de la mercancía y el valor en uso es falsa, y sólo como crítica del capitalismo es aceptable. […] La dictadura del proletariado tampoco puede conseguir la mejora de la masa obrera, en cambio puede crear una buena remuneración a una numerosa burocracia enchufista que sustituya a los ordinarios oficinistas, convirtiendo a estos dictadores en los capitalistas absolutos de toda la nación […]. Hay que luchar contra capitalismo y marxismo por medio de traer un Estado Corporativo inspirado en la Moral y en el amor mutuo que armonice las clases productoras: empresarios y productores»772. Con la aparición de nuevos actores en el debate político y el gradual ascenso del fascismo en la península Ibérica, las JONS se sintieron nuevamente llamadas en causa. A finales de 1933, Redondo protagonizó un nuevo debate contra los supuestos abusos del nacionalsindicalismo portugués que, meses atrás, ya había señalado Ledesma773. El vallisoletano – como hemos visto – bien conocía la agrupación liderada por Rolão Preto774; había apreciado la labor del sindicalista portugués y posiblemente le conoció personalmente, pero no pudo callar al leer en Acción Española un artículo firmado por él bajo el título de «Nueva Europa: El movimiento nacional-sindicalista portugués»775. Sorprendido por el beneplácito de Maeztu, el dirigente jonsista pidió de inmediato explicaciones: «esos “nazis” portugueses publicaban, para comprobar su desagradable propensión a desear el empequeñecimiento o la ruina de España. […] pretenden anexionarse a Galicia; aunque la pretensión no pueda tomarse de fronteras acá sino como una risible “portuguesada” […]. Ahora se ha llevado al colmo esa inconsciencia, «el nacional-sindicalismo ofrece en su programa […] que todos tendrán trabajo; que el trabajo estará pagado no con jornales de hambre sino con salarios dignos y holgados». Cfr., «El nacional-sindicalismo, movimiento de realidades», Libertad, nº 69, 8 enero 1934. 772 «Justificación del Estado corporativo», Libertad, nº 68, 18 de diciembre de 1933. 773 Llamados por Ramiro los ‘fascistas lusitanos’, comentaba en mayo: «nuestros caros “irmãos de la beira mare atlántica” están poseídos de un antiespañolismo demagógico. Mantienen que Galicia –nada menos que Galicia– es para ellos tierra irredenta y querrían conquistar España entera y el mundo si le dejasen». Cfr., «Los “nazis” de Portugal», Jons, nº 1, mayo de 1933. 774 Existen unos cuantos apuntes y recortes de periódicos sobre el dirigente portugués en el cuaderno dedicado a Portugal; véase: APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 4. 775 «Nueva Europa: El movimiento nacional-sindicalista portugués», Acción Española, Tomo VII, nº 38, octubre de 1933. 771 220 o lo que sea, dando las primeras páginas de esa revista al jefe de los “nazis” portugueses, que en Oporto llegó a llamar a los gallegos “portugueses d’além Minho”»776. La disputa con Preto, posiblemente por intercesión de algún colaborador de Acción Española, se resolvió poco tiempo después; al rectificar sus palabras, el “nazi de Portugal” comentaba que «cuando llamamos a los gallegos “portugueses al otro lado del Miño”, no tenemos en la mente otro deseo que el de proclamar una fórmula de amistad». No obstante, Redondo no pareció ser de la misma idea; recordó que en Revoluçao, el diario de los nacionalsindicalistas portugueses, frecuentemente se había animado a la obsesión anexionista hacia España, así como en otros periódicos con los que él mismo se había puesto en contacto durante su estancia allí777. La relación entre España y Portugal tenía su clave – según Redondo – en el pensamiento de Antonio Sardinha; la resolución de la cuestión hispano-lusa no se basaba en recelos o pretensiones de dominación, sino en la lucha fraterna contra los enemigos de siempre: «Sepa nuestro lejano comunicante y sepan sus correligionarios de la bella tierra occidental, que en el corazón de Castilla, de esta Castilla objeto de tanta preocupación y tantas injusticias en muchos medios culturales y aun populares portugueses, conocemos también y proponemos seguir a Antonio Sardinha. […] La juventud vallisoletana, que en lo económico y social late al unísono de las despiertas filas universitarias portuguesas herederas del integralismo, tiene, por tanto, otro elevado punto de coincidencia con aquéllas. El de coger por maestro de un supernacionalismo que nos honra Antonio Sardinha. El supernacionalismo – como él decía– de los pueblos hispanos, debe alentar a unos y a otros sin más recelos ignorantes, sin más perjuicios masónicos o suspicacias “manuelistas”, de un lado; sin necias y abandonadas ilusiones de absorber o dominar, del otro»778. Convencidos de ser los portadores de este “supranacionalismo”, los cuadros dirigentes empezaron a considerar con urgencia la necesidad de hacer de las JONS un partido «En “Acción Española” colabora un separatista», Libertad, nº 64, 20 de noviembre de 1933. La expresión en portugués significa: “portugueses al otro lado del Miño”. 777 Onésimo se refería al órgano conservador portugués A voz, al que había enviado artículos de protesta contra algunas publicaciones que apoyaban la idea anexionistas de parte de España (Galicia a la cabeza) a Portugal. Testimonio de ello es una carta del director de A voz que negaba a Redondo la posibilidad de publicar semejante protesta en su periódico; lo mismo que pasó con el director de O Seculo; cfr., Carta del director 'A Voz' a Onésimo (20-1-33), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 35 y Carta del director 'O Seculo' a Onésimo (21-1-33), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 36. 778 «Respuesta obligada. El nacional sindicalismo portugués», Libertad, nº 74, 12 de febrero de 1934. 776 221 ‘protagonista’ en la escena política nacional. Como ya había dicho Redondo en Salamanca hablando de la nueva misión, «las J.O.N.S. son el único partido del porvenir, porque sólo ellas abarcan el problema político, social y aun el problema psicológico de España en su totalidad»779. Más contundente fue la actitud del otro dirigente, Ramiro Ledesma, quién tenía clara la necesidad de hacerse con el control de las masas antes de que otros pudiesen lograrlo, tanto marxistas como fascistas: «En 1934 las JONS tienen que conseguir uno de los objetivos más difíciles del Partido: hacer una brecha en el frente obrero marxista; es decir, conseguir la colaboración, el apoyo y el entusiasmo de un gran sector de trabajadores […] – y para ello – pasar de los trabajos internos de organización a una realidad polémica al aire libre, superar la situación de pequeños núcleos entusiastas por la captación y conquista de cuadros numerosos»780. Significativas iniciativas se programaban para el nuevo año, pero ni Primo de Rivera ni sus falangistas estaban contemplados en ellas; por ello, había que actuar rápida y contundentemente antes de cualquier otra agrupación. 5.2.3. Hacia la unificación: de la ilusión a la fascistización y el fin del jonsismo. Durante el invierno 1933/34 los jonsistas vallisoletanos protagonizaron una serie de mítines, que tenían el objetivo de dar mayor visibilidad a las JONS, además de inaugurarse su nueva sede local781. En medio de esta reorganización del partido, en Madrid se firmó un nuevo manifiesto repleto de innovadoras técnicas de lucha y métodos revolucionarios que pretendía complementarse con la imperturbable actitud antimarxista y antibuguesa desarrollada hasta entonces782. Para coordinar las distintas agrupaciones locales de las JONS y los respectivos órganos de propaganda surgidos 779 «La España del porvenir», Libertad, nº 66, 4 de diciembre de 1933. «A todos los Triunviratos y militantes de las JONS», Jons, nº 7, diciembre de 1933. 781 El grupo, que poco antes de la vuelta de Onésimo desde Portugal se había establecido en la calle Alonso Pesquera, se trasladó a una sede más grande en la calle Claudio Moyano nº 12. Allí, poco después, se fundó también el “Centro de Estudios Castellanos” bajo la voluntad del mismo Redondo. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 33. 782 El manifiesto fue firmado por todos los representantes de los Triunviratos locales: Nicasio Álvarez de Sotomayor por Madrid, Onésimo Redondo Ortega por Valladolid, Santiago Montero Díaz por Galicia, André Candial por Zaragoza y Felipe Sanz por Bilbao. No faltaba tampoco la firma de su redactor, Ramiro Ledesma Ramos, a nombre del Triunvirato Ejecutivo Central. Cfr., «Manifiesto del partido. Las JONS a todos los trabajadores de España», Jons, nº 7, diciembre de 1933. 780 222 poco antes783, se constituyó, bajo voluntad de Ledesma, el Consejo Nacional del Partido integrado por doce miembros784. Entre diciembre y enero, adelantando incluso a los falangistas, los jonsistas se implicaron en una campaña de proselitismo sin precedentes: cada núcleo tenía que hacerse responsable de su área, mientras la revista Jons argumentaba con más detalle los principios doctrinales del jonsismo785. En Valladolid, Redondo y los suyos seguían minuciosamente los encargos provenientes de Madrid; hacían proselitismo786, enunciaban el nacionalsindicalismo como única realidad política787 y pedían la colaboración de la juventud local con proclamas de este tipo: «1.º Habla a tus amigos de nuestra organización. Demuéstrale que representa el porvenir de España […]. / 2.º Pide propaganda a Valladolid […]. / 3.º Procura reunir a un grupo de jóvenes, amantes de la actuación física y de vivir armados. […]. / 4.º Cuando tengas gente y posibilidad, organiza un mitin o una conferencia, y pide a Valladolid propagandistas. / 5.º Procura que de toda la propaganda que recibas abonen su importe los simpatizantes. Y si hemos de hacer algún viaje, consigue que sea con gastos pagados»788. 783 Como afirma Ellwood, además de la revista teórica Jons y el veterano Libertad, surgieron otros semanarios de las JONS que tuvieron vida breve: Patria Sindicalista en Valencia, Revolución en Zaragoza y Unidad en Santiago. Cfr., ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., pp. 44-45. 784 El conjunto de consejeros del partido surgió a efecto del nuevo manifiesto, que pretendía así justificar su total independencia ideológica y de partido de otras entidades. Componían el Consejo: «José Gutiérrez Ortega (Granada), Felipe Sanz Paracuellos (Bilbao), Santiago Montero Diaz (Santiago de Galicia), Onésimo Redondo Ortega (Valladolid), Javier M. de Bedoya (Valladolid), Andrés Candial (Zaragoza), Bernardino Oliva Olvieira (Zafra - Badajoz), Juan Aparicio López (Madrid), Nicasio Álvarez Sotomayor (Madrid), Ernesto Giménez Caballero (Madrid), José Guerrero Fuensalida (Madrid)»; aunque no aparecía su nombre, Ramiro Ledesma Ramos también componía el Consejo Nacional. Cfr., «Noticiario jonsista», Jons, nº 7, diciembre de 1933. La misma noticia apareció el Libertad en enero, añadiéndose el nombre de Ramiro Ledesma Ramos, y comentando el nacimiento de un nuevo órgano jonsista en Barcelona, El Combate y otros núcleo jonsistas en Reinosa, Plasencia y Sahagún (León); cfr., «Noticiario jonsista», Libertad, nº 70, 15 de enero de 1934. 785 Para diferenciar las JONS de cualquier otro movimiento, comentaba Ramiro Ledesma: «Nos urge, pues reivindicar nuestro propio carácter. Somos revolucionarios, pero no de cualquier revolución, sino de la nuestra, de la que se proponga conquistar para España un Estado nacional-sindicalista, con todo ese bagaje de ilusiones patrióticas y de liberación económica de las masas que postula nuestro movimiento». Cfr., «Las JONS revolucionarias», Jons, nº 8, enero de 1934. 786 «Sentimos por eso la necesidad de contribuir a la defensa moral de las masas obreras […]. Las JONS creen que es el pueblo, que han de ser los trabajadores, quienes se encarguen de vigorizar y sostener la vida española, pues la mayor garantía del pan, la prosperidad y la vida digna de las masas, radica en la fuerza económica, moral y material de la Patria. […] Las JONS ofrecen a los trabajadores españoles una bandera de eficacia. […] sólo revolucionariamente es posible desmontar el aparato económico burguésliberal que hoy oprime los españoles». Cfr., «Las JONS a todos los trabajadores de España», Libertad, nº 70, 15 de enero de 1934. 787 Un buen ejemplo de ello podría ser el artículo de Bedoya «El nacional-sindicalismo, movimiento de realidades», Libertad, nº 69, 8 de enero de 1934. 788 «Sumario del propagandista», Libertad, nº 69, 8 de enero de 1934. 223 La difusión del jonsismo conoció en este periodo uno de sus más álgidos momentos de propaganda, originándose numerosos debates donde se exaltaba el componente revolucionario, juvenil y violento de su acción directa. Respecto a esta última cuestión, las directrices eran además muy claras: «Donde haya un grupo antimarxista con la estaca, el puñal y la pistola como instrumentos superiores, hay una JON-S. […] La violencia nacional y juvenil es necesaria, es justa, es conveniente»789. El aparente esfuerzo propagandístico llegó a producir incluso el acercamiento de algunos grupos espontáneos surgidos en diferentes puntos de la geografía española. Un ejemplo de ello fue una carta llegada a la sede de las JONS de Valladolid a comienzos de enero y proveniente directamente desde Barcelona. Los firmantes, que se daban a conocer con el nombre de “Concentración Española”, se pusieron en contacto con los jonsistas para idear – a ser posible – un plan de actuación común; al respecto, comentaban que «Nosotros, aquí en Barcelona comenzamos formando un partido dedicado exclusivamente a la lucha por la intagilidad [intangibilidad] de la patria y contra los separatistas […]. Hacemos lo que podemos pero no podemos ni queremos estar aislados del resto de España, y no tendríamos inconveniente alguno en plegar nuestra bandera e incluso desaparecer el nombre que actualmente tenemos, si ustedes nos ofrecieran y nos diesen su apoyo moral, y material […]. Aquí en Barcelona existen las Falanges Españolas […] no podemos decir nada malo, pero encontramos dudosa su actuación por creerla encaminada hacia la restauración en España de un Estado monárquico mas o menos corporativo y con el cual nosotros, hoy por hoy, no podemos estar conformes […] – y concluía – Nos dirigimos a ustedes de Valladolid y no lo hacemos a Madrid, primero, por tener dos direcciones distintas y segundo, porque creemos que es igual hacerlo a un sitio que otro»790. Pese a la campaña de difusión del jonsismo, ejecutada – podríamos decir – impecablemente por el grupo de Valladolid, no llegaron sin embargo a producirse los efectos deseados. Hay que tener en cuenta que la magnitud de la campaña de irradiación del pensamiento jonsista fue muy limitada el estar únicamente dirigida a determinados 789 «¿Qué es la JONS?», Libertad, nº 70, 15 de enero de 1934. La carta fue escrita el 4 de enero desde Barcelona y lleva el nombre de la agrupación en un logo con parte de un mapa de España en el fondo; fue enviada a Augusto Zaratain, miembro de las JONS de Valladolid. He sido incapaz de descifrar la firma, por lo que no puedo proporcionar aquí el nombre del autor y tampoco he podido encontrar mucha información sobre “Concentración Española”. Según Joan María Thomàs, al que consulté para analizar este documento, podría tratarse de un diminuto fruto de una escisión de alguna rama local de la Falange. Cfr., Carta de ¿? a Zatarain (04-01-1934), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 57. 790 224 grupos sociales, casi únicamente juveniles y en menor medida sindicales, por lo que se podría calificar como un nuevo fracaso. Esto resultó ser evidente a la hora de la unificación con Falange que, a los pocos meses de haber surgido, ya contaba con un mayor número de afiliados que las JONS791. Otra razón del fracaso jonsista, puede resumirse en la aparición de José Antonio Primo de Rivera en el campo político-doctrinal. Según sugiere Casali, podría sorprender que ni Ledesma ni Redondo supieron hacer frente al grupo de Falange que «grossomodo, pescava nello stesso terreno di reclutamento, giovanile ed universitario, ed utilizaba lo stesso stile, agresivo e violento, contrassegnato da azioni squadristiche e da sparatorie»792. Sin embargo, la cuestión que más pesó a favor de los joseantonianos fue la económica793. Desde su fundación Falange se había proclamado filo-fascista y favorable a la dialéctica – usando las palabras del mismo José Antonio –de los puños y de las pistolas794. Por ello, gracias a las amistades y su posición social cercana a la aristocracia y los ambientes monárquicos de la que Primo de Rivera podía presumir, no tuvo muchos problemas en hacerse con una financiación adecuada para su partido795. La reticencia de Ledesma fue a menos cuando tuvo que «reconocer que se trataba de una ocasión para ampliar las bases y el radio de acción de las filas fascistas que no debía desaprovechar»796; además, frente al aparente desvío de interés del marxismo hacia el fascismo español – ya superpuesto a Falange – su única posibilidad consistía en mover su organización aún más a la derecha797. Fue precisamente el zamorano quién gestionó la aproximación entre las JONS y Falange, terminando por convencerse que una unión 791 En efecto, subraya Thomàs, la aportación de las JONS en la unificación fue más por elementos simbólicos y algunos preceptos doctrinales más que en afiliados. Cfr., THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., pp. 38-39. 792 Trad. «sustancialmente, reclutaba en el mismo terreno, juvenil e universitario, y utilizaba el mismo estilo, provocador y violento, caracterizado por acciones squadristiche y los tiroteos». Cfr., CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione, ob. cit., p. 94. 793 PRESTON, Paul, Las tres Españas del 36, Barcelona, Plaza y Janés, 1999, pp. 124-125. 794 «Discurso de la fundación de Falange Española», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., p. 68. 795 Como comentó Bedoya a Goyanes: «El argumento fue que nos habíamos quedado sin dinero y llenos de deudas. Las derechas daban algo a Ramiro y a Onésimo hasta que apareció José Antonio [...]. Cuando apareció José Antonio, grande de España, marqués, metido en la alta sociedad madrileña […] prefirieron dárselo a él. Y ahí ya no entró ni un céntimo. En ninguna JONS de España entró un céntimo. El argumento que empleó Ramiro fue éste y no otro». Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 92. 796 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 169. 797 NELLESSEN, Bernd, La Rivoluzione proibita. Ascesa e tramonto della falange, Roma, Volpe, 1965, p. 93; citado por CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione, ob. cit., p. 95. 225 era algo necesario e inevitable798. Este último, de forma autónoma, resolvió a favor de la unificación considerando oportuno – haciendo todo lo posible para conseguirlo – que fuese la Falange la que se incorporase a las JONS y no al revés; el precio a pagar era la implantación de nuevas modalidades de actuación, pero se ganaba en cuanto a financiación, afiliados y publicidad que no era poco799. Por su parte, Onésimo pareció estar al margen de todo. En aquel momento su prioridad seguía siendo la actividad propagandística – además de estar protagonizando una polémica con AP800 –, por lo que con toda probabilidad fue informado de la sorprendente postura de Ledesma muy poco antes de la reunión que se realizaría en el Consejo Nacional de las JONS. Había, además, otra cuestión que sin duda afectó al vallisoletano y que tenía mucho que ver con Falange. Como le escribió el jonsista Manuel Yllera desde Santander, «con gran disgusto me he enterado del desbarajuste existente y de la separación de bastantes afiliados para ingresar en F.E. Ya cuando yo estaba aquí me presenté con vario muchachos JON.S a una reunión que tenían los desertores y en la cual se trataba nada mas que inaugurar F.E. en Santander cometiendo la torpeza de declararse abiertamente enemigos nuestros ….Como si no hubiese Socialistas y Comunistas en Santander! […] Es triste que cuando más ilusionado estábamos pensando ya hasta en inaugurar un 798 Según precisa Preston, fueron Francisco Bravo Martínez y Ernesto Giménez Caballero los que le convencieron ya que los monárquicos ya habían encontrado el acuerdo para financiar el partido de José Antonio. Cfr. PRESTON, Paul, Las tres Españas del 36, ob. cit, p. 125; sobre la aproximación de Ledesma a Falange véase también el análisis de XIMÉNEZ DE SANDOVAL, Felipe, José Antonio. Biografía apasionada, Madrid, Lazareno, 1941, pp. 218-230. 799 La decisión de Ledesma de apoyar a la unificación, desató cierta perplejidad entre uno de sus más cercanos colaboradores, Santiago Montero Díaz. Éste en un largo intercambio epistolar acabaría renunciando a su afiliación al jonsismo, por considerar errónea la decisión tomada por el amigo Ramiro. Ante la disconformidad de Montero, contestó en una de sus cartas Ramiro: «Tengo buenas impresiones acerca de que F.E. aceptará que inyectemos jonsismo en sus desmadradas filas forjando con nosotros un movimiento Nacional-Sindicalista». Cfr., «Carta de Ramiro Ledesma dirigida a Santiago Montero Díaz [¿febrero? de 1934]», en AA.VV., Ramiro Ledesma Ramos. Obras completas, Vol. IV, ob. cit., p. 521. 800 La ausencia de cualquier tipo de referencia a Falange, seguía siendo la táctica propagandística de Redondo, que mantenía firme su convicción de poder ganar afiliados y simpatizantes pese a la victoria de las Derechas y la presencia de José Antonio. Mientras Ramiro estudiaba el plan de acercamiento al partido de Primo de Rivera y Ruiz de Alda, el vallisoletano pronunciaba discursos que rompían definitivamente su relación con los ambientes de la AP, proclamando el fin de la amistad que había tenido desde la época de ACNdP con Gil Robles: «declaramos sin tardanza, para orientación de nuestro jóvenes, que no creemos en la transformación de Acción Popular pese a las brillantes y excepcionales dotes de Gil Robles. […] Por hoy nos basta con recordar la conducta parlamentaria de A. P., muy meritoria dentro de sus métodos, pero nada a tono –por ejemplo–, con las evocaciones inconfundibles de “El Escorial”». Cfr., «¿dónde va Acción Popular?», Libertad, nº 72, 29 de enero de 1934. El día antes, Onésimo escribió una carta que finalmente no envió a Gil Robles, en la que declaraba su descontento. De ella, sólo se conserva la última página en la que un breve fragmento nos indica al salamantino como destinatario: «Hoy que llevas marcha de descender al común de ese catequismo meritorio pero imperfecto que es lo de Herrera (hablo en el orden político) me atrevo nada más que como español y en cierta medida también como amigo a escribirte estas líneas de descontento»; cfr., Carta de Onésimo a Gil Robles (28-01-1934), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 59. 226 centro nos encontremos que hemos quedado reducidos a la mitad»801. El avance del falangismo no sólo estaba creando fuertes discrepancias con algunos elementos internos de las JONS, sino que comprometía la intensa labor que se estaba realizando en todos los núcleos jonsistas. Había que encontrar cuanto antes una solución y por ello era necesario un enfrentamiento con Falange802. Sin embargo, Redondo ni siquiera tuvo tiempo para meditar sobre el asunto; el plan de Ledesma estaba tomando forma y, aparentemente, ya no había vuelta atrás: «Los días 11 y 12 de febrero de 1934 se reunió en Madrid el Consejo Nacional jonsista. Entre los temas a tratar figuraba éste: Actitud de las J.O.N.S. ante el grupo F.E. […] En relación a la táctica con F.E. fueron examinadas dos tendencias. Una sostenía la necesidad “de que las J.O.N.S. afirmen su desconfianza ante ese grupo [….]” la otra estimaba “que el movimiento F.E. encierra algunas calidades valiosas y que sus dirigentes pueden, sin dificultad, interpretar una actitud nacionalsindicalista. […] Triunfó la segunda por mayoría de opiniones. En el acto, se invitó a Ruiz de Alda y a Primo de Rivera para que, si lo creían oportuno, aclarasen ante el Consejo la posición de F.E., en relación a varios extremos de doctrina y de táctica. Y una vez perfiladas y aceptadas las bases del acuerdo, procedieron a firmarlo»803. El acto se resolvió con la firma de los representantes que de facto certificaba la unión entre las JONS y Falange. Si bien Ledesma logró lo esperado, Onésimo se vio literalmente apartado de su condición de jefe804. Jesús Ercilla, el arrendatario del ático donde se desarrolló el Consejo, dijo textualmente que Onésimo acabó por aprobar la 801 Carta de Yllera a Onésimo (24-01-1934), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 58. Como sugirió Yllera por el caso de Santander, de momento lo más importante era recuperar la confianza entre los jonsistas ante el peligro de ver nuevos afiliados desertar a favor de Falange: «si entre algunos hay que hacer propaganda es entre los Jonsistas para poder retenerles con nosotros». Cfr., Ibídem. 803 LEDESMA RAMOS, Ramiro, «¿Fascismo en España?», en AA.VV., Ramiro Ledesma Ramos. Obras completas, Vol. IV, ob. cit., pp. 232-233. El Consejo no había empezado de la mejor forma, siendo desautorizado por la Dirección general de Seguridad. El mismo, de forma clandestina, se reanudó en un ático de la Gran Vía donde se alojaba el jonsista vallisoletano, desde hace tiempo domiciliado en Madrid, Jesús Ercilla. Cfr., ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., pp. 86-87. 804 Respecto al coloquio escribió Bedoya: «Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo salieron varias veces de la reunión para entrevistarse con Primo de Rivera y Ruiz de Alda a fin de negociar las condiciones. Cada vez que volvían traían alguna concesión simbólica (la bandera, la insignia, el nombre, etc.), pero permanecía invariable que en el triunvirato central habría dos falangistas por uno jonsista. Era inútil insistir y se procedió a la firma». Cfr., MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit, p. 67. 802 227 unificación, pero con condiciones805, mientras que Bedoya sostuvo siempre que tanto él como Redondo y el representante gallego, Santiago Montero Díaz (que no participó al acto), fueron «los únicos que se opusieron a ella»806. Sea cual fuera la verdad, el día 13 de febrero se formalizó la fusión entre FE y JONS807. El nuevo partido pasaría a denominarse oficialmente Falange Española de las Juntas de Ofensiva NacionalSindicalista (FE de las JONS), siendo liderado por un triunvirato compuesto por dos falangistas y un jonsista: José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda y Ramiro Ledesma Ramos808. Redondo se quedó en un primer momento al margen, ya que su posición frente a Falange reflejaba una postura de «desconfianza de una parte de los jonsistas a ser absorbidos y diluidos en una organización de propósitos estrictamente contrarrevolucionarios»809. Al poco tiempo Onésimo fue incluido en una Junta de Mand en la que prevalecía también el entorno falangista; junto a él fueron adscritos falangistas ilustres como Rafael Sánchez Mazas y, con el cargo de secretario, Raimundo Fernández Cuesta810. El escepticismo con el que Onésimo afrontaba la unificación y su preocupación por la suerte de las JONS no parecía preocupar mínimamente a Ledesma. Éste, contrariamente al vallisoletano, mantenía firme su convicción de que el tiempo colocaría a cada uno en su sitio; sabía que el Triunvirato iba a ser algo transitorio y así como había intervenido activamente en la jefatura de las JONS, lo mismo podría hacer con el nuevo partido. Sabía también que Primo de Rivera no tenía el mismo perfil de Redondo, pero esto no pareció preocuparle: «sin querer entender hasta qué punto la selección del Triunvirato indicaba una derrota personal, en la que sólo el carácter de hombre-punte de Ruiz de Alda podía compensar de la evidente ventaja falangista. […] Pues, para alguien tan experimentado como Ledesma, tenía que estar claro que la fusión habría de beneficiar a quien gobernaba el proyecto político y a quien iba a disponer de un mayor ascendente no sólo sobre la propia militancia, sino entre los sectores 805 Se lo comentó Ercilla a Goyanes en una entrevista en 1981; véase: MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 90. 806 Ibídem, p. 36. 807 El texto de las “Bases aprobadas del acuerdo entre JONS y FE” está disponible en: GIL PECHARROMÁN, Julio, José Antonio Primo de Rivera: retrato de un visionario, ob. cit, pp. 237-238. 808 A las pocas semanas se publicaría el estatuto del grupo, compuesta por 58 artículos subdivididos en trece capítulos; se publicó bajo el título: Estatutos de la Falange Española de las J.O.N.S., Madrid, (sin ed.), 1934. Ramiro Ledesma Ramos en algunas ocasiones, especialmente cuando escribía a sus más íntimos colaboradores como Santiago Montero, llamaba a la nueva agrupación “Falange Española Jonsista”. 809 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit, p. 169. 810 THOMÀS, Joan María, Los fascismos españoles, ob. cit., p. 95. 228 afines»811. Sin embargo, al finalizarse el Consejo la cuestión del liderazgo fue temporalmente apartada dejando en primer lugar instrucciones más urgentes que pedían el alcance una indispensable unidad política entre las filas jonsistas y falangistas. Por ello, se percibía la necesidad de organizar cuanto antes un acto que fuera el escaparate para la presentación oficial del nuevo partido; y al respecto, Valladolid podía ser el lugar perfecto donde realizarlo. 5.2.4. La presentación del partido en Valladolid: el mitin del Teatro Calderón y sus consecuencias. Mientras Redondo y Bedoya realizaban su viaje de vuelta a Valladolid, Libertad ya había publicado un artículo que se le había encargado desde Madrid y que informaba a los jonsistas locales de su incondicional unión con los falangistas812. Pero a los vallisoletanos y especialmente a su jefe, Redondo, se les había hecho otro encargo que provenía directamente desde la cúpula dirigente del partido. Precisamente en el viaje de vuelta, el vallisoletano confesó nuevamente sus dudas a Bedoya, manifestando «su preocupación porque le habían encargado que organizase un mitin en Valladolid para presentar el nuevo frente de las JONS y la Falange»813. Si bien los jefes se referían en sus discursos a Valladolid como capital de Castilla y epicentro del sagrado sentimiento patriótico814, es posible que otra razón que favoreció la elección de esta ciudad fuera la necesidad de comprobar la obediencia de Onésimo y su adhesión a la unificación. Por su parte, Ledesma brindaba por la ocasión que se le presentaba: «Valladolid era, como 811 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., p. 212. «Tenía que ser. Porque la existencia de los dos movimientos era nuestra misma negación, por lo mismo que borrábamos, de hecho, nuestro lema básico y esencial: LA UNIDAD. […] así la juventud se ha quedado en un movimiento de resurrección denso, eficaz, organizado, unitario que queda perfectamente diferenciado de derechas e izquierdas. […] Nosotros queremos una España sin adjetivos, auténtica». Cfr., «Falange Española de las J.O.N.-S.», Libertad, nº 74, 12 de febrero de 1934. 813 Sin embrago, como testimonia Bedoya, «ni él ni yo podíamos imaginar lo fácil que iba a ser poner en marcha ese proyecto […]. Apenas se tanteó el terreno con alguna propaganda indirecta en la prensa diaria de varias provincias»; cfr., MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit, p. 68. 814 Lo dijo, por ejemplo, José Antonio introduciendo su discurso: « Así Castilla, esa tierra esmaltada de nombres maravillosos –Tordesillas, Medina del Campo, Madrigal de las Altas Torres–, esta tierra de Chancillería, de ferias y castillos, es decir, de Justicia, Milicia y Comercio, nos hace entender cómo fue aquella España que no tenemos ya, y nos aprieta el corazón con la nostalgia de su ausencia». Cfr., «Discurso de proclamación de Falange Española de las J.O.N.S.», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., p. 190. 812 229 sabemos, una población de significación jonsista»815 y para él eso contribuía a ser un elemento de ventaja para las JONS. El vallisoletano no tardó en demostrar su fidelidad a las exigencias del partido y desde el día 19 de febrero empezó la organización del evento816. El acto tenía que ser una válida demostración de la unidad del partido, en la que los jonsistas mezclados con los falangistas, habrían dado una prueba real de su corporación y sus ideas. Para ello, era preciso encontrar un lugar adecuado en la ciudad; además se necesitaba un espacio amplio, confortable y sobretodo llamativo para aprovechar al máximo la ocasión. Onésimo escogió el principal teatro de Valladolid, el Calderón, en pleno centro de la ciudad y perfecto para las necesidades del grupo817. La fecha del mitin fue hecha oficial poco después, confirmándose para el domingo 4 de marzo de 1934. Durante las dos semanas anteriores al acto, Onésimo se encargó de la propaganda y la organización del mismo, sin casi poder hacer otra cosa818; lo fundamental era crear una expectación que diera importancia al acto, hecho favorecido además por la propaganda impulsada por los dirigentes del partido, a los que no preocuparon los gastos: a Redondo fue permitido utilizar un presupuesto de hasta 3.700 pesetas, que no tardaría en repercutir sobre las exiguas reservas del partido819. Desde el día anterior y hasta las primeras horas de la madrugada del día 4, empezaron a confluir en Valladolid representantes jonsistas y falangistas provenientes de toda la 815 LEDESMA RAMOS, Ramiro, «¿Fascismo en España?», en AA.VV., Ramiro Ledesma Ramos. Obras completas, ob. cit., p. 242. 816 Se publicó en Libertad: «“[FE de las JONS] organiza un mitin de afirmación hispánica y de justicia social en el Teatro Calderón el día 4 de Marzo, a las once de la mañana, en el que hablarán: J. RUIZ DE ALDA (Aviador) / ONÉSIMO REDONDO (Abogado) / R. LEDESMA RAMOS (Periodista) / JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA (Diputado)». Cfr., «Por la Patria, la Justicia y el Pan», Libertad, nº 75, 19 de febrero de 1934. 817 A partir del nº 76 (26 de febrero) de Libertad y hasta el desarrollo del mismo, la noticia del mitin ocupó la primera página del semanario, difundiendo las últimas noticias sobre la organización del evento. 818 A los periódicos locales se les informó del mitin en los días previos al acto: «esta mañana, a las once, se celebrará un mitin organizado por la F.E. de las J.O.N.S. Harán uso de la palabra los señores Ruiz de Alda, Redondo (don Onésimo), Ledesma Ramos y Primo de Rivera (don José Antonio), diputado a Cortes»; cfr., «El mitin de hoy», El Norte de Castilla, 4 de marzo de 1934. No faltaron también tentativos de boicot del mitin por parte de los ambientes izquierdistas, por lo que se repartieron falsas noticias sobre el acto, que prontamente fueron rectificadas, como el caso de Diario Regional: «Se nos ruega a publicación de la siguiente nota: “saliendo al paso de rumores infundados, cuando no mal intencionadas alarmas, publicamos esta nota afirmando que el mitin se dará a la hora anunciada y participando Ledesma Ramos, Onésimo Redondo, Ruiz de Alda y Primo de Rivera. Recordamos una vez más que nuestros actos no son fácilmente interrumpidos”»; cfr., «El mitin de F.E. de las J.O.N.S.», Diario Regional, 4 de marzo de 1934. 819 En los gastos apuntados por la actividad del movimiento entre diciembre de 1933 y octubre de 1934, se señalan 3.700 pesetas para el mitin del Teatro Calderón. Cfr., Resumen de gastos e ingresos del semanario “Libertad” y organización “Jon-s” (1933-1934), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre L. 230 Península, descuidando las amenazas que provenían de los elementos de la oposición820. Según el testimonio de Bedoya, «aquella mañana desde las nueve y media comenzó a notarse un inusitado movimiento por las calles de Valladolid. […] Habían llegado más de un millar de gentes de los pueblos, y otro número aproximado a ese, de capitales forasteras. En caravanas o grandes carruajes vinieron, camaradas de Madrid, Bilbao, Salamanca. Por tren llegaron centenares procedentes de Zamora, de León, de Palencia, de Asturias, de Santander y de Burgos»821. El Teatro Calderón estaba repleto, según las crónicas y foto de le época822, de afiliados y simpatizantes a la espera de que comenzaran los discursos. A partir de las once de la mañana – como estaba previsto por el programa – hablaron en sucesión primero Javier Martínez de Bedoya y Emilio Gutiérrez Palma como representantes de la juventud y de los sindicatos obreros locales, interviniendo después Julio Ruiz de Alda, Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma Ramos y José Antonio Primo de Rivera respectivamente. El vallisoletano, se comentaría después, no pronunció uno de sus mejores discursos ya que llegaba al mitin totalmente exhausto debido al nacimiento, la noche anterior, de su segunda hija, Pilar823. 820 Un claro ejemplo de ello es un folleto que los jonsistas vallisoletanos entregaron a Onésimo, en el que aparecían las disposiciones de las juventudes socialistas y comunistas vallisoletanas frente al acto del 4 de marzo: «¡TRABAJADORES VALLISOLETANOS! Los representantes en España del verdugo Hitler pretenden provocarnos. Los criminales partidarios de la implantación del régimen del hacha y del patíbulo, del fascismo sangriento, y a su cabeza el hijo del dictador Primo de Rivera, […] intentan - si nosotros se lo permitimos – celebrar un acto en esta capital el domingo día 4 del próximo mes de marzo, de propaganda de sus venenosas ideas. Estos profesionales del crimen, alentados y favorecidos por el Gobierno contrarrevolucionario y, por lo tanto, preparador del fascismo, de Lerroux-Gil Robles, quieren convertir a Valladolid en el campo de sus actuaciones: pretenden sea esta capital el centro de sus conspiraciones, pero no cuentan con su enemigo de clase; ellos creen que en Valladolid no existe un proletariado revolucionario, más se equivocan si así piensan. […] Camaradas todos: Las Juventudes Socialistas y Comunistas, comprendiendo que sus intereses son los mismos y que todos sufriríamos las consecuencias de la implantación de un régimen fascista, hacen causa común y se dirigen a todo el pueblo laborioso de Valladolid., a todos los que sientan su deber en estos momentos, para decirles que no pierdan un instante, que se movilicen inmediatamente y den la adecuada respuesta a estos osados criminales que quieren erigirse en verdugos del Pueblo trabajador. […] ¡TRABAJADORES TODOS! ¡Demos la respuesta que merecen, a estos émulos de Hitler! En las inmediaciones del teatro Calderón confían encontraros los jóvenes revolucionarios el próximo domingo. ¡A la acción! ¡Contra la reacción y el fascismo! […] LAS JUVENTUDES SOCIALISTAS Y COMUNISTAS. Valladolid, 26-II-34». Cfr., ¡Trabajadores Vallisoletanos! (28-02-1934), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 13. 821 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., pp. 89-90. 822 En el archivo familiar se conservan un par de fotos del evento; una de ellas, inédita, fue tomada desde la mitad de la platea y reproduce el momento en el que José Antonio tomó la palabra. Sentado a su derecha, Onésimo Redondo y por detrás representantes de los dos grupos (se distinguen entre otros Ansaldo, Bedoya, Ruiz de Alda, etc.). Como fondo del palco, y por encima de los comunicantes, un enorme ejemplar del emblema de las JONS al que se habían añadido las letras F y E bajo los arcos del yugo. Cfr., [foto sin título], APMR, caja 2, carpeta 4, sobre E (Acto Teatro Calderón 04-03-1934). 823 PRESTON, Paul, Palomas de guerra, ob. cit., p. 34. 231 «Después habló Onésimo Redondo. Con gesto nervioso y mirada acerada. Clavó las palabras y los ojos en los cinco mil jóvenes que le escuchaban: “Si este acto tiene algo de extraordinario es precisamente que estos jóvenes vienen a pedir a la faz de España entera el primer puesto entre los hombres”»824. Al finalizar el acto se decidió retrasar la salida de los participantes por razones de seguridad. Alrededor del teatro se habían concentrado algunos elementos de la izquierda radical, que con rapidez fueron rodeados por las guardias de asalto825. Aún así, tras abandonar los jonsistas y falangistas el edificio, a la altura de la plaza de Fuente Dorada, a pocos metros de la Plaza Mayor, entraron en contacto con elementos de la oposición; de pronto estallaron graves enfrentamientos que acabaron con numerosos heridos y hasta con la muerte de un joven, Ángel Abella, que no pertenecía a ningún partido político826. Onésimo, que vivía desde su regreso de Portugal muy cerca del teatro, «subió un momento a ver a Mercedes», mientras en la misma calle, Martínez de Bedoya, «con José Antonio, y ocho o diez madrileños más, nos vimos envueltos, en 824 «Onésimo en el Calderón», Libertad, Especial XXVº - Extraordinario dedicado a nuestro fundador, 24 de julio de 1961. 825 Según comentó dos días después un periódico local, «de pronto se oye un disparo y después otros dos, comenzando las pedradas desde la Plaza de Portugalete, a las que tuvo que repeler la fuerza pública. En aquellos momentos empezaban a salir del Teatro, siendo detenida la salida hasta apaciguar los ánimos, lo que ordenó el señor Primo de Rivera. Este y el señor Ruiz de Alda se asomaron al exterior y poco después se ordenó la evacuación del Teatro, la que se hizo con el mayor orden, a pesar de los insultos […]. La masa subió casi en su mayoría por la calle de la Libertad, hasta la [plaza] Fuente Dorada, donde se dislocó y hubo serios altercados»; cfr., «Graves sucesos en la calle», Diario Regional, 6 de marzo de 1934. 826 A los dos días del mitin, El Norte de Castilla recopiló el testimonio de algunas personas que asistieron a los enfrentamientos. El diario decano de Valladolid quiso denunciar públicamente los altercados sobre el acto del 4 de marzo, lamentando el uso de la violencia en la política y sus efectos entre la población civil; «lamentables por todos conceptos los incidentes de que el domingo fue escenario nuestra ciudad. Ellos indican que las fórmulas de la violencia que, desde campos opuestos, se preconizan para la conquista del Estado, llegaron ya a nosotros, poniendo sobre nuestras calles, tradicionalmente pacíficas, unas notas de barbarie. […] Y son, precisamente, los actores de estas contiendas los que afirman que el liberalismo ha quebrado, sin perjuicio de que para propagar sus violencias se acojan a la fórmula liberal de que la autoridad debe proteger su derecho a la propaganda. […] Es necesario que el principio de autoridad se imponga […]. Hay que limpiar España de pistoleros, y hay que limpiarla también de los que sin decidirse visiblemente a manejar la pistola, desde el campo fascista y desde el campo marxista, preconizan la violencia para apoderarse del Estado». Más adelante, en el mismo artículo, se resumían detalladamente los hechos: «el mitin estaba a punto de terminar, y en la calle, según nos dijeron, se habían producidos algunos alborotos. […] Los primeros en salir [del teatro] surgieron nuevos incidentes, con más disparos. […] Los grupos que había en la calle y la fuerza pública tuvieron algunos choques, […] Hubo carreras, sustos. Gran alarma. […] Las colisiones entre paisanos de diversas ideologías se sucedían con frecuencia y se hacían numerosos disparos. Se registraron agresiones personales en forma de verdadera salvajada». Cfr., «A la salida del mitin celebrado el domingo en el teatro Calderón se originan violentos incidentes», El Norte de Castilla, 6 de marzo de 1934. 232 Fuente Dorada, por algunos disparos cruzados y gente que corrían alocadas en todas las direcciones»827. La misma tarde de aquel día, los dirigentes regresaron a sus respectivos domicilios mientras Valladolid volvía lentamente a la tranquilidad; aparentemente el mitin había sido más exitoso de lo previsto: no sólo por la expectación creada entorno a él, sino también por las consecuencias que no tardarían en comentarse en la mayoría de los medios de comunicación, locales y nacionales828. Al día siguiente, Libertad no perdió la ocasión para ensalzar el acto del Teatro Calderón, dedicando todo el nº 77 al importante evento. En él se comentaron los hechos como el reparto de los carnets del partido829 y se publicó el himno oficial del grupo de las JONS de Valladolid830. La reacción de la autoridad municipal fue también inmediata; no se pudo acusar deliberadamente a Redondo y a los suyos de ser los responsables directos de los enfrentamientos, pero sí se logró imputar al entorno de Libertad como provocador de los disturbios de aquella jornada. El semanario fue suspendido por primera vez desde su reaparición831, 827 MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., p. 69. En un periódico católico catalán, “La Cruz, diario católico” se publicó una exhaustiva crónica de los enfrentamientos: «A la salida del acto fascista se produjeron los incidentes en diversas calles […]. A consecuencias de estos alborotos resultaron dos heridos. Uno de ellos resultó llamarse Emilio García, de 20 años, obrero, soltero. […] El otro herido es Víctor de la Cruz, de 27 años, obrero, casado. Presenta una herida leve de pistola en un pie. […] La fuerza pública practicó detenciones de 15 ó 20 individuos de distintas filiaciones. A unos se les ocuparon pistolas y a otros porras»; cfr., «Conferencias telegráficas. Colisiones con motivo de un mitin fascista», La Cruz, 6 de marzo de 1934, p. 6. 828 Un ejemplo de ello podría ser La Época que al respecto, y señalando a Onésimo Redondo (llamándole erróneamente “estudiante”) como a uno de los principales protagonistas del evento escribía: «Mitin Fascista en Valladolid. Un éxito. No vale que nos obstinemos en negarlo. ¿Para qué? ¿Adelantamos algo con engañarnos? Dejémonos de embelecos y acabemos llamando las cosas por su nombre. Mitin fascista en Valladolid. Unos cuantos millares de oyentes casi todos ellos jóvenes. Un orador –Onésimo Redondo, joven estudiante– lanzó sobre el agrarismo político una maldición fascista. “Labriegos castellanos –dijo, mirando enérgicamente a un grupo de labradores–; no os llamo agrarios, porque esa palabra me da asco”. El teatro se venía debajo (sic.) de fervor». Cfr., «Revista de Prensa. Falange Española», La Época, 8 de marzo de 1934, p. 3. Un detallado relato de los hechos ha sido analizado por MARTÍN JIMÉNEZ, Ignacio, Hacia el paroxismo. Violencia política en la provincia de Valladolid (1917-1936), ob. cit., pp. 95-97. 829 Como afirma Jiménez Rodríguez, «el número 1 se entregó a Ledesma Ramos, en reconocimiento a su larga trayectoria al frente de la revolución nacional-sindicalista; el 2 a Primo de Rivera, el 3 a Ruiz de Alda, el 4 correspondió a Sánchez Mazas, el 5 a Giménez Caballero, el 6 a Redondo, y el 7 a Aparicio»; cfr., RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 170. 830 El texto integral del himno: «En pie camaradas y siempre adelante cantemos el himno de la juventud; el himno que canta la España gigante, que sacude el yugo y la esclavitud. / De Isabel y Fernando el espíritu impera moriremos besando su sagrada bandera. / Nuestra España gloriosa nuevamente ha de ser la nación poderosa que jamás cesó de vencer. / El sol de justicia de una nueva era radiante amanece en nuestra ración. Ya ondea en el viento la pura bandera Que ha de ser el signo de la redención. / Con los brazos erguidos y la frente elevada trabajemos unidos en la empresa sagrada. la bandera sigamos que nos lleva a triunfar y sobre ella juramos no parar hasta conquistar»; cfr., «Himno de las J.O.N.-S. de Valladolid», Libertad nº 77, 5 de marzo de 1934. 831 El Gobierno Civil de Valladolid le suspendió el 9 de marzo de 1934; véase la notificación: Gobierno Civil Valladolid – suspensión Libertad (9-03-1934), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 2, nº 20. 233 prolongándose el cierre hasta el día 24 de marzo, aunque el órgano reapareció el 9 de abril832. Al verse obligatoriamente interrumpida su actividad periodística, Redondo reorganizó la actividad de las JONS locales, empezando a introducir – de forma disciplinada – las directrices doctrinales y propagandísticas que provenían desde el Triunvirato de Madrid. Una de las principales actividades a las que se dedicó el grupo local, fue la aportación de algunas revisiones al proyecto de los “Estatutos para FE de las JONS”, enviándose un borrador desde Valladolid – pidiendo por ello la inserción de un nuevo artículo – directamente a José Antonio833. Así como convienen Joan Mª Thomàs y José Luis Rodríguez, una vez realizada la unificación el partido emprendió el camino para la formación de una verdadera estructura paramilitar con la creación de las milicias834. Su motivación se debía a que en Madrid la tensión contra la Falange seguía siendo muy alta; por ejemplo, el día 27 fue asesinado un joven falangista y la policía clausuró definitivamente los locales de la calle Eduardo Dato, quedando también el órgano Fe temporalmente suspendido. La intervención de un buen amigo y simpatizante falangista de José Antonio, el marqués de Eliseda, propuso al primero alquilar (gracias a su donación) un palacete de la calle Marqués del Riscal nº 16 (al lado del paseo de la Castellana) y poner allí la sede del partido a la vez que sus despachos de abogados, contando así con la inmunidad parlamentaria. Primo de Rivera aceptó y además, gracias a la intermediación – informa Manuel Penella – del propio marqués de Eliseda, «continuó sus tratos con los monárquicos». En ello, «Goicoechea ofrecía asistencia económica a Falange de las 832 El órgano de los jonsistas vallisoletanos reanudó su numeración (nº 78) tras la suspensión que le había afectado tras el 4 de marzo. El fin de la suspensión sería comunicado directamente a Redondo por su antiguo amigo Gil Robles, quién desde Madrid le envió el siguiente telegrama: «Por estimarlo de justicia gestionó ministro se levante suspensión semanario Libertad (punto) Acción Popular tiene sumo gusto olvidar ataques desconsiderados y devolver bien por mal. Saludos. Gil Robles». Cfr., Telegrama de Gil Robles a Onésimo (24-03-1934), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 14. La orden del Gobierno Civil de Valladolid que decretaba el fin de la suspensión fue enviado a Redondo el 3 de abril; véase la notificación: Gobierno Civil Valladolid – reanudación Libertad (3-04-1934), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 2, nº 21. 833 En ello, Onésimo comentaba al madrileño: «Como verás, hemos aceptado íntegramente casi todo, por lo que nos atrevemos a esperar incluyáis nuestras adiciones o reparos también íntegramente, o al menos las que son esenciales o de gran importancia». Redondo pidió reformular los artículos 11, 14, 20 y los capítulos IV, VIII y IX. Además, comentó que «DESPUÉS DEL ARTÍCULO 22, añadir uno de este tenor: / El consejo se reunirá cuando le convoque la Junta de Mando, siendo obligatorio para ésta convocarle al menos una vez cada trimestre. Las sesiones de cada convocatoria se celebrarán, por turno, en la cabeza de una de las regiones a que se refiere el artículo 20. Asistirá a ellas la Junta de Mando en pleno». Cfr., Proyecto Estatutos de FE de las JONS (1934), APMR, caja 1, cuadernos_A, 14 (A). El original se conservaba en el medio del cuaderno “14(A) – Mis ideas políticas”, por lo que, manteniendo intacta su localización, he procedido a separarlo del cuaderno de apuntes. 834 THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., pp. 39; RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 170. 234 JONS, a cambio de que se le permitiese ejercer de “derechete”. El marqués de Eliseda actuaba a título personal, pero el líder de Renovación Española actuó en nombre de los altos intereses de la derecha fascistizada, con Pedro Sainz Rodríguez, de Acción Española, como agente de enlace»835. Poco a poco, en los mecanismos funcionales del partido la rama joseantoniana empezaba a tomar ventajas respecto a los ledesmistas836. En sus primeros momentos, FE de las JONS no pareció tener un gran crecimiento en cuanto a afiliados, quedándose por debajo de las expectativas que se habían producido tras el mitin fundacional de Valladolid. En principio, «tan sólo unos pocos miles de nostálgicos de la Dictadura de Primo de Rivera, de derechistas y, sobre todo, de jóvenes se unieron al movimiento»837, aunque esto no significó la disminución de la violencia callejera sufriendo el mismo José Antonio un atentado838. También a consecuencia de este hecho, durante el curso de la primavera y parte del verano de 1934, los enfrentamientos entre falangistas y socialistas se incrementaron drásticamente839. Las milicias tuvieron mucho que ver con la escalation de la violencia callejera; si en Madrid la titularidad de las milicias – denominadas Primera Línea – pasó bajo la supervisión de Ansaldo840, en Valladolid fue el mismo Onésimo – amante de la actividad física y del deporte841 – el que se responsabilizó con la militarización juvenil, aunque utilizó para ello métodos muy diferentes a su homólogo madrileño. Onésimo había sido un partidario de la disciplina y del orden entre sus filas desde los tiempos de las JCAH, pero su control sobre las milicias no podía ser constante. Aunque en menor medida respecto a Madrid, los jonsistas vallisoletanos siguieron protagonizando algunos choques callejeros; y con una prensa volcada con el recuerdo del 4 de marzo, no se desaprovecharon estas demostraciones para fomentar nuevas críticas contra los 835 PENELLA, Manuel, La Falange Teórica, Barcelona, Planeta, 2006, pp. 162-163. Según la tesis de Gil Pecharromán, «en la primavera de 1934, los alfonsinos vieron derrumbarse sus ilusiones de influir en el rumbo de la política republicana, el recurso a la acción desestabilizadora de un fascismo filomonárquico volvió a cobrar interés para ellos. Para entonces, Renovación [Española] veía con agrado la presencia de algunos elementos monárquicos muy radicalizados en puestos de responsabilidad dentro de Falange». En concreto, Francisco Moreno Herrera (compañero de Primo de Rivera en la candidatura por las Cortes a Cádiz) y el aviador Juan Antonio Ansaldo que no tardó en rebelarse frente a Primo de Rivera. Cfr., GIL PECHARROMÁN, Julio, Conservadores subversivos, ob. cit, pp. 164-165. 837 THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., pp. 40. 838 «Un atentado contra Primo de Rivera», El Norte de Castilla, 11 de abril de 1934. 839 THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., pp. 40; el historiador catalán hace referencia especialmente a las muertes del estudiante falangista Juan Cuéllar y de la militante socialista Juanita Rico que, por la conmoción que provocaron, convencieron a la autoridad de intervenir para clausurar todos los centros falangistas. 840 ANSALDO VEJARANO, Juan Antonio, ¿Para qué…? (De Alfonso XIII a Juan III), Buenos Aires, Vasca Ekin, 1951, p. 73. 841 DE AREILZA, José María, Así lo he visto, ob. cit, p. 137 y 145. 836 235 extremismos842. Un mes después del mitin, reapareció por la calle Libertad, que de inmediato volvió a su trabajo de ensalzamiento de las JONS vallisoletanas y de la importancia de su labor en el partido: «el movimiento de las J.O.N.-S. cobra en nuestra región un incremento vertiginoso a partir del formidable acto del 4 de marzo. […] Una fe nueva, sin duda, comenzó a extenderse por España con el mitin de Valladolid»843. Redondo quiso además limpiar su cara de las acusaciones que durante los últimos meses le habían indicado como el principal responsable del mitin. Por ello, decidió escribir al director del periódico más popular de la ciudad, pidiendo comprensión y defendiendo su opinión al respecto; por una vez, su carta fue publicada844. Frente al continuo control al que FE de las JONS era sometida también en la capital de Castilla, Onésimo pensó que lo oportuno era camuflar los entrenamientos de la milicia vallisoletana, justificando sus movimientos como “marchas deportivas”. Aprovechando el buen tiempo, el jefe local realizó recorridos por el campo castellano; allí, decía, se daba la condición ideal para «apresurar el fortalecimiento físico de los camaradas […], se habitúan al contacto con los medios campesinos y con el ambiente de la auténtica vida española: la del campo y de las aldeas. Los camaradas campesinos en cambio, adquieren hermandad y confianza con el trato disciplinado de los jonsistas estudiantes y obreros de la ciudad»845. Sin embargo, el jefe vallisoletano utilizaba las marchas para infundir el espíritu jonsista entre los jóvenes que le acompañaban, además de desarrollar – disciplinadamente – un entrenamiento físico apto para desarrollar eficazmente una estrategia de combate. Al respecto, algunos han afirmado no haber visto jamás a Onésimo empuñar una pistola846, pero otros de sus colaboradores no han ocultado en 842 Uno de ellos, fue un enfrentamiento que lideró Gutiérrez Palma contra un grupo de socialistas vallisoletanos: «regresaban del Campo Grande, por la calle de Doctrinos, unos individuos de diversas tendencias políticas, que discutían con algún apasionamiento, […] la discusión subió de tono y sonaron varios disparos, resultando herido uno de los contendientes, llamado Emilio Gutiérrez Palma»; cfr., «Tiroteo en las Moreras», El Norte de Castilla, 7 de julio de 1934. 843 «La estela del 4 de marzo», Libertad, nº 78, 9 de abril de 1934. 844 En la carta dirigida al director de El Norte de Castilla, Onésimo se justificaba de esta forma: «Muy señor mío: Como director del semanario “Libertad”, me veo obligado a salir al paso de unas ofensas que se infieren al mismo y a mí personalmente […]. No es cierto, contra lo que afirma el señor Alcalde, que “Libertad” haya pedido su encarcelamiento “por preparar asesinatos mediante el reparto de porras”. […] El semanario aludido […] lo que ha hecho, ha sido exponer su criterio de que “si se hubiese encarcelado al alcalde antes del mitin” no se hubieran repartido las porras. […] Es asimismo incierto que se haya llamado asesino […] al señor Quintana en “Libertad”»; cfr., «Rectificando una calumnia que no nos compete – Una carta», El Norte de Castilla, 5 mayo 1934. 845 «Marchas deportivas», Libertad, nº 79, 16 abril 1934. 846 Tomamos por ejemplo a Gerardo Perdiguero, amigo de Onésimo desde la fundación de las JCAH, que en una entrevista con Goyanes, al preguntarle si el jefe llevase pistola, le contestó: «Nunca. Jamás...»; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 88. 236 sus memorias que los entrenamientos deportivos de las JONS de Valladolid no sólo encontraron lugares donde practicar sus “ejercicios físicos”, sino también aprendieron a conocer y usar las armas847. Mientras tanto en Madrid, el Triunvirato se mantenía activo en distintas tareas, sin olvidar su principal objetivo: dar máxima cabida a un proselitismo que favoreciera al movimiento848. Entre ellos, un Ramiro Ledesma indudablemente entregado a la causa, que desde las páginas de Jons no dejaba de subrayar la importancia de la unidad de FEJONS – así como lo había manifestado en el mitin de Valladolid849 – demostrando el grado de compromiso que la nueva agrupación iba a alcanzar: «así veremos cómo realmente los problemas vitales de España claman por una intervención nuestra, esperan la robusta proyección de nuestro Partido»850. Sin embargo, la actitud del zamorano también ocultaba algo que tanto Primo de Rivera como Ruiz de Alda desconocían. Ledesma seguía siendo el fundador más proclive a la difusión doctrinal del nacionalsindicalismo revolucionario, convirtiéndose en poco tiempo en su más estricto defensor incluso frente a la alteración doctrinal provocada por la unificación. La insistencia con la que había pedido la fusión integral con Falange, era el resultado de un plan rigurosamente elaborado a través del cual – en el momento más oportuno – intentaría descabezar al movimiento. Al respecto, pocos sabían realmente lo que pasaba por su cabeza y él supo desde el primer momento, que este atributo le permitiría tener una ventaja a largo plazo: «La fusión con F.E. es puro oportunismo, y no dudo concederás a un dirigente político licitud para, sin abandonar absolutamente nada de su profunda línea revolucionaria, realizar una estrategia oportunista. Nadie que no esté ligado de un modo intransigente y sectario, aún en lo externo, a una política puede negar eso. Lo 847 Las JONS vallisoletanas empezaron a ejercitarse en un terreno a orillas del río Pisuerga, entonces llamado Puerta de Hierro (con toda probabilidad en las proximidades del actual parque Juan de Austria) en el que se practicaba «diariamente el ejercicio físico y la instrucción militar, se celebran las reuniones más importantes y se consigue un seguro lugar donde conservar las armas». Cfr., GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, cit, p. 20. Según Goyanes, el campo de adiestramiento era próximo al barrio más meridional de la ciudad, conocido como “campo de la Rubia”. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 38. 848 Ejemplo de ello fue la célebre concentración en el aeródromo de Carabanchel, el día 3 de junio, para comprobar el grado de formación realizado por las milicias hasta entonces. El acto fue protagonizado sin embargo por la autoridad que sancionó a los dirigentes; cfr., LEDESMA RAMOS, Ramiro, «¿Fascismo en España?», en Obras completas de Ramiro Ledesma Ramos, vol. III, ob. cit., p. 244. 849 «Discurso de Ramiro Ledesma Ramos en el mitin de Falange Española de las JONS, celebrado en Valladolid», Jons, nº 9, abril de 1934. 850 «Los problemas de la revolución nacional-sindicalista», Jons, nº 11, agosto de 1934. 237 contrario es la infecundidad, heroica si quieres, pero yo quiero moverme en terrenos de eficacia para España y para el nacional-sindicalismo revolucionario»851. Lo que Ramiro no sabía, era que también José Antonio tenía un plan para imponer su jefatura hasta la mismísima cúspide de la organización. Sin desatar muchas sospechas, ambos no tardarían en darse cuenta de que tras las apariencias, se ocultaba un rencor recíproco que acabaría por afectar no sólo al partido, sino a uno de sus más comprometidos dirigentes, el vallisoletano Onésimo Redondo. 5.3 El partido de masas que no pudo ser: la aportación de Onésimo a Falange (1934-1935). 5.3.1. Un partido, diferentes estrategias. A comienzos del verano, la tensión entre José Antonio y Ramiro Ledesma se hizo cada vez más patente. Aunque se solucionaron algunas discrepancias, persistían graves disconformidades entre los dos, siendo especialmente el uso de la táctica propagandística una de ellas. Primo de Rivera era partidario de buscar apoyos en las zonas rurales, mientras Ledesma prefería centrar la actuación del partido en las zonas urbanas como se había hecho en el mitin de Valladolid. Prevaleció la postura del primero, «al igual que en otras varias, durante 1934, lo que posibilitó a Primo de Rivera hacer progresos irreversibles en la consolidación de su posición como jefe indiscutible del partido»852. Ni siquiera fue permitido al zamorano intervenir activamente en la ‘cuestión Sotelo’. Cuando el carismático político volvió de su exilio francés (gracias a la misma amnistía que liberó a Redondo de sus cargos 853), se integró en las filas de 851 «Carta de Ramiro Ledesma Ramos a Santiago Montero Díaz», en AA.VV., Ramiro Ledesma Ramos. Obras completas, Vol. IV, ob. cit., p. 524. 852 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., p. 49. 853 A efectos de esta ley, el vallisoletano fue absuelto de las causas nº 223, 273, 291 y 449 entre el mayo y junio de 1934. En el archivo provincial de Valladolid, se conservan todas estas causas, siendo resueltas tras la amnistía promulgada aquel 19 de mayo. Véase: Calumnia e Injuria a la Autoridad por medio de imprenta, por Onésimo Redondo Ortega, causa 223, AHPVA, «Juzgado 1ª Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid», caja 645, sub. 41; Destacado al Ministro de Instrucción Pública por parte de Onésimo Redondo 1931-1934, causa 273, AHPVA, «Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid», caja 683, sub 22; Injurias a la autoridad por medio de imprenta y contra la forma de Gobierno por Onésimo Redondo, causa 291, AHPVA, «Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid», caja 646, sub. 44; Sobre injurias a la Autoridad por medio de la imprenta Onésimo Redondo Ortega, causa 238 Renovación Española, aunque no dudó en tomar contactos también con el fascismo español, acreditándose como un seguidor de las doctrinas corporativistas 854. Parecía que Ledesma se encontraba entre aquellos que «no veían con malos ojos las ventajas de aquella incorporación, en especial porque los argumentos que se podían utilizar contra Calvo Sotelo eran muy semejantes a los que él mismo o sus colegas habrían podido echarle en cara a José Antonio»855. Sin embargo, recuerda el zamorano en sus escritos, «Primo de Rivera se encargó de notificarle que ello [su entrada en el partido, ndr] no era deseable ni para el movimiento ni para él mismo»856. Calvo Sotelo, viendo rechazada su petición, no desistió en su proyecto de constituir un Bloque Nacional; no se alejó demasiado de la derecha radical, aunque acertaría, esta vez, al instaurar relaciones con los albiñanistas – viejos conocidos del entorno jonsista – que tenían uno de sus principales feudos en Burgos857. Nuevas señales de fractura en el seno del partido caracterizaron sobre todo el mes de agosto; por aquella época la agrupación vivía una fase de estancamiento, que no hizo sino emporar las cosas. La primera verdadera ‘rebeldía’ la protagonizó Juan Antonio Ansaldo quién encabezó un golpe interno para derrocar a José Antonio que, sin tener muchos recursos, fracasó en cuestión de horas858. Ansaldo fue el primer expulsado en el seno de FE de las JONS y, desde luego, no sería el último. La divergencia entre José Antonio y Ramiro era cada vez más evidente y no tardó en circular, entre los dirigentes del partido, este malestar859. Probablemente Ledesma estaba demasiado ocupado en su plan de «transformare rapidamente la fusione dei due partiti in un assorbimento di FE all’interno della JONSμ di “mangiarsi” più o meno tranquillamente e rapidamente i falangisti, così come era accaduto con parecchi dei 449, AHPVA, «Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº 2 de Valladolid», caja 686, sub. 39. El texto del decreto de amnistía fue publicado en la Gaceta de Madrid el 19 de mayo de 1934. Véase: «Ministerio de Justicia», Gaceta de Madrid, nº 139, 19 de mayo de 1934, p. 1146. 854 PAYNE, G., Stanley, Falange, historia del fascismo español, Madrid, Sarpe, 1985, p. 86. 855 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., p. 243. 856 LEDESMA RAMOS, Ramiro, «¿Fascismo en España?», en Obras completas de Ramiro Ledesma Ramos, vol. III, ob. cit., p. 246. 857 Sobre la relación y participación de los seguidores del Doctor Albiñana en el Bloque Nacional de Sotelo, véase: PECHARROMÁN GIL, Julio, Sobre España inmortal, sólo Dios, ob. cit., pp.176-177. 858 ANSALDO VEJARANO, Juan Antonio, ¿Para qué…?, ob. cit., p. 85; y también THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., p. 41. 859 Lo recordó Francisco Bravo en un escrito sobre José Antonio de 1939; en él, acabó por definir que la actitud equivocada y la culpabilidad de lo ocurrido internamente al partido, sólo era del mismo Ledesma. Cfr., BRAVO MARTÍNEZ, Francisco, José Antonio. El hombre, el jefe, el camarada, Madrid, Ed. Españolas, 1939, p. 248. 239 militanti di Valladolid»860. No se dio cuenta, o lo descubriría con retraso, que existía un plan para quitarle del medio. Tras firmar un nuevo pacto, esta vez con Renovación Española, se halló en San Sebastián «un grupo de dirigentes falangistas: Primo de Rivera, Ruiz de Alda, Sánchez Mazas, Bravo Martínez, Giménez Caballero y Aizpurúa. Convinieron entre ellos que ya había concluido el período presidido por el triunvirato y que se debía convocar un consejo nacional antes de iniciar una nueva etapa en el desarrollo del partido»861. En Valladolid, Onésimo seguía con su tarea política y laboral, aparentemente ignorando cuanto estaba ocurriendo en el seno del Triunvirato. Es difícil creer que el jefe local estuviese realmente al margen de todo, pero su supuesta apatía sobre la delicada situación, parece resolverse más bien por su total desconocimiento de la disputa. Sea cual fuese lo cierto y paralelamente a los altercados de agosto, surgió (más bien se consolidó) la “Central Obrera Nacional-Sindicalista” (CONS) y empezó a estructurarse otra organización surgida antes de la unificación, el Sindicato Español Universitario (SEU)862. Las JONS vallisoletanas habían pasado difíciles meses debido a la continua intervención de la Gobernación: se había prohibido una concentración de las milicias castellanas prevista para el 2 de mayo en Castrillo de Duero (con la ocasión de celebrar “El Empecinado”) y otro mitin en Palencia863. Sin embargo, el local del partido no sufrió cierres improvisados, por lo que su actividad – no olvidemos las charlas del Centro de Estudios Castellanos – pudieron desarrollarse sin muchos problemas. Allí, 860 Trad.: «transformación rápida y fusión de los dos partidos, para así absorber FE en las JONS: “comerse” más o menos tranquila y rápidamente a los falangistas, así como había ocurrido con muchos de los militantes de Valladolid». Cfr., CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione, ob. cit., pp. 101-102. 861 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., p. 53. El pacto, llamado “El Escorial” proporcionó nuevas promesas de financiación para José Antonio, aunque arriesgaba que su partido cayera en la órbita del conjunto más filo-fascista de Renovación Española y concretamente de Antonio Goicoechea. Sin embargo, se precisaba para FE de las JONS el pensar a otras fórmulas de supervivencia que, en parte, dependían del establecimiento en el seno del partido de un jefe único. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 166; y PAYNE G., Stanley, Franco y José Antonio, el extraño caso del fascismo español, Barcelona, Planeta 1997, pp.215-216. Los puntos del Pacto de El Escorial son reproducidos en: GIL-ROBLES, José María, No fue posible la paz, Madrid, Ariel, 1968, p. 442. 862 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 38. 863 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., p. 116. En las páginas del periódico madrileño “El Siglo Futuro”, se publicó «se anunció un mitin que se celebraría en el teatro Principal mañana, domingo, interviniendo José Antonio Primo de Rivera, Ledesma Ramos y Onésimo Redondo. El acto fué autorizado por el gobernador civil, por lo que se repartieron profusamente hojas de propaganda. […] Hoy a mediodía el gobernador celebró una conferencia telefónica con el ministro de Gobernación, ordenándose la suspensión del mitín para evitar posibles sucesos». Cfr., «Un mitin de F.E. autorizado, y luego suspendido», El Siglo Futuro, 12 de mayo de 1934. Sobre la situación de FE de las JONS en Palencia, véase: GARCÍA RAMOS, Diego, «Las Derechas en Palencia durante la IIº República», Investigaciones Históricas, nº 21 (2001), p. 257-258. 240 Onésimo reunía a sus colaboradores y jóvenes afiliados para que escuchasen sus palabras; éstas solían ser discursos no muy largos, profusamente inspirados en la que había sido la doctrina jonsista (repleta de ataques a los marxistas, separatistas, anarquistas, etc.) e incluyéndose hasta el reproche al Gobierno radical-cedista. Redondo trabajaba para hacer del jons-falangismo la alternativa que necesitaba el país: «Por primera vez en la turbia y ya larga historia de los movimientos políticos nacidos para la conquista del Poder, se presenta en España uno que está inspirado, dirigido y casi exclusivamente integrado por jóvenes. Pero por jóvenes de verdad, de tal modo que a no ser por el sobresaliente mérito que su apellido y sus públicas dotes prestan al que nos preside, por la autoridad minada con el heroísmo que posee otro de nuestros primeros camaradas también aquí presente, nos veríamos los demás envueltos en el remoquete peligroso – aunque no del todo injusto – de chiquillos. Y, efectivamente, bien sé que en Valladolid prende nuestra actividad popular864 es más antigua y conocida que en parte alguna, donde de 3 años a esta parte vivimos en contacto frecuentísimo bien notorio con el pueblo, somos visto y tratados por muchos con la benevolencia agradable pero poco comprometida que se otorga “a los chicos atrevidos y simpáticos”. […] La nación se ve rodeada de cerca, por abismos de ruina. Quiere sumergirse en el de la dictadura desfechada y asiática que mentirosamente llaman del proletariado. Es la que nos cruza por los ojos su silueta de sangre, hambre y odio todos los días y a todas las horas con las amenazas del despechado Consejero de Estado sin trabajo, Largo [Caballero], y de ese iracundo millonario, [Indalecio] Prieto, arrojado a las furias soviéticas por el justificado miedo a que una España libre ventilase ante los Tribunales de Justicia sus grandísimos desafueros administrativos y sus sospechosos políticosfinancieros. Esa dictadura, no del proletariado sino de los asesinos de Casas Viejas […]. Pero ya que no la dictadura de Largo y Prieto, amenaza seriamente a España una catástrofe anarco-separatista producida a continuación de una revuelta en la que los catalanistas y los vascos cavernarios865 matones y rojos intervendrán amigablemente con su solo designo de odio y traición: el de destrozar a España. Este amago sí es grave y este riesgo sí es probable. No nos hagamos ilusiones españolas866. Yo veo al labrador castellano que tiene bastante con su dura lucha por la vida, olvidar el peligro de [?] que de cierto le rodea; y veo al pequeño industrial y 864 Tachado en el texto original: «nacional». Tachado en el texto original: «cavernícolas». 866 Sigue tachada la frase: «la conjura masónica operando entre Ministerios y altos…». 865 241 comerciante – agobiado bajo la asfixiante carga de las constricciones y la crisis económica – alejado, como él dice, “de toda política” […], insensible o inconsciente cómo si con el no puede lo que pasa y lo que se barrienta (sic.); y ver al obrero, o lleno de odio, o lleno de justa desesperación o sumido en la inconsciencia como si el no tuviera nada perder…y veo a la alta burguesía entregada al goce de su pequeño mundo, el de unos asientos de contabilidad, sus lucros y sus diversiones – y a la inmensa mayoría de la juventud agobiada por el deleite de las mamarrachadas que a diario pasan por la pantalla del cine, sumergida en el erotismo sin medida de una [vida?] irresponsable. […]Se dirá que esta pintura del horizonte es recargada, se dirá que es hija de una mente exaltada: aceptémoslo. Para bien de España, ojalá sean mis temores excesivos. Ni anarquismo, ni separatismo, ni dictadura roja nos amenaza. Bueno. Pero ¡decidme! ¿es que aún este no es lo bastante trágico para sublevar el alma española esa visión que no aparece en el horizonte sino que abre la realidad de cada día? ¿Es que la España de Lerroux – Martínez Barrios o de cualquier otro triste símbolo parlamentario de la debilidad, la pequeñez y la cobardía y la traición no es también una España moribunda, una España sin honor?867 ¿Es que se puede vivir más bajo la amenaza constante del terror disolvente, obligados como esclavos sin nombre, a soportar en masa la ira delincuente del extremismo rojo o separatista? ¿Es que llamamos vida nacional a este proceso lento de descomposición en que se agigantan los odios, se hincha el Presupuesto público por la irresponsable y voraz, se sacan las fuentes de riqueza y se introduce a diario en el alma de los niños que asisten a las escuelas públicas envenenada de las pérfidas artes masónicas asiáticas? No: no puede vivir un pueblo en esta atmosfera de corrupción y en ciudades868 que se odian a muerte, y presidido por la impotencia mentecata, traidora y vanidosa de unos gobiernos que no sienten a España»869. De lo que no cabe la menor duda, es que Onésimo era el epicentro de la organización en toda Castilla. Incluso los pequeños núcleos no dudaban en ponerse en contacto con él para pedirle favores con el fin de dar la máxima difusión posible al partido; por ejemplo, desde Riaza le comentaban: «Quisiera que me enviase propaganda y media docena de insignias pues queremos hacer una propaganda efectiva en lo que resta del verano, el no formar aquí el centro es porque hasta ahora solo somos 13 estudiantes y durante el 867 Sigue tachado: «y sin vida». Tachado en el texto original: «barrios» 869 Discurso de Valladolid (primavera-verano 1934), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre I, nº1. 868 242 invierno estamos unos en Madrid y otros en Salamanca»870. De la misma forma, también desde Toro (Zamora) se informaba al jefe del próximo nacimiento de un centro y de una revista que buscaba seguir con la «labor reconstructiva del espíritu patriótico y J.O.N.S. en los pueblos»871. Allí, Francisco Temprano de la Calle y Primo Lorenzo Sevillano, dos afiliados que protagonizaron el desarrollo violento de FE de las JONS en la provincia de Zamora872, pedían que «venga Onésimo con algún camarada más a dirigirnos la palabra en el acto de apertura del centro, para que ya que no podamos celebrar ningún acto público como serían nuestros deseos, nuestros afiliados de esta comarcal sepan algo de la grandeza de nuestro movimiento»873. Contrariamente a las tensiones que existían en la sede central del partido, estas declaraciones nos demuestran que en el grupo castellano seguía vigente una particular armonía. Al respecto, no deja de sorprender como Redondo, pese a su alejamiento de la cúpula directiva, había mantenido inalterado su control sobre las JONS locales, logrando conciliar la postura ideológica del partido con la específica de su pensamiento. Por ello, el jefe vallisoletano no sólo mantenía firme su concepto regionalista, sino que supo – o eso parece – adaptarle a las exigencias de un más amplio movimiento nacionalsindicalista, reafirmando el papel de Castilla y su aportación en lo universal. Según apuntó Vicente Massot, la doctrina de Onésimo «es, por sobre cualquier otra cosa, realista; como realista es su actividad práctica», dotada – insiste – «de hablar y obrar viril y patrióticamente en nombre de al región que sirve»874. Esto nos reconduce al verano de 1934, cuando desde las páginas de Libertad se expresaba de esta forma la actitud que los jonsistas locales mantendrían, por ejemplo, frente al separatismo: «¡Castilla! La que sabe de todas las amarguras, llora y trabaja en silencio, cumpliendo su misión madre. Y hay en ese llanto toda la tristeza de una incomprensión, y en su corazón toda la tragedia de su Historia […]. Debe pensar en estos momentos en su misión histórica puesta en entredicho por debilidad de los gobiernos y de ciertas regiones que llevan por lema su emancipación autonómica»875. 870 Carta de Francisco Sanz Municio (21-08-1934), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 60. Carta de F. Temprano y L. Sevillano(23-08-1934), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 61. 872 RUÍZ GONÁLEZ, Cándido, «La represión en Toro durante la Guerra Civil», Studia Zamorensia, nº 3 (1996), pp. 139-140. 873 Carta de F. Temprano y L. Sevillano(23-08-1934), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 61. 874 Esta reflexión de Massot ha sido publicada en el ensayo de JEREZ DE RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.119. 875 «Nuestra misión», Libertad, nº 98, 27 de agosto de 1934. 871 243 Con la llegada del otoño, nuevos aires de cambios alcanzaron también Valladolid. El jons-falangismo ya no se podía interpretar como un conjunto de doctrinas, sino una única realidad político-ideológica y por ello, los episodios que caracterizaron aquellos meses, no hicieron sino apresurar este proceso de metamorfosis. Ledesma, a diferencia de Onésimo, había entendido a la perfección lo que se avecinaba y estaba dispuesto a luchar por su puesto de dirigente y fundador del jonsismo876. 876 Escribía el 23 de agosto: «en estos días, en estas horas, hay planteada en el seno del Partido un espinosísimo conflicto entre José Antonio y yo. Que se resolverá con su eliminación del Partido, o con la escisión jonsista con los viejos elementos y muchos otros»; cfr., «Carta de Ramiro Ledesma Ramos a Santiago Montero Díaz», en AA.VV., Ramiro Ledesma Ramos. Obras completas, Vol. IV, ob. cit., p. 525. 244 5.3.2. La prueba del fuegoμ el Iº Consejo Nacional de Falange y el “Octubre Rojo” En el medio del caos político que se perpetuaba desde el mes de septiembre877, se abría en Madrid el Iº Consejo Nacional de FE de las JONS. Los joseantonianos, decididos a resolver la cuestión del liderazgo del partido, convocaron esta reunión que se abrió oficialmente en la madrugada del día 5 de octubre, asistiendo a ella alrededor de 45 falangistas provenientes de toda la Península878. El desarrollo del Consejo, entre los numerosos puntos a tratar, tenía como principales objetivos el establecimiento de una confluencia ideológica entre falangistas y jonsistas, la elaboración de un programa común y, sobre todo, la sustitución del Triunvirato por un jefe nacional879. Ledesma llegaba a la asamblea con reticencia, pues ya había tenido que defender su postura en distintas ocasiones, la última al finalizar la publicación de su revista teórica: «No pueden negarse, […] ciertas dificultades de orden interior, y si hacemos alusión a ellas, aunque las consideramos vencidas en grado suficiente, por lo menos, para no quebrantar la eficacia y al unidad de nuestra acción»880. El zamorano sabía que había llegado la hora de la verdad; tenía en contra a muchos de los presentes en la asamblea881 y desde luego José Antonio había sido el primero – y quizá más indiscreto – en tomar la iniciativa contra él882. El éxito final de la elección fue de diecisiete votos a favor de la jefatura única y dieciséis por la colegiada883. Desde aquel instante José Antonio Primo de Rivera ocupó el más alto escalafón de la jerarquía de FE de las JONS, mientras 877 SÁNCHEZ PÉREZ, Francisco, «Madrid de preguerra, Madrid en huelga. ¿Vísperas de una revolución?», en: AA.VV. Congreso la Guerra Civil Española 1936-1939, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2006, pp. 7-9. 878 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., pp. 53. 879 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 177. 880 Añadía al final de la declaración: «Primero. Nada ha ocurrido ni ocurre que ponga en peligro la ruta de Falange Española de las J.O.N.S. / Segundo. El Triunviro nacional Ramiro Ledesma Ramos sigue y permanece en el alto organismo, en normal colaboración dirigente con sus otros camaradas del Triunvirato. / Tercero. Es bien notorio que todas las decisiones que esté llamado a influir Ledesma Ramos, serán presididas por su bien conocida fidelidad al nacional-sindicalismo revolucionario». Cfr., «Una consigna», en Jons, nº 11, agosto de 1934. 881 PRESTON, Paul, Las tres Españas del 36, ob. cit, p. 118. 882 Bien analiza esta situación Luciano Casali quién hace referencia al artículo que el madrileño escribió tiempo después, en marzo de 1935 dirigiéndose al ex triunviro Ledesma: «Quienquiera se tropiece con un feroz revolucionario –o gevolucionario según dicen algunos guturalizando la r–, con uno de esos revolucionarios tan feroces, que juzgan falsos revolucionarios a todos los demás, debe plantearse a sí mismo, como tema de investigación instructiva, la pregunta siguiente: ¿De qué vive este sujeto?». Cfr., «Arte de identificar revolucionarios», Arriba, nº 1, 21 de marzo de 1935; reproducido en CASALI, Luciano, Società di massa, giovani, rivoluzione, ob. cit., pp. 103-104. 883 El historiador Joan Mª Thomàs comenta en la entrevista mantenida en 1998 con Jesús Suevos Fernández, que fue el último en votar en el Consejo, pese a tener la oportunidad de empatar el voto prefirió inclinarse por la jefatura única. Cfr., THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., p. 42; véase también la nota 57 a p. 246. 245 Ledesma acabó por ingresar en la Junta Política. En la votación participó también un Redondo que, tras la elección del marqués de Estella, pareció tomar una posición de clara objeción ante los resultados; el desacuerdo entre jonsistas y falangistas dejó al jefe vallisoletano en una postura muy incomoda que, sin embargo, no se pudo resolver en aquel momento884. En conclusión, como resumió más tarde Ramiro, «convinieron los líderes dar paso a la jefatura única, facilitar las aspiraciones de Primo de Rivera, eliminando así de un plumazo rápido la vida anormal del movimiento. Ansaldo fue expulsado de la organización, y los militantes que apetecían, del modo que fuera, un jefe, pudieron ver realizadas sus ilusiones. Otros, en cambio, aceptaron dispuestos a la colaboración más leal y sincera»885. Mientras se desarrollaba el Consejo durante aquel mismo día 5 de octubre, se extendió en Madrid y otras capitales de la geografía española un movimiento huelguístico que, en pocas horas, se transformó en una especie de insurrección general. La huelga se había originado, entre otras cosas, como respuesta del conjunto izquierdista ante la inclusión de tres ministros cedistas y dos agrarios en el Gobierno de Alejandro Lerroux. Un giro político algo peligroso – se hablaba de proceso de fascistización gubernamental – que dio cabida a una ola de protestas que alimentaron una firme rebelión ante la autoridad. Los sectores más radicales, entendieron que la actitud de Gil Robles y la de su partido no era otra cosa que un intento de desmantelar la democracia republicana estableciendo un régimen parecido al austrofascismo de Dollfuss886. En Madrid la situación volvió a la normalidad el día 12887, mientras que en Asturias los enfrentamientos – particularmente sangrientos – finalizaron el día 19. En Cataluña, otro lugar donde se desarrollaron graves incidentes, entre los días 5 y 7 Lluís Companys proclamó l’Estat Català aunque en poco tiempo se detuvo a la mayoría de los participantes en la proclama, Companys incluido. El mismo domingo 7 de octubre, los miembros de FE de las JONS concentrados en Madrid, salieron a la calle para manifestar su apoyo a la autoridad y protestando por la actitud catalana, intentando contribuir de alguna forma a 884 A través de algunas fuentes orales, Goyanes atestigua la discrepancia existente entre algunos altos cargos del partido y Onésimo, que – con toda probabilidad – se manifestó declarando su oposición a la disolución del triunvirato. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, cit, p. 153. 885 LEDESMA RAMOS, Ramiro, «¿Fascismo en España?», en AA.VV., Obras completas de Ramiro Ledesma Ramos, vol. III, ob. cit., p. 267. 886 THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., p. 42. 887 RUIZ, David, Insurrección defensiva y revolución obrera. El octubre español de 1934, Barcelona, Labor, 1988, p. 42. 246 la vuelta a la normalidad888. La que tiempo después se conocería por los medios de comunicación como la Revolución de 1934 fue dominada por las autoridades y el ejército el día 19 del mismo mes, siguiendo de inmediato una rápida represión hacia la mayoría de sus protagonistas889. Los hechos que caracterizaron aquel difícil octubre no aclararon del todo la situación interna del partido, pero contribuyeron a hacer de él un instrumento bajo el control de su nuevo jefe nacional. Primo de Rivera reanudó sus actividades convirtiéndose oficialmente en el máximo dirigente de FE de las JONS. El haber ganado responsabilidad en el seno del partido, le permitió aumentar su prestigio entre las posiciones de la derecha fascitizada pero, por otro lado, su contacto con los militantes del partido se hizo cada vez más fortuito. Esencialmente sería el grupo jonsista más radical (junto a Ramiro Ledesma890, los vallisoletanos Javier Martínez de Bedoya y Emilio Gutiérrez) el que percibió un «rápido proceso de desilusión ante aquella burocracia política que le asfixiaba con sus modos y exigencias, ante aquel movimiento que quería incrustarse en la política mediante una actitud cerebralizada de sus cuadros 888 Relató el mismo Ledesma: «A toda prisa se adquirió una bandera tricolor, y las pocas docenas de camaradas que había en el local, convertidos en enlaces, salieron en busca de sus compañeros. A las doce en punto se puso en marcha la manifestación, iniciada desde los locales del Partido con unos quinientos militantes […]. A la cabeza iba Primo de Rivera, acompañado de Ruiz de Alda, Ledesma y el teniente coronel Rada, que había sido nombrado recientemente jefe de las milicias del Partido». Cfr., LEDESMA RAMOS, Ramiro, «¿Fascismo en España?», en AA.VV., Obras completas de Ramiro Ledesma Ramos, vol. III, ob. cit., pp. 268-269. Francisco Bravo confirma el relato de Ledesma, añadiendo que al llegar frente al Ministerio de la Gobernación, José Antonio logró entrevistarse con Lerroux y ofrecer así al Gobierno la ayuda de Falange contra los – así los define – “rojos separatistas”. Cfr., BRAVO MARTÍNEZ, Francisco, Historia de la Falange Españolas de las JONS, ob. cit., pp. 60-62. También Alejandro Lerroux, en sus memorias, recuerda la visita inesperada que le hizo Primo de Rivera aquel 7 de octubre en camisa azul, ya uniforme de la Falange. LERROUX, Alejandro, La pequeña historia, Madrid, Afrodisio Aguado, 1963, p. 271. 889 Frente a la numerosa bibliografía sobre el tema, destacaría las obras del ya citado RUIZ, David, Insurrección defensiva y revolución obrera. El octubre español de 1934, y (del mismo autor) Octubre de 1934. Revolución en la República Española, Madrid, Síntesis, 2008; también, aunque más datado, recordamos DÍAZ NOSTY, Bernardo, La comuna asturiana: revolución de octubre de 1934, Bilbao, Zero, 1975. Cabe destacar, en tiempos más recientes, el oportuno análisis de Sandra Souto en su intento de hacer un balance de la revolución asturiana a través de una atenta mirada hacia el desarrollo del movimiento obrero-sindicalista, del papel de la juventud politizada y su relación con el gradual intento de fascistización de la sociedad española. Al respecto la autora ha comentado que «Se generaliza a menudo que octubre de 1934 fue obra de “los socialistas”, sin tener en cuenta las divisiones existentes en el movimiento socialista español -que hacen necesario hablar de la participación de parte de los socialistas-, ni los distintos objetivos que propugnaban incluso los sectores que apoyaron una acción violenta [...] tampoco se puede negar que algunos sectores socialistas, especialmente las juventudes, se inspiraron claramente en el modelo revolucionario bolchevique, lo que se explica porque las anteriores insurrecciones obreras, tanto la única considerada entonces triunfante, como las fracasadas, habían sido dirigidas por comunistas». Cfr., SOUTO KUSTRÍN, Sandra, «Octubre de 1934: historia, mito y memoria», Hispania Nova, nº 11 (2013), pp. 10-11; disponible en URL: http://hispanianova.rediris.es/11/dossier/11d013.pdf [consultado el 12/09/2013]. 890 La postura del zamorano inmediatamente después del Consejo, en la transcripción de los “27 Puntos” (el programa de Falange) y el declive de finales de 1934 es minuciosamente expuesto por GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., pp. 288-294. 247 directivos»891. Algunos de los colaboradores más cercanos a Redondo fueron particularmente críticos con la actitud del marqués de Estella, arrastrando desde la unificación reproches sobre la corriente falangista. Durante el inverno de 1934 y poco antes de la salida de Ledesma del partido, los temores de éstos fueron confirmándose uno a uno: «Cada vez era más notorio todo lo que habíamos sospechado (..). Había un señoritismo que enfermaba (..). El pobre Ramiro llegaba temblando a Marqués de Riscal. Como era presidente de la Junta Política, cuando llegaba le decían eso de: Guardia, a formar! (..). Nosotros no podíamos con eso»892. Otro aspecto que se debatió durante el Consejo fue la aprobación de los “27 Puntos” que definían el carácter del partido. Se caracterizaban por el aspecto social, económico (en él se trataba la cuestión agraria tan defendida por Redondo), organizativo, religioso, político, etc.; exaltando en cada punto la intervención del falangismo como única solución para la implantación del Estado totalitario «al servicio de la integridad patria. Todos los españoles participarán en él a través de su función familiar, municipal y sindical»893. Los puntos programáticos del partido fueron acogidos por el entorno falangista, así como los cambios en la jefatura o la decisión de utilizar el uniforme azul mahón894. Sin embargo, todos ellos no surtieron los efectos esperados; poco después, en noviembre, Calvo Sotelo afirmaría en las Cortes que la “insurrección de 1934” había supuesto la quiebra del régimen afectando a los puntos fundamentales de la Constitución de 1931 y dañando la imagen de su Gobierno895. A raíz de las palabras del ex ministro y aún vivos los efectos de la Revolución, Falange, al igual que otras facciones radicales, sufrió un estancamiento que le llevó a la casi total inactividad 891 MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., pp. 79. De un fragmento de una entrevista entre Bedoya y Goyanes; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 92. 893 Esta última referencia corresponde al punto 6 del segundo apartado; cfr., «Norma programática de la Falange», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., p. 340. 894 BRAVO MARTÍNEZ, Francisco, José Antonio. El hombre, el jefe, el camarada, Madrid, Ed. Españolas, 1940, p. 156. 895 Así comentaban los periodistas de ABC la intervención del diputado en el pleno de las Cortes del día 6 de noviembre: «A nuestro juicio el Sr. Calvo Sotelo tuvo ayer el acierto de interpretar, como nadie, los deseos de la opinión pública. Por él hablaban ayer ante la Cámara los hombres medios, los que forman el nervio de la nación, los que le rinden esfuerzo diario y apartados de las pasiones políticas tienen su pensamiento en una Patria grande, alejada de los espasmos revolucionarios y entregada a un trabajo fecundo». Cfr., «Un importante discurso del ex ministro Sr. Calvo Sotelo, elevó ayer el rango del debate», ABC (Sevilla), 7 de noviembre de 1934, p. 15. 892 248 durante los meses de noviembre y diciembre. Esta situación se había desarrollado a partir de la «coyuntura política nacional, marcada por el fortalecimiento de la derecha católica y la labor reorganizativa desarrollada por la extrema derecha monárquica, así como la desunión interna que rápidamente salió a la luz en las filas fascistas»896. La crisis que estaba afectando al partido, la ineficiencia del jefe único y la incapacidad de apurar nuevas tácticas – insistía Ledesma – acabaron por frustrar los intentos de recuperar la iniciativa política. Además, la improbable expansión sindicalista a través de la CONS, junto con «los fracasos estratégicos, el declive de la militancia, la falta de recursos financieros y las presiones externas agudizaron el conflicto en el seno del partido. Antes de finalizar el año, pasaron al conservadurismo tradicionalista, ya fuera alfonsino o carlista, el marqués de Eliseda, […] y caracterizados dirigentes de milicias, como Rada, Goizard, Arredondo y Tarduchy»897. La desmoralización que estaba golpeando con fuerza FE de las JONS, fue el origen de la escisión que Ledesma meditó durante finales de 1934 y comienzos de 1935. Sin duda, afirma Gallego, el fundador debía de sentirse irritado por la falta de dinamismo urbano del partido y discrepar sobre posibilidades de un golpe fascista que José Antonio había premeditado durante el otoño de aquel año898. Su inminente marcha, «estuvo determinada por lo que para él resultaba imperdonable: la pérdida de la posibilidad de integrarse en un Bloque que con presencia parlamentaria abundante, que haría del Partido un aliado esencial, a la espera de tiempos mejores, ya que se había perdido la ocasión de las inmediaciones de octubre Y tal cosa no significaba estar más a la derecha o a la izquierda, sino el simple terreno del realismo político, de ese mismo realismo que habría de recuperar Primo de Rivera un año después»899. Había además otro problema; desde la unificación, la cuestión financiera seguía siendo una incógnita no sólo para la táctica propagandística central, de la que Ledesma se quejaba por estar vinculada principalmente a los medios rurales900, sino también para la de la periferia. Al respecto, Redondo sufría por la imposibilidad de sacar adelante su estrategia de persuasión política, haciendo interactuar espacio urbano y rural, 896 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 182. GONZÁLEZ CALLEJA, Eduardo, «Camisas de fuerza: fascismo y paramilitarización», Historia Contemporánea, nº 11 (1994), pp. 70-71. 898 Entre los contactos establecidos por Primo de Rivera, no olvidemos la carta enviada al general Franco Bahamonde el 24 de septiembre de 1934; véase: «carta al general Franco», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., pp. 297-300. 899 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., pp. 300-301. 900 Ibídem, p. 300. 897 249 compromiso que además se hizo más difícil tras la considerable disminución de las financiaciones que había recibido hasta entonces. Tras la insurrección de octubre, José María de Areilza escribía al vallisoletano: «Querido amigo: Recibo tus líneas, después de pasada la tormenta y he de confesarte con toda sinceridad que los fondos que tenía reunidos con propósitos de ayudar a “Libertad” los he destinado en los apremios de urgencia del movimiento, a otros fines eventuales que no han escaseado como puedes suponer. En vista de ello y de tu apremiante requerimiento, vuelvo de nuevo a la carga, ingresando por de pronto, con fecha de hoy [24 de octubre, ndr], 100 pesetas, en cuenta a tu nombre en el Banco Hispano-Americano, como me indicas. Espero irte enviando en días sucesivos, nuevas cantidades, para lo cual sablearé con mis amigos»901. Al recibir esta comunicación, probablemente después de haber solicitado nuevamente ayuda económica al vizcaíno, Onésimo debía admitir que su grupo se encontraba en apuros. Aunque las JONS tenían la costumbre de sobrevivir al límite de sus posibilidades económicas, por entonces el balance anual se había agravado notablemente; los ingresos tan sólo habían alcanzado poco más de 29.000 pesetas, de los cuales un tercio habían sido donativos como en el caso de Areilza. Sumados a un “agujero” de 24.200 pesetas de deudas pendientes, había que quitar alrededor de 53.200 pesetas correspondientes a los gastos. Los jonsistas tenían un déficit de más de 24.000 pesetas y aunque se hubiesen recaudado las 24.200 pendientes suficientes para igualar la deuda total, no les quedaba prácticamente nada para emprender nuevas iniciativas902. La situación no hacía que empeorar. A finales de año, pocos días antes de Nochevieja, los principales dirigentes del partido volvieron a verse las caras en una reunión de emergencia en Madrid; «En tal situación se reunió la Junta política uno de los días finales de diciembre, con asistencia de Primo y de algunos miembros de provincias, entre ellos Onésimo Redondo. Fue una reunión simbólica. Se celebró por la tarde. En el salón hacía un frío enorme, pues el gran edificio de la calle del Marqués de Riscal, 16, llevaba varias semanas sin calefacción. […] Primo reconoció en esa reunión que la 901 Carta de Areilza a Onésimo (24-10-1934), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 62. Resumen de gastos e ingresos del semanario “Libertad” y organización “Jon-s” (1933-1934), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre L. 902 250 situación del Partido era angustiosa, que había entrado en un bache de gran profundidad y peligro»903. A la salida de la sede madrileña Ledesma y Redondo, acompañados por los dirigentes de la CONS, Álvarez de Sotomayor y Manuel Mateo, además del amigo Javier Martínez de Bedoya, se dirigieron a una cafetería de la Gran Vía. Según recuerda Bedoya, había mucha decepción respecto al rumbo tomado por el partido en los últimos meses; por lo que los jonsistas «Decidimos separarnos en el Fuyma. Pero Onésimo hizo una salvedad (..). Dijo que estaba de acuerdo (..), pero que se sometería a lo que decidiesen en Valladolid (..). Notaba que por debajo de él había una serie de jefecillos en Valladolid que estaban deslumbrados por la figura de José Antonio, y pensaba que no le iban a seguir»904. La vuelta a casa se presentaba más angustiosa de lo previsto; no se había logrado resolver los problemas económicos y organizativos, había poca confianza en el porvenir del partido y Ramiro, fiel a sus ideales aunque consciente de haber cometido algún error de valoración, había decretado la escisión de la rama jonsista905. Y para ello, no cabe duda, contaba con Redondo. 5.3.3. El fin de un ciclo: desde la escisión de Ledesma a la incondicionalidad falangista. El 14 de enero de 1935, ya pasadas las fiestas navideñas, Ramiro Ledesma oficializó su resolución de diciembre, decretando públicamente la separación entre las JONS y la Falange. El comunicado fue enviado a la prensa y se caracterizó por ser un claro mensaje de desconfianza y hasta desafío hacia Primo de Rivera; sus suscriptores, 903 LEDESMA RAMOS, Ramiro, «¿Fascismo en España?», AA.VV., en Obras completas de Ramiro Ledesma Ramos, vol. III, ob. cit., p. 279. 904 Otro fragmento de la entrevista entre Goyanes y Bedoya; cfr. MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 92. 905 «En lo que se refiere a las causas del fracaso —tal y como se presentaba a finales de 1934— del partido fascista español, es conveniente hacer, para mejor determinarlas, dos precisiones: en primer lugar, el hecho de que hasta el momento de su fusión con Falange, Ledesma había dispuesto de casi tres años, el último de ellos coincidiendo con las grandes perspectivas que para el desarrollo del fascismo abrió la subida de Hitler al poder, sin que los resultados obtenidos pudieran calificarse sino de mediocres. Es más, las JONS hicieron ostentosa demostración de incapacidad para utilizar la violencia en forma sistemática y rentable, así como para penetrar en los medios obreros. Es decir, de las dos deficiencias esenciales que luego reprocharían al liderazgo de Primo de Rivera». Cfr., SAZ, Ismael, «Tres acotaciones a propósito de los orígenes, desarrollo y crisis del fascismo español», Revista de Estudios Políticos, nº 50 (1986), p. 209. 251 además del zamorano, fueron Sotomayor y el dirigente vallisoletano Redondo906. La respuesta del jefe nacional no se hizo esperar; al día siguiente José Antonio, firme y recio en su análisis sobre lo ocurrido, informó que: «El jefe de la Falange Española de las J.O.N.S., en uso de las facultades que le conceden los estatutos ha acordado expulsar del movimiento a Ramiro Ledesma y Nicasio Álvarez Sotomayor»907. La contra-nota del líder de Falange, explicaba que su decisión se debía a la necesidad de sancionar a los ‘elementos indisciplinados’, alejándolos del movimiento para no dañar su ‘unidad y sentido revolucionario’. En ella, sorprendentemente Onésimo no aparecía entre los expulsados. Ni siquiera se mencionó al vallisoletano tras la entrevista que Ledesma Ramos concedió el día 18 a un periodista del Heraldo de Madrid, en la que confirmaba su postura, además de revelar los nombres de sus seguidores: «Queda Falange desmantelada, pues la escisión de las JONS equivale a desprender de aquella, de una parte, el grupo intelectual, teórico, que ha creado las doctrina como Giménez Caballero, Juan Aparicio, Bedoya… Y de otra, el grupo de organizadores y agitadores, Ledesma Ramos, Redondo Ortega y Álvarez de Sotomayor: es decir, los intelectuales y toda la base popular, revolucionaria, obrera del partido»908. Antes de la publicación de la nota separatista del día 14, Redondo había participado en una reunión en la que muchos de los viejos jonsistas – él incluido – habían oficializado su consentimiento a la escisión909. Aparentemente pareció tener la intención de colaborar con los ledesmistas: «precisó que daba su acuerdo, pero no estaba seguro de que la organización de Valladolid le secundase, pidió unos días de plazo y adelantó que no se quedaría al margen de su grupo vallisoletano»910. 906 Entre los que publicaron la nota enviada por Ledesma, el Heraldo de Madrid: «Reunidos con esta fecha en Madrid los antiguos dirigentes de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, hemos reconocido unánimemente la necesidad de reorganizar las Jons fuera de la órbita de Falange Española y de la disciplina de su jefe José A. Primo de Rivera. Adoptamos esta decisión grave y fundamental después de un examen minucioso de la situación política y de las perspectivas que se le ofrecen a nuestras convicciones doctrinales y tácticas en la ruta vacilante y defectuosa seguida hoy por el partido y por su Jefe». Cfr., «Los dirigentes de la J.O.N.S. deciden abandonar la disciplina de Falange Española», Heraldo de Madrid, 14 de enero de 1935, p. 2. 907 «La J.O.N.S. se separa de Falange Española», ABC (Madrid), 15 de enero de 1935, p. 25. En ABC se publicaba junto con la nota de José Antonio, el decreto de escisión escrito por Ledesma del día anterior. 908 «El fascismo español, partido por gala en dos», Heraldo de Madrid, 18 de enero de 1935, p. 16. 909 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 41. 910 Cfr. MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., p. 80. 252 No obstante, parece que su adhesión a la escisión no fuera tan obvia. Según las entrevistas realizadas por Mínguez Goyanes – muchos años después de los hechos – la postura de Onésimo parece voluntariamente ambigua: en aquellos días de personal angustia – así como comentó Mercedes –, Onésimo mantuvo numerosas reuniones en Valladolid, además de viajar frecuentemente a Madrid y entrevistarse con unos y otros911. Entre los días 16 y 19 de enero acabaría sin embargo por tomar una decisión que parecía definitiva. Todos coinciden en afirmar que el grupo de Valladolid presionó a Onésimo para quedarse entre las filas de Falange, aunque su líder se mantuvo vacilante hasta el final. De Areilza comentó que «la progresiva dispersión de las fuerzas jonsistas y la autoeliminación de Ramiro Ledesma de las plataformas activas, hizo que Onésimo reconsiderara rápidamente el asunto, incorporándose de nuevo a la jerarquía falangista y al mando territorial»912. Se podría incluso pensar que el vallisoletano optara por ocupar con más facilidad el hueco provocado por la salida de los ledesmistas, aunque esta tesis poco se adapta a la actitud de este dirigente local. Sencillamente, comentaría Bedoya, Onésimo se dejó llevar por los suyos, así como había afirmado semanas antes en el café Fuyma. Mientras el vallisoletano rectificaba cuanto ocurrido entre él y los secesionistas, se preparaba para su salida a la calle un órgano de las nuevas JONS “desfalangizadas”. Aquel mes pasado «entre la escisión y la salida a la calle de La Patria Libre fue particularmente angustioso para la sinceridad temperamental de Onésimo, condicionada por la actitud del grupo de Valladolid plenamente ganado por José Antonio»913. Al tomar la decisión de permanecer fiel a Primo de Rivera, Onésimo fue incluido de inmediato en el acto de constitución del SEU vallisoletano. Se presentó el día 20 de enero en el Teatro-Cine Hispania (ubicado en la calle Muro), donde pronunció un discurso directo a los jóvenes estudiantes afiliados y designó la primera junta de este organismo, compuesta por Luis Alonso Otero, Anselmo de la Iglesia, Víctor Fragoso del Toro y José Manuel González914. Ante el mismo José Antonio, el vallisoletano subrayó la fe política del nuevo grupo estudiantil local, señalando que «el Sindicato Español de Universidades (sic) está enquistado en la FE de las JONS. Esto –añadió – lo decimos porque somos políticos y porque vamos a sostener nuestra política en las Universidades españolas; para acabar en ellas con la política de los actuales 911 Ibídem, pp. 41-42. De AREILZA, José María, Así lo he visto, ob. cit., p. 140. 913 MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., pp. 80. 914 PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., p. 102. 912 253 partidos»915. Intervino después el jefe nacional que, haciendo referencia a lo ocurrido en el seno del partido, sin por ello nombrar sus protagonistas, pidió unidad y sobre todo obediencia a su liderazgo916. Esta jornada, que se podría entender como el acto de rehabilitación de Onésimo en la línea joseantoniana, marcó el definitivo compromiso de éste con Falange. Mientras tanto, al día siguiente, Ledesma volvía a la carga; en el órgano de prensa Informaciones que había albergado artículos críticos de Primo de Rivera contra su persona, éste contestó que «este señor se ha limitado a lanzar sobre mis camaradas jonsistas y sobre mí las peores injurias, calificándonos con dureza una irresponsabilidad que sólo estados de despecho o situaciones demenciales del ánimo explican. – Y concluía diciendo – La escisión de las J.O.N.S., es total»917. En ese preciso momento se terminaba la divergencia entre los máximos dirigentes de ambos partidos; por entonces, Onésimo ya había aclarado su postura y – con aflicción – veía alejarse junto a Ramiro también a viejos amigos como Javier Martínez de Bedoya y Emilio Gutiérrez Palma. Y no pasó mucho tiempo para que su decisión fuera criticada por el zamorano. Los jonsistas-ledesmistas dieron vida, durante febrero y marzo de 1935 a un nuevo órgano de prensa – el ya citado La Patria Libre – que tuvo el objetivo de animar a la refundación del viejo nacionalsindicalismo, del que presumía su paternidad Ramiro918. El primer número fue dedicado casi por entero a la justificación de la escisión ideológico-política de Falange, comentando cómo y de qué forma iban a reorganizarse las JONS. El nuevo manifiesto indicaba que «Veíamos nosotros, y con nosotros la opinión nacional de España, que el nacional-sindicalismo que decía defender Primo de Rivera era un truco ingenuo, una ficción sin jugo, cuyo sentimiento por parte nuestra nos convertía en verdaderos cómplices de una farsa contra el auténtico sentido nacional 915 «Una asamblea de FE de las JONS», Diario Regional, 22 de enero de 1935. «Pero no olvidéis que esta tarea de unidad exige que estemos entre nosotros indestructiblemente unidos. Entendamos la vida como servicio; todo cargo es una tarea y todas las tareas son igualmente dignas, desde la más gozosa, que es la de obedecer, hasta la más áspera, que es la de mandar». cfr., «Discurso en el acto de constitución del S.E.U. en Valladolid», La Nación, 21 de enero de 1935; reproducido en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., p. 398-399. 917 «Tal como viene. Las divergencias con Falange Española de las J.O.N.S. Una carta del señor Ledesma», Informaciones, 21 de enero de 1935. 918 El semanario, que apenas publicó 7 números, se pudo realizar a través de las financiaciones de algunos alfonsinos como Pedro Sáinz Rodríguez, Antonio Goicoechea y José María de Areilza. Con el traslado de Ledesma a Barcelona en abril, pese a las promesas de publicar los nuevos números desde allí, no volvió a salir a la calle ni un solo número del semanario. Cfr., THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., p. 50. 916 254 y popular de nuestra doctrina»919. Ledesma, que firmaba ahora como secretario general de las JONS, indicaba el nuevo camino del grupo, lejos de la órbita joseantoniana; «ha bastado que los dirigentes jonsistas declaren rotas sus relaciones con F.E. y con Primo de Rivera, para recobrar en el acto, sin más, su carácter independiente y exclusivo como tales»; y no faltó siquiera una alusión a los que habían permanecido al lado del madrileño, haciendo quizá una advertencia para el mismo Onésimo: «No odiamos a los antiguos camaradas que allí queden. […] mantendremos las relaciones que ellos quieran. Por nosotros, cordiales y amistosas»920. Sin embargo, cuando quedó claro que Redondo habría permanecido al lado de José Antonio y su vuelta al jonsismo originario de Ledesma se hacía inviable, no pudo salvarse de recibir algunas críticas. En los números de marzo, Ledesma entendió que el fracaso de su acción separatista tenía su fundamento en – así como él mismo lo llamaría – el “caso Valladolid”: «También adelantamos que las J.O.N.S. tienen muy poco que lamentar respecto al espíritu actual de la sección de Valladolid. Han secundado entusiásticamente nuestra actitud desde el primer día algunos de los mejores y más calificados dirigentes, desde luego los de perfil jonsista más responsable, como hemos de probar. Y se han opuesto asimismo a nosotros quiénes lógicamente debían hacerlo. Ha habido actitudes claras, confusas y enemigas. De todas hablaremos»921. La intención de Ramiro era de desprestigiar, donde fuera posible, a los responsables de la situación en la que habían decaído las JONS; al respecto afirmó, «como el propio Ledesma pasaba a reconocer, que la fusión se había realizado solamente por la atracción que ejercía Falange y su líder, no por las expectativas de comunión ideológicas que se tuvieran. Para acusar directamente a Redondo de haber sido quién más había trabajado para alejarse de Primo de Rivera, Ledesma señala que era en Valladolid donde mayores quejas se observaban por la actitud del partido y de su jefe»922. Según Ledesma el problema del jefe vallisoletano había sido, al producirse la crisis de finales de 1934, el no haber sabido resolver cuanto antes la cuestión de la jefatura, razón por la cual había – una vez ya realizada la votación – manifestado la necesidad de permanecer al lado de 919 «Las J.O.N.S. rompen con F.E. Manifiesto de las J.O.N.S.», La Patria Libre, nº 1, 16 de febrero de1935. 920 «Las J.O.N.S. y F.E. Con precisión, con serenidad, con entereza», La Patria Libre, nº 1, 16 de febrero de 1935. 921 «Vida jonsista. El “caso” Valladolid», La Patria Libre, nº 5, 16 de marzo de 1935. 922 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., p. 327. 255 José Antonio con la escusa de seguir a sus acólitos, traicionando así los principios jonsistas. Y así, sin ocultar cierta arrogancia, lo resumía Ramiro: «Onésimo luchó, repetimos, con esas limitaciones y a esas y a otras sobrepuso quizá su temperamento y su absoluta sinceridad. Pues Onésimo Redondo, y aquí radica su cualidad mejor, tiene una purísima emoción española y siente como nadie la más honda preocupación y la más profunda angustia por los afanes de todo el pueblo. Se hizo cada día más partidario de la estridencia fecunda de la política caliente y del nacional-sindicalismo. Quizá esto no se percibía con la claridad debida, y de ahí el hecho cierto de que a veces los sectores jonsistas más ortodoxos miraban con algún recelo las tareas de Valladolid. […] Al aparecer Falange Española, las J.O.N.S. se encontraron con el siguiente fenómeno: decreció entre los españoles la expectación en torno a ellas, para fijarse en el perfil y en las características de esa agrupación nueva. Ello, unido a la presencia del hijo de Primo de Rivera que proporcionó a F.E. la difusión en poquísimas semanas. Bien conocido es el papanatismo de nosotros los españoles. Ahora bien, decreció la expectación ante las J.O.N.S., pero no decidió ni vaciló lo más mínimo la cohesión de los jonsistas. Esto debe destacarse. […] En una reunión de jonsistas caracterizados, convocada en Madrid por Ramiro Ledesma y a la que acudieron Redondo y Bedoya como representantes de Valladolid, se acordó la unificación táctica de esfuerzos con F.E. Esos dos camaradas, como Ledesma y como todos, mostraron la violencia que ello significaba para el jonsismo y que si se disponían a favorecer tal acuerdo lo era sólo en la creencia de que quizá nos iba a ser posible aprovechar la expectación pública ante F.E. para destacar más ante el pueblo la posición jonsista. Todos, y los de Valladolid los primeros, coincidíamos en ir con repugnancia a la prueba, porque temíamos que la ventaja de lanzar con más prisa el jonsismo uniéndolo a Falange iba a ser contrapesada lamentablemente con la presencia real de Primo de Rivera bajo las flechas yugadas de las J.O.N.S. Y es que Primo, el “hijo” de Primo de Rivera, tenía, claro es, popularidad, pero pronto nos dimos cuenta de que era una popularidad negativa, esto es, que era impopularidad. […] De Valladolid era de donde llegaban con más apremio las lamentaciones. Todo eran allí críticas sobre la actuación efectivamente deplorable que Primo desarrollaba en el Parlamento y fuera de él. Todo eran quejas y gestos de repulsa hacia el falangismo primorriverista. En el periódico Libertad, en las cartas, en las conversaciones con nosotros, en todas partes, los camaradas de Valladolid, con Onésimo al frente, se reían del pobre caudillejo fracasado y consideraban el daño 256 inmenso que nos proporcionaba mantenerlo a la cabeza del Partido. […] Viene entonces Onésimo a Madrid y asistió a una Junta del Partido, en la que Primo puso de manifiesto aún más que otras veces su radical incompetencia y su carencia absoluta de consignas. Después de esa reunión celebraron los jonsistas -Ledesma, Redondo y Sotomayor- una entrevista en el café Fuyma, en la que examinaron la situación crítica del Partido y consideraron la necesidad de salvar del naufragio la bandera jonsista, rompiendo con Primo de Rivera y haciéndolo así público a los pocos días. ¿Qué pasó, sin embargo, en Valladolid a raíz de la ruptura? Esta es la pregunta y, precisamente, el objeto de este trabajo es darle contestación cumplida»923. La que iba a ser la definitiva resolución del “caso Valladolid” – o tal vez el “caso Redondo” – nunca llegó a producirse. En el siguiente nº 7, el último del semanario, Ledesma Ramos informaba a sus lectores del próximo traslado a Barcelona, ciudad donde «nacen los sistemas ideológicos contrarios a la unidad donde han logrado movilizar multitudes»924. Pero en realidad la aventura del semanario ledesmista había llegado a su fin; el zamorano, en búsqueda de nuevos aires, llegaría a la ciudad Condal con la intención de «construir una organización nacionalista española en el corazón del separatismo»925, quedando sin embargo frustrados todos los nuevos intentos proselitistas926. Ni Ledesma volvió a escribir sobre la actitud de Redondo ni este último consideró necesario dar más explicaciones sobre su conducta. Simplemente, cada uno hizo lo que había hecho hasta entonces y por ello la separación fue definitiva; al fin y al cabo como siempre se había manifestado en la propaganda, la política venía ante todo lo demás incluso de la amistad. «Vida jonsista. El “caso” Valladolid, I», La Patria Libre, nº 6, 23 de marzo de 1935. «“La Patria Libre” interrumpe su publicación en Madrid para reanudarla brevísimamente en Barcelona», La Patria Libre, nº 7, 30 de marzo de 1935. 925 GALLEGO, Ferran, Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español, ob. cit., pp. 339-340. 926 THOMÀS, Joan María, Falange, guerra civil, franquismo. FET y de las JONS de Barcelona en els primers anys de règim franquista, Barcelona, Abadia de Montserrat, 1992, p. 44. El mismo historiador Thomàs, afirma que «en la Ciudad Condal nacería un nuevo grupúsculo, el Partido Español Nacional Sindicalista (PENS), en el que formaron ex jonsistas como José María Poblador Álvarez, Ildefonso Cebriano y unas decenas más, aunque poco antes del inicio de la guerra civil reingresarían en FE de las JONS»; cfr., THOMÀS, Joan María, Los fascismos españoles, ob. cit., p. 111. 923 924 257 6) La tercera y última etapa política; la muerte. 6.1 Entre la radicalización política y la acción directa: la aportación del grupo vallisoletano a FE de las JONS (1935-1936) 6.1.1. José Antonio, el nuevo César. Mientras el partido vivía momentos de desorden interno, provocados – como hemos visto – por la escisión ledesmista y las recíprocas acusaciones de traición, Primo de Rivera reorganizaba su actividad política empezando por su labor de diputado. Sin hacer ninguna mención sobre la crisis de FE de las JONS, su discurso tuvo como objetivo desviar el interés de los medios de comunicación hacia la debilidad en la que se encontraba el Gobierno y la “peligrosa” reorganización de unas izquierdas siempre atentas a aprovechar el momento927. Por otro lado, al analizar la política interna del partido, observó que pese a la confusión creada a raíz de la expulsión de los ledesmistas, el jefe – o sea José Antonio – salía de ella casi indemne. No le fue difícil llevar así a cabo un proceso de depuración que le permitió aniquilar elementos considerados dudosos, para luego aplicar dentro de Falange «una determinada estrategia política […] como medio de alcanzar el poder»928. Lo que podría entenderse como una fascistización forzada dentro del partido, no acabó sin embargo con la eliminación física de los disidentes, aunque esto permitiera al madrileño imponer un régimen jerárquico, disciplinado y sobre todo fiel a su liderazgo. La cuestión económica seguía siendo el gran problema por resolver; tuvo que abandonarse la sede central de la calle Marqués de Riscal por otra más barata; y al respecto se encontró una solución permaneciendo en el 927 El 25 de enero comentaba en el Parlamento: «Si en instantes como éste, en que la tremenda debilidad del Gobierno, en que el desaliento que rodea al Gobierno, que puede asfixiar al Gobierno, y al sistema, estriba en que de momento no se percibe ningún enérgico quehacer, no se percibe ninguna misión, ningún rumbo de importancia que justifique el estado actual de las cosas, si en este instante, en que la única mística clara, la única decisión positiva es la de las extremas izquierdas, o si se quiere la de los grupos marxistas, que ésos sí que saben adónde van y lo que se proponen, ¿cumple con su deber patriótico el Gobierno haciendo que se estanquen las ideas, que se ahoguen las propagandas, que no se deje hablar a nadie, aunque se sepa que no le guía otro propósito que el de suscitar un interés nuevo? Vea el Gobierno si en esta época de remanso, en esta época en que la política española se ha encharcado y no tiene salida, obra bien manteniendo nominalmente un estado de guerra para que esa salida no se pueda abrir por ninguna parte». Cfr., «El 6 de octubre, el estado de guerra y la Falange», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., pp. 410-411. 928 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de la Falange Española, ob. cit., p. 63. 258 centro de Madrid, confirmando el traslado a la Cuesta de Santo Domingo 929. La pérdida de financiación no desilusionó demasiado al líder falangista, que posiblemente – advierte Ellwood – ya contaba con algunos fondos italianos incluso antes de 1935930. Al respecto, todo cambiaría desde el mes de abril cuando, tras un viaje de Primo de Rivera a Roma, éste logró una financiación segura a través de la embajada italiana en Paris 931. No obstante, la recaudación de fondos era una prioridad absoluta y tanto en Madrid como en las sedes periféricas, se emitió un comunicado del jefe nacional que pedía la máxima colaboración de parte de todos los afiliados932. En Valladolid, Redondo retomó su papel de dirigente casi como si no hubiese pasado nada; reestructuró por completo la jefatura local que intentaba ahora recuperarse tras el abandono de algunos de sus viejos afiliados. Después del mitin del SEU, José Antonio percibió que el núcleo vallisoletano tenía que ser necesariamente involucrado, encomendando a Onésimo la organización de algunas jornadas dedicadas a ensalzar la doctrina del partido. El jefe local organizó por ello un ciclo de conferencias que tuvo nuevamente como protagonista al Teatro Calderón de Valladolid, en al que fue enviado en febrero Eugenio Montes (miembro fundador de FE, íntimo de Primo de Rivera y periodista) para hablar del “Destino de España en el mundo”933; mientras en marzo, exactamente un año después del acto de fusión de FE de las JONS, sería el mismo José Antonio quién dictó su “España y la barbarie”934. Entre marzo y abril el vallisoletano recobró cierta tranquilidad moral, hecho que le permitió volver a su actividad de 929 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 193. Ellwood propone esta explicación a raíz de la lectura de las memorias de un colaborador de José Antonio, el santanderino Maximiano García Venero; véase su libro: La historia de la Unificación. Falange y Requeté en 1937, Madrid, Distr. Madrileñas, 1970, p. 34. 931 SAZ, Ismael, Mussolini contra la IIº República, ob. cit., p. 140. 932 El comunicado emitido el 8 de febrero dictaminaba: «Espero, pues, que sin más requerimiento, todo el que se halle atrasado en el pago de cuotas acuda por su propio impulso a reparar con urgencia esta tacha, contra la cooperación del Movimiento. Y espero también que todos revisarán en conciencia el importe de la cuota que se han señalado para aumentarla espontáneamente en lo posible». Cfr., «Orden general de José Antonio a los jefes locales y afiliados de Falange, dada en Madrid en febrero de 1935», en AA. VV. Obras completas de José Antonio Primo de Rivera [online], URL: http://www.rumbos.net/ocja/jaoc2130.html [consultado el 15/09/2013]. 933 El discurso de Montes se desarrolló en una revisión de la historia hispana desde la época romana hasta la contemporaneidad, siendo su principal objetivo el análisis del papel de la España imperial y su condición de potencia mundial durante el Siglo de Oro. No faltó también un repaso de la actual decadencia en la que había caído el país, fruto de los errores de gobernantes y políticos corruptos. Cfr., En «Calderón. – Conferencia de Eugenio Montes», El Norte de Castilla, 19 de febrero de 1935. 934 Esta segunda conferencia protagonizada por el mismo jefe nacional, proporcionó un análisis sobre los efectos de las invasiones extranjeras en la historia del la península Ibérica, con la intención de demostrar – con fines evidentemente propagandísticos – que la permisividad republicana hacia las políticas e ideologías extranjerizantes, habría llevado a la disolución de la unidad estatal y desmoronado su categoría de nación. Cfr., «Una conferencia de don José Antonio Primo de Ribera», El Norte de Castilla, 5 de marzo de 1934. 930 259 propagandista típicamente rural935, visitando algunos pueblos de la comarca zamorana936 (se le impidió hablar sólo en Zamora capital) y posiblemente viajando, durante la misma primavera, a Santander937. Por entonces, Onésimo había recobrado su fidelidad al lado de José Antonio e incluso su dialéctica resintió – o esta es la impresión al leer algunos fragmentos de sus alocuciones – del predominio ideológico del madrileño: «No tengo fe ninguna en los partidos políticos, no confío en las fórmulas expendidas por los retóricos o por los charlatanes. Y sé que el pueblo español está también dominado por esta desconfianza con excepción de aquellas ramas por fanatismo por ignorancia y obscuridad infeliz de mi cerebro (migas marxistas). Ni en partidos de derechas ni en partidos de izquierdas confiamos. Pues – aunque no los igualo – debemos recordar que fatalmente, inexorablemente mis hechos están siempre, siempre, muy por debajo de mis promesas. Pero que los partidos son como las masas arenosas de huracán o de aluvión, receptáculos inconsistentes de voluntades que se mueven a [?] vacilando entre la cólera momentánea y la insolvencia […], entre la esperanza y el escepticismo, entre la exaltación y la deserción. Y porque los hombres que dirigen esos conglomerados – salvando si queréis mis virtudes – son, y seguirán siendo satélites, cuando no promotores de los defectos comunes, amigos de la comodidad fácil que se inspira en el simulo de una paz parlamentaria a la francesa, totalmente ineptos por tanto, para resolver el problema de España que hoy ni es problema de sesteo y de más o menos buen pensar sino de vida o muerte de guerra permanente y bárbara o paz civilizada y libre. Pues bien: hasta ahora, hasta este momento – vamos hablar claro – nuestro movimiento incipiente se está librando de la común condición de todos los partidos condenados a la esterilidad. 935 Según los más entusiastas y con la crisis del partido ya lejana, «Se organizaban actos semanalmente, marchas dirigidas por su vocación andariega y militante y se multiplicaba en cada brecha que parecía abrirse a su iniciativa» Cfr., ANÓNIMO, Onésimo Redondo. Vida, Pensamiento, Obra, ob. cit., p. XXVII. 936 En uno de sus discursos en el pueblo de Toro, huésped con toda probabilidad de los colaboradores Francisco Temprano y Lorenzo Sevillano, según recuerda Jesús Ercilla, tuvo que enfrentarse a algunos elementos de la oposición, ya que «desarmado, hizo frente con la palabra a toda una jauría de socialistas». Testimonio de Ercilla (?), reproducido en: JEREZ DE RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.127. 937 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., p. 144. También el historiador Thomàs incluye a Santander como uno de los lugares donde se desarrollaron los mítines; véase: THOMÀS, Joan María, Los fascismos españoles, ob. cit., p. 111. 260 Este acto, por ejemplo, es el más importante como de asamblea pública. ¿Qué espíritu? … El de una masa sana y vibrante de patriotismo cierto. Pero fuera de ello y aun dentro de este local hay una multitud ingente que comienza a inclinarse a nosotros movidos por la Cisma… (por si puede ser una nueva y mágica fórmula) que de la noche a la mañana, con pocos quebrantos, devuelva la paz… no a su pueblo, no a su Patria no a sus ideales, sino… a su organismo. […] Yo diré más: con la seguridad de haber alcanzado, sin gobernar, el máximo bien que los españoles pueden apetecer: la posesión de un ideal nacional y la forja de una juventud adiestrada en servirle. Es el orden de nuestro movimiento ¡españoles! Deber duro y arriscado… porque pide para ser cumplido la transformación mental y espiritual de una juventud que si se halla apostadamente bien dispuesta, se encuentra desgraciadamente muy alejada del idealismo nacional y de la disciplina constructiva y fraternal; deber irrenunciable, porque sin cumplirle seriamos un despreciable partido más, copia ridícula del fascismo extranjero y vergonzoso mentir a la capacidad regeneradora de nuestro pueblo; deber leal y grato a la masa, porque se ofrecen sus frutos sin pedir como precio de adelantado la posesión del Poder»938. El esfuerzo de la propaganda falangista fue eficaz para mantener bajo su amparo a la doctrina nacionalsindicalista, pero resultó ser insuficiente a la hora de captar nuevas adhesiones entre las masas españolas939. A pesar de los proyectos proselitistas de FE de las JONS y más que los ledesmistas, habían tenido un mayor éxito otras organizaciones de la derecha radical. Entre ellas, había provocado un auténtico entusiasmo la constitución, durante el mes de febrero, del Bloque Nacional que había obtenido la adhesión oficial de Calvo Sotelo940; o también, por el mismo periodo, el aumento de la afiliación juvenil al amparo de las Juventudes de Acción Popular (JAP)941. Como hemos 938 Discurso de Santander (primavera 1934), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre I, nº 2. Según Payne a estas alturas era evidente que «el movimiento había fallado, de modo considerable, en su intento de atraer a los afiliados de calidad que él había esperado»; cfr., G. PAYNE, Stanley, Franco y José Antonio, ob. cit, p. 269. 940 GIL PECHARROMÁN, Julio, Sobre España inmortal, sólo Dios, ob. cit, pp. 177-179. No olvidemos también la aparición de las juventudes de la JAP (Juventudes de Acción Popular) englobadas en el Bloque, que se difundieron rápidamente tanto en Madrid como en Valladolid; cfr., GIL PECHARROMÁN, Julio, José Antonio primo de Rivera, ob. cit, pp. 333-334. Sobre su movilización a partir de 1935 véase el artículo-manifiesto reproducido en: «Acción Nacional ante la actitud del Sr. Gil Robles. Carta-manifiesto del Consejo Nacional de la J.A.P. a las juventudes de España», ABC (Madrid), 7 de abril de 1935, pp. 29-30. 941 Bien se entiende la entrada masiva de las JAP, a través del análisis de José Báez: «El proceso de fascistización de la JAP no se produjo por temor a que sectores de la juventud pudieran escaparse a las filas de Falange o los Requetés carlistas. Se dio, precisamente, en el momento en que mayor era el poder 939 261 visto con anterioridad, la respuesta de Primo de Rivera – que desestimaba todo tipo de colaboración con Calvo Sotelo – fue la solución italiana, que a partir de junio le correspondió con una retribución de cincuenta mil liras mensuales942. A raíz de los acuerdos y aparentemente resuelta la espinosa cuestión económica, Primo de Rivera dio un cambio en la orientación ideológica de su partido, decretando cual iba a ser su nueva estrategia durante los siguientes meses; «una vez que los monárquicos han cortado las subvenciones económicas al partido, Falange da un giro a la “izquierda” y comienza a utilizar un discurso inspirado en las aportaciones de Ledesma. De esta forma, el madrileño trata de invalidar la acusación de “derechista” que le había dirigido su ex compañero»943. El método falangista acabó por radicalizarse, aislándose del conjunto derechista y «asumiendo progresivamente en sus discursos e intervenciones públicas un tono cada vez más social y sindicalista»944. Con todo esto, Primo de Rivera no quería decir que su agrupación se abriera definitivamente al fascismo, sino más bien lo contrario. El madrileño había asistido (aunque durante poco tiempo) a la segunda y última Conferencia de Montreux (Suiza) durante el mes de abril; una cita que pretendía reunir a los principales representantes de partidos y movimientos filo-fascistas europeos con el fin de crear una red próxima al “Fascismo internacional”945. Al participar a ella, el español expresó una evidente simpatía por la causa aunque señaló que su movimiento mantenía una independencia ideológica vinculada a una actitud “estrictamente nacional”946. La labor del falangismo y su búsqueda de un espacio político vital, culminó con la organización de un gran mitin previsto en la capital el día 19 de mayo en el cine Madrid. Allí se reunieron los principales dirigentes del partido, entre los cuales hablaron de la CEDA y cuando la Falange no era, en modo alguno, rival para la JAP. La razón de que aumentara su intransigencia cuando más poder tenía se explica, en nuestra opinión, por la necesidad que tenía la JAP de contar con el apoyo del poder para realizar su política. Para comprobarlo no hay más que recordar sus grandes concentraciones, calificadas de «espectáculos fascistas», que sólo se celebraron mientras hubo gobiernos afines a sus ideas. El proceso de fascistización de la JAP obedeció a tendencias internas coherentes con su ideario y no a factores externos, como la supuesta amenaza para la JAP de Falange o el Requeté». Cfr., BÁEZ PÉREZ de TUDELA, José, «Movilización juvenil y radicalización verbalista: la juventud de Acción Popular», Historia Contemporánea, nº 11 (1994), p. 95. 942 Se cobró esta cantidad hasta enero de 1936, cuando el Conde Galeazzo Ciano ordenó su reducción a la mitad, 25 mil liras, a causa de las necesidades económicas italianas para la causa etíope. Cfr., SAZ CAMPOS, Ismael, Mussolini contra la Segunda República, ob. cit., pp. 140-143. 943 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 196. 944 THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., p. 52. 945 PAYNE, Stanley G., «Fascist Italy and Spain, 1922-1945», Mediterranean Historical Review, nº 13 (2006), p. 106. 946 XIMÉNEZ de SANDOVAL, Felipe, «José Antonio en Montreux», Fuerza Nueva, nº 498 (julio 1976); reproducido en URL: http://www.rumbos.net/ocja/jaoc2144.html [consultado el 13/09/2013]. 262 Fernández Cuesta Redondo, Ruiz de Alda y Primo de Rivera947. El vallisoletano pronunció un breve discurso que se desarrolló alrededor de la cuestión agraria, el tema más apreciado por el mismo Redondo. Tal y cómo apareció el día siguiente en La Época, «Don Onésimo Redondo […] se extendió sobre el problema del campo en España analizando la reforma agraria, que no ha favorecido a nadie y que no ha conseguido en ningún momento librar al campesino de la miseria en que se halla sumido»948. Tras él, habló Ruiz de Alda que se centró en la exaltación patriótica y por último fue el turno de José Antonio. El jefe nacional habló de la crisis del capitalismo como sistema inviable para la sociedad (y por ello enunció los postulados del mismo Marx), precisando que la necesidad de la revolución – ni comunista, ni marxista, ni tampoco anárquica – empezaba por «la construcción de un orden nuevo la tenemos que empezar por el hombre, por el individuo, como occidentales, como españoles y como cristianos; tenemos que empezar por el hombre y pasar por sus unidades orgánicas, y así subiremos del hombre a la familia, y de la familia al Municipio y, por otra parte, al Sindicato, y culminaremos en el Estado, que será la armonía de todo»949. La que Primo de Rivera llamó “las promesas incumplidas del 14 de abril” (reforma social, agraria, financiera, etc.), se convirtieron en los pilares de la revolución falangista que, frente a posibles incomprensiones, se ratificó como algo independiente: «ni estamos en el grupo de reacción monárquica, ni estamos en el grupo de reacción populista. Nosotros, frente a la defraudación del 14 de abril […] no podemos estar en ningún grupo que tenga, más o menos oculto, un propósito reaccionario, un propósito contrarrevolucionario, porque nosotros precisamente alegamos contra el 14 de abril, no el que fuese violento, no el que fuese incómodo, sino el que fuese estéril, el que frustrase una vez más la revolución pendiente española». Y para certificar la vocación revolucionaria del partido, acabaría manifestando: «asediados, deformados por todas partes, nuestra misión es difícil hasta el milagro; pero nosotros creemos en el milagro; nosotros estamos asistiendo a este milagro de España ¿Cuántos éramos en 1933? Un puñado, y hoy somos muchedumbres en todas partes»950. En efecto, las palabras del marqués de Estella coincidían con la 947 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., p. 144. Según el artículo que se publicó en Arriba, «hablaron Manuel Valdés, Manuel Mateo, Onésimo Redondo, Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera». Cfr., «Una jornada memorable», Arriba, nº 10, 23 de mayo de 1935. 948 «Un mitin de Falange Española de las J.O.N.S.», La Época, 20 de mayo de 1935, p. 6. 949 “Discurso sobre la revolución española”, reproducido en: GIBSON, Ian, En busca de José Antonio, Barcelona, Planeta, 1980, pp. 114. 950 «Discurso sobre la revolución española», en AA. VV. Obras completas de José Antonio Primo de Rivera [online], URL: http://www.rumbos.net/ocja/jaoc0117.html [consultado el 19/09/2013]. 263 situación en la que se encontraba la agrupación; el amplio despliegue de la propaganda había producido un lento incremento de la militancia, debido en parte – afirma Joan Mª Thomàs – al atractivo provocado por la acción directa y violenta de algunos de los sectores, sobre todo juveniles, del partido951. El compromiso definitivo de Redondo con el proyecto joseantoniano, se produjo durante la primavera de 1935. Al presentarse en Madrid, el 19 de mayo, el jefe vallisoletano certificaba su fidelidad a la directiva falangista, aunque su postura hubiese quedado clara ya a comienzos de febrero. En su órgano de prensa, que durante un tiempo fue el único publicado por FE de las JONS, frente a las acusaciones de desviación había escrito: «Si LIBERTAD en sus campañas de cuatro años ha seguido un camino idéntico al del movimiento nacional-sindicalista, es porque la comunidad de doctrina es hasta ahora total entre nuestro semanario y aquél movimiento. […] LIBERTAD que es un periódico caracterizado mejor que de otra forma por sus inamovibles consignas de guerra contra el marxismo, la masonería y el separatismo, encuentra plasmado en las JON.-S y seguirá sirviendo como hasta ahora las actividades de este movimiento de la juventud nacional»952. Pero a pesar de sus declaraciones, el vallisoletano en realidad no había roto del todo con los ledesmistas; era evidente que en lo político la separación era ya inconciliable, pero en lo personal persistía un tímido contacto que Bedoya recordó muy bien en sus memorias. Una situación que durante un tiempo le permitió mantener el trato también con el mismo Ledesma, aunque éste le seguía sin entender su fidelidad a José Antonio953. Con sorpresa, tras garantizar por un tiempo las nuevas financiaciones italianas, el jefe nacional pidió que la propaganda falangista, por necesidad de ser canalizada y mejor organizada, fuera trasladada a Madrid. Esto significó el definitivo cierre de Libertad y el comienzo de la época de Arriba, el nuevo periódico falangista que tomaría el relevo 951 THOMÀS, Joan María, Los fascismos españoles, ob. cit., p. 114. «¿De quién es LIBERTAD?», Libertad, nº 120, 4 de febrero de 1935. 953 En el fragmento de la entrevista entre Mínguez Goyanes y Javier Martínez de Bedoya: «- ¿Qué relaciones mantuvo Onésimo con Ramiro una vez que éste abandonó el partido? - Creo que personales. No quedaron enemistados (..). Ramiro sacó un semanario troskista (..). Onésimo no entendía eso. Por la formación que tenía no entendía la postura de Ramiro». Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 90. 952 264 bajo el control de Primo de Rivera954. Es todavía probable que la causa del cierre del histórico semanario vallisoletano fuera alimentada también por su complicada situación financiera. En un papel encontrado en el archivo familiar, se ha podido constatar que la situación de Libertad era desde hace tiempo deficitaria con su editor, Afrodisio Aguado, por lo que es probable que se estimara la imposibilidad de continuar con su publicación; una vez más, la falta de recursos lo hacía todo inviable955. En el último número, el 136 (publicado el 20 de mayo), el semanario se despedía de sus lectores con artículos escritos por toda la redacción. Por un lado Onésimo no quiso significar su implicación política al afirmar que: «ha llegado el instante de decir adiós a nuestros lectores, aunque no a nuestros enemigos. El periódico de combate LIBERTAD, pasa en esta hora a la reserva, porque su misión está cumplida y otros campamentos más nutridos y capaces ocupan con éxito las mismas posiciones que adoptamos al nacer»956; mientras por el otro, sencillamente recordó, sin polémicas ni rencores, sus cuatro años al frente del nacionalsindicalismo vallisoletano: «fuimos los primeros en que designamos con orden firme y con palabras propias la calidad y el número de los componentes de la antiespaña. Y seremos […] los que acompañaremos en la primera línea de las falanges juveniles que clavarán en la Vela de nuestra Granada final a los tres nombres que oponemos a los tres enemigos: UNIDAD, GRANDEZA Y LIBERTAD de España. […] Con nuestras solas fuerzas y con la sola protección del cielo y un puñado de jóvenes hemos atravesado sin decaer una época difícil. Que hayamos acertado a servir a España y que la Justicia y la Verdad sean nuestros deudores por la campaña terminada»957. Con estas palabras, que en parte cumplían con la voluntad de pacificar los ánimos frente a los nuevos desafíos958, el semanario vallisoletano desaparecía definitivamente de los 954 Otro órgano de prensa falangista que se empezaría a publicar desde finales de la primavera de 1935 fue Haz, portavoz del SEU. Cfr., THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., p. 52. 955 Este papel, fechado en junio de 1935, hacía un resumen de las sumas de dinero que la redacción de Libertad debía a Juan Afrodisio Aguado, gerente de la editorial. Habiendo un saldo negativo de casi 500 pesetas, los vallisoletanos tuvieron que reflexionar acerca del futuro de su semanario; curiosamente al final de la carta se comentaba que había discrepancia entre las sumas ofrecidas por Juan Afrodisio y los registros económicos de la redacción. Cfr., Cuentas entre “Libertad” y Afrodisio Aguado (junio 1935), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre L. Esta tesis es respaldada por historiadores como Ricardo Martín de la Guardia o Ignacio Martín Jiménez; el primero, en efecto, en su estudio sobre el semanario local, indicó que «El periódico, según declaraciones de Narciso García Sánchez, quien durante tantos años iba a ser director de la publicación, fue “totalmente deficitario” entre 1931 y 1935». Cfr., MARTÍN DE LA GUARDIA, Ricardo, Información y propaganda en la Prensa del Movimiento, ob. cit., p. 29; véase también MARTÍN JIMÉNEZ, Ignacio, Hacia el paroxismo, ob. cit., p. 114. 956 «Despedida», Libertad, nº 136, 20 de mayo de 1935. 957 Ibídem. 958 Como recordaría Bedoya: «Al cabo de tres o cuatro meses llegó la orden de cerrar Libertad (...). En la despedida de Libertad se lanza un cable al grupo que se había ido». Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 92. 265 escenarios mediáticos. Había llegado el momento de arrimar los hombros, «con el objetivo de centrar las fuerzas nacionalsindicalistas en potenciar Arriba como portavoz único de Falange Española de las J.O.N.S.»959. Como el mismo José Antonio había comunicado, «“Libertad” no nació por el gusto de afirmarse, de erigirse en centro vivo justificador de sí propio; nació para ser voz de una empresa abnegada. Cuando esa misma empresa, en una nueva etapa más extensa y más fuerte, exige que vuelva al silencio aquella voz, “Libertad” renuncia a la vida»960. El grupo de Valladolid se entregaba compacto a las órdenes del jefe nacional, pero su postura se conservaría intacta al lado de su máximo representante y en la despedida, no pudo faltar un agradecimiento especial por su trabajo: «sería injusto no mencionar su principal y casi única representación, su Director, Onésimo Redondo Ortega. Joven de inteligencia clara, de tenaz voluntad, todo actividad y energía, fué él el hombre de lucha que dio siempre la nota vibrante de españolismo. […] Alternó con la dirección de LIBERTAD en pronunciar conferencias, organizar mítines, consiguiendo que tras él marchara una legión de jóvenes, dispuestos en todo momento a ofrendar sus vidas por España»961. 6.1.2. De revolucionarios a subversivos. Tras el cierre de Libertad, la actividad propagandística de los falangistas se concentró alrededor de su órgano de prensa, Arriba, que sustituía al suspendido Fe. Para no incurrir en una nueva persecución gubernamental José Antonio había pedido a un buen amigo, José Gómez Fernández, figurar como peticionario del mismo, obteniéndose para ello el permiso a comienzos de marzo de 1935962 y empezándose las publicaciones el día 21. Arriba iba a regularizar el gran esfuerzo propagandístico de los meses primaverales, desarrollándose alrededor de la táctica electiva que Primo de Rivera había 959 MARTÍN DE LA GUARDIA, Ricardo Manuel, Información y propaganda en la Prensa del Movimiento, ob. cit., p. 41. 960 «El último número de “Libertad”», Libertad, nº 136, 20 de mayo de 1935. Sobre este artículo véase también: ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, cit., pp. 162-163. 961 «Al terminar», Libertad, nº 136, 20 de mayo de 1935. Texto firmado por Narciso García Sánchez. 962 FERNÁNDEZ-CUESTA, Raimundo, Testimonios, recuerdos y reflexiones, Madrid, Dyrsa, 1985, p. 25; edición digital, URL: http://www.maalla.es/Libros/RFCTestimonios,%20recuerdos%20y%20reflexiones.pdf [consultado el 17/09/2013]. 266 impuesto al partido963. Ante el posible riesgo de caer en un evidente proceso de fascistización del conjunto derechista, el líder nacional interpuso la solución revolucionaria como instrumento único de lucha: «nos guste o no, la época es revolucionaria. La situación de España, agudamente revolucionaria. […] cada día se perfilan mejor las dos únicas soluciones, y soluciones revolucionarias: la dictadura del proletariado o el Estado Nacional, que ejecute la justicia social y dé una tarea colectiva al pueblo. No hay otra salida, guste o no. Los parches, los remiendos, las monsergas contrarrevolucionarias no conducen sino a confesar la revolución antinacional»964. La disciplina impuesta pareció dar ciertos resultados a la hora de compactar el núcleo político falangista, sin todavía disipar del todo ciertos rencores todavía existentes en el seno del partido. Según Stanley Payne, entre los meses de mayo y junio se produjeron algunos reproches hacia el caudillo vallisoletano, incitados por algunos afiliados madrileños. Frente a tales episodios, la intervención de José Antonio sirvió para pacificar los ánimos; estaba claro que el madrileño «no quería perder a Redondo, indiscutiblemente el líder más capaz del partido después del propio José Antonio, y éste le autorizó, de acuerdo con el Führerprinzip falangista, para que procediera como creyera conveniente»965. Un hecho, este último, que podría representar el definitivo punto de inflexión en la relación política entre Primo de Rivera y Redondo, ya que a partir de este momento, el vallisoletano demostrará ser un eficiente y devoto colaborador. Como afirma Preston, al tener más tiempo libre tras la desaparición de Libertad, Onésimo no sólo retomó con más frecuencia su cargo de secretario del Sindicato Remolachero966, sino que, a mediados de mayo, asistió al nacimiento de su tercer hijo (cuarto si contamos el primero fallecido al nacer en noviembre de 1931), que tomó el nombre del padre; éste, sin embargo, moriría poco después de la guerra civil967. Mientras Onésimo disfrutaba de unos felices días familiares, José Antonio organizó un acto falangista, que abría una nueva etapa en el seno del partido. Al respecto, se 963 Las tres disposiciones del jefe nacional correspondían a: 1º táctica electiva: lucha preparatoria para las siguientes elecciones municipales, 2º independencia del partido respecto a derechas o izquierdas, 3º máxima implicación de lo afiliados para los actos de propaganda y absoluto respeto a las decisiones de la Jefatura nacional. Cfr., «Falange Española de las JONS y las elecciones», Arriba, nº 1, 21 de marzo de 1935. 964 «La contrarrevolución», Arriba, nº 2, 28 de marzo de 1935. 965 G. PAYNE, Stanley, Franco y José Antonio, ob. cit., p. 270. No he encontrado ninguna otra referencia a este episodio, siendo únicamente Payne en citarlo. 966 Durante la primavera, Redondo fue también ocupado en la organización de un mitin nacional de remolacheros, que se celebró el domingo 7 de abril; cfr., «Importante asamblea remolachera en Valladolid», La Época, 8 de abril de 1935, p. 4. 967 PRESTON, Paul, Palomas de guerra, ob. cit., p. 36. 267 convocó una reunión secreta celebrada entre los días 15 y 16 de junio en la sierra abulense, en los alrededores de la localidad del Parador de Gredos968. Esta asamblea reunió a los únicos que habían sido informados de su desarrollo, o sea los miembros de la Junta política969 bajo la absoluta autoridad del jefe nacional. José Antonio llegaba a Gredos tras un largo debate que le había hecho protagonista tanto en las sesiones parlamentarias como en los periódicos, recibiendo no pocas acusaciones de parte de los ambiente más tradicionalistas970. Con la intención de reaccionar ante esta situación, el jefe nacional decidió presentar a los altos cargos de Falange un plan que tal vez permitiría acabar con el fracaso gubernamental de las derechas españolas. José Antonio percibía que la total desorganización de estas últimas sería la causa de su inevitable derrota en las próximas elecciones, dejando la puerta abierta a unas izquierdas mejor estructuradas y con una clara ventaja propagandística971. Había que adelantarse a todos, incluso a una posible reorganización de los conservadores – muchos de ellos en proceso de adhesión al Bloque de Calvo Sotelo – para hacerse con un espacio político suficiente donde imponer la doctrina nacionalsindicalista. Para ello, según el jefe nacional, había que estar dispuestos a todo, incluso – si la situación lo necesitara – desarrollar una 968 GIL PECHARROMÁN, Julio, José Antonio primo de Rivera, cit, pp. 346-347. Asistieron: el presidente Julio Ruiz de Alda; los jefes locales José Luna Meléndez, Sancho Dávila, Manuel Hedilla, Robert Bassas Figa, Jesús Suevos y Leopoldo Panizo; los vocales Rafael Sánchez Mazas, Raimundo Fernández Cuesta, Onésimo Redondo, José María Alfaro Polanco, Alejandro Salazar y Manuel Mateo. Según lo que recordaba Francisco Bravo, participaron también: José Manuel Aizpurúa, Mariano Aguilar, José Sainz Nothnagel, el conde de Montarco, Manuel Gil Ramírez y Enrique Sáenz, además del mismo Bravo. Cfr., BRAVO MARTÍNEZ, Francisco, José Antonio. El hombre, el jefe, el camarada, ob. cit., p. 162. 970 Es cierto que a estas alturas, Primo de Rivera había literalmente dado la espalda a los partidos monárquicos. En su cambio de postura y su crítica a la monarquía, hecho que caracterizó muchos de sus discursos desde el del cine Madrid, José Antonio se ganó la enemistad de buena parte de aquellos que le habían apoyado en su entrada en la política. Al respecto, sus palabras un uno de los últimos plenos en el Congreso en mayo, produjo la respuesta de mucho de aquellos que habían creído en él, como es el caso del periodista y director de “ABC”, Federico Santander. Éste dedicó una entera portada de su periódico, en la que comentó que «el marqués de Estella extiende a la Monarquía su certificado de defunción y canta su responso, diciendo que murió después de haber cumplido gloriosamente su misión en la Historia. Esta rotunda afirmación, que no pasaría de ser un tópico vulgar hecho por un republicano más o menos “auténtico”, en un mitin de Cuatro Caminos, sorprende por lo atrevida, y desentona por lo incongruente, de labios de un grande de España, unidas en el culto a la disciplina y la autoridad en el amor a la traición». Cfr., «La Monarquía y el Fascismo», ABC (Madrid), 29 mayo 1935, p. 3. 971 Lo había escrito claramente el mismo José Antonio el día anterior a la reunión de Gredos, en las páginas de Arriba: «Hacia fin de año se disolverán las Cortes. Acción Popular habrá perdido todos sus tópicos electorales: habrá gobernado sin gobernar, que es el mayor desastre que le puede ocurrir a un partido. Toda su crítica del primer bienio caerá como un follaje sin vida después de haber soportado la larga estación de esterilidad del segundo bienio. Y en cambio, las extremas izquierdas, seguras de contar con la falta de memoria de las masas, desplegarán una propaganda frenética que les dará el triunfo». Cfr., «Política española», Arriba, nº 13, 13 de junio de 1935. 969 268 actitud pro-golpista determinada en acabar con el actual régimen972. No era casual que en Gredos, además de la reunión conspirativa que protagonizó José Antonio, se hiciera un adiestramiento para el uso de armas de fuego, como lo demuestran algunas fotos de la época973. Según Francisco Bravo, fue el mismo jefe nacional quién dijo que «nuestro deber es ir, por consiguiente, y con todas las consecuencias, a la guerra civil»974; mientras que en opinión de Fernández Cuesta, hasta se estructuró un preciso plan de actuación975. Al finalizar la reunión toda la cúpula de Falange se puso a trabajar de inmediato para hacer del partido un fuerte instrumento de lucha, mientras Primo de Rivera desarrollaba las relaciones con los ambientes insurreccionales y seguía recibiendo financiación italiana976. Según Goyanes, José Antonio no fue el único en mantener contactos con los ambientes golpistas; también en Valladolid, el que había 972 Es probable que en la reunión, José Antonio no ocultase algún contacto mantenido con militares (y concretamente con un general), exponiendo la «posibilidad de iniciar la insurrección una vez que llegaran a sus manos varios miles de fusiles que le había ofrecido un general, cuyo nombre, al parecer, no citó»; cfr., RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 200. Sobre la relación entre José Antonio y la trama golpista militar véase: AZNAR, Manuel, Historia militar de la Guerra de España, vol. 1, Madrid, ed. Nacional, 1958 y GIL PECHARROMÁN, Julio, José Antonio primo de Rivera, ob. cit., pp. 347-348.Un análisis trascendental sobre los primeros pasos conspirativos del jefe de Falange, los ha propuesto GIBSON, Ian, En busca de José Antonio, cit, pp. 129135. 973 Entre otras, véase la foto de José Antonio empuñando una pistola en Gredos; en THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., parte fotográfica (entre pp. 128-129), p. 10. 974 BRAVO, Francisco, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 161. 975 «Al día siguiente, a la sombra de unos árboles y en un lugar situado en las proximidades del parador, sentados en el suelo formando un círculo, comenzó la deliberación. Se sopesaron los pros y los contras, los medios de que disponíamos, tanto de hombres como de armamento, contactos militares y con posibles fuerzas afines. Y se tomó después la decisión de llevar a cabo un acto de fuerza contra el Gobierno por la parte de Extremadura, próxima a Portugal, concretamente en Cáceres, donde el capitán Luna, jefe de la Falange, tenía gran predicamento por su vida ejemplar y por su mística falangista, dándose un voto de confianza a José Antonio para que llevara la suprema dirección». Cfr., FERNÁNDEZ-CUESTA, Raimundo, Testimonios, recuerdos y reflexiones, Madrid, Dyrsa, 1985, p. 29. Con toda probabilidad, el general al que Primo de Rivera se estaba refiriendo era José Sanjurjo que permanecía exiliado en Portugal. 976 En agosto de 1935 José Antonio, quizá como contrapartida al dinero enviado por el Gobierno italiano, envió un informe titulado “La situación política actual” a Roma, relatando la situación gubernamental española. En él habló de la posibilidad de organizar una “marcha sobre Madrid” (siguiendo el ejemplo de la “marcha sobre Roma”), pero sólo en el caso de producirse una situación de crisis gubernamental e institucional límite; parte del texto es reproducido por RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit, p. 200. En sus escritos Ciano confesó haber seguido con interés el desarrollo del fascismo en España, aunque consideró que la aportación de los italianos sólo debía ser, en aquel momento, económica. Será sólo a partir del comienzo de las hostilidades, en julio de 1936, cuando Mussolini decidió por la intervención, haciendo del problema español también un “problema italiano”; en 1937, tras el envío de los Legionarios fascistas en ayuda al bando nacional, comentaría: «a partir del 3 de agosto de 1936, nosotros vimos el problema en su integridad e hicimos presente la necesidad de asumir compromisos categóricos, incluso en lo concerniente a la prohibición de subscripciones públicas y al envío de voluntarios a las partes combatientes». Cfr., CIANO, Galeazzo, La política extranjera de Italia, Roma, Editoriale degli Agricoltori, 1937, p. 10. 269 sido nombrado jefe de Primera Línea, Mariano Graciet977, aseguró haber tenido relaciones con un grupo de «jefes y oficiales incondicionalmente afectos a nuestro movimiento»978 pero por lo visto, la cosa no fue más allá. Obtenido el cargo de jefe territorial y sin poder contar con un órgano de prensa, el dinamismo de Onésimo – por lo menos en el partido – se redujo visiblemente. Durante el verano de 1935 sus principales actividades fueron las tareas laborales: por un lado su despacho de abogado y por el otro el del Sindicato Remolachero 979. Entre julio y agosto pasó unas vacaciones, con toda probabilidad, en su pueblo natal, Quintanilla de Abajo. Veraneó allí con toda la familia y hay que imaginarse que fue una de las raras ocasiones que tuvo para desconectar de su quehacer urbano980. Con la llegada del otoño, la actividad política se reanudó. La cita más importante de este periodo iba a ser el II Consejo Nacional de FE de las JONS que fue convocado con una circular emitida el 18 de octubre y previsto para el mes de noviembre. Esta importante reunión, la primera del nuevo curso 1935-1936, tenía el objetivo de establecer cuáles iban a ser las directrices de Falange durante los siguientes meses así como se manifestaba en la convocatoria: «2º. Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 37 de los estatutos de la Organización, compondrán el Consejo Nacional los camaradas siguientes: Secretario general – Raimundo Fernández Cuesta. Jefes de servicios: Manuel Valdés, Manuel Mateo, Emilio Alvargonzález, José Manuel Aizpurúa, Augusto Barrado, Gregorio Sánchez Puerta y Alejandro Salazar. 977 Según el testimonio de Manuel Hedilla, hubo cambios jerárquicos en Valladolid, durante el verano de 1935. Redondo fue nombrado jefe territorial, por lo que designó a Teodoro Jiménez Cendón como jefe provincial y Gerardo Perdiguero como jefe local. Mariano Graciet obtuvo el mando de la Primera Línea que después, en noviembre, pasaría a Anselmo de la Iglesia. Cfr., HEDILLA, Manuel, y GARCÍA VENERO, Manuel, Testimonio de Manuel Hedilla, Barcelona, Acervo, 1972, pp.183-184. 978 Mínguez Goyanes afirmó haber encontrado en el archivo familiar Bedoya-Sanz Bachiller, una carta escrita por Graciet y enviada a Fernández Cuesta (fechada el 3 de junio de 1935) con los nombres de oficiales y elementos de la guardia civil de Valladolid, cercana al movimiento y favorable a una insurrección armada. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 43. 979 Durante el mes de julio estuvo particularmente ocupado con las causas que acusaban a miembros locales del partido de posesión ilícita de armas. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 44. 980 En el archivo familiar se conserva una foto, fechada el 26 de julio de 1935, en la que aparece Onésimo bañándose en el río Duero, con toda probabilidad a la altura de Quintanilla; le acompañan sus hijas Mercedes y Pilar. Cfr., Onésimo con las hijas en el río Duero (26-07-1935), APMR, caja 2, carpeta 3, sobre 4, K. 270 Elegidos por las J.O.N.S.: Daniel Buhigas, Leopoldo Panizo, Onésimo Redondo, Julio Ruiz de Alda, Jesús Muro, Roberto Bassas, Salvador Blasco, José Andino, José Sainz, Martín Ruiz Arenado y Domingo Lozano. Designados por la Jefatura Nacional: Rafael Sánchez Mazas, Sancho Dávila, Vicente Navarro, José Moreno, Celso García Tuñón, Jesús Suevos, Luys Santa Marina, Francisco Rodríguez Acosta, Francisco Bravo, Manuel Illera, José María Alfaro, José Miguel Guitarte, Eduardo Ezquer, Vicente Gaceo, Luis de Aguilar, Alejandro Allánegui, Andrés de la Cuerda, Fernando Meleiro, Narciso Martínez Cabezas, Agustín Aznar, Manuel Hedilla, Ricardo Nieto, Federico Servet, Juan Francisco Yela, Enrique Esteve, Miguel Merino, Rogelio Vignote, José Maciá y Luis Batllés. 3º. El Consejo deliberará acerca de los siguientes temas: A) Posibilidades de creación de un Frente Nacional Español y actitud de la Falange ante tal supuesto. B) Métodos tácticos que debe seguir la Falange ¿Participación en la mecánica política constitucional? ¿Actividad circunscrita a la agitación, crítica y propaganda? C) Actitud ante los nacionalismos particularistas españoles. D) Elaboración de un índice de los problemas económicos más apremiantes. E) Problema del paro. F) Orientaciones de la política agraria»981. Tal y cómo había comunicado la jefatura, la apertura del Consejo se inició el viernes 15 de noviembre a las diez y media de la mañana. Un incansable Primo de Rivera llegaba a la reunión tras un verano dedicado a la propaganda, en el que había fijado algunas bases del concepto revolucionario falangista, frente a una posible y según él próxima implantación de un régimen comunista en España982. Bajo esta perspectiva se abría una 981 Se conserva en el archivo familiar la copia original de esta convocatoria enviada directamente a Onésimo: Jefatura Nacional FE de las JONS (18-10-1935), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 21. Véase también la reproducción en: BRAVO, Francisco, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 102-103. 982 Un ejemplo de ello fue un discurso que pronunció en Málaga, que pedía el despertar del país frente al avance de las Izquierdas: «Las izquierdas han venido proclamando a los cuatro vientos la necesidad de llegar a una verdadera justicia social, fuera como fuera, mas al mismo tiempo se esforzaban en arrancar del alma del obrero todo impulso espiritual, todo estímulo religioso. […] las cosas no van bien, porque tenemos a la vista una revolución más fuerte y mejor organizada que la de octubre, y porque no queremos que nuestros hijos sientan oprobio al saber que hay hombres que trabajan de sol a sol por un plato de gazpacho y que muchos españoles viven como cerdos». (Cfr., «Discurso pronunciado en el Teatro Cervantes, de Málaga, el día 21 de julio de 1935», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., pp. 624-627). Por ello, la solución del falangismo representaba ser aquel toque 271 asamblea que tenía claramente «la vista puesta en las elecciones al parlamento que estaban próximas a celebrarse. Por esta razón entre los temas a tratar […] figuraba el de “Posibilidades de creación de un Frente Nacional Español”»983. Muchos historiadores coinciden en afirmar que aunque el partido tomase seriamente en consideración la vía electoral, en la cabeza de José Antonio permanecía viva la idea de un levantamiento armado al lado del ejército984. Por esta razón – ocultándolo a toda la cúpula del partido – había enviado a Toledo una delegación falangista (compuesta por Fernández Cuesta y José María Alfaro) para que ésta se entrevistase y tomase contacto con el Director de la Escuela militar, José Moscardó. En un principio el coronel resultó ser un entusiasta de los planes golpistas aunque, tras consultar con un superior, tuvo que desistir de participar en ellos985. Volviendo a la reunión de noviembre, tras nombrarse los consejeros nacionales entre los cuales fue incluido Redondo, el encuentro desarrolló sus puntos programáticos para después clausurarse en un acto en el cine Madrid. Allí las intervenciones de Roberto Bassas, Fernández Cuesta y Primo de Rivera fueron de evidente crítica hacia el intento de unificación de las izquierdas bajo un único frente político, así como la denuncia de un cada vez más inminente peligro comunista: «me atrevo a formular un vaticinio: la próxima lucha que acaso sea electoral, no se planteará alrededor de derecha e izquierda, sino entre el frente asiático, traducido al español al frente ‘nacional’ de la generación nuestra, en línea de combate»986. De inmediato el partido intensificó la labor de propaganda que había desplegado durante todo el año, ejerciendo la misma tarea en cada provincia donde hubiese representación falangista. En Valladolid, Onésimo se apresuró a contribuir tal y cómo había hecho hasta entonces: organizando y coordinando todos los eventos propagandísticos que se realizaron en los pueblos de la provincia. Para facilitar su trabajo, el jefe vallisoletano revolucionario indispensable para la salvación de España y la construcción del nuevo orden social: «La próxima [ocasión] no se malogrará. Ya hemos aprendido que la masa no puede salvarse a sí propia. […] La revolución es la tarea de una resuelta minoría, inasequible masa, porque la luz interior fue lo más caro que perdió, víctima de un periodo de decadencia. Pero que, al cabo sustituirá la árida confusión al desaliento. De una minoría cuyos primeros pasos no entenderá la de nuestra vida colectiva por la alegría y la claridad del orden nuevo». Cfr., «Acerca de la revolución», Haz, nº 9, 12 de octubre de 1935. 983 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit, p. 201. 984 THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., pp. 55-56. 985 «Expusimos a Moscardó el objeto de nuestra visita, con una mezcla de audacia y temor, pues esperábamos lo rechazara o nos detuviera por conspiradores. Pero […] nos dijo que el plan le parecía magnífico, pero que no podía aceptar sin consultar previamente con una alta personalidad militar» La ‘alta personalidad’ resultó ser el mismo Francisco Franco, que todavía consideraba inapropiado el momento político para actuar. Cfr., Cfr., FERNÁNDEZ-CUESTA, Raimundo, Testimonios, recuerdos y reflexiones, ob. cit., pp. 29-30. 986 «Actos de propaganda política. Mitin de Falange», ABC (Madrid), 19 de noviembre de 1935, p. 27. 272 no solo recurrió a su amplia red de contactos (incluyéndose a los remolacheros), sino que elaboró un plan que le permitiera recorrer el mayor número de pueblos posibles, gracias también a la colaboración de sus incondicionales quienes se sumaron a la causa; así se comunicaba a los simpatizantes falangistas de cada pueblo la próxima visita de la delegación local: «Muy estimado amigo: El … … … de los corrientes, visitarán ese pueblo dos camaradas nuestros. Van a hablar particularmente a los jóvenes que puedas reunir para extender nuestro Movimiento en esa villa. Falange Española de las JON-S es hoy el único partido de aptitudes salvadoras para un porvenir inmediato987. Hay que desalojar el agrarismo caduco e hipócrita que tantas lágrimas de miseria hace llorar a nuestros labradores. Hay que dar la batalla definitiva al marxismo, la masonería, y el separatismo que siguen amenazando a la Patria y hay que hacer la revolución nacional por una España campesina y militar unida. Arriba los ánimos de la juventud sana y decidida. Nos basta con una docena de jóvenes en cada pueblo y eso intentamos»988. El mes de diciembre fue clave para el futuro electoral del falangismo. Si por un lado el “Frente Nacional” no logró hacerse un hueco entre la derecha española enjaguando así los planes de José Antonio989, por otro lado se produjo un tímido contacto con Gil Robles. Por entonces el salamantino pareció tomar en consideración a los falangistas, pero su propuesta – en parte condicionada por la impasibilidad de Calvo Sotelo990 – fue 987 Sigue tachado en el texto original: «El empuje grandioso que va adquiriendo entre las juventudes de las ciudades y entre los campesinos de buena parte de Andalucía, Asturias y Aragón nos obliga a extenderlo rápidamente en nuestros campos castellanos, los [incomprensible] de España». 988 Propaganda, visita de un pueblo (finales de 1935?), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre G. Se trata del fragmento de un borrador utilizado para actos de propaganda; el original es incompleto. 989 La cúpula del partido entendió que una de sus principales tareas, tenía que ser el acercamiento a alguna fuerza política para no arriesgar un resultado efímero como el de 1933; a comienzos de enero de 1936, «la Falange seguía siendo el grupo minoritario que había sido desde su fundación. Por tanto, al igual que en noviembre de 1933, volvía a enfrentarse con la necesidad de aliarse con un partido más fuerte para poder participar en las elecciones con alguna posibilidad de éxito». Cfr., ELLWOOD, Sheelag, Historia de Falange Española, ob. cit., pp. 70. 990 Los planes de Gil Robles para crear un manifiesto común chocaron con las iniciativas de los distintos dirigentes del conjunto derechista, siendo especialmente complicadas con Sotelo. No obstante, «los días 16 y 17 de enero, Gil Robles inició los contactos bilaterales con los principales jefes derechistas. El cedista puso ante sus compañeros el ejemplo de la unidad de la izquierda y solicitó un acuerdo para redactar un manifiesto conjunto, de carácter exclusivamente electoral, que concretarse la oferta del frente antirrevolucionario. […] Decidido a salir del impasse, Gil Robles reanudó sus gestiones el 20 de enero. 273 bruscamente interrumpida por el mismo José Antonio991. Entre el 14 y el 27 de enero de 1936 se intentó el enésimo acercamiento entre los dirigentes del Bloque y FE de las JONS que, como era de esperar, no llevó a ninguna conclusión satisfactoria992. Al aproximarse las elecciones la Junta Política no podía hacer otra cosa que informar a los militantes que FE de las JONS afrontaría las elecciones de forma independiente. Una vez más, «no [se] ha concertado pacto electoral de ninguna clase en ninguna provincia de España»993. Tras este comunicado, resultó claro que Falange no sólo tenía muy pocas amistades en su entorno político, sino que además no tenía otra opción que presentar sus candidaturas de forma aislada994. Se entrevistó primero con el radical Santiago Alba y con Miguel Maura, a los que prometió acatamiento a la República. Luego acudió a la cita con Calvo Sotelo, Goicoechea y los marqueses de Luca de Tena y Vega de Anzo. Como portavoz de los alfonsinos, el primero volvió a condicionar su concurrencia al frente a la aceptación de un programa de cuatro puntos […] – pero – Como Gil Robles se negó a aceptar semejante imposición, quedó patente para los monárquicos lo imposible de una coalición cedo-bloquista». Cfr., GIL PECHARROMÁN, Julio, «El alfonsismo radical en las elecciones de febrero de 1936», Revista de Estudio Políticos, nº 42 (1984), pp. 115-116. 991 Ibídem, p. 71. Sobre la relación entre Sotelo y Robles y la postura acerca de Falange, véase: GIL PECHARROMÁN, Julio, Conservadores subversivos, ob. cit., pp. 237-238. La entrevista que se realizó entre Gil Robles y Primo de Rivera es mencionada también en las memorias del dirigente cedista, véase: GIL ROBLES, José María, La monarquía por la que yo luché, Madrid, Taurus, 1976, pp. 444-445. 992 La supuesta alianza temporal que se intentó crear entre las dos facciones no tuvo éxito también debido al rechazo de una parte de los consejeros que fueron consultados por el jefe nacional. Cfr., PAYNE, G., Stanley, Falange, historia del fascismo español, ob. cit., p. 107. 993 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de Falange Española, ob. cit., p. 72. José Antonio había confirmado la candidatura aislada de FE de las JONS en un mitin pocos días antes de las elecciones, haciendo además un minucioso análisis de la actividad política de los partidos de Izquierdas y los de Derechas, en lo que no faltaron reproches de todo tipo. Frente a la inactividad de los dos bienios de la República, José Antonio hacia de Falange el único conjunto político capacitado “no de salvar a España”, sino de “hacer otra España”: «vosotros, electores de Madrid y de España, ¿vais a tolerar la broma de que cada dos años tengamos que acudir con una papeletita a salvar a España y a la civilización cristiana y occidental? ¿Es que España y la civilización occidental son cosas tan frágiles que necesiten cada dos años el parche sucio de la papeleta del sufragio? Es ya mucha broma ésta. Para salvar la continuidad de esta España melancólica, alicorta, triste, que cada dos años necesita un remedio de urgencia, que no cuenten con nosotros. Por eso estamos solos, porque vemos que hay que hacer otra España, una España que se escape de la tenaza entre el rencor y el miedo por la única escapada alta y decente, por arriba, y de ahí por dónde nuestro grito de "¡Arriba España!" resulta ahora más profético que nunca. Por arriba queremos que se escape una España que dé enteras, otra vez, a su pueblo las tres cosas que pregonamos en nuestro grito: la Patria, el pan y la justicia». Cfr., «Discurso pronunciado en el cine Europa, de Madrid, el día 2 de febrero de 1936», Arriba, nº 31, 6 febrero 1936. 994 Además de su precaria situación en cuanto a las elecciones, el grupo de Valladolid fue continuamente castigado por la autoridad gubernamental local, como podría ser el caso de comienzos de diciembre de 1935 cuando, al practicarse un registro en la sede del grupo, se habían encontrado «14 porras de alambre y plomo, un vergajo, un trozo de alambre trenzado, medio molde de escayola para fabricar llaves inglesas, una hacha y una piedra»; la multa ascendió a 200 pesetas. Cfr., Gobierno Civil Valladolid – registro y cierre de la sede de FE de las JONS (5-12-1935), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 2, nº 22. 274 6.1.3. El fracaso electoral derrumba al partido. El difícil 1936. Como era previsible, Redondo no vaciló en presentar su candidatura por Valladolid poniéndose de inmediato manos a la obra. Para comienzos de enero, concretamente el día 12, organizó un mitin en el Teatro Calderón, dando máxima publicidad al evento y contando con la presencia del jefe nacional, de Ruiz de Alda y también de la representante de la Sección Femenina de Valladolid, Rosario Pereda 995. El discurso de Onésimo – por lo menos respecto a lo publicado en la prensa local – pareció ser más radical de lo normal; no se limitó a señalar los problemas agrarios o a enunciar los puntos fundamentales de la doctrina nacionalsindicalista como solía hacer, sino que intervino con la precisa intención de infundir un estado de alarma ante las próximas elecciones, convencido de su poca utilidad frente a las reales necesidades del país996. Pocos días después Manuel Hedilla, jefe de la zona de Santander, organizó otro mitin en el Teatro Pereda (previsto para el día 27 de enero) donde intervinieron el mismo Primo de Rivera, Ruíz de Alda, Rosario Pereda y Roberto Reyes entre otros 997. Onésimo fue invitado a participar, tal y cómo lo demuestra la carta que Hedilla escribió personalmente a Redondo998, pero finalmente éste no acudió al acto aunque se desconocen las causas999. Según se aproximaban las elecciones, el mismo José Antonio entendió que Valladolid iba a ser una de las localidades donde Falange podía tener alguna posibilidad de 995 «Actividad electoral. Varios actos de Falange Española», La Época, 14 de enero de 1936, p. 3. Sobre la presencia de Rosario Pereda en Falange, véase: LAVAIL, Christine, «De la creación de la Sección Femenina (1934) a la campaña electoral de 1936: modalidades de intervención de las mujeres falangistas en la esfera pública», en Arenal, Vol. 15, nº 2 (2008). Sobre el mitin véase también: «Mitin de Falange Española - Valladolid», La Vanguardia, 14 de enero de 1936, p. 28. 996 «sólo en una cosa están de acuerdo todos los españoles: en que esto no puede seguir así. Se nos hace poner esperanza en las elecciones, pero en ellas nadie cree, ya que el estilo político que impera es inoperante. Los políticos lo saben, pero cada uno vincula la solución en la victoria de su partido. Estamos – prosigue – en una verdadera guerra civil entre hermanos, y hasta qué punto llega el odio lo dicen los mismos periódicos. Media España maquina el exterminio de la otra media»; cfr., «Hay que rehacer Castilla – Por una España mejor. Mitin de F.E. de las J.O.N.-S. en Valladolid», Diario Regional, 14 enero 1936. 997 SANZ HOYA, Julián, De la resistencia a la reacción: las derechas frente a la Segunda República (Cantabria, 1931-1936), Santander, Servicio Publicaciones de la Universidad, 2006, pp. 237-238. 998 En un carta fechada el 21 de enero escribía Hedilla a Redondo: «Estimado camarada: Acabo de tener una conferencia telefónica con Madrid, de donde dicen que te desplaces para el lunes tomar parte en un acto que se celebrará en esta en el Teatro Pereda, a las siete y media de la tarde. El tren lo tendrás que tomar esa [Valladolid] a las tres de la madrugada por llegar a esta [Santander] el lunes a las nueve de la mañana. Te saluda cordialmente tu amigo y camarada. EL JEFE PROVINCIAL, Manuel Hedilla». Cfr., Carta de Manuel Hedilla a Onésimo (21-01-1936), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 22. 999 En efecto entre la prensa que dedicó atención al acto falangista del Teatro Pereda de Santander, el nombre de Redondo, a diferencia de los otros, no apareció entre los relatores; véase por ejemplo: «Mitin de Falange Española - Santander», La Vanguardia, 29 de enero de 1936, p. 21. 275 victoria. Por ello movilizó de inmediato al mismo Onésimo buscando de interceder a través de sus contactos, en la lógica alianza con el grupo local de AP; un núcleo político vinculado a la CEDA, en el que sin embargo Redondo contaba con la simpatía de viejos conocidos. El día 20 de enero, dirigiéndose directamente a su presidente y recordándole un viejo propósito, escribía Redondo: «En consonancia con la norma electoral adoptada por nuestro Movimiento, las JON-S de Valladolid desea luchar unida con los partidos no marxistas. Es la nuestra una de las provincias en que tenemos sobrado derecho a conseguir un puesto en la candidatura de mayorías, ya que la injusta ley electoral vigente impide a cada grupo o persona mostrar aisladamente su capacidad. […] Para mí personalmente es enojoso entregarme a las tareas electorales, que de corazón aborrezco. Pero cumplo con un deber de sujeción y de fe política al atender las órdenes de Falange Española, derivadas de una conversación entre Gil Robles y Primo de Rivera. Ofrezco por consiguiente a Vds., y a las demás fuerzas nacionales llamadas a unirse en la provincia, cuánto vale la organización a que pertenezco, los elementos militantes de la JON-S y mi conocimiento de la provincia, sus pueblos, sus hombres y problemas. Es anhelo unánime de la gran masa nacional la unión de cuantos coincidimos en oponer nuestra actividad en la revolución roja y separatista. No cedemos a nadie el primer puesto en esa devoción por la Unidad, y de aquí nuestro cordial ofrecimiento. Las aspiraciones de Falange Española son, por otra parte, demasiado modestas en el terreno parlamentario para que ellas perturben los cálculos de los demás partidos. Solo si nuestro elemental derecho a estar presentes en todos los momentos trascendentales de la vida política fuese negado por la incomprensión de los otros o la demasiada ambición de algún grupo, es cuando cumpliríamos con el sencillo deber de luchar solos en defensa de nuestra existencia política, sin preocuparnos gran cosa del resultado. Quiero que en la provincia de Valladolid no sea necesario dar espectáculo grato a las izquierdas antinacionales de la desunión, entre fuerzas antimarxistas y cristianas. Ya he tenido ocasión hace dos años de demostrar que en nuestros labios la voluntad de Unión ante el enemigo común es algo más que una palabra. Indudablemente vería con agrado la opinión de la provincia que cualquier fuerza política realizase una renunciación semejante a la que hube de practicar yo la vez pasada [en 1933] en aras de armonía. 276 Espero su respuesta confiado en la alta capacidad de Acción Popular para comprender el derecho y la lealtad de mi requerimiento. Sea cualquiera el resultado de esta mía gestión, yo seguiré luchando y venciendo – con acta o sin ella – en la difícil tarea de defender a la Agricultura castellana, que es mi más concreta vocación y mi honrosa ocupación cotidiana. Incluyo algunos enunciados del programa mínimo de nuestro Movimiento ante la próxima prueba electoral, para que Acción Popular juzgue si merecen su asistencia. Afectuosamente le saluda su amigo y servidor Onésimo Redondo [siguen los puntos mínimos del programa, ndr]»1000. Pese a insistir en la creación de un compacto Frente Nacional de carácter antimarxista, en Valladolid, tampoco el mensaje enviado a AP produjo los efectos esperados, por lo que no se alcanzó ningún acuerdo concreto1001. Un último intento fue el de dirigirse hacia otras fuerzas políticas de la derecha local, entre las cuales pareció producirse un acuerdo in extremis; rápidamente Redondo preparó un nuevo borrador que fue enviado poco antes del finalizar la campaña electoral: «Muy estimado amigo: Siguiendo órdenes de Falange Española me presento como candidato en la provincia de Valladolid y tengo el gusto de hacerlo saber particularmente a Ud. Soy bastante conocido por mis paisanos para que sea innecesaria mi caracterización por meras palabras. […]. Están Uds. hartos, con razón, de huecas promesas. Cada elección se ensayan nuevos hombres desconocidos para recibir nuevos chascos, y el campo no termina de sufrir desilusiones y descalabros. Ponga la mano en su conciencia y considere sin espíritu de pequeños compromisos quienes son los candidatos más a propósito para sentir y defender los intereses de la provincia y los nacionales. Es bien seguro que con ese puro criterio no dejaré de incluirnos a José Antonio primo de Rivera y a mi humilde persona entre los de su preferencia. 1000 Carta de Onésimo a Presidente de AP (20-01-1936), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 25. El cursiva es mío. 1001 Preston en su entrevista con Mercedes Sanz Bachiller, tuvo acceso a esta carta de la que hace referencia en su publicación; véase: PRESTON, Paul, Palomas de guerra, ob. cit., pp. 36-37 277 A mi jefe su apellido y su talento le abonan bastante. En cuanto a mí solo diré que soy en cuerpo y alma de mis paisanos los hombres del campo castellano y lo vengo demostrando con obras. Bien seguro estoy de no ser desairado por Ud., que sabrá hacer compatible cualquier inclinación de partido con la voz del deber y de la justicia. […] Con el deseo de estrechar su mano y servirle después de haber triunfado, me ofrezco su buen amigo y servidor»1002. Una vez más – se desconoce el remitente de la misiva – el vallisoletano fue incapaz de lograr un acuerdo, por lo que su candidatura en coalición tuvo que ser definitivamente descartada1003. Su participación – aún así obligada – en las elecciones fue por lo tanto como candidato independiente de Falange al lado, no podía ser diversamente, de José Antonio1004. Pero esto no era todo. Por aquel periodo parece que Onésimo pasara también por algunos apuros privados, así como se percibe desde los testimonios entrevistados por Mínguez Goyanes. Desde el punto de vista laboral, protagonizó un concurrido debate interno en el sindicato que veía inoportuna su candidatura en las elecciones y que casi acabó con su cargo de secretario; mientras que, desde el plano 1002 Este borrador (fechado el día 7 de febrero de 1936) fue redactado con papel serigrafiado proveniente del despacho de abogado de Onésimo. Es posible que esta carta fuera finalmente enviada al grupo local del Partido Agrario con el que Redondo tenía trato desde hace mucho tiempo y que también se presentaba en las elecciones. Cfr., Carta de Onésimo como candidato (07-02-1936), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 23. 1003 Prueba de ello es el testimonio de Francisco de Cossío, entonces director de El Norte de Castilla: «Entre mis recuerdos, sí quiero consignar la relación que tuve con José Antonio Primo de Rivera y Onésimo Redondo. Cuando éstos presentaron su candidatura por Valladolid, no encontraban en la Audiencia nadie que quisiese avalar su candidatura, […]. Cuando el periódico que regentaban los amigos de Gil Robles [Diario Regional] se negó a publicar sus manifiestos y sus notas electorales, no teniendo, como no tenían los falangistas, periódico al que dirigirse a la opinión, yo los acogí espontáneamente en El Norte de Castilla». Cfr., DE COSSIO, Francisco, Confesiones. Mi familia, mis amigos y mi época, Madrid, Espasa-Calpe, 1959, p. 338. 1004 Poco antes del comienzo de la primera vuelta electoral (16 de febrero), el núcleo de FE de las JONS de Valladolid editó un folleto que explicaba las razones de la postura del partido frente a la imposibilidad de tomar parte en la coalición nacional: «No ha habido Frente Nacional contra la revolución antiespañola. A la hora de formarle, una vez más los jefes de los partidos parlamentarios han despistado al país. No ha habido Frente Nacional, sino una pugna sorda por el reparto de puestos con arreglo a las menos ideales conveniencias. Todos los partidos con todos los pecados han tenido sitio en las candidaturas llamadas de unión de derechas: desde Cambó a los signatarios del Pacto de San Sebastián. Sólo no ha habido lugar para las falanges nacionales curtidas en la única lucha digna de tal nombre, la de la calle y la ofensiva, contra los revolucionarios antinacionales. El movimiento de juventud y plenitud española que dirige Primo de Rivera ha encontrado el veto para sus honestas aspiraciones – cinco, seis actas – y no ha conmovido a los caciques provincianos ni a los grandes jefes la autenticidad de nuestra fe española, la multitud de nuestros jóvenes ni la dignidad de nuestros veintiséis muertos por España. No ha sido posible la unión, ante la cicatería disimulada y dura de quienes a todas las horas hablan de sacrificios». Cfr., Carta a la provincia de Valladolid (Proclama elecciones 1936), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 1, nº 24. 278 político, tuvo una discusión con su viejo mentor, Ángel Herrera, al no aceptar un cargo que éste le había propuesto para probablemente desvincularse de Falange1005. A la hora de la verdad, el anunciado fracaso electoral no tardó en confirmarse1006. Con el resultado definitivo de las elecciones (26 de febrero) el resultado se convirtió en una categórica derrota para FE de las JONS y tras la segunda vuelta electoral (4 marzo), los resultados globales del partido apenas alcanzaron el 0,4% de los votos totales. José Antonio se había presentado en todas las provincias con candidatos falangistas, resultando ser en Cádiz donde obtuvo la mayoría (7.499) de sus apenas 18.844 votos; Onésimo Redondo en su feudo de Valladolid – y pese a que en esta ciudad habían ganado las derechas – había recogido tan sólo 5.435 votos (los otros 2.793 de Falange fueron por José Antonio), mientras Fernández Cuesta en Jaén, unos 6.136 votos. Los tres fueron los únicos en obtener resultados mínimamente apreciables, que sin embargo no fueron suficientes para otorgar al partido ni un escaño en el Parlamento1007. Con estos resultados el panorama político para la derecha radical era de lo más desolador. Falange había perdido incluso a su único representante en el Gobierno y su debilidad era ahora muy evidente. Cada vez más, se intuía que el síntoma del fracaso había sido no tanto la ineficacia propagandística o la discrepancia doctrinal con otros partidos, sino el simple hecho de que no había – lo afirma Sheelagh Ellwood – un “espacio” para el desarrollo del movimiento falangista. Esta condición correspondía sustancialmente a dos razones; «en primer lugar, el sistema democrático parlamentario aún servía los propósitos de la clase dominante de controlar el poder social, económico y político. Por lo tanto, hasta febrero de 1936, no se sentía ninguna necesidad de recurrir a métodos antidemocráticos como los que propugnaba FE de las JONS […]. En segundo lugar, dentro del sistema democrático, el espacio electoral a que sin embargo aspiraba la Falange estaba ya cubierto por otro partidos más antiguos»1008. 1005 En cuanto a la petición de Herrera Oria, parece ser que éste le propuso la dirección de la Sección Agraria de El Debate a la que sin embargo Onésimo jamás tomó parte. Y a parte de todo esto, según Mercedes Sanz, Redondo tuvo que encargarse también de algunas gestiones burocráticas para el sindicato en Madrid, hecho que le obligó a efectuar frecuentes desplazamientos a la capital y concretamente al Ministerio de Agricultura. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., pp. 47-48 (véase especialmente los testimonios de Mercedes Sanz, Javier Martínez de Bedoya y Gerardo Perdiguero). 1006 En una entrevista concedida por José Antonio a El Sol, su pronóstico preveía el triunfo de las derechas y en contraposición, la derrota de «las izquierdas quizá en desproporción a su fuerza real; es decir, que no van a tener los diputados que merecen. La opinión de derecha se haya empujada por el miedo, y esto la hará votar con pasión, con prisa». Cfr., «Elecciones y parlamento. Triunfarán las derechas, dice el señor Primo de Rivera», El Sol, 9 de febrero de 1936. 1007 GIL PECHARROMÁN, Julio, José Antonio primo de Rivera, ob. cit., pp. 392-393. 1008 ELLWOOD, Sheelagh, Historia de Falange Española, ob. cit., p. 72. 279 Tampoco nadie esperaba una debacle tan clara de los partidos conservadores; a pesar de la propaganda frentepopulista, centrada en la amnistía y la unión electoral en clave antifascista, «las derechas tenían la convicción de que iban a ganar claramente las elecciones, especialmente la CEDA, que con una inmensa maquinaria propagandística pensaba incrementar sustancialmente la minoría parlamentaria alcanzada en 1933»1009. Los grupos parlamentarios constituidos, aseguraron a las Izquierdas una mayoría parlamentaria incluso más fuerte que la de 1931, gracias a la obtención de 263 escaños frente a los 210 de las Derechas. Frente a semejante situación, «para la bases conservadoras, como para sus dirigentes, los resultados no reflejaban la realidad política de España, y mucho menos los intereses del pueblo español, de los que se consideraban fieles custodios. Los responsables del bloque derechista eludieron en la mayoría de los casos realizar una autocrítica ante su electorado. Algunos, incluso, cargaban las culpas casi exclusivamente sobre factores que, como el papel desempeñado por los portelistas y progresistas en algunas provincias, eran externos a la coalición»1010. Diferente fue sin embargo la reacción de los falangistas. En un comunicado del 21 de febrero José Antonio hacía una lúcida reflexión sobre el papel de su agrupación durante la época electoral, señalando que aún así Falange «No esperaba obtener puesto alguno»1011. Y tras indicar la ineptitud de izquierdas y derechas, haciendo hincapié en los dos bienios pasados, imponía las bases de la inmediata estrategia que se planteaba en el seno del partido: «Todos los jefes territoriales, provinciales y de las J.O.N.S. cuidarán, ahora más que nunca, de mantener la línea ideológica y política del Movimiento, en forma de impedir a todo trance su confusión con los grupos de derecha. […] : 1º.- Los jefes cuidarán de que por nadie se adopte actitud alguna de hostilidad hacia el nuevo Gobierno ni de solidaridad con las fuerzas derechistas derrotadas. Nuestros centros seguirán presentando el aspecto sereno y alegre de los días normales. 1009 CARO CANCELA, Diego, «¿Por qué perdieron las Derechas las elecciones de 1936?», Revista de Historia Contemporánea, nº 9 y 10 (1999-2000), p. 339. 1010 PECHARROMÁN GIL, Julio, «El alfonsismo radical en las elecciones de febrero de 1936», Revista de Estudio Políticos, nº 42 (1984), p. 130. 1011 «Instrucciones a todas las jefaturas territoriales, provinciales y de las JONS», reproducido en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras Completas, ob. cit., p. 891. 280 2º.- Nuestros militantes desoirán terminantemente todo requerimiento para tomar parte en conspiraciones, proyectos de golpe de Estado, alianzas de fuerzas de orden y demás cosas de análoga naturaleza. 3º.- Se evitará todo incidente; para lo cual, nuestros militantes se abstendrán en estos días de toda exhibición innecesaria. Ninguno deberá considerarse obligado a hacer frente a manifestaciones extremistas. Claro está que si alguna de éstas intentara el asalto de nuestros centros o la agresión a nuestros camaradas, unos y otros estarían en la obligación estricta de defenderse con la eficacia y energía que exige el honor de la Falange. 4º.- A los que soliciten el ingreso en nuestras filas y se hallen en situación económica acomodada, se les deberá exigir una cuota de incorporación no inferior a quince pesetas; 5º.- De ninguna manera se conferirán puestos de mando a los afiliados de nuevo ingreso, en tanto no lleven, por lo menos, cuatro meses en la Falange y hayan acreditado suficientemente completa compenetración con su estilo y doctrina»1012. Con esta circular el jefe nacional lanzaba un desafío al mundo político español señalando, con voluntad de provocación, la nueva fase de agitación que el falangismo protagonizaría en los siguientes meses. El jefe actuó así indicando que lo más urgente era sacar de inmediato a FE de las JONS de la grave derrota derechista, ensalzando sus cualidades y su autonomía frente al conjunto conservador; y dos días después, enunciaría a través del órgano Arriba: «Nuestra posición en la lucha electoral nos da motivos para felicitarnos una y mil veces. Nos hemos salvado a cuerpo limpio del derrumbamiento del barracón derechista. Hemos ido solos a la lucha – y por ello – ya no habrá más que una solución: la nuestra. Habrá sonado, redonda, gloriosa, madura, la hora de la Falange nacionalsindicalista»1013. Lo que dejaron en evidencia las elecciones de febrero 1936 era que el país se encontraba dividido en dos claros bloques, cada vez más enfrentados y consecuentemente en rápida fase de radicalización1014. La alternativa falangista obtuvo alguna ventaja de esta 1012 Ibídem, pp. 892-893. «Aquí está Azaña», Arriba, nº 33, 23 de febrero de 1936. 1014 Una radicalización que sin embargo no había logrado hacerse con los votos de las masas que seguían dando su apoyo a las grandes coaliciones, excluyendo del Parlamento ‘otros radicales’ como la Falange; como afirma Concepción del Olmo, «mucha menos fuerza tienen los nacientes grupos pro-fascistas pese a la sistemática elección del valenciano José María Albiñana Sanz»; haciendo de Falange, especialmente del grupo vallisoletano, un aglomerado «que limita sobremanera sus comparecencias electorales y no 1013 281 situación gracias a nuevas adhesiones que, a partir de aquel mes, fueron incorporándose a sus filas. Según algunos colaboradores de Onésimo, también en Valladolid hubo un modesto aumento de los afiliados, que perduró con altibajos también durante la etapa de la clandestinidad1015. No obstante la situación del partido fue empeorando días tras día. Entre finales de febrero y comienzos de marzo, «la actividad falangista, con su correlato de enfrentamientos y represalias con las izquierdas, provocaría una acción contundente del nuevo gobierno contra la organización»1016. El día 12 de marzo, el catedrático socialista Luis Jiménez de Asúa fue víctima de un atentado en el pleno centro de Madrid en el que falleció su escolta Jesús Gisbert1017. El acto ocasionó una auténtica conmoción entre la opinión pública y muchos fueron los que indicaron que los responsables pertenecían a las ramas más radical de la extrema derecha, y concretamente a Falange1018. El aumento de los enfrentamientos callejeros y el desafortunado episodio de Jiménez de Asúa, fueron los pretextos que el nuevo Gobierno buscaba para denunciar la actividad de los extremismos derechistas1019. El 14 de marzo, poco antes de la definitiva acusación por el “caso Asúa”, la Dirección General de la Seguridad ordenó la clausura de todos los centros de FE de las JONS, además de ordenar la inmediata detención de la cúpula dirigente. Al igual que José Antonio, Onésimo fue llevado a comisaría el mismo día 14, siendo puesto en libertad pocas horas después1020. A los tres días, su detención fue definitiva, hallándose a última hora de la mañana en el célebre café “Cantábrico” próximo a la Plaza Mayor, lugar donde solían reunirse los falangistas vallisoletanos. De allí fue trasladado nuevamente a comisaría, donde se procedió a registrar sus datos personales, tomar una muestra de sus huellas dactilares y proceder a su ingreso en la despierta sino indiferencia en las coaligadas». Cfr., DEL OLMO MARCO María Concepción, Voluntad popular y urnas, ob. cit., p. 225. 1015 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., pp. 49. 1016 THOMÀS, Joan María, Lo que fue la Falange, ob. cit., pp. 60. 1017 En ABC al día siguiente apareció una crónica detallada de los hechos: «Un agente de policía muerto en un atentado», ABC (Madrid), 12 de marzo de 1936, p. 32. 1018 «Cuatro estudiantes afectos a Falange Española tomaron el acuerdo de cometer un atentado en la persona del catedrático de Derecho penal, Sr. Jiménez Asúa. Este lo motivó un deseo de tomar venganza por la muerte en el pueblo de Amoradiel (Toledo) de unos afiliados a Falange Española». Cfr., «Del atentado en que resultó victima el agente señor Gilbert», ABC (Madrid), 19 de marzo de 1936, p. 22. 1019 La atención del Gobierno no estaba únicamente enfocada a Falange, sino adoptó semejante postura con muchos órganos de la propaganda conservadora; véase al respecto: SINOVA, Justino, La Prensa en la Segunda República, ob. cit., pp. 397-398. 1020 Meses antes, según Areilza, había pronunciado unas palabras que se revelaron muy acertadas: «si triunfa el Frente Popular iremos todos a la cárcel al día siguiente». Cfr., DE AREILZA, José María, Así lo he visto, ob. cit., p. 145. 282 cárcel provincial ejecutado el día 201021. Pocas horas antes de la detención, había escrito un artículo (enviado después a Diario Regional) en el que informaba a los suyos de no alarmarse por esta disposición gubernamental: «Falange Española ha facilitado una nota, según la cual la suspensión del funcionamiento de dicha entidad es una medida provisional dictada por el Juzgado, y quedará sin efecto tan pronto como la Audiencia, en el juicio oral que se celebrará en breve. […] Recomienda a los afiliados que se mantengan serenos y confiados en la Justicia»1022. El día 26, tras nuevos registros policiales, otros cuarenta y uno falangistas ingresaban en la cárcel provincial de Valladolid y buena parte de ellos, junto con Onésimo, permanecerán allí hasta el mes de junio1023. Descabezado el partido y puesta una orden de suspensión sobre la propaganda periodística, el gobierno vaticinó el fin de las disputas callejeras. Sin embargo la situación no iba a cambiar mucho; durante toda la primavera los disturbios y las órdenes judiciales fueron sumándose a los encarcelamientos1024, de los que el mismo Redondo dejó un testimonio directo. 6. El ’ltimo Caudillo : de la cárcel a la muerte 9 6. 6.2.1. Unos meses como detenido: la vida del jefe y de sus acólitos en la cárcel. La detención de buena parte del grupo falangista vallisoletano fue ejecutada a partir de finales de marzo. El mismo jefe territorial Redondo, había sido encarcelado desde el día 20, permaneciendo – como comentaría Conrado Sabugo – bajo un «régimen 1021 En el archivo familiar se conservan intactas las dos cédulas de ingreso en prisión, correspondientes al orden 3.497, legajo 239, expediente 16. Entre los datos señalados, se confirma su profesión como abogado y entre las observaciones se comenta su afiliación a FE de las JONS. En el retro titulado “Antecedentes”, fue inscrita la fecha y el motivo de ingreso en la cárcel: «20.3.1936 Ingresa cárcel orden Gob.[Gobernador] civil virtud Ley O,. [Orden] Público». En la otra ficha, se conservan sus huellas dactilares impresas. Cfr., Personal de Onésimo Redondo y cédulas (1932-1936), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre M, nº 1 y 2. 1022 «Un nota de Falange Española», Diario Regional, 20 de marzo de 1936. 1023 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., pp. 50. 1024 La Falange se comunicó hacia el exterior de la cárcel sobre todo a través de las páginas de Diario Regional, así como lo ha analizado el historiador vallisoletano PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., pp. 103-104. 283 penitenciario de vigilancia excepcional»1025. A comienzos de abril, una vez puesta a la mayoría de los falangistas tras las rejas, Onésimo empezó a organizar su vida como detenido en previsión de permanecer allí un tiempo más o menos largo1026. Al respecto, parece un tanto excesivo el comentario de Sabugo – sin duda inducido por su simpatía con la causa falangista – cuando refiere que el jefe vallisoletano, convirtió “el calabozo en una excelente plataforma publicitaria”1027. Las fuentes encontradas en el archivo familiar, han demostrado que Onésimo tuvo efectivamente un papel muy importante a la hora de mantener unidos a los suyos, pero poco pudo hacer por el partido, por lo menos durante su encarcelamiento1028. Aproximadamente a las dos semanas de su detención, Onésimo respondió al primer comunicado del jefe nacional retransmitiéndolo entre sus acólitos en libertad y exigiendo la supervivencia de Falange en la clandestinidad1029. Para gestionar de la mejor forma posible todos los asuntos que le correspondían, mantuvo una correspondencia muy estricta con su mujer, los colaboradores del Sindicato y algún destacado falangista local, además de realizar algunos envíos a José Antonio y su Conrado Sabugo Collantes fue conocido como el “carcelero falangista”, ya que éste ejerció durante mucho tiempo como funcionario de prisiones. He encontrado una referencia sobre él en la revista Vida Penitenciaria, en la que aparece en un listado que certifica su actividad laboral como guardia carcelaria («Nuestra iniciativa de homenaje a D. José de las Heras», Vida Penitenciaria, año III, nº 78 (agosto 1934), p. 8). Es probable que éste prestara servicio en la cárcel provincial de Valladolid, ya que la correspondencia de Onésimo con su mujer demuestra que efectivamente hubo un apoyo interno. Sabugo colaboró en ayudar al jefe local en su necesidad de hacer circular misivas enviadas a Diario Regional, a los falangistas en libertad e incluso a su mujer. Tras el 18 de julio, Sabugo ingresó oficialmente en Falange protagonizando no pocos actos de desorden e incluso enfrentándose con destacados falangistas locales como Antonio Tovar. Por este hecho, Girón de Velasco le apartó de sus cargos y le trasladó a la provincia de Palencia permaneciendo durante un tiempo oculto a la autoridad del bando nacional. Existe un testimonio suyo publicado en la obra de Riesco; véase «La prisión de Onésimo Redondo en Valladolid», en JERÉZ RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p. 133. Al respecto, no he podido aclarar el origen de este testimonio. 1026 El 23 de marzo, teniendo conocimiento de su detención, le escribió Primo de Rivera: « Siento tu detención y te acompaño en ella mentalmente con el espíritu dispuesto por la semejanza de mi situación. Supongo, sin embargo, que en la cárcel de Valladolid estarás peor que en ésta: aquí, en realidad, los presos políticos lo pasamos bastante bien, en una vida ordenada y tranquila muy conveniente para nuestra salud. […] Gracias a Dios la Falange se mantiene en la calle honrosamente. Sólo ella, en medio del achicamiento general, ha elevado el decoro público de los españoles. Sin su decisión combatiente la ola comunista hubiera sido mucho más rápida, pues lo que le ha contenido ha sido el temor de un contragolpe en el que los nuestros podían haber tenido mucha parte». Cfr., «Carta de José Antonio a Onésimo Redondo (23-03-1936)», reproducido en AA.VV., Obras Completas de José Antonio Primo de Rivera [online], URL: http://www.rumbos.net/ocja/jaoc_ep4.html#083 [consultado el 20/09/2013]. 1027 Ibídem, p. 134. 1028 Durante el primer periodo, intentó defender al falangismo vallisoletano de los ataques recibidos por los ambientes izquierdistas o por algunos órganos de prensa, intentando que Diario Regional le dejase un espacio donde contrarrestar semejante acusaciones. En una carta enviada a su mujer, citaba a Sabugo como enlace con el periódico: «te envío un articulillo para que le remitas a “D. Conrado Sabugo”- Diario Regional, ahora». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 1 (sin fechar), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1029 PAYNE, Stanley G., Franco y José Antonio, ob. cit, p. 316. 1025 284 hermano – enlace con el ambiente conspirativo – Fernando Primo de Rivera1030. Mercedes Sanz, la mujer de Onésimo, visitaba con frecuencia casi diaria la cárcel donde estaba su marido; la razón principal era que Onésimo pudiera ver a sus tres hijos, María de las Mercedes, Pilar y el pequeño Onésimo, que fueron objeto de mucha atención y que revelan el lado más paternal (y sin duda más desconocido) del mismo1031. Como veníamos diciendo, Mercedes representaba el contacto más seguro de este periodo, ya que su continua entrada y salida desde la cárcel le permitía no sólo atender al marido en sus necesidades, sino organizar la correspondencia con su hermano Andrés y otros conocidos vinculados al falangismo. Una de las primeras cartas enviadas por Onésimo a su mujer, bien evidencia el estado de confusión que existía alrededor de su condición de preso político, poniendo de manifiesto los difíciles momentos que la pareja sufría: «Acepto por descontado y por adelantado que todos me traicionen y me vendan, que en los momentos críticos me burlan con el polvo y en el olvido. Pues bien: nada me mueve a rectificar. Sea lo que Dios quiera. […] No me tengas por tan héroe y hombre de grandes méritos que no merezca el desprecio de algunos. […] Ya se llegará el momento de mi libertad. Hazte un poquitín más a la ausencia. Trata mucho con Andrés [Redondo], te lo ruego y te lo mando. Cuéntale todo y vete muchas veces si puedes a verle. No te preocupes por cómo saldrán las cosas sino haz cada día lo que puedas y se te ocurra que es bueno. Trata con mucha caridad y condescendencia a los chicos»1032. 1030 Se conserva una considerable cantidad de cartas y folletos que Onésimo intercambió con su mujer durante los meses de detención. Lo mismo ocurre por la correspondencia enviada a los falangistas y los miembros del Sindicato aunque en su mayoría se trata de borradores que no siempre pudieron ser entregados. Se rectifica aquí el agradecimiento a Doña María de las Mercedes Redondo Sanz-Bachiller por haber permitido el estudio de esta valiosísima documentación totalmente inédita hasta hoy. En cuanto a algún dato técnico, estamos hablando de casi un centenar de cartas que fueron redactadas entre el 5 de abril y el 18 de julio de 1936, entre Valladolid y Ávila. Muchas de las cartas no han sido fechadas por lo que ha sido muy complicado en algunos casos poner un orden efectivo; aún así se ha podido organizar una catalogación provisional. La división de este conjunto documentario ha sido realizado de esta forma: APMR, caja 2, carpeta 1, (cojunto) nº1 > “Cartas a Mercedes Sanz Bachiller (cárcel 1936)”; (conjunto) nº2 > “Cartas a Otros (FE-JONS), Fernando y José Antonio Primo de Rivera, Sindicato (cárcel 1936)”. 1031 Haré una única referencia sobre este aspecto, para salvaguardar la intimidad familiar; un ejemplo de ello es una carta sin fechar, escrita entre abril y mayo: «Ya te dije ayer lo grandiosa que me habrá resultado la visita de mis criaturillas […]. – Hablando de uno de los hijos – Me contagió con su alegría mimosa y chocante. Chocante por verla reír así en la cárcel; ¡Qué color y que salud!». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 1 (abril-mayo 1936?), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1032 Carta de Onésimo a Mercedes (5-12 abril), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 285 Desde la correspondencia se entiende que entre las ayudas recibidas también estuvo la de su hermano Andrés quién, en más de una ocasión, intentó sacarle de la cárcel1033. Pero pese a las alusiones a una improbable amnistía, todos sabían que sólo gracias a la intercesión de algún miembro del Gobierno se habría logrado la disminución de la pena o la inmediata excarcelación, así como se lo comentó Onésimo a Mercedes: «Queridísima Mercedes, Desde ayer estamos vueltas a la ilusión de salir libres. Supongo habrás oído rumores, por haberte dicho que levantarán el estado de alarma. De cualquier modo no tengo demasiadas esperanzas porqué los mayores absurdos y atropellos se pueden esperar de esta clase de gente. Deseo ardientemente salir por vosotros. Aunque me mientan después, daría cualquier cosa para veros unos días. […] Ya sé que Andrés iba hoy a Madrid. Supongo que entre otras cosas tratará de lo mío: entiéndase que no vivo pensando en ello ni esperanza formal de que se arregle […] Que haga Andrés toda la fuerza que pueda, visitando a cuantos sea preciso. Te lo digo por si hablases por teléfono. Y que recuerde la forma en que yo los contaba y planteaba en mi carta»1034. Pese a los asuntos personales y familiares, Onésimo estuvo también pendiente del Sindicato Remolachero que, una vez más, se encontraba sin su secretario. Luis Carretero, viejo exponente del sindicato1035, sería quién se encargó, junto a un incansable Tomás Bulnes, de arreglar sus gestiones1036. Y por lo visto, algunas de las reuniones entre Redondo y los sindicalistas pudieron realizarse incluso en la propia prisión1037. Al igual que las cartas escritas durante la época del noviazgo (1930), las cartas enviadas desde la cárcel presentan algunas similitudes que siempre caracterizaron a Redondo, 1033 Goyanes afirma que en un principio (las primeras semanas) fue el único en poderle visitar, hasta que la prohibición se suavizó; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., pp.50-51. 1034 Carta de Onésimo a Mercedes (13 abril), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1035 Luis Carretero y Nieva (autor de La cuestión regional de Castilla la Vieja (el regionalismo castellano), Segovia, San Martín, 1918) había sido el fundador de la corriente del “carreterismo”, (pensamiento regionalista-castellanista), además de colaborador de Onésimo en el Sindicato Remolachero. 1036 «Carretero: Me haga el favor de sacar de acuerdo con Macrino, una relación de las deudas de quienes han metido trigo, con expresión de las cantidades de trigo ingresadas a cuenta. Y aparte los que han afectado el trigo del año pasado para lo mismo». Cfr., Carta de Onésimo a Carretero (7 abril), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 2. 1037 Lo aseguró el propio Bulnes a Goyanes en una entrevista; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 51. 286 como por ejemplo la profunda espiritualidad de sus reflexiones. Por ejemplo, coincidiendo con la festividad religiosa de la Pascua de 1936, escribía a Mercedes: «Ahora es Semana Santa: Dios padeció mucho más con muchas menos causa. Tú pide el pan de cada día, confía y basta. Duerme bien y compadece a todos los pecadores: a todos. Aunque conquisten naciones e imperios. Nadie cree y espera en Dios como El quiere que se crea y espere. Y nosotros tampoco»1038; y lo mismo hacía en el intento de eludir la angustia sobre su porvenir: «si otra cosa sucediera, será sin duda porque Dios lo dispone. En ese caso me basta contigo y con mis niños – como ahora también – para ser feliz»1039. Sin que recibiera muchas novedades sobre lo que ocurría fuera de la cárcel, Onésimo llegaba a cumplir su primer mes como detenido1040. Su fama de ser el jefe de los fascistas locales, en una Valladolid cada vez más radicalizada, no le ayudó a mejorar su condición de preso1041, llegando incluso a perjudicar las visitas de su mujer en la cárcel1042. Tampoco había mejorado su control sobre el núcleo falangista local que, frente al difícil momento y huérfano de sus dirigentes, parecía haber vuelto a la indisciplina que recordaba el periodo del exilio portugués: «Recibo tu carta y me alegra que a pasar de tu tristeza – natural – me escribas con ánimo. Dios nos compensará, no lo dudes. = Haz poco caso a estas cosas del partido. Es que no me conocen. Son errores, y nada más. Mantenidos, claro está, por gente de mal espíritu. Pero peor sería que no se ocuparan de mí aunque sea para mal, es que me dan importancia. Cuando me conozcan – o cuando por fuerza me conozca el público, se desvanecerá la obra de las malas lenguas1043. 1038 Carta de Onésimo a Mercedes (5-12 abril), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. Carta de Onésimo a Mercedes, 5 (sin fechar), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. Hay una carta que corresponde (con toda probabilidad) al día 12 de abril (Domingo de Resurreción) en la que Onésimo escribe: «Hoy empezó a hacer un buen día de Pascua. [Hice] un baño de sol en el patio, de medio cuerpo. Una vida muy sana, pero ya demasiado larga. Sale el correo. Adiós; Muchos abrazos, Onésimo». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, SIN3 (abril?), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1040 «Ayer cumplió el mes de nuestro arresto»; cfr., Carta de Onésimo a Mercedes (20 abril), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1041 Según Conrado Sabugo, entre otros, el semanario socialista “Adelante” «protesta, con grandes caracteres tipográficos, de que aun haya gentes que se atrevan a enfrentarse con la República», refiriéndose al grupos falangista local. Cfr., JERÉZ RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.134. 1042 « Ya ví, y me gustó, que no hacías ningún caso a las desgraciadas que nos insultaban; ¡Pobre gente! Pero por eso no tengas cuidado ni dejes de venir algún día con los niños»; cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 3 (sin fechar), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1043 Carta de Onésimo a Mercedes, 5 (sin fechar), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1039 287 El peso de la responsabilidad política que Redondo había adquirido en su permanencia al lado de José Antonio se había ahora convertido en una misión que, según la interpretación doctrinal del mismo, iba más allá de las exigencias del partido. Su credo y su lucha, convergían en un único estilo de vida, una especie de idiosincrasia políticoreligiosa que tenía que ser defendida hasta el final: «No quiero volver a tratar de lo que pones en tu carta sobre retirarme de la política. Me parece tan absurdo proyectar ahora esa idea – sobre todo por espíritu de timidez – que no merece discusión. Y en cuanto a las razones a que te refieres, no comprendo cómo tú me dices que “soy inocente”, “que no me doy cuenta”. De sobra me doy cuenta y me la vengo dando hace años: tú lo sabes. Pero no se trata de darse cuenta, sino de que los hombres sean mejores y yo entre ellos. […] Todas las obras hechas por el hombre en gracia de Dios son agradables a El, siempre que sean lícitas. ¿Y quién duda que es lícito obrar como lo hago? Bien sabes que no atiendo nunca la política tanto que abandone mis deberes profesionales: al contrario sí que ha sucedido con frecuencia. Luego no hay falta; luego es otra obra o trabajo más que al alma beneficia, éste de luchar contra el marxismo y predicar lo bueno con la palabra, el ejemplo o la pluma. Caer en misión es cosa necesaria: quiero decir que la lucha por el bien lo hace necesario. Que sea yo o sean otros es lo que queda en nuestra voluntad determinarlo. Pero ¿es admisible que cada uno huya por su parte, procurando corra la redención a cargo de los demás? Sé que todas estas cosas te parecen rectas e incontestables. Pero sé también que no ves claro, a pesar de ello, que yo me sacrifique tanto para esperar tan poca recompensa, y que por otra parte la atención de la familia es en mí cosa más apremiante que en muchos otros. A esto no se puede contestar, sin embargo, que hago mal en exponerme. Sino que hemos de entregar a Dios nuestras cuitas con la seguridad de salir con buen saldo. La calidad de los males y peligros para la justicia, para el pueblo y para la fe, pide en efecto sacrificios y confianza. No se habría hecho nada en la vida de la Humanidad, ni el Evangelio se hubiera extendido, si – tanto clérigos como seglares – no hubiesen ofrecido en todos los tiempos a Dios mucho más de lo que yo ofrezco. Yo no me figuro a la providencia ni a Cristo si se me quiere persuadir de que servir es guarecerte y callarte en estos tiempos»1044. 1044 Carta de Onésimo a Mercedes, 7 (sin fechar), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 288 El caudillo vallisoletano respondía así a su mujer, en el intento de ocultarle las que cada vez con más evidencia serían las intenciones de la cúpula falangista a partir del encarcelamiento de sus dirigentes1045. Pese a la desesperada situación, entre abril y mayo, algunos falangistas – concretamente los que no cubrían cargos importantes en el seno del partido – lograron salir de la cárcel, mientras los demás permanecían en una situación de espera que no hizo sino calentar más los ánimos1046. Por otro lado, la rutina semanal era interrumpida sólo por las breves visitas de familiares y los frecuentes traslados a la Audiencia provincial1047. Preocupado por la tensión que se respiraba por la ciudad, Onésimo, que ya había encargado al hermano de auxiliar a su familia1048, aconsejó a Mercedes ir una temporada a Quintanilla, donde la situación era más tranquila1049. A finales de abril, tras haber establecido una red de contacto con el exterior suficientemente segura, Onésimo escribió al jefe nacional. Lo hizo con cierta urgencia, ya que empezó a sospechar de la existencia de ciertas “ideas secesionistas” que quiso solventar lo antes posible: «Con esta fecha remito al Jefe Nacional de Falange Española de las JON-S, José Antonio Primo de Rivera, una carta que dice así: Estrictamente confidencial. 1045 Según circular escrita por José Antonio y dirigidas a todos lo jefes el día 20 de marzo: « Primero. Se procederá a la organización clandestina, conforme al sistema celular, de la Falange. / Segundo. La sustitución inmediata de los jefes presos, apelando a la base, conforme al sistema de renovación de las J.O.N.S. / Tercero. La revisión, uno por uno, de los elementos y la movilización de toda la Falange. […] / Séptimo. Pasar a la ofensiva. / Octavo. Procurar armas y medios de transporte». Cfr., «Circular reservada por los jefes», reproducido en URL: http://www.rumbos.net/ocja/jaoc2165.html [consultado el 20/09/2013]. 1046 «Los detenidos gubernativos, fuera de mí y unos cuantos, sí que irán saliendo. Ayer marcharon los de un pueblo y espero que hoy marcharán los de otro. En cambio a Rosario [Pereda], que no se mete en nada, ya ves como no la sueltan. Son determinaciones y modos de gobierno que no varían mientras no cambie el gobierno. Supongo que leerás u oirás que la situación es muy poco estable, singularmente por las luchas atroces de las organizaciones obreras entre sí. La C.N.T. se lleva a todos los obreros y no deja vivir al Gobierno. Es inevitable un cambio relativo o absoluto en pocas semanas. Inevitable». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 6 (sin fechar), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1047 «Hoy también te he mandado una [carta] por un chico que iba en libertad. Era para avisarte que en lugar de hoy comunicaremos mañana. Aunque sea por dos rejas debes venir. A mí me gustará. No seamos sensibleros aunque la pena y la dureza de las cosas nos are en el alma. También te decía que el día 27 tendré una y estaremos como de costumbre en la Audiencia»; cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 2 (entre 2-16 mayo), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1048 Mercedes y los hijos fueron frecuentes huéspedes de Andrés en este periodo, por lo menos a partir del 20 de abril; al respecto comentaba Onésimo: «Supongo te encontrarás bien en casa de Andrés. Háblame de todo»; cfr., Carta de Onésimo a Mercedes (20 abril), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1049 «Supongo que todo el campo estará magnifico en Quintanilla. Falto de carta tuya. ¿Qué te escribiré? Estoy estudiando bastante. ¿Me permites que hoy no me alargue mucho? Quiero verte muy pronto y a mis hijos. A ver si tenemos una buena comunicación cualquier día de estos». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes (17 mayo), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 289 Sr. D. José Antonio Primo de Rivera. Mí querido Jefe y amigo: Para salvar mi responsabilidad a partir de esta fecha, me veo en la obligación de comunicarte que la conducta y manera de ser del camarada Fernando [de] Alzaga1050 han despertado la repugnancia y el temor por parte de los camaradas que en esta han llegado a conocerle, y singularmente de los más decididos y abnegados. Uno hoy mi opinión a la de los camaradas a que me refiero, y te pongo sobre aviso por si crees conveniente meditar sobre esta carta. Siempre a tus órdenes y con el máximo afecto te saluda – Onésimo Redondo – Firmado. Cárcel de Valladolid, 25 abril 1936 ¡Arriba España! Somos conformes con el contenido de dicha carta para el Jefe Nacional. Cárcel de Valladolid, 27 de abril de 1936 Redondo Carrascal Arturo Ramos Anselmo de la Iglesia Perdiguero [siguen otras dos firmas indescifrables, ndr]»1051. Tras recibir el comunicado de los vallisoletanos, Primo de Rivera respondió desde la cárcel Modelo en Madrid, pero la carta – ocurría con frecuencia – se perdió. Volvió a contestar el 16 y el 19 de mayo, recibiéndose por fin las dos misivas; en una afirmaba que no se preocupara del camarada mencionado ya que era persona de fiar 1052, mientras en la otra se pedía que todos los fondos recibidos por las distintas JONS provinciales, 1050 Fernando de Alzaga Rubio; de él sabemos que su nombre apareció entre aquellos que recibieron el “Expediente de recompensa” de la Primera Línea – la más alta condecoración de Falange – en la primavera de 1935: «2º Que han realizado hechos distinguidos y se han señalado durante más de seis meses por su comportamiento ejemplar los camaradas de la misma J.O.N.S. […] Fernando de Alzaga, […]. En méritos de todo lo dicho y de acuerdo con lo que establecen los artículos 11º, 8º y 5º del reglamento de Recompensas, esta Jefatura Nacional resuelve lo siguiente: […] 2º Se concede el Aspa Blanca a los camaradas Ángel Veglisson, Manuel Valdés, Fernando de Alzaga, […]. Madrid, 18 de junio de 1935. El jefe nacional, José Antonio Primo de Rivera». Reproducido en «Expedientes de recompensas», URL: http://usuarios.multimania.es/historia_falange/expedientes.htm [consultado el 06/11/2013]. 1051 Carta de Onésimo a José Antonio (27-4-1936), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 2. Se trata de un borrador. 1052 «Por si mi carta se perdió definitivamente y por si ésta, que te envío por otro conducto, llega a su destino, te diré que mi consejo, en sustancia, era que tomases precauciones contra los rumores alarmistas y las tendencias difamatorias a que se inclinan muchos en esta época de nerviosismo. Te decía, y repito, que el camarada a quien te referías tiene una hoja de servicios excelente y que ni tú ni yo debemos dar oídos a ninguna especie contra él sin pruebas terminantes». Cfr., «Carta de José Antonio a Onésimo Redondo (16-05-1936)», reproducido en AA.VV., Obras Completas de José Antonio Primo de Rivera [online], URL: http://www.rumbos.net/ocja/jaoc_ep5.html [consultado el 21/09/2013]. 290 confluyesen en una reserva para el movimiento1053. Respecto al primer asunto, a los pocos días se desmintió todo tipo de escisión ya que Manuel Mateo (dirigente de las CONS y encargado directamente por José Antonio), en una visita a Valladolid, transmitió a algunos falangistas locales el resultado de sus investigaciones en el seno del partido1054. Mientras tanto en la cárcel provincial se sucedieron una serie de episodios marcados por la iniciativa del mismo Redondo. A mediados de mayo, el jefe falangista instigó una huelga de hambre como respuesta a la negativa de poderse celebrar misas en el edificio penal. Según Collantes, la huelga duró cinco días1055, mientras que Onésimo aseguró a su mujer que había estado exactamente «75 horas sin probar bocado alguno»1056. Por lo visto, «inverosímilmente, de Madrid se autorizó el derecho de los presos a oír la santa misa y para este servicio religioso llegaron a la cárcel los jesuitas P. Juan Lozano y P. Xavier Baeza»1057. El resultado de la huelga supo literalmente a victoria, después de tantos días de inactividad en la cárcel. Un renovado Onésimo, recuperado del esfuerzo, no sólo se alegraba por el éxito de la huelga, sino reanudaba sus esperanzas; sabía que su salida de la cárcel era una cuestión de paciencia y por ello, había que esperar al momento adecuado: «Mañana por fin tenemos misa. Supongo que comulgarán casi todos los nuestros. Hoy se rumorea que van a levantar el estado de alarma. Yo sigo sin creer en nuestra próxima libertad, ni tampoco en que restablezcan las garantías. Tiene que pasar algo más de tiempo. En los pueblos parece que hay una reacción formidable, 1053 «Carta de José Antonio a Onésimo Redondo (19-05-1936)», reproducido en AA.VV., Obras Completas de José Antonio Primo de Rivera [online], URL: http://www.rumbos.net/ocja/jaoc_ep5.html#097 [consultado el 23/09/2013]. Se habló también de la posibilidad, para el jefe nacional, de obtener nuevamente la inmunidad parlamentaria por repetirse las elecciones en Cuenca, aunque finalmente no se pudo añadir su candidatura. 1054 Fue Narciso Perales el que comunicó a Onésimo de la visita de Mateo; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 51. 1055 En JERÉZ RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.136. 1056 Aparentemente los ‘huelguistas’ obtuvieron cuanto deseado: «Ya estarás más tranquila porque hoy hemos comido. Cuando vino [Faustino] Belloso con la noticia de que habías dado palabra al Gobernador de suspender nosotros la huelga del hambre, lo acordamos […] – y respecto a la huelga, comentaba Onésimo – Puedes creerte que se resiste bien. Sensación de debilidad, pesadez de cabeza y algunos ratos de estómago y nada más. Las dos últimas noches hemos dormido mal. Algunos kilos habré bajado »; cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 9 (mayo 1936), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1057 En JEREZ DE RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.136. Collantes Sabugo, afirmó que también intervino el “párroco de San Pedro [Apóstol], don Ricardo Núñez”. 291 incluso temerosa. Es una gran novedad. Así se puede hacer frente incluso al soviet. […] Hacemos una vida muy higiénica: duchas frías y baños de sol a diario. El espíritu y la armonía sigue[n] muy bien. Abrazos a todos, Onésimo»1058. Sin embargo la tranquilidad en la prisión no solía durar mucho; otro momento de tensión se vivió durante el mes de mayo, posiblemente en los primeros días, cuando los socialistas y los falangistas retenidos en la cárcel dieron vida a un auténtico altercado. La cercanía con la que vivían los presos, amasados en celdas y patios, a menudo originaba enfrentamientos, pero nunca de la intensidad como de aquel día; confesó Onésimo el día después: «Ayer hubo un lio importante aquí. Por una equivocación entendimos que habían pegado a algunos de los nuestros los socialistas. Y se lanzó un tropel de chicos al dormitorio de ellos; haciendo varios destrozos y pegando a algunos. Todos están castigados a dormir en un dormitorio subterráneo de donde no han salido en todo el día. Yo me he librado por estar malo. = La cosa es de mucho aparato pero no de gran importancia»1059. Fue este uno de los tantos episodios de lucha interna que protagonizaron los detenidos de ambos bandos, así como también refiere Mínguez Goyanes al referirse a un caso parecido1060. La actividad de Onésimo en la cárcel, aunque clandestina, fue sorprendentemente incesante. De la misma forma que Primo de Rivera en Madrid, el vallisoletano se esforzaba por gestionar los asuntos del partido desde la cárcel y sorprendentemente, FE de las JONS «experimentó la etapa de mayor crecimiento numérico. Pues el triunfo del Frente Popular no había hecho sino ratificar la creencia de amplios sectores conservadores […] en la inminente llegada de una revolución comunista»1061. Los preparativos a la insurrección general seguían; además de supuestos contactos con 1058 Carta de Onésimo a Mercedes, 7 (entre 17-30 mayo), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. Carta de Onésimo a Mercedes, 12 (mayo 1936?), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1060 El testimonio fue de Carlos Ojeda de la Riva: «El día 2 de mayo Onésimo dio una charla a los falangistas haciendo referencia a la significación de ese día. Algunos presos comunes intentaron boicotear el acto. Los falangistas les persiguieron por los corredores de la prisión, y mal lo habrían pasado los comunes si la policía no hubiera intervenido». Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 51. 1061 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit, p. 217. 1059 292 militares locales1062, Redondo se dedicaba a mantenerse informado, mientras fuera, seguía una incesante propaganda a favor del partido1063. Alternándose en sus visitas, Faustino Belloso1064, Luis Sanz, Tomás Bulnes, su hermano Andrés y la misma Mercedes cumplían con frecuencia cometidos en su nombre. Esta última recibía a menudo, por ejemplo, encargos del tipo: «Si tiene alguna dificultad Belloso para ir a Madrid – o deja aquí cosas importantes – puede llevar la carta cerrada Ercilla, sin más explicaciones. Dime las señas de Ercilla. ¿Y lo de Bedoya? Busca bien una carta última en la que están las señas. Que se organice de nuevo lo de las visitas… - ¿Actúa José María Gutiérrez1065? (Chemari)? No me habéis explicado a nombre de quién está el coche. Ni con qué dinero hace los viajes ése. Ni porqué quiere ahora el coche de Tomás [Bulnés], teniendo otro. = Que no circule con ninguno de las JON-S de Valladolid. La carta a Primo de Rivera, rigurosamente cerrada. Díselo a Andrés»1066. 1062 Sabugo indicó que «A primeros de abril tiene lugar el contacto de Onésimo Redondo con los militares de la plaza. Esta inteligencia queda establecida en nombre del jefe de la preparación del Movimiento de Valladolid, comandante de Artillería don Gabriel Moyano, a través de los capitanes de Caballería don Gonzalo Ortíz y don Casiano Velloso». Cfr., en JERÉZ RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.135. 1063 Por estas fechas, salió a la calle una proclama de FE de las JONS que fue repartido en las principales capitales donde hubiese falangistas detenidos. En ello, se subrayaba que pese a la resolución del Tribunal Supremo, que «ha declarado lícita a FALANGE», el Gobierno no estaba dispuesto a soltar a los presos políticos de este partido. Según la denuncia de los falangistas, «todo es inútil: el Gobierno, abusivo y cobarde, tras de impedir por medio de la censura que se conozca el fallo de la justicia, retiene en la cárcel, contra todo derecho, a millares de afiliados a la FALANGE, mantiene la clausura de sus centros e impide la vida legal… Ya, por embustero que sea el Gobierno, no podrá decir que al obrar así cumpla la ley; viola abiertamente la ley y menosprecia al Tribunal Supremo. […] El Gobierno se ha declarado beligerante a sí mismo: beligerante contra España. Pero la FALANGE, que además de tener a su lado la justicia de la Historia tiene la justicia de los Tribunales atropellada por un Gobierno faccioso acepta el reto con su grito sereno y seguro: ¡Arriba España!». Seguía, en la misma proclama, la sentencia dictada, punto por punto, por el Tribunal. Cfr., Comunicado de Falange (primavera 1936), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre D. 1064 Con Faustino Belloso, además de asuntos del partido, Onésimo gestionaba también los judiciales: «Querido amigo: Te ruego atiendas mientras siga yo en la cárcel los asuntos de mi despacho, singularmente lo que están en curso en los Tribunales, y que me des cuenta de lo que vaya ocurriendo cada día». Cfr., Carta de Onésimo a Belloso (31-05-1936), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 2. 1065 José María Gutiérrez del Castillo fue un abogado militante jonsista desde la época de las JCAH; durante la época clandestina, colaboró como otros muchos a mantener comunicadas los distintos núcleos del partido. 1066 Carta de Onésimo a Mercedes, 13 (mayo 1936?), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 293 También mantenía correspondencia con otros falangistas como Luis Nieto que, junto a Mariano Tobalina y José Antonio Girón de Velasco, estaban detenidos en la cárcel de San Sebastián desde abril por tráfico de armas: «Cárcel provincial [Valladolid] Sr. D. Luis Nieto, Mi querido amigo: Supongo habrás recibido mi carta, contestación a la tuya, de hace no sé cuantas semanas. Aquella en que nos contabas la aparición del auto de la tenencia. Quisiera haber recibido nueva contestación tuya. He visto después una carta de Girón y más tarde otra de los tres. Ayer publicó el [Diario] Regional un “reportaje” del padre de Luis Sanz sobre vosotros: supongo os lo habrán mandado. Hacemos aquí una vida muy jonsista: gimnasia por las mañanas en el patio, charlas todas las tardes, e instrucción. Muy bien de espíritu. Indignados, desde luego, porque no sueltan a nadie, más que a algunos que por excepción lo haya pedido. Decirnos qué hay de nuestra causa. ¿Cómo tarda tantísimo en salir? Aquí han desdoblado en tres los procesos en que están Pradera, Girón y Castrillo, a saber: 1º Explosión mayo 2º Cuadrado1067 3º Tenencia explosivos»1068. La larga espera y la falta de acusaciones concretas contra el jefe vallisoletano, animaron a algunos de los suyos a organizar varios intentos de liberación. A Comienzos de junio, Onésimo comentaba esta posibilidad a su mujer1069, pero por lo visto el intento de Narciso Perales y Jesús Salcedo, al visitar al abogado Cuadrado para que intercediera 1067 La referencia, con toda probabilidad, es a un abogado vallisoletano con el que contactó para pedir ayuda en la liberación de Onésimo. 1068 Carta de Onésimo a Luis Nieto (27-05-1936), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 2. 1069 «Mientras no pongan en libertad a los dirigentes del partido no me pondrán a mí: Aquí no hay más que imponerse una resignación serena, suplicar mucho a Dios que nos de fortaleza y apresure la solución de todo, y no incurrir en desfallecimiento o desesperación en todo instante. = Yo sigo confiado en que saldré pronto, pero no por el gobernador, sino por lo que sabes». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, (7 junio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 294 con el gobernador, no tuvo ningún efecto1070. Contrariamente a lo esperado se empezó incluso a hablar de un posible traslado; primero, según las voces que llegaban desde el exterior1071, después confirmadas por comunicaciones internas: «Está expuesto que nos trasladen a alguna otra cárcel. No te digo lo que me contrariaría. Pero como está pendiente el Sumario de lo del 2 de Mayo, no creo que legalmente puedan trasladarme. = Ya te han dicho que por este Sumario no tenemos prisión: así es que solo por la voluntad del gobernador estoy aquí. ¿Durará mucho esta voluntad? = veremos, y confirmo en estos días»1072. Fuera de la cárcel, la situación estaba a punto de estallar1073. Un reciente estudio de Rafael Cruz, ha señalado que durante este periodo, o sea los meses que van desde las elecciones hasta el alzamiento del 18 de julio, el Gobierno tuvo una enorme influencia sobre la vida social y desde luego sobre la política haciendo uso, en algunos casos, de un poder despótico y basado en el control policial1074. No ha de extrañar por lo tanto que frente a tal actitud, los directivos de Falange estuviesen organizado un plan de actuación 1070 Se lo comentó Perales a Goyanes; cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 51. 1071 «Lo del traslado fue un apresuramiento de [Gerardo] Perdiguero en vista de un sospecho que me transmitía [Faustino] Belloso. Pura sospecha. En la hora que te pasabas mal rato, yo sabía de sobra que no había nada de eso». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 9 (mayo 1936), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1072 Carta de Onésimo a Mercedes (12 junio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1073 Este era el día a día de los falangistas vallisoletanos en la clandestinidad: «Falange, ante la persecución, se lanzó decidida a una guerra sin cuartel: nuestros camaradas fabricaban bombas con facilidad manifiesta y atrevida, que se ponían en los sitios más variados […]. A pesar del rigor gubernativo y del constante peligro en que se desenvolvería nuestra vida, el Movimiento NacionalSindicalista iba adquiriendo intensidad y volumen en Castilla». Cfr., [Javier Martínez de Bedoya] Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit, pp. 189-190. Los que estaban en libertad, intentaban mantener una estructura jerárquica en el seno de la clandestinidad, además de visitar a los pueblos para hacer actos de propaganda a favor de la causa falangista. El 21 de junio, escribía José María Gutiérrez del Castillo: «Esta mañana misma estuvimos reunidos Rico, Iglesias, Rivas, Villalobos y yo y acordamos seguir trabajando sin pérdida de tiempo y proponerte para Jefe Provincial a Pedro Rivas […]. No puedo decirte más pues nos marchamos a la Pedraja de propaganda». Cfr., Carta de José María Gutiérrez, ‘Chemari’ (26-06-1936), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 65. 1074 «Los representantes del Gobierno en la primavera de 1936 legislaron reformas, removieron funcionarios, cesaron y ampararon alcaldes, impusieron multas, prohibieron y permitieron actividades políticas, intervinieron en los conflictos sociales, distribuyeron recursos económicos, detuvieron y liberaron sospechosos, utilizaron a la policía para controlar la calle y los campos… una actividad política frenética sin comparación posible con las iniciativas de ninguna otra organización en la España de aquella época. […] El estado de alarma se prorrogó todos los meses para impedir informaciones adversas en la prensa. El derecho de reunión y manifestación permaneció limitado al arbitrio del ministro de la Gobernación y se decretó la disolución de algún partido, como la Falange, y la restricción de actividades políticas a las asociaciones de militares retirados. Además, la capacidad de imposición de acuerdos entre empresarios y sindicatos fue muy alta a escala local, donde la administración tenía suficientes recursos. El poder despótico se centró, sin embargo, en la capacidad de intervención de las diferentes organizaciones policiales en las políticas de enfrentamiento existentes en la España de 1936». CRUZ, Rafael, «El repertorio frenético. La ocupación de la calle en la primavera de 1936», Historia y Política, nº 16, (2006), pp. 15-18. 295 en un plazo de tiempo relativamente breve1075. La confusión era tal, que Onésimo ni se enteró de que el 19 de junio estaba prevista una huelga general 1076; este acto causó «el caos en la ciudad y el cese inmediato del gobernador», por lo que se procedió a su sustitución por el santanderino (proveniente de Zamora), Luis Lavín Gautier, restableciéndose la normalidad1077. Recordando el éxito de la huelga de hambre de mayo, Redondo resolvió que la única forma de captar la atención general sobre su situación, sería otra acción de este tipo1078. El día 15 de junio comentaba: «Queridísima [Mercedes]: Ya te habrá dicho Belloso que hemos declarado la huelga de hambre. Ha sido un acuerdo general, de mucho entusiasmo, porque ya nos tiene sublevados la inmunda cacharía del gobernador. Todavía somos treinta los gubernativos. 1075 Se conserva una carta original que tenía como destinatario al hermano de José Antonio, Fernando, también vinculado al partido y en contacto con los ambientes conspiratorios. Posiblemente esta carta, a diferencia de otras, no llegaría a Fernando, pero nos permite entender el grado de compromiso que Onésimo tenía con los golpistas: «Arriba España. Sr. D. Fernando Primo de Rivera Mi querido amigo: Envío a nuestro camarada Faustino Belloso, que ya repetidas veces visitó de mi parte a José Antonio, para que le pongáis al corriente de cuanto interesa al partido en estos momentos incluso de lo más reservado que con esta jefatura provincial ocurra tratar y ordenar. Tu buen amigo y servidor O. Redondo Jefe Provincial de Falange de Valladolid Cárcel provincial 14 junio 1936». Cfr., Carta de Onésimo a Fernando Primo de Rivera (14-06-1936), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 2. 1076 « No sabemos si por fin hay huelga hoy: se dice que sí. Entiendo que es demasiada […?] y que ello los perjudica más que a nosotros. Vamos a ver si con el nuevo cambio de gobierno siguiente a la elección presidencial se aclararan algo las cosas». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 10 (junio 1936), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. También comentó al día siguiente: « Nada me dijisteis ayer de que iba a haber hoy huelga general. Me gustaría encontraseis uno de esos manifiestos que dicen se han repartido contra el Gobernador, el director de la cárcel y los jefes de Asalto». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes, 8 (19 junio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1077 Sustituyó a Mariano Campos Torregosa que había sido nombrado Gobernador de Valladolid el 19 de febrero de 1936. Cfr., PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María, La Segunda República en Valladolid, ob. cit., p. 17. 1078 Algunos de sus fieles colaboradores fueron los que le animaron a tomar la decisión de actuar con una nueva huelga: «Onésimo: quedamos en pies tres celdas la 9, 6 y 12 […] por lo que aquí se siente parece que mañana iremos la mitad. Te digo esto para que tu juzgues si convendría levantar la huelga antes de quedarnos 5 o 6 solos. En espera de tus órdenes, Anselmo de la Iglesia». Cfr. Nota de Anselmo de la Iglesia a Onésimo (junio 1936), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 2. 296 Esto, aunque lo hemos ligado con las restricciones que nos habían impuesto a la venida del inspector de Madrid, no tiene que ver realmente con el régimen de la cárcel. Es una protesta contra la opresión del Gobierno. Diréis que con ello no se apresura nuestra libertad, y de momento tenéis razón porque no tienen entrañas lo granujas que gobiernan como para ceder en su tiranía por que nosotros comamos o no comamos. Pero nuestra protesta agrava la afrenta de las autoridades que no se conmueven y contribuye a avivar la indignación pública: los resultados de un sacrificio como el que nos imponemos, si no se tocan en el mes de junio se tocarán más adelante. Hemos de vencer con nuestra rebeldía, único caldo de virilidad entera en medio de la pasividad muchos y de la excesiva parsimonia de quienes ya debieran haber arrollado a la tiranía vigente. […] Dirás que así se prolonga nuestra prisión; sé bien que, por el contrario, se felicitarían quienes aquí nos tienen de muestra mansedumbre, porque el Decreto de Prisión supone una privación de la libertad larga y a los gobernantes les haría buen juego no encontrar resistencias. Sin ellas, estaría al menos el mismo tiempo que protestamos. Pero con la ventaja para los opresores de nuestra [Fuerza] ante el castigo, lo que siempre es un estimulo para seguir oprimiendo. Lo único que parece reparo y dolor para ti y para mí, es el quebranto físico de esta medida. Por eso, resistiremos solo hasta que podamos sin grave daño, pues otra cosa sería también inmoral. […] Si triunfamos, poca cosa habrá sido todo para tu gran bien y elevaremos para siempre con nosotros la certeza de haber impedido con el heroísmo de la Falange la ruina general. […] Debes hacer lo posible con Belloso o Andrés, para que se diga algo en el [Diario] Regional y para que Martínez lo comunique a Madrid = “Los setenta presos de Falange practican la huelga del hambre como protesta contra la prolongada detención de los gubernativos. Varios de ellos elevan ya tres meses”.. A ser posible, que en la interpelación de mañana en el Congreso lo diga alguien. Y que se tire alguna hoja. Muchos abrazos Onésimo»1079. La llegada del nuevo Gobernador Lavín fue el pretexto para intentar pedir una vez más la libertad de los presos. Si por un lado se pedía a los familiares acudir de inmediato a 1079 Carta de Onésimo a Mercedes (15 junio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 297 su despacho1080, por otro Onésimo avisaba también de la presencia de un inspector de prisiones, que quizá estuviese relacionado con lo del traslado; «Hay un inspector muy engallado y poco valiente que es el que nos oprime. Se llama Anastasio Martín Nieto. Buen nombre para un pélenlo (sic.) de risas»1081. La llegada de un nuevo director en la cárcel provincial y el traslado de José Antonio a Alicante, alimentaron no pocas sospechas entre los presos, convencidos que cualquier día les podía tocar a ellos1082. Y en efecto, el día 25 de junio, Onésimo y otros 16 falangistas aún presos1083, fueron trasladados a la cárcel de Ávila. El grupo falangista fue desplazado a las tres de la madrugada para evitar todo tipo de manifestaciones a su favor, mientras en el interior de la cárcel hubo cierta aprensión debido a que pocos creían que se trataba de un simple traslado, sino más bien la aplicación de la temida “ley de fugas”1084. La reacción de los falangistas vallisoletanos, al enterarse de lo ocurrido, fue la de imprimir una hoja clandestina que se difundió por toda la ciudad durante los siguientes días y que hacía de Redondo el mártir de la causa falangista; así expresaban la perdida – momentánea – de su líder: «[Redondo] salía de la celda radiante de resignación, con la frente alta, la figura arrogante, que contrastaba con la humillación, la lividez y la cobardía del traidor y culpable principal de esta separación que tanta pena nos aflige»1085. 1080 «Sabrás que di a Belloso el encargo de que todas las familias de lo gobernativos fueseis a ver al Gobernador. A Andrés le repetí el encargo dándole el nombre exacto de los 14 que estamos todavía. Espero que lo hayas hecho hoy. No me repliquéis ni discutáis indicaciones de estas, te lo suplico. Si no se deciden todas las familias vete con las que estén dispuestas. = A ser posible madres y esposas. La de Perdiguero también puede ir, pues aunque le ha dicho Gerardo que no hiciera gestión alguna, así en comisión no tiene inconveniente. Hoy habla el periódico de que pondrán en libertad a algunos gubernativos. No creo que todavía me llegue el turno, pero francamente sospecho que se aproxima también mi libertad». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes (17 junio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1081 Anastasio Martín Nieto, ya director de la cárcel provincial de Burgos (1931) y tras la proclamación de la IIº República, inspector general de Prisiones (se habla de él en: «La fuga de Rada y otros presos», ABC (Sevilla), 29 de octubre de 1931). Cfr., Ibídem. 1082 Pese a todo, Onésimo escribía a Mercedes esperanzado: «Ahora hay un nuevo director muy severo pero muy bueno, y está tanteando la prisión e imponiendo un poco de seriedad. Me escribe Primo de Rivera desde Alicante una larga carta muy en buen plan». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes (20 junio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1083 Quedaban en prisión con Onésimo: Arturo Ramos Martín, Luis González Vicén, José María Arranz del Puerto, Francisco Chemón Ruiz, Antonio Souto Montenegro, Gerardo Perdiguero González, Alberto Valverde Laguardia, Anselmo de la Iglesia Senivilla, Edilberto Pinacho Yustos, Ignacio Morencia Cordable, Nicolás Barrientos Medina, Jesús Salcedo Ciervide, Luis Julián Nieto Calvo, José Miró Herrero, Emilio Iglesias Gómez y Julián Bárcena Martínez. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 52. 1084 JEREZ DE RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.136 y pp. 142-144; véase también el testimonio de Gerardo Perdiguero en MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 52. 1085 La carta fue escrita, con toda probabilidad, con la incertidumbre sobre el destino del grupo falangista; especialmente en su tramo final, el comunicado aparenta cierta ambigüedad sobre la suerte de los presos: «Pero no claudiquéis, camaradas y españoles; que no enerve vuestro temple este lamentable episodio de 298 Mientras los vallisoletanos eran trasladados, Primo de Rivera intuía que era preciso aclarar cuanto antes la posible participación de FE de las JONS en un acto insurreccional que no tardaría a producirse. En dos circulares, enviadas el 24 y 29 de junio, el jefe nacional comentaba la postura que iba a tener Falange y su relación con los golpistas1086. Ya en Ávila, el jefe vallisoletano se apresuró para que su núcleo estuviese al tanto de las disposiciones que provenían desde Alicante, hecho que no le impidió involucrar incluso a su mujer en la retransmisión de los mensajes más importantes: «3 – 7 – 36 Cárcel de Ávila […] Ayer estuvo aquí mi pasante. Hoy le he mandado unos papeles por conducto indirecto. Te les darán a ti. Que lo entienden bien y los apliquen, sobre todo las normas de inmediata observancia. Las de reorganización de momento, y las de preparación para lo que al parecer urge. Diles que de los quince o veinte más seguros y valientes ninguno puede estar inactivo en estos días: que se crezcan y que se consideren como personas mayores. Dígaselo él a todos, con estas palabras. Lo que les mando es de inmediatísima y afanada aplicación. […] De tu traslado aquí, insisto en que debes decidirte. Aunque se hable de cosas, puede suceder que no acaezcan. […] …¿Sabes algo del traslado de José Antonio?»1087. En la cárcel abulense la vida de los presos era parecida a la de Valladolid. Según algunos testigos «Onésimo leía junto a la ventana. Siempre daba a sus compañeros una explicación sobre los puntos de Falange, luego rezaba el rosario y cantaban el himno»1088. Pero Redondo no dejaba de preocuparse por la situación de absoluta lucha. […] Nos llevaron a los camaradas y hermanos predilectos; pero nos quedan en espíritu, su ejemplo, su gallardía y su fe para proseguir sin desmayos y con hambría la obra de hacer de España, UNA GRANDE LIBRE». Cfr., Comunicado de la Falange de Valladolid (25-6-1936), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre E. 1086 Ellwood ha comentado que las notificaciones enviadas por José Antonio, corresponden a su reflexión respecto a los reales propósitos de la sublevación militar y el papel que su partido iba a tener en ella; como afirmó la historiadora británica «es importante señalar que Primo pone una significativa reserva a su caracterización negativa de los “proyectos políticos de los militares”, exceptuando “los que elaboran por una minoría muy preparada que en el Ejercito existe”»; una evidente precaución del jefe falangista frente no tanto a la participación masiva de Falange, sino a su real contribución y futuro papel en la trama golpista. Cfr., ELLWOOD, Sheelagh, Historia de Falange Española, cit, pp. 79-80. 1087 Carta de Onésimo a Mercedes (3 julio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1088 El testimonio de Andrés Santamaría es reproducido por Juan Castilla en: JERÉZ RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., p.136 y p. 145. 299 precariedad en la que estaban tanto sus fieles como él: con poca comida y sin ropa, expuestos a peligros y sin ninguna aparente protección1089. La principal tarea de estos días fue entrelazar las comunicaciones con los otros dirigentes y especialmente con José Antonio1090. A finales de junio hubo una intensificación de las mismas, debido a la preparación del golpe. En una de las últimas notificaciones enviadas por el jefe nacional a la cúpula del partido, concretamente el 29 de junio, se concretaban siete puntos básicos para los jefes territoriales y provinciales para «concertar pactos para un posible alzamiento inmediato contra el Gobierno actual»1091. A través de su hermano Fernando, ya a comienzos de julio, se transmitió en el seno del partido «la orden de estar preparados para colaborar de forma inmediata con los conspiradores militares una vez que tuviera lugar el golpe de Estado»1092. Los acontecimientos fueron precipitándose día tras día. Al producirse el asesinado de Calvo Sotelo en Madrid el día 13 de julio, los presos en Ávila planearon un intento de fuga de la prisión que fracasó en sus inicios1093. Ni sobre este asunto, ni sobre ningún otro relacionado con la sublevación, le comentó Onésimo a Mercedes, ya que lo único que mencionó en la carta del día 17 de julio era lo que se sabía de lo ocurrido al diputado Calvo Sotelo: «El día que te fuiste tuvimos un pequeño jaleo por lo de Calvo Sotelo y por la prenda. Total nada. Conviene dosificar un poco el buen comportamiento con las protestas. Yo me encuentro muy bien, muy bien. Hoy ya me he dado una hermosa ducha [de sol] en el patio»1094. 1089 También desde Ávila Onésimo incitaba a Mercedes de ayudarle en encontrar alguna solución: «Debes mantener correspondencia casi diaria con cualquiera de allá que haya quedado un poco al frente del socorro. Para que no se entibie la actividad. / Ávila: Aclara lo de las ptas. dadas a Chusco. ¿Las han invertido en pagar nuestra comida? – Que se enteren inmediatamente quien nos suministra la fruta, la leche y la cena para que tomes a tu cargo el pagarlo. Habla con los que sean obtén las economías posibles. = Emplea a Avilés, que bien movido espero sea capaz de sentimiento, para poner algo en marcha este. Limítate por ahora a sellos y recaudación de socorro. Ten en tu poder muchas fichas de adhesión – o mejor que las tenga Avilés – y recoge las que puedas masculinas o femeninas “como labor voluntaria” y no de dirección». Cfr., Carta de Onésimo a Mercedes (12 julio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1090 Entre la documentación hallada, he encontrado una copia de una carta enviada desde Alicante a Ávila el 3 de julio; en ella José Antonio informaba a Onésimo de sus coloquios con los ambientes golpistas, sin todavía hacer nombres. «Si a pasar de todas las medidas sobreviniera lo que prevees (sic.) y en la forma en que lo prevees, no habrá más remedio que hacer lo que dices. Pero creo que eso se evitará: 1º mediante una negociación delicadísima que llevo en persona, y que me permite casi asegurar que no se hará nada sin acuerdo previamente concertado con nosotros; 2º mediante la firma que los Jefes Provinciales pongan en hacer respetar las condiciones de mi última circular que, como ves, coinciden con tu punto de vista; actuación independiente y demora en los resultados políticos del drama». Cfr., Copia de una carta de José Antonio a Onésimo (03-07-1936), APMR, caja 2, carpeta 2, sobre 66. 1091 PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras completas, ob. cit., pp. 947-948. 1092 RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 226. 1093 JEREZ DE RIESCO, José Luis, Escritos sobre Onésimo Redondo, ob. cit., pp. 145-146. 1094 Carta de Onésimo a Mercedes (17 julio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 300 Al día siguiente, 18 de julio, parece que Onésimo no estuviese al tanto de lo que realmente estaba ocurriendo. Se sabía, según las circulares de Primo de Rivera, que la sublevación era una cuestión de días, pero no se tenía ninguna comunicación precisa de cuando se iba a producir con exactitud. En Valladolid, durante la noche del 17 al 18 se movilizaron algunos grupos falangistas1095, permaneciendo los presos de Ávila a la espera de recibir algún tipo de comunicación al respecto1096. Bien refleja esta situación, la última carta que Redondo escribió aún desde la cárcel y que probablemente no llegó enviar a su mujer por producirse la liberación: «Queridísima [Mercedes]: […] Aquí nos llegan rumores de toda índole, […] de todo cuanto nos dicen – sublevación de varias guarniciones, principalmente en Valladolid, y hechos de sangre diversos – sólo aparece como confirmado esto: que el Gobierno a las tres de la tarde quita toda importancia a lo ocurrido en África y asegura que está todo en calma.; y que aquí los jefes y oficiales están reunidos. ¿Habrá algo redentor? Yo desconfío mucho: Dios dirá. […] Espero os cuidaréis esmeradamente: te sugiero que si hay día crítico, vayan algunos en condiciones expresamente para cuidar de aquella casa. O que hagan cierta vigilancia […] Aquí los chicos muy mimosos con ansias de hacer cosas enormes. Hoy nos hemos hinchado a cantar cuanto hemos querido. Un abrazo fuerte Onésimo 18 – 7 – 36»1097. Aquel mismo día la insurrección había comenzado oficialmente en la Península, pasando algunas ciudades – entre los día 18 y 19 – a estar bajo directo control golpista; y por lo visto, también Valladolid sería, a partir de la tarde del día 19, una de estas 1098. 1095 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit., pp. 200-202. El aislamiento de Redondo y los suyos era tal que éstos no acusaron el recibo de comunicación que de facto, daba comienzo a la conspiración en Castilla; «una orden para que sus afiliados sólo se entiendan con quien deben entenderse»; cfr., GIL PECHARROMÁN, Julio, José Antonio primo de Rivera, cit, p. 445. Uno de los intermediarios entre los cargos falangista y los militares fue el general Mola, quién tendría mucho protagonismo en los días iniciales de la sublevación. Sobre las relaciones con Falange y su participación en el golpe, véase: FÉLIX MAIZ, Bernardo, Mola, aquel hombre, Barcelona, Planeta, 1976, p. 718. 1097 Carta de Onésimo a Mercedes (18 julio), APMR, caja 2, carpeta 1, nº 1. 1098 Según las fuentes locales, «durante la noche del día 17 de julio, las comunicaciones entre Valladolid y Madrid habían quedado interrumpidas. Con esta medida, se pretendía restar a los sublevados una imagen global de la situación en toda España, más allá de los rumores, desmentidos oficiales y noticias confusas. 1096 301 También en Ávila triunfó la insurrección, hecho que permitió la liberación de los presos falangistas, aunque ello no fuera inmediato a causa de la gran confusión del momento1099. Tras oír misa en la catedral, el grupo de Redondo empezó el viaje de vuelta, encontrándose con una columna de falangistas enviados desde Valladolid para liberarle1100. Poco después – según los textos escritos tras su mitificación como “mártir de la Cruzada” – «cuando llegó a las cinco de la tarde a Valladolid, se extendió la noticia rápidamente de grupo en grupo, de casa en casa. […] “¡Onésimo Redondo está en Valladolid!” se repetía de boca en boca»1101. 6.2.2. Los cinco días del Caudillo de Castilla. Del auge a la muerte: 19-24 julio de 1936. Al estar nuevamente en la capital y después de tres meses de cárcel, Onésimo se dirigió de inmediato a visitar Mercedes y a sus hijos, pasando algunas horas con ellos. A última hora de la tarde, tras reunirse con el núcleo dirigente de los falangistas locales, visitó al general Andrés Saliquet1102 que estaba al mando de la VIIº División Orgánica y que había tomado la ciudad, fijando su cuartel general en la Academia de Caballería. Allí, […] El día 18 el Gobierno Civil sería un continuo ir y venir de personas, intentándose […] algunos arrestos de civiles identificados con la derecha ideológicamente más opuesta a la República»; cfr., MARTÍN JIMÉNEZ, Ignacio, La Guerra Civil en Valladolid (1936-1939). Amaneceres ensangrentados, Valladolid, Ámbito, 2000, pp. 48-68. Según Enrique López, en Valladolid la sublevación tomó un aspecto más feroz respecto a otras capitales de Castilla la Vieja. Tras el pronunciamiento, «en las calles vallisoletanas, luchaban encarnizadamente falangistas, guardias civiles, guardias de asalto y algunos paisanos contra grupos de obreros, principalmente ferroviarios. […] La sublevación de Valladolid fue lograda con mucho derramamiento de sangre, continuado después a lo largo de la guerra por frecuentes fusilamientos. En cambio, Segovia, Salamanca y Ávila, fueron conquistadas por los sublevados sin pérdida de vidas humanas». LÓPEZ CASTELLÓN, Enrique, et. al., Historia de Castilla y León – Tomo IX, Bilbao, Reno, 1986, pp. 203-204. Recientemente he publicado un estudio sobre el papel de Valladolid en el Alzamiento y durante la guerra civil; véase: TOMASONI, Matteo, «Política y sociedad en la retaguardia nacional: Valladolid ‘capital del Alzamiento’ (1936-1939)», Diacronie. Studi di Storia Contemporanea, nº 7 (2011), pp. 2-4. 1099 Probablemente citado por algún testigo, afirma Goyanes en su biografía: «Cuando el director de la prisión les invita a salir de las celdas, Onésimo y sus compañeros se niegan, pues piensan que realmente lo que pretenden es fusilarles. Había llegado a la cárcel un destacamento de guardias civiles y los falangistas exigen la presencia del oficial que lo mandaba. Únicamente después de hablar con él accedieron a salir de los calabozos». Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 56. 1100 Ibídem. 1101 ANÓNIMO [Javier M. de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, cit., pp. 203-204. 1102 «El mando de la 7º División Orgánica lo asume el general Saliquet, quien ordena publicar el bando declarando el Estado de Guerra en Valladolid». Cfr., SERRADOR y AÑINO, Ricardo, «El Alto de los Leones de Castilla», Revista Militar, nº 52 (1982), p. 143. 302 siguiendo al pie de la letra las disposiciones del jefe nacional de Falange1103, Redondo empezó las conversaciones con los militares; se habló de la situación militar y se concertó la participación de los falangistas en la causa golpista, acordando la creación de unas milicias que habrían sido militarizadas1104. A las diez de la noche del mismo día, Onésimo no faltó acudir, invitado por los suyos, al local de donde se ubicaba la sede de la radio local (EAJ-47 Valladolid). Esta emisora había sido ocupada el día anterior por los falangistas, siendo luego utilizada durante todo el curso de la guerra (pasará a nombrarse “Radio FE[T] nº1”), para charlas radiofónicas de carácter propagandístico1105. En la emisión nocturna de aquel 19 de julio, Redondo certificó la colaboración entre Falange y el ejército, informando sobre la situación político-militar surgida tras estallar el golpe1106. Al finalizar el primer día desde su regreso a la capital castellana, Onésimo había tomado el control no sólo de su núcleo político, sino que había acordado también la participación de Falange en la sublevación. En este preciso momento, recaía sobre su figura una responsabilidad enorme; al seguir buena parte de la cúpula directiva de Falange en la cárcel, de facto Onésimo se convertía en el máximo dirigente en libertad. Un compromiso frente al cual el vallisoletano no se inmutó, permaneciendo al mando de un grupo que – al parecer – tan sólo cumplía con las órdenes que provenían desde la cúpula del partido aún encarcelada. Una responsabilidad enorme que, de forma voluntaria o tal vez casual, recayó sobre su persona y que le llevó en tan sólo cuatro días hasta la muerte1107. 1103 Onésimo aplicó la disposición de Primo de Rivera (la del 29 de junio) respecto a la colaboración de FE de las JONS con los militares, una vez empezado el golpe; entre sus puntos, «1. Cada jefe territorial o provincial se entenderá exclusivamente con el jefe superior del movimiento militar […] / 4. El jefe territorial o provincial concertará con el jefe militar todo lo relativo al armamento largo de la fuerza de Falange». Cfr., «A las jefaturas territoriales y provinciales», en PRIMO DE RIVERA, José Antonio, Obras completas, ob. cit., p. 947. 1104 Según otro testigo, «su primera visita es para el general Saliquet, en la Capitanía General. Durante la conversación, el jefe castellano adquiere conocimiento de la realidad, y en seguida dispone, en su domicilio, una reunión con algunos camaradas para organizar la legión de camisas azules que invadían la ciudad»; cfr., GARCÍA SANCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 25. 1105 Sobre el desarrollo de la radio local de Valladolid durante la IIº República y hasta el comienzo de la guerra civil, véase un artículo que publiqué en: TOMASONI, Matteo, «La revolución de la palabra: del lenguaje radiofónico al caso de Radio EAJ-47 Valladolid», Historia Actual Online, nº24 (2011), p. 51-59. 1106 La noche anterior habían comunicado los falangistas: «La guardia de Asalto se ha posesionado de esta emisora. Todo Valladolid es nuestro. No tardaremos dos días en lograr el triunfo». Cfr, «Origen y desarrollo del movimiento en nuestra ciudad», El Norte de Castilla, 19 de julio de 1936. El discurso radiofónico de Onésimo es reproducido por: GARCÍA SANCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, cit, pp. 26-27. 1107 Como adelanta Jiménez Rodríguez, este hecho será fundamental a la hora de encontrar los ‘culpables’ de su muerte, ya que, pese a los testimonios oculares, permaneció en el tiempo la teoría de un ‘complot’ contra su figura. Cfr., RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, ob. cit., p. 230. 303 A partir del día 20, la principal actividad del jefe vallisoletano fue la organización de las columnas milicianas1108 que en colaboración con los militares (a la orden de coronel Ricardo Serrador Santés), iban a dirigirse hacia la sierra central con la idea de acercarse, según un plan militar ya organizado, hacia Madrid. Por lo visto, Onésimo gestionó también el envío de voluntarios falangistas a pueblos cercanos como Tudela de Duero, Cigales o su Quintanilla de Abajo, para acabar con la resistencia de algunos grupos aislados acorralados en las Casa del Pueblo locales1109. Retomó también la actividad política, su dimensión más natural, indispensable para reordenar el caos provocado por el levantamiento y justificar con determinación la causa de los sublevados. Aquel mismo día, escribió en unas cuartillas un comunicado a la ciudad que con toda probabilidad leyó en la emisora local o comunicó en un improvisado mitin. Reconsiderando los sucesos previos a la muerte de Calvo Sotelo y recordando el largo debate que éste había mantenido con Casares Quiroga – ministro de Gobernación – en el Parlamento1110, Redondo señalaba sin vacilaciones la culpabilidad de un Gobierno – y especialmente del mismo Quiroga – de haber sido el responsable directo del asesinato de Sotelo. Esta denuncia, hasta hoy inédita, fue el último comunicado oficial que el jefe vallisoletano escribió antes de su muerte: «Comunicado a la ciudad = Valladolid 20 julio 1936 EL ASESINO CASARES Hace tiempo que venimos denunciando el gobierno como un refugio de asesinos. Los que vieran en nuestras palabras anteriores solamente un exceso de pasión, hablen hoy. Cuando toda la conciencia nacional bien enterada, a pesar de la censura, del martirio de Calvo Sotelo, señala a Casares Quiroga como [con] indicios directo. Criminal por tanto del peor género, ya que se vale por su alta categoría de verdugo mayor a sueldo del marxismo para discurrir, alentar y 1108 En esta primera columna de 800 hombres, según Goyanes, destacaba la presencia de 100 falangistas al cuyo mando estaba el fiel camarada de Onésimo, José Antonio Girón Velasco. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 157. 1109 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 57. 1110 Se trataba de un largo debate sobre el alarmante estado de desorden en el que había caído el país, después de las elecciones de febrero. El 16 de junio Calvo Sotelo había protagonizado una sesión en la que había denunciado abiertamente la incapacidad gubernamental de hacer frente a la situación. La respuesta de Quiroga, el 1 de julio, desmintió la postura de Sotelo pero no hizo desaparecer la polémica que ya había alcanzado enormes proporciones entre la opinión pública. Una situación que empeoró tras el día 13 de julio, cuando Sotelo fue asesinato al ser una venganza por el anterior homicidio de José Castillo. Se puede consultar el debate en «Los jefes parlamentarios de derechas, plantearon ayer, con acopio de datos concretos y con serena objetividad, ante las Cortes, la auténtica situación del orden público», ABC (Madrid), 17 de junio de 1936, pp. 15-32. 304 encubrir un asesinato que ha hecho temblar de espanto y de vergüenza a todo el país. Hay en el acto de Casares rasgos y síntomas de las más bajas revelaciones del espíritu humano en estado de radical perversión: en primer término la envidia: pozo reconcentrado de bilis por las derrotas que el enfermizo jefe de la “Orga” hubo de reunir tan frecuentemente en el banco azul, ante los discursos nobles y aplastantes de Calvo Sotelo; envidia también lugareña y fratricida como la de Caín, derivada del distinto prestigio que en Galicia disfrutaban el menguado abogaducho de La Coruña, lamedor repugnante de las babas marxistas, y el insigne político que con sus propias fuerzas ascendió a cumbres altas de la cultura y de la fama. Hay mucho también en el crimen de Casares, porque este desdichado asesino sospechaba que su víctima encabezaría un movimiento de insurrección contra el gobierno en nombre de la España tiranizada. No falta el precio en este hecho de sangre, pues Casares goza de su puesto gracias a crímenes como el de Casas Viejas y éste, que el marxismo paga espléndidamente. Hay cobardía ilimitada en un presidente del Consejo que manda matar pero no mata y después sujeta todas las lenguas y todas las plumas, para burlar la ira del pueblo. Hay traición cuando se saca de casa a la víctima con el pretexto de una medida policiaca que en sí misma lleva la apariencia de amparo y de respeto personal. Y el ensañamiento macabro y nocturno no falta en el acto ordenado por Casares, pues consta aunque la censura lo haya falseado, que a Calvo Sotelo se le apuñaló a la puerta del cementerio y se le arrojó, con injuria de su cadáver, como si fuese una piltrafa. El hombre que sabe cometer un crimen de tal índole que su descripción escueta rebasa todos los linderos de la truculencia de Casares Quiroga; él amenazó a su víctima en el Congreso un mes antes; él sin duda fue autor de aquella espantosa consigna que prohibía a los guardias encargados de la escolta de Calvo Sotelo defenderle de un posible atentado; y él aprovechó la cólera pretoriana de los amigos del teniente comunista Castillo para desahogar contra un paisano y rival el odio asesino que mordía sus entrañas. A esta hiena enfermiza y amarillenta tenemos por jefe de lo que se llama Gobierno. ¡Españoles, esa es la obra del marxismo! No tendrán honor quienes no alisten sus almas y sus vidas en las filas de los que luchamos por escupir de España esta barbarie. ¿Nos ayudará el Ejército español? ¿O dejará que la gran nación cristiana y antigua se hunda en el barro sanguinolento de estos renegados que tienen a Rusia por patria?»1111. 1111 Comunicado a la ciudad de Valladolid (20-07-1936), APMR, caja 3, carpeta 2, sobre K. 305 Entre el 21 y 22 de julio, Redondo continuó, incansable, con sus tareas políticas y militares. Los milicianos falangistas que se habían organizado y puesto a disposición del mando militar, se unieron a la columna principal saliendo por la mañana de día 22 desde Valladolid y tomando dirección sur. A primeras horas de la tarde llegaron al pueblo de San Rafael y de allí se apresuraron a ocupar una extensa zona de la sierra, concentrando las fuerzas militares especialmente en el puerto conocido con el nombre del Alto del León1112. Allí se empezó a organizar la que iba a ser la primera línea del frente. Al día siguiente, 23 de julio, Onésimo salía muy pronto por la mañana con su escolta hacia el puerto de la sierra donde se habían instalado también sus milicias; una vez llegado allí, hizo una rápida visita a los combatientes y charló con los suyos. Era de fundamental importancia moverse con escolta, debido a la precaria situación del frente y a la inestabilidad de su línea, ya que poco se sabía de los movimientos de los republicanos. Durante aquel día, tras unos primeros combates, el puerto había sido ocupado por los nacionales, ya que su importancia estratégica era fundamental para lograr importantes avances en dirección de la capital Madrid. Por lo visto, Onésimo estuvo en el frente unas pocas horas, ya que tenía que regresar a Valladolid para comunicarse con Saliquet y organizar nuevas filas de voluntarios que iban a sumarse a los ya dislocados en el frente; retomó por lo tanto el camino de vuelta y, tal y cómo todos los testigos han comentado, no tuvo ningún problema a la hora de alcanzar nuevamente la ciudad1113. Aparentemente el día 24 Onésimo no tenía prevista ninguna nueva visita al frente, ya que había estado allí tan sólo unas horas antes. No obstante, parece que fuera él mismo el que insistió con fuerza para organizar otra rápida visita. Según los testimonio que hablaron con Mínguez Goyanes, el jefe vallisoletano no había vuelto muy convencido del frente y presenció una supuesta baja moral de los suyos, ya que los asaltos de los republicanos habían sido muy intensos y con dificultad se había defendido la posición1114. Debido, probablemente, a esta situación «no vio las cosas muy claras en el 1112 SERRADOR y AÑINO, Ricardo, «El Alto de los Leones de Castilla», Revista Militar, nº 52 (1982), pp. 146-147. 1113 Comentaría nuevamente a la radio: «Allí [en el Alto del León] hemos visto a nuestros muchachos, a los que no se les puede llamar inconscientemente fascistas, porque no hemos tratado de copiar nada del extranjero, sino de responder a un anhelo nacional. Aquellos muchachos, añadió el señor Redondo, tan obedientes a los mandos militares, transmiten a Valladolid la alegría que sienten en el frente»; cfr., «Una alocución de Don Onésimo Redondo», en El Norte de Castilla, 24 de julio de 1936. 1114 SERRADOR y AÑINO, Ricardo, «El Alto de los Leones de Castilla», Revista Militar, nº 52 (1982), pp. 155. 306 Alto de los Leones y decidió volver al día siguiente»1115. Aquel mismo día, siempre por la mañana, salió nuevamente escoltado por Eduardo Martín Alonso, su hermano Andrés y un joven falangista, Agustín Sastre, en dirección del frente, parando únicamente en Olmedo para recoger a Jesús Salcedo Ciervide. El viaje se desarrolló de forma tranquila hasta el llegar, hacia el mediodía, al pueblo segoviano de Labajos, donde el jefe vallisoletano junto a Sastre, encontraría la muerte. Existen distintas versiones de la muerte de Onésimo Redondo y hasta la actualidad no se han podido documentar con exactitud la verdadera causa de su fallecimiento. La tesis de Mínguez Goyanes, siguiendo con precisión las descripciones de los testigos que presenciaron el acto, Eduardo Martín y Jesús Salcedo, refleja la que fue la versión oficial defendida por los nacionales durante todo el conflicto y después del mismo. Al cruzar al pueblo de Labajos, como dicho, el coche con los cuatro ocupantes tuvo que detenerse por estar ocupada la carretera por un una camioneta. Como comentó Martín Alonso: «En Sanchidrián salió uno a la carretera corriendo. Dijo que el Alto del León estaba muy mal, que había mucha confusión (...). La línea estaba cortada (...). Le pregunté a Onésimo que qué hacíamos. Dijo que tirásemos para adelante. Al llegar a Labajos había una camioneta parada en medio de la carretera. Yo me confundí, porque iban vestidos con monos y creí que eran falangistas. Todos creímos que eran falangistas. Se bajó uno. Venía con un fusil. Y en el fusil llevaba una banderita roja. Entonces Onésimo dijo: “Nos han cazado”. Entonces paramos […] Andrés dijo: «No disparéis, que llevamos al jefe de Falange». Andrés se aturrulló. Por la derecha salió Andrés y ese chico al que mataron, Sastre. Le mataron en el acto. Andrés salió corriendo y se refugió en una casa […] Por la izquierda salimos Salcedo y yo. Onésimo se quedó en el coche (...). Salcedo salió corriendo campo a través y llegó hasta un pueblo cercano […] Según salí corriendo oí una descarga cerrada. Luego me enteré que le habían matado». A esta versión ha de sumarse la oficial del Estado que, en 1940, fue publicada bajo el título de “Historia de la Cruzada Española”. Allí, al hablar de la muerte de vallisoletano se propuso una versión que en efecto coincide con la de los testigos luego entrevistados por Goyanes. El episodio se relata de esta forma: 1115 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 59. 307 «Cuando el Ford de Onésimo se acerca a su Plaza Mayor [de Labajos], se ve que en ella hay un camión parado y que a unos metros de él un par de fusileros preparan sus armas para cerrarles el paso. Sobre el camión hay otros veinte hombres armados, que llevan a los cuellos, y anudados sobre la cabeza, pañuelos rojinegros. […] Onésimo y los que le acompañan juzgan que se trata de camaradas de Falange. La identidad de los colores de su gallardete e insignias con los suyos propios contribuye a obstinarlos en su error. Por otra parte, no se les ocurre pensar que un destacamento enemigo haya podido llegar tan a retaguardia, en plena línea de comunicaciones de la columna combatiente, con sus bases de Ávila y Valladolid. Con toda confianza el coche para ante los dos centinelas que se acercan a reconocerle; Andrés Redondo echa pie a tierra para saludarles: -¡Arriba España, camaradas! Viene con nosotros el jefe provincial de Falange de Valladolid. Llevamos mucha prisa. Ya para entonces los hombres del camión se han apeado precipitadamente y el teniente se adelanta pistola en mano. También los compañeros de Onésimo dejan su coche. En aquel momento el teniente se vuelve a sus hombres y grita: -Son fascistas ¡Fuego! El terrible episodio se desarrolló con la rapidez de un relámpago. Martin Alonso Calero […] trataba de poner en marcha el coche, cuando resonó la descarga. Andrés Redondo y Salcedo se hallaban en aquel momento uno en cada lado del coche. Andrés le gritó a su hermano: -Échate, que tiran... Onésimo, de un salto, quiso dejar su asiento, pero en el mismo estribo una bala le hirió una rodilla y cayó a tierra. Sus acompañantes, imposibilitados de defenderse, procuraron ponerse a salvo. La patrulla agresora, que se componía de milicianos de la F.A.I. y que por eso llevaban el banderín y los pañuelos rojinegros – los colores de esa siniestra asociación – disparó de nuevo y esta vez las balas acribillaron al héroe castellano, que yacía inerme en la carretera. A pocos pasos de él cayó también muerto el falangista de su escolta Agustín Sastre»1116. 1116 AA. VV., Historia de la Cruzada Española, vol. III, Madrid, Ed. Españolas, 1940, pp. 369-370. 308 Generalmente los relatos sobre la muerte de Onésimo suelen coincidir aunque, por ser todas ellos basados en testimonios orales, hay diferencias a la hora de relatar algunos detalles, así como hemos visto en estos dos ejemplos1117. En los últimos años, en distintos fórum y blogs de la red, he podido comprobar que la “leyenda” de la muerte de Redondo sigue siendo algo muy actual especialmente entre los interesados al tema1118. Considero asimismo importante aportar aquí otra consideración sobre la muerte de Redondo que tiene cierta relevancia. Aunque no asistió a los hechos, Mercedes Sanz afirmó en más de una ocasión que ella se había tomado con seriedad ciertas “teorías 1117 Parece que también Jesús Ercilla, en una entrevista con Goyanes en 1980, confirmó el testimonio de Martín Alonso, ya que oyó en Madrid de la “ejecución de un fascista en Labajos”, a los pocos días de morirse Onésimo. Cfr., MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 60. 1118 En el largo elenco de páginas encontradas, nos limitamos a citar un sólo ejemplo que ha de considerarse como uno de los más interesantes encontrados. La absoluta falta de documentación al respecto ha obligado a no considerar estos relatos como pruebas de la investigación, pero se ha considerado útil, para su fin biográfico, hacer una excepción el testimonio publicado recientemente en la página “guerracivil.forumup.es”. Se trata del relato de un joven testigo (anónimo) de la época: «El pueblo estaba tranquilo, a pesar de que al estar atravesado por la carretera de la Coruña, ya había visto pasar a los voluntarios y tropas que en esos momentos se encontraban luchando en el Alto del León […] Era aproximadamente medio día, cuando de la parte de Madrid, aparecieron cinco o seis camiones llenos de hombres, que alzaban fusiles o escopetas y saludaban a grandes voces con el puño en alto. Mis camaradas de juegos y yo nos quedamos mirando a los recién llegados, mientras alguien dijo que eran soldados. A mí me extrañó, ya que la imagen que tenía de los soldados era la de los quintos que venían a mi pueblo de permiso, y aquellos hombres no iban con uniforme. Allí había monos azules, pantalones de pana e incluso chaquetas, a pesar del calor que reinaba en aquella jornada. Sin saber como apareció mi padre junto a mí, y cogiéndome fuertemente por el brazo dijo que nos fuéramos. Mientras un pequeño barullo de hombres y mujeres se formó en el pueblo. Unos preguntaban por sus hijos y otros por sus padres, todos tratando de escabullirse de lo que prometía liarse de mala manera. A medio camino, un hombre armado se dirigió a mi padre dando vivas a la CNT y levantando el puño. Mi padre que era sordo como una tapia, no entendía lo que aquél hombre quería, y hubo un momento en que el miliciano le encañonó con el fusil. […] Apareció por la parte de Valladolid un coche […] del que se bajaron varias personas mezclándose con los hombres de los camiones. De manera imprevista alguien gritó que eran fascistas y los ocupantes del coche salieron corriendo mientras los milicianos cargaban los fusiles y comenzaban a disparar a tres o cuatro de los prófugos que se internaron en un campo de centeno hacia el sur de la carretera. Otro de los ocupantes del coche encaminó su carrera hacia el lado contrario mientras contestaba a los disparos con una pistola. Rápidamente los milicianos fueron rodeando al hombre que había quedado solo, mientras otro grupo trataba de dar caza a los escondidos en el campo de centeno, y a quien yo no adivinaba a ver. El hombre que se quedó solo se parapetó tras una valla de piedras de las que tanto abundan por esa zona, y mantuvo alejados a tiros a sus perseguidores durante diez minutos más o menos. De pronto vi caer al hombre que estaba parapetado en la valla. Trató de arrastrarse, pero apenas pudo avanzar algún metro. Quedó tumbado y me impresionó más que todo lo que había visto hasta entonces, los estertores que en la agonía de la muerte, el hombre dio durante unos segundos. Después quedó inerte, mientras los milicianos, rodeándole, se iban acercando cautelosamente. Nadie volvió a disparar. Alguien cogió con la bayoneta de un fusil una zarza seca de las que se utilizan para tapar porteras, y la colocó encima del cadáver. No sé cómo ocurrió. De pronto me vi corriendo por el campo junto a mi padre y otras personas, en dirección a una laguna cercana al pueblo, mientras sonaban disparos a nuestra espalda y la tierra saltaba a nuestro alrededor. Nunca sabré la distancia que recorrimos; solo sé que pasamos la noche al raso y recuerdo con angustia, la sed que nos devoraba. A la mañana siguiente, algunos hombres, entre ellos mi padre, regresaron al pueblo para ver cómo estaban las cosas, y volvieron diciendo que ya no ocurría nada. Fue bastante después, cuando me enteré de que el hombre que vi matar junto a la valla de piedra de Labajos era Onésimo Redondo». Cfr., «24 de Julio del 36 en Labajos, muerte de Onésimo Redondo», en URL: http://guerracivil.forumup.es/about1218-0.html [consultado el 22/09/2013]. Lamentablemente, durante la primavera de 2014 esta página ha sido borrada de la red. 309 conspirativas” que han alimentado la leyenda sobre las últimas horas de vida de su marido. En dos últimas entrevistas concedidas a Paul Preston y Sofía Moro poco antes de su muerte en 2007, lo comentó de esta forma: «La emboscada en la que Onésimo perdió la vida tuvo lugar en la zona nacional. En consecuencia, ha habido rumores, tanto en aquel momento como desde entonces, de que le mataron, de manera deliberada o no, partidarios de su propio bando. Mercedes creía que habían asesinado Onésimo: “La muerte de Onésimo no fue un acto de guerra – fue un vil asesinato perfectamente preparado –, pues era el único político importante que estaba en la España Nacional – era importante su eliminación – ¿por quién?” […] Mercedes temía que elementos del llamado grupo legitimista de partidarios de José Antonio Primo de Rivera hubieran estado involucrados, ya que en 1935 habían mandado un comando para asesinarle. Ante la ausencia de pruebas incontrovertibles, la conjetura de que Onésimo fuese asesinado por falangistas tiene que contraponerse con la teoría más verosímil de que, con el frente lejos de estar fijo, su grupo tropezó con un camión cargado de tropas republicanas de la columna dirigida por el famoso coronel Julio Mangada, del cual se sabe que estaba por la zona»1119. Lo que hasta la actualidad ningún autor ha comentado, es que en el Archivo Histórico Nacional de Madrid existe un expediente sobre una investigación que se llevó a cabo poco después del fin de la guerra civil, concretamente en 1941. Oficialmente este material fue utilizado para demostrar la culpabilidad de los miembros de la Columna Mangada – las milicias anarquistas a las que se refieren todos los testigos – en sus operaciones militares llevadas a cabo en la zona de El Espinar, San Rafael y Labajos durante las primeras semanas de guerra. Pese a recogerse el testimonio de numerosos vecinos entre los años 1941 y 1946, el resultado de la investigación no permitió aclarar 1119 PRESTON, Paul, Palomas de guerra, ob. cit., p. 41; siempre sobre el supuesto complot rectificó Mercedes pocos meses antes de su muerte: «Onésimo murió el 24 de julio en el pueblo de Labajos. Lo mataron una semana después de producirse el alzamiento militar. Yo creo que fue una cosa preparada. No sé. Hay un gran misterio alrededor de esto. No se sabe si hasta lo asesinó alguien casi nuestro... Es una barbaridad decir esto, pero José Antonio estaba en la cárcel, había cierta rivalidad entre las JONS y La Falange, y la verdad es que Onésimo el día anterior había ido y vuelto sin tener ningún problema. Iba al Alto del León a dar ánimo a los combatientes falangistas. Fue en coche con su escolta, bueno, con un chico, porque a él no le gustaba llevar escolta, con el conductor, que era un íntimo amigo, y con su hermano Andrés Redondo, que luego lo sustituyó como jefe de La Falange. Ellos tres se salvaron, se metieron por los trigos y pudieron escapar. Pero él no, porque, además, les hizo frente». Cfr., MORO, Sofía, «La guerra civil 70 años después» [online], URL: http://www.elmundo.es/especiales/2006/07/espana/guerracivil/hist_sanzbachiller.html [consultado el 22/09/2013]. 310 los hechos relacionados con la muerte de Redondo, utilizándose el material para localizar eventuales responsables del avance militar republicano en aquella zona1120. Hoy no existe, por lo menos oficialmente, un relato que se considere como la versión definitiva sobre la muerte de Redondo. Todos los testigos de la época han fallecido y hasta la actualidad la mayoría de las tesis consideran más probable su muerte por mano anarcosindicalista antes que por traición. Sin embargo, a casi ochenta años de aquel episodio y a falta de ulteriores documentos, resulta hoy imposible dictaminar si Onésimo falleció por una u otra causa. Ni siquiera en los archivos privados se ha encontrado nada concluyente, por lo que con toda probabilidad este capítulo final de su vida, nunca podrá ser del todo aclarado. Lo que sí se sabe, es que la difusión de la noticia de la muerte del líder vallisoletano provocó cierto aire de desilusión y la aflicción de muchos de sus amigos y fieles colaboradores. Durante varios días, los titulares del principal periódico local, El Norte de Castilla, hablaron casi únicamente de él, manifestando su pésame como toda la prensa del bando nacional1121. El 25 de julio fue declarado día de luto oficial en la ciudad y se procedió al entierro del que a partir de ahora se conocería como “Caudillo de Castilla”. La ceremonia – según la prensa de la época y bajo el absoluto control de la propaganda nacional – fue un acontecimiento multitudinario. Desde la capilla ardiente de la Casa Consistorial, donde sus restos fueron homenajeados durante horas, hasta la sepultura en el cementerio local, «nadie recuerda en Valladolid un acto más emocionante que el del entierro de Onésimo Redondo»1122. El recuerdo de Onésimo, permaneció muy vivo en Valladolid durante el curso de todo el conflicto civil, para después verse ensalzada su figura y su pensamiento – siempre al 1120 Aunque se base únicamente en declaraciones de los vecinos de los pueblos de la zona, el relato hace referencia también a Onésimo Redondo y su muerte, sin todavía llegar a ninguna conclusión concreta. Al comienzo del expediente se precisa: «Recibiéndose cuantas declaraciones y uniéndose cuantos antecedentes hagan referencia a los crímenes cometidos en esta unidad del Ejército rojo, incluso, las circunstancias que concurren en la muerte de ONÉSIMO REDONDO». Cfr., Expediente sobre la “Columna Mangada”, dirigida por el teniente coronel republicano Julio Mangada, en AHN, FC-Causa General, 1519, Exp. 21 (muerte de Onésimo Redondo). 1121 Otros, como Martínez de Bedoya, escucharon por radio la noticia de su muerte; «a la noche siguiente las ondas me trajeron la mayor desilusión del mundo: Onésimo había sido asesinato cuando su vida comenzaba a hallar los cauces de realización que había buscado», cfr., MARTÍNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, ob. cit., pp. 95-96. 1122 «El entierro de Onésimo Redondo», El Norte de Castilla, 26 de julio de 1936. También en MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, ob. cit, p. 159. La creación de su mito fue tal durante el primer año de guerra, que en el aniversario de su muerte en 1937 el mismo embajador alemán, Wilhelm Faupel, envió un comunicado a Mercedes Sanz Bachiller para recordar la figura de su ex marido. Se conserva una copia del pésame en los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Berlín (fechado 29 de julio de 1937): Teilnahme an der Gedächtnisfeier für den erschossenen Falange-führer Onésimo Redondo, Auswärtiges Amt Archiv (Berlín), Sa. 21 (Falange Española), caja 759. 311 lado de José Antonio – también durante el régimen franquista. Su entrada en el panteón de los “mártires de la Cruzada”, le llevo a tener un lugar de honor en el Cementerio del Carmen (se construyó un mausoleo durante los años cuarenta) y su nombre fue marcando la toponomástica de muchos edificios públicos de la España franquista, además del callejero nacional o de su mismo pueblo. Como comentó en su pésame el que había sido uno de sus primeros mentores, Luis Herrera Oria, «su memoria será siempre bendita y será ejemplar para todos. Fue muy bueno, puso las grandes dotes que había recibido de otros a servicio de los pobres y de los oprimidos, y ha muerto en servicio de la Religión y de la Patria»1123. Para otros, sin embargo, pese a la mitificación y al ostracismo que caracterizó su vida post mortem, su recuerdo quedaría marcado, sencillamente, con las palabras de Bedoya: «todo lo entregó y – entre todo la vida – sin reclamar en cambio otra cosa que la alegría de una conciencia alzada y satisfecha»1124. 1123 1124 Pésame de Luis Herrera a Mercedes (julio 1936), APMR, caja 2, carpeta 3, sobre 18. ANÓNIMO [Javier Martínez de Bedoya], Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, ob. cit, pp. 224. 312 2) BASES PARA UN PENSAMIENTO POLÍTICO Iº PARTE La aleación entre tradicionalismo y modernismo 1) El espacio tradicional de la comunidad castellana: agrarismo y caciquismo. «Más que un técnico o un profesional de la agricultura, era un enamorado que captaba a muchas leguas las voces quedas del campo sediento de comprensión»1125. A diferencia de los otros teóricos de la derecha radical española, Onésimo Redondo alcanzó una idea política sin perder nunca de vista el espacio rural. Como hemos visto, su formación estuvo indudablemente vinculada al mundo rural al igual que su actividad de sindicalista agrario. Aunque con el paso del tiempo su aproximación a las ideas ledesmistas y joseantonianas le llevó a modificar ciertos aspectos de su pensamiento, estas doctrinas no pudieron cambiar la perspectiva de un Onésimo que jamás miró al campo a través del espacio urbano, sino exactamente al revés1126. Desde los primeros años de formación, la percepción del campo castellano resultó ser un elemento de fundamental estabilidad en la concepción del joven: no sólo porque este espacio personificaba la dimensión en la que había crecido, sino también por ser, durante los años de estudio en Valladolid, un entorno al que acudía frecuentemente en sus visitas, recordando las costumbres y la sabiduría del mundo rural. Tal era la 1125 Texto anónimo, posiblemente escrito por Martínez de Bedoya; véase: Onésimo de cerca(MSB_Bedoya?), APMR (FMTR), caja 1, carpeta 5, nº1. 1126 Confirma esta postura Martinell Gifre, en su análisis comparativo entre los tres principales ideólogos del nacionalsindicalismo. Entre lo expuesto, Gifre reconoce que «Onésimo tuvo en sus manos la gran misión de llevar por el cauce de la revolución nacional a las masas campesinas, y de ser el primer que tradujo a la acción de masas los primeros ideales del Estado Nuevo». Cfr., MARTINELL GIFRE, Francisco, La política con alas, ob. cit., p. 94. 313 predisposición de Onésimo por el campo que la suya más que una curiosidad, parecía una obsesión1127. No olvidemos, además, que pese a vivir en un espacio urbanizado, el mundo rural era una materia de estudio, podríamos decir obligatoria, en todas las escuelas castellanas. En el colegio de Nuestra Señora de Lourdes de Valladolid, donde Onésimo estudió el Bachiller, se aprendían las técnicas de cultivo y los fundamentos de la agronomía, estudios que le servirían mucho en su etapa de sindicalista remolachero1128. Con más detenimiento, demostró su afinidad por el espacio rural a través de una serie de escritos que nos enseñan la cara menos conocida de Redondo. Aprovechando algún momento de descanso y posiblemente durante alguna visita familiar, el joven se dedicó a relatar lo que percibía contemplando a su tierra natal. Sin darse cuenta y siendo un completo autodidacta, Onésimo había dado comienzo a su formación periodística, en la que buscó especializarse en la representación del espacio rural. Por ejemplo, en el caso del escrito “Paisajes de Quintanilla”, Onésimo proponía contemplar la vida de los humildes campesinos castellanos; para ello, pinceló a la gente de su pueblo y retrató a un campo castellano que Quintanilla ejemplificaba a la perfección: «El labrador está gozoso e impaciente. Desea que la lluvia no cese, pero ansía el momento de abrir el surco en la esponjosa tierra que ha preparado el lecho a la semilla. Véasele asomar con frecuencia a la puerta de su casa y reclinarse en el umbral para respirar con placer el húmedo ambiente. […] Ya fuera del pueblo, voy encontrando a los campesinos, que retornan a buen paso al pueblo con sus aperos al hombro o envueltos en sus mantas. Me dan las buenas tardes como extrañados de mi rara dirección, dado lo intempestivo de la tarde para salir al campo»1129. Sin embargo, no se limitó a dar una visión del espacio rural como ambiente meramente agrario. Veía en él un mundo distinto, un espacio lleno de oportunidades que había 1127 Un ejemplo es la correspondencia mantenida con la familia, en la que el joven castellano no dejaba de preguntar por el estado del campo, los cultivos, etc. Véase Cartas desde la escuela (1919-1921), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 8, carta 17.5 (14/10/1920). 1128 Se conservan apuntes como el “Cuaderno de Agricultura”, asignatura impartida durante el curso 1920-21 que se basaba en la primera edición del testo de GARCÍA NOGUEROL, Manuel, Elementos de Agricultura y Técnica Agrícola, Cadiz, Ed. José Benítez, 1913. Los apuntes demuestran que las clases se adentraban en profundidad en cuanto a contenidos, estructurando el estudio de la asignatura ‘Agricultura’ en Ciencia Agrícola, Técnica Agrícola, Agronomía, Economía rural, etc. Cfr., Cuaderno de Agricultura (1920-21), APMR, caja 3, carpeta 3, sobre 3. 1129 Reproducido en: MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 62. 314 caído en un olvido incluso entre sus propios habitantes. Por esta razón uno de sus objetivos se convirtió en recuperar unas raíces históricas y populares que con el tiempo habían sufrido el abandono y la degradación, convencido de poder demostrar que precisamente en el campo castellano se conservaban aún intactos los valores más puros del sentimiento nacional. Para Onésimo el espacio rural volvía a ser por lo tanto un entorno lleno de vida, de tradiciones y de cultura. Allí, la secular relación entre los hombres y la tierra, era sinónimo no sólo de grandes espacios e intrínseca relación con el entorno natural, sino que incluía también los conocimientos ancestrales de los pueblos ibéricos, dando la sensación de la existencia de un secular equilibro entre lo sagrado y lo profano1130. Esta dualidad estética se percibe en otro escrito de Redondo en el que relataba las fiestas patronales de su pueblo, que él mismo había presenciado el 16 de agosto de 1926. Hablando de la procesión de San Roque, intentó – más o menos de manera literaria – captar un momento preciso de la vida de los labradores, quizá con la idea de esbozar un trato somático común a la gente castellana. El joven ensalzaba en el campesino el apego por el elemento religioso, símbolo de fidelidad y profundidad espiritual, que se fundía a la perfección con la práctica atávica de las técnicas laborales, elemento de continuidad gremial y de tradición secular del campesinado: «Un grupo de obreros baila ante el santo, chaqueta fuera, con sus camisas blanquísimas, llenos de polvo y de sudor. Alrededor de todo el pueblo (más de medio kilómetro) han acompañado así a la imagen del glorioso héroe que consumió su vida entre las miserias humanas más repugnantes a los ojos del cuerpo; él alcanza para estos obreros la cura de su abandono espiritual. También ellos son héroes en trabajos corporales. Estos son los que cavan las viñas con el cuerpo (...), sobre la tierra de sol a sol; son los que se quedan en casa con los brazos parados y el puchero vacío cuando las inclemencias del invierno les detienen en sus afanes duros por ganar el pan. […] Son honrados, son pobres, y viven del sudor de la 1130 No olvidemos que la asidua lectura de los textos de Menéndez Pelayo, y especialmente de su gran obra, la “Historia de los heterodoxos españoles”, permitió a Redondo formular conclusiones de este tipo. Más adelante, anotaría en sus apuntes sobre la práctica pagana en el campo ibérico tal y cómo la había observado Pelayo: «Aquel misterioso culto del fuego, enlazado con la adoración lidérica (sic.), y una trinidad naturalista, culto antiquísimo entre los pelasgos, hubo de ser la primitiva religión de nuestros iberos absorbida luego por el avasallado dominio del panteísmo celta. (Consiente en divinizar a la naturaleza – ríos, bosques) (Heterodoxos, 2º I, 4º)». Cfr., Religión prehistórica: España, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 1(0). 315 frente. Tienen un resto de fe demasiado sencilla, pero son un poco idólatras, un poco paganos»1131. La imagen que Redondo cultivó y mantuvo de su tierra quedó inmutable durante los años de formación, convirtiéndose en un arquetipo incluso en su etapa más política. Sin duda, algún efecto tuvieron que surtir las lecturas universitarias que contribuyeron con su apasionada retórica a crear en el joven una pasión por la historia de su tierra natal, considerada por muchos intelectuales de la época como el núcleo fundacional del nacionalismo español1132. Aunque con el tiempo llegó a asimilar ese concepto y defenderlo con insistencia, su vocación por retratar la imagen de Castilla no cambió ni siquiera tras su llegada a la vieja capital, Valladolid. En sus momentos libres Onésimo se escapaba de la ciudad, para mirar con sus ojos los alrededores del perímetro urbano. Allí volvía a encontrar la tranquilidad del campo y el horizonte de los grandes espacios, rodos elementos que le recordaban a su adolescencia y que le animaron a nuevas y privadas reflexiones: «La casa del sol son estos campos puestos sobre el bullicio de los valles, sobre la muchedumbre del vivir humano a quién el sol sirve. Los rastrojos rebrillan generosos, repartiéndose los rayos, sin quebrar, del astro rey que declina viniéndose a descansar, apagando, en la llanura. […] El rebaño de ovejas con trémulo tintineo, se ve a distancia cubriendo apenas las breñas de un pequeño repecho en la ladera. La perdis o la pajarota, guardando alerta fácil en el gran silencio, se escapan desde lejos y levantan al salir un murmullo agitado de extrañeza. Los poblados escasos, sin cotarros ni arboledas, desaparecen de la vista por la sola virtud de la lejanía. Es esta la Castilla típica: la que duerme en el ritmo 1131 La procesión de S. Roque (16-8-26), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre H. Copia dactilografiada del original. 1132 Redondo concebía a Castilla como una región que había sabido expresar con fuerza su apegego por la unidad nacional; lo que nos podría reconducir a lo que había afirmado Ortega y Gasset: «En toda autentica incorporación, la fuerza tiene un carácter adjetivo. La potencia verdaderamente sustantiva que impulsa y nutre el proceso es siempre un dogma nacional, un proyecto sugestivo de vida en común. Repudiemos toda interpretación estática de la convivencia nacional y sepamos entenderla dinámicamente». Cfr., ORTEGA Y GASSET, José, España invertebrada: bosquejo de algunos pensamientos históricos, Cáceres, Universidad de Extremadura, 2002, p. 20. Los autores de las primeras obras biográficas dedicadas a Onésimo, textos de clara implantación propagandística, intentaron demostrar que el afán del joven para la recuperación de los antiguos fastos de Castilla empezó de forma muy temprana y sobre todo por su estrecho contacto con la vida rural. A este respecto, según algunos de sus discípulos, «Los aires de la ribera del Duero, la brisa que azota las ramas de los olmos, parece como si le limpiasen el alma y le curtiesen el cuerpo. Con un signo castellano, a las orillas de un río envía su mensaje imperial y sus aguas calientes hacia el Océano, Onésimo comienza su vida y con ella la empresa para un porvenir español». GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 5. 316 secular de su agricultura cerealista con timbre de rancia antigüedad y fama de austeridad mísera, de monotonía miserable ante el Progreso»1133. Ni siquiera durante la etapa universitaria en Salamanca, renunciaba Onésimo al contacto con el campo. Obligado a largas estancias en la ciudad del Tormes, la falta de contacto con su tierra natal era suplida por paseos y rutas por el campo charro 1134. No es casual que durante esta época Redondo empezara a dar sus primeros pasos en el mundo de la política, entablando por ello sólidos contactos con el grupo de la ACNdP de Salamanca luego mantenida pese a su regreso a Valladolid en 1927. La influencia del activismo político, mezclada por nuevas fases de lecturas y reflexiones ideológicas, contribuyó a una lenta metamorfosis de los esquemas conceptuales del joven. Uno de ellos fue la transformación de su percepción del espacio rural que evolucionaba ahora desde sus contenidos histórico-tradicionales a nuevas líneas interpretativas. Un primer resultado fue asimilado a través del malestar del campo y su aparente retraso productivo, que otra cosa no eran que el reflejo de la decadencia que España estaba sufriendo desde mucho tiempo1135. Había, además, un doble problema endémico en Castilla: por un lado la existencia de una oligarquía que imponía un sistema cada vez más corrupto y degradado, el caciquismo, que no había hecho otra cosa sino derrumbar la situación del campesinado hacia un pseudo-servilismo1136. Por el otro, la falta de una reforma agraria moderna, acorde con los tiempos, que pudiera sacar al espacio rural de una situación 1133 Se trata de un fragmento de un escrito inédito: Al pié de Valladolid: las dos Castillas (06-08-1928), APMR, caja 3, carpeta 1, sobre F. 1134 Testimonio de Eduardo Martín Alonso; reproducido en MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 9. 1135 Existe un análisis muy completo sobre la situación del campo castellano entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, correspondiente a una tesis doctoral firmada por Carlos Hermida Revillas. En ella, este historiador ha logrado organizar un cuadro realmente desalentador de la situación agraria castellana a comienzos del siglo XX, que se caracterizó por enormes problemas vinculados a la crisis agrícolapecuaria, a la implantación de un proteccionismo de tipo integral, al problema de los aranceles y a los bajísimos niveles de vida que dieron lugar a una fase de protesta y de reivindicación del proletariado agrícola. Según el estudio de Carlos Hermida el año 1904 fue particularmente violento, ya que se desataron 34 agitaciones-revueltas campesinas de las cuales 31 fueron en la misma capital, Valladolid; a partir de entonces, «la conflictividad social en Castilla la Vieja y León tendrá un doble carácter: la movilización de los propietarios ante la cuestión triguera y el enfrentamiento entre éstos y el proletariado agrícola». Cfr., HERMIDA REVILLAS, Carlos, Economía agraria y agitaciones campesinas en Castilla la Vieja y León: 1900-1936, Madrid, UCM, 1988 (tesis doctoral), pp.68-69. Sobre el tema véase el capítulo II (pp. 38-69). 1136 Hay una interesante referencia al respecto entre los apuntes de Onésimo: «Los siervos (digamos hoy obreros del campo) se hacían islamistas para obtener la libertad; los ingenuos y patricios para conservar integra su hacienda y no pagar capitación»; cfr., Después de invasión árabe, APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 1(0). 317 considerada ya límite1137. Fue a raíz de reflexiones como esta cuando en Redondo «se conjugan el carácter y los valores del campesino castellano con el espíritu del hombre que ha pasado por la Universidad. […] Cuando tiene oportunidad de irse a vivir a Madrid y prosperar profesionalmente, no lo hace. Desde Valladolid se mantiene cercano a los problemas del campo castellano y en Valladolid al mismo tiempo desempeña su actividad política»1138. No ha de extrañar, por lo tanto, que en el joven abogado evolucionara un concepto de Castilla que iba más allá de sus contenidos agrarios. Esta tierra había sido el núcleo fundacional de una nación que había reunido bajo el yugo y las flechas de los Reyes Católicos a un país que había estado marcado por un destino imperial1139. Castilla, y con ella España, había ostentado un dominio político y económico durante un tiempo relativamente largo, pero ahora la situación había cambiado radicalmente. La secular decadencia que afligía al país se había infiltrado hasta el corazón pulsante de la nación, que Onésimo reconocía en su humilde y austera tierra natal. El vallisoletano justificaba así, como ratificó tiempo después Narciso García Sánchez, «ese amor a Castilla, con el convencimiento de que hasta no enderezar a esa región, paridora de pueblos, España ha de continuar adormecida, sujeta a la balanza fraudulenta de los partidos de turno»1140. El problema campesino, que con agravios se manifestaba en otras regiones tradicionalmente agrarias como Castilla la Vieja, no había hecho otra cosa sino empeorar desde la época de la Restauración. La crisis social que se había originado entonces y que se prolongó durante las primeras décadas del siglo XX, dejó una clara imagen del malestar del campo y su incapacidad para deshacerse de las grandes redes clientelares que le perjudicaban. Por si esto fuera poco, la “crisis hegemónica”, como la ha llamado Tuñón de Lara, se había convertido además en una incuestionable crisis de Estado1141. En todas las provincias de la región castellana, la situación caciquil no era muy diferente, incluso alrededor de Valladolid. Permanecían en su posición privilegiada grandes familias que, utilizando el localismo como argumento de defensa y legitimación 1137 Trataremos más a fondo este aspecto, especialmente en la serie de apuntes tomados durante el exilio en Portugal, una época en la que Redondo ya percibía los problemas del campo a través de su condición tripartida de sindicalista abogado y político, además de crítico con la República por su ineficacia reformista. Sobre la Reforma Agraria, véase entre los apuntes de Redondo: ¿Partidos de ideal o de interés?; La utopía – La estafa – La farsa; Asentamientos; etc. en APMR, caja 1, cuadernos_A, nº 14(A). 1138 MÍNGUEZ GOYANES, José Luis, Onésimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit., p. 95. 1139 «Para él, Castilla no era simplemente el solar de sus mayores, sino la raíz última de cualquier gran empresa hispánica». Cfr., DE AREILZA, José María, Así lo he visto, ob. cit., p. 138. 1140 GARCÍA SÁNCHEZ, Narciso, Onésimo Redondo, ob. cit., p. 5. 1141 TUÑÓN DE LARA, Manuel, Tres claves de la Segunda República, Madrid, Alianza, 1985, p. 21. 318 de sus poderes, insistían en el establecimiento de redes económico-políticas que les convenían; les ayudaba, no cabe la menor duda, la complicidad de las Instituciones que les permitía actuar en «densas redes sociales y patronazgos que les posibilitaban controlar y subordinar a las comunidades, a veces a base de explotación de clase y más frecuentemente a base de complicidad y liderazgo de los intereses locales y personales»1142. En medio de esta crisis institucional de comienzos de los años veinte, la nueva etapa que se abría bajo la autoridad del general Primo de Rivera fue vista como una primera oportunidad de cambio. Aunque durante la primera fase – la del directorio militar – se impulsó la economía hacia la recuperación, las esperanzas iniciales del campesinado y de las clases obreras duraron muy poco1143. Los resultados impuestos por los numerosos decretos-ley de la dictadura no lograron mejorar un sector oprimido por la inflación y por un caciquismo aparentemente inmune al directorio militar. El espacio rural se encontraba frente a una nueva derrota: pese a la implantación de un sistema proteccionista, al control arancelario, a la mejora de las técnicas, etc., el resultado había sido desalentador y de poco servían las esperanzas de los economistas y de los estudiosos que aún miraban al futuro de la agricultura española con ilusión1144. El sucesivo fracaso de la dictadura con la ineficiente obra de las corporaciones, acentuó aún más el desacierto del sistema impuesto por Primo de Rivera que, en Valladolid como en la mayoría de las ciudades españolas, protagonizó el partido único, la Unión Patriótica1145. La situación se hacía insostenible y la crisis del sector rural se convertía en una bomba de relojería. Las huelgas y las manifestaciones – entre 1930 y 1931 – volvieron a protagonizar el panorama social y político de la nación, alcanzando en Valladolid mucho relieve gracias a la masiva participación de los campesinos; «en el campo castellano, nada ha cambiado: la misma explotación, la misma miseria…; y 1142 VARELA ORTEGA, José (ed.), El Poder de la Influencia. Geografía del caciquismo en España (1875-1923), Madrid, Marcial Pons, 2001, p. 211. 1143 BEN-AMI, Shlomo, El cirujano de hierro: la dictadura de Primo de Rivera (1923 - 1930), Barcelona, RBA, 2012, pp. 231-257. 1144 «Al propio tiempo que orientaba por medio de disposiciones económicas una franca y decidida política agraria, por disposiciones legales corregía inveterados defectos, tantas veces señalados en las Cortes y elevados a proyectos, que se quedaron sin discutir». Cfr., GUERRA BAUTISTA, Juan, La cuestión triguera. Al servicio de los labradores, Madrid, Héroes, 1930, p. 105. 1145 PALOMARES, Jesús María, Nuevos políticos para un nuevo caciquismo, Valladolid, Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 1993, p. 107. 319 tampoco siete años de dictadura han podido acabar con la paulatina toma de conciencia del proletariado agrícola»1146. No cabe duda de que la llegada de la Segunda República provocó un radical cambio en las perspectivas del país. España había sido y seguía siendo una nación eminentemente agraria, en la que aproximadamente la mitad de la población dependía del espacio rural y en la que el campo era para muchos considerado como un importante recurso productivo1147. Pero pese a los problemas, la euforia popular se extendió rápidamente por el campo, donde se consideraba que las reformas y los proyectos de mejoría de la nueva República acabarían con aquella larga crisis estructural 1148. Sin embargo – y un vez más –el entusiasmo duró poco, pues el Gobierno provisional se demostró dividido e impreciso sobre la resolución del problema, razón por la cual «la cuestión agraria no era ignorada, pero sí era abordada con notoria timidez»1149. Mientras se discutía el porvenir del agrarismo en España, Onésimo empezaba su trayectoria como sindicalista remolachero. Durante 1930 su objetivo fue mejorar las infraestructuras y cumplir con la implantación de un sindicato más fuerte y mejor coordinado. Por lo visto sus intentos tuvieron cierto éxito en la reorganización de su aparato administrativo y esta agrupación se convirtió en una referencia sindical a nivel regional1150. Pese a ello, el joven sindicalista entendió que de poco servía mejorar la organización, sin obtener una contrapartida del Estado en cuanto a las exigencias del campo. La crisis del sector rural, a su vez, estaba necesitada de una rápida intervención 1146 HERMIDA REVILLAS, Carlos, Economía agraria y agitaciones campesinas en Castilla la Vieja y León: 1900-1936, ob. cit., p. 177. Bautista Guerra rectificaba la gravedad del estado económico de la nación – en su análisis sobre la producción triguera – durante la caída de la dictadura, confesando su escepticismo por el futuro del país: «Claro es que el estancamiento, una vez producido por sobresaturación de trigo extranjero, repercute más intensamente sobre los más débiles, que en este caso son los labradores carentes de recursos y posibles víctimas de una explotación, si el Estado no acude en su auxilio». Cfr., GUERRA BAUTISTA, Juan, La cuestión triguera. Al servicio de los labradores, ob. cit., p. 186. 1147 TUÑÓN DE LARA, Manuel, Tres claves de la Segunda República, ob. cit., pp. 35-45. 1148 Se informaba, al comenzarse el Gobierno provisional, que «el 60 por ciento de nuestro suelo no se cultiva, el 40 por ciento de las tierras cultivadas se explota deficientemente y el 79 por ciento de las incultas aprovechables carece en arbolado. Mientras tanto, una gran parte de la población no encuentra trabajo y tiene que vivir miserablemente o emigrar; la capacidad adquisitiva de esta clase obrera es pequeña, y no pueden, por ello, consumirse todos los productos agrícolas e industriales, y las crisis y el malestar general se agravan». Cfr., CARRIÓN, Pascual, La reforma agraria de la segunda república y la situación actual de la agricultura de España, Barcelona, Ariel, 1973, p. 38. 1149 TUÑÓN DE LARA, Manuel, Tres claves de la Segunda República, ob. cit., p. 41. 1150 Se ha hablado ampliamente de la aproximación de Redondo hacia el sindicalismo agrario en el artículo: TOMASONI, Matteo, «Fascismo agrario y proselitismo revolucionario en el pensamiento de Onésimo Redondo», en RUIZ CARNICER, Miguel Ángel (ed.), Falange. Las culturas políticas del fascismo en la España de Franco 1936-1975, ob. cit., pp. 580-583. 320 estatal, esencial para subsanar las graves carencias productivas del campo1151. La cuestión no era el crear sencillamente una conciencia agraria, sino implantar en la política una «orientación terrícola: digámoslo con esta extrema palabra para dar a entender que el sentido de la política nacional debe producir en el campo primero que en las ciudades, y en las provincias más que en Madrid…»1152. Fue objetivo de Redondo el demostrar que la reforma agraria, según se planteaba en la administración estatal, no parecía ser aquella solución que hubiese borrado del mapa los problemas del sector. Bien lo estimaba en sus apuntes, cuando al reflexionar sobre el futuro de la agricultura estimaba que su máximo representante, el ministro Marcelino Domingo Sanjuán, ni siquiera era la persona más cualificada o capacitada para concretar una reforma que fuera realmente eficaz para el entorno rural: «El ministro y (tal como es la política socializante) clamo de una riqueza nacional de 15 mil millones de pesetas que con su incompetencia, amén de sus cerrilismo mental-socialista, o radical-socialista no puede menos de levantar una ampolla donde fija un dedo, un tumor donde pone la mano, un problema donde dirige la vista, un dolor de cabeza a cada uno que lee discursos o notas y que provocan catástrofe donde coloca su d