'Predator': Shane Black y las 10 claves para resucitar la saga

“’Depredador’ es un clásico. En esa época no había nada de ordenador y eso incide directamente en el look y la credibilidad del film. Por otro lado, es un recopilatorio del cine de acción, el cine de colegas, el cine bélico... Rodado con un montón de pulso y con un bicho que daba mucho miedo. Bueno, al principio no daba miedo, era una especie de langosta roja (risas). Por cierto, hemos hecho un homenaje a la langosta en ‘Predator’, a ver si los espectadores lo pillan. A lo que iba: Stan Winston diseñó una criatura de aspecto temible; más el factor de ese cine de forzudos con bíceps del tamaño de un autobús, más el hecho de pervertir el concepto central para acabar rotando a otro distinto en el que uno tiene que volver a la versión más primitiva de la guerra para vencer al soldado más poderoso... Si unes todo eso, te sale un film que sigue siendo relevante 30 años después. Cualquiera que se dedique a esto sabrá que algo así es muy inusual”.

“No escribo así a propósito. Agradezco que reconozcan mi estilo, porque eso quiere decir que lo tengo (risas), pero no busco que el público diga: Oh tío, esto es de Shane Black. No funciono así. Obviamente, tengo mis referentes y los utilizo lo mejor que sé, pero jamás pretendo que alguien identifique mis obras. Me alegro de que lo hagan, pero eso no es ninguna prioridad. Obviamente, la gente piensa en mí y le vienen a la cabeza Mel y Danny, Damon y Bruce o Ryan y Russell. Porque he trabajado mucho esa dinámica y me encuentro cómodo con ella, con la química entre machos (risas). Pero también quiero pensar que puedo moverme fuera de esos parámetros”.

“No tengo ni la más jodida idea de cómo se sobrevive en Hollywood. He tenido la inmensa suerte de trabajar en aquello que me gusta durante muchísimo tiempo, y de que nunca me faltaran películas para hacer, pero no existe ninguna fórmula mágica. Se trata de una combinación de muchas cosas, supongo, pero tampoco tengo claras cuáles son exactamente, la verdad sea dicha (risas). También es cierto que he vivido al margen de lo que se supone que son las jerarquías de esta industria y del sistema de estudios”.

“Nuestro reto es doble. Uno: conseguir sorprender a una audiencia que ya ha visto al personaje muchas veces y que puede estar cansada. Y el otro –no es broma– es el aspecto del propio personaje. Tiene que acojonar, debe gustar e impresionar. Queremos ser ambiciosos, pero también old-school, y recordar al espectador que, al final, esta es una película de cazadores (y cazados). Como ‘Aliens: El regreso’ (James Cameron, 1986): reinventar la película con otros códigos sin renunciar a la esencia del original, sabiendo que, si metemos la pata, nos matarán”.

“Me acabo de enterar de lo de James Gunn (que fue despedido de la dirección de la tercera entrega de ‘Guardianes de la galaxia’ por unos antiguos tuits con bromas pesadas) y no sé qué decir al respecto. No tengo redes sociales. Hay un Instagram a mi nombre que no llevo yo y poco más. No tengo mucho que añadir”.

“En esta película no hay dueto, no hay pareja cómica; no es ‘Arma letal’. Sería más bien algo así como ‘Doce del patíbulo’ (Robert Aldrich, 1967), o ‘Los siete magníficos’ (John Sturges, 1960). Es una decisión consciente, porque la dinámica de la película debía moverse en esos parámetros. O eso creíamos. Eso, y el factor ¡qué cojones! Quiero que el espectador vea la película y salga diciendo: ¡¿Pero qué cojones es esto?!”.

“Me gusta mucho ‘Logan’ (James Mangold, 2017). De todas las películas de superhéroes de los últimos años, es –de largo– la más completa. Tiene ese tono de thriller, peleas descomunales... y es capaz de combinarlo con un profundo retrato de los personajes. Me gustaban también esas pelis de guerra donde se despreciaba el carácter de la misma, pero se incidía en la camaradería de quienes que la luchaban. No me preocupa la moralidad. A veces, los que siguen órdenes sin cuestionarse nada, dejando de lado cualquier vestigio de razonamiento ético o moral, son los que encajan peor las consecuencias de sus acciones. Eso sí me interesa: la vida es gris. No hay blancos y negros, sólo enormes zonas grises”.

“Sé que mi carrera se ha destacado por mezclar distintos géneros y, no lo niego, es algo que me gusta mucho, pero ‘Predator’ es un film para mayores de 18. No quiero que el espectador piense que verá una comedia o algo parecido. Es un thriller de ciencia-ficción en el que los tíos musculosos han sido sustituidos por un grupo de inadaptados; juega en la frontera de lo bélico, pero nunca planta una bandera en otro género. Quiero que la gente salga del cine agitando la cabeza”.

“No controlo los tráileres. No me fijo en el marketing; no es lo mío. Me alegro de que la gente reaccionara bien a las primeras imágenes, pero ese no es mi trabajo. Yo dirijo la película: el resto no me compete”.