Escocia repite presencia en una Eurocopa y, como en 2021, lo hace con Steve Clarke como seleccionador. Ahora, a sus 60 años, es prácticamente un héroe nacional, pero en mayo de 2019, cuando asumió el cargo en sustitución de Alex McLeish, parecía perdido para el fútbol.
Clarke tuvo una carrera muy honorable como jugador, en particular con el Chelsea, donde estuvo 11 años, de 1987 a 1998. Allí fue uno de los precursores de los laterales derechos modernos que se proyectan al ataque y ganó la FA Cup en 1997 así como Recopa y Copa de la Liga en 1998.
Profesores de primer nivel
Tras colgar las botas, Clarke había comenzado una carrera discreta como asistente en los banquillos. En el Newcastle, Chelsea, West Ham y luego Liverpool aprendió el oficio de Ruud Gullit, Bobby Robson, José Mourinho, Gianfranco Zola, Roberto Di Matteo o Kenny Dalglish. Un gran equipo docente, sin duda.
Clarke terminó siendo el primer entrenador en el West Bromwich Albion en 2012. Estuvo una temporada, otra en el Reading, también tuvo un fugaz paso por el Aston Villa que dio paso a un año en blanco.
Su esposa le convenció
“Me divertí, me relajé, pero mi esposa sintió que yo estaba aburrido y frustrado. Probablemente cuando estaba viendo partidos de fútbol y maldiciendo la televisión. Ella sintió que yo era demasiado joven para retirarme y me convenció de volver al trabajo”, recuerda.
Lo hizo en octubre de 2017 en el modesto Kilmarnock, al que llevó al tercer lugar en la liga escocesa, su único gran logro, pero que le sirvió para que la Federación Escocesa le llamara y se lo llevara en mayo de 2019.
Cuida el detalle y mantiene la calma
John Carver, su asistente, elogia su “atención al detalle”, su “capacidad para mantener la calma” y sus habilidades de comunicación para transmitirla al equipo. “Es firme cuando es necesario, pero trata a todos con respeto”, asegura. En el campo Clarke aplica un sistema con tres defensores centrales, pero con muchas alternativas, que le está dando resultados.
Tras caer en la fase de grupos en la Eurocopa 2021, ahora a Clarke, quien lamenta no haber logrado la clasificación para el Mundial de Qatar 2022, se le presenta otra gran oportunidad de hacer historia y lograr que Escocia, que participa por cuarta vez en el torneo continental, supere de una vez por todas esa primera fase, un muro hasta ahora infranqueable.
La reciente pérdida de su padre
Esta segunda Eurocopa le llega a Clarke tras perder a principios de año a su padre Eddie, víctima de demencia. "Tuvo una larga vida, nos dio una buena educación. Él y mi madre criaron a ocho hijos. Hay un poco de él en mí y me gustaría pensar que también hay un poco de madre", recuerda en una entrevista reciente al podcast de la BBC 'This Sporting Life'.
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Eddie fue futbolista y la luz que guió la carrera de Steve. Estricto, pero siempre presente en el paso de su hijo del Beith Juniors al St Mirren y de allí a Londres, donde se convirtió en uno de los jugadores más respetados del Chelsea.
"Mi padre nos dio buenos estándares, buena moral y espero que podamos hacerle sentir orgulloso", asegura Clarke. "Probablemente entendió que yo era el entrenador de Escocia, pero luego, con la demencia, realmente no lo entendió. No creo que estuviera reteniendo ninguna información".
"Él me vio durante toda mi carrera", prosigue. "Siempre estuvo allí para apoyarme y es triste que al final no entendiera bien que su hijo era el entrenador de Escocia y que realmente le estaba yendo bien en el cargo".
Gianluca Vialli, también fundamental
Otra persona fundamental en su carrera en los banquillos fue su amigo Gianluca Vialli, el ex internacional italiano que falleció en enero de 2023 víctima de un cáncer. Él, que era su entrenador en el Chelsea, le impulsó a dar el paso.
"Ese último verano (como jugador), Luca me dijo: 'Vamos, Clarkie, nos vamos a las Bermudas'", explica Clarke al rememorar aquel lejano 1998. "Jugamos un poco de golf y me dijo: 'Clarkie, vas a ser entrenador'".
"Entonces, de la mejor manera posible, y probablemente siendo la única persona de la que se lo hubiera aceptado, él puso fin a mi carrera como jugador y me envió por un camino diferente. Probablemente me hizo un favor".
Sin duda su padre Eddie y su amigo Luca le guiarán este verano en Alemania durante la Eurocopa.