Alexander von Zemlinsky a 80 años de su muerte - Ópera Actual

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Alexander von Zemlinsky a 80 años de su muerte

Autor de ocho óperas entre las que destacan 'Eine florentinische Tragödie' (1917), 'Der Zwerg' (1922) y 'Der König Kandaules' (1938)

01 / 10 / 2022 - Paulino CAPDEPÓN VERDÚ y Cecilia CAPDEÓN PÉREZ - Tiempo de lectura: 6 min

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DerZwerg-AlexanderZemlinsky-operaactual Una escena de su ópera 'El enano' en Ámsterdam en octubre del año pasado © De Netionale Opera

Este mes se cumplen 80 años del fallecimiento del compositor austriaco Alexander von Zemlinsky, autor de ocho óperas entre las que destacan Eine florentinische Tragödie (1917), Der Zwerg (1922) y Der König Kandaules (1938).

El compositor austriaco Alexander von Zemlinsky nació el 14 de octubre de 1871 en Viena, ciudad en la que desarrolló una importante carrera como compositor y director de orquesta que le situó entre las personalidades musicales más influyentes de su tiempo. En 1886 ingresó en el Conservatorio de su ciudad natal, donde cursó estudios de piano, armonía, contrapunto y composición, siendo uno de sus maestros Anton Bruckner. Siete años después dio a conocer sus primeras obras en la Unión de Músicos, logrando la crítica favorable de Brahms, quien recomendó al editor Simrock que publicara su Trio para clarinete (1896).

Fundamental asimismo fue la relación mantenida con Arnold Schoenberg; se conocieron cuando este ingresó como violonchelista en la orquesta Polyhimnia que dirigía Zemlinsky, quien se convertiría en profesor del fundador de la Segunda Escuela de Viena: de hecho, los Lieder Op. 1 de Schoenberg están dedicados al “maestro y amigo”. Los lazos entre ambos compositores se estrecharon cuando Schoenberg contrajo matrimonio con Mathilde, la hermana de Zemlinsky, en 1901. Asimismo, ambos autores y amigos fundaron la Unión de Compositores en 1904 con el fin de apoyar y fomentar la música modernista en Viena.

El prestigio de Zemlinsky como director de orquesta y compositor se consolidó desde finales del siglo XIX gracias al exitoso estreno de su Sinfonía Nº 2 en 1897 así como al estreno de su ópera Es war einmal por parte de Gustav Mahler en la Hofoper de Viena tres años después. Desde 1903 Zenlinsky trabajó en una doble vertiente: por una parte, impartió clases de orquestación en la Escuela de Schwarz­wald, y por otra, fue maestro de capilla del Theater an der Wien, donde se interpretaban operetas, si bien un año después fue nombrado director principal de la Volksoper, cuyo repertorio incluía también óperas de Mozart y Wagner.

© ABAO Bilbao Opera / Enrique MORENO ESQUIBEL

Una escena de 'Una tragedia florentina' en Bilbao, en febrero de este año.

El periodo de Praga

Una nueva etapa se inauguró en 1911 cuando aceptó la responsabilidad de dirigir el Neues Deutsches Theater de Praga, donde contó con ayudantes de la talla de Kleiber, Webern y Szell, con Viktor Ullmann como maestro de coro. De esta etapa, según afirma Antony Beaumont, datan sus obras más destacadas: durante el periodo de Praga vieron la luz los Lieder de Maeterlinck, el Segundo Cuarteto, la Lyrische Symphonie y dos de sus óperas hoy más programadas, Eine florentinische Tragödie (Una tragedia florentina) y Der Zwerg (El enano). Sin embargo, durante su vida, el prestigio de Zemlinsky se basó más en su labor como director de orquesta que en la creativa: estrenó Erwartung de Schoenberg en Praga en 1924 y sus versiones de las óperas de Mozart y Strauss fueron especialmente valoradas.

"Obligado por su nueva situación económica en Nueva York a componer obras menores, los nuevos proyectos de óperas no cuajaron, por lo que terminó abandonando la composición debido a la apoplejía que sufrió en 1939"

A pesar de su buena situación personal y profesional en Praga, Zemlinsky albergaba el deseo de regresar a Viena o Alemania, pero ello no impidió que rechazara el codiciado puesto de director general de la Ópera estatal de Berlín, lo cual motivó que posteriormente tuviera que conformarse con un puesto menor en la Kroll Oper berlinesa. Las relaciones con Schoenberg se deterioraron con el tiempo y, por otra parte, el credo estético de Zemlinsky estaba alejado de las nuevas técnicas del dodecafonismo que abrazaron el propio Schoenberg y sus discípulos, lo que le impulsó a apoyar otros estilos de autores como Paul Hindemith, Ernst Krenek, Igor Stravinsky y Kurt Weill.

En 1933 se vio obligado a abandonar Alemania pues fue considerado medio judío, siendo catalogada su obra como Entartete Musik (música degenerada). Regresa a Viena, donde no pudo desarrollar actividad alguna, razón por la que en 1938 emigró con su mujer e hija a Estados Unidos a través de Praga. Obligado por su nueva situación económica en Nueva York a componer obras menores, los nuevos proyectos de óperas no cuajaron, por lo que terminó abandonando la composición debido a la apoplejía que sufrió en 1939. Su fallecimiento, acaecido en 1942, pasó desapercibido en Estados Unidos y en Europa.

El legado musical

En su producción inicial se percibe su gusto por la intensidad emocional, el empleo de texturas densamente polifónicas, alejadas de disonancias radicales, así como la admiración que sentía por la música de Brahms y su nuevo concepto de la variación en desarrollo, razones por las que nunca fue más allá de la atonalidad: todo ello se observa en obras como el Primer Cuarteto y el Trío para Clarinete. Posteriormente fueron el cromatismo intenso de la música wagneriana así como la grandilocuencia orquestal de Mahler las nuevas influencias que señalaron la conformación de su estilo musical en la transición del siglo XIX al XX: es el caso de óperas como Sarema (1897) y Es war einmal (1900), dotadas de un dramatismo y un colorido deudores con Wagner, o bien sus primeras sinfonías en Re menor y Si menor.

© Deutsche Oper am Rhein / Hans Joerg MICHEL

'Eine florentinische Tragödie', de Zemlinsky, en la Deutsche Oper am Rhein de Düsseldorf

Por lo que se refiere a su creación musical más original y sobresaliente, debe mencionarse el poema sinfónico Die Seejungfrau (coincidente en su estreno de 1905 con Pelleas und Melisande de Schoenberg), que se convirtió desde su recuperación en 1984 en una de las obras más interpretadas y admiradas de Zemlinsky. Posiblemente una de sus obras más emblemáticas sea su Lyrische Symphonie (1923), obra en siete movimientos para soprano, barítono y orquesta, con textos traducidos al alemán del poeta indio Rabindranath Tagore, y que muestra una clara impronta de Das Lied von der Erde de Mahler y los Gurre-Lieder de Schoenberg. El Tercer Cuarteto (1924) inaugura una nueva fase en la evolución estilística de Zemlinsky al introducir ritmos irregulares, líneas angulosas y texturas austeras. Pese a que los cinco siguientes años fueron poco fructíferos, los Symphonische Gesänge, Der Kreidekreis, el Cuarto Cuarteto y los Lieder opus 22 y opus 27 asentaron el proceso de renovación, mientras que la Sinfonietta en tres movimientos (1934), obra que gozó del aprecio de Schoenberg y Berg, está escrita en un estilo equiparable al de Hindemith y Weill.

Hay que destacar sus ocho óperas, más allá de las citadas Eine florentinische Tragödie y Der Zwerg, ambas con textos de Oscar Wilde, y el ballet Der Triumph der Zeit (1901). También compuso tres arreglos de salmos para coro y orquesta, así como numerosos ciclos de canciones, tanto con piano como con orquesta, de los cuales los Sechs Gesänge,  op. 13, son los más conocidos.

Aunque relacionado estrechamente por razones artísticas y personales con los protagonistas de la Segunda Escuela de Viena, Alexander von Zemlinsky nunca fue un revolucionario ni abrazó los cambios radicales de las primeras décadas del siglo XX. Al ser más conocido y valorado como director de orquesta que como compositor, hasta tiempos bien recientes su obra creativa había estado un tanto olvidada. El hecho de que su figura coincidiera temporalmente con la eclosión de grandes personalidades carismáticas como Bruckner, Mahler, Wagner, Schoenberg o Berg impidió que su legado musical alcanzara un reconocimiento y difusión más amplios.

Últimamente, sin embargo, su música y algunas de sus óperas están siendo nuevamente estudiadas e interpretadas y se han comenzado a valorar los aspectos originales de su estilo compositivo y su aportación a la creación de nuevas corrientes musicales en el marco de los profundos cambios que tuvieron lugar en el transcurso de la primera mitad del siglo XX.– ÓA