Zeros and Ones (2021), de Abel Ferrara

Resulta complicado resumir el argumento de un film tan surrealista que su propio actor principal, Ethan Hawke, reconoce en un epílogo –en mitad de los créditos finales–, donde habla al espectador, que cuando el director y guionista, Abel Ferrara, le mandó el guión no entendió nada. Sin embargo, pensaba que se estaba elaborando “algo grande”, así que no quiso perder la oportunidad de participar. Tras un prólogo en el que el actor manifiesta su emoción por trabajar con el realizador tras la pandemia del coronavirus, se mete en la piel de J.J., militar estadounidense que llega a Roma. Allí pregunta por Justin, su hermano gemelo, terrorista de ideas anárquicas que ha sido detenido. Además, J.J. tendrá encuentros con siniestros criminales chinos, y una enigmática mujer que le obligará a punta de pistola… ¡a meterse en la cama con dos chicas y dejar embarazada a una de ellas!

Veinticinco años después de su mejor trabajo, El funeral, el italoamericano Ferrara se ha desatado por completo, hasta el punto de que parece rodar más visiones que reflejan su estado de ánimo, que un film narrativo. Tras el documental Sportin’ Life, donde hablaba del confinamiento del Covid-19, ha filmado en la Ciudad Eterna durante la noche una cinta con la que expresa –o eso se puede interpretar– sus temores, surgidos durante esta terrible etapa sufrida por la comunidad internacional. Los hermanos protagonistas parecen representar a dos formas de afrontar la vida, una optimista, centrada en aprovechar las cosas buenas de la vida, y otra idealista, que consiste en intentar cambiar el mundo, pero que puede conducir al pesimismo, al sufrimiento, y hasta a la destrucción de grandes joyas, como San Pedro del Vaticano.

El conjunto parece dirigido a sus incondicionales, pues resulta complicado que lo aprecie el resto del público. Realizada sin especial cuidado formal, en vídeo digital, y con un par de explosiones elaboradas con efectos visuales rudimentarios, no se entiende muy bien la inclusión de imágenes cercanas a la pornografía. En todo caso, resulta apreciable la fuerza interpretativa de Ethan Hawke, pese a que ni él mismo sepa qué está retratando, y del resto del reparto, que incluye a Cristina Chiriac, la esposa del propio Abel Ferrara.