Todas las claves del narcosubmarino de la r�a de Ald�n: relato de una epopeya cargada de veneno

Todas las claves del narcosubmarino de la r�a de Ald�n: relato de una epopeya cargada de veneno

Javier Romero Doniz
Javier Romero REDACCI�N / LA VOZ

GALICIA

El vigu�s Agust�n �lvarez, en compa��a de dos primos ecuatorianos, intent� cruzar el Atl�ntico en el 2019 en medio de tempestades y entre grandes buques con un �nico objetivo: introducir en Europa m�s de 3.000 kilos de cocan�a. Esta es la historia completa de narcosubmarino de Ald�n llamado Che

13 mar 2023 . Actualizado a las 12:45 h.

Seis ventanucos rectangulares de metacrilato enmohecido fueron el �nico balc�n del narcosubmarino al mundo durante 27 d�as. Dentro del casco, en el �nico espacio, un hueco haciendo de cabina, penumbra y desconfianza. Incluso ya saliendo al Atl�ntico, semisumergido, reptando igual que un caim�n sobre el agua para ganar millas lentamente dejando atr�s la primera escena del delito, Brasil, los mismos portillos imped�an dimensionar en su vasta totalidad la balsa de agua que rodeaba, y zozobraba, a la embarcaci�n y a sus tripulantes. Tampoco se intu�a, por los mismos tragaluces, el final del horizonte. Demasiada mugre acumulada.

A partir de ah� todo fue penumbra, ruido permanente, m�s recelo y oscuridad. Hedor, posibles traiciones, angustia, goteras, humedad, grasa, miedo, sudor y comunicaciones que no llegan. Otras, tal vez, interceptadas. M�s ruido, olas imposibles, ni letrina ni bacinilla, todas las necesidades en una bolsa. Gases t�xicos, nolotil, filtraciones, malcomer, ibuprofeno, sudor, humo y m�s humo, correos electr�nicos sin respuesta y el riesgo de pasar m�s de una d�cada entre rejas. �Motivo?�Los 3.068 kilos de coca�na alijados en la bodega del primer narcosubmarino cazado en el Viejo Continente.

Un viaje suicida que ten�a lugar en el 2019 y que sus protagonistas pueden contar de milagro. Al narcosubmarino, cuya historia�se lleg� a recoger en la ficci�n, en la�serie�Operaci�n Marea Negra,�lo bautizaron como Che.

Traves�a suicida

La investigaci�n atribuye la responsabilidad de capitanear el semisumergible a Agust�n �lvarez, de Vigo. Fue una promesa del boxeo nacional hasta dejar el deporte de las doce cuerdas para mudarse a Barcelona. El sector de los karts lo acogi� con los brazos abiertos. Madrid, ya alejado del motor, fue su pr�xima ciudad. All�, seg�n todos los indicios, participaba del negocio de la coca haciendo transportes por carretera. Lo siguiente, dadas las evidencias judiciales, fue subirse a lomos de un narcosubmarino. Agust�n fue la segunda opci�n de un viaje, el de ese narcosubmarino, llamado a coronar otro piloto, tambi�n gallego, cuya identidad se desconoce.

Pero aquel se ech� atr�s en el �ltimo momento. Agust�n, ya como plan b, aterriz� en Brasil el 25 de octubre del 2019, y se estima que recibi� el encargo una semana antes. Fue todo tan precipitado que incluso anul� de urgencia su tradicional fiesta de cumplea�os (1 de noviembre) en la capital. Ya en la selva, en el Amazonas, junto al artefacto y los dos tripulantes, Agust�n se mantuvo distante. Luis Tom�s Ben�tez Manzaba y Pedro Roberto Delgado Manzaba, ecuatorianos y primos,�iban a ser sus�acompa�antes.�Se les presupon�a avezados narcomarineros en el oc�ano Pac�fico a los que constan viajes de M�xico a su pa�s en avi�n, pero de los que se desconocen c�mo fue el desplazamiento a la ida.

La tripulaci�n sigui� una de las autov�as mar�timas del Atl�ntico reservadas para buques. �El mayor susto fue cruzarse con un mercante que casi se los lleva por delante. Lo pasaron muy, muy mal�, a�aden en el ECO Galicia de la Guardia Civil para evidenciar el cuarto gran peligro vivido tras los tres temporales. Pero la proa sigui� avanzando hasta bordear las islas Azores por el sur. Ya sobre el 15 de noviembre, tras 19 d�as de singladura, se supieron cercados. Patrulleras y medios a�reos de la Armada Portuguesa salieron a su encuentro sin establecer contacto visual.

El mal tiempo y el oleaje imped�an distinguir la silueta semisumergida. Est� por ver si la tripulaci�n s� distingu�a a sus captores, alertados, igual que Espa�a, por el Centro de An�lisis y Operaciones Mar�timas en materia de Narcotr�fico (MAOC). El segundo gran contratiempo surgi� en tierra. Uno de los motores de las dos planeadoras dispuestas para salir desde Portugal se averi�. No qued� m�s remedio que demorar los planes. Agust�n y sus marineros solo pod�an esperar. Los enlaces en Espa�a necesitaban tiempo para conseguir solventar el contratiempo mec�nico. No les qued� otra opci�n que navegar de forma err�tica durante 72 horas frente a las costas de Portugal.

Mientras, en Espa�a, las gestiones para obtener un motor nuevo dispararon la rumorolog�a en este submundo. Muy reducido a ciertos niveles e indiscreto por naturaleza. La informaci�n fluy�, eso seguro, porque el ECO Galicia de la Guardia Civil le puso el cascabel al gato averiguando que la embarcaci�n ubicada por el MAOC era realmente un semisumergible. Pasadas las 72 horas, se descart� la descarga; demasiada improvisaci�n y presencia policial en la zona cera del trasvase. En ese momento, Galicia ya era la �nica opci�n posible para llevar a buen puerto a este Frankenstein de la navegaci�n. El patr�n no lo dud�, tir� de tel�fono m�vil para pedir ayuda a dos amigos de la infancia. Ellos, Iago Serantes y Yago Rego, deb�an desplazarse de urgencia a Vigo para ayudarlo.

Dos d�as despu�s, Agust�n entr� al tim�n de Che —as� lo bautizaron sus fabricantes— en las R�as Baixas. Era el 21 de noviembre. En esas jornadas se movi� cielo y tierra para encontrar lancheros que salieran a por los 123 millones de euros en coca�na. Solo en la r�a de Arousa se toc� al menos a cuatro organizaciones, todas lo rechazaron y ninguna aparece en este procedimiento concreto por la falta de pruebas para imputar a sus integrantes. Por lo que Agust�n recibi� nuevas �rdenes. Hab�a que llegar a alg�n punto fijado, frente a la Costa da Morte, para disparar la �ltima bala.

Al mismo tiempo, el grupo II de la UDYCO de Pontevedra de la Polic�a Nacional cazaba al vuelo otra informaci�n para ubicar a los sospechosos en tierra, y algo m�s. Las R�as Baixas se blindaron en las jornadas transcurridas entre el 21 de noviembre y la madrugada del 24, fecha en la que se hundi� el artefacto. Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria moviliz� todo lo movilizable: �Con unas condiciones meteorol�gicas m�s favorables, el semisumergible no hubiese llegado a Galicia�, explican en Aduanas. Ya sobre el agua, los patrulleros Halc�n, �guila I y �guila V cerraban r�as, custodiaban bocanas o, incluso, se agazapaban entre bateas a la espera de Che. Ya por alto, y condicionados por el mal tiempo, los helic�pteros peinaron cada palmo de las R�as Baixas.�

El ECO Galicia de la Guardia Civil recibi�, otra vez, m�s informaci�n relevante que situaba al narcosubmarino cit�ndose con un barco de pesca procedente de Asturias. Por lo que, desde A Coru�a, moviliz� a una de sus patrulleras que, salvando olas de hasta siete metros, se meti� en el ombligo de la tormenta. Llegaron a la zona posicionada y visualizaron el pesquero, que vir� el rumbo hasta desaparecer ahuyentado por la Guardia Civil. �Ten�amos claro que esa opci�n se iba a producir, por eso hacemos el despliegue de medios que hacemos con barcos nuestros y de Vigilancia Aduanera, y con medios a�reos. El fin real pod�a ser la detenci�n, pero era improbable localizar algo as� en aquellas condiciones. El objetivo real era dejarlos sin opciones y, al final, el azar jug� a nuestro favor porque s� se quedaron sin opciones. Solo pod�an volver a la costa para intentar sobrevivir�, a�aden en el ECO Galicia.

Al sur, ya el d�a 24 a �ltima hora de la tarde, se detect� pasando frente a la isla de Ons. La reconstrucci�n oficial sit�a a Che acerc�ndose a la playa de O Foxo poco antes de las 2.00 horas. Agust�n activ� la v�lvula para hundirlo antes de salir por la escotilla. Fuera, rode�ndolos, oscuridad y la incertidumbre de saber s� los esperaban para detenerlos. Resulta seguro, a ojos de la investigaci�n, que semejante alijo no servir�a de alimento para los peces o mariscos de la r�a de Ald�n. La intenci�n real ser�a ocultar temporalmente el alijo bajo sus cristalinas aguas para reanudar el trabajo de reflotaci�n de los fardos a los pocos d�as. Pero ya era tarde. M�s de 240 efectivos policiales y militares desplegados por tierra, mar y aire vigilaban la r�as de Ald�n, de Vigo y de Pontevedra.

En O Foxo, solo hab�a una patrulla de la Guardia Civil inspeccionando la zona. Ellos fueron los agentes que cerraron con �xito un operativo internacional y grandilocuente. Sin ellos, s� se hubiera hallado el semisumergible hundido, pero, posiblemente, no a los tripulantes. Un coche, conducido por otro amigos del patr�n los esperaba a pie de playa para desaparecer. Ambos agentes arrestaron a Luis Tom�s y dieron la voz de alarma. Horas despu�s se detuvo a Pedro Roberto y, d�as despu�s, llegaron los cinco arrestos restantes: Agust�n y los cuatro colaboradores en tierra.

Pero las R�as Baixas nunca figuraron en el plan inicial, ni los acusados de colaborar en tierra eran las personas que finalmente organizaron la llegada del primer narcosubmarino interceptado en Europa tras cruzar el Atl�ntico cargado de droga. Aunque s� aceptaron sumarse a una trama que hizo aguas desde el inicio. Dos a�os despu�s, en noviembre del 2021, se conoci� la acusaci�n de la Fiscal�a contra los siete procesados por el alijo m�s singular nunca visto en el Viejo Continente; todos, por igual, afrontaron 13 a�os y medio de c�rcel por un porte con una pureza del 80 % valorado, oficialmente, en 123 millones de euros. Ya los roles de cada uno, a ojos de la Fiscal�a, estaban diferenciados:

Los tripulantes

Agust�n �lvarez. Nacido en Vigo en 1990, exboxeador y campe�n de Espa�a j�nior en el deporte de las 12 cuerdas. Tambi�n vigilante privado de seguridad y aspirante a piloto de aviaci�n civil. Integr� la tripulaci�n y la patrone� junto a Pedro Roberto Delgado Manzaba y Luis Tom�s Ben�tez Manzaba. Ecuatorianos de cuna, primos, marineros de profesi�n y habituales en los puertos de su zona de origen, Esmeralda, al norte del pa�s y muy pr�xima a la frontera con Colombia.

La informaci�n facilitada por la agencia antidroga DEA, de los Estados Unidos, en los d�as posteriores al hundimiento, los ubica previamente participando de otras operaciones de narcotr�fico en el oc�ano Pac�fico a bordo de barcos pesqueros. Aceptaron el encargo de subirse en un narcosubmarino por encargo de una organizaci�n colombiana con el poder�o econ�mico necesario para fletar algo as�: el clan del Golfo. Los roles de ambos son similares: asistir al patr�n, Agust�n �lvarez, durante la traves�a. A Pedro Roberto (1977) se le atribuye, a mayores, la condici�n de mec�nico.

Luis Tom�s (1975), al pisar tierra gallega, fue detenido a pocos metros de la playa de O Foxo. Escap� al detectar la presencia de la Guardia Civil y, acorralado, se ech� al agua. Dos agentes lo sacaron del agua, rendido y sin apenas fuerzas para hablar. Pedro Roberto huy� por el monte y fue localizado cuatro horas despu�s, a�n vistiendo el traje de neopreno. Al ser detenido, sus manos presentaban numerosas abrasiones que responder�an a la manipulaci�n del motor. Los rostros de ambos estaban ennegrecidos tras semanas conviviendo en un c�ctel de agua salada, aceite y gasoil.

Colaboradores en tierra

Iago Serantes. De Vigo y residente en Palma de Mallorca. Est� considerado la primera persona con la que contacta Agust�n al verse en la necesidad de improvisar la descarga en Galicia. Las pruebas lo sit�an como el �nico implicado que mantuvo contacto regular con Agust�n para recibir indicaciones acompa�ado de Yago Rego. De Vigo, vecino de L�rida y amigo de Iago Serantes y Agust�n desde hace a�os. Viaj� a Vigo la misma tarde que Iago (procedente de Mallorca), coincidiendo con los d�as previos al hundimiento. Ambos desplazamiento, en avi�n, coinciden en el tiempo con la gestaci�n del plan B que implic� trasladar la operativa a Galicia e improvisar la descarga.

Enrique Carlos Serantes. De Vigo y padre de Iago Serantes. Se le acusa de conocer, y participar, en las gestiones realizadas por Iago y Rego en los d�as previos al hundimiento. Ya al ser detenido, en su casa, se hallaron 747 gramos de marihuana, valorados en 3.795 euros. Por �ltimo, Rodrigo Hermida. Natural de Vigo y vecino de esa ciudad. Su papel supuso un libro abierto para los investigadores. �l fue el primero en entender, ya esposado, las consecuencias de lo ocurrido, de ah� su pronta colaboraci�n.

El juicio

Ya en el juicio, celebrado en diciembre del 2021 en la Audiencia Provincial de Pontevedra, se reconstruy� lo vivido en Vigo durante los d�as previos al hundimiento del narcosubmarino a trav�s de dos pruebas de cargo fundamentales: una documental y otra testifical. La primera se obtuvo del chat de WhatsApp intervenido a ambos Serantes. Conversaciones que recogen, a ojos de la Fiscal�a antidroga, un reguero de frases incriminatorias. Ya la prueba testifical fue aportada por Rodrigo Hermida una vez detenido. Expuso que Iago Serantes, tres d�as antes del naufragio provocado, le plante� una oferta reveladora: �Me ofreci� de 15.000 a 20.000 euros por participar en una descarga de droga en una playa a 25 minutos de Vigo�.

La Fiscal�a evidenci� que Serantes hijo sab�a de la llegada de los 3.068 kilos del narcosubmarino. Tambi�n que el mismo Serantes era el principal interlocutor en tierra con el piloto de la peculiar nave. El chat de WhatsApp revela igualmente que Iago hablaba en representaci�n de Agust�n con su padre, a quien se considera igualmente conocedor de todo lo ocurrido antes del hundimiento frente a la cala de O Foxo (H�o, Cangas). �Cuando paguen te hago un giro para que te vayas de viaje�, le prometi� el d�a 22 el hijo al progenitor antes de finalizar ambos en prisi�n.

Un d�a antes del hundimiento, cuando la tripulaci�n navegaba frente a Galicia, Iago le informaba: �Est� negro este [por Agust�n] ya, dice que le mienten. Dijo que no le llamemos m�s ni usemos m�s el m�vil. Qu� ya est�, tiene que esperar�. Iago a�ade: �No creo que vaya a pique si no entra agua�. La Fiscal�a y la investigaci�n policial conjunta (instruida en el Juzgado n�mero 2 de Cangas) otorgan igualmente a Enrique Carlos Serantes un amplio conocimiento de los hechos por una afirmaci�n que traslada a su hijo Iago el d�a 23 por la tarde: �La gasolina se la mandar�a el Negro... digo yo�.

El Negro, concluye la acusaci�n, ser�a alg�n destacado integrante de la organizaci�n propietaria de la droga, y del que Enrique Carlos ten�a un conocimiento que lo compromete. Lo qu� s� queda claro es que los cuatro presuntos colaboradores en tierra integraban un plan B tras saltar por los aires, frente a las costas de Portugal, la opci�n A.

Serantes hijo evidenci� seguir en contacto con Agust�n siete horas antes del hundimiento: �Ya est�, este carg� [combustible] esta ma�ana para aguantar�. Pasadas las 23 horas —el hundimiento ocurri� despu�s de las 2.00—, Iago segu�a informando a Enrique Carlos: �Al final no s� que pasa, creo que lo hunde. A ver si le saco informaci�n�. Ya rondando la medianoche, Iago volvi� a manifestarse: �[Agust�n] Dej� de contestar, dijo estoy aqu� cerca [del punto acordado]. Dile [por Rodrigo Hermida] que d� luces�.

Hermida esperaba con su coche en O Foxo, adonde lleg� siguiendo la ubicaci�n de WhatsApp enviada por Iago Serantes y tras entregarle Enrique Carlos tres bolsas con ropa y barritas energ�ticas para, seg�n la acusaci�n, los tres tripulantes. La indicaci�n de orientar el coche a la r�a, de noche y con borrasca, ser�a para hacer de faro al narcosubmarino. Pero si hay una frase que demostrar�a que ambos Serantes estaban al tanto de los pasos de Agust�n, incluso despu�s del hundimiento, es la enviada el d�a 27 a las 13.11 horas, y que ayer aflor� en el juicio. La remiti� Iago a su progenitor: �El cuco est� en el nido, tranquilo�. El cuco ser�a Agust�n y el nido, la caba�a abandonada en H�o donde el considerado piloto se escondi� sin agua potable ni alimentos hasta el d�a 29, que fue detenido.

La reconstrucci�n documentada de los hechos investigados compromete igualmente a Yago Rego. Habr�a iniciado las gestiones para lograr una furgoneta antes de viajar a Vigo, desde su ciudad de residencia, L�rida. Tambi�n pidi� prestado un barco deportivo a un amigo para salir a la r�a pese a la borrasca, y particip� con Iago Serantes de la compra de ropa y barritas energ�ticas para la tripulaci�n. Ya Luis Tom�s Ben�tez y Pedro Roberto Delgado aprovecharon el juicio para reconocer haber integrado la tripulaci�n, aunque negaron cualquier responsabilidad o ser propietarios de la droga. Tambi�n admitieron que lo hicieron por dinero, con la diferencia de que Pedro Roberto a�adi� que un hijo, que en el 2019 ten�a dos a�os, sufr�a c�ncer. Ambos Manzaba admitieron igualmente que no colaboraron policialmente por miedo a represalias.

Por �ltimo, Agust�n �lvarez, el considerado piloto y patr�n, reconoci� la acusaci�n, acepta la pena que se le imponga y admite que lo hizo por dinero. Neg� ser due�o de la droga, ejercer de piloto y haber utilizado dispositivos para navegar, pero s� tel�fonos satelitales. Tambi�n que hab�a una coordenada fijada para concluir el viaje y trasvasar la mercanc�a. �lvarez, desde su arresto, guarda un rocoso silencio y mantiene un compartimiento en prisi�n alejado de cualquier problema. Ejerce de tutor, en el marco de un programa penitenciario, de dos presos en el m�dulo cinco de la c�rcel de A Lama con problemas mentales y que estudian para finalizar la ESO. �l, a mayores, preparaba entonces las cinco asignaturas que le restan para finalizar segundo de bachillerato y este mes de febrero, concluy�, presentarse al examen de acceso para la UNED.

En el �ltimo d�a de juicio, la Fiscal�a retir� el delito de organizaci�n criminal al quedar claro que los procesados no integraban ninguna organizaci�n y s� formaron parte de un plan B. Ya la sentencia, hecha p�blica a principios de febrero, supuso un mazazo para todos los acusados. Implica 11 a�os de c�rcel para los tres tripulantes, 9 para el principal colaborador en tierra, Iago Serantes, y 7 para los otros tres procesados por ayudar a recibir los 3.068 kilos de coca�na alijados en el semisumergible. Pero el juicio celebrado en la segunda quincena de diciembre estuvo a punto de suspenderse.

La Fiscal�a ofreci� una conformidad que una parte importante de los procesados aceptaron, pero el resto no. La propuesta era para todos o para ninguno, e implicaba nueve a�os entre rejas para los protagonistas de la traves�a suicida por el Atl�ntico y seis para los cuatro procesados de colaborar desde Vigo. Aquella oportunidad pas� y hoy ninguno puede sentirse satisfecho; todos han salido perdiendo, con penas que implican una mayor estancia entre rejas.

Relato no judicializado

El relato probado en la primera sentencia redactada en Europa (en primera instancia y a la espera de conocerse los recursos de las defensas) por la llegada de un narcosubmarino al Viejo Continente contiene una reducida parte de lo ocurrido realmente. La falta de pruebas para llegar a los verdaderos receptores de los 3.068 kilos de coca�na transportados por el semisumergible implicaron un ejercicio de econom�a procesal. No se pod�a desvelar la gran cantidad de inteligencia policial acumulada en la �ltima semana de noviembre del 2019.

La �nica referencia expl�cita se recoge para referirse a la tripulaci�n, de los que se afirma que pertenece a �una estructura criminal internacional proveedora de estupefacientes�. Se omite que las tres toneladas fueron aportadas por varias organizaciones en Colombia que, coordinadas por el clan del Golfo, las enviaron a un astillero clandestino levantado en el tramo final del r�o Amazonas, en Brasil, a 12 horas de navegaci�n de la desembocadura al Atl�ntico. All� se construy� el narcosubmarino, en un recinto militarizado por sicarios para proteger los 123 millones de euros en coca�na. Primero llegaron los dos Manzaba, luego un piloto gallego, de O Saln�s, que rechaz� el trabajo estando en la misma selva.

Luego se llam� a Agust�n �lvarez, que acept� el chollo y se desplaz� de urgencia a Brasil desde Madrid, su ciudad de residencia entonces. Zarparon, salieron al Atl�ntico y superaron tres temporales. Tambi�n se libraron, por segundos, de acabar aplastados por un buque de grandes dimensiones. Finalmente alcanzaron la coordenada pactada, a 269 millas de Portugal. Pero el motor de una de las planeadoras, que tendr�an que haber salido a su encuentro, tuvo problemas mec�nicos y hubo que esperar. Las telecomunicaciones se interceptaron y la Armada de Portugal sali�, sin �xito a buscarlos.

Aquello se convirti� en un avispero de patrulleras y medios a�reos, por lo que los verdaderos responsables de mecer este negocio millonario ordenaron a la tripulaci�n poner rumbo a la tierra natal del considerado patr�n del narcosubmarino. Ocurri� sobre el 19 de noviembre, justo cuando Iago Serantes y Yago Rego fueron alertados por su amigo Agust�n. Tambi�n se contact� con cuatro organizaciones de narcolancheros en la r�a de Arousa, pero ninguna acept� el encargo.

S� un pesquero, frente a la Costa da Morte, pero la investigaci�n abort� el encuentro y provoc� que Agust�n hundiera el casco en H�o para sobrevivir. Nada de esto se recoge en el fallo, ni el sumario; ah� radica la parte oculta de unos hechos que suponen un hito policial y han sido�rescatados y documentados en el libro Operaci�n Marea Negra (Ediciones B).