Cantantes que triunfaron tras pasar por Eurovisión

Cantantes que triunfaron tras pasar por Eurovisión

Julio Iglesias, ABBA y Céline Dion.
Julio Iglesias, ABBA y Céline Dion.
WIKIMEDIA / GETTY
Julio Iglesias, ABBA y Céline Dion.

El Festival de la Canción de Eurovisión es el programa de televisión más antiguo del mundo. Y, aunque ha cambiado muchísimo desde su estreno en 1956 hasta la edición número 68 del pasado sábado 11 de mayo, en la que España consiguió el puesto 22 con Nebulossa, lo que se mantiene constante (aun siendo variable cada año) es su poder de convocatoria, que en 2023 congregó ante la televisión a 162 millones de espectadores.

Un escaparate deslumbrante por el que a lo largo de las décadas han desfilado artistas de (literalmente) toda condición y pelaje. La gran mayoría de ellos han acabado por purita probabilidad en el ineludible y superpoblado rincón del dichoso olvido, aunque también ha habido otros, algunos pocos, escogidos por el destino para desarrollar largas, respetadas y triunfales carreras de éxito.

Julio Iglesias es un caso paradigmático: después de ganar el Festival de Benidorm en 1968 con su primer single, La vida sigue igual, representó a España en Eurovisión en 1970 con Gwendolyne. Esta vez no ganó (se impuso Dana, por Irlanda), pero su canción se convirtió en un clásico instantáneo y un hit internacional que grabó en inglés, francés, alemán e italiano.

La vida ya nunca más siguió igual para Julito, como tampoco para Raphael, quien se tuvo que conformar con el séptimo puesto cantando Yo soy aquel en 1966 (en una edición ganada por Udo Jürgens, conocido como el Billy Joel austriaco). Lo volvió a intentar al año siguiente con Hablemos del amor y se quedó en la sexta posición, pero su trayectoria despegó entonces a un nivel tan planetario que terminaría recibiendo una década después un disco de uranio.

¿Cuál es el primer nombre que a todos nos viene a la cabeza cuando nos preguntan por Eurovisión? Puede que Massiel, vale, quien también desarrolló a partir del La, la, la (1968) una trayectoria musical que, tras su victoria en el certamen, la convirtió en figura esencial de nuestra cultura popular del siglo XX. Pero, contestando a la pregunta anterior a un nivel supranacional, ese nombre en realidad es ABBA.

Nadie representa con más hondura al festival que el cuarteto sueco, que despegó hasta lo más alto del olimpo del pop después de ganar en 1974 con Waterloo, que acto seguido se convertía en el single del momento. Encadenaron un éxito tras otro, se separaron ocho años después y han despachado 375 millones de discos.

Todos tenemos un pasado y el Céline Dion pasa también por Eurovisión. Apenas era una estrella local en su Canadá natal cuando con 20 años venció en la edición de 1988 del festival, cantando en francés en representación de Suiza.

Este hito le abrió las puertas del resto del globo y fue agrandando su popularidad progresivamente, ya cantando en inglés, hasta la explosión absoluta una década después con My Heart Will Go On, tema principal de la película Titanic. Es una de las grandes divas de nuestro tiempo, pero eso tampoco lo vamos a descubrir en este momento, porque ya viene de lejos.

Hay otros muchos nombres que han dejado su huella en la historia de la música y que han ido pasando por Eurovisión año tras año. Los italianos Maneskin pillaron por sorpresa al respetable en 2021 y ahora son una de las bandas de rock más populares en todo el mundo para toda una nueva generación.

Más que sorpresa se puede hablar de shock cuando los literalmente monstruosos finlandeses Lordi llegaron a lo más alto en 2006 con Hard Rock Hallelujah, un himno en realidad heavy metal que les llevó a ser un nombre esencial del género en el viejo continente.

Un estilo diametralmente opuesto es el de France Gall, quien se impuso en el certamen en 1965 con Poupée de cire, poupée de son, una composición de Serge Gainsbourg que en su parisina voz (aunque representaba a Luxemburgo) acabaría por tener versiones en idiomas tan variopintos como alemán, japonés o finés.

A lo largo de los años se mantuvo como una celebridad de la música francesa, de la misma manera que Vicky Leandros lo es de la griega (y de la alemana, pues allí desarrolló su carrera), con un curioso nexo entre ambas, pues esta última también participó por Luxemburgo en el festival, y no una, sino dos veces: la primera en 1967 quedó en la cuarta plaza -por encima de Raphael, por tanto- y la segunda en 1972 triunfó con el tema en francés Après toi.

Otros muchos artistas honorables supieron utilizar Eurovisión en determinados momentos para aupar sus carreras. Como Sir Cliff Richard, que era ya tremendamente popular en Reino Unido con The Shadows, pero que emprendió camino en solitario en 1968 participando en el concurso con el ahora clásico Congratulations, repitiendo en 1973 con Power to All Our Friends.

No ganó ninguna de las dos veces, pero le vino estupendamente semejante escaparate, que también puso ante los ojos del gran público al irlandés Johnny Logan, el único triple vencedor: como cantante en 1980, como cantante y compositor en 1987 y como compositor en 1992. La única que ha podido hasta ahora acercarse, ganando dos veces por Suecia como vocalista, ha sido Loreen en 2012 y 2023.

Saben también perfectamente cuál puede llegar a ser el potencial de Eurovisión artistas tan dispares como Sergio Dalma, que desde lo de Bailar pegados en 1991 sigue siendo uno de los cantantes más populares de nuestro país. O Mocedades, que quedaron segundos en 1973 con el célebre Eres tú.

Al Bano y Romina Power representaron a Italia en el certamen en 1976, en los inicios de su andadura como dúo musical, y para cuando lo volvieron a intentar en 1985 gozaban ya de una notoriedad importante (no ganaron ninguna de las dos ocasiones).

Para la israelí Ofra Haza, cantar en el festival en 1983 fue también un punto de inflexión, a pesar de que se quedó en la siempre molesta segunda posición. Olivia Newton-John quedó cuarta en 1974 y poco después protagonizaba Grease y pasaba a la posteridad con Sandy Olsson.

68 ediciones dan para mucho en este mundo constantemente en movimiento y transformación. Y, aunque de un tiempo a esta parte los más críticos hablan de un espectáculo televisivo frívolo en el que la música ha perdido calidad, es verdad también que ha sido lanzadera de artistas tan estimados como los portugueses Salvador Sobral (ganador en 2017 con la puntuación más alta de la historia) y Dulce Pontes (1991) o la española Amaia Romero (en 2018, con Alfred García). Nombres que, retrocediendo en el tiempo, pueden emparentarse con Domenico Modugno (en 1958, con Nel blu dipinto di blu, y que repitió en 1958 y 1966) o Nana Mouskouri (en 1963), que también probaron fortuna al principio de sus luego aclamadas carreras.

Caso aparte digno de mención para terminar, a modo de bis, es aquellos que pusieron su voz a la historia de Eurovisión, siendo ya intérpretes reconocidos con algún gran éxito a sus espaldas. Franco Battiato (1984) es un claro ejemplo, como también Bonnie Tyler en 2013, Umberto Tozzi en 1987 o Katrina and The Waves en 1997.

El festival no será lo mismo en 2024 que en 1956, como es natural, pero echando la vista atrás una cosa queda bien clara: son cuantiosas las canciones que han sobrevivido al paso del tiempo y siguen eternas entre nosotros.

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