Aún no hemos llegado a la finalización del curso, de hecho todavía restan algunas fechas para el cierre, y, sin embargo, algunos equipos han comenzado a recibir ya las notas finales.
Es el caso, por ejemplo, de Real Madrid, con sobresaliente, y a la espera de poder alcanzar la matrícula de honor, o de Almería y Granada, ambos suspendidos, después de un curso nefasto. Hay otros que se podría decir que ya saben o que les espera, y que sólo esperan cubrir las fechas que restan para matizar la puntuación final, pero que sin que nada pueda afectar considerablemente su evaluación definitiva.
Y luego están los que todavía tienen exámenes pendientes, y de cuyos resultados va a depender en gran manera la suerte de la temporada. Entre estos últimos se encuentra la Real Sociedad que, después de los últimos resultados, tiene tan complicado ser quinta como octava, al encontrarse ambas posibilidades al mismo número de puntos, exactamente siete.
Por lo tanto, cabe pensar que son dos las opciones que a día de hoy se barajan: ser sexta o ser séptima en función del desenlace de la particular pugna con el Betis.
Resulta curioso constatar las diferentes reacciones de los distintos clubes frente a hechos parecidos; así, en las últimas fechas, hemos asistido a festejos indisimulados de clubes como Villarreal o Sevilla, que, tras una temporada no especialmente brillante, celebran la permanencia en la categoría. Y es que vienen de momentos delicados en los que se llegó a vislumbrar un posible desastre. Por el contrario, hemos escuchado también en fechas cercanas, el malestar o la queja de otros, como Osasuna que selló sus objetivos primarios hace ya un tiempo y que, sin embargo, transmite una sensación de frustración poco acorde con la realidad. ¿Y la Real?
¿Cuál es la percepción de los hechos que tiene la afición realista? El equipo está muy cerca de asegurar su quinta presencia consecutiva en un torneo continental, a pesar de lo cual, parece haberse instalado entre un sector de la afición, una suerte de decepción. Casi todo es respetable, pero no parece una percepción conforme a los hechos.
“Europa nunca es un premio menor”
“La Europa League nunca es un premio menor”, son palabras del cancerbero de la Real Sociedad Álex Remiro, pronunciadas un par de meses antes de que el equipo se clasificase para la Champions la pasada temporada. Por entonces no estaba sellado el pasaporte para la máxima competición continental, y la alternativa era jugar la Europa League. Al final, Imanol y los suyos accedieron al torneo internacional más importante, con los resultados que todos conocemos. La progresión del equipo es evidente: tres años consecutivos en Europa League, y a la cuarta…la Champions. Todo bien en el mejor de los mundos posibles. Pero, ¿qué pasa ahora que la Champions es ya un sueño inalcanzable? Pues que para algunos, jugar en el segundo torneo europeo parece un premio menor.
Claro que la cosa se pone peor, si en lugar de la Europa League, descendemos un peldaño y lo que toca es la Conference League. Evidentemente, ninguna de estas dos últimas competiciones cuenta con el glamour, las prerrogativas y el provecho que brinda la Champions, pero afirmar que estar en Europa es “un premio menor”, parece tan alejado de la realidad, que no merece ser considerado.
Un año después, las manifestaciones de Remiro no han perdido un ápice de vigencia.
Robin es único
Robin Le Normand es único, aunque, quizá, no insustituible. Su progresión en los últimos años ha sido extraordinaria, convirtiéndolo en uno de los mejores centrales de la Liga. Los cantos de sirena comienzan a dejarse oír en torno a su figura, y hay quien, incluso desde dentro del club, manifiesta alegremente que es una salida interesante. Nadie es insustituible, pero Robin es único, no lo olvidemos
La poesía de un superhéroe
Apellidarse Becker y apodarse ‘Spiderman’ tiene su encanto. Sheraldo Becker logró convertir un gol en una obra de arte, porque donde había pocas posibilidades de éxito, él se ocupó de encontrar el espacio para colar un gol imposible. Tuvo la belleza poética de los goles hermosos y la fragancia especial de lo imposible, sólo al alcance de los personajes dotados de superpoderes.