Reseña de Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos | by Joseph L. Holmes | Medium

Reseña de Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos

Joseph L. Holmes
12 min readMar 2, 2019

Reseña 003.

En Altamira todos le temen. Se dice que ata hombres y los somete a hacer su voluntad. No le teme a nadie y a nada. Sus poderes se combinan maquiavélicamente con su belleza y sensualidad. La llaman La mujerona, La cacica, La devoradora de hombres.

La historia se remonta a la fundación de Altamira por Evaristo Luzardo, el cual, junto con sus descendientes, convierten la finca en una de las más importantes de la región. Tiempo después, uno de sus descendientes, José de los Santos compró ciertas tierras en pugna por los mismos Luzardos, para evitar una división de la tierra, lo cual fue en vano, puesto que sus hijos José y Panchita, al morir su progenitor, la dividen. Panchita se casa con Sebastián Barquero, el cual llama dichas tierras La Barquereña en su honor. No obstante, una parte del terreno se dejó sin dueño, pues la frase del documento que lo contenía era ambigua.

Cierto día, apareció una res barquereña muerta en dicho terreno, por lo que José Luzardo se quejó ante Sebastián Barquero. Este último intentó herirlo, pero Luzardo lo mató de un tiro en la cabeza, lo que desencadenó una encarnizada lucha entre las dos familias. Contienda que casi acaba con todo el género masculino de ambas partes.

Felix y su padre, José Luzardo, tienen un par de discusiones en las que terminan Felix muerto y, el propio progenitor, como victimario. Su culpa lo lleva a encerrarse en una habitación que se convertiría en su tumba, habitación donde tuvo la primera discusión con su hijo y donde lo sentenció a muerte con su propia lanza. La clava en la pared y muere contemplándola.

Asunción, esposa del perpetuador y madre del perpetuado, se lleva a Santos Luzardo, su otro hijo, a Caracas, capital de Venezuela, donde estudia derecho y se desentienden de Altamira, aunque no se deciden venderla. Tanto es el descuido, que los mayordomos se aprovechan de la ausente autoridad de los Luzardos y entra en escena el personaje que da nombre al libro.

Barbarita, la cocinera de 15 años a bordo de una piragua comandada por “taita” y otros piratas, llegan a Ciudad Bolívar, donde se les une un joven que se hace llamar Asdrúbal pidiendo que lo leven a Manaos a cambio de trabajo como medio de pago. Asdrúbal le enseña a leer y escribir a Barbarita y, gracias a una conversación que escucha, le revela los verdaderos planes del “taita”: venderla a buen precio. El asunto no termina bien para el par de enamorados. El Sapo se encarga de eliminar a Asdrúbal mientras que surge un motín en la embarcación que termina con el “taita” asesinado y Barbarita como botín de guerra. Eustaquio, indio baniba piloto de la piragua, rescata a Barbarita, aunque ya tarde para su humanidad, y se la lleva a su tribu, donde es instruida en las artes secretas de la brujería, mientras su corazón se vuelve de piedra y su odio a los hombres florece como ponzoña.

Doña Bárbara (ya no más Barbarita. Barbarita murió aquella fatídica noche sobre el río Arauca), gracias a sus sensualidad y astucia controla al coronel Apolinar, por medio del cual se apropia de La Barquereña y le cambia el nombre por El Miedo. Sus artimañas se extienden por la región, por medio de sobornos y terror, lo que la convierte en La Ley del llano, cuya mano protectora y encarnación de sus poderes se materializan en Melquíades, el Brujeador, hombre misterioso, de pocas palabras y fiel servidor de la mujerona.

Santos Luzardo, después de la muerte de su madre, se encamina a Altamira con el objetivo de ver las tierras de su infancia una última vez, puesto que desea venderlas. Se encuentra con su viejo amigo y peón, Antonio Sandoval, que lo lleva ante su padre, Melesio Sandoval, quien se refiere al hombre Santos como el “niño Santos”, muy feliz de sentir que los Sandoval servirán de nuevo a los Luzardos. Sin embargo, Carmelito López, otro peón, duda de Santos debido a su apariencia física y sus aires citadinos.

Santos examina sus tierras maltrechas por la corrupción de sus mayordomos entre la nostalgia y la indignación, y se entera de que Balbino Paiba, su mayordomo, ahora es el amante de turno de doña Bárbara. Le presentan al resto de la servidumbre entre quienes resaltan Venancio, el amansador; María Nieves, el cabestrero; y Juan Palacios, zambo, llamado Pajarote. Después de su recorrido, visita la habitación donde murió su padre, ve la lanza clavada en la pared y se decide a no vender Altamira y luchar contra doña Bárbara.

Las dudas sobre Santos quedan despejadas ante el ancestral ritual llamado la doma, que es el ensillamiento de un caballo, y se prueba que Santos “tiene pelos en el pecho” y que es el hombre que necesitan en aquellas tierras.

Poco después, Santos se encamina a visitar a Lorenzo Barquero, quien se ha convertido en “el espectro de la Barquereña”, quien se lamenta: “Ya no soy hombre. Soy el espectro de un hombre que ya no vive”. Perdido en el alcohol, su relación son su única hija, Marisela Barquero, hija también de la mujerona, se limita a intercambios de gruñidos y miradas furtivas. De regreso a Altamira, se encuentra con su prima Marisela, quien, escondida entre harapos y suciedad, impide mostrar su belleza. Santos, después de lavarle cara y brazos exclama: “¡Es preciosa esta criatura!”.

“¿Por qué no se sentirá la belleza, como se sienten los dolores?”

Míster Danger (Señor Peligro en español), quien afirma tener ascendencias americanas y europeas, tiene tratos sucios con doña Bárbara y se vuelve el nuevo administrador de La Barquereña, la cual desea tanto como a la propia Marisela. Santos, quien tiene fe en la Ley, se resuelve a defender los derechos de los oprimidos del llano.

Santos Luzardo, doctor en leyes, cita a los bellacos Mr. Danger y doña Bárbara ante No Peralete, Jefe Civil y les obliga a cumplir con los dictados de la Ley. En Altamira, Carmelino se encarga de adiestrar a Catira, una yegua, mientras Santos se encarga de la educación de su prima Marisela, quien desarrollaría sentimientos por su primo, instructor y salvador.

Las proezas de Santos llegan a los oídos de doña Bárbara que ahora intenta seducirlo y le entrega tierras que él demanda. En su interior, se enfrenta a sentimientos encontrados entre el amor, el odio, la admiración y los celos. Intenta hacer un conjuro sobre él ordenando a Juan Primito, quien creía en los rebullones, pájaros imaginarios que se revoloteaban según el ánimo de la cacica del Arauca, medirlo con un cordel. La empresa fallida la sumerge en aura pensativa e intenta invocar “al socio”, pero este no acude a su llamado. Solo una voz que no proviene de sus pensamientos le dice: “Si quieres que él venga a ti, entrega tus obras”.

Carmelito y otros peones mueren en extrañas circunstancias y Santos vuelve ante Ño Pernalete a exigir justicia, pero le es negada gracias a la Ley de Doña Bárbara. Esta última, se entera de que Balbino Paiba es el verdadero autor del crimen en El Totumo y confabula contra él tramando su entrega a Luzardo.

Santos, al ver que la justicia falla, toma acción con sus propias manos, escogiendo un derrotero que le preocupa a Marisela, la cual planea irse lejos pidiendo dinero a su madre para evitar los abusos de Mr. Danger.

Ante las acciones de Luzardo, doña Bárbara le tiende una trampa dentro de su inseguridad y encarga al Brujeador a darle fin a la fuente de sus inconvenientes. El encuentro termina con el temido Brujeador muerto y un Luzardo reflexivo, temiendo en seguir con la estirpe de violencia de los anteriores Luzardos.

Mr. Danger le saca la confesión a Balbino Paiba sobre la muerte de los peones y Juan Primito escucha desde las sombras, lo que lo condena. Uno menos entre la lista de doña Bárbara.

Poco después, Pajarote y Santos pasan por La Barquereña y encuentran a Marisela con gran pena frente el cadáver de su padre. Santos le cuenta sobre Paiba y esta le hace ver que, por la posición de la bala, él no pudo ser el autor de la muerte del Brujeador. Ante esta revelación, Santos Luzardo vuelve a su yo anterior, el civilizado, el razonable, el que cree en la Ley, comprendiendo, así, la fatalidad del camino que recorría y lo abandona.

Doña Bárbara, la mujerona, la cacica del Arauca, la devoradora de hombres, visita San Francisco, no para armar pleitos legales, si no para restituir. Cuando llega al río, recuerda su primer y único amor: Asdrúbal y escucha una voz que le dice: “Las cosas vuelven al lugar de donde salieron”. Vuelve a El Miedo y Juan Primito le cuenta la buena nueva: el compromiso entre Marisela y Santos. Ensilla su caballo, llena de ira y Juan Primito da de beber a los rebullones. Al llegar a la casa de Luzardo, apunta su revólver al pecho de Marisela y se ve a sí misma en la figura sonriente de su hija. Ante eso, surge un amor maternal nunca experimentado y dice: “Es tuyo. Que te haga feliz”.

El libro finaliza con la misteriosa partida de doña Bárbara. “Se supone que se haya arrojado al tremendal, porque hacia allá la vieron dirigirse, con la sombra de una trágica resolución en el rostro; pero también se habla de un bongo que bajaba por el Arauca, y en el cual alguien creyó ver una mujer”. Poco después, Santos recibe una carta de la mujer donde nombra a Marisela como única heredera. Mr. Danger también se va de aquellas tierras. El Miedo desaparece. Ahora todo es Altamira.

“La llanura es bella y terrible a la vez; en ella caben, holgadamente, hermosa vida y muerte atroz”

Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos. Primera edición de 1929

ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES

Doña Bárbara: La mujerona, La cacica del Arauca, La devoradora de hombres. Víctima de una violación en su juventud, se convierte en una mujer violenta y astuta que se apodera de lo que no es suyo por artimañas, coquetería y brujería. Es un personaje complejo y redondo. Odia a los hombres y se aprovecha de ellos para cumplir con sus deseos valiéndose de su belleza y sensualidad. Tiene sobornada las autoridades y todos le temen, sea por sus fines violentos o por sus supuestos poderes espiritistas.

Sanos Luzardo: Último vástago de los Luzardos. Vuelve de Caracas para recuperar las tierras robadas de Altamira. Desea civilizar el campo y resolver los conflictos de manera legal y justa. Es un hombre de altos principios morales, pero al ver que la corrupción y la injusticia prevalecen donde deberían estar sus contrapartes, toma un camino que lo hace caminar entre el ideal de hombre que quiere ser y el hombre que doña Bárbara quiere que sea.

Marisela Barquero: Hija no reconocida de doña Bárbara. Al principio, por crecer aislada y marginada junto con su padre, no tiene conciencia de su belleza, andando como loca y vagando de un lugar a otro. Su primo, Santos Luzardo, intenta educarla y enseñarle buenas costumbres. Es una muchacha noble que ah sufrido por el desprecio de su progenitora y la ruina de su padre. Vive en constante temor de Mr. Danger que la quiere tomar como amante.

Lorenzo Barquero: Antiguo amante de doña Bárbara quien le quitó sus tierras, padre de Marisela Barqueo. A pesar de haber mostrado grandes dotes de inteligencia siendo universitario, está convertido en una ruina, adicto al alcohol y maltratado por su administrado, Mr. Danger. Santos Luzardo intenta salvarlo, pero piensa que ya es muy tarde. Le da un consejo a Santos: “¡Mírate en mí! ¡Esta tierra no perdona!”.

Juan Primito: Hombre bobo y supersticioso. Recadero de doña Bárbara. Cree en unos pájaros imaginarios a quienes llama rebullones. Dichos pájaros se alborotaban según el estado de ánimo de la cacica. Les daba de beber sangre si tramaba un asesinato, aceite y vinagre por litigios, y aricas y bilis si tramaba hechizos para una futura víctima. Quiere mucho a Marisela, puesto que la vio nacer.

Mr. Danger (Guillermo Danger): Viene de Alaska, con ascendencia americanas y europeas, según él mismo afirma. Es cómplice de doña Bárbara y odia a los nativos. Trata de apoderarse de las tierras de Barquero y quedarse con su hija, Marisela. Doña Bárbara le nombra administrador de Lorenzo Barquero, pero malversa sus fondos. Continuamente le manda botellas de alcohol y contribuye a su hundimiento en el vicio.

Balbino Paiba: Antiguo mayordomo de Altamira y amante de doña Bárbara. Está a las órdenes de la mujerona, a quien ama y teme, para hacer cuanto le pida. En ocasiones quiere darse grandes ínfulas, pero todos saben que él es el amante de turno de la cacica y le ignoran.

Melquíades Gamarra (el Brujeador): Hombre misterioso. Temor de hombres y animales, pues cumplía las sentencias de doña Bárbara a la cual sirve con fidelidad, pero evita mirarla a los ojos. También está instruido en las artes ocultas.

Ño Pernalete: Jefe de la Gobernación Civil. Controlado por doña Bárbara y torcedor de la justicia.

Antonio Sandoval: Amigo de la infancia de Santos Luzardo y segundo al mando. Le acoge como amigo y amo, mostrándole las tierras y secundándole en cuanto se le ordena.

Juan Palacios (Pajarote): Zambo. Peón impulsivo y leal de Santos Luzardo. Le gusta contar historias, como las de las hazañas portentosas de doña Bárbara, las apariciones del “Cotizudo”, entre otras. Muy buen bailarín.

Carmelito López: Peón leal a Altamira. Duda al principio de Santos Luzardo, pero estas se disipan cuando lo ve en acción. No siempre fue peón, como él mismo cuenta. Sus padres fueron asesinados por una pandilla de un cuartreros, a la cual pertenecía Ño Pernalete. Se vengo de cada uno de ellos, sin tocar a Ño, puesto que este no les hizo daño a sus padres.

María Nieves: Peón leal a Luzardo, amigo de Carmelito, Pajarote y Antonio.

Mujiquita: Antiguo excompañero de estudios de Santos Luzardo y actual secretario de Ño Pernalete. Se gana varios problemas al intentar ayudarlo.

OTROS PERSONAJES:

Evaristo Luzardo (el cunavichero): El primer Luzardo, fundador de Altamira.

Félix Luzardo: Hermano menor de Santos Luzardo, hijo de José Luzardo y doña Asunción. Asesinado por su propio padre tras una disputa sobre gallos.

José Luzardo: Padre de Santos Luzardo. Asesina a su propio hijo y muere encerrado en su habitación mirando una lanza clavada en la pared.

Doña Asunción: Madre de Santos Luzardo, quien, al acontecer la tragedia, se lleva a su hijo a Caracas para olvidar. No se quería desprender de Altamira y le dice a su hijo que la conserve mientras pueda.

Taita: Líder pirata, dueño de Barbarita.

Asdrúbal: Primer y único amor de doña Bárbara, a quien le enseña a leer y escribir. Es asesinado por el Sapo mientras canta el yacabó.

Coronel Apolinar: Un antiguo amante de doña Bárbara. Gracias a él, se apodera de La Barquereña y le cambia el nombre a El Miedo.

Melesio Sandoval: padre de Antonio Sandoval y fiel peón de la casa de los Luzardos. Llama a Santos “el niño Santos”. Le recibe con nostalgia y servicio.

Venencio: Hijo de don Venancio, amansador de caballos.

Hermanos Mondragones, Onza, Tigre y León: Malhechores al servicio de doña Bárbara. Capaces de construir o transportar su casa hecha de madera y paja en tiempos increíbles.

Genoveva: Una de las descendientes de Melesio Sandoval quien comparte momentos y pensamientos con Marisela.

Edición antigua de Doña Bárbara

Mi opinión

Doña Bárbara es una excelente novela del campo. Su lenguaje es exquisito y abundante en criollismos propios de la gente de las fincas. Con su lectura vinieron a mi memoria muchos recuerdos de mi infancia en mi tierra natal. Es el primer libro que leo de un escritor venezolano y no es decepcionante.

Debo admitir que la lectura puede resultar un poco difícil, pues Gallegos esconde la acción en una narración exótica y poética. Quizá para el lector no acostumbrado, el lenguaje y la jerga de la gente del campo cuando intervienen algunos pesonajes, le pueda parecer incomprensible. Sin embargo, al mismo tiempo resulta cautivante. Comprender cómo viven y piensan los personajes, conocer de su cultura, experimentar sus temores y alegrías es algo que equilibra el libro.

Cada uno de los personajes principales está bien construído, puesto que evoluciona dentro de la misma historia. Por ejemplo, cómo se convirtió Barbarita en doña Bárbara, cómo Santos Luzardo camina entre los caminos del bien y del mal, cómo Marisela se transforma de una vagabunda a la mujer que Santos merece… En fin, no son personajes planos y vacíos sin transfondo.

Es una historia muy recomendable donde al final no puedes amar al personaje principal, pero tampoco odiarlo completamente, pasando de un sentimiento al otro en cada uno de sus encuentros.

LO QUE MÁS ME GUSTÓ:

  • Evocar mis recuerdos de infancia al exponer el modo de vida de la gente del campo, el contacto con la naturaleza y las superticiones a las que están sometidos.
  • La forma como está escrito. El lenguaje es exhuberante y poético.
  • Los nombres de los capítulos son muy sugerentes y de cada uno podría salir una historia atrapante, por ejemplo: “La lanza en el muro”, “El familiar”, “La bella durmiente”, “Los rebullones”, “Miel de aricas”, “La pasión sin nombre”, “Ño Pernalete y otras calamidades”, “Los puntos sobre las haches”, “Toda horizontes, toda caminos…”

LO QUE MENOS ME GUSTÓ:

Aunque doña Bárbara es un ser complejo que influye temor en todo el que la conoce, no llegó al grado de maldad que yo esperaba. Cuando Santos Luzardo le enfrenta, esperaba ver toda su villanía en acción pero se queda desarmada y va perdiendo su fama poco a poco. Al final, no terminas odiándola como la villana que esperas que sea, si no sintiendo lástima por ella.

DATOS CURIOSOS:

El libro fue publicado en 1929.

Se considera la novela venezolana por excelencia y la más famosa de Rómulo Gallegos

El autor, Rómulo Gallegos, fue novelista y político venezolano, llegando a ser considerado como uno de los literatos venezolanos más relevantes de la literatura hispaonamericana. Incluso llegó a ser el 35° presidente de los Estados Unidos de Venezuela (ahora República Bolivariana de Venezuela).

Ha sido apadaptada más de 10 veces en diferentes medios: al cine, a la televisión, a la radio e inclusive a la ópera.

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Joseph L. Holmes

Lector adicto. Si pudiera perderme en algún lugar, sería entre libros.