En mi último artículo vimos que las técnicas de la oratoria tienen una importancia relativa en el mundo de las presentaciones. Muchas de las enseñanzas de la oratoria se centran en esconder las señales que nuestra comunicación no-verbal emite para que no entren en conflicto con aquello que estamos diciendo. Como ya podéis suponer, eso ocurre cuando no creemos lo que decimos o cuando no lo decimos con naturalidad.
Sin embargo hay algo que sí que es imprescindible hacer bien independientemente de lo poco o mucho que nos lo creamos y de lo naturales que seamos al hablar: mirar al público.
Hace unos meses escribí en este blog sobre las 6 funciones del contacto visual. Un artículo que justifica la necesidad de mirar al público mientras les hablamos. No obstante hay factores que nos pueden dificultar mucho la puesta en práctica del contacto visual; una audiencia muy grande, el miedo escénico, desconocer al público…
¿Cómo nos sentimos, como espectadores, cuando alguien que nos habla no nos mira a los ojos?
¿Cómo creéis entonces que se sentirá vuestra audiencia si no lográis que ellos perciban vuestro contacto visual?
¿Existe algún recurso para poder dar al público la sensación de que les estás mirando?
Hace unas semanas, Sebastián Lora publicó en su blog un artículo sobre el contacto visual que me hizo pensar en ello.
Evidentemente, tal y como él apunta, cuanto mejor dominemos la presentación, más naturales nos mostraremos ante el público, más relajados, y, en consecuencia, nos costará mucho menos mirarles. Pero ya sabemos que esa situación (la de llevarlo todo muy preparado) no siempre se da, así que en muchas ocasiones la dificultad para mirar al público es real.
Para esas ocasiones, te propongo los siguientes recursos:
1.- Fomenta el diálogo
Cuando uno plantea una presentación como un monólogo, sin interacción con el público, existe el peligro de acabar hablando para uno mismo, sin parar atención a los oyentes y, por lo tanto, sin necesidad alguna de establecer contacto visual con ellos.
En cambio, cuando uno idea una presentación como un diálogo con el público, inconscientemente está potenciando ese contacto visual. Al lanzar una pregunta o pedir que la audiencia haga algo concreto, sin darnos cuenta, les estaremos mirando.
Así que, para que el contacto visual nos salga de forma natural, planteemos nuestras presentaciones como un diálogo con nuestra audiencia.
2.- Haz que dejen de ser unos desconocidos
Como ya comentamos hace meses, una de las formas de romper el hielo en nuestras presentaciones cuando desconocemos por completo a nuestro público es dedicando un rato antes de la charla a hablar con él.
Eso no sólo relaja la tensión y los nervios a la hora de presentar sino que establece un vínculo entre orador y oyente que facilita el contacto visual entre ambos durante la charla. Es mucho más difícil mirar a alguien a quien no conoces de nada que hacerlo a alguien con quien ya has intercambiado unas palabras.
Por lo tanto, dedica un tiempo a pasearte por la sala o por el vestíbulo para entablar pequeñas conversaciones que conviertan al público en alguien no tan desconocido.
3.- Para grandes audiencias, la V mágica
En su artículo, Sebastián habla de la V mágica. Se trata de una técnica ideal para grandes auditorios en las que el tamaño de nuestra audiencia hace inviable poder mirarlos a todos.
Según esta técnica, al poner nuestro foco en una persona del público, las personas que se encuentran justo por detrás formando una V van a tener la sensación de que les estamos mirando a ellos. Por una cuestión matemática, cuanto más lejos de nosotros se encuentre la persona a la que miramos, mayor será la V.
Si antes de la presentación invertimos unos minutos en estudiar el auditorio, podremos detectar aquellas zonas que nos interesa mirar para lograr que estas V imaginarias que se forman detrás cubran la máxima cantidad de público posible.
4.- Para casos extremos, mírales a los hombros
Cuando nuestro miedo a hablar en público es tan elevado que nos impide mirar a alguien del público a los ojos sin entrar en estado de shock, existe un recurso que puede ayudarnos a dar la sensación de estar mirando a alguien sin hacerlo.
En lugar de mirar a la gente a los ojos, mírales a los hombros. Con la distancia, siguiendo la teoría de la V mágica que acabamos de ver, las personas no podrán distinguir si les miras a los ojos o no. De modo que ellos no se sentirán ignorados y tú podrás controlar mucho mejor tu miedo.
Esta técnica, sin embargo, sólo es aconsejable para casos extremos. La razón es muy sencilla; el contacto visual no sólo es importante de cara al oyente. Más allá de si el público se siente o no observado, el ponente puede obtener un feedback inmediato sobre su propia presentación al observar las expresiones del rostro de la audiencia. Así que privarse de ese contacto visual significa renunciar a ese feedback.
Sebastián Lora dice
Gracias por la mención, Roger.
Roger Prat dice
De nada. Un placer. Ya te dije en su día que lo de la V mágica me había gustado mucho
Roger
Aprenda Oratoria y Liderazgo en Lima dice
It’s actually a great and useful piece of information. I’m satisfied that you just shared this useful information with us. Please keep us up to date like this. Thank you for sharing.
Ade dice
Hola, me ha parecido muy interesante tu post pero me gustaría hacerte una pregunta ¿hay alguna técnica para presentar delante de un grupo reducido de personas (4-5) sentadas frente a ti a una distancia corta?
Me presento a unas oposiciones y realmente no sé como manejar lo del contacto visual.
Muchas gracias.
Roger Prat dice
Hola Ade,
Mi consejo sería que al principio repartas miradas por igual a las 4 o 5 personas. Piensa que al ser un público tan pequeño te va a ser mucho más fácil. Esas miradas te van a permitir observar quienes son más receptivos a lo que les estás contando y quienes no lo son.
Notarás que hay algunos con quien el contacto visual resulta muy cómodo. Vuelve a ellos cada vez que necesites tranquilidad. Pero no te limites sólo a ellos. Todos deben tener la sensación que les estás hablando a ellos.
Ir cambiando de persona te permitirá saber si todos lo están entendiendo, si hay alguno que se está aburriendo, etc…
Suerte con las oposiciones.
Saludos,
Roger
Ade dice
Muchas gracias por tu consejo. Intentaré ponerlo en práctica.