PELÍCULA: El juicio de los 7 de Chicago

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Steven Spielberg, nuestro viejo amigo, vuelve a aparecer en esta columna. El cineasta dirigió su primer cortometraje en 1968, trabajo que le sirvió para firmar un contrato con Universal y, de ahí, despegar hacia el cielo lleno de estrellas.

1968 fue un año tumultuoso para el mundo y particularmente para Estados Unidos. Los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy ocurrieron en abril y junio de aquel año. La Guerra de Vietnam alcanzaba un pico con más de medio millón de tropas estadounidenses en Asia.

Todo esto pasaba mientras el joven Spielberg de 21 años iniciaba un romance de antología con la cámara. Ese amor y ese momento histórico ejercen una fuerza especial en el director. Tanto así que en el 2006 estaba decidido a filmar con prontitud El juicio de los 7 de Chicago; la historia de cómo el gobierno gringo persiguió judicialmente a manifestantes que coincidieron durante la Convención Demócrata de agosto de 1968.

Spielberg buscó a Aaron Sorkin para escribir el guión, cosa que éste último aceptó de inmediato. Por unas o por otras razones, el artífice de éxitos como Parque Jurásico no pudo dirigir el film, pero sí se mantuvo como productor, cediéndole las riendas creativas a Sorkin.

Conocido por los guiones de Cuestión de honor (1992) y Red social (2010), Aaron Sorkin es uno de los escritores insignia en Hollywood que está forjándose un nombre como director. En El juicio de los 7 de Chicago, su segundo largometraje, logra una película emocionante, rebosante de pequeñas tensiones que se aglutinan para formar una tensión todopoderosa.

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Vayamos por partes. Primero, no es sorpresa que la cinta tenga cinco nominaciones a los Globos de Oro –Sorkin tanto en guión como en dirección– y que se perfile como una de las favoritas para la noche de los Óscar. Tiene todos los ingredientes para cosechar estatuillas.


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Una pequeña lista para el recetario de “Cómo conseguir nominaciones a diestra y siniestra”: La historia está basada en hechos reales, tiene un subtexto político que empata con los tiempos que corren y cuenta con un elenco estelar.

Un clavado a la historia. Diferentes grupos deciden manifestarse en Chicago contra la Guerra de Vietnam y la injusticia racial. Al frente de estos grupos hay personajes tan dispares como Abbie Hoffman (Sacha Baron Cohen), Tom Hayden (Eddie Redmayne) y Bobby Seale (Yahya Abdul-Mateen II).

Hoffman es un idealista hippie, Hayden un universitario más moderado y Seale, líder del Partido de las Panteras Negras. Llegan a la ciudad de los vientos y ahí la policía reprime las manifestaciones. Después, con la llegada de Richard Nixon al poder, el gobierno inicia un juicio contra los rebeldes. Un juicio político repleto de irregularidades.

Descontento social y gobierno autoritario son cuatro palabras que pueden describir a la era Trump. El pasado hilvanando fibras que llegan al presente. Sin embargo, el factor de actualidad no explica la calidad de esta cinta.

Hay dos factores que sí lo hacen: actuaciones memorables y personajes construidos con maestría. En el plano actoral destacan Mark Rylance como el abogado que defiende a los activistas y Frank Langella como el juez lamesuelas de la administración Nixon.

Si bien Baron Cohen está acaparando nominaciones como actor de reparto, para mí no es quien aporta el mayor lustre. Rylance, tan solo con el manejo de un cuerpo desguanzado, se transforma en la figura del abogado que se resiste al establishment. Langella, a sus 81 años en el momento de la filmación, provoca repulsión como el villano a base de miradas.   

Por último, Sorkin consigue que el espectador conecte emocionalmente con los personajes. Por ejemplo, presenta a David Dellinger (uno de los acusados, genialmente interpretado por John Carroll Lynch) como un padre de familia que instruye a su hijo sobre el valor de la no violencia. Cuando el personaje pierde la paciencia y golpea a un oficial, la cámara capta al muchacho.

Momento humano poderoso. Sorkin convierte la persecución judicial en un asunto tan personal como político. El final, patriótico, también es íntimo.

El juicio de los 7 de Chicago está disponible en Netflix.

Trailer oficial de El Juicio de los 7 de Chicago

 

LA PALOMITA: La plataforma de streaming pagó 56 millones de dólares por los derechos de esta cinta. ¿Inversión redituable en premios? Haga sus apuestas, querido lector.

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“Irresponsibility is part of the pleasure of all art” P. Kael


POB/LFJ