• Todos los cambios de 'look' de las famosas en 2022
  • Florence Pugh contesta ea los que la critican por "tener el pecho pequeño"
  • La moda rinde homenaje (otra vez) a las tetas


Florence Pugh
sabía que iba a causar revuelo. En el show de Alta Costura de Valentino en julio, la actriz de 26 años lució un vestido de tul rosa completamente transparente. Trabajando con Pierpaolo Piccioli, director creativo de la casa, y su equipo, Pugh aprobó que quitaran el forro, eliminando cualquier duda sobre la intención de esa transparencia. «Me sentía bien mostrando mi pecho –me cuenta mientras da un sorbo a una copa de rosé en un acogedor hotel de la campiña inglesa–, y parece que eso sentó mal a la gente». Pugh recibió todo tipo de odio de Internet. «Me alarmó mucho lo perturbados que eran los comentarios. Estaban enfadadísimos por que me sintiera a gusto conmigo misma, y se esforzaron por hacerme saber que ellos nunca se masturbarían conmigo. Pues mira, mejor», exclama. La actriz expuso sus sentimientos al respecto en Instagram, poniendo en evidencia a los trolls que criticaban su cuerpo: «¿Por qué os dan tanto miedo unas tetas? ¿Pequeñas, grandes, la derecha, la izquierda, solo una o quizá ninguna? Qué. Es. Tan. Escandaloso», escribió. Su post tiene ahora más de 2 millones de likes.

Los fans ya se han acostumbrado a la franqueza de Pugh. Desde que hiciera su debut en la gran pantalla en 2015 en la película de Carol Morley The Falling, se ha construido una carrera interpretando a mujeres que se niegan a ser silenciadas. En los últimos siete años, ha actuado en numerosos proyectos, incluyendo sus interpretaciones más destacadas en Midsommar, de Ari Aster, y la adaptación de Greta Gerwig de Mujercitas, con la que se ganó una nominación al Oscar. Así, Florence se ha establecido como uno de los talentos más versátiles y valientes de su generación, esa rara actriz que se desaparece en cada uno de sus papeles y aun así mantiene su halo de estrella singular. «Todos mis papeles coinciden en ser mujeres forzadas a quedarse en una esquina, a tener una opinión. Hasta que algo hace crack», cuenta. Una descripción muy apropiada para Alice Chambers, su personaje en No te preocupes, cariño, un thriller psicológico dirigido por Olivia Wilde y coprotagonizado por Harry Styles, ambientado en un idílico pueblo americano en los 50 donde todos los hombres trabajan en el misterioso Victory Project. Las mujeres, en cambio, pasan los días en el bucle de ser amas de casa. Cuando una de ellas desaparece, Alice empieza a cuestionarlo todo: qué están haciendo allí, dónde van sus maridos realmente e incluso su propia realidad.

Así son los nuevos iconos de Harper's Bazaar
icons issue harper's bazaar

Las webs de cotilleo y las fans de Styles han intentado descifrar los secretos de esta cinta desde 2020. Cuando se relacionó románticamente a Wilde y Styles, a Internet casi le da algo; y, al salir el tráiler el pasado mayo, de lo que más se habló fue de las escenas de sexo. «No estoy en esta industria para que todo el trabajo se reduzca a ver al hombre más famoso del planeta practicando sexo. Obviamente, al contratar a una estrella del pop como él, sabes que eso va a generar conversación, pero esta película es mucho más, igual que quienes han trabajado en ella», dice rotunda.

Pugh creció en Oxford, Inglaterra, hija de un empresario de la restauración y una bailarina. De pequeña, actuaba en las obras de teatro del colegio y en los cafés de su padre, pero nunca se formó para ello. Finalmente, animada por su madre, se presentó al casting de The Falling con un vídeo grabado con el teléfono.

Su voz grave y áspera responde a una traqueomalacia que puede causar bronquitis recurrente e infecciones respiratorias. Para guardarse en salud, la actriz pasó el comienzo de la pandemia en Los Ángeles buscando refugio en un clima más cálido y repartiendo felicidad en Instagram con Cooking With Flo. Pero estaba deseando volver al trabajo. «Uno de los motivos por los que hacemos esto es porque vamos como el circo. Me encanta poder conocer lugares, hacer amigos, enamorarme y después seguir al siguiente proyecto», confiesa. Pero ese circo puede cobrar vida propia: cuando Pugh y el actor y director Zach Braff comenzaron a salir en 2019, se habló mucho de su diferencia de edad de 21 años. Pugh lo recuerda como una experiencia cruel e invasiva: «Cada vez que siento que se traspasa esa línea en mi vida –con paparazis o programas de cotilleo– creo que es horrible. No creo que se tenga que observar y escribir sobre cada aspecto de la vida de los que elegimos este trabajo. No hemos firmado para trabajar en un reality».

instagramView full post on Instagram

La pareja terminó su relación de forma discreta este año. «Hemos intentado separarnos sin que se entere todo el mundo. No necesitábamos escuchar a millones de personas decirnos lo felices que estaban por que no estuviéramos juntos». Antes de la ruptura, colaboraron en A Good Person, un proyecto que se estrenará el próximo año sobre una joven que tiene que recolocar las piezas de su vida tras una tragedia inesperada. «La película que hemos hecho juntos es una de mis experiencias favoritas. Fue muy natural y fácil». Eso le ayudó también a darse cuenta de cuánto quiere avanzar en su trabajo. «Siento que he entrado en esa fase en la que sé lo que puedo coger, lo que doy y lo que no pienso volver a aceptar», asegura Pugh, quien aparecerá este otoño también en The Wonder, de Sebastián Lelio, acaba de terminar Oppenheimer, de Christopher Nolan, y ha empezado a rodar Dune: Part Two, de Denis Villeneuve. «Estos últimos proyectos han sido un gran empujón para mí, para decirme a mí misma: ‘Esto es lo que quiero que hagas’».

A pesar de todo, algunos todavía no se han enterado del alboroto que ha generado la actriz. «El otro día fui a ver a mi abuela y me dijo: ‘¿Qué ha pasado con tus pezones?’», cuenta. Pugh le enseñó las fotos. «Suspiró… Pero por lo bonito que era el vestido».

*Entrevista del número de septiembre de Harper's Bazaar, #ICONSISSUE, a partir del 19 de agosto en tu quiosco.