Los límites en la Geografía - Levante-EMV

Los límites en la Geografía

Foto aérea del SIGPAC.

Foto aérea del SIGPAC. / Enrique Moltó

Enrique Moltó

En la última semana he tenido la oportunidad de ver diversos fallos en límites administrativos y geográficos a diversas escalas, públicos y privados. En una conferencia Nieves Concostrina nos mostró varios de esos errores de localización geográfica, de ésos que a cualquiera le pueden doler, pero aún más a un geógrafo. En ellos varias televisiones de alcance nacional ubicaban Ávila en Burgos y viceversa. Por su parte, la ciudad de Bilbao era ubicada en la provincia de Guipúzcoa. Todos esos errores no habían sido detectados, a pesar de que se supone que pasan muchos filtros antes de ser emitidos. Conviene decir que algunas administraciones no ayudan mucho al cometer otros errores de bulto a diferentes escalas. Hace tiempo que muchos creemos que las delimitaciones geográficas de AEMET para emitir avisos dejan mucho que desear, a pesar de haber mejorado mucho con respecto a cuando hacían referencia a provincias enteras. El otro día un amigo me mandaba una de estas incongruencias, en el municipio de Cocentaina, perteneciente en la división de AEMET al sector Litoral Norte de Alicante, a pesar de encontrarse a más de 50 kilómetros de la costa más cercana, con varias montañas por en medio, y de compartir con ese sector el comportamiento pluviométrico, pero no el térmico. Lo que no comparte en absoluto son los avisos litorales, pero, al aparecer en el citado sector, automáticamente salían avisos de olas de varios metros en un municipio que ni con el peor de los tsunamis va a ver el mar. En otra escala, aún de más detalle, el catastro de rústica optó por delimitar con líneas rectas espacios de montaña abancalados como los del norte de Alicante y por eso, con la base de la foto aérea del SIGPAC para la tramitación de las subvenciones agrarias, se encuentra uno como sus tierras, perfectamente delimitadas por los taludes de los bancales y los barrancos, son cortadas sin piedad y sin sentid, por un concepto geométrico de las cosas propio del que impusieron las potencias coloniales en las fronteras de África o Asia o el de los estados de los Estados Unidos. Todo ello, a pesar de que en el momento de revisar el catastro, la persona que hizo el trabajo de campo de estas parcelas pidió la ayuda de los agricultores de la zona, uno de ellos mi padre. Una pérdida de tiempo porque, a pesar de las sabias indicaciones de los lugareños, ello, trazaron los lindes si ningún sentido, En fin, una prueba más de la necesidad del conocimiento geográfico en varios aspectos de la vida.