DR. JOSÉ GUTIÉTREZ: EL MÉDICO MONTAÑISTA DE LA CLÍNICA DELGADO - Diario Médico Perú

DR. JOSÉ GUTIÉTREZ: EL MÉDICO MONTAÑISTA DE LA CLÍNICA DELGADO

“Me gusta llegar al límite”

A los cuarenta años de edad empezó a correr triatlones y cinco años después acabó escalando montañas en los Andes, y construyendo una nueva familia, con un hijo de tres meses de nacido. De esta manera, el Dr. José Gutiérrez, Jefe del Servicio de Cabeza y Cuello de la Clínica Delgado, nos enseña que nunca es tarde para empezar hacer lo que más nos gusta y vivir plenamente la vida.

Dr. José Carlos Gutierrez Lazarte
Especialidad:
Cirugía de Cabeza y Cuello y Maxilo Facial – Universidad Peruana Cayetano Heredia
Cirugía General y Oncológica – Universidad Nacional Federico Villareal

¿Cuáles son sus pasatiempos?

Tengo dos hobbies, uno de ellos es correr triatlones, pero eso lo hago entre tiempo y tiempo. Lo que más me gusta es escalar montañas. Acabo de regresar de estar en el Aconcagua en Argentina, no hice cumbre, me tuve que regresar a los seis mil metros. Pero en agosto de este año me voy al Huascarán y el próximo año me voy a escalar la montaña del Chimborazo.

¿Cuántas montañas ha escalado?

Montañas por encima de cinco mil metros, quince montañas. Por encima de seis mil metros, hice cinco. Por encima de seis mil, completé dos de las cinco. Completé las montañas de Chopicalqui y Coropuna, aquí en Perú.

Esta actividad tiene un riesgo, ¿ha pasado por alguna situación de peligro?

No soy montañista profesional, soy médico cirujano y debo cuidar mis manos, pero escalar es difícil porque estás en la mitad de la nada y hay que seguir avanzando. Me ha tocado caídas de piedra y he visto avalanchas, pues caminas por precipicios estrechos en las que hay que pasar ajustando, con un poco de temor. Tengo que escalar roca también porque cuando te toca subir una pared de piedra tienes que saber en un nivel intermedio. Pero yo en lo personal, no he pasado por situaciones graves.

¿Hace el respectivo pago a la tierra como todos los montañistas?

Sí, hay que hacerle un pequeño ritual como señal de respeto a la pachamama.

¿Le fue fácil pasar de triatlón al montañismo?

Es todo una filosofía de vida, al principio creía que porque hacía triatlón podía subir sin problemas dos montañas. Decía no pasa nada. La primera montaña la hice con la justas 5.500 y la segunda ni la intenté. Dije esto no es para mí, muy complicado. Pero luego me quedé con esas ganas de seguir y me enganché.

¿Esta actividad lo empezó un poco tarde de lo usual?

Acabo de cumplir 50 años la semana pasada y no tengo ni cinco años escalando. Yo hacía triatlón y estaba inscrito con unos amigos para hacer un Iroman en Alemania. Tenía todo listo y organizado pero el grupo se desarmó y se canceló el viaje. Estaba entrenado, con días libres y no sabía qué hacer. Un amigo me recomendó ir a escalar una montaña. Me contacté con Richard Hidalgo y este me derivó a alguien más que me podía ayudar.

¿Creyó que sería fácil pasar del triatlón al montañismo?

Sí, estaba entrenado para una triatlón y tenía dos semanas libres. Le dije a mi entrenador quiero escalar el Huascarán. Me dijo, baja un poco tus pretensiones. Me  propuso hacer una montaña de cinco mil y luego una de seis mil. No tenía ninguna indumentaria para escalar, lo alquilé todo y seguí. Salí a las tres de la mañana a escalar, y a las dos de la tarde yo seguía caminando y estaba muy incomodo, cansado y con sed. Lo peor que no había ni llegado a la nieve. Caminar en la nieve es complicado, pisas y te hundes hasta la rodilla. Llegó un momento en la que ya no quise seguir. Mi guía me dijo, estás piña, la bajada es por el otro lado. Entonces tenía que llegar como sea. Además me habían encargado poner un banderín del INEN en la cima. Al final llegué destruido. Ya no hice la otra montaña, me regresé.

¿Qué le dio su guía?

El guía me preguntó ¿tu correrías un Iroman sino has corrido una maratón? Esto es así, no vas a subir al Huascarán sin antes haber subido una montaña de cinco u otra de seis mil metros. Es progresivo. Tu físico seguro tienes pero no estás aclimatado,  no sabes usar las indumentarias para subir en la nieve. Si deseas en dos meses intentamos otra montaña, me dijo. Me quedé con las ganas. Y en dos meses subí a la cordillera central y ya sabía lo que me esperaba,  me sentí con más confianza y más motivado. Poco a poco deje de correr triatlones y ahora solo me dedico a la montaña.

La montaña lo atrapó…

En la montaña tienes esos momentos de soledad, para ti solo, caminar, viendo el cielo, el río, la montaña, es muy bueno y bello. Todos los días en el hospital estoy en un ambiente cerrado y la montaña te da esa experiencia con la naturaleza y en espacios abiertos.

¿Siempre fue deportista?

Desde chico jugué bádminton por el Club Regatas, jugué por la selección nacional, pero entré a estudiar medicina y dejé todo. Terminé medicina, hice mi primera especialidad, luego la segunda especialidad y también empecé a trabajar y allí nada más se van doce años de tu vida hasta que te estabilizas. Ya estabilizado me metí a la primera 10k y nunca pasaba de 10k, hasta que un día vi el triatlón por la televisión y me contacté con un amigo Daniel de Montreuil y le dije que quería correr una triatlón. Entré a una distancia corta (sprint), y comencé a entrenar. Pero luego por otros motivos participé de la olímpica, natación: 1500 metros, bicicleta: 40 kilómetros y carrera: 10 kilómetros.

¿Qué recuerda de esa exigente carrera?

Que entré al mar sin haber antes usado un wetsuit y cuando nadé sentía que me ahogaba, al dar la primera vuelta todos ya estaban dando la segunda. Decía ya no quiero seguir y la gente me aplaudía para que siguiera. Yo había practicado ciclismo en plano y en la competencia había subida, la última vuelta me bajé a empujar la bicicleta. Cuando me tocó correr no podía ni caminar. Para hacer corta la historia, cuando llegué, llegué último y ya habían retirado el arco. Me dieron una medalla por haber llegado. Entonces me dije, esto no puede ser, tengo que competir una vez más para sacarme el clavo y así fue que hice una más y otra y otra. Corrí luego un medio Iroman en Paracas y luego un Iroman en Brasil y otro en Panamá. Luego pasó lo de Alemania y empecé con la montaña.

Son ritmos distintos de entrenamiento…

Sí, para el triatlón entrenas dos veces al día. ¿Te imaginas? Todo el día estaba muerto, los sábados montaba bicicleta seis horas y los domingos corría tres horas. Es muy complicado con el trabajo. Luego preferí hacer montaña pero el triatlón también me gusta tanto que ya me inscribí para un Iroman que habrá en abril.

¿Cómo se organizó con su trabajo en la medicina que también demanda mucho tiempo?

Trabajo en INEN en las mañanas y en Clínica Delgado, por las tardes. En total trabajo de ocho de la mañana ocho de la noche. Tengo que entrenar antes o después de esa hora, es bien complicado. Además tengo una hijito de nueve meses y tengo que pasar tiempo con mi esposa. Además de la dieta y los amigos. La montaña te exige menos. Puedo correr tres veces a la semana y los fines de semana me voy a Ticlio a entrenar. El triatlón te demanda más tiempo. En la montaña es más peligroso porque estás solo, mientras en el triatlón te cansas paras y te vas.

¿Con todas las actividades que realiza como cultiva su vida familiar?

He estado soltero hasta hace tres años. Yo soy de los que se casan muy tarde. Hasta hace tres años disponía de mi tiempo para hacer todo, a pesar que mi enamorada me ponía cara larga. Ahora tengo un hijito de tres meses y tengo que compartir más y busco actividades que podamos hacer juntos. Pero me conocieron también haciendo deporte. Uno tiene que ceder y buscar un punto medio. Ya no busco actividades tan peligrosas porque tengo una responsabilidad de por medio, por mi hijo. Ya no puedo tomar riesgos innecesarios tan alegremente.

¿Conoció a su esposa en el deporte o en la medicina?

En la medicina, ella es cirujana y Jefe de Cirugía del Hospital Casimiro Ulloa.

¿Exigirse al máximo es una sus características?, ¿por qué?

Tengo dos especialidades, una maestría y doctorado, y tengo  cincuenta años y hago deportes extremos. Con eso te digo que soy una persona que se exige mucho. Soy terco y necio conmigo mismo. Me gusta llevarme al límite. Estoy cansado y no puedo pero cada vez quiero ir más lejos. Llego a un punto y luego quiero seguir, quiero más. No me hago metas tan largas sino que puedo ir cumpliendo y trabajando mental y físicamente. Profesionalmente también fue así. Tiendo a ser muy exigente conmigo mismo y lamentablemente para ellos también con los que trabajo.

¿Qué le ha enseñado el montañismo?

A conocerme a mí mismo, porque hay mucho tiempo para pensar y darse cuenta que cosa es lo que quieres, también para analizar si lo que has hecho hasta este momento está bien y es lo que te gusta, me ha permitido trazarme metas a mediano y largo plazo. Te enseña que todo es superable, solo es cuestión de tiempo y esfuerzo, pero eventualmente casi todo lo vas a poder superar. Te va costar, te va doler y te va dejar algo pero lo vas a lograr. No hay montaña tan alta que no se pueda escalar, no hay distancia tan larga que no se pueda recorrer, necesitarás estar bien preparado pero al final, sí se puede.  Eso me ha ayudado con mis pacientes, porque todos mis pacientes tienen cáncer y los veo cómo todos los días hacen lo mismo que yo pero en su enfermedad. Su esfuerzo y sus ganas de vivir un día a la vez. Hacer deporte me ha ayudado a ser mejor persona.

¿Quién le inculcó el deporte?

Mi madre hizo natación hasta hace tres años, mi papá juega tenis y mi hermana es campeona nacional de natación en categoría máster de 45 a 49 años. Acaba de ganar la categoría sin aletas en una competencia de 3.800 metros en el mar. Somos una familia que hace deporte. Mi hijito ya lo metí al agua y él feliz. Tiene que aprender a nadar de chiquito y lo voy a fomentar para que haga deporte, el que quiera, pero que haga.

Y la medicina, ¿de dónde proviene ese gusto?

Eso es algo que todavía no sabemos. Dicen mis padres que desde muy pequeño me gustaba disecar animalitos pero en realidad no hubo una influencia directa sobre la medicina. Por un lado qué bueno, porque no tenido la presión de ser como tu papá, tu tío o tu abuelo. He tenido todo el camino libre para escoger lo que he querido ser, sin tener que ser lo que alguien más ya fue y por otro lado, la desventaja de que te tienes que abrir camino solo porque si alguien fue médico , tienes parte del camino hecho. Me alegro que haya sido así. He podido ser lo que he querido ser.

¿De no haber sido médico que profesión hubiera seguido?

En etapas distintas de mi vida he querido ser cosas distintas. Hoy hubiera querido ser guía de montaña, por darte una idea. Hace diez años,  veterinario. Me gustan los caballos de paso, para montarlo. Estoy pensando comprar uno.

¿Qué defectos quiere cambiar?

Soy impaciente, exigente, conmigo y los demás. Y a veces poco tolerante, en la misma impaciencia, creo que son cosas que cada vez menos pero las he tenido y las conozco, sé que lo soy, son cosas que vengo trabajando y moderando. Me ayudó muchísimo esta última etapa de mi vida, para volverme mucho más paciente porque el tiempo se hace nada. Soy muy disperso, quiero abarcar mucho, me gusta el triatlón, la medicina, la montaña, los caballos, me gusta tener tatuajes. Muchos de mis amigos no me consideran un médico atípico.

¿Cuántos tatuajes tiene?

Siempre, me parecen interesantes, me gusta el arte, la pintura peruana, soy un fanático de los pintores peruanos, me encanta ir a las galerías, conversar con los pintores. Aprecio el arte y el arte en una persona. Tengo tres tatuajes, y soy un convencido que un tatuaje tiene que tener un significado. No me haría un tatuaje solo porque me gusta solo el dibujo. Tengo un tatuaje que representa el signo del Iroman y me lo hice la primera vez que competí en uno con una frase en latín que dice carpe diem (vive la vida) otra que dice Memento mori (recuerda que puedes morir) y otro de un sol la luna y tres estrellas que representa a mi papá, mi mamá y mis tres hermanos. Ahora, en el brazo, me haré una S porque mi hijo se llama Salvador y en números romanos pondré su fecha de nacimiento. Así conforme vaya pasando algo importante en mi vida me iré haciendo más. Una de mis metas es hacer el Éverest y sí lo hago me haré un tatuaje conmemorativo.

¿Qué valor lee ha dado a su vida el deporte?

El montañismo me ha enseñado a aprender a disfrutar las cosas simples y sencillas de la vida, disfrutar una sopa a cinco mil metros después de escalar, tomar un sorbo de agua, dormir en un sleeping viendo las estrellas, esas cosas sencillas antes no las aprovechaba, no las vivía. Eso me hace una mejor persona y aprovechar cosas simples. Disfruto más las cosas simples.

¿Usted ha influenciado en la formación de algún familiar?

Todos dicen quiero ser como mi tío pero como no como mi tío médico sino como mi tío montañista y triatleta. Cada vez que voy y salgo están pendientes y les encanta. Pues de chico siempre uno sueña con subir una montaña o ver fotos escalando una montaña en la nieve, de hecho son impactantes y siempre jala. A un chico más todavía. Por la parte médica hasta ahora ninguno ha dicho yo quiero estudiar medicina.

¿Cuáles son esas metas en el coro plazo que se ha puesto?

En lo profesional hay algunas cosas que le he propuesto desarrollar a la Clínica Delgado que no se están haciendo en el Perú. A fin de año voy a ir a Corea al Hospital Samsung que es uno de los más grandes de Corea del Sur para desarrollar una técnica para tratar tumores en la tiroides. Voy a desarrollar una técnica para trasplantar paratiroides que es unas glándulas que hay en el cuello y controlan el calcio y que tampoco se están haciendo acá. Esas dos cosas las pienso desarrollar luego en Clínica Delgado. En el plano deportivo en abril voy a hacer un Iroman y en Julio voy a escalar el Huascarán. A fin de año voy a escalar en Chimborazo en Ecuador.

¿Los colegas que le dicen cuando se enteran de lo que hace?

Todos me dicen que soy un loco, que mientras ellos están en la playa disfrutando yo estoy subiendo montañas a estas alturas de la vida. Cada vez que subo a un montaña bajo pesando cinco kilos menos. Pero todos me apoyan y me motivan, la clínica se siente orgullosa de que uno de sus médicos compita en estos deportes. Mis amigos me presumen con sus otros amigos, dicen éste es mi amigo que escala montañas y hace triatlón. Mis padres se sienten súper orgullosos pero también preocupados porque cada vez que salgo no saben de mí en siete días. Son mayores y se preocupan.

¿Qué mensaje les daría a las personas?

Tenemos que decirle a la gente es que nunca es tarde para hacer lo que nos gusta y eso significa, lo que sea. Nunca es tarde para comenzar a hacer cosas. La vida es muy corta y nosotros que hacemos oncología lo vivimos. La vida es muy corta para dejar las cosas que nos gustan para después.

¿Ha comenzado a vivir plenamente en estos últimos cinco años?

He comenzado a vivir de una manera distinta en los últimos diez años y si tuviera que quedarme, me quedo sin duda con los últimos diez años, antes que con lo anterior. Me gusta mucho lo que he hecho antes, pero me gusta más lo que hago ahora y lo que voy a seguir haciendo. Mi vida deportiva, familiar y profesional ha cambiado totalmente y para bien en los últimos cinco. Eso es se lo digo a quien me quiera escuchar, se lo recomendaría, no hay nada mejor que poder hacer lo que te gusta y mientras más difícil y más te cueste más lo vas a disfrutar. Estoy viviendo a plenitud estos últimos años y les deseo eso a todos.