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El reinado de Enrique II y el inicio de la dinastía angevina

por 17 Mar, 2023

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Si has visto antes la imagen de la portada de este informe, seguramente, la asocias con Inglaterra. El escudo es tan característico de esta nación que la selección inglesa de fútbol lo lleva orgullosamente en el pecho de su uniforme. Pero ¿de dónde viene?

Este fue el escudo de una de las familias más importantes que gobernó Inglaterra. A esta dinastía, comúnmente, se le conoce como los angevinos o plantagenet (en honor al apodo de uno de sus miembros). En una serie de informes, veremos algunos de los principales gobernantes de esta dinastía, mostrando cómo aportaron a la historia de Inglaterra. Este informe se centrará en la llegada de esta dinastía al poder y su primer gobernante: Enrique II.

Resumen
  • Los angevinos o Plantagenets fueron una dinastía de reyes ingleses.
  • Enrique II fue el primer rey de esta dinastía. 
  • Enrique II fue uno de los monarcas más exitosos de Inglaterra. No solo logró incorporar bajo su dominio muchos territorios, sino que fundó algunas instituciones que hoy siguen existiendo. 
  • Entre sus innovaciones está la de enviar jueces a las distintas regiones de Inglaterra para poder administrar justicia y la Echequier, una institución encargada de llevar las cuentas de la corona que sigue existiendo hasta nuestros días. 
  • Los principales problemas de su reinado fueron las guerras contra sus hijos y esposa, y el asesinado de Tomás Becket, el Arzobispo de Canterbury.
¿Quiénes fueron los angevinos?

Los angevinos, también llamados plantagenets en honor al apodo de uno de sus ancestros, fueron una dinastía de reyes ingleses que controlaban territorios que pertenecen a la actual Francia e Inglaterra. Son llamados angevinos porque el padre del primer rey de esta dinastía venía de Anjou, un territorio que se encuentra en la actual Francia. Pero ¿a qué nos referimos con controlar territorios? ¿Llegaron a ser reyes de un Imperio o nación?

Como explica Nick Barratt, genealogista inglés y Director de la Biblioteca de la Casa del Senado en la Universidad de Londres, para entender esto es necesario saber cómo era Europa tras la caída del Imperio romano de occidente, momento que marca el inicio de la época medieval. Durante buena parte de este periodo, no existían naciones con fronteras fijas. Países como Alemania, Italia y España no existían.

En su lugar, como te hemos contado en otros informes, el poder político estaba fragmentado en una serie de unidades pequeñas: ducados, condados, marquesados, etc. Estas unidades eran gobernadas por un miembro de la aristocracia, o un señor como usualmente se dice en español, que había recibido sus tierras de un rey, del cual eran vasallos. Sin embargo, en la práctica, muchas veces un conde o un duque podía tener mucho más poder que un rey y sus territorios podían ser entendidos como algo similar a un estado.

Asimismo, una misma persona podía controlar diversas de estas unidades políticas. Esto sucedía, por ejemplo, si dos miembros de la aristocracia se casaban: su hijo podía heredar las tierras de la familia paterna o materna. Adicionalmente, estas unidades también podían ser ganadas por medio de la guerra. Debido a esto, los angevinos pudieron controlar distintas zonas que hoy se encuentran en Francia e Inglaterra. Y, de hecho, hasta hace algunos años, los historiadores hablaban de un Imperio angevino, aunque actualmente esta interpretación de la historia es cuestionada. Pero ¿cómo llegaron al poder en Inglaterra?

La historia comienza con la conquista del trono inglés por parte de Guillermo el conquistador. Como te contamos en otro informe, Guillermo fue el duque de Normandía, área que se encuentra en la actual Francia, y como tal era vasallo del rey francés. Aún así, Enrique, el monarca francés, peleó con Guillermo en repetidas oportunidades, a veces como enemigo y otras como aliado.
Guillermo no solo fue un gran gobernante que convirtió a Normandía en uno de los estados más poderosos de la época, sino que también se coronó como rey de Inglaterra en 1066, después de una disputa bélica por la sucesión de la corona.

Después de la victoria del normando, los destinos de Inglaterra y Francia estuvieron vinculados por mucho tiempo, ya que Guillermo era al mismo tiempo duque de Normandía y rey de Inglaterra. Su dinastía no duró mucho y acabó con la muerte de su último hijo, Enrique. Enrique I, también conocido como Enrique Beauclerc (el buen sabio, en francés), es recordado como uno de los mejores gobernantes de Inglaterra.

(Enrique I – Fuente: Librería Británica)

Como explica Dan Jones, historiador británico del Pembroke College de la Universidad de Cambridge, su reinado no solo fue próspero, sino que también fue reconocido por una serie de políticas que impulsó. Por ejemplo, envió jueces a todos los condados ingleses para investigar crímenes, abusos y corrupción. Además, extendió el papel de la corona en su territorio y reformó la tesorería real para crear un sistema contable que unió a Inglaterra y Normandía bajo un solo tesorero. Por último, fortaleció la posición de Normandía en Europa. En palabras de Jones, el gobierno de Enrique I fue una de las máquinas burocráticas más sofisticadas que vio Europa desde la época romana.

Lamentablemente, Enrique no pudo evitar la tragedia que le quitó la vida a su único hijo varón y heredero, William (William se traduce como Guillermo en español, pero lo mantenemos así para poder diferenciar a los personajes). William había sido formado para ser un excelente gobernante. A los 17 años de edad, el joven príncipe no solo tenía experiencia gobernando el ducado de Normandía, sino que su padre había concertado una alianza matrimonial entre él y Matilda de Anjou, hija mayor del conde de Anjou (una provincia actual de Francia), Fulk V. Cabe resaltar que desde la época de Guillermo, Anjou había sido enemigo de Normandía y este matrimonio prometía la paz entre ambos estados.

(El hundimiento de la Nave Blanca – Fuente: Librería Británica)

Lamentablemente, William falleció tras el hundimiento de la nave que lo llevaba a Inglaterra en el año 1120, en lo que se conoce como la tragedia de la nave blanca. Tras este suceso, Enrique no solo quedó devastado, sino que sus esperanzas de lograr una paz con el condado de Anjou peligraban. Así, el rey inglés se vio obligado a casar a su hija, llamada también Matilda (no confundir con Matilda de Anjou), a quien designó como sucesora, con el heredero de Fulk V: Godofredo Plantagenet.

La lucha por el trono inglés

Godofredo y Matilda nunca recibieron el trono inglés. Como explica Barratt, cuando falleció Enrique I, el primero en reaccionar fue su sobrino, Esteban, quien zarpó de Francia a Inglaterra inmediatamente. Al llegar a Londres, los ciudadanos lo eligieron rey. Esto tal vez suene raro, pues comúnmente pensamos que los que heredan la corona de un reino son siempre los hijos o hijas de un rey. Sin embargo, en la Edad Media esto no sucedía con frecuencia. En algunas partes y épocas esto se cumplía. En otras ocasiones, el líder era elegido. Asimismo, era común también que un reino se dividiera entre todos los hijos del rey.

De acuerdo con Michael Clanchy, fallecido profesor de historia de la Universidad de Londres, Esteban se convirtió en rey porque para los ingleses no había un mejor candidato. A pesar de que Enrique I había designado a su hija Matilda como sucesora y había hecho jurar a sus barones que respetarían su decisión, su matrimonio con Godofredo de Anjou era rechazado por la nobleza normanda, que tenía grandes extensiones de tierra en Inglaterra después de la conquista de Guillermo. Recordemos que Anjou había sido un condado enemigo de Normandía y por lo tanto de los nobles de Normandía, incluyendo aquellos que tenían dominios en el país inglés.

Así, según Clanchy, los normandos prefirieron a Esteban en lugar de Matilda. Matilda, no obstante, tenía aliados. Roberto, earl (un título equivalente al de conde) de Gloucester e hijo no legítimo de Enrique I, se volvió uno de los aliados y promotores más fuertes de Matilda, y la llevó a Inglaterra en el otoño de 1139 para luchar por el trono. Este acto inició un periodo de guerra civil que duró 14 años. Por otro lado, tres años antes, Godofredo Plantagenet había empezado una guerra de conquista en Normandía contra Esteban.

Estos fueron periodos funestos, tanto para Normandía como para Inglaterra. Como afirma Jones, ambos territorios quedaron paralizados por el conflicto. De hecho, el cronista de la época, Guillermo de Newburgh, escribió que Inglaterra había sido mutilada por esta guerra. Para 1142, en ella había dos cortes: una con Esteban como rey en Westminster y Winchester y otra en con Matilda en el sudoeste de la isla.

Además de estas dos facciones, había otros grupos que aprovecharon la situación para aumentar su poder. Por ejemplo, sin ningún poder real en el norte, el rey David I de Escocia empezó a gobernar los territorios de Westmorland, Cumberland y Northumberland. Así, la Inglaterra rica, bien gobernada y fuertemente defendida por Enrique I se había convertido en un mosaico de grupos que competían por el poder.

Finalmente, Matilda abandonó Inglaterra en 1148 para vivir lo que le quedaba de vida en un retiro confortable en el priorato de Notre-Dame-du-Pré, al otro lado del río Sena, donde podría visitar Rouen, la capital normanda que Godofredo Plantagenet había logrado capturar años atrás.
Ahora, si bien Matilda había abandonado su campaña, Esteban aún no podía cantar victoria, pues el hijo de Matilda y Godofredo, Enrique, estaba listo para reclamar sus derechos sobre el territorio inglés.

Después de una buena educación, su padre lo convirtió en duque de Normandía a los 17 años. Un año más tarde, tras la muerte de su padre, heredó los condados de Anjou, Maine y Touraine. Luego, en 1152, se casó con la recién divorciada ex reina de Francia, Leonor de Aquitania, añadiendo la región de Aquitania bajo su poder. Fue así que en 1153 invadió Inglaterra con 140 caballeros y 3000 hombres de infantería para recuperar lo que por derecho era suyo: la corona inglesa.

Sin embargo, de acuerdo con Barratt, tras tantos años de guerra, los barones y señores ingleses ya no estaban dispuestos a pelear por ninguno de los bandos. Incluso cuando ambos ejércitos se encontraron frente a frente, no estuvieron dispuestos a pelear. La solución al conflicto no tardó en llegar. Después de la muerte de su hijo, el rey Esteban decidió hacer la paz con Enrique y nombrarlo su sucesor. Enrique no tuvo que esperar mucho, pues el monarca murió al año siguiente y Enrique se convirtió pacíficamente en Enrique II, rey de Inglaterra. Así, la dinastía angevina llegó al poder.

Como mencionamos, esta fue una de las dinastías más importantes que gobernó Inglaterra. De acuerdo con Jones, durante los dos siglos que se mantuvieron en el poder, fundaron algunos de los elementos más básicos que hoy conocemos de Inglaterra. Por ejemplo, sus fronteras fueron establecidas y algunas de sus instituciones más importantes aparecieron durante su reinado.
Si bien algunos cometieron actos muy crueles, para el final de su reinado, Inglaterra se había convertido en uno de los reinos más sofisticados e importantes del mundo cristiano. El primero de estos reyes, como bien se deduce, fue Enrique II. A continuación, veremos los sucesos más importantes de su reinado y cómo su gobierno moldeó algunas instituciones de la nación que ahora conocemos como Inglaterra.

¿Quién fue Enrique II?

Como afirma Jones, Enrique II tenía sangre normanda, sajona y angevina. Según Jones, su madre, había heredado la nariz para detectar oportunidades, de su padre una energía casi inagotable. Su personalidad podía cambiar en segundos, de jocoso buen humor a feroz ira. Asimismo, el nuevo rey de Inglaterra había sido bien educado. Era competente en una serie de lenguas, aunque hablaba bien solo latín y francés y tenía una mente orientada a las leyes.

(Enrique II – Galería Nacional de Retratos, Londres)

Probablemente, lo más característico de su vida y reinado fue el hecho de que nunca se quedaba quieto. Si bien tuvo magníficos castillos y palacios, rara vez se quedaba mucho tiempo en un mismo lugar. Él y su corte prácticamente siempre estaban en movimiento.

No era raro que los reyes de la época medieval viajaran constantemente, pues debían controlar grandes extensiones de tierras sin aparatos administrativos que los ayudasen a hacerlo. Ellos debían confiar en sus condes, duques y barones, pero tampoco podían dejar de vigilarlos. De hecho, el gran emperador y rey Carlomagno, en el siglo VIII, también se caracterizó por viajar por todo su imperio.

Sin embargo, para sus contemporáneos, la energía de Enrique II era sorprendente. Tanto así, que el cronista Rafael de Diceto menciona que el rey de Francia, Luis VII, afirmó que Enrique tenía la habilidad de aparecer en cualquier lugar en todo su territorio sin ninguna advertencia; era como si él volará en lugar de cabalgar.

Si bien estar siempre en movimiento fue parte de su reputación, esto no fue de lejos lo más importante de su reinado. Enrique II es probablemente no solo una de las figuras más importantes de la historia de Inglaterra, sino que también fue una de las figuras más importantes de su época. Él es conocido por haber reformado el sistema judicial inglés; por haber establecido un sistema burocrático casi autónomo controlando distintas partes de su imperio sin requerir que él esté presente y por haber protegido y expandido sus territorios.

(Castillo de Dover – Fuente: Wikipedia)

Por otro lado, su gobierno también fue conocido por dos sucesos negativos: el asesinato de Tomás Becket (del que hablaremos más tarde), inmortalizado en obras de teatro y cine; y la guerra contra sus hijos y esposa.El reinado de Enrique II

Como explica Barratt, tras llegar al poder, Enrique enfrentó diversos problemas. Por un lado, era necesario pacificar Inglaterra después de tantos años de guerra civil. La guerra no solo había dejado gran cantidad de muertes y destrozos, sino que también había dividido a las familias más importantes de la región y proliferaban las disputas por la tierra. En segundo lugar, la corona se había quedado con recursos insuficientes para operar de manera efectiva. Asimismo, la guerra civil había impedido que la administración real de justicia llegara a todas las partes del reino. Por último, la autoridad real había sido eclipsada por el poder de la Iglesia.

La pacificación del reino

Según Clanchy, la primera acción de Enrique como rey fue expulsar a los mercenarios usados por Esteban, conocidos por causar diversos problemas y violencia en el reino. En segundo lugar, no solo ordenó que todos los castillos construidos durante la guerra civil fueran demolidos o entregados a la corona, sino que también hizo que todas las tierras, castillos y pueblos entregados durante la guerra fueran restituidos a los propietarios originales bajo el reinado de su abuelo, Enrique I. Esto último se aplicó tanto para los aliados de Esteban como para los aliados de Matilda.

De acuerdo con Jones, la demolición y confiscación de castillos empezó después de la navidad de 1154. Cientos de castillos fueron tumbados y se expulsó a los mercenarios que el pueblo inglés odiaba. Según Barrat, se calcula que en total 1,115 castillos fueron destruidos.

Administración del reino y justicia

Parte de los problemas de Enrique II fueron los bajos ingresos que tenía la corona al iniciar su reinado y la administración de justicia. Para solucionar esto, explica Barrat, Enrique construyó un sistema que le permitió controlar su reino sin la necesidad de estar presente. Para ello, delegó funciones a oficiales confiables como los jueces, el canciller, el tesorero, etc. En otras palabras, Enrique creó una burocracia semiautónoma.

Lo primero que hizo fue reconstituir la Echequier. La Echequier fue una institución creada por el abuelo de Enrique y se encargaba de recibir y redistribuir los ingresos públicos. Probablemente, esta palabra te suene muy extraña, pues su nombre proviene del latín. Esta era la palabra para denominar al tablero de ajedrez y a esta institución se la llamó en referencia a la tela cuadriculada sobre la que se realizaba el cálculo de los ingresos que era muy similar a este tablero.

Como afirma Barratt, gracias a su reconstitución, Inglaterra tiene una lista completa de documentos financieros que van desde el 1155 hasta la actualidad. Además, esta institución de gobierno sigue existiendo hasta nuestros días.

Otra de las acciones importantes que realizó Enrique fue combatir los problemas de corrupción y violencia de los sheriff del reino. La figura del sheriff existió en Inglaterra desde la conquista de Guillermo. Dentro de sus funciones estaban las de dirigir las fuerzas militares, ejecutar órdenes judiciales y juzgar casos civiles y penales. Sin embargo, como afirma la Enciclopedia Británica, durante el gobierno de Enrique sus funciones se vieron severamente reducidas. Su deber solo fue investigar las denuncias de delitos dentro de su condado, juzgar delitos menores y detener a los acusados de delitos mayores para que sean juzgados luego por los jueces itinerantes (más adelante explicaremos quiénes eran).

Además, dentro de sus funciones ahora estaba la de recaudar los ingresos para la corona, uniendo así su trabajo con el de la Echequier.

Este recorte de funciones no fue lo único que hizo Enrique. En 1170, el rey depuso a 20 de sus 26 sheriff, reemplazándolos con profesionales asociados a la administración real. Antes de ello, el cargo era usualmente hereditario. Ahora, estábamos frente a una profesionalización del cargo.

Por último, de acuerdo con Barratt, probablemente el legado más importante de Enrique fue la reconstrucción del sistema legal. De hecho, según Clanchy, Enrique II tiene el crédito de haber sido el fundador del common law inglés. Como explica Británica, el common law es un cuerpo de normas basadas en las decisiones judiciales de una determinada nación. Si quieres saber un poco más sobre el common law puedes ver nuestro video sobre este tema:

De esta manera, en el gobierno de Enrique II se redactó un tratado llamado el Tratado de las Leyes y Costumbres del Reino de Inglaterra, en el cual se recopilan varios procesos, castigos y escritos judiciales. Gracias a este tratado, las decisiones judiciales podían ser similares en todas las partes del reino.

(Tratado de las Leyes y Costumbres del Reino de Inglaterra – Fuente: Wikipedia)

Por último, creó un sistema de jueces itinerantes que viajaban por circuitos del reino para administrar justicia. Este sistema no solo permitió administrar mejor la justicia en el reino, sino que también creó un sistema autónomo que no necesitaba la presencia del rey.

Las tierras angevinas

Otro hecho importante fue la extensión del territorio que llegó a dominar Enrique durante su reinado. Como mencionamos anteriormente, antes de luchar por el trono inglés, Enrique tenía bajo su poder Normandía, Anjou, Maine, Touraine y Aquitania al casarse con Leonor de Aquitania. Sin embargo, durante su reinado, su influencia se extendió por distintas zonas como Escocia, Irlanda y Gales. Abajo podemos ver un mapa de todos los territorios que estuvieron bajo el control de Enrique hacia el final de su reinado en comparación con los del rey francés.

Ahora solo falta mencionar cómo manejó la pérdida de autoridad de la corona inglesa frente a la Iglesia. Fue precisamente este aspecto de su reinado el que, probablemente, más problemas y tragedias le causaron.

Disputa con Becket

Veamos el conflicto de Enrique II Tomás Becket, el arzobispo de Canterbury. Como explica Jones, Becket fue el hijo de un mercader normando que trabajaba en Londres. Cuando Enrique llegó al poder, Becket trabajaba para el arzobispo de Canterbury, Teobaldo de Bec. Al ver que Enrique necesitaba un canciller en quien confiar y que fuera su mano derecha, de Bec le sugirió que fuera el joven Becket.

De acuerdo con Jones, ser canciller era uno de los puestos de más alta responsabilidad en la burocracia real y el cargo más alto después del monarca. Sin embargo, Becket estuvo a la altura del cargo. No solo fue un buen canciller, sino que se volvió un íntimo amigo de Enrique. Becket incluso fue el maestro del hijo de Enrique II (también llamado Enrique).

Sin embargo, esto cambió en 1162 cuando Becket se volvió arzobispo de Canterbury. Como mencionamos en la sección anterior, uno de los mayores problemas del monarca inglés fue restituir el poder de la corona frente a la Iglesia. El poder que tenía la Iglesia en Inglaterra se manifestaba, por ejemplo, en el hecho de que el clero no podía ser juzgado por las autoridades seculares, sino solo por la Iglesia. Esto devino en que una serie de personas que cometieron delitos como asesinatos, robos o violaciones no puedan ser juzgadas por las autoridades civiles.

Además, usualmente los castigos de la Iglesia eran bastante más leves. Por ejemplo, solo se le quitaba a la persona el estatus de ser parte del clero. Aparte, como dice Barratt, a esto se le sumaba que a casi cualquier persona que balbuceara un poco de latín se le consideraba parte del clero, bajo la base de que había sido entrenado para ello en algún momento. Así, muchos crímenes quedaban impunes. De hecho, a los nueve años del reinado de Enrique, se calculaba que al menos 100 asesinatos habían sido perpetrados por personas consideradas parte del clero.

De esta manera, cuando Teobaldo de Bec falleció, Enrique vio la oportunidad perfecta para atacar el problema del clero criminal: convertir a su amigo en arzobispo. La idea del rey era que Becket, como arzobispo, firmara un documento llamado las Constituciones de Clarendon. Este era un documento de 16 artículos que, entre otras cosas, permitía que el clero fuera juzgado por autoridades seculares.

Sin embargo, la estrategia de Enrique salió completamente opuesta a lo que pensó. Después de que Becket se volviera arzobispo, no solo se opuso al rey inglés en una serie de temas, sino que tampoco quiso firmar las Constituciones de Clarendon. Según Jones, una posible explicación del cambio de personalidad de Becket (pasar de ser un defensor de la corona a un directo opositor) es el rechazo por parte del clero hacia él como arzobispo. Como el autor explica, Becket sentía que debía probarse ante sus pares y defender los derechos de la Iglesia.

Así, la relación entre Enrique y Becket se degradó rápidamente. Aun así, el monarca inglés usó su talento político para ganar el apoyo del papa y el resto de obispos, acorralando a Becket y obligándolo a firmar el documento. A pesar de esto, el arzobispo empezó a renegar de su decisión rápidamente, deteriorando aún más las relaciones con el rey. Temiendo una persecución por parte del rey, decidió huir a Francia y se mantuvo fuera de Inglaterra hasta 1170, año en que fue asesinado por cuatro caballeros, supuestamente, bajo las órdenes de Enrique.

(Retrato de la muerte de Tomás Becket – Fuente: Librería Británica)

Las circunstancias de la muerte de Becket siguen siendo aún oscuras. Antes del asesinato, Enrique había decidido nombrar a su hijo correy. Estas coronaciones usualmente eran realizadas por el Arzobispo de Canterbury, pero como Becket estaba fuera del reino, lo hizo otra persona. Al enterarse del suceso, Becket viajó a Inglaterra y excomulgó a una serie de personajes.

Según Jones, al recibir la noticia, Enrique pronunció una frase que ahora se encuentra entre las más infames de la historia: «¡Qué miserables zánganos y traidores he criado y promovido en mi casa que permitieron que su señor fuera tratado con tan vergonzoso desprecio por un escribano de baja cuna!». Frente a esto, cuatro caballeros entendieron algo así como «¿nadie me librará de este molesto sacerdote?»; sin embargo, como mencionan Jones y Barratt, no hay pruebas de que el rey hubiera mencionado esta frase. Aun así, los cuatro caballeros trataron de apresar a Becket y, al resistirse a ellos, fue asesinado.

Tras esta tragedia, de la noche a la mañana Enrique pasó de ser una de las figuras más reconocidas de Europa a una de las más odiadas. No solo se ganó la enemistad del papado, sino que este suceso también desató, al poco tiempo, una guerra contra sus propios hijos, esposa y una serie de figuras importantes de Europa, incluyendo el rey de Francia. Cabe destacar que el asesinato de Becket no fue el único movil de su familia para declararle la guerra. En parte, esto se debió a que sus hijos y esposa no estaban de acuerdo en la forma en que Enrique había decidido que se repartieran sus territorios tras su muerte.

Ahora, si bien todas las chances estuvieron contra Enrique, él estuvo a la altura del reto. En unos cuantos años, logró vencer a todos sus enemigos y perdonar a sus hijos. Sin embargo, su esposa Leonor estuvo bajo una especie de encierro doméstico varios años, ya que el monarca inglés no pudo volver a confiar en ella. Después, los problemas familiares del monarca nunca desaparecieron. Algunos años antes de morir, su hijo mayor, le declaró la guerra nuevamente. Este, no obstante, murió en batalla, tras ser herido. Finalmente, el monarca murió en 1189, dejando a su siguiente hijo mayor, Ricardo, como sucesor.

Equipo de Investigación

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