Normalmente, una buena película bélica tiene un espíritu pacifista y una mirada crítica alejada del patriotismo y la propaganda. Repetimos, normalmente. Pero claro, luego está la elección de qué guerra retratas para hacer tú relato. El carácter crítico y la denuncia de lo absurdo del conflicto puede lograrse situándose en el lado de las víctimas, del perdedor o retratar directamente una guerra civil. Pero claro, casi todo el cine bélico que consumimos nos viene de Hollywood y allí las opciones están todavía más limitadas. Su Guerra Civil, como la nuestra, tiene un bando claramente más malvado que el otro y, aunque en la II Guerra Mundial pasaran a la historia como los héroes del conflicto tras el Desembarco de Normandía está, bueno, el detallito de dos bombas atómicas contra población civil y, por supuesto, el hecho de que ganar le resta dramatismo.

A no ser que te inventes una guerra civil contemporánea como Alex Garland en 'Civil War', el conflicto bélico que mejor rendimiento le ha dado al cine americano es, por razones obvias, la Guerra de Vietnam. La mayoría del país desaprobaba la intervención de Estados Unidos en el país asiático, era una intervención en la Guerra Civil de un tercero, la selva sacó al ejército de su elemento y, encima, la sociedad estaba cambiando gracias al movimiento hippie. La puntilla, por supuesto, es que es la única guerra que perdieron de manera inexcusable. La hemos visto en 'Acorralado' (Rambo), en 'La chaqueta metálica', en 'El cazador', en la grandiosa 'Apocalypse Now' (la película bélica definitiva) e incluso en 'Forrest Gump'. Y, aún con estas compañeras, no se nos ocurre una mejor película sobre el conflicto que 'Platoon'.

Escrita y dirigida por Oliver Stone en 1986, forma parte de una trilogía no tan redonda que siguió 'Nacido el cuatro de julio' (1989) y 'El cielo y la tierra' (1993). Pero es en esta primera película donde se trata el hueso del conflicto, donde se huele la sangre, se oyen los tiros y los gritos y la pantalla la inunda el gas Napalm. Protagonizada por un Charlie Sheen que, con ella, se ganó décadas de excesos y escándalos posteriores, en la película también encontramos a un genial Willem Dafoe acompañado de otro infravalorado como Forest Whitaker, por no hablar de un joven Johnny Depp.

De sus ocho nominaciones a los Premios Oscar, 'Platoon' ganó cuatro pero no fueron unos reconocimientos cualquiera. Se llevó el Premio a Mejor Película, a Mejor Dirección para Stone y, también, dos reconocimientos esenciales para explicar la fuerza de sus escenas bélicas: el Oscar a Mejor Montaje y a Mejor Sonido. En el cajón se quedó otra nominación a Willem Dafoe sin premio para construir la leyenda de una de las mayores injusticias de la historia de la Academia. Pero dejemos nuestra enésima (aunque merecida) reivindicación de Willem Dafoe para otro momento.

A pesar de que no haber permanecido en el recuerdo colectivo con la misma fuera que 'Apocalypse Now', 'La chaqueta metálica' o incluso 'El cazador', 'Platoon' forma parte de la aristocracia del cine bélico y, si todavía no la has visto y tienes Amazon Prime Video, no se nos ocurre nada mejor que recomendarte.

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Rafael Sánchez Casademont

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.

Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionarnos lo mejor de series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes.

Tras 5 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino. 

Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación. 

Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.