Gordon Willis es uno de los grandes directores de fotografía que marcó la década de los 70. Alan J. Pakula contó con él para Klute, un thriller super duro por el que ganó el Oscar Jane Fonda. Después llegó Francis Ford Coppola y le ofreció El padrino. Un tríptico por el que pasará a la historia. Pakula contó con él en otras películas como El último testigo, Todos los hombres del presidente, Presunto inocente o La sombra del diablo, que supuso su último trabajo en el cine.

Otro de los directores que contó con él en muchas ocasiones es Woody Allen. Su primera vez fue Annie Hall, después llegaron Interiores, Recuerdos, La comedia sexal de una noche de verano, Zelig o La rosa púrpura del Cairo. Pero el trabajo que define su colaboración sin a lugar a dudas es Manhattan, carta de amor a una ciudad que Willis supo retratar de manera espectacular.

Gordon Willis fue un trabajador perfeccionista, buscando en todo momento la mejor luz para el plano. A pesar de trabajar en películas que ganaron multitud de premios en los Oscar su labor nunca fue premiada, aunque fue nominado en dos ocasiones por Zelig y El padrino III.