Los rateros

Boon, Ned y Lucius emprenden un alocado viaje a Memphis en el que viven toda clase de peripecias. Pero el coche no es suyo, le han robado el nuevo y espectacular Winston Flyer al patrón de Boon.

Muchas décadas antes de optar al Oscar por "En el estanque dorado", el cineasta Mark Rydell llevó a la gran pantalla la novela de William Faulkner "La escapada", adaptada por unos Harriet Frank Jr. e Irving Ravetch, quienes aun tenían fresca la nominación a la preciada estatuilla dorada al mejor guion por "Hud, el más salvaje entre mil". Si en la mencionada ocasión, los escritores contaron con el protagonismo de Paul Newnam, en la que nos ocupa puedieron contratar a otro de los seductores de la época, Steve McQueen, toda una estrella del firmamento hollywoodiense desde que saltó a la fama con "La gran evasión".

Como curiosidad, el Winton Flyer no fue un automóvil real, sino que se creó especialmente para la ocasión con un estilo que pareciera un vehículo de 1904. McQueen lo apodó "la verdadera estrella de la película" y, al final del filme, se lo quedó y pasó a formar parte de su colección particular.