Elaboraci�n de un herbario local: gu�a b�sica

Elaboraci�n de un herbario local: gu�a b�sica

Prof. Carlos  Romero Zarco, Universidad de Sevilla

I.-Introducci�n

La Taxonom�a Vegetal es la parte de la Bot�nica que se encarga de la identificaci�n, nomenclatura y clasificaci�n de las plantas. Una de sus bases metodol�gicas es la t�cnica del herbario. Una de las exigencias del m�todo cient�fico es que las observaciones y los resultados de un investigador puedan ser repetidos y discutidos por otros. La conservaci�n de las muestras vegetales en una instituci�n es por tanto imprescindible para la validez y el progreso de dicha ciencia, que es la base sobre la que se asientan las restantes especialidades de la Bot�nica (fig. 1).

Sin embargo en su origen el herbario fue una soluci�n t�cnica a un problema de tipo pr�ctico: la necesidad de conocer bien las especies para su uso medicinal. Durante la Edad Media los m�dicos usaban, en lugar de los actuales "Vademecum", unos libros con ilustraciones de las plantas medicinales conocidas: los "Herbolarios" o "Herbarios", la mayor�a de esas plantas fueron usadas en la Grecia cl�sica y muchas proven�an de Oriente. Muchos m�dicos con inquietudes cient�ficas se dieron cuenta de que a menudo las ilustraciones no reflejaban bien la realidad, bien porque representaban plantas diferentes a las que crec�an en su patria, bien porque de tanto copiar las ilustraciones se hab�an alterado tando los carateres que ya no se correspond�an con ninguna planta real. Es posible que algunos desecaran peque�os fragmentos de hojas o flores de las plantas que conoc�an dentro dichos libros, para a�adir un dato m�s real y poder reconocer mejor la especie local que ellos usaban... As� pudo nacer la t�cnica del herbario, que al principio se llam� "hortus siccus".


La invenci�n "oficial" del herbario se atribuye a un tal Luca Ghini (1490-1556), profesor de Bot�nica de la Universidad de Bolonia �s�, s�... la Bot�nica es m�s antigua que la Biolog�a y se ense�aba entonces a los m�dicos� Su m�todo consist�a en desecar las plantas bajo presi�n dentro de un pliego de papel, permitiendo as� la consevaci�n de las muestras para su estudio posterior. Su m�todo se difundi� al resto de Europa y adquiri� importancia durante los siglos XVII y XVIII, cuando los descubrimientos geogr�ficos produjeron una avalancha de nuevas especies que era necesario estudiar.


Fig. 1.- Ejemplar de herbario que utiliz� el bot�nico E. Boissier para describir la especie Vicia monardii en 1852 (herbario del Museo Bot�nico de Ginebra)


Se crearon as� los principales herbarios institucionales, asociados a jardines bot�nicos que gestionaban los recursos vegetales de las colonias.

En la actualidad existen centenares de grandes herbarios que atesoran un inmenso archivo vegetal que es el resultado y a la vez el testimonio cient�fico de la investigaci�n en Bot�nica. Se han realizado muchos progresos en los materiales, la conservaci�n y la documentaci�n de los herbarios, pero la t�cnica b�sica sigue siendo ese gesto tan secillo de aquel profesor del s. XVI: introducir una flor entre dos hojas de papel.

II.-Objetivos

La elaboraci�n de un herbario de car�cter local tiene los siguientes objetivos:

  1. Aprender la t�cnica b�sica del herbario.
  2. Aprender la metodolog�a de la identificaci�n de las plantas.
  3. Servir de colecci�n de referencia para el estudio de la flora local.
  4. Contribuir al conocimiento de la distribuci�n de las plantas dentro de una comarca, provincia y regi�n dadas.
  5. Servir de testimonio sobre la presencia en determinadas zonas de ciertas especies de valor flor�stico o ecol�gico que puedan ser amenazadas por la actividad humana (recalificaciones de terrenos, roturaciones, actividades de extracci�n de �ridos, repoblaciones inadecuadas, sobrepastoreo, etc...).
  6. Elaborar un cat�logo de la flora local con informaci�n:
    • taxon�mica (clasificaci�n, nomenclatura),
    • biol�gica (biotipos),
    • corol�gica (distribuci�n comarcal y �rea de distribuci�n geogr�fica),
    • ecol�gica (h�bitats y frecuencia),
    • fenol�gica (�poca de floraci�n, fructificaci�n, etc.) y
    • etnobot�nica (nombre vulgares y usos populares)
    • legal (toxicidad, legislaci�n, catalogaci�n conservacionista)
  1. Iniciar una l�nea de investigaci�n que trasciende de la actividad de un grupo concreto de personas hacia las generaciones futuras.

III.-Materiales

  1. Herramientas y materiales de campo
    1. Azadilla de mano o similar
    2. Guantes de jardiner�a
    3. Tijeras de podar peque�as
    4. Navaja o machete
    5. Bolsas de pl�stico de varios tama�os
    6. Cinta m�trica (10 m)
    7. Lupa de mano o cuentahilos
    8. Cuaderno de tapa dura (cuaderno de campo)
    9. L�pices, bol�grafos y etiquetas de papel
    10. Prensa de mano (o de campo) constru�da mediante dos tablas de contrachapado o dos parrillas de listones de pino; medidas aproximadas: 46 x 29 cm y 5-10 mm de grosor. Se atan mediante dos correas
  2. Instrumentos de laboratorio
    1. Lupa binocular (microscopio estereosc�pico), m�nimo de 20 aumentos.
    2. Arc�n congelador (-18�). En caso necesario sirve un buen frigor�fico con congelador.
    3. Pinzas de punta fina (de las que usan los relojeros).
    4. Aguja enmangada.
    5. Lanceta afilada o escalpelo.
    6. Prensa pesada o de laboratorio (de tornillos) contru�da con dos tablones macizos de pino de 60 x 35 x 4 cm, unidos por dos esp�rragos roscados de 60 cm y 15 mm de di�metro, provistos de grandes palometas de 30-40 cm.

3.      Bibliograf�a recomendada para las provincias de C�diz, C�rdoba, Huelva y Sevilla

    1. Para bi�logos y estudiantes experimentados: B. Vald�s & al. (eds., 1987) Flora Vascular de Andaluc�a Occidental. Ketres Editores S.A., Barcelona (fig. 2)[i]

b.      Para novatos: C. Romero Zarco & J. Roales (2001) Flodhis 2001: Flora Did�ctica Hispalense, Universidad de Sevilla, en CD-Rom y en Internet: https://www.us.es/flodhis (fig. 3).

c.      Para trabajos de investigaci�n es imprescindible consultar Flora Iberica (S. Castroviejo & al., 1989-2002).

Fig. 2.- P�ginas de la Flora Vascular de Andaluc�a Occidental (Vald�s & al., 1987)

Fig. 3.- Portada del CD-Rom "Flodhis 2001" (C.Romero & J. Roales)

4.      Mapas (algunos no se pueden adquirir sueltos o est�n agotados):

    1. Cartograf�a militar escala 1: 50.000 con coordenadas UTM. Ejemplo: hoja 13-43 (1.035) "Montellano"
    2. Mapa geol�gico de Espa�a E. 1: 50.000. Instituto Geol�gico y Minero de Espa�a (1988). Ejemplo hoja n� 1035 (13-43) Montellano
    3. Mapa de suelos. Ejemplos:

                                                              i.      Mapas provinciales de suelos. Sevilla. Instituto de Nacional de Investigaciones Agrarias (1975)

                                                            ii.      Estudio Agrobiol�gico de la provincia de Sevilla. Diputaci�n Provincial (1962). Contiene mapa de suelos E. 1: 250.000

    1. Mapa de cultivos y aprovechamientos E. 1: 50.000. Ministerio de Agricultura (1975). Ejemplo: hoja 1035 (13-43) Montellano
    2. Mapas de vegetaci�n:

                                                              i.      Estudio Agrobiol�gico de la provincia de Sevilla. Diputaci�n Provincial (1962). Contiene mapa de vegetaci�n E. 1: 250.000

                                                            ii.      Mapa de las series de vegetaci�n de Espa�a 1: 400.000,  de S. Rivas-Mart�nez, ICONA (1987). Ej.: hojas n� 26, C�diz

  1. Papel y medios de montaje
    1. Pliegos de papel de peri�dico tama�o estandar
    2. Hojas de papel secante (tipo estraza o similar), que no contenga grasa
    3. Pliegos de papel blanco o de tonos claros de 45 x 29 cm (medidas una vez doblado)
    4. Cartulinas o papel grueso de tonos claros de 44 x 28
    5. Etiquetas normales o autoadhesivas 13 x 9 cm o tama�o parecido
    6. Cinta adhesiva de tela o esparadrapo
    7. Cola blanca
  2. Productos qu�micos:

La mayor�a de los productos que se utilizan en la conservaci�n de un herbario son t�xicos y no son recomendables para un herbario de car�cter local. Los insecticidas a base de piretrinas de uso dom�stico son los �nicos recomendados para eliminar posibles plagas y siempre siguiedo las recomendaciones del fabricante. Los productos fungicidas son t�xicos y caros, por lo que es mejor utilizar medios f�sicos y preventivos: el control de la humedad es el m�s barato y eficaz. Se consigue controlando que la desecaci�n de las plantas sea r�pida y completa. Se pueden utilizar bolsitas de gel de s�lice que se introducen en las cajas o armarios y que se reutilizan sec�ndolas peri�dicamente en una estufa.

7.      Material de oficina y  mobiliario:

    1. Ordenador personal con procesador de texto y programa de manejo de bases de datos
    2. Impresora
    3. Una mesa de trabajo amplia
    4. Armario met�lico con puertas opacas de cierre herm�tico y baldas interiores. Hay que prever la posibilidad de adquirir otros iguales cuando el herbario crezca.
    5. Cajas de cart�n de las medidas adecuadas para almacenar los pliegos del herbario y optimizar el espacio de los armarios
    6. Cinta adhesiva de embalar para preparar paquetes de plantas
    7. Papel de embalaje resistente (color cuero)

IV.-M�todos b�sicos:

1. Informaci�n previa

A) Antecedentes

Es importante buscar y recopilar la informaci�n previa existente sobre la flora local, en primer lugar tomando  como referencia principal la flora regional si existe, por ejemplo "Flora Vascular de Andaluc�a Occidental" que se menciona en el apartado III.3. Otras fuentes a investigar son las tesis doctorales y art�culos publicados en revistas especializadas. Por ejemplo, para las sierras subb�ticas sevillanas existe una tesis dosctoral le�da en la Universidad de Sevilla por el prof. Emilio Ruiz de Clavijo cuyos resultados est�n publicados. V�ase:

        E. Ruiz de Clavijo, B. Cabezudo & E. Dom�nguez (1984) Contribuci�n al estudio flor�stico de las serran�as subb�ticas de la provincia de Sevilla. Acta Botanica Malacitana 9: 169-231. Universidad de M�laga.

        As�  como numerosos art�culos sobre la flora andaluza publicados principalmente en las revistas Lagascalia (Univ. de Sevilla) y Acta Botanica Malacitana (Univ. de M�laga)

B) Factores geogr�ficos

Se recopilar� la informaci�n existente sobre geolog�a (mapas geol�gicos, etc.), suelos (mapas de suelos), cultivos (estudios agro-biol�gicos) etc., as� como los datos climatol�gicos correspondientes a las estaciones m�s pr�ximas a la zona de estudio, que pueden solicitarse a trav�s de Internet al Instituto Nacional de Metereolog�a (www.inm.es).

C) Legislaci�n

Es muy importante conocer la legislaci�n vigente sobre recolecci�n de especies de flora silvestre y los cat�logos de especies amenazadas. Para Andaluc�a se debe consultar la Ley 8/2003 de 28 de Octubre de la flora y la fauna silvestres (BOJA de 12 de Noviembre) y el LIbro Rojo de la Flora Silvestre Amenazada de Andaluc�a, tomos 1 y 2 (G. Blanca & al., 1999-2000). Adem�s hay que tener en cuenta que en los espacios naturales protegidos no se pueden recolectar muestras sin permiso administrativo previo.

2. Recolecci�n

Las salidas al campo para realizar la recolecci�n deben de distribuirse a los largo de todo el a�o, con una frecuencia mayor en los per�odos de m�xima floraci�n. Para un �rea de muestreo que se pueda recorrer en un solo d�a, puede servir de referencia el siguiente plan de trabajo:

Siempre que sea posible se recolectar�n las plantas en flor y con fruto, volviendo si fuera necesario al mismo lugar donde se recogi� en flor para recolectar la planta con fruto.

Las plantas herb�ceas de tama�o peque�o o mediano (hasta unos 60 cm), se arrancan a mano o se desenra�zan con ayuda de la azada y se recolectan enteras.

De las plantas herb�ceas de mayor tama�o y de las le�osas se desgaja o se corta una rama con flores y/o frutos. Si fuera necesario se toma otra rama con hojas. En el caso de plantas con hojas basales (generalmente grandes), se desprende una de dichas hojas para prepararla en pliego aparte.

Las plantas con bulbos o tub�rculos se deben recolectar lo menos posible, para no da�ar las poblaciones. Cuando estos �rganos son peque�os (2-3 cm) se pueden cortar en rodajas verticales para su prensado. Cuando son grandes es mejor dejarlos "in situ". Se excava al pie y se extrae la planta completa con el �rgano perdurante. Luego se anotan las caracter�sticas del bulbo o tub�rculo (tipo, tama�o, posibles coberturas de hojas especiales, etc). A continuaci�n se separa la parte a�rea y se vuelve a enterrar el �rgano subterr�neo.

En todos los casos anteriores es conveniente recolectar m�s de una muestra para suplir posibles p�rdidas o para obtener duplicados. Tambi�n es conveniente, sobre todo al principio, recolectar en una bolsita un ramillete de flores para poderlas diseccionar en el laboratorio, manteniendo intactas las del pliego para el herbario.

Hay que poner atenci�n a las praderitas de peque�as herb�ceas que crecen en terrenos arenosos h�medos que se secan pronto, as� como a las plantas acu�ticas, que a veces no florecen o tienen flores casi invisibles.

Las plantas recolectadas en un mismo lugar se introducen en la misma bolsa de pl�stico, con una etiqueta escrita a l�piz donde se anota la fecha y el lugar. Las plantas m�s peque�as o delicadas pueden guardarse dentro de un bolsa m�s peque�a para que no se pierdan entre las grandes.

3. Documentaci�n

En cada punto de muestreo se anotar� en el cuaderno de campo (fig. 4) la siguiente informaci�n:

Estos datos servir�n para etiquetar todas las plantas de la misma bolsa.

Para cada especie que se recolecte en el mismo lugar se har�n las siguientes anotaciones:

4. Prensado y desecaci�n

Cuando la salida al campo es de corta duraci�n (por ejemplo una ma�ana), pueden prepararse las plantas por la tarde en el laboratorio, o guardar las bolsas anudadas en un frigor�fico (a unos 8 � C) para preparar las plantas al d�a siguiente con la prensa pesada (fig. 5). Cuando la excursi�n dura un d�a completo o si el clima es muy adverso (demasiado calor), se preferible hacer una paradita en un lugar adecuado y preparar las plantas con la prensa de mano.

En ambos casos cada planta se coloca en un pliego de papel de peri�dico en cuya esquina inferior derecha se habr� anotado previamente el n�mero de recolecci�n. Se despliega la planta de forma que queden sus partes bien visibles (en especial las flores o frutos), eliminando las partes que sobresalgan o que abulten demasiado.

Luego se coloca el pliego sobre una almohadilla secante (varios pliegos de papel de estraza grapados) y se tapa con otra, a la vez que se ejerce cierta presi�n con las manos para acomodar la planta. Habr� que tener especial cuidado con las plantas espinosas, que conviene someter a "tratamiento" previo aplast�ndola entre dos almohadillas o dos tablas en el suelo, mejor con ayuda de los pies que de las manos. Los bulbos, tub�rculos y frutos voluminosos, en caso de que sea necesaria su recolecci�n, se guardan aparte para secarlos en estufa o al sol.

Las plantas acu�ticas se preparan siguiedo la misma t�cnica que para el prensado de las algas. V�ase el apartado "Conservaci�n de las algas" en la p�gina "Pr�cticas de Biolog�a Marina":

https://www.pdipas.us.es/c/carromzar/algas/portada.html

Fig. 4.- Cuaderno de campo

Fig. 5.- Prensa de tornillos

Cuando tengamos el paquete formado por pliegos y almohadillas se mete en la prensa y se aprieta. No es conveniente ejercer una presi�n excesiva al principio, s�lo la necesaria. En horas y d�as sucesivos se aumentar� la presi�n a medida que las plantas pierdan agua y volumen.

Al d�a siguiente hay que cambiar todas las almohadillas secantes por otras secas, dejando cada planta dentro de su pliego de campo. Lo mismo se repetir� diariamente al menos durante tres o cuatro d�as seguidos. Luego se puede cambiar cada dos d�as y empezar a extraer los pliegos que est�n secos. �stos se reunen en paquetes sin apretar y se ponen al sol (sin que le d� el sol directamente a las plantas) para que acaben de secarse. Cuando en la misma prensa se preparan plantas delicadas junto con otras m�s robustas, espinosas o suculentas, conviene separarlas mediante un panel de madera intermedio, para que la humedad, las espinas o los bultos de �stas �ltimas, no alteren la desecaci�n de las primeras.

La conservaci�n de los colores de las flores mejora mucho si se plancha cada pliego (sin usar el vapor) por encima de la almohadilla secante. Esto se puede hacer a partir del segundo d�a de prensado. Luego se vuelve a meter en la prensa.

5. Descontaminaci�n y conservaci�n

El m�todo recomendado para colecciones particulares y herbarios locales es la congelaci�n a -18 � C durante tres d�as del material una vez bien seco y envuelto en bolsas de pl�stico precintadas. Las colecciones ya existentes en el herbario se someter�n a descontaminaciones peri�dicas a ser posible todos los a�os. Cada tres d�as se saca un paquete y se mete el siguiente, conservando el mismo orden. Hay que tener en cuenta que el material seco y congelado es muy fr�gil y que hay que evitar a toda costa la humedad. Si el tiempo es muy h�medo es mejor esperar a otro momento.

Muchas plantas traen ya dentro las larvas que podr�an destruirlas mientras se secan o incluso despu�s. El m�todo descrito garantiza la destrucci�n de todos los insectos. Las bolas de naftalina pueden ser �tiles para mantener alejados a los insectos. Los m�s peligrosos son varios g�neros de escarabajitos voladores ("coquitos") cuyas larvas destruyen las plantas secas, y tambi�n los "pececillos de plata" (Lepisma saccharina) y las cucarachas, que se comen el papel y la cola. Para evitar los hongos lo m�s aconsejable es desecar las plantas muy bien antes de guardarlas y preservar los armarios de la humedad. Por ejemplo calentando la habitaci�n en per�odos h�medos o poniendo bolsitas de gel se s�lice en las cajas (estas bolsitas hay que secarlas peri�dicamente). Es importante, para evitar contaminaciones, el no trabajar con plantas frecas o sin descontaminar en la misma habitaci�n donde se guarda el herbario.

6. Etiquetado

Con los datos de la libreta de campo se elaboran las etiquetas para cada planta. Una forma sencilla es hacer el n�mero suficiente de etiquetas iguales para todas las plantas de una misma colecci�n, y luego a�adir a mano los datos concretos de cada ejemplar. Otra soluci�n es hacer las etiquetas a partir de una base de datos cuando est� el material identificado. En cualquier caso puede servir el siguiente formato:

 

HERBARIO DEL IES "Castillo de Cotes", Montellano

 

Diplotaxis catholica (L.) DC.                                 Fam. Cruc�feras

 

Anual, fl. amarillas.

Vulgo: "jaramago"; se usa como alimento de aves canoras

 

SEVILLA: Montellano, casco urbano, junto al Polideportivo

Herbazales ruderales en suelo arcilloso; 210 m.s.m. TF7097

 

11.II.2004

Leg.: C. Romero & al.

Det.: C. Romero                                                                  0001/04

Cuando se tiene la certeza de que el etiquetado se va a retrasar por  falta de tiempo o por cumulaci�n de trabajo, es conveniente hacer etiquetas provisionales a mano, en previsi�n de una p�rdida de datos que arruinar�a el valor de los pliegos.

7. Montaje[ii]

El montaje consiste en fijar el ejemplar o ejemplares en un soporte definitivo junto con su etiqueta. Hay diversos m�todos. El m�s sencillo consiste en fijar las plantas mediante tiritas de adhesivo de tela (esparadrapo o similar), sobre una cartulina o papel grueso definitivo.

En primer lugar se pega la etiqueta en el �ngulo inferior derecho del pliego (fig. 7) Luego se dispone la planta (o las plantas) en una posici�n lo m�s natural posible (fig. 8) y se sujetan por aquellas partes que no importe tapar, nunca por la base de las hojas o tocando las flores, salvo que �stas sean muy grandes, sino por el centro de los entrenudos, pedicelos y ped�nculos (fig. 9).

Fig. 6.- Pegado de papel fino sobre el borde trasero izquierdo de la cartulina

Fig. 7.- Pegado de la etiqueta

Cuando las plantas son muy peque�as se montan una o dos y el resto se mete en un sobre de papel, que se fijar� con cola cerca del centro de la cartulina. Las partes que se hayan desprendido o se puedan desprender, como flores sueltas, hojas o semillas, se meten tambi�n en un sobre de papel que se pegar� preferentemente cerca del �ngulo superior derecho del pliego.

Fig. 8.- Colocaci�n de las plantas sobre la cartulina definitiva

Fig. 9.- Fijaci�n de las plantas mediante tiritas adhesivas

El ejemplar as� montado se guarda en un pliego doble de papel fino (camisa), en cuyo borde inferior se anotar� a l�piz la familia y la especie. Otra posibilidad es pegar sobre el borde de la cartulina una hoja de papel fino y transl�cido (fig. 6).

8. Almacenamiento y ordenaci�n

Los pliegos deben resguardarse del polvo, de la humedad, de la luz directa y de los insectos. Es conveniente guardarlos en cajas de cart�n que cierren bien. �stas a su vez se colocan en una armario met�lico de cierre herm�tico. Los pliegos de especies de un mismo g�nero se introducen en una camisa (pliegos de papel o cartulina algo m�s grandes y con solapa) con el nombre del g�nero y de la familia. Si son muchos se abre otra camisa.

Hay tres criterios b�sicos para clasificar y ordenar el material de un herbario:

        Taxon�mico: seg�n su clasificaci�n biol�gica; permite comparar especies y g�neros pr�ximos para identificar un ejemplar nuevo.

        Geogr�fico: por su procedencia; es un criterio importante en herbarios de �mbito geogr�fico mundial.

        Alfab�tico, que permite un acceso r�pido.

Para un herbario de tipo personal o local recomiendo:

1.      Criterio taxon�mico para ordenar los pliegos en especies, g�neros, familias y clases o grandes grupos (Helechos, Gimnospermas, Monocotiled�neas y Dicotiled�neas, en ese orden).

2.      Criterio alfab�tico para ordenar las familias dentro de cada clase, los g�neros dentro de cada familia, y las especies dentro de cada g�nero.

9. Bases de datos

Para un herbario personal o local es suficiente con una base de datos sencilla, de un solo fichero, que contenga un registro por cada ejemplar del herbario (por cada n�mero de recolecci�n), aunque el resto de la informaci�n de la etiqueta sea algo repetitiva. Los datos etnobot�nicos (nombre vulgar, usos etc., es mejor incluirlos en otra base de datos en la que habr� un solo registro por cada especie, o bien incluir un campo con referencias a documentos de texto. Para herbarios m�s grandes es mejor un sistema de varias bases de datos relacionadas mediante campos de c�digo (fichero de taxones, fichero de localidades, etc.), lo que hace m�s lenta la consulta y recuperaci�n de datos. Un ejemplo de estructura de base de datos ser�a la siguiente:

 

Nombre del campo

Tama�o

Contenido (ejemplo)

Familia

20 caracteres

Cruciferae

G�nero

20 caracteres

Diplotaxis

Especie

35 caracteres

catholica (L.) DC.

Infraespecie

35 caracteres

[var. o subsp. fulanita, si acaso]

Observaciones

35 caracteres

flores amarillas

Provincia

7 caracteres

SEVILLA

Localidad

50 caracteres

Montellano, casco urbano, junto al Polideportivo

H�bitat

35 caracteres

Herbazales nitr�filos

Altitud

4 cifras, sin decimales

210

UTM

6 caracteres

TF7097

Fecha

De tipo fecha

11.02.2004

Legit (recolectores)

30 caracteres

C. Romero

Determinavit

15 caracteres

C. Romero

N�m

8 caracteres

0001/04

Total

309 bytes aprox.

 

 

V.-Uso del herbario

Los usos de un herbario local pueden resumirse as�:

1.      Como depositario o testimonio del material de trabajos de campo o de laboratorio.

2.      Para identificar plantas por comparaci�n.

3.      Para la consulta de investigadores (personalmente o mediante pr�stamo del material).

4.      Para realizar intercambios de material (duplicados) con otros herbarios.

5.      Para obtener datos para trabajos monogr�ficos sobre las plantas: cat�logos, especies �tiles (medicinales, arom�ticas, comestibles, etc.), etnobot�nica (usos, nombres vulgares, curiosidades).

6.      Para obtener informes sobre la presencia en la localidad de determinadas especies, por ejemplo especies raras, vulnerables o en peligro de extinci�n. Esto es muy importante en los informes de impacto ambiental.

7.      Para completar el conocimiento de la flora comarcal, provincial, etc., publicando o comunicando en congresos las novedades que hubiera.

8.      Para realizar exposiciones peri�dicas tem�ticas del tipo:

        "Flores de la Sierra"

        "Las flores del mal" (plantas venenosas)

        "La despensa verde" (plantas comestibles)

        "Flora melit�fila" (para la miel)

        "La vegetaci�n mediterr�nea" (especies le�osas)

        "Endemismos b�ticos y b�tico-rife�os y su protecci�n"

        "Curiosidades de  las plantas de... " (plantas par�sitas, golosinas naturales, semillas curiosas, orqu�deas, etc.)

        "Las plantas y el arte" (comparaci�n de dibujos al carb�n o a plumilla con los modelos naturales)

        "Las plantas y la fotograf�a"

        "Flora  mitol�gica" (exposici�n de especies con su correspondiente mitolog�a en la tradici�n greco-latina: mitolog�a cl�sica greco-romana, b�blica, etc.)

        "Malas hierbas y buenos agricultores: especies invasoras y su manejo en agricultura ecol�gica"

Con frecuencia estas actividades escapan del �mbito exclusivo de la Biolog�a y la Bot�nica y requieren la colaboraci�n de otras materias: Geograf�a, Historia, Artes pl�sticas (dibujo, fotograf�a), Medicina (Farmacolog�a), Gastronom�a, Agronom�a, Ecolog�a/Ecologismo, Educaci�n F�sica... Pol�tica (�por qu� no?).

Todos estos usos pueden realizarse tambi�n en colaboraci�n con otros herbarios de la comarca o con entidades p�blicas (Delegaciones de Medio Ambiente, Parques Naturales, etc.) o privadas (asociaciones culturales o ecologistas, cooperativas agr�colas).

 

� Carlos Romero Zarco, Universidad de Sevilla � 11 de Febrero de 2004



[i] Obra de referencia para los alumnos de "T�cnicas Experimentales en Bot�nica"

[ii] Los herbarios para la asignatura "T�cnicas Experimentales en Bot�nica" no deben montarse, s�lo se puede cambiar los pliegos de campo por otros limpios y se deben pegar ligeramente las etiquetas para que no se extrav�en.