Historias

Koolhaas: la lucha contra el populismo del mejor arquitecto del mundo

Reportaje fotogr�fico de I�aki Andr�s

Encuentro con la figura m�s influyente de la arquitectura actual. Europe�sta sin fisuras, lucha contra "la ideolog�a liberal" y el populismo.

Lo ves y sabes que se trata de un tipo duro. Alto. Flaco de huesos por fuera. Los hombros a ratos muy juntos, como generando un check point para proteger la cabeza. Y �sta pelada, bru�ida por muchos insomnios y una existencia en aviones, con algunas puntas de pelo cano que le asoman por la rampa de los parietales. A ratos parece un molde de Gargamel, con nariz de pico de quetzal y los ojos azules y list�simos que todo lo cuestionan con ansiedad anal�tica, apoyados en un sillar de ojeras. Camina impulsado por un cierto vaiv�n de gigant�n que carga la espalda hacia delante. Podr�a parecer que est� totalmente loco. O que es inmensamente cuerdo. O nada de todo esto y sencillamente alguien que piensa de otro modo armando ideas con materiales que nadie sospecha que sirven tambi�n para lo que �l hace. Representa al arquitecto global de las dos �ltimas d�cadas, el te�rico m�s influyente de la arquitectura contempor�nea. Camadas de estudiantes lo adoran como a un buda sin grasa y atienden sus desaf�os como quien aguarda el Juicio Final. Tiene modales de fil�sofo que se escapa por las costuras de las teor�as y a veces habla de hormigones prensados y otras del espliego, del campo.

No empez� pensando en c�mo levantar edificios emblem�ticos, sino que casi a�n de arrapiezo las mejores descargas le llegaron ejerciendo el periodismo cultural. Entrevist� a Fellini para el Haagse Post de �msterdam, semanario en el que trabajaba. Ten�a 21 a�os. Poco despu�s public� otra conversaci�n con Le Corbusier. Considera estas p�ginas dos de sus ochomiles. Entend�a el peri�dico como una arquitectura. Y lo amaba casi tanto como al cine, que era entonces la otra mitad de su pasi�n. Form� parte del colectivo 1,2,3 Group, donde Koolhaas especulaba con revoluciones y saltos al vac�o junto a cinco amigos. Llegaron a rodar una pel�cula, The White Slave, y como guionista casi abre mercado con un trabajo que le contrat� el director Russ Meyer, aunque no se lleg� a rodar. Algo parecido a un gui�n de porno blando. Y cuando todo apuntaba con claridad hacia el cine, peg� un volantazo, march� a Londres y se matricul� en la Architectural Association, donde estudi� cinco a�os. La culpa de abandonar los rodajes por la arquitectura fue de un viaje a Mosc� en 1967. All� descubri� el dise�o futurista y la utop�a constructiva sovi�tica de la d�cada de los 20. Se le dispar� la sangre a la cabeza.

�Sigo siendo un periodista. Es una condici�n que no he querido ni he podido perder�. Lo del periodismo lo repite en la conversaci�n varias veces. Le debe mucho al oficio. Sabe manejar sus propios titulares. Sabe editorializar su talento. Sabe resumir. Sabe joder. Sabe encantar. Sabe partirse y negociar la otra mitad. Es un tipo al que la arquitectura le permite enredarse en discusiones complej�simas que trascienden la arquitectura. Ahora la pol�tica centra buena parte de sus preocupaciones, las consecuencias del Brexit para Europa y Gran Breta�a, la alarma de que su pa�s, Holanda, asuma el mismo atajo... Y en d�cimas de segundo habla de la belleza de los tractores computerizados, de las bondades del paisaje, del sistema de ventilaci�n de un rascacielos en el Golfo P�rsico y de la hermosa armon�a que da sentido al caos de las megaurbes de Asia.

�La pol�tica es una de mis m�ximas preocupaciones. Nunca me ha interesado tanto dar forma a algo como saber que ese algo es una manera de intervenci�n en la sociedad. Estamos tan convencidos de que nuestro sistema de valores es el correcto que ya no sabemos acercarnos a otros �mbitos que exigen c�digos distintos a los nuestros para entablar una negociaci�n. Hasta ahora no hemos sabido m�s que pactar con nosotros mismos�. En la entrevista no hay cortes�as. Todo va r�pido y sin rodeos. No es un hombre que entre en la categor�a de los inofensivos.

�A Rem le gusta la incertidumbre. Rem ha cambiado tres veces el horario de su vuelo en esta misma ma�ana. Rem es impredecible�. Son algunas de las frases m�s repetidas en los 15 d�as previos al encuentro que mantuvo con PAPEL durante su fugaz estancia en Espa�a como estrella mundial del IV Congreso Internacional de Arquitectura que organiza la Fundaci�n Arquitectura y Sociedad en Pamplona. �Rem es dif�cil. Rem no sonr�e nunca. Rem, si accede, s�lo podr� atenderte 10 minutos. Rem. Rem. Rem�. Para llegar a Koolhaas hay que aceptar que la l�nea recta no es la distancia m�s corta entre dos puntos. Para algo es un exvoto de la ultramodernidad y sabe desplegar la penumbra de los talentos contradictorios. Tiene desde el a�o 2000 el Premio Pritzker.

�Rem va a atenderte�. Es como una cita en el M�s All� para tratar el asunto de la inmortalidad salt�ndote la cola. �Rem tiene 15 minutos para ti�. Lo dice Rita. La asistente. Una atenta libanesa criada en B�lgica y enclavijada desde hace dos a�os en la sede de OMA (Office for Metropolitan Architecture), la nave Enterprise de Koolhaas, el cuartel general fundado en 1975 junto a Elia Zenghelis, Zoe Zenghelis y Madelon Vrisendorp. Uno de los m�s codiciados estudios de arquitectura del mundo para varias generaciones inundadas de una pasi�n vehemente por este hombre. La entrevista se prolong� m�s all� de lo previsto. Ya saben: Rem es impredecible. Incluso para asestarle a un fracaso presentido un timbre de triunfo inesperado. Maneja con audacia los tiempos. Se sabe merchandising de s� mismo, por eso pilota el zepel�n con la habilidad del que resuelve a la perfecci�n explosiones controladas.

Utiliza la arquitectura para ir m�s all� de la arquitectura, hacia espacios que tienen que ver tambi�n con la teor�a pol�tica, con la reflexi�n sobre la realidad social, con una voluntad de pensamiento global...
En OMA no tenemos esa conciencia de estar m�s cerca de la teor�a que de la pr�ctica. Nos interesa tanto la realidad de las superestructuras pol�ticas como las transformaciones de la agricultura. Ambos espacios tienen que ver con el mundo real. Me preocupa por igual la situaci�n de Europa y la gesti�n de recursos. Yo no creo que mis intereses sean puntualmente te�ricos, sino que van m�s all�. Cuando me refiero al Brexit, por ejemplo, no hablo de teor�as o especulaciones, sino de realidades extraordinariamente inquietantes que requieren de una acci�n fuerte. Ese es el lugar en el que me gusta instalarme como arquitecto, como europeo, como ciudadano.
No lo dudo, pero luego est� la aplicaci�n de todo eso a la propia obra. Quiz� es ah� donde cuesta adivinar el punto de encuentro.
Bueno, siempre he sido un arquitecto claro. Y si se fija en el trabajo que desarrollamos en OMA est� en �l todo aquello que nos preocupa. No olvide que yo empec� mi vida profesional como periodista y en cierta manera lo sigo siendo. De aquellos a�os me qued� un inter�s extraordinario por la realidad, por lo que existe, por lo que tenemos alrededor. La realidad pr�ctica suele tomar primero forma en un concepto. A modo de apuesta. La arquitectura exige riesgo y no s�lo est� relacionada con la belleza.
�Con qu� m�s?
Con la acci�n pol�tica.
La fragmentaci�n de su obra, y de su pensamiento, tiene mucho de esp�ritu postcontempor�neo. Es decir, hay un no estilo marcado en su obra que es como una forma muy audaz de marcar una voz propia.
Esto tiene que ver con eso que denominamos el sistema. En el siglo XXI nada es r�gido. Nada es inmutable. Y quien mejor lo puede entender es un periodista. Tiene m�s �ngulos y recursos para analizar la ciudad. Sabe d�nde buscar. Sabe d�nde est� el pulso. Puede ir a un mercado y descifrar lo que sucede, porque una ciudad no s�lo son los edificios, sobre todo es la vida: la vida en sus calles, en sus parques, en su transporte p�blico... Y eso es tambi�n la pol�tica, comprender el espacio com�n y el sitio del otro. A m� me interesa en este sentido la arquitectura cr�tica, la que invita a cuestionar lo evidente. La que cuestiona. La que arriesga. Desde OMA mantenemos un extremo compromiso con la realidad, pero somos conscientes de que hay muchas realidades conviviendo a la vez en un mismo espacio y nos gusta analizar hasta el m�s peque�o de los detalles, la m�s �nfima de las preguntas y la m�s compleja de las ambiciones. De ah� sale nuestro trabajo. Buscamos respuestas distintas para los diferentes contextos.

La historia de Rem Koolhaas es la de alguien que anguilea bien en la vida desde una cierta vocaci�n de frontera, de l�mite, de margen furtivo. Y desde esas presuntas periferias se sit�a en el centro del mundo exhibiendo una potencia ideol�gica que no rehuye el minu� de las contradicciones. Holand�s de Rotterdam. Producto de 1944. Nieto de arquitecto (Teunis Koolhaas), hijo de novelista y periodista (Anton Koolhaas) y padre de cineasta (Tomas Koolhaas). Divide su alma entre el dise�o de edificios que alcanzan cotas de icono y el desarrollo de una red de conceptos donde lo visible, lo aceptable, lo apropiado y lo previsto es fieramente cuestionado, desafiado, desclasado. Pas� cinco a�os de su infancia en Indonesia y aquello le dispens� un exotismo intransferible, casi un reflejo condicionado en favor de la diferencia.

�Cu�nto pesan aquellos a�os de su infancia en Indonesia, un territorio tan ex�tico, ajeno y extremo para un ni�o holand�s en los 50?
Aquella experiencia est� muy viva en m�. A�n hoy. Incluso dir�a que con m�s fuerza que entonces. Pas� de los ocho a los 12 a�os en Yakarta, con mis padres. Una edad importante. Algo de mi car�cter extremo fue reforzado por la experiencia de Indonesia. Tambi�n despu�s por mis estudios en Londres y por aquel viaje de 1967 a Rusia. Todo esto me proporcion� una percepci�n panor�mica del mundo, un sentido muy abierto para asumir y comprender diferentes formas de observar. Indonesia fue importante para no tener miedo a otras culturas y para ser feliz en espacios que no eran los m�os, ni social ni culturalmente. Para aprender de lo desconocido. Sin darme cuenta descubr� nuevos temperamentos, otras formas del humor y maneras de relacionarse in�ditas para m�. Soy una consecuencia de los viajes y de la ansiedad por encontrar nuevas conexiones entre el mundo, el hombre, los paisajes, sus creencias y las cosas. Asia tiene una cultura din�mica y vibrante. Me liber� mucho.
Seguro que libera m�s que construir el edificio de la Televisi�n Central China en Pek�n, capital de un pa�s donde existe la censura.
Pero mi edificio es lo opuesto. Es un desaf�o. Es un s�mbolo de lo que sucede fuera de sus fronteras.
�Puede un arquitecto como usted considerarse un hombre libre?
Es compleja esa cuesti�n... Amo la libertad, pero no rechazo las obligaciones ni los compromisos. La responsabilidad de saber los l�mites de tu libertad genera una tensi�n muy estimulante. Un arquitecto necesita otro tipo de fuerza (incluso adversa) para poder generar algo realmente nuevo, algo que no podr�a hacer por s� mismo. No me interesa la libertad que te aleja de los otros, la que te exime de compromiso. Necesito la libertad de mirar lo que yo quiero mirar. El ejercicio de la arquitectura, desde su origen, tiene muy pocas libertades. Por eso hace unos a�os generamos un �mbito de reflexi�n en nuestro estudio. Lo llamamos AMO, dedicado a la investigaci�n de fen�menos socioculturales, los cuales se encarnan a trav�s de los proyectos desarrollados por OMA y se informan a trav�s del conocimiento obtenido en el Harvard Design School Project on the City. Esta extensi�n me da un nuevo espacio de libertad, la de mirar en cualquier direcci�n que yo quiera.
�Y c�mo se aplica esa libertad para mirar Madrid, donde el suyo es uno de los ocho equipos que opta a la rehabilitaci�n del Sal�n de Reinos del Museo del Prado?
Estoy muy satisfecho del proyecto que vamos a presentar. Nuestra idea es poner de manifiesto un compromiso con una cultura muy diferente a la nuestra: compleja, orgullosa, muy segura de s� misma... As� que repito lo que le dije antes, no busco tanto la libertad como el compromiso.

Maneja modales de estrella del rock. Un cruce de Van Morrison en un mal d�a y Bob Dylan cargado de tormentas de la frente a la nuca. En Pamplona exigi� estar en un hotel solo, alejado del resto de invitados. La ma�ana de su conferencia inaugural se encerr� en un despacho del Baluarte (sede del encuentro y de esta entrevista) y no cruz� palabra m�s que con su asistente, Rita, y con Luis Fern�ndez-Galiano, director del congreso. A su alrededor genera un silencio impenetrable. Suele pedir hoteles con piscina para echar unos largos al amanecer, pero en Navarra hizo una excepci�n: s�lo iba a pasar 12 horas. Le reservaron habitaci�n en el Hotel La Perla. Cinco estrellas. Donde Hemingway hac�a de cazurro. Cada vez es m�s esquivo. Cada vez aparece menos en p�blico. Mantiene conversaciones de mucho tron�o con el fil�sofo alem�n Peter Sloterdijk o se sienta a discutir medio d�a con pensadores, artistas, cient�ficos, historiadores y profesores sobre Europa, sus desaf�os, su derrota, su necesidad de mantenerla viva. O a lo grande o nada.

�Qu� es m�s dif�cil, imaginar el futuro desde una perspectiva pol�tica o est�tica?
Interesante... Es m�s dif�cil resolver el futuro pol�ticamente... Las cuestiones est�ticas son relativamente sencillas. La mayor�a sabemos lo que queremos evitar, pero para cualquier decisi�n colectiva importante hay que contar con la pol�tica. A m� me interesa enormemente este momento que vivimos. No somos inocentes, ni como creadores ni como ciudadanos: la inocencia es el camuflaje del cinismo. Los intelectuales debemos comprometernos. Escapar de los lugares comunes. Nuestra sociedad tecnol�gica es adicta al confort. Somos culpables de haber difundido la idea de que Europa s�lo es pura burocracia. Un grave error. Europa es, sobre todo, un proyecto cultural.
Pues culturalmente no parece hoy un espacio bien articulado.
Lo es, aunque seamos incapaces de convencernos de todo lo que se ha conseguido. Espa�a, por ejemplo, se ha beneficiado extraordinariamente de su ingreso en la UE. Se aprecia en cada calle de este pa�s, en cada rinc�n. Y lo que estamos exhibiendo es una peligrosa impaciencia.
�El Brexit obligar� a dise�ar una nueva Europa?
La dimensi�n de lo que han decidido los ciudadanos de Gran Breta�a puede traer consecuencias dificil�simas para nuestro mundo. Veremos si Europa sabe sortear esto. Holanda, mi pa�s, est� tambi�n en un momento de efervescencia populista muy peligroso. Pero no debemos ser presa del p�nico. En Holanda hay un 33% de poblaci�n que apoya alternativas populistas que buscan continuar el camino de salida de Gran Breta�a. Afortunadamente a�n no son demasiados. Aunque las cosas van en este sentido a peor. En los a�os 60 reclam�bamos los valores de la Revoluci�n Francesa: igualdad, libertad, fraternidad. Ahora los hemos cambiado por confort, seguridad y sostenibilidad.
�Sostenibilidad ya no es un buen concepto?
Se convirti� con el tiempo en una f�rmula hueca. Es dif�cil pensar seriamente en ecolog�a desde un lugar tan manipulado.
Pues para la arquitectura parece un buen negocio...
No s�... Lo que s� tengo claro es que estamos destrozando el planeta. Y si en pol�tica no trabajamos con buenas ideas terminaremos facilitando el regreso de reg�menes totalitarios. O imponemos equilibrio o nos imponen tiran�a.

Koolhaas es lo m�s cerca que se puede estar de un visionario convencido de las posibilidades de transformar las tentaciones de cualquier tipo en cultura. Su pensamiento viaja revolucionado estableciendo un voltaje de sospechas, propuestas, hallazgos y desplantes que toca todos los palos de la postmodernidad. Es un arquitecto proyectado en mil cosas. Un ejemplar de europeo sofisticado, de fina neurosis y con un fuerte tir�n entre la �lite, que es su clientela. Igual un magnate franc�s de la prensa que un jeque �rabe. Sabe que el secreto para mantener el foco es estar entreverado de eremita y semidios. Por eso se deja ver lo justo. Por eso s�lo acepta alabanzas a una prudente distancia, la m�xima posible para que no le rocen. Este hombre es un producto intelectual que no se improvisa.

�Tiene ideolog�a la arquitectura del siglo XXI?
Sigue siendo el neoliberalismo. De alg�n modo todos nos hemos convertido en neoliberales, sin posibilidad de elecci�n. Y ya hemos visto los resultados. A�n no nos hemos librado de las f�rmulas de Reagan y Thatcher en los 80.
�Cu�les fueron las consecuencias?
En arquitectura son muy visibles: hiperdensidad en las ciudades y ambici�n desmedida.
En su proyecto de fin de carrera, 'Exodus' (1972), propuso un espacio de prisioneros voluntarios en una arcadia limitada por el Muro de Berl�n. Casi medio siglo despu�s seguimos levantando muros, ahora para los refugiados...
Es una situaci�n muy compleja, aunque Europa no est� fallando. Cuando no controlas la escala del problema es dif�cil hablar de fracaso. Estamos ante retos nuevos. La UE asumi� el problema con seriedad, pero no es f�cil. Mi propio pa�s fue est�pido en la gesti�n de este asunto. No est�bamos preparados. En general no se est� manejando del mejor modo por muchos pa�ses, pero al menos se est� intentando manejar.
A la vista est� que mal.
Hay que encontrar soluciones.
�Qu� le obsesiona?
La pol�tica, las posibilidades del mundo digital, el campo, la preservaci�n del suelo... Lo normal.

12 Comentarios

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@UNDIBUJO #9 Pues anda que no se puede prosperar en este pa�s valiendo x​/10 con los contactos adecuados, y si no de qu� iban a vivir las universidades privadas que ofrecen la carrera de arquitectura donde se entra con un 5 raspao. �T� has visto las condiciones leoninas para que ni siquiera te consideren en un concurso de arquitectura?, resulta que si no tienes una obra construida similar no puedes construir, y yo me pregunto, �como pudieron construir los que ahora construyen si para ellos reg�an las mismas reglas?

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La envidia hacia su persona es tan grande commo el culto a la ignorancia en este pa�s...a mi me emociona su obra, sus conceptos y s�...su figura y lo que ha logrado.

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Pues a m� me parece un rollista que vive de los que quieren parecer modernos.

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@JulioP #7 Pasado un inicial tiempo de aprendizaje, en el que aportas y el estudio te aporta, cobran seg�n lo que valen. Lo que valen en el sentido total del termino, como arquitectos, como gestores, como personas, etc.En este y en muchos mas trabajos, si al cabo de unos cuantos a�os, cobras X vales X. Ni explotaci�n, ni injusticia ni gaitas, no has sabido llegar a mas de X.

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No encuentro punto de equilibrio entre su obra genial y su pobre discurso intelectual.

7

Todos estos arquitectos estrellas son el mejor ejemplo de cu�n c�nica puede ser la correcci�n pol�tica. Habr�a de preguntarsele a este hombre cu�nto cobran los arquitectos, graduados en las mejores escuelas de Europa, que trabajan en su estudio. A ver si es tan poco liberal como dice ser.

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@sentido_comun_ #5 Yo tambi�n soy arquitecto. Personalmente no me gustan las clasificaciones porque simplifican la complejidad de la arquitectura. Adem�s, la comparacion entre Siza y Koolhaas no es correcta porque los discursos y las "maneras de hacer" son muy distintas. No obstante, creo que es obvio que tanto la aportaci�n en la evoluci�n del pensamiento arquitect�nico [SMLXL, Delirius Ney York, Espacio basura...] como su grado de influencia [casa burdeos, biblioteca Par�s...], es mayor en el segundo.

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Soy arquitecto y Koolhaas no creo que sea ni de lejos el mejor arquitecto. Es un maestro, eso s�, un visionario, pero est� a a�os luz de la arquitectura se �lvaro Siza, por ejemplo.

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un hombre de nuestro tiempo, con una eficaz sensibilidad e inteligencia. Me admira c�mo administra el tiempo. No es empresario ni es es ingeniero, pero lleva una empresa con m�s de 1000 colaboradores, expertos y especialistas y tiene que entenderse directametne con pol�ticos de todas las clases e ideologias en pek�n, c�rdoba o corea. Impresiona siempre aunque no guste en todos los casos. Su obra tiende a convertirse en �cono. .. curiosa personalidad, franca, directa, inteligente, intuitiva... tiene un sistema neuronal bien entrenado

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Deja caer el neoliberalismo como problema y construye en China.... Hmmmm este hombre ser� buen arquitecto pero su "discurso" es intelectualmente por "pensamiento y obra" m�s que deficiente. En otras palabras "tiene mas cuento que Calleja"