La trampa (1999), de Jon Amiel

La película transcurre en escenarios muy bellos. Dos llaman poderosamente la atención. El castillo de Duart, en la escocesa isla de Mull (¿es necesario recordar que Connery es un ferviente partidario del nacionalismo escocés?), de hermosas torres y almenas. Y las Torres Gemelas Petronas en Kuala Lumpur, Malasia, en su día los edificios más altos del mundo, con 84 pisos de acero y cristal cada uno, que se encuentran unidos por un puente.

Connery

"Mi personaje es un solitario, que aprecia el arte y la belleza. Está preparado para cualquier contingencia. Pero no está preparado para esa mujer [Catherine Zeta-Jones]. En el transcurso de la película, ella le da la vuelta a la situación varias veces."

Zeta-Jones

"Quería dar a mi personaje un toque de inteligencia, agilidad y sentido del humor. En otras películas, el personaje femenino es sexy... y sexy. Graciosillo... y graciosillo. Y poco más. Yo quería una buena combinación de todos los factores; y Jon me ayudó mucho. No quería ser dura sin más, y tenía que lograr la química con Sean Connery. Además de lo excitante que es trabajar con Sean, pienso que en la historia es muy interesante la relación entre mi personaje y el de Sean. Hasta el punto de que creo que, si se quitaran las escenas de acción, siempre quedaría una historia romántica, la relación entre ellos, que es apasionante."

Amiel

"Es como mezclar nitro con glicerina. La combinación, la nitroglicerina, es irremediablemente explosiva. Eso sucedió con Sean y Catherine. A la vez, nos ayudaron un monton las jornadas de ensayo antes del rodaje. Los personajes eran enriquecidos, se hacían complejos. Y eran muy divertidos. (...) Se trata de un guión muy sofisticado, con muchos giros. Me encantó el factor sorpresa, que hallé en 4 ó 5 ocasiones cuando lo leí. Aunque son films muy diferentes, el final me recordó algo al de Casablanca, incluso con esa frase de que 'Presiento que éste es el final de una gran amistad'."

Uno de los encantos de La trampa es el recobrar el encanto de películas clásicas, donde el robo se presenta como casi un arte, y donde los actores son algo más que una mera presencia. Recordamos tres títulos que combinan el golpe perfecto con el romance.

Atrapa a un ladrón

Con Cary Grant y Grace Kelly, y la dirección de Alfred Hitchcock. Film sobre un antiguo ladrón muy sofisticado, sobre el que recaen las sospechas de algunos golpes recién cometidos. ¿Dudará también la mujer que le ama?

Cómo robar un millón

La hija de un falsificador de obras de arte está en apuros. Su padre ha dado el cambiazo en una bella escultura, y unos expertos van a estudiarla. Un detective anda de por medio. William Wyler dirige a Audrey Hepburn y Peter O'Toole.

Charada

Una mujer sufre una persecución implacable de unos tipos que quieren hacerse con un dinero que robó su marido muerto. Enredo continuo y elegante, con los rostros de Audrey Hepburn, Cary Grant y Walter Matthau.