Volver a vivir (2020), de JJ Winlove

June Wilton es una anciana ingresada en una residencia, un ictus le produjo problemas cognitivos y demencia senil, con incapacidad para reconocer a sus seres queridos. Pero un día se levanta perfectamente consciente de quién es, y sin entender que hace viviendo en un lugar que es “como una cárcel” en vez de encontrarse en su casa. Deberá asimilar que han pasado más de cuatro años, en que la vida de sus hijos Ginny y Devon ha sufrido cambios importantes, en lo relativo a sus profesiones y familias, además de que tuvieron que vender el hogar donde se criaron y el negocio familiar.

Bienintencionada cinta australiana escrita y dirigida por el desconocido JJ Winlove. Resulta interesante el punto de partida, que puede hacer pensar en películas como Despertares y Good Bye, Lenin!, en que por un período de tiempo imprevisible sus protagonistas se recuperaban de sus enfermedades, y mientras tanto debían asimilar que se habían producido cambios importantes en su entorno. El problema es que, una vez planteada la trama, cuesta que ésta progrese adecuadamente, por muy buenos sentimientos que la atraviesen.

El final es previsible, pero Winlove sabe que con esa carta le toca jugar, no puede sacar un conejo diferente de su chistera de cineasta. De modo que lo que lastra el film son los problemas familiares, el deseo de June de arreglarlo todo mientras pueda; sobre todo, porque son muchas las novedades acontecidas, y en el fondo no se acaba de profundizar en ninguna. Algunas cuestiones están metidas con calzador, y no aportan nada, como la condición gay del esposo y padre ya fallecido, que da pie a la sorpresa acerca del cuidador de la residencia. Los actores están bien, aunque sus personajes, sobre todo los hijos, son bastante esquemáticos.