Stanford White en la búsqueda de un lugar en el mundo de Thaw ·.·★ Estudio
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Stanford White en la búsqueda de un lugar en el mundo de Thaw

Stanford White trabajó en la construcción de no pocas universidades, iglesias o teatros pero se especializó en casas que facilitaban la simulación a las clases más altas

Stanford White en la búsqueda de un lugar en el mundo de Thaw

Modificado el 2023/05/15

La serie “The Gilded Age” (HBO, 2022) recupera ahora una época realmente interesante para entender las oportunidades de una sociedad como la nuestra. ¿Son los recursos y el progreso lo único que nos separa de la plenitud y la felicidad? Los protagonistas de esta edad dorada como el arquitecto Standford White, el multimillonario Harry Kendall Thaw o la modelo Evelyn Nesbit tenían una buena cantidad de singularidades marcadas por la envidia, el abuso y el asesinato que ya han pasado varias veces por las pantallas. Nosotros trataremos aquí de enfocarnos más en los detalles históricos para encontrar otra vez que por regla general la realidad supera la ficción.

Standford White era una de las personas más influyentes en la ciudad de New York a principios del siglo XX. Su agradable carácter y sus trabajos como innovador arquitecto le habían permitido codearse con las clases más altas de la sociedad. Durante la construcción del teatro Madison Square Garden se había reservado un apartamento, que utilizaba para ejecutar en primera fila y con discreción algunas de las muchas infamias por las que ahora se le recuerda. La noche del 26 de junio de 1906 permaneció en aquel apartamento hasta las 23:00, que es cuando salió para incorporarse al final del espectáculo Mam′zelle Champagne.

El arquitecto se sentó tranquilamente en la mesa que siempre tenía reservada en el restaurante de la terraza. Se trataba de otra calurosa noche de verano pero el joven millonario Harry Kendall Thaw parecía haberlo esperado bien abrigado. Después de varios intentos de aproximación, justo durante la canción "I Could Love a Million Girls", sacó un arma con la que le disparó tres veces y le arrancó al instante una buena parte de la cara. Thaw entonces levantaba el arma y gritaba animado haber hecho justicia. El resto de la ilustre audiencia tenía la impresión de estar presenciando parte del moderno espectáculo pero al descubrirse la verdad no tardó en reinar entre ellos el pánico y el caos.

El ejercicio de la simulación según Stanford White

El arquitecto Stanford White heredó su apellido de John White, el reverendo puritano y solidario emprendedor conocido también como “El fundador de Massachusetts”. John White, doctor por la University of Oxford y rector en The Manor of Stanton St John, quería renovar las creencias sin fomentar el separatismo. Optó para conseguirlo no abandonar el viejo continente, como sí hicieron muchos otros puritanos en el siglo XVII. Él quiso al mismo tiempo convertirse en una persona clave para facilitar recursos a las colonias de Massachusetts. El nuevo mundo para él significaba no sólo una oportunidad para ayudar a sus prójimos a escapar de la persecución de la Iglesia Oficial de Inglaterra, que él mismo sufría, sino también una oportunidad de negocio. El reverendo John White colaboró no en vano en la creación de la empresa Dorchester Company y la compra de un barco de cincuenta toneladas llamado "Fellowship", con el que empezó a hacer viajes transatlánticos a partir de 1623, sólo tres años después del desembarco del famoso primer barco llamado "Mayflower".

Richard Mansfield White, el abuelo de Stanford White, pertenecía a esa larga tradición de reverendos y su trabajo en la industria marítima le había permitido ganar suficiente dinero para pagarle una buena educación en derecho y en medicina a su hijo Richard Grant White en 1845. Los cambios en la tecnología de los barcos y el incremento de las redes del ferrocarril causaron la bancarrota de la familia pero para entonces Richard Grant White ya había establecido una fama como experto en William Shakespeare y un compleja red de relaciones sociales que luego caracterizará la vida del famoso arquitecto Stanford White. El propio arquitecto no tuvo realmente una formación académica pero con dieciocho años empezó a trabajar como aprendiz de Henry Hobson Richardson, que daría nombre al estilo "Richardsonian Romanesque" y marcaría su interés por el característico estilo Beaux-Arts de toda su obra profesional.

Stanford White trabajó en la construcción de no pocas universidades, iglesias o teatros pero donde realmente se especializó fue en la construcción de casas y mansiones para las clases más altas de la sociedad. Stanford White no llegó nunca a tener tanto dinero como sus clientes pero fue astuto al identificar los detalles que les resultaban más atractivos, muchos de los cuales podían aprenderse con cierta facilidad en hoteles de lujo. Sus construcciones incluían por supuesto una minuciosa atención a los refinados detalles relacionados con la decoración europea, que estaban de moda, pero también una sofisticada serie de paredes y puertas que favorecen la posibilidad de una doble vida. Hablamos por ejemplo de la presencia simultánea de pasillos que conectan de forma independiente las diferentes habitaciones o diferentes entradas para entrar o salir a la vivienda desde fachadas opuestas. Se trataba en definitiva de la mejor aplicación que se podía hacer del ilusionismo a la arquitectura. Stanford White construyó para sí mismo varios apartamentos siguiendo esta misma filosofía y los compartía para celebrar en ellas orgías con sus amigos del Union Club como el principal accionista de Southern Pacific Railroad Charles MacDonald, el comerciante Thomas Clarke o el financiero Henry Poor.

El apartamento que Stanford White tenía en el número 24 de Manhattan St. en New York, incluía una habitación decorada de verde y un columpio de terciopelo rojo colgado del techo, que utilizaba para seducir a jóvenes menores de edad como la modelo Evelyn Nesbit. Hablaremos más adelante de ella pero de momento conviene entender que toda esta sórdida realidad tenía un alto grado de simulación que era puramente superficial y que definitivamente no escondía nada que no fuese ya conocido por todos en el fondo. El escritor Mark Twain por ejemplo escribió al hilo de los muchos artículos que se publicaron a partir de su asesinato, que su “entusiasmo, diligencia, voracidad y despiadada caza de jovencitas para su destrucción [...] eran bien conocidos en New York desde hace muchos años, pero nunca se han proclamado abiertamente hasta ahora”. El día que el joven millonario Harry Kendall Thaw conoció a Stanford White su vida cambió primeramente porque creyó encontrar en él a su hermano mayor, su alma gemela y todo lo que había deseado ser en su vida. Utilizando sus propias palabras, porque “podía continuar sin censura y aparentemente con impunidad”.

La banalidad del mal según Harry Kendall Thaw

El mismo cambio de tecnología que empuja a unos a la bancarrota, empuja a otros al éxito profesional. William Thaw decidió abandonar la industria naval y enfocar sus esfuerzos en la industria ferroviaria justo a tiempo convirtiéndose en uno de los 100 empresarios americanos más ricos entre Benjamin Franklyn y Bill Gates. William Thaw tuvo diez hijos pero sin duda el más conocido es el sexto, el primero de su segunda esposa Mary Sibbet Copley. Mary ha pasado a la historia por sus generosos donativos a la ciencia y su maltrato a los sirvientes. Sabiendo eso es mucho más fácil entender el comportamiento de nuestro siguiente protagonista.

Su primer hijo Harry Kendall Thaw se hizo pronto popular en la familia por sus ataques de risa al arrojar objetos pesados sobre las cabezas de los sirvientes. Era sistemáticamente expulsado de una escuela y seguidamente matriculado en otra gracias a la influencia de su padre. Harry siempre decía que había estudiado poker en Harvard University y ciertamente esta fue la última institución que le expulsó. Acostumbraba a encender cigarros con billetes de cien dólares pero un día persiguió con una escopeta a un taxista por una calle de Cambridge St en Massachusetts, asegurando que le habían estafado diez centavos en el cambio.

William Thaw intentaba frenar los excesos narcisistas de su hijo cuando limitó su asignación mensual a $2,500 - que era en realidad el sueldo mensual de sesenta trabajadores con el salario medio. El padre murió en París cuando Harry tenía dieciocho años y entonces su madre por desgracia le triplicó la asignación. Harry Kendall Thaw sencillamente no tenía límites para satisfacer sus muchos caprichos e impulsos sádicos o sexuales. Harry Kendall Thaw recorría entonces Europa organizando fiestas con música militar, donde maltrataba y pagaba hasta veinticinco personas simultáneamente. En una ocasión obligó a un botones londinense a desnudarse y permanecer en una bañera a golpe de fusta pero consiguió su silencio pagándole $5,000.

El término "playboy" se ha sugerido que entró en el vocabulario popular inspirado por el propio Harry Kendall Thaw. El joven había solicitado membresía en clubes de la élite de New York como Metropolitan Club, Century Club, Knickerbocker Club o Players′ Club pero siempre sin éxito. El dinero por primera vez parecía no servirle de nada en sus objetivos. Stanford White no sólo era miembro de todos ellos sino que de hecho había construido algunos de los edificios que les servían de punto de encuentro. Harry se acercó a él varias veces pero no recibió de él más que el desprecio y apelativos que todavía hoy le sobreviven como “payaso” o “el niñato de Pennsylvania”. Fue entonces cuando Harry Kendall Thaw empezó a buscar la compañía de Evelyn Nesbit, la misma modelo en la que parecía interesado entonces Stanford White.

Los convencionalismos según Evelyn Nesbit

Winfield Scott Nesbit y Evelyn Florence eran descendientes de migrantes procedentes de la región protestante de Irlanda y residentes de una pequeña ciudad de Pennsylvania. Su hija Evelyn Nesbit tenía diez años cuando murió su padre y su madre encontró graves dificultades para cubrir los gastos de la familia. Sus memorias apuntan a que pasó los siguientes tres o cuatro años marcada por la aflicción de su madre por un lado y por otro lado los cuentos que le había regalado su padre sobre fantasía, hadas y golpes de suerte. Nesbit confirmó que su madre a veces agregaba varios años a la edad de su hija y evitó así posibles sanciones a la explotación infantil. Debía tener 12 o 13 años cuando empezó a posar como modelo a veces desnuda para varios profesionales de New York como Otto Sarony, Rudolf Eickemeyer o Charles Dana Gibson que trabajaban para revistas como Cosmopolitan, Vanity Fair o LIFE.

Algunas sesiones fueron pagadas realmente por el propio Stanford White, como esa en la que ella aparece junto a una alfombra en forma de oso polar. La ilustración “The Eternal Question” por ejemplo fue un trabajo del editor Charles Dana Gibson donde utilizaron como modelo a la muy joven Evelyn Nesbit y fue clave en el concepto de “Gibson Girl” que se había popularizado a través de la revista LIFE entre 1890 y 1920. El título parece una referencia explícita al misógino comentario, que el psicoanalista Sigmund Freud le regaló durante aquella misma época dorada a Marie Bonaparte: “′La gran pregunta que nunca ha sido contestada, y que aún no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación sobre el alma femenina, es ‘¿Qué quiere una mujer?’” ["Sigmund Freud: Life and Work" (Hogarth Press, 1953)]

Los editores de la revista LIFE entendieron que, para no perder el tiempo, era mejor enfocarse más en promocionar lo que quieren los hombres y menos en seguir esforzándose en entender lo que quieren las mujeres. El concepto de “Gibson Girl” por lo tanto sabemos que era más una respuesta que una pregunta. Una respuesta estructurada en forma de una categoría de joven especialmente blanca, alta e independiente, que le permitía ser a ella femenina al mantener el equilibrio entre la necesidad de ser simultáneamente educada y traviesa. “Gibson Girl” podríamos decir hoy que fue una diabólica manipulación elitista, machista y racista, a la que se enfrentaron algunos pocos como el ilustrador Basil Wolverton, pero entonces marcaba el camino a muchas mujeres que buscaban su lugar en el mundo. Evelyn Nesbit, por su parte, pronto se aburrió de posar y quiso avanzar más en su carrera a través del baile y los más dinámicos espectáculos de Vaudeville.

Evelyn Nesbit asegura que su madre accedió al cambio de sector profesional, animada por el rumor de que muchas de las bailarinas habían logrado casarse con millonarios y en julio de 1901 empezó a actuar disfrazada de doncella española. El arquitecto Stanford White tenía cuarenta y ocho años cuando consiguió el permiso de la madre para llevar a Evelyn Nesbit a su apartamento del 24 de Manhattan St. donde fue aparentemente drogada y violada. Lo cierto es que la joven Evelyn, en lugar de denunciarlo, siguió viéndose durante un tiempo con Stanford White. Durante las actuaciones para “The Wild Rose” Stanford White y el joven millonario Harry Kendall Thaw debieron coincidir en los asientos del público y los camerinos pero sin duda Thaw fue quien más interés mostró y durante más tiempo.

El romance que precede al juicio final

El joven millonario Harry Kendall Thaw asistió a unas cuarenta funciones de la joven bailarina durante la mayor parte del año. Se casó con Evelyn Nesbit en 1905 y la acompañó finalmente en un viaje extraño por Europa que no olvidará en toda su vida. Visitaron a la Virgen del Martirio en Granada, el gótico Castillo de Katzenstein y el lugar de nacimiento de la francesa Juana de Arco en Domrémy, donde Harry Kendall Thaw escribió una jocosa y reveladora frase en el libro de visitas: "Ella no habría sido virgen si hubiera estado presente Stanford White". En el Castillo de Katzenstein de Austria, ahora Italia, una imponente construcción elevada sobre la cima de una alta montaña, Thaw obligó a los sirvientes a permanecer en el extremo opuesto al que utilizarían ellos. Nesbit estaba por tanto incomunicada y sola con Thaw cuando vivió lo que ella describió luego como dos semanas de abusos físicos y sexuales que no había conocido hasta la fecha.

Harry Kendall Thaw volvió a New York con el determinado objetivo de conseguir el acoso y derribo del arquitecto Stanford White. Su nuevo plan era significativamente diferente y para ello buscó un insospechado aliado como Anthony Comstock. El aliado era un antiguo militar reconvertido en político conocido por su radicalidad en contra del vicio y a favor de la moralidad más tradicional de su país. Anthony Comstock había literalmente encarcelado a un editor como D.M. Bennet el 10 de diciembre de 1878 por promocionar el amor libre y la igualdad de sexos. Durante la correspondencia que mantuvieron Harry Kendall Thaw entendió que en su lucha contra Stanford White y el vicio podía encontrar enemigos más poderosos que sus propios aliados como el sindicato del crimen de Edward "Monk" Eastman. La obsesión del joven multimillonario sencillamente adquirió dimensiones todavía más enfermizas y creyó verse expuesto a esa otra amenaza todavía más difícil de mantener bajo control como era la Mafia italiana.

La única opción que comenzó a parecerle realmente realista era la de disparar a Stanford White. No es casualidad que lo hiciese delante de una gran audiencia del teatro del restaurante del Madison Square Garden. Se preveía que el escándalo del asesinato iba a salpicar a infinidad de figuras públicas y primero diferentes partes afectadas trataron de anular el juicio pero una vez se desestimó esa posibilidad su madre volvió a hacer uso del dinero para limpiar los desastres de su hijo. El juicio era naturalmente un juego de contar mentiras pero en este caso con la singularidad de que era seguido en tiempo real por una enorme audiencia. La prensa aprovechó la oportunidad para reescribir los hechos de cientos de diferentes formas y vender sus periódicos con la cabecera de “El juicio del Siglo”. La realidad es que sólo en el siglo XX hubo en los Estados Unidos de América más de treinta juicios publicitados con esa misma etiqueta. La prensa cometió sin embargo un error todavía más grave: atribuir este asesinato a un triángulo amoroso.

Según el testimonio de los testigos no quedó claro lo que gritaba a todo el mundo: ¿lo había hecho para defender el honor de su esposa o para defender el suyo propio? La realidad además es que no tardó en deshacerse de su matrimonio primero ignorando a Russell William Thaw, el hijo que tuvieron juntos. Thaw podía gastarse $50,000 en una sola fiesta pero le dejó a su hijo y su madre Evelyn Nesbit $10,000. El acusado fue declarado inocente y pasó apenas unos meses en prisión donde tenía todo tipo de privilegios. Tenía su propia asignación diaria de alcohol y fue allí donde escuchó las voces celestiales de jóvenes que lo llamaban y que él interpretó como una señal de aprobación divina. La hipótesis de locura transitoria fue aceptada por el jurado, que finalmente declaró al acusado libre de toda culpa el 16 de julio de 1916.

El mundo estaba sufriendo el horror y la ruina de la Primera Guerra Mundial cuando Harry Kendall Thaw volvió a juicio, esta vez por secuestrar, golpear y agredir sexualmente a Frederick Gump, un joven de diecinueve años, de una familia de Kansas City, Missouri, que había depositado en él sus esperanzas. Thaw entró entonces en el negocio de la producción cinematográfica, con sede en Long Island, New York, con el objetivo de hacer comedias breves sobre falsos espiritistas y publicó un libro de memorias titulado “El traidor” (1926), donde reivindicaba su asesinato de Standard White y donde aseguraba que "en las mismas circunstancias, lo volvería a matar mañana".

Saul Williams y el recuerdo del juicio del siglo

La mayor parte de los edificios de Standard White están ya destruidos. El Madison Square Garden, que imitaba la arquitectura de la Catedral de Sevilla, con sus bellos arcos mudéjares y su equivalente réplica de la Giralda, fue sustituido por un nuevo edificio ya en 1925. Una de las pocas excepciones es una pequeña vivienda en Grand Street, Newburgh, New York y fue la casa donde el reverendo Saul Williams vió crecer a su hijo el ahora famoso rapero, poeta y director de cine Saul Stacey Williams. El artista no habla demasiado en las entrevistas de su padre, ahora fallecido, pero todas sus canciones parecen deberle algo y especialmente esa que lleva el título de “Our Father” (2001), donde literalmente incluye como una larga y serena introducción parte de una grabación de su padre, registrada en directo en Baptist Temple Church de Newburgh, New York, en 1999.

Evelyn Nesbit se mudó a Los Angeles, California, y colaboró con el guión de la película "The Girl In The Red Velvet Swing" (Richard Fleischer, 1955), donde la protagonista aparece columpiándose con frivolidad en el famoso apartamento de Standford White. La película “RAGTIME” (Miloš Forman, 1981) utiliza también a Evelyn Nesbit y su ilustración sobre “The Eternal Question”, entre otros muchos personajes, para construir una mucho más interesante y elaborada red de historias. Los diferentes personajes poco a poco muestran al espectador un retrato marcado por unas enormes posibilidades del progreso que sin embargo acaban en una guerra sin sentido. Recibió ocho nominaciones a los Academy Awards y llama poderosamente la atención como uno de los personajes protagonistas más seguros de sí mismos se rompe emocionalmente y clama pidiendo perdón a Dios por haberse dejado guiar tan irracionalmente por el odio.

La vida muchas veces nos parece como un enorme buffet libre donde sólo tienes que atreverte a soñar. Valoramos nuestra libertad en función de nuestra capacidad de elegir entre tradición e innovación, drogas o deporte, familia o aventura, padre, madre, heterosexual, homosexual o alguna de las muchas variaciones intermedias. Tantas opciones nos llevan a olvidar que al final todos no hacemos sino perseguir un mismo y único quimérico objetivo: encontrar nuestro lugar en el mundo. Según la psicología moderna aquellos que ya no buscan un lugar, sea cual sea, es porque, en su frustrada búsqueda, han llegado a alguna de las muchas neurosis que nos acercan peligrosamente a la muerte. La muerte, como le ocurre al protagonista de Leo Tolstoi en “La muerte de Iván Ilich”, es un destino al que uno se va acercando sólo y te va separando de cualquier fantasía de encontrar ese lugar.

Evelyn Nesbit murió en Santa Mónica, California, con ochenta y dos años. Harry Kendall Thaw murió en Miami, Florida, con setenta y seis años. La muerte no es el final ¿verdad? Después de la muerte viene el entierro y la distribución de los despojos en un ciclo que evoca el eterno retorno de Friedrich Nietsche. Tener una casa ha sido desde la antigüedad una de las más populares formas de autoengaño en esta búsqueda. Ya el propio nómada sumerio Abram aparece en el relato de la Biblia buscando comprar a última hora un terreno para enterrar a Sara. Muchos documentos audiovisuales están explorando ahora esa realidad como “A Certain Kind of Death” (Grover Babcock, 2003), “Watch me disappear” (Lucy Cohen, 2008), "Still Life" (Umberto Passolini, 2013), “The Swedish Theory of Love” (Erik Gandini, 2016), "Muchos hijos, un mono y un castillo" (Gustavo Salmerón, 2017) o ”Dying Alone” (Artyom Somov, 2019). Morir sólo en realidad no es una opción sino el destino de la mayoría y creer haber encontrado tu sitio en el mundo no hace sino añadir drama a esa inevitable realidad.

Jesús y el precio del pecado

El filósofo francés Jean-Jacques Rousseau iba a visitar a su amigo Denis Diderot en la prisión de París, cuando vio un anuncio de un concurso de ensayos organizado por la Académie des Sciences, Arts et Belles-Lettres de Dijon. El tema del ensayo debía responder una sencilla pregunta: “¿La ciencia nos ha hecho mejores o peores? ¿más o menos morales?”. Rousseau asegura que se durmió en el parque y tuvo una visión de la que se despertó llorando. Fue justo entonces cuando comenzó a escribir su "Discurso sobre las ciencias y las artes" (1750). El ensayo no sólo ganó el concurso sino que le empujó a él a la fama instantáneamente cambiando para siempre el concepto que tenemos hoy de la naturaleza humana. Su tesis era también muy sencilla por supuesto: el hombre es bueno por naturaleza y todo lo que no es natural es lo que nos empuja a alejarnos de esa bondad.

Hay ciertas ideas que son más predecibles en nuestro día a día dependiendo de nuestra particular formación, especialidad o interés. Probablemente un filósofo es capaz de aceptar la bondad del hombre más fácilmente que un agente de seguridad, un juez o un funcionario de prisiones. Que el castigo al mal es necesario es un principio que encontramos en la Biblia pero es cierto que la propia Biblia asegura que nadie es capaz de diferenciar siempre el bien del mal y mucho menos aplicar siempre el castigo que se merece realmente una persona. “En este mismo tiempo”, escribe el evangelista Lucas, “estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”

El precio del pecado es la muerte. El problema es que no podemos conocer la verdad por medio de las apariencias. Y por si eso fuese poco tampoco podemos fiarnos de nuestras propias convicciones más firmes. Cuando tenemos un objetivo ese objetivo nos lleva a olvidar no sólo lo que sabemos que es mejor sino también lo que creemos e incluso lo que vemos con nuestros propios ojos. El odio sencillamente nos ciega. La Biblia apunta a que este patrón de comportamiento procede del mal que habita en todos nosotros y no de la educación, la política o la religión. Por eso ese patrón es común a todas las épocas desde el principio de los tiempos. El cristiano por eso sabe que no tiene el control y que su destino no depende de sus propios códigos morales sino del que es el completamente otro.

El completamente otro no sería tal si fuese visible o perceptible a través de alguno de nuestros sentidos. Por eso existe lo que conocemos como el silencio de Dios. Jesús por eso se presenta como un hijo del hombre que come, bebe y muere en una cruz; porque su objetivo es justamente hacer que lleguemos a conocerlo con nuestros sentidos, sin que deje por eso él de tener ninguno de sus atributos humanos y divinos. El creyente no llega a conocer a Cristo por la imaginación sino por la fe, que no es un sentido susceptible de ser estudiado empíricamente y, por lo mismo, no está expuesto a la vulnerabilidad de los que sí lo son: “No se turbe vuestro corazón”, escribe el evangelista Juan, “creéis en Dios, creed también en mí.”

”En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.”


Estudio escrito en Barcelona por el .


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