The Tender Bar (2021), de George Clooney

Para J.R. Moehringer niño su padre ha sido únicamente una voz en la radio, que un día, también, desapareció. Criado por su dedicada madre soltera, está afincado en la casa de los abuelos, donde también vive el tío Charlie. Este regenta el Dickens Bar, frecuentado por personajes pintorescos y decorado con estanterías atestadas de libros. En tal entorno se asentará su vocación de escritor. El film combina los recuerdos de infancia con la etapa juvenil de J.R., en que trata de encontrar su hueco en el mundo.

Adaptación del libro autobiográfico de recuerdos juveniles “El bar de las grandes esperanzas”, de J.R. Moehringer. Este autor, ganador del Pulitzer en 2000, tuvo bastante fortuna en la traslación a la pantalla de uno de sus artículos periodísticos literarios en la notable película El último asalto. En cambio George Clooney no acaba de acertar con el tono que requiere una historia tan íntima y personal como la que tiene entre manos, el actor-director vuelve a fallar detrás de la cámara tras la decepcionante Cielo de medianoche.

La sensación del guión compuesto por William Monahan es de viñetas deslavazadas. Quizá se busca crear en el espectador una sensación impresionista, pero provocan desconcierto momentos como la aparición del padre, y su abrupta confrontación con el tío Charlie, o la subtrama romántica de la relación con Sidney, afroamericana de familia bien, la sensación es de algo epidérmico, que se aprovecha para poner en solfa a las clases altas. En cambio, tiene cierto encanto el doble encuentro casual con un sacerdote en el tren. Pero el conjunto es definitivamente irregular, deberíamos estar ante una narración nostálgica y con capacidad evocadora de momentos inefables, y sin embargo uno tiene más bien la sensación de encontrarse en fuera de juego peliculero.

Sobre el reparto, a Tye Sheridan le pega el rol del protagonista ya en su juventud, y lo hace bien Lily Rabe como su madre. Pero otros personajes saben a poco, sobre todo los de Ben Affleck, el tío que se supone que es un referente paterno, y Christopher Lloyd, el abuelo. Por no insistir en el desconcierto que suscita la en apariencia encantadora Briana Middleton.