Tras la ocupaci�n de Espa�a, Napole�n desarroll� un programa pol�tico a partir de la Constituci�n o Estatuto de Bayona de 1808, que fue aplicado en la pr�ctica por el nuevo rey Jos� I.
Para llevar a cabo dicho plan, intent� atraer a su lado a las �lites reformistas ilustradas espa�olas. Pretendi� una simple reforma administrativa e introdujo el gobierno de una minor�a; sin ning�n parang�n con la Constituci�n espa�ola de 1812, que fue un aut�ntico pacto social, impuesto al Soberano, como expresi�n de la voluntad nacional.
De hecho, fueron los mariscales y generales franceses quienes controlaron la Administraci�n en sus respectivos territorios. Es por ello por lo que el Monarca se rode� de fieles partidarios, los llamados josefinos, afrancesados en el sentido pol�tico. Quiso conquistar la opini�n espa�ola para su causa a trav�s del juramento de fidelidad al Rey y mediante la propaganda (prensa, proclamas, folletos, teatro y p�lpitos).
Jos� I nunca fue popular entre los espa�oles, ni obtuvo el mando militar de las tropas napole�nicas destacadas en el pa�s, aunque una parte de la nobleza, del clero y del estado llano se mantuvo en su �rbita por motivos diferentes.
Las reformas en la Administraci�n crearon las bases de un Estado moderno a trav�s de los diversos ministerios, de la Secretaria de Estado, los departamentos o prefecturas y las nuevas municipalidades.
La pol�tica desamortizadora y la reforma del clero sirvi� de precedente para los liberales espa�oles, mientras que las reformas urban�sticas modernizaron algunas ciudades ocupadas, como Madrid, Burgos, Zaragoza... Tambi�n se impuls� una pol�tica cultural y cient�fica mediante la creaci�n del Instituto de Ciencias y Letras, el Museo de Historia Natural, el Conservatorio de Artes y Oficios, as� como de bibliotecas, liceos y escuelas. Pero, aun con todo ello, no consigui� el apoyo del pueblo, ya que �ste se encontraba lastrado por su estado de pobreza total.
El fen�meno del colaboracionismo no fue algo marginal durante la guerra. Por diversas circunstancias, de inter�s personal o por convicci�n, muchos espa�oles aceptaron las renuncias de Bayona, a Jos� I como rey de Espa�a y colaboraron con el nuevo r�gimen. Entre ellos destacan sectores de la nobleza, alto clero, militares, cient�ficos, escritores y artistas. Tambi�n muchos funcionarios p�blicos le prestaron juramento al nuevo Monarca en el ejercicio de su profesi�n.
La reforma administrativa y de Gobierno de Jos� I se inspir� en la Constituci�n de Bayona de 1808, frente al r�gimen militar impuesto por los generales napole�nicos en sus territorios. La pol�tica religiosa, la impuls� a trav�s del Ministerio de Negocios Eclesi�sticos. Otros ministerios creados fueron el de Asuntos Extranjeros, Justicia, Interior, Polic�a General, Indias, Hacienda y Guerra, adem�s del Consejo de Estado y las comisar�as regias. En 1810 dividi� el territorio en prefecturas y subprefecturas y en 1812 Napole�n anexion� Catalu�a al Imperio franc�s.
En los municipios josefinos se introdujo un sistema mixto de Concejo abierto y de gestor�a t�cnica. Las reformas urban�sticas fueron profundas en muchas ciudades, como Madrid, Burgos, Zaragoza y otras, sin olvidar el fomento de la agricultura, la industria, obras p�blicas, las ciencias y las artes (creaci�n de liceos, escuelas, jardines bot�nicos, conservatorios, bibliotecas y museos).
� Ministerio de Cultura y Deporte - Gobierno de Espa�a