“El amor de Dios por las mujeres: una mirada a la Biblia”

Dios ama a la mujer

“El amor de Dios por las mujeres: una mirada a la Biblia”

La figura de Jesús de Nazaret es una de las más influyentes en la historia de la humanidad, y su trato hacia las mujeres ha sido objeto de estudio y reflexión por parte de teólogos, historiadores y feministas. 

 Exploremos algunos de los aspectos más destacados del trato de Jesús hacia las mujeres y cómo esto refleja su amor y compasión por todas las personas.

  En primer lugar, es importante destacar que el trato de Jesús hacia las mujeres fue revolucionario para su época. En una sociedad patriarcal en la que las mujeres eran consideradas inferiores a los hombres y no tenían voz ni voto en la mayoría de los asuntos, Jesús se acercó a ellas con respeto y compasión, y las trató como seres humanos iguales en dignidad y valor. 

 Un ejemplo de esto se puede ver en el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo (Juan 4:1-42). En este pasaje, Jesús se acerca a una mujer samaritana, que era considerada una marginada por su propia comunidad, y le habla con respeto y compasión. A pesar de que los discípulos de Jesús se sorprenden de que esté hablando con una mujer, Jesús no se deja influir por los prejuicios culturales y se acerca a ella como a cualquier otra persona. 

 Otro ejemplo del trato de Jesús hacia las mujeres se puede ver en su relación con María de Magdala. A menudo se ha dicho que María de Magdala era una prostituta, pero esto no está respaldado por la evidencia bíblica. Lo que sí sabemos es que Jesús liberó a María de Magdala de siete demonios (Lucas 8:2), y que ella se convirtió en una de sus seguidoras más fieles. 

De hecho, fue María de Magdala quien fue testigo de la resurrección de Jesús y quien llevó la noticia a los discípulos (Juan 20:1-18). Este hecho es significativo porque en la época de Jesús, las mujeres no eran consideradas testigos confiables en los tribunales, lo que demuestra que Jesús confiaba en la palabra de las mujeres y las consideraba igualmente importantes que los hombres. 

 Además, Jesús también curó a muchas mujeres de enfermedades y dolencias, como la mujer que sufría de flujo de sangre (Mateo 9:20-22) y la hija de la mujer cananea (Mateo 15:21-28). En ambos casos, Jesús se acercó a las mujeres con compasión y las sanó, demostrando su amor por todas las personas, independientemente de su género, raza o estatus social. 

 También es importante destacar que Jesús se opuso a la discriminación y la violencia contra las mujeres. En el pasaje de la mujer adúltera (Juan 8:1-11), Jesús se enfrenta a los fariseos que querían apedrear a una mujer acusada de adulterio. En lugar de condenarla, Jesús les dice a los fariseos que el que esté libre de pecado tire la primera piedra.

 Con estas palabras, Jesús no solo protege a la mujer de la violencia, sino que también denuncia la hipocresía y la falta de compasión de los fariseos. 

  El trato de Jesús hacia las mujeres refleja su amor y compasión por todas las personas, independientemente de su género, raza o estatus social. Jesús se acercó a las mujeres con respeto y compasión, las curó de enfermedades y dolencias, y se opuso a la discriminación y la violencia contra ellas. En una sociedad patriarcal en la que las mujeres eran consideradas inferiores a los hombres, Jesús se acercó a ellas como seres humanos iguales en dignidad y valor, y esto es un ejemplo para todas nosotros de cómo debemos tratarnos a nosotras mismas y a nuestras hermanas en Cristo.

 La Mujer en las manos de Dios 

 Isaías 49 es un capítulo de la Biblia que habla sobre el amor y el cuidado de Dios por su pueblo. En este capítulo, Dios habla a su pueblo y les asegura que siempre estarán en sus manos. Para las mujeres, esto es especialmente importante, ya que a menudo enfrentamos desafíos y dificultades en la vida que pueden hacernos sentir inseguras y vulnerables. Sin embargo, la verdad es que siempre estamos en las manos amorosas de Dios, y podemos confiar en él para guiarnos y protegernos.

  En Isaías 49:16, Dios dice: “He grabado tu nombre en las palmas de mis manos”. Esta imagen es poderosa y reconfortante. Imagina a Dios sosteniendo tus manos en las suyas, con tu nombre escrito en sus palmas.

 Él te conoce por nombre, te ama y te cuida. No importa lo que esté sucediendo en tu vida, siempre estás en las manos de Dios.  A veces, puede ser difícil confiar en Dios cuando enfrentamos dificultades. Podemos sentir que estamos solas y que Dios no nos está escuchando. Pero la verdad es que Dios siempre está con nosotras, incluso en los momentos más oscuros. Él nos sostiene en sus manos y nos guía hacia la luz. 

 En Isaías 49:15, Dios dice: “¿Puede una madre olvidar a su hijo de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aunque ella lo olvide, yo nunca te olvidaré”. Esta es otra imagen poderosa que nos recuerda el amor incondicional de Dios por nosotras. Él nos ama como una madre ama a su hijo, y nunca nos abandonará.  Como mujeres, a menudo enfrentamos desafíos únicos en la vida. Podemos sentirnos presionadas por las expectativas de la sociedad, por las responsabilidades familiares y por las dificultades en nuestras relaciones. Pero siempre podemos confiar en que estamos en las manos amorosas de Dios. Él nos guiará y nos protegerá, y nos dará la fuerza para enfrentar cualquier desafío que se nos presente.

Recuerda que  siempre estás en las manos de Dios. Él te ama, te cuida , te protege, y nunca te abandonará. 

Como mujeres, podemos confiar en él para guiarnos y darnos la fuerza para enfrentar cualquier desafío que se nos presente. Que este conocimiento nos dé la paz y la confianza para vivir nuestras vidas en plenitud, sabiendo que siempre estamos en las manos amorosas de Dios.

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