Henry Lee Lucas tenía claro su papel. Era un vagabundo con un violento pasado, una dentadura hecha polvo y un ojo lloroso y caído. Cuando confesó ser el asesino en serie más prolífico de la historia de Estados Unidos, la policía y el público le creyó a pies juntillas. Lucas proporcionó datos que cerraron 197 casos de asesinato, pero ahora, una nueva serie de cinco capítulos de Netflix explora la evidencia cada vez creíble de que casi todas estas confesiones eran falsas, y que cientos de asesinos reales quedaron libres por su culpa.

Hay algo que hace que The Confession Killer sea ahora mismo una de las series o miniseries sobre criminales en la vida real más apasionantes que podemos ver en televisión. Y no es otra cosa que, aunque Lucas ciertamente no cometió la gran mayoría de los asesinatos que se le atribuyeron, no fue una víctima inocente. Si bien no podemos fiarnos de casi nada de lo que declaró este mentiroso patológico, probablemente mató al menos a tres personas, lo que significa que técnicamente su fama de asesino en serie se la ganó con merecimiento. En 1960, Lucas, que tenía 24 años, asesinó a su madre y pasó diez años en la cárcel por asesinato en segundo grado. En 1983 confesó los asesinatos de su "novia" de 15 años y una anciana para la que habían trabajado, y llevó hasta la policía a dos lugares donde estaban los restos de ambas víctimas. A partir de ahí llegaron el resto de confesiones, ya que después de comparecer en el juicio por el asesinato de la anciana, Lucas sorprendió a todos tras preguntar: "¿Qué vamos a hacer con las otras 100 mujeres a las que maté?"

Según las confesiones de Lucas, que finalmente se retractó, había matado a víctimas de todos los grupos demográficos y por todo Estados Unidos, desplegando todos los métodos de asesinato posibles, desde atropellos con su coche hasta apuñalamientos con un bolígrafo, además de participar en depravaciones que incluían la necrofilia y el canibalismo. El número de presuntas víctimas se disparó a 350, y posteriormente a 600.

Los legendarios Rangers de Texas formaron un grupo de trabajo para investigar las confesiones, y Lucas recibió visitas de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de todo el país, ansiosos por cerrar casos sin resolver. Algunos llevaron fotografías de las escenas de algunos crímenes y otros detalles relacionados con casos de asesinatos abiertos, que Lucas luego utilizó en sus confesiones. Y mientras mantenía en pie sus confesiones, Lucas fue tratado como si fuera un prisionero estrella, deambulando por la cárcel sin esposas, con un suministro constante de cigarrillos y sus batidos de fresa favoritos, y en definitiva recibiendo una frenética atención por parte de los medios comunicación.

"Henry nunca había vivido tan bien", dice el periodista Hugh Aynesworth en la serie. Pero había escépticos, y Aynesworth estaba entre ellos. Después de seguir el rastro de todo lo que Lucas había dicho, este periodista encontró que los registros demostraban que estaba en otros estados del país cuando algunos de los delitos que confesó se habían cometido. Un examen a gran escala de las historias de Lucas descubrió que habría tenido que conducir cientos de kilómetros cada día para llegar a todos los sitios donde había cometido supuestamente los asesinatos.

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Vic Feazell acababa de ser nombrado fiscal de distrito en el condado de McLennan, Texas, cuando comenzó a ver a Lucas en televisión, flanqueado por los Rangers de Texas y señalando presuntas escenas de crímenes.

"Y entonces el locutor decía, 'Henry Lucas ha resuelto otro asesinato más'", me dice Feazell en una entrevista. "Y yo pensaba, ‘Guau. Son muchos asesinatos".

Feazell se metió de lleno en el tema después de que el asesino en serie confesara crímenes en su condado, incluyendo la violación y asesinato en 1978 de Rita Salazar y el asesinato del hombre con el que ella se había citado, Frank "Kevin" Key. Feazell estaba tan interesado como cualquier agente de la ley en escuchar la confesión de Lucas, algo que podría haber cerrado un caso horrible y que de paso supondría para el joven fiscal una manera para conseguir renombre y prestigio en su cargo entre sus conciudadanos. Pero la confesión de Lucas no parecía real. "Hubiera sido genial ver mi foto en el periódico con un Ranger a mi lado con una versión real de Hannibal Lecter", dice. "Pero creo en hacer lo correcto. Así me educaron".

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Vic Feazell en The Confession Killer.

Feazell se dio cuenta pronto de que lo infructuosos que estaban siendo los esfuerzos de sus investigadores para corroborar las historias de Lucas. Cuando intentaron buscar digitalmente los archivos del asesino en las bases de datos criminales a nivel nacional y estatal, les salieron mensajes de "acceso denegado". "Eso nunca había sucedido antes", me dice Feazell. Lo que más le llamó la atención, y que hizo saltar todas las alarmas, fue lo sucedido con la base de datos nacional.

"Sinceramente, eso nos asustó", dice. "Sabíamos que estábamos en una situación muy complicada porque podíamos entender que denegaran nuestro acceso en Texas, pero ¿por qué lo hicieron a nivel nacional?"

Y aunque las familias de algunas víctimas habían encontrado algo de alivio tras ser resueltos los casos de sus seres queridos a manos de Lucas por parte de las autoridades, la familia de Deborah Sue Agnew Williamson, que fue asesinada en 1975, sospechó desde el principio que la confesión de Lucas era pura invención. Llevaban décadas intentando presionar a las autoridades locales para que buscaran al verdadero asesino.

Lucas fue declarado culpable de un total de once asesinatos y sentenciado a muerte, aunque en 1998 su sentencia fue conmutada por George W. Bush, que por entonces era gobernador de Texas. De media, el que luego sería presidente de los Estados Unidos firmó una ejecución cada dos semanas, y supervisó las ejecuciones de más prisioneros que cualquier gobernador en el cargo antes de llegar él. Lucas se convirtió en la única persona condenada cuya sentencia de muerte era conmutada, ya que las pruebas demostraban que había estado en un estado diferente en el momento del asesinato por el que fue condenado a muerte. Terminó muriendo en prisión por una insuficiencia cardíaca congestiva en 2001.

Lo cierto es que The Confession Killer es aún más apasionante cuando se hace foco no solo sobre Lucas, sino en los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, que parecían más preocupados por cerrar casos que por la posibilidad de que falsas confesiones permitieran que los asesinos reales escaparan. "Se cerraban caso tras caso", dice el director de Food, Inc. Robert Kenner, que ha codirigido The Confession Killer con Taki Oldham. "Llegó un momento donde era más conveniente para las fuerzas del orden público ignorar los hechos que no eran convenientes para ellos".

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Henry Lee Lucas detenido.

Aquellos que se atrevieron a disentir de las historias oficiales cuentan que fueron víctimas de represalias, e incluso Aynesworth relata como entraron en su casa, ignoraron los objetos de valor, pero se llevaron sus documentos profesionales. Faezell fue acusado de extorsión, algo por lo que le podría haber caído 80 años de cárcel. Según dice, estas acusaciones fue el resultado de su trabajo por intentar demostrar las chapuceras investigaciones que hicieron los Rangers de Texas del caso Lucas. Hoy en día se dedica a la abogacía y presenta un podcast sobre el caso que cambió el curso de su vida y de muchas otras personas.

A pesar de que Lucas no era ni de lejos el asesino en serie que decía ser, el mito sobre decenas de sus supuestos asesinatos se ha mantenido pese al paso del tiempo. Incluso llegó a inspirar una película de culto: Henry, retrato de un asesino.

"Básicamente, en un momento dado, los medios y el público en general se involucran en una historia, y no necesariamente quieren que se les corrija", dice Oldham. "A la gente le gusta esa idea, porque a la gente le gusta atrapar monstruos". Y aunque el fantasma de un hombre, que realiza un silencioso camino por América y mata a cientos de personas, es aterrador, es aún más aterradora la más que probable certeza de que cientos de asesinos todavía estén en libertad por ahí.

Los creadores de la serie esperan que el estreno de esta serie documental pueda estimular a la policía a reexaminar los supuestos asesinatos de Lucas. La tecnología de ADN ya ha demostrado que 20 de los asesinatos que se le atribuyen fueron cometidos por otros, incluidos los de Salazar y Key. La sospecha de Feazell sobre la confesión resultó ser correcta: en 2010, evidencias genéticas relacionaron a un hombre llamado Benny Tijerina Jr. con los crímenes.

Vía: Esquire US