Wes Anderson se mofa del marketing en este spot de Montblanc

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Wes Anderson dirige y protagoniza el nuevo spot de Montblanc

Wes Anderson se mofa del marketing y sus artificios en este estrafalario spot de Montblanc

Esther Lastra

Escrito por Esther Lastra

El aclamado director Wes Anderson dirige y protagoniza el nuevo spot de Montblanc, en el que se mofa de la industria del marketing y la publicidad.

Más allá de ser un reputado cineasta con un estilo absolutamente único (y por ende, inconfundible), Wes Anderson ha incursionado también en no pocas ocasiones en la publicidad. En 2006 el director estadounidense nos agasajó, por ejemplo, con un inolvidable anuncio para American Express en el que se mofaba sin sonrojo alguno de su propio oficio: la filmación de películas. Y ahora en un spot para Montblanc Anderson vuelve a regalarnos otro delicioso artefacto publicitario que parodia la industria del marketing y la publicidad (cuidándose de no hacer demasiada sangre, eso sí).

El anuncio se inicia con una escena en la que Anderson parece haber subido a la cima del Mont Blanc, que tiene la vitola de ser el pico más alto de toda Europa. Al bueno de Wes Anderson se unen muy pronto Rupert Friend y Jason Schwartzman, dos actores con los que el director de El Gran Hotel Budapest colabora de manera habitual en sus películas.

En los tres minutos que dura el spot Anderson y sus amigos tienen por supuesto tiempo de resguardarse de las gélidas temperaturas de los Alpes, donde está sito el Mont Blanc, y también de aplacar la gazuza con deliciosos «pretzels», una delicia gastronómica originaria de Alemania, que es no en vano la patria chica de Montblanc. Pero sobre todo hablan sobre Montblanc, de los productos que comercializa (plumas estilográficas, relojes y marroquinería), de su centenaria historia y de sus eslóganes (sacan específicamente a colación dos de los «claims» de la marca).

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En el spot Wes Anderson, Rupert Friend y Jason Schwartzman ejercen de auténticos anuncios andantes (y absolutamente encantadores) de Montblanc, cuyo manual de marketing parecen haberse aprendido de memoria.

El hecho de que como parte de la campaña Wes Anderson haya diseñado una nueva pluma estilográfica para Montblanc no hace sino reforzar la idea de que su anuncio es en realidad una mofa (ligeramente descafeinada) de los manierismos de los que hacen gala los departamentos de marketing.

La campaña liderada por Wes Anderson pretende conmemorar el 100º aniversario de la pluma estilográfica Meisterstück de Montblanc, que vio por primera vez la luz en 2024. Y para celebrar tan insigne efeméride el cineasta estadounidense decidió no solo dirigir el spot que constituye el eje central de la campaña sino también diseñar su propia pluma estilográfica sin que la marca se lo pidiera en ningún momento. Al parecer Anderson se presentó en Berlín de manera totalmente inesperada con un prototipo de pluma estilográfica bajo el brazo, bautizada con el nombre de «Schreiberling» («Schreiber» significa escritor en alemán).

Así y todo, y aun cuando Montblanc no preveía en un principio que Wes Anderson fuera a descolgarse con una pluma estilográfica, la firma alemana prevé comercializar 1.969 unidades de este artículo (haciendo un guiño al año de nacimiento del director) por 2.500 dólares cada una. Ya están abiertos los pedidos anticipados de esta pluma estilográfica tan especial, pero su entrega no está prevista hasta mayo del año que viene.

Wes Anderson ha filmado asimismo metraje adicional con los actores estadounidenses Maude Apatow y Waris Ahluwalia, así como con el actor surcoreano Lee Jin-wook y el intérprete chino Jing Boran, para alumbrar variaciones diferentes del spot principal que no han visto aún la luz y que se lanzarán en otros mercados.

El famoso cineasta norteamericano trabajó codo con codo con el director de fotografía Linus Sandgren (La La Land) en el nuevo anuncio de Montblanc. Durante la filmación del spot a Vincent Montalescot, CMO de Montblanc, le sorprendió al parecer el perfeccionismo del que hizo gala en todo momento Wes Anderson. La escena de 10 segundos de duración en la que los protagonistas se adentran en una cabaña en la montaña exigió, por ejemplo, nada más y nada menos que 50 tomas.

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