La reina Margarita de Austria
1606. Óleo sobre lienzo, 207 x 122 cmSala 055
Margarita de Austria (1584-1611) casó con Felipe III en 1599, tras ser elegida por Felipe II entre las mujeres de la casa de Austria-Estiria. El matrimonio se planeó junto con el de la infanta Isabel Clara Eugenia y el archiduque Alberto. Doña Margarita dio a luz ocho hijos de los que sobrevivieron el futuro Felipe IV, Ana, Reina de Francia, María, Emperatriz de Austria, Carlos y Fernando, éste último cardenal y arzobispo de Toledo.
Este retrato de la reina Margarita es una de las obras más representativas de la pintura de Pantoja de la Cruz, un artista que continuó los modos de representación característicos de la dinastía de los Austrias, pero imponiendo al majestuoso distanciamiento de la imagen real un sello inconfundible de sofisticación y abstracción. Los mejores trabajos del pintor aparecen en sus retratos femeninos, especialmente los de la reina Margarita. Baste la comparación de esta hermosa tela y su correspondiente pareja, el retrato de Felipe III (P2562), para demostrar toda la capacidad del artista vallisoletano para fijar la solemnidad de este rostro asexuado, perfecto en su capacidad del artista de repetición de rasgos dinásticos, y por tanto de la encarnación de la majestad misma.
La figura de la Reina se construye por la geométrica moda de la época que impone una silueta triangular, plana, donde la suntuosidad de los tejidos se entremezcla con los impresionantes aderezos de joyas. De todas ellas merece destacarse el broche del pecho, conocido como el joyel rico, y que se convirtió en una de las alhajas dinásticas más importantes durante siglos. Está formado por un gran diamante acerado, el Estanque, de cuyo engarce pende la perla Peregrina.
En el retrato se incluyen otro tipo de lugares comunes para este tipo de iconos: el cortinaje carmesí del fondo, el sillón frailero y el ademán de la Reina, de una verticalidad inmutable sólo animada por el brazo derecho, apoyado en el sillón.
La tela se realizó en 1606, cuando la Reina contaba veintidós años. Ese año Pantoja asumió el encargo de Felipe III para hacerse cargo del Salón de Retratos del Palacio de El Pardo, tarea de la que se ocupó hasta 1608, año de su muerte (Texto extractado de Ruiz, L.: El Greco y la pintura española del Renacimiento. Guía, Museo del Prado, 2001, p. 178).