“Deja el arma, toma los cannoli”

8  Cannoli

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iStock / NoirChocolate
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La película El padrino de Francis Ford Coppola, basada en la novela homónima de Mario Puzo y estrenada en 1972, dejó para la posteridad un buen número de frases memorables: “Vienes a mi casa el día de la boda de mi hija y me pides que mate por dinero”, “le haré una oferta que no podrá rechazar” o “dile que no fue nada personal, solo eran negocios”.

Pero una de las más recordadas lo es por su aparente mundanidad. Tras asesinar a un traidor, Peter Clemenza, uno de los hombres de los Corleone, le dice al ejecutor: “Deja el arma, toma los cannoli”, refiriéndose a los típicos dulces sicilianos que su mujer le había encargado que comprase.

La frase no estaba en el guión original y fue añadida de forma espontánea por el actor que interpretaba a Clemenza, Richard Castellano, a sugerencia de su propia esposa. Coppola decidió dejarla porque, a su parecer, enfatizaba dos temas centrales de la historia: que el asesinato de un traidor era un trabajo tan rutinario como comprar unos dulces, y que en cualquier circunstancia lo más importante es cuidar de la familia.

Lo que hizo memorable a El Padrino fue, precisamente, que era una película de gángsteres que trataba el trasfondo de las bandas del crimen organizado y no se limitaba a las disputas y la violencia entre ellas. Tanto es así que incluso un jefe de la mafia de Nueva York elogió la película tras ir a verla al cine.