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Suzanne Lachmann Psy.D.
Suzanne Lachmann Psy.D.

Las 7 etapas de duelo después de un rompimiento amoroso

Comprender tu respuesta emocional luego de un rompimiento te puede hacer sentir acompañado.

Luchaste para aferrarte a la relación hasta el punto de terminar consumido. No quieres creer que en realidad está terminando. No lo puedes creer. Incluso si la relación era horrible, incluso insoportable a veces, la idea de vivir sin tu pareja es inaceptable. Aún así, se está volviendo claro que ustedes dos no van a lograrlo. Finalmente estás empezando a calcular que se acabó. Has pasado de, “¡no te vayas!" a "está bien, me doy por vencido.” Pero todavía te sientes de una forma que puede describirse como todo menos como estar bien. En el momento en que cuelgas el teléfono con tu ex, o los mensajes de texto finalmente se detienen, o dejas el espacio del otro, experimentas la retirada y te golpea implacablemente la realidad de la pérdida. Puede ser un proceso brutal, y puede pasar mucho tiempo hasta que te sientas merecedor de invertir en tu propio camino de vida independiente y renovado.

Es posible que hayas sabido en algún lugar dentro de ti que esta ruptura se acercaba, incluso durante meses o años, y sin embargo, todavía estás cegado. No importa cómo se vea el período previo, ahora que la ruptura realmente está sucediendo, puedes sentirte abrumado, inmovilizado y atormentado por el miedo, la pérdida y la desesperación por la vida sin esta persona. Las siguientes son algunas de las etapas que puedes anticipar: a menudo ocurren todas a la vez, o en diferentes órdenes en diferentes momentos durante el proceso de dejar ir.

1. Estar desesperado por respuestas

El impulso de saber es apremiante y puede venir a expensas de pensamientos y comportamientos racionales. Debes entender por qué sucedió esto, tal vez más allá de la capacidad de cualquier persona para explicarlo. Te fijas en las cosas que tu ex dijo en varias ocasiones que parecen contradecir la ruptura, y te aferras a ello ahora como si fueran el evangelio. Sin embargo, en algún lugar dentro, también tienes momentos de claridad. Es probable que te balancees hacia adelante y hacia atrás entre una incredulidad nebulosa, el redescubrimiento diario, momento a momento de la magnitud de tu pérdida, y destellos de claridad dolorosa de que, por supuesto, se acabó. El dolor, la desorganización y la confusión pueden convertirse en todo lo que piensas o hablas. Pero inicialmente, permaneces impulsado por entender lo que sucedió, a cualquier costo. La desesperación por dar sentido a algo tan discordante que obliga a debatir con amigos, familia, compañeros de trabajo, incluso extraños, acerca de por qué la relación terminó, mientras que justificas ante ellos las razones por las que no debió haber terminado, como si convencerlos fuera igual a convencer a tu ex.

2. Negación

No puede ser verdad. ¡Esto no está sucediendo! Simplemente no puedes estar sin tu ex. Se siente como si hubieras puesto todo lo que eras en esta relación. Ha sido tu mundo, tu vida. No puedes aceptar que se acabó. Canalizas hasta la última esperanza para salvarla, incluso a expensas de tu bienestar. Pospones tu necesidad de llorar su fin porque enfrentarlo es demasiado doloroso. Al hacerlo, descarrilas temporalmente el proceso de duelo reemplazándolo con la esperanza irrealmente inflada de que la relación aún puede ser rescatada.

3. Negociación

Estás dispuesto a hacer cualquier cosa para evitar aceptar que se acabó. Serás una mejor pareja y más atenta. Todo lo que ha estado mal, lo harás bien. La idea de estar sin tu ex es tan intolerable que vas a hacer que tu propio dolor desaparezca haciendo que vuelva, a cualquier precio. Por supuesto, no usas la lógica en este punto (y probablemente no deberías operar maquinaria pesada). Estás de pie en el borde de lo que se siente como un abismo, tratando de no caer en lo desconocido. Te aferras a cualquier esperanza que puedes, para evitar perder aquello de lo que has llegado a depender, para bien o para mal. Sin embargo, durante esta fase, cuando prometes solucionar todos los problemas entre ustedes, estás colocando toda la carga de reparar, mantener y sostener una relación sobre ti mismo. Es como si la responsabilidad de que funcione esta vez fuera tuya y solo tuya. Haz todo lo posible durante esta fase para no perder de vista el hecho de que ambos participantes en la relación contribuyeron a su final. No puedes asumir la responsabilidad de todo. En algún lugar dentro, lo sabes.

Negociar solo puede distraer brevemente de la experiencia de la pérdida. La realidad inevitablemente se derrumba, una y otra vez. Además, cuando negocias, estás tratando de asumir la responsabilidad de por qué la relación no funciona, lo que puede darte la ilusión de que tienes control sobre ella, perpetuando la creencia de que es salvable siempre y cuando puedas seguir realizando actos sobrehumanos.

4. Recaída

Debido a que el dolor es tan intolerable, en realidad puedes ser capaz de convencer a tu ex de intentarlo de nuevo (esta puede no ser la primera ruptura con esta pareja). Aliviarás temporalmente la agonía del rompimiento. Sin embargo, a pesar de tus mejores esfuerzos, no podrás llevar la relación en solitario. Lamento decir que probablemente tampoco termine bien esta vez. Desafortunadamente, es posible que tengas que pasar por este proceso de ruptura y reconciliación más de una vez antes de estar absolutamente convencido de que es hora de dejar ir.

5. Ira

Inicialmente, es posible que no puedas conectarte con sentimientos de ira. Romper te lanza a lo desconocido, lo que puede evocar el miedo y el temor. El miedo, en ese momento, supera a la ira. Por lo tanto, cuando la ira se establece, es porque has dejado de lado algo de tu miedo, al menos temporalmente. Cuando puedes acceder a la ira, la experiencia puede ser empoderadora, porque al menos hay matices al recordar que también importas, de sentirte justificado al darte cuenta de que te mereces más en una relación. Dependiendo de tu temperamento específico, vida, y experiencias familiares, así como tu ruptura única, tu ira puede estar dirigida a tu pareja, la situación, o ti mismo. La buena noticia es que tu ira, sin importar a dónde esté dirigida, está destinada a empoderarte, ya sea que elijas verla de esa manera o no. Cuando la ira se vuelve accesible para ti, puede proporcionar dirección y crear una sensación de vitalidad en un mundo que se ha amortiguado por la pérdida. También puede recordarte que te mereces más. Incluso la ira contigo mismo, tan paralizante y autodestructiva como puede ser, sigue siendo parte del proceso de duelo. El hecho de que estés en la trayectoria de duelo de la pérdida es una señal de que estás trabajando a través de ella. Indica que en algún lugar dentro de ti, estás creando suficiente incomodidad interna para ayudar a cambiar tu perspectiva acerca de cómo ha sido realmente la relación, y puede obligarte a realizar cambios proactivos si estás listo para ello.

6. Aceptación inicial

Este es el tipo de aceptación que, cuando ocurre temprano en el proceso, puede sentirse más como una rendición. Estás sosteniendo tu extremo de la ruptura porque tienes qué, no porque quieras. O tú o tu ex han desarrollado suficiente conciencia y control en este punto para reconocer que no están destinados a ser. Con el tiempo, esta aceptación inicial, a menudo tenue, se vuelve más sustantiva, ya que ambos comienzan a reconocer, de forma independiente, que hay límites que al menos uno de ustedes debe mantener para que la ruptura continúe, porque tiene qué. Finalmente estás comprendiendo que no es bueno para ti seguir intentándolo.

7. Esperanza Redirigida

Fuiste derribado por la ruptura y has tenido dificultades para dejar ir, en parte porque destrozó tu relación con la esperanza. A medida que la aceptación se profundiza, seguir adelante requiere redirigir tus sentimientos de esperanza, desde la creencia de que puedes salvar sin ayuda una relación fallida a la posibilidad de que sólo podrías estar bien sin tu ex. Es discordante cuando te ves obligado a redirigir tu esperanza de la entidad conocida de la relación al abismo de lo desconocido. Pero esta es una oportunidad para redirigir la fuerza vital de la esperanza. Independientemente, la esperanza está en algún lugar de tus reservas y accederás a ella de nuevo a medida que continúes permitiendo cierta distancia significativa entre tú y tu ex.

Las etapas de dolor que siguen a cualquier trauma, rupturas incluidas, pueden ocurrir en el transcurso de minutos o incluso segundos, a través de días, meses o años, y luego cambiar sin previo aviso, haciéndote sentir sin fundamentos, especialmente al principio. Te sientes ajeno a ti mismo o aislado del mundo. Sin embargo, como cualquier amputación emocional, continuar en la vida significa aprender a vivir sin esa parte de ti mismo y encontrar formas de compensar tu pérdida. Además, reconoce que hay un método y una especie de estructura para este caótico proceso de duelo. Saber que no estás solo puede ayudarte a salir. Tu duelo es parte de la condición humana; sin ella, no estaríamos conectados de la manera en la que estamos para manejar los muchos dolores y pérdidas que ocurren en nuestras vidas. A medida que avanza el proceso de duelo, comenzarás a ver tu camino hasta un punto en el que puedes dejar ir de una manera más proactiva y autoprotegida, una manera que eventualmente puedes llegar a entender como un nuevo comienzo.

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A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Suzanne Lachmann Psy.D.

Suzanne Lachmann, Doctora en Psicología, es psicóloga clínica en Nueva York con especialidad en psicoterapia.

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