"No sería la única mentira oficial de la Historia de la Iglesia" El apóstol Judas Iscariote, traidor. ¿Seguro? ¿Y si no fuera verdad?

El apóstol Judas Iscariote no era un apóstol cualquiera, era un “zelota”, miembro de la comunidad más revolucionaria de la sociedad judía. Además, era el administrador económico del grupo. (Quizás se podría decir que Pedro -inicialmente Simón- y él eran los dos miembros más significativos).

Judas salió de la reunión de la Cena de despedida con la aprobación tácita de Jesús (“Lo que tienes que hacer, hazlo”). Lo que hizo en aquel momento es informar a las autoridades judías del lugar donde estaría Jesús aqulla noche, para rezar. Era facilitar la detención nocturna, por lo tanto, en principio secreta, de Jesús. Y ¿qué podía suceder? Podía ocurrir que todo un sector de la población de Jerusalén, precisamente aumentada aquellos días por la profusión de visitantes, se manifestara contra esta detención. Podía ocurrir, pero no ocurrió. Si hubiera sucedido, se podían haber impuesto, de manera forzada, algunos aspectos del Reino de Dios predicado por Jesús. Como que no se produjo ningún aspecto de revuelta, el “proyecto” secreto de Judas (¿quién sabe si, tal vez, compartido por Jesús?) fracasó espantosamente. Y él, lamentablemente, optó por desaparecer.

Todo esto no son fantasías nuestras. Son posibilidades que hubo, nada seguras. Tampoco sabemos nada seguro de que Judas traicionara a Jesús. ¿Por qué, tiempo después, cuando se divulgaron los textos evangélicos, se optó por la acusación oficial de “traidor” y el silencio secular sobre el tema?

Este tipo de comportamiento es el que ha gustado siempre más a las autoridades, de todos los colores, pero es el menos digno.

No podemos atribuirnos la intervención sobre el tema. De hecho, nos imbuyó un artículo publicado en una de nuestras revistas cristianas (Redes Cristianas o bien Religión Digital, no lo recordamos).

No es la única mentira oficial de la Historia de la Iglesia. Por la misma época (años 70) se dio la divulgación del antilibro “Hechos de los apóstoles”, que hizo conocer la (nosotros creemos) supuesta mentira de la afirmación de Pedro, en la predicación, cuando, en la respuesta a la pregunta “Y pues, qué tenemos que hacer”, dicen que dijo:  “Convertíos, y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo para obtener el perdón de los pecados, y así recibiréis el don del Espíritu Santo” (cap. 2: 37-38). Respuesta falsa de Pedro, que, si hubiera dicho tal cosa, habría disentido abiertamente de Jesús.

Porque todos sabemos que a Juan Bautista también se le había hecho la misma pregunta (“¿qué tenemos que hacer?”) Y había respondido: “Quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene. Y quien tenga alimentos, que los comparta.”

Esta es la principal de las “perlas falsas” que se tienen que atribuir a la dirección de la Iglesia. Y tanto es así que nosotros nos atreveríamos a hacer una fórmula (ya sabemos que las cosas no funcionan con fórmulas, pero a veces lo parece). Diríamos: “Quien tenga dos túnicas, que dé una a quien no  tiene ninguna. Y quien tenga alimentos, que los comparta = cristianismo. // Haceos bautizar, para que se os perdonen los pecados y recibís el Espíritu santo =  dirigentes de la Iglesia.”