Biografía y obras: Bacon, Francis | Guggenheim Bilbao Museoa

Bacon, Francis

Captura de pantalla 2021 03 10 a las 10 12 27

19

10

Francis Bacon nació en Dublín el 28 de octubre de 1909. Fue el segundo de cinco hermanos de familia inglesa acomodada, afincada en Irlanda, pero sin ascendencia irlandesa

20

Bacon vivió en Berlín su primera experiencia cultural impactante. Seguramente allí vería El acorazado Potemkin (1925), de Serguéi Eisenstein; décadas después su obra revelaría la gran impresión que este filme le causó.

Posteriormente se estableció en Francia. La contemplación de la pintura de Nicolas Poussin La masacre de los inocentes (ca. 1628–29) tuvo gran importancia para él: la imagen de una madre que grita tratando de proteger a su bebé quedó grabada en su memoria.

Tras visitar la exposición de dibujos de Picasso en la Galerie Paul Rosenberg de París, en el verano de 1927, comenzó a dibujar y a pintar acuarelas de manera autodidacta.

30

Bacon realizó sus primeros trabajos al óleo en Londres. El
 artista australiano Roy de Maistre ayudó al inexperto pintor, proporcionándole consejos para mejorar su técnica. Uno de sus primeros mecenas fue el acaudalado Eric Allden, con quien estuvo sentimentalmente vinculado durante dos años. Más adelante, iniciaría una relación con Eric Hall, hombre casado quien también le apoyaría financieramente hasta la década de los cincuenta.

Bacon pintó su primera obra completamente original en 1933, Crucifixión, un pequeño cuadro de atmósfera espectral que fue adquirido por el coleccionista sir Michael Sadler.

En el verano de 1936, su obra fue rechazada en la Exposición Internacional Surrealista de Londres por no ser “su cientemente surrealista”.

40

A finales de 1943, Bacon se traslado a un bajo del número 7 de Cromwell Place, en South Kensington. Allí terminóuna pinturacon la que alcanzaría el reconocimiento internacional, Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión (1944).

La Hanover Gallery de Erica Brausen representará a Bacon entre 1948 y 1958.

Cabeza I (1948), pintada con una paleta de grises y negros, sentó un precedente en su trabajo: pintó en el lado “equivocado” del lienzo, el que no tenía imprimación, y descubrió que la aplicación del óleo sobre la tela sin tratar generaba un efecto más intenso, realzaba la textura y permitía que la superficie absorbiera capas más finas de pintura. Desde entonces, siempre emplearía esta técnica.

Entre las pinturas que integraron la exposición de Bacon organizada en 1949 por la Hanover Gallery, destacaba por su sensual capa púrpura Cabeza VI (1949), una variación del Retrato del papa Inocencio X (1650), de Velázquez, que el pintor solo conoció a través de reproducciones, pero que convirtió en un tema que exploraría de manera obsesiva durante los años cincuenta y esporádicamente durante los sesenta.

50

En 1951 y en 1952, Bacon viajó varias veces a Sudáfrica, país en el que residía su madre desde la muerte de su padre. Los animales salvajes que allí vio dejaron una gran impronta en el artista. De regreso de uno de esos periplos, visitó El Cairo; Bacon era gran admirador del arte egipcio y llegó a afirmar que nada lo había superado.

Bacon comenzó a abordar el desnudo de una manera más directa: las poses de su pintura Dos figuras (1953) están basadas en las fotografías del libro La figura humana en movimiento (1901), de Eadweard Muybridge. Bacon hizo suyas esas imágenes, transformándolas y dándoles una intención sexual.

En 1954 expuso su obra en el Pabellón Británico de la Bienal de Venecia, junto con Ben Nicholson y Lucian Freud.

Primera exposición individual en Nueva York en 1953 en la galería Durlacher Brothers y en París en 1957 en la Galerie Rive Droite.

En 1956, camino de Marruecos, Bacon visitó por primera vez el Museo del Prado (Madrid).

En 1957 Bacon había cambiado su técnica pictórica y su empleo del color. Se inspiró en Van Gogh, en las obras de Céret de Chaïm Soutine y en la luz resplandeciente de Marruecos. Esto supuso una ruptura decisiva y permanente con las formas fantasmales
 y los fondos sombríos característicos de su obra de la primera mitad de los años cincuenta.

En octubre de 1958 firmó un contrato con Marlborough Fine Art.

60

En 1961 se trasladó al número 7 de Reece Mews (South Kensington), una antigua cochera convertida en vivienda que se convertiría en el espacio más importante de su vida: allí produjo su primer tríptico a gran escala, Tres estudios para una Crucifixión (1962).

Hacia finales de 1963 George Dyer entró en la vida de Bacon y se convirtió en tema de sus pinturas de esa década. La fotografía pasó a ser un medio indispensable para Bacon. El pintor recurrió sobre todo a las imágenes que el fotógrafo John Deakin tomaba de Dyer y otros amigos íntimos.

En 1966 Bacon manifesto su entusiasmo por la visita realizada a la cueva de Altamira en Cantabria.

Alberto Giacometti fue uno de los pocos artistas vivos por los que Bacon sintió un gran respeto. Entre ambos existió un vínculo de amistad.

70

En 1971, dos noches antes de la inauguración de la gran retrospectiva de Bacon en el Grand Palais de París, Dyer murió a consecuencia de una sobredosis de alcohol y barbitúricos. La intensidad del duelo de Bacon quedó reflejada en sus obras.

Durante esta década Bacon pasó largas temporadas en París, donde tuvo un estudio a partir de 1975.

A mediados de los años setenta conoció a John Edwards, un atractivo joven londinense del East End con quien estableció una relación esencialmente paternal. Edwards donaría años después el estudio del artista a la Hugh Lane Gallery de Dublín, la ciudad natal de Bacon.

En 1978 pudo conocerse públicamente por primera vez su obra en España, en la Fundación Juan March de Madrid y en la Fundació Joan Miró de Barcelona.

80

En estos años, la obra de Bacon fue presentada por todo el mundo en exposiciones individuales y retrospectivas en ciudades como Tokio, Kioto y Nagoya (en 1983) o Washington D. C. (en 1989).

Bacon retomó la creación de paisajes y simplificó su lenguaje pictórico hasta lo esencial.

90

En sus últimos años, a pesar del deterioro de su salud, Bacon vivió una apasionada relación con un cultivado joven español al que había conocido en 1987. En 1990 visitó la retrospectiva de Velázquez en el Museo del Prado. En 1992 volvió a Madrid, donde enfermó gravemente; fue hospitalizado y falleció de un ataque al corazón el 28 de abril.

Compartir