Todos me odian (2021), de Andrew Gaynord

Pete recibe una invitación sorprendente para celebrar su cumpleaños. Sus antiguos amigos de universidad, a los que no ve desde hace años, le esperan en la mansión campestre de uno de ellos. Allí recordarán viejos tiempos y lo pasarán en grande. Al menos eso es lo que Pete le dice a su simpática novia. Sin embargo, ya desde el comienzo las cosas no salen como él esperaba. Sus amigos siguen siendo para él unos irresponsables, un tanto inmaduros, le hacen bromas continuamente y la llegada de un desconocido hace aún más incómoda la situación.

Comedia británica producida, escrita y protagonizada por Tom Stourton, quien se reserva el papel protagonista. Todos me odian va de más a menos. La premisa tiene su atractivo y la cosa arranca con fuerza, cuando nos vamos dando cuenta de que bajo su aire de seguridad y autosuficiencia Pete es el típico “pringao” que no encaja en el grupo de amiguetes. Las situaciones que generan humor se basan así en ridiculizarle, “ataques” que a él le afectan como una inquietante pesadilla –la broma del sirviente, la escena del baño, la cuestión de las pastillas– y, aunque el tipo sospecha que hay un complot para hacerle la vida imposible, lo cierto es que al espectador le faltan datos para estar seguro de esas intenciones y, de hecho, el guión escrito por Stourton en colaboración con Tom Palmer, explota esa ambigüedad una y otra vez. ¿Hay un plan malévolo para hundir a Pete o es simplemente que éste no entiende las bromas y ve fantasmas donde no los hay?

Todos me odian se deja ver pero acaba dejando insatisfecho, puesto que una vez hecho el planteamiento no se le saca el partido esperado. El reparto está correcto, especialmente Tom Stourton, pero tampoco los actores y actrices resaltan especialmente, quizá porque los propios personajes no acaban de estar demasiado definidos ni resultan muy cercanos.