la evolución dialéctica de las relaciones existentes entre las dqs Laíltima üazada: España en la guerra
ramas de la Casa de Austria. Pero esto no impedirá.que ." pto-
duzcan divergencias percepdbles en las estrategias e intereses es- Ãe la Liga Santa (1653 -1699)
grimidos en ãl tablero intãrnacional europeo, tal y como se hizo Caerua
Røbén Gonzá.lez
äoecialmente patente tras la Paz de'\7'estfalia' Nacional de Salta (tugentina)-IulcE
ijniversidad
El Tþatadå de los Pirineos (1659) sembraba las expectativa¡
en lo que se refiere a la cuestión sucesoria al trono de Españ¿
.r, alumtraba el fantasma de la desmembración territorial de su I
'Mor"rqr.rí" tal y como se puso de manifiet!9--tl las. negociacio
, 1
nes de þanición llevadas a-cabo entre Luis XIV y el emperador
Leopolåo I, neutralizadas por laPaz de Aquisgrán el año.1668.
Pocås años después el intento de aproximar las Cortes madrileña
v vienesa, centiado en el laborioso contrato matrimonial entre þ DUQUE DE BÉJAR:
írrf"rrt" Margarita Teresa y su tlo Leopoldo I, no tardó en diluirse Ea, heroycos españoles;
como ,.sultãdo de la temprana muerte de la F.mperatriz, lo que quien al riesgo se abançare,
iba a representar el final dé la unión dinástica directa entre ambos ha de alcanzar la corona
de vencedor ú de martir.
linajes.
' la amenaza latente, animada por los agentes A morir vamos resueltos,
Desde entonces
en tan horroroso lance,
por la Fe, y la Casa de Austria,
si es que pueden separarse
Fé, y Casa de Austria, supuesro,
que en la consequencia iguales,
si falta la Casa de Austria,
puede ser que la Fe falte
en tantos Reynos, à quien
fulgor. sombra sus Laureles hazent.
El estallido de la Guerra de la Liga Santa, la última ofensiva
en el corazón de Europa, significó paru la Monarqula
una ocaslon eviden te de contraste entre la realidad v el
Carlos II se pregonaba, al igual que SUS antecesores, pala
del catolicismo v columna de la Casa de Austria, la dinastía
¡ BeNcEs CeNoeuo, F.A. de, La Restauración d4 Buda.Madrid, IG8G, p.3l
que había asurnido el rol de defensa de la fe y de la quietud dE otoTnano y Cenffoearo?a en el síglo XWI
lã Cristiandad. Pero cuando las tropas turcas del gran
ill Imperio
"irir Çi
Mustafií sitiaron Viena en verano de 1683, en Madrid la Tras la paz de Zsiwatorok de 1606,los austriacos gozaron
ocupación se dirigía a otros frentes. Su ,r.rdád.T :T9:g:.t"J::;
contener el expansionismo de la Francia de Luis XIV desde çs-
trategias bélicas y diplomáticas, para lo cual se hizo un notabþ
esfuerzo por entrelazar alianzas con Holanda y príncipes italianos
y alemanes. A diferencia de lo sucedido a comienzos del siglo, I
política exterior hispana no podía plantearse objetivos ofensivos
ni ambiciosos, sino limitarse a mantener Ia. seguridad de sus po- ensimismamiento precedente y la atención en Persia y los
sesiones y evitar que Luis XIV rebasara las líneas de los Pirineos,
los Alpes y el Rin.
El contraste quedó marcado entre la moderación de una mo- donde el emperador Leopoldo I apoyaba las veleidades
Jorge il Rákóczi I I 6 60 En I 66 3, Fazil
!
narquía en posición de resistenciay eI enorme desaflo que signiû- del
caba el avance otomano sobre Austria. Principalmente porque en le la guerra v llegó hasta Neuhausel
esta época se contaba ya con una opinión pública medianamente (hov N ove Zâmlq,, Eslovaq uia) llaVC para acceder a Bratislava,
organizada, con canales de difusión establecidos y que mostraba de la H ungrla b"j o co ntrol de los Habsburgo Los sub-
una demanda clarísima por los temas de lucha contra el olnfiel,,, papales y españoles y la ayuda. de la Dieta Imperial, con
un interés que eclipsaba cualquier otra materia de política exte- uopas incluso protestantes y francesas, permitieron al mariscal
rior. Por ello nos vamos a encontrar con una producción ingente Montecuccoli derrotar a los jenízaros en la batalla de
de avisos, gacetas y pronósticos astrológicos sobre la guerra y sus San Gotardo (1664). La debilidad de la alianza y la inminente
implicaciones apocallpticas, que van desde la cultura más popular muerte de Felipe IV hicieron que el Emperador firmase râpida-
a lãs obras de teatro cortesano de Bances Candamo y las grandes mente el Tiatado de Vásvar, en el que se reconoclan al Sultán sus
ceremonias públicas de acción de gracias por la victoria de Viena últimas conquistas y el renovado protectorado sobre Tiansilvania.
(1633) y la conquista de Buda (1686). paz era decepcionante, pero la prioridad para Leopoldo era
El énfasis en la vinculación dinástica no era inocente a estas tener las manos libres para atender a la sucesión española, pues la
alturas de la centuria, cuando austriacos y franceses se posicio- ûruerte de Felipe IV estaba cercana y se avecinaban conficros con
naban de cara a la sucesión española. El partido más cercano a la Francia de Luis XIV la oúa porencia candidata a repartirse las
la Corte imperial, donde destacaban la reina madre Mariana de posesiones hispanas.
Austria y el Almirante de Castilla, presionó para adoptar una po- Los siguientes problemas vinieron a través de Hungría y su
lítica más proclive a los intereses del emperador Leopoldo, mien- descontento con el gobierno austriaco. El movimiento antihabs-
tras la posición francesa, tácitamente aliada con los turcos' era v an ticatólico liderado por Nikola Zrinyi e Imre Thokcily
acreedora de un desprecio generalizadoz. la creaclon de un relno de Hungrla independien te lejos
del dominio de Viena pefo aceptando vlnculos de vasallaje con
2 En los días que llegaron a la Corte las noticias de la conquista de Buda'
de^1686, en Bevrrna, A. de y M¡una Geuezo, G. (eds.), Docurnentos inéditos
Carlos II se vio ottig*dã â poner una guardia especial en la casa del embaja'
dor de Francia p"r" !,r. el iueblo .ufoii"o uno se amotine o provoque algln
tcferenTes a la Casø de Austria e:n Españø. Madrid, 2004,
las postrimerías-de
vol. I, p. 22.
incendion. H alente L"t"iË. al elector de Baviera, Madrid, 2i de septiembrc
elcomienzo a un cerco durísimo con un gran despliegue de
6
La salida
de la Corte fue tan apresurada que el embajador de
II no tuvo tiempo ni para hacer el equipaje. Se trataba de
y Borbones mantenían por el control de Europa. Manuel Filiberto d'Este, marqués de BorgomaneroT, uno
Francia, en guerra con Austria y tradicional aliado de
qula, alentó esta guerra para debilitar a su enemigo. l¿
lión maglar encabezada por Imre Thököly estrechó lazos con
príncipe transilvano Miguel I Apafi v Estam bul, usto de Carlos
II, con Mariana de Neoburgo en 1689, y las suce-
Leopoldo había reunido la Liga de Augsb urgo pafa impedir alianzas militares entre ambas ramas de la dinastla en sus
anexión de Estrasburgo por parte de Francia. En 1683, años de servicio en Viena (1681-1695)8.
conq uistó la AI ta Hungrla mlen tras el gran vlslr Kara En una situación desesperada para los vieneses , el 12 de sep-
pachá, de Buda v el kan de los tártaros avanza:baî pof bre llegaron al fin los anhelados refuerzos: 64.000 cristianos
con unos I 00 por el rey de Polonia Juan III Sobieski, con 20.000
fo n: 1 50 anos la 18.000 polacos, 1 1.000 bávaros, 9.000 sajones y 3.000
quista de Viena3.
En el sitio de 1532, Carlos V y una representación
de la aristo cracia- españolâ engrosaron una defensa notable para
6 La sucesión de acontecimientos se sigue con angustia en la correspon-
capital austr iac* Pero la situación de I 6 83 estaba marcada
. rl
del embajador español en Vena, marqués de Borgomanero, a lo largo
la debilidad v Ia lm provrsacron 5 EI general imperial Car los
l683.Yer sus cartas a Carlos II de Presburgo (hoy Bratislava), 8 de mayo
Lorena solo disponía de 50.000 hombres, con lo que el Passau, 18 y 2l de julio, AGS, 8,3925, s. fol., n. 100 y 102, respectiva-
do r v la Corte tuvleron que huir a. Passau v luego a Linz. Las
pas otomanas llegaron ante Viena el 1 4 de ulio v la 7 Borgomane ro (Porlezze, 1622; I Viena, 1695) era un aristócrata milanés;
como Maestre de campo general del ejército de Flandes (1678-1680),
en Londres (1677-1680) y en Viena (1681-1695). Fue nombrado
3 Snrrox, K.M., Wnice, Austia and the Thrþs in the Seuenteenth de Galicia en 1686, pero no llegó a ejercer el cargo. Obtuvo el
Philadelphia, 1 9 9 1 PP 244- 270 La bibliografla sobre el sltl0 de Viena de o fo en I 65 7 v Ia grandeza de España de segunda clase en 693.
rVien und die
am plísima, desde el clásico de VnHSe, C. E Die Türþen ao/ ,,4rv¡.n¡z-Ossoruo Arv¡.mño, A.., <Las esferas de la Corte: Prlncipe,
ruhen xn Ungarn unter Leopold I 657- I 705 Leipzig, 852 al reclente y mudanza en la jerarquía>, en CrncóN JruÉNnz, F., y GoNzero
J., The Siege of Viennø: The Last Great Tþial Between Cross & Crescent, N. (coords.), Poder y rnouilidad social: cortesønos, religiosos I oli-
York,2000. en lø península lbérica (ttçl^ W- XIX). Murcia,2006, pp. 129-180,
a Konp,4s, 2., uLafrontera oriental dela (Jniuersitas Christiana entte 152& pp. r57-r58
8 Borgomanero
1532: La política húngara y antiturca de Carlos Vo, en SÁNcnnz-MoNrn$ llegó a enfrenrarse ceremonialmente con la emperatriz
GoNzÁrBz, F., y Cnsrrn-tNo C¡srnLLANo, J.L. (coords.), Carlos V Eurq que pretendla que su hermano el duque de Lorena tuviera un rra-
pelsmo I uniuersalidad. Madrid, 200 1 vol. 3, pp' 32 1 3 36. en la Corte reservado al embajador de España. Leopoldo se puso
5
La defensa ola huvieran hecho aun mejor sl los nuestros huvieran lado del embajador, q ulen reconoclo oel respeto
v frneza, que el soberano
mas experimentados Y valerosos, pero como no sln slno gente que va ajuntado mostrado siempre a su misión. El marqués de Borgomanero a Carlos II,
de una parte v otfa el Diablo no les hara bolver à entfar en una mlna después 15 de enero de 1684, AGS, E, 3926, s. n. Ejemplos de las largas pe-
de haver oydo una bez trabaj af âl enemrgo)) EI conde de Starhem berg al dr¡ que tenla con el Emperador y su facilidad de acceso en la carta del
que de Lorena, Viena, 27 de agosto de 683, fuchivo General de Simanc¡¡ ués de Borgomanero a Carlos II,Linz, 13 de enero de 1684, AGS, E,
(AGS), Estado (E),3925, n.92. n.5l
francones y suabos. La batalla de Kahlemberg, ese misrno Segun avanzab a la Pnmavera de I 68 3 SC hizo evidente q ue en
marcó la victoria; aunque en inferioridad numérica, los SE estaba preparando unâ ofensi VA a gran escala
v q ue
estaban frescos v disci plinados fren te al desánimo v anarq uía se encontraba ante terribles apuros En un prlmef
lado otomano Kara Mustafá v los suyos SC reftraron a sesolici tó la ayuda del ducado de Milán, como parte
forzadas dejando un botín riqulsimo. Viena quedaba a salvo. Sacro Imperio, Para que se destinaran las décimas eclesiásticas
Estado a la lucha contra el Tirrco. En mayo se concedió con
esta ayuda, a" lo q ue se aítadió la promesa de desviar parte
La corte de Carlos II ante el desafro otornano los ingresos
de la flota de Indias sl eran suficien tes13
Sin embargo la neces idad de socoffo era acuclante v no
La conuibución hispana en estos momentos tan fiarse a recolectas fu turas; el em bajador lm perial conde
fue modesta y mediatizada por sus necesidades. Desde Mansfeld desplegó una INTCNSâ actividad p ara consegurr una
inmediata. EI Consej o de Estado no era menos consclen te
lagravedad de la amenazattJfca, por lo que hay que valorar
relaúva generosidad que se mostró con la aprobación de un
el temor a un ataque francés sobre Italiae. Las ofertas españolas de 1 00 .0 00 escudos a finales de mayora En agosto se
de ayuda fuero n meramente genencas, v no se concretaron en acrecentado en o tros I 00 000 cuando SC dispusiera de
los prlmeros lnESCS de 1 683 mas ellá de los 5 0 000 pesos que se ante la tremenda necesidad q ue SC vlvle en Austria. Según
prometleron en 1 682 po r medio del marqués de Estepa v que sc planeó en el Consejo de Estado, el dinero debería llevarlo una
co braron en pnmavera del ano siguientelo. No ha de manosa desde Milán q ue srrvlera aslmls mo de conseJ ero
cuando nl slqurefa se era capaz de levantar los 1 3 .000 hom breC Emperadorr Esta idea partió de Vincenzo Gonzaga, hermano
q ue se hab ía.n promeddo a Leopoldo I para rcforzar el Tirol
6
duq ue de Guastalla v del Almiran te de Castilla, y contaba
Em perado r SI p udo contar cort el decidido apoyo del rey de el beneplácito del conde de Melgar, hij o de este último v go-
nla, ten afectado como él por la avanzada otomana, v del duque de Milán Los tfes eran las cabezas mas destacadas del
de Baviera entre los príncipes del Imperio. Tiempo después , tâlDr
bién se sumó ala alianza el gran duque de Moscoviar2.
13
Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 18 de mayo de 1683, AGS,
3924, s. fol.
ra Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 20 de mayo de 1683, AGS,
Consultas del Consej o de Estado, Madrid, 1 8 de agosto de 682 v 5 3925, s. fol.
¡5 Consulta
mafzo de i 683, AGS E, 3924, s. fol. v el marq ues de Borgomanero a Carlos del Consejo de Estado, Madrid, l6 y 22 de agosto de 1683,
Viena, 3 de diciembre de 1 682 v 2 de febrero de 683 AGS E, 3924, s. fol. 8,3925, n.97 y 95.
l6
10
Consulta del Consejo de Estado Madrid, 22 de abril de 683 AGS Gonzaga sirvió en Ia caballería en Milán
v Portugal recibió la enco-
3924 fol. v uRelación de lo que se ha concedido al senor emperador para calatrava de Villafranca v fue go bernador de Galicia, vlrrey de Ca-
guerra contra el Ti¡rco y dinero que se ha enviadon, AGS, E, 3927, s' n' v de Sicilia. En relación con el Imperio, fue consejero secreto de Leo-
11 El marqués de Borgomaneio a Carlos II, Vena, 25 de febrero de I I v mayordomo mâyor de la emperâtflz Leonor de Neoburgo 67 6)
AGS, E, 3924, s. fol. su última etaPâ en Madrid fue consejero de Estado presidente de los con-
EI marques de Borgomanero a Carlos I, Viena, I 6 de diciembre de Indias e Italia
v uno de los mlnlstros más poderosos de la Corte.
I 682, AGS, E, 3924, s. fol. nCopia del tratado de alianza entre el señor Arv¡nrño, A. La República de las parenteløs. EI Estado de
perador y Rey de Poloniao, Varsovia, 3l de marzo de 1 683 AGS, E, enla monørquíø de Carlos II. Mantova, 2002,
Pp. 33- 34 v p. 4 I 6, notas
1- 32. Ver también Tavarro,
s. fol. y uCapltulos de paz y liga firmados entre el rey de Polonia Y el czat R., v FALrrco, G oGonzaga Vincenzoo Di-
Moscoviao, 25 de a6ÅI de 1686, AGS, E, 3928, s. n. biografco degli Italiani. vol. LVII Roma, 200 I pp. 864-868.
(partido imperialrlT, y Po e) exequatur22. Las décimas de los eclesiásticos de Milán,
intervención española. Sin y Sicilia se dividieron por la mitad, como era cosrumbre:
llevarse a cabo. oarael Papa, que la entregó al rey de Polonia, y otÍa para el
La libración del socorro, emPero, estûvo sometida a 'Carlos II cedió su parte al Emperador para sostener la guerra
rosos fetrasos por los pro blemas de la Real H acienda, al punto elTwco23
hacer perder la paciencia al emb a) ador Mansfeld, pues En resumen, los medios de ayuda que se solicitaban desde
Viena llevaba dos meses somedda SI tlo, desde Madrid eran los tradicionales, en la línea de lo que se había solici-
^
no se había proporcionado mas ayuda q ue buenas palab rasls un siglo an tes para frenar los ataques de Solimán v para la
nalmente, el banquero José de Aguerri acep ró adelantar el Guerra de H ungrla. Se basaba en pedir subsidios de la Real
l. I
lo cual felvlnolco después como méri to principal para alcanzar dinero de procedencia eclesiástica, el pago de las cuo-
título de marq ues de Valdeolmosre En diciembre de I 683 SC dela Ti¡rþenhilfe f, por último, la salida de la armada real al
efectiva en Linz la digna cantidad de'125.000 escudos2O. corno distracción del frente con trnen tal. La Tarkenhilfe eÍa
A la vista de las conocidas dificultades de la Hacienda de los Estados del Imperio pafa la guerra contra
pañola, las peticiones imperiales se dir lglefon pflnclpalmen te
la contribución de la Iglesia: donativos, recolecta de plata
flua, décimas eclesiásticas de ltalia. ..2r. Para ello se contaba
la imprescindible predisposició n pontificia, ya que Inocencio
( 1 67 6- 1 68 9 ) se encontraba pof en tonces negociando la
ción de una Liga San ta con tra el Tirrco N o obstante, no participar en la contribu ción, para reforzar
mu'y favorable a
fricciones entre las cortes de Madrid y Roma, porque los vinculación del Círculo Burgúndico al Imperio y conseguir así
tros de Carlos II en Nápoles insistieron en defender la apda de los otros prlncipes imperiales en caso de un araque
ción regia y no permitir las exacciones hasta que el nuncio a sus posesiones25
Las peticiones de ayuda naval, mientras, se rechazaron cor-
en un primer momento por las dificultades loglsticas de
t7 Gonzaga estaba vinculado formalmente con los asuntos alemanes
elercia de comlsarto del embaj ador imperial (ru interlocutor en el Consejo
Estado hasta que pidió retlrafse por su provecta edad en 1 684. Carlos I
Crispín González Botello, Madrid, 6 de octubre de 1684, AGS, E, 3926, s. - 2 El secretarioManuel de Lira a Vincenzo Gonzaga, Madrid, 4 de agosto
En su lugar se eligió a otro italiano muy vinculado con los asuntos 1683, AGS, 8,3925, s. n. y consulta del Consejo de Estado, Madrid, 6 de
el marqués de los Balbases. de I684,AGS, E, 3070, s. n.
ts El conde de Mansfeld a Carlos de I
ts Consultas del Consejo
II, Madrid, 18 de septiembre de Estado, Madrid, 5 de junio de 1684 y 22 de
AGS, E, 3925, n. 118. de 1686 AGS, E, 3 926, n. v 39 28 s. n.
24
re En la orla del documento de concesión del título se pintaron unæ fuuscHn4 P. nCarlos V Fernando I Y la ayuda del Sacro Imperio con
los tulcos: Dinero, religión v defensa de la Cristiandadu en M¡nrfN¡z
ñetas con el rey de Polonia arrebatando el estandarte turco. SeNz Av,4H
nEl ocaso del Imperio Otomano en Europan, en ANns G Europa v el T (coord.) Carlos V ! la qaiebra del humønisrno político en Europa
530- 1 558). Madrid, 200 vol. 4, p. 3 65
Madrid, 2003, pp. 433-434. 25
20 El marqué, d. Botgo-anero a Carlos II, Linz,4 de diciembre de I En el Consej o de Estado se afirmaba que con el pago de la TürÞenhilfe
asegura con esto la garantia de todo el Imperio para los esrados que en el
AGS, E, 3926, s. n.
2t Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 16 de agosto de 1683, posee V Mo. Consulta del Consej o de Estado, Madrid, 4 de diciem bre
8,3925, n.97 y Leopolão I a Carlos lI,Linz,24 de noviembre de I 68 s AGS, E, 3927 s. n Tâmbién el marqués de Gaztaiaga a Carlos II,
..)
AGS, E, 3925, s. fol de abril de 687 AGS, E, 3 929, s. n.
!,ntre tantos problemas, la noticia del levantamiento del
, la capital espiritual magiar, a finales de octubre. Es-
éxitos causaron angustia en los círculos de poder madrileños,
los avances en Hungría habían envalentado a los aliados
en la guerra v olvidar completamen te el fren te
bajado r Borgomanero hizo denodados esfuerzos
que el Emperador desviara tropas a Flandes para evitar la in-
caída de Luxemburgo. Ante su fracaso, intentó lo mismo
las fuerzas de Baviera, aunque tampoco pasó de conseguir
palabras32. El ataque francés se dirigió asimismo contra
uña, llegando en su avanzada a sitiar, sin éxito, Gerona.
Mejor suerte tuvieron las tropas de Luis XIV en Luxem-
con la que se hicieron el4 de junio de L684. La indefen-
eión española era. paten te v ello acabaúa por representar un gran
'inconvenien te para. la ofensiva húngara de Leop oldo I, qulen ne-
tener bajo control a Francia. Solo en ese momento la
diplomacia imperial se puso a uabajar seriamente dentro del foro
abierto con la Dieta de Ratisbona de 1683-1684. El Papado, no
,frienos interesado en evitar una nueva guerra entre potencias ca-
también interpuso sus oficios33. Como teórico soberano
dellmperio, Leopoldo debla dar una respuesta a la invasión fran-
cesa, así que tomó la voz cantante para aceptar la propuesta de
de 1683, AGS, E, 3924, s. fol. yThoosr,W., William III the Stadholder-
a political biogmphy. Aldershot, 2005, p. 170.
3r Consulta
del Consejo de Estado, Madrid, 14 de octubre de 1683, AGS,
3c)? ( n 93
v el marqués de Borgomanero Carlos II Linz, 20 de novlem-
^
bre de I 693, AGS E, 3926, s. n.
32
El marqués de Borgomanero a Carlos II, Linz, 13 de enero y 22 de
de 1684, AGS, E, 3926, n. 5I y 9.
33
El embajador conde de Mansfeld a Vincenzo Gonzaga, Madrid, 21 de
gneto
de 1684, AGS, E, 3926, s. n. y consulta del Consejo de Estado, Ma-
6 de junio de 1684, AGS, E, 3070, s. n.
Luis XIV de una tregua, que se firmó el 15 de agosto de I laprincipal clave del éxito de esta Liga fue que, por primera
Por la ffegua de Ratisbona el Imperio y España reconociero¡ seconsiguió articular simultáneamente una ofensiva anfibia.
un plazo de velnte anos las lncorporaclones territoriales vencidas sus iniciales reticencias y las del Papado, se sumó
po r Francia antes del 1 de agosto de I 6 8 1 además de las a la alianza con la VISTA puesta en recuperar Creta, que el
dades de Beaumo ftt, Chima¡ le habla afre batado en 1 66 938 Las co ndiciones
Luis XIV conservarla hasta q ue generosas, pues incluían que Venecia retendría
La salida no era especialmente honrosa para Carlos II, pero por utstas q ue pudiese hacer en Bosnia, pese a q ue formaba
las conq
momento no existlan alternativas mejores. del relno de H ungrla v eÍà teórica posesión del Em perador.
acuerdo se firmó en Linz el 5 de marzo de 16843e.
El tridente formado por Polonia, el Emperador y Venecia
Lø þrrnación de Ia Liga Santø veía como una pro puesta m uy solvente, por lo que a lo largo
la Prrmavera de 1 684 se estuvo valorando seriamente en Ma
Carlos II,pese a que no_intervino directamente en la guer,*r eflÚaf tam bién en la Liga. EI ob etlvo de los conseJ eros de
de Hungría, estaba interesado en que la ahanza siguiera unida. II, aparte de nobrar V. Magd como Principe tan Cart"o.>,
y adelante, por lo que desplegó la capacidad.de patronazgo que movía en dos frentes: o conseguir la ayuda de los coaligados
tenla a su alcance para que los príncipes implicados continuaraû hacer un ataque en
colaborando en los fines de la Casa de Austria. Tä.nto el rey de estaban someddas
Polonia como el duque de Lorena se beneficiaron de sendas pen-, alauíao Como ad-
siones eclesiásticas de 10.000 escudos en Sicilia para uno de sus el Almiran te de Castilla, nteniendo los moros e" Tánge¡ es
hijos35. Además, se mandó aVarsovia al prlncipe de Montecuccoli, digna de creer q ue puede ser convenlente a V. Magd. esta
4
al mando de una embajada extraordinaúa pala dar la felicitación: ligao En 1 68 1 SC habla perdido la plaza de La Mamora
a la reina de Polonia por las victorias36. ., a las tropas de Mulay Ismael; el mismo 1684 los ingleses
La diplomacia pontificia se aplicó asimismo para forjar una
alianza formal de los contendientes bajo su patronazgo, reedi
tando la figura de la Liga San ta que tanto éxito habla o btenido en ai Wettin. Lø diplomazia pontifciø nella Polonia di fne Seicento.
Sobiesþi
Lepanto. Inocencio XI ofreció al Emperador socorros directos, 1992.
38 Consulta del Consejo de Estado,
Madrid, 29 de febrero de 1684, AGS,
d. rey de Polonia las décimas eclesiásticos de Italia, dentro de
3070, s. n.; CeNcrLe, R., ulntroduzione. Il Mediterraneo assediatoo, en
ofensiva confesional en la. q ue la mentalidad de ( crtzada, estaba Mediterrøneo in arrni (secc. W-XWil). Palermo, 2007, vol. I, p. 60 y
muy presente3T. , G., nl-levoluzione della flotta veneziana durante la prima guerra di
en INrntISr, M v Stlounalrr, A.., Wnezia e Ia guerla di Morea. Gue-
politica e cuhurø alk frc
del '600 Milano, 2005, PP. 20-24
3a El marqués de Borgomanero a Carlos II, Linz, 1 de julio de 1684, AGS, Tiatado de Nianza de la Santa Liga, Linz, 5 de maÍzo de 684, AGS, E,
E, 3926, n. 18 y YouNG, V., Internationøl Politics and Warþre in the Age n. 32 y consulta del Consejo de Estado, Madrid, 6 de mayo de 1684,
Louis XIV ønd Peter the Great. Lincoln, 2004, p.254. ,8,3926, n.36.
35 Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 1 de agosto y 30 de diciem; ao
La cita, en consulta del Consejo de Estado, Madrid, 6 de mayo de 1684,
bre de 1684, AGS, E, 3926, n. 16 y 3927, n.7. 8,3926, n. 36. La materia se discutió también en la consulta de 2 de
36 El prlncipe de Montecuccoli a Carlos II, Linz,20 de mayo de 1 de I 684, AGS, E, J 926, n. 60
v en el marq ues de Borgomanero a
AGS, E, 3926, n.8. II, Linz, 9 de mayo de 1 684, AGS E, 3926, n. 32
37 Pta.reNIe, G., olnnocent XI Odescalchi et I'esprit de "croisade"r, 4l
Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 8 de abril de 16 84, AGS, E,
siècle, I99 (1998), pp.247-270 y en general su Wnirnus, uidirnus et Dew n.36.
anre esra deriva, el Consejo de Estado estimaba que desde España
se podía contribuir mucho más y que era preferible firmar una
',ln
ün"âcon el Tirrco antes de arriesgarse a perder lo obtenidoa6.
*-"
L^firma de la tregua de Ratisbona y los apuros del frente hún-
læ disensiones entre las dos principales cabezas de las fuerzas de
el duque de Lorena v el elector de BavieraaT EI R.y Cató-
facilidades a CSTOS mili tares como prueba de su compromrso
a aceptarla, no tanto por mala voluntad del rey Juan Sobieski sino @n su tío Leopoldo I. La misma actitud solícita se vio en el marqués
por la resistencia de la Dieta nobiliaria del reinoaa. Aunque esto so deGrana, gobernador de los Palses Bajos, aunque en su c¿No preten-
solventase, el principal escollo seguía siendo la amenaza francesa, üa librarse de oficiales poco afectos y que no tenlan posibilidades
que la tregua de Ratisbona no había eliminado totalmente45. El ar. de promoción, para colocar en esos puestos a sus hechurasas.
dor que el Almirante de Castilla mostró en las sesiones del Consejo Tias el dispendio reaJizado en 1683 con el subsidio extraordi-
de Estado para favorecer la implicación en los problemas húngaros nuio, las ayudas que se negociaron después en la corte hispana se
no fue secundado por la mayorla de sus compañeros. r cenúaron únicamente en las contribuciones eclesiásticas, que no sig-
Entretanto, la campaña de 1684 se volcó hacia el ambicioso nificaban un menoscrbo a la Hacienda regia. Esta cuestión no estaba
,.1
objetivo de reconquistar Buda, la vieja capital del reino de Hun- ørenta de puntos delicados, porque era necesario tanto el acuerdo
ti grla. Los avances de la Liga se siguieron en Madrid con tremendo rcal como el pontificio, y las relaciones de Carlos II con la curia de
interés, pero el sitio fracasó estrepitosamente y la campaña se cd Inocencio XI no pasaban por su mejor momento; la mejor prueba de
rró con notable debilidad y el temor a un contraataque otomanq ello es que no habla un embajador en Roma, sino un agenre, Fran-
cisco Bernardo de Quirós, con limitada capacidad represenrariva4e.
Thmpoco la nunciatura de Viena mostró una acriilrd muy consrruc-
42
Gnncla Frcunnes, T v RoonÍcu¡z J OULIA DE SerNr-Cv& C. Larachdi
XWI. Madrid, 1 973, pp. 249-2 5 3 v 2 59-33v
datos pdrø su historiø en el siglo
a6
y Gencle AnnNet, M., Y BuNrs Inerua, M .,4.. de, Los espøñoles I el norte Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 7 y 30 dediciembre de 1684,
,úfica (siglosXV-WIil) Madrid, I 992, pp 1 3 9- 4 AGS, E, 3926, n.28 v 54.
a7
43
Consulta del Consejo de Estado Madrid, 3 de julio de 1 684, AGS Consultas del ionsejo de Estado, Madrid, 25 de noviembre de 1684 y
3926 n. 52. ll de enero de 1685, AGS, E, 3926, s. n. y 3927, n. 5.
a8
44
Consulta del Consej o de Estado, Madrid, 1 9 de Junlo de 6 85 AGS, Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 2I de mayo de 1685 y 29 de
39 )7 n. 2 1 ) v el marques de Borgomanero a Carlos II Viena, 22 de enero de 1686, AGS, 8,3927, n.2l y
3928, s. n.
ae
de 1685, AGS, E, 3927, s. n. _ Consulta del Consejo de Estadã, Madrid, 22 de enero de 1684, AGS,
a5 El marqués de Borgomanero a Carlos II, Viena, 5 de octubre de I 3070, s. n. y el
+ -rrq,ré, de Borgomanero a Carlos II, Viena, 22 de marzo
de 1685, AGS, E,
AGS, E, 3926, n.52. 3927, s. n.
tlva de CAÍA a. consegurr la entrada de España en la Liga Santa, Laczrmpañade 1685, al menos, se cerró con un triunfo rese-
requena condiciones que desde el Consejo de Estado se la conquista de Neuhau.sel, la principal plaza para contro-
leoninas, como el envío preventivo de la armada al Egeo para la Nta H ungría. Esta vlctorlâ se celebró en Madrid v en todos
el compromiso con la guerra. Inocencio XI alentaba estas felnos peninsulares con grandes demostraciones de alborozo5s.
nes porque, aseguraba, la concesión de la Bula de Cruzada estaba de can a la nueva campaña que se avecinaba en 1686,
peditada al manterumrento de sesenta galeras en el hacer un cálculo optimista en el Consejo de Estado y
A comlenzos de 1 68 5 se concretó el paquete de soco rros la consigna habitual. Esta consistía en esrar a la mira
siásticos que se pretendía recaudar: la enajenación de la plata de ptz que pefmr tlese al Em pera
perflua de las iglesias; la secularización de algunas abadlas de fren te o nen tal para. volcarse contra
lia; la venta de rentas o encomiendas de las órdenes militares v en apoyo de España. Pero los consejeros eran conscien-
Malta en España; la renovación del donativo que se pidió al de que la coyuntura disponible en Hungrla era irrepetible,
el año anterior y no tuvo efecto y la imposición de un diezrns un Imperio otomano debilitado y un Emperador que gozaba
sobre el clero de España, Cerdeña, Mallorca y Menorca5l. Sin ern", un inédito consenso entre los príncipes cristianos, de modo
bargo, la operatividad real de este tipo de ayuda era muy limitada, debería seguirse adelante, por (veer oy tan grandes progresos
como se aprestaron a demostrar los consejeros menos apasionados- se han ejecutado esta camPana, v los q ue SC pueden esperar
en la causa imperial. Las donaciones de eclesiásticos de Castilla,. q ue vieneo56. La muestra de esta mej or disposición fue q ue en
por ejemplo, ascendieron a finales de 1685 a apenas 78.000 realesn 656 llegaron, al fin, tropas españolas a Cen troeuropa.
mientras que a los de Aragón ni siquiera se les habla llegado a no,.
tificar la petición52. El nuncio incluso sugirió que se desviaran para.
el Emperador las limosnas que se hablan mandado de América, a.rrnøs bíspanas en la conquista de Buda (1656)
para los Santos Lugares, mantenidos por franciscanos españoleg
lo cual fue también rechazado5s.LaMonarquía hispana mantuvo A comienzos de 1686, los temores españoles se dirigían de
siempre con firmeza su regio patronato sobre Américay Do p€f.: que acumulaba tropas en los Alpes so color de
a Francia,
mitió ninguna interferencia papal para pedir limosnas o ayudast proceder a la exp ulsión de los hugonotes En Madrid, en cambio
Además, no hay que desdeñar que las enajenaciones de bienes' temía que prepararan una invasión de Italia para interesarse
giosos causaban no pequeños escrúpulos de conciencia5a. la sucesión de Mantua y Guastalla. Por ello, Borgomanero
de 9ue, conseguida
toma v retornara sus oJos
50 Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 26 de febrero de 1684, AGS, el oeste5T
8,3070, s. n. y el marqués de Borgomanero a Carlos II, Viena, 2 de mayo de
1685, AGS, 8,3927, s. n. En general, Goñl Gezrevuoe, J., Historia de k
55
bula de cruzada en Espøñø. Vitoria, 1958. hicieron luminarias por todo Madrid. Carlos II fue en coche al san-
Se
tr Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 27 deiunioy 30 de diciem' Atocha para dar gracias y ordenó que se hiciera lo mismo en todas las
n¡ario de
bre de 1684, AGS, E, 3070, s. n. y 3927, n.7. de la Corte Y de las Coronas de Castilla v fuagón. Consulta del Consejo
52 Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 11 de diciembre de 1685 y Estado, Madrid, ) de sePtlem bre de I 68 5, AGS, E, 3927 n 29
56
22 de enero de 1 686, AGS, E, 3927, s. n. y 3928, s. n. Consulta del Consejo de Estado, Madrid, I 7 de novlem bre de 685
t3 Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 24 de septiembre y 26 8,3927, n.30.
octubre de 1686, AGS, E, 3928, s. n. :5781 marqués de Borgomanero a Carlos II, Viena, 18 de abril de 1686,
ta Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 8 de enero y 20 de abril E, 39 28, s. n.
v consulta del Consej o de Estado Madrid, 1 6 de mayo
1684, AGS, 8,3927, s. n. y 3070, s. n. 686, AGS, E, 3 928, s. n.
La Corte alentó exPresamente el paso de aven tureros v a Villena en una cons ulta de su puno v letra efr
litares CS pañoles a H ungrla Para hacer presente a la I 68 66t No o bstante, el nombramien to no llegó
católica en la guerra. De avanzadilla había acudido en I que había recibido entretan to
capitán de caballería Rodrigo de los Herreros, qulen desde el nunca a abandonar la Corte
mlenzo ab undó en el complej o de la poca fePresen tación v sus valiosos servlclos hasta su
ñola en una guerra con tra el (( Infielo; en una acclon de arrnas en 1 69563
la que unos caballeros franceses tomaban la vanguardia les La intervención de los españoles o, en senrido más lato, de
pasó al grito de que (a donde ay un español, no seran súbdi tos ade Carlos II, no fue muy numefosa en sus fuerzas
los que mas se adelanteno. Su ejemplo fue muy valorado en efan ) 00 hom bres, Provenlen tes la mayor Parte de las tro-
Consejo de Estado, que le ofreció de merced un tercro de licenciadas de Flandes v Milán o del sequr to del dtq ue de
rla en Flandes (para que su ej emplo se alienten otros a o del marqués de Villena. Destacaron el artillero Antonio
y merecer el real agrado ^de V Magd. [...], mas a vista de que proporcionó los famosos (canones españoles> de
sido tan pocos los españoles que halli se hallaronr5s. ellpticr6a o el cuerp o de 5 5 ca.talanes, de los q ue ap enâs
En abril pidió licencia para pasar a H ungría una decena v a los que la Generali tat homenaj eó en
Villena v d uque de Escalona, grande de Es pañ.a. en 20 0065 Entre los veteranos había unâ representa-
Estado recl bió con alboÍozo la petición v le dio p de altos oficiales, hasta 3 5 entre los que destacaron
t<q
alentar a otros a segurr su cemlno-" Quien slgulo su de campo J uan F ranclsco Manriq UE, los mafqueses
un destacado grupito de aristócratas con el que tenía vínculos Laverne y Cusani, los condes Aníbal Visconti, D'Erps, Asel,
miliares: el duque de Béjar, maestre de campo de tercio en y Merode y el barón de tWernel66.
des y que llevaba la voz cantante; el hermano de éste,
de Valero, y su primo el marqués de Aguilafuente. Si bien no
claro identificarles como miembros de un supuesto (partido Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 26 de septiembre de 1686,
perialo al menos eÍa conocida la vinculación faccional de 8,3928, s. n.
con el valido La sorpresa por el nombramienro de gobernador de Galicia fue uná-
trrse en em b"j en la Corte, pues se estimaba como un descenso en la carrera del mar-
Lancier al elector de Baviera, Madrid, )7 de septiembre de I 686, en
de Borgomanero, quien se quejaba repeddamente de sus
A. de v Meun¡ Geuezo, G. (eds. ) Documentos inéditos op. ctt.,
tos económicos e insistía en ser relevado60. El Consejo de 26; el marques de Albaida al drq ue de Gandía, Valencia, 1 68 6, AHN .SN
valoró a ministros más experimentados para este puesto, pero 25, n. I
6 El marqués de Borgomanero a Crispln GonzáIez Botello, Viena,
31 de
de 1686, AGS, E, 3928, s. n. HAnnecH, F.B. de, Memoires er nego-
ts Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 29 de enero de 1686, secrettes... à la cour de Madrid, depuis de la paix de Riswick... La
8,3928, s. n. y carta de Rodrigo Sanz de Herrero, Viena, 13 de 1720, p. 178
de 1685, Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza (AHN-SN), Antonio González al duque de Béjar, Viena, 15 de noviembre de 1685,
109, n. 10. Osuna, 1 06, n. 4 1 v Munrer HenNl.Nonz, M. Españoles en lø
te Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 23 de abril de 1686, AGS, de Buda. Madrid, 986, pp. 5-6
F.cBno BnB¡,ruNn4N, F., Flnro hi¡torico d¿ l¿ Guena Sagrada contrø turcos, ter-
3928, s. n.
60
Consulta del Conse )o de Estado, Madrid, 8 de agosto de 1 686 que conttene bs sucessos d¿l ano MDCI.WW, Madrid, 1687 p. I 49.
E, 3928 n Tämbién Lancier al elector de Baviera, Madrid, 6 de enero Consulta del Consej o de Estado, Madrid, 8 de ulio de 686 AGS, E,
1687, enBevlena, A. de y Meun-l Gevazo, G. (eds.), Documentos inéditos' n, I 3 el marq ues de Borgomanero Carlos II, Viena, I de julio de
v
op. cit., p.27. AGS, E, 3 92 8, n. 7
Como es de suponer, los avances de los aventureros I
lo largo de 1687 fue produciéndose un claro repliegue del
les en el srtro de B uda se slgureron con sumo interés v ya
Por
español por la guerfa en H ungrla, en parte por la modes-
correspondencia particular de los españoles ya, por las cartas de la campaña de ese
ano v en buena medida por la actividad
drq ue de Lorena, se conoclan casl dla a día las escaram uzas v íca q ue se estaba desplegando para dar contenido a la
as caus adas67 La mâs destacada fue la del oven dtq ue de de la ayuda economlca que se habla
que pereció el 1 6 de ulio tras una arriesgada acometida, v la imagen q ue los mlntstros de
desaparició n hizo co rrer rlos de trnta en España68 S e þIonarqula hispana tenlan todavía de esta. La mejor prueba
rogativas por la toma de Buda en los reinos peninsulares y la dio con la negativa de los consejeros de Estado a acallar las
pectación en la Corte era tan grande que proliferaban cada papales con la publicación de la cifra dada al Emperador.
noticias falsas y contradictorias6e. es que
nel Consej o no tlene por convenlen te que se le remlte
Finalmente, la ciudad cayó eI2 de septiembre; además relacion o nota q ue pide porq ue no se llegue a conocef quan
las celebraciones en la Corte, Carlos II mandó al marqués cantidad ha sidorT3
Malpica a Viena p ara dar la enho rabuena a los coaligadosTo
derrota turca de 1 68 6 motivó q ue el gran VTSIT Sarr S
Pasha se decidiera a solicitar la apertura de negociaciones, lo
no interesaba lo más mínimo a la Corte imperial en aquel ¡g. de k Guerca de lø Líga Santø
mento7l. Desde el lado español, en cambio, esta idea iba ganando
más puntos según se iba concretando una nueva liga contra Fran; Como señalara Gabriel Maura, (se puso sobre Buda el Du-
cia, la de AugsburgoT2. I de Lorena, v Madrid en tero asistió a las perlpeclas del srtro v
la toma, como sl el Dan ubio distase de la Villa tan pocas le-
como el Tajo> 74 De la expectación causada dan fe los cente-
67 Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 23 de septiembre de I de gacetas y relaciones de sucesos que se publicaron durante
AGS, E, 3928, n.4. primeros años de la guerra, sobre todo entre el sitio de Vjena
68 El emperador Leopoldo I a Carlos II, Viena, 25 de julio de 1686, 1683 y el de Buda ffes años después. Se ffara, posiblemente,
SN, Osuna, 3, n.39.lJn resumen en RopnlcunzJouu¡^ SeINr-Cv4 C., acontecimiento que generó más publicaciones periódicas en
muerte de Don Manuel Diego López de Zufiga, duque de Bé:1ar (16 J la España modernaT5
1686)u, Reaista d¿ ørchiuos, bibliotecøs y mLtseos,77.2 (1974), pp.526-534. EI manejo y transmisión de la información SC habían con-
6e Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 22 de
iulio de 1686, a estas alturas del siglo en un asunto de Es tado en el q ue
E, 3928, s. n. El ambiente en Madrid lo narra con detalle el enviado bávad
ponía mucha atención pues el crédito de la Monarquía de-
Lancier. Ver sus cartas de entre 21 de septiembre y 10 de octubre de 1686,
BAVrnne, A. de y M¡une Grtø,tzo, G. (eds.), Docurnentos inéditos..., op. en buena medida de la lmagen pública q ue ofreciera. ,{sl,
pp.22-23. la firma de la tfegua de Ratisbona de I 684, el agen te esp añol
70 Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 8 de octubre de 1686 y 2
agosto de 1687, AGS, 8,3928, s. n. y 3929, s. n.
73
71 El marqués de Borgomanero a Carlos II, Viena, 20 de febrero de I Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 10 de diciembre de 1686,
AGS, E, 3929, s. n. 8,3072, s. n.
7a
72 LaLiga de Augsburgo, en un principio meramente defensiva, se Meune Gevezo, G., Vida y reinado de Carlos 1/. Madrid, 1990,
el 9 de julio de 1686; en torno al Emperador se agruParon Baviera, 3r9.
75
Palatinado, Suecia v España. EI marques de Borgomanero a Carlos II, Ello se comprueba fäcilmente en los catálogos de relaciones de sucesos
7 de febrero de 686, AGS, E, 3928, s. n v el documentado clásico de para la época, especialmente en RoonJcunzJouueserNr-Cyn" C.,
rn& R., Die Augsburger øllianz uon 1686. Munchen, 1893 menor hispønomusulmana. Madrid, 1 970.
en Roma consiguió que los gaceteros antecedieran en sus y versionaban las gacetas venidas de Italia, y San Se-
el nom bre de España al de Francia, lo que Pfovoco 1a , donde se hacfa lo mismo con las del Norte de Europas0
protesta gila y la prohibición de publicar gacetas d urante No eran solo gacetas extranjeras el material en el que se basa-
tem porad{6 EI mlsmo problema SC plan teó estos textos algunos de los protagonistas de la guerra envla-
Madrid, donde el embaj ador polaco se q ueJ o a de pnmefa mano para q ue SE rmpnmreran
de gacetas en las que estimaba que no se hacía justicia a la su protagonismo. EI d uque de Lorena, ge-
de su monarc{7.8s interesante el debate planteado en el de las tropas imperiales, fue muy celoso en envlar rap ida
de Estado, porque a la muerte de Juan José de Austria en I sus informes a la cofte de Madrid PúA q ue SC pu blicasen
8l
q ue tan to se hab la valido de la pu blicística en su vida política,
había prohibido la publicación de gacetas. Pese a las
de algunos conse, efos, consclentes de la ln utilidad de
una fuente tan extendida v difícil de controlar, primó el ulclo también entre 1684 y 1690 los cinco romos del Floro
(que cese esta novedad nunca usada en España y mal a
(q
PüA el genlo de Ia naclon) pues uando huviese alguna
tura en q ue com benga berter o esparcrr alguna o algunas de
se puede executar después de consideradas por este consexo
razones que obligaren a ello y resuelto por V. Magd. siguiendo Desaparecido su patrón, buscó el apoyo de la reina ma-
forma que se huviere hecho por lo pasadorTs. Mariana de Austria, l la cual v a. su hermano el emperador
El enorme volumen de publicaciones generado por la I dedicó sus documen tados vol úmenes83
rÍa de la Liga San tL hizo finalmen te desistir al Consej o de
q ue en I 68 4 restauró el vleJ o slstema por el cual un conseJ ero
Castilla y otro de Estado se encargarían de revisar los textos Guru AcuIrÀ, M., ola defensa d'Àustria i les guerres d'Hongria a la
autorizar su publicación, <por tocarse en ellos materias de catalanan, Pedralbes. Reuista d'Històriø Moderna, 4 9 84) pp
que no convlene SC publiquen, v muchas vezes con 4 v Dtuz Nocr, T oEl Mediterráneo en guerra: relaciones v gacetas es-
falsedadoTe En Madrid, el lmpresof real Sebastián de sobre la guerra conrra los turcos en la década de 1680r, en Cltr, p. et
fue el encargado de publicar cada martes las novedades de la (eds.), EspøñøI el mundo rnediterráneo a trøués de las Rekciones dc Sucesos.
2008, pp. 134-137
rfa en H ungría, aP afte de otros edi tores. Dentro de la 8r El agente Lancier al elector
de Baviera, Madrid, 13 de marzo de 1687,
Ibérica, los dos otros cen tros destacados fuero n Barcelona, Bevrnne, A. de Y Meune Ge¡r,r¡zo G. eds.) Documentos inëditos. op,
p' 30.
82
Leopoldo I al marqués de Valero, Viena, 3l de julio de 1686, AHN-
76
Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 1 0 de octu bre de 684, Osuna, 3, n. 41, fols. 1-2. La
carta está copiada también en Fn¡no Bn¡-
E, 3 070, n. En general, Bouze Árvenez, F. Corre mønuscrtto: un4 F., Floro historico de la Guerrø Sagrada contra turcos, tercerø
Parte,
cultural delSiglo de Oro. Madrid, 2001, pp. 153-170. contiene Ios sucessos del øno MDCI.WXW, Madrid, 687 pp. 1 40- 1 4 I
77 El condè de Oropesa a Carlos II, Madrid, 16 de marzo de 1684, Una semblanza de Fabro Bremundán en V¡ner¡ Hnnvfes, E., Gazeta
8,3926, n.30. 1661-1663: notas sobre lø historiø del periodismo espøñol en Ia segunda
78 Consultas del Consejo de Estado, Madrid, 17 de octubre de 1679 y XWI. Madrid, 1960, introduición. para lås fuentes delnfor-
del siglo
de marzo de 1680, AGS, E, 3926, s. n. de Fabro, además de gacetas
v correspondencia oficial pidió ayuda al
7e Consulta del Consejo de Estado, Madrid, 10 de junio de 1684, bávaro Lancier parã obtener mas notlclâs, como afirmaba en su cafta
E, 39 26, La orden Pflmera de la revlslon a cargo de dos de Baviera de I 0 de octubre de I 686, en BevrrRA, A. de
Y M¡une
Carlos II a Pedro Coloma, Madrid, ) de julio de 677 AGS, E, 3926 s. G (eds.) Documentos inéditos op. cxt. p 23
Resultaba evidente que los éxitos de la Guerra de h
Santa representaban una poderosa baza p afa la sensibilidad
proimperial de la corte madrileña, donde la Reina Madre
taba el protagonismo y llamab a. la a.tención sobre cuan p
era esta guerra. Su fiesta de cumpleaños de 1683, el22 de
bre, se celebró con el estreno de El sitio y socorro de Viena realizó durante su reinado tfes celebraciones co n procesión
el Gran Yizir, de Pedro de A¡ce, caballero de Santiago al santuarto de Atocha v tres noches de umlnanas por
Madrid y aposentador de Casa y Corte. La segunda pafte ulsta de Mesina en 1 679 v por los éxitos de Viena v
¡econ!¡
obra (El sitio de Viena y conquista de Estrigonia) se La rmagen q ue la Monarq ula proyectaba de sl mlsma pr
al día siguiente y una semana después, ante el éxito cada vez menos en las virtudes bélicas españolas como en
repitió el espectáculo, que llegó al Corral del Prlncipe a al gran proyecto dinástico de los Austrias, marca-
zos de 168484. En la loa de la comedia, las alegorías de germánico. Una sensibilidad que resumió bien en sus
Alemania se repartían el triunfo casi a partes iguales, mlentras el padre jesuita Fresneda:
de Roma y Constantinopla representaban la cara y reverso
foftuna85. El 15 de noviembre de 7686, mientras, se nNuestro clementísimo monarca, no sólo es rey
santo del emperador Leopoldo con una fiesta en el Coliseo de paz por su lndole soberana inclinada a la tranquili-
Buen Retiro en la que se estrenó La Restauración de Buda, dad de la lglesia, sino porque se la ha dado, y a mucha
dedicada a la reina Mariana de Austria por su protegido el costa, a sus vasallos. Y también es rey de justicia, pues
maturgo de cámara regia Francisco de Bances Candamos6. ha socorrido a los soldados vivos y difuntos. A los vi-
Estos espectáculos y las ricas celebraciones que vos, quiero decir a los invencibles y triunfantes alema-
los triunfos de Viena y Buda tanto en Madrid como en otras nes que en el espacio de doce días han conseguido vic-
dades de la MonarqulasT potenciaban la identificación torias dignas de siglos de laurel y fama, y digo que los
ha socorrido no con los tesoros equivalentes a la gene-
rosidad inmensa de su ánimo augusto, sino dando sus
8a Un ejemplar manuscrito de la obra se encuentra en Biblioteca N reales órdenes para que fuesen asistidos con las décimas
de España (BNE), Manuscritos (Mss.), 17021. Ver además Vennv, J.8., eclesiásticas de sus nobillsimos y fidellsimos reinos de
Additional Note on Pedro de Arcer, Iberoromania, 23 (1986), pp.
85 SeNz AvÁN, C., Pedagogia de reyes: El teatro palaciego en el Italia. Mas, ¿para qué esos socorros, esos gastos y esas
asistencias, si su majestad tiene sus reinos en paz como
Carlos IL Madrid, 2006, pp. 124-126. También Sr'trn¡e, F, uKing John
Sobieski in Pedro de Arce's El sitio de Viena,, Reuista Cønadiense de
Hispánicos, 7.3 (1983), pp. 407 -412.
t? BeNcns CeNoarrao, F.A. de, La comedia de Ia Restauración de Budn: sxtø en, s. Clemente,. de Seuilla hizo en obseqaio de gractas
real que se reP resento a sus møgestades en lø celebridød de el Augusto P0r Ia atctortø que las. Armas del. Emperødor.. contrguteron contra lø
el Señor Ernperador Leopoldo Prirnero, el diø qutnze de Noaiembre de. I
Otomøna sobre el Cerco de Vienø este Ano de 683 Sevilla, 1 68 3.
el Real Palacio de el Buen Retiro. Madrid, 1686. Para las vinculaciones La laboriosa preparación del festejo por Viena los duros problemas de
v
cas de Bances Candamo, GoNz.trnz,A., nBances Candamo y la fiesta en las consultas del Consejo de Estado Madrid, 1 8 de octubre
La piedrø flosofal,r, en F¡nnÉ Vroer, J . (.d.), Teaffo 1t poder en Iø y 11 de marzo de 1684, AGS, 8,3924, s. fol. y 3926, s. n. Para la
Carlos II: fe*øs en torno a reles ! uirreyes . Madrid, 2007, p. I34. por Buda, nDecreto Pãfa preparâr la celebración de la toma de
87 Fueron muy lucidas las celebraciones en Sevilla por la Madrid, l 7 de septiembre de I 68 6, AGS, E, 3 92 8, s. n. el secfetâno
v
Viena a finales de I 683 cuyo relato se consefva en la Métrica de Lira al embaj ador imperial conde de Mansfeld, Madrid, 1 1 de
Hermøndad de el de I 686 AGS E, 3 92 8,
cripción, a Ias. fe*iuas demosftaciones, que la. s. n.
Melquisedec (véase Génesis 14,17), si los soldados 5on La conq
ulsta de Buda en I 68 6 v la m uerte del drq ue de
extranjeros y la guerra ha navegado allá en los cristale. eî SU tro proprcrafon la culminación p ublicística de las
del Danubio? ¿Para qué? Porque la causa de la guerr¿ gi húngaras Aparte de las ab undan tes composlcrones
común, es unâ misma acây alIá, que es la fe, la religión, eî homenaj e al fallecido drlq ,Je9z destacó la elaboración
la Iglesia y la majestad del Imperio. Y porqu. .orxi
Abraham y Melquisedec formaban una misma casa, la
augustlsima casa españolay la austríaca germánica sq¡
una misma casa; un corazón, un alma y un espíritu las
gobierna. Pues si los intereses de la sangre, el Estado y comenzó un grupo de comedias sobre la lucha de los Aus-
de la religión son unos mismos, vayan allá,lor ro.orro* conva el Islam en la que se encuentran El Austria en Jerusa-
eclesiásticos y vayan por una guerra tan dichosa co¡nq 1693), sobre la participación del duque Leopoldo de Austria
santa hasta las lámparas de las iglesiasrse. la SextaCruzada y
El César Africano (1700), que reconstruye
de Tunez por Carlos ve4
De la fuerza de esta identificación dinástica habla tam En ellas pesaba mucho el ingrediente mesiánico, que pro-
relevante producción literaria del clrculo sefardí de el hundimiento de la religión musulmana y el domi-
hombres como José Penso de la Vega, Antonio Pizarro de de los Austrias sobre Jerusalén y el Imperio otomanoe5. Se
ros o el más conocido capitán Miguel de Barriose0. Estos en un ambien te profundamen te marcado pof el auge
gala de su sentimiento de españoles enfatizando el pequeño læ ho AS volanderas v relaciones sobre profecías v AS trología
de sus paisanos en Hungría y felicitando a Carlos II por la en lo que tuvo bastante que ver la aparición de co-
que a él le tocaba como defensor de la Cristiandad y cabeza en los cielos de Europa occidental en diciembre de 1680
Casa de Austriael. del 682, que según estos textos fue el signo divino de
victoria de sus fielese6. Lo interesante de estas com-
8e Cit. en NscREoo ont CenRo, F., nla palabra de Dios al servicio
Rey: La legitimación de la Casa Austria en los sermones del siglo XVII' campe4n por el Orbe las armds del Emperødor Leopoldo I. por la feliz res-
ain, 84-85 (2002), pp. 299 -300. de la fortalezø de Buda. -Á.msterdam, 687 prólogo.
e0 Penso de la Vega escribió Rumbos peligrosos (,4.msterdam, 1683); Roonfcurz Jourre SelNr-Cvn" C., ola muerre de Don Manuel Diego
de Oliveros Cesareo carro triumpbal (,Á.msterdam , 1687) y de Barrios es de Zííiga...r, op. cit,, pp. 531-534.
de Oro (Ámsterdam, 1684) y Bello Monte de Helicona (,4.msterdam, I Para ambas obras, Cnuz Ceseoo, 4., nGonzalo Enrlquez de fuana (166I-
BoBn" H. den, nEspaña y los escritores sefardíes de Ámsterdamr, Foro y su obra teatral en el barroco tardíoo, en Alnrr¡No Avuso, I. et ø1.
nico: reuistø hispdnica de Flandes I Holøndø,3 (1992), pp. 118-121. Studiø aurea: øctas del Iil Congreso dß k AISO. Pamplona, 1996, vol. 2,
er oEs muy natural en los españoles el amor a la siempre augusta 121-125 y ENnrqun Duenru, J., <Fuentes y represenración de <La restaura-
Austria, no solo porque an contado muchos años debaxo de su de Budao, comedia bélica de Bances Candamor, en GoNzir¡z C¡ñ¡r, R.
tro, y devidole mas victorias que an numerado dias: sino porque Austria Guerra y paz en la comediø española. Almagro, 2007, pp. 259-274.
no se que energia con los coraçones de España, cuya virtud excelente no MoIn, D., <Bances Candamot Garcilaso: an introduction to El César
potencla en el AIma que no sujete, y rinda, de aqui nacen las ansias , Balletin of Hispanic Studies,49.l (1972), p. 13.
sas, y ardientes deseos de la exaltacion y aumento de el Imperio La mención de pronósticos es recurrenre en La liberación de Buda, desde
por consequencia el celebrar con festivas aclamaciones todos los buenos a Mariana de Austria y la loa a los parlamentos del marqués de
sos de las Aguilas de Alemania [...] no es mucho quiera tambien una oP. ctt. p. 2 I
española entrar a la parte de esta aclamacion luzida, siendo la mas De la abundantísima producción astrológica un jemplo Arornrr¡ Y
entre las Naciones todaso. Plznnno or Orrvenos, 4,, Cesareo cã.rro I
L. d., Discurso del cometa deste øno de 682. en que se explica la tiS"rf-
poslclones, asl como de las obras de Bances, era. la infil traciórr
e de manera intermitentes las relaciones
la. idea de q ue la Parusla no vendrla necesarlamen te po r el
León de Españao Carlos II, sino qrljzá', con Leopoldo, qr" la Monarquía Hispríni ca y Suecia,
encargado de cumplir la misión divinaeT. En vísperas de la
de Sucesión, estas composiciones populares dan una im 1700, Una visión de conjunto
medida de la imagen que se proyectaba de la línea austfiaca
v de Pazzis Pi
Corrøles
la concepción patriótica, cada vez más desdibuj ada, q ue SC
Complutense de Madrid
de la misión de la natio hispanica.
A lo largo de la Edad Moderna, la Monarqula Hispánica y
man tuvlefon unos contactos discontinuos, titub ean tes v
b len por cuestlones de amistad o de enfren tamlento EI
te estudio, arrancando con unas breves referencias previas
afio 1648, trata de analizar cómo fueron esas relaciones en un
fundamental para la evolución política de una monar-
la hispánica, que afrontaba en los inicios de una compleja
de conflictos y revueltas internas, el cuestionamiento áe
autoridad de su soberano f, en consecuencla, la q uiebra o la
entre el poder cen tral v los terntor los Una época trascen-
también p aÍa la his tor la de Europa en la 9ue' al tlempo
trataban de solucio narse los conflictos Internos de cada
de las p otenclas q ue habrían de sef pro tagonrstas del n uevo
surgido tfas \Vestfalia, emb^l adores
v pleni potenciarios
una intensa actividad en polltica internacional, en-
a ml tlgar el daño a los lntefeses CS pañoles que podría
de la n ueva realidad europea tras la conclusión de las
cación y a\arato que trae en execucion del øntecedente del año pasado de I de paz En to dos los órdenes tICO, ideoló-
Madrid, 1eSZ. Et marco general lo ofrece SÁNcnsz BprÉN, J.4., uEl religioso económico cultural -políula Hispánica
la Monarq
por lo sobrenatural en el reinado de Carlos IIr, Cuødernos de historia sus cartas a través de acuerdos, tratados y alianzas con los
y contempordnea,3 (1982), pp.7-34, especialmente 25.
e7 MoNtrn¡n,J., Iuizio segun letras hurnanas 1 diainas de lø v en diferentes escenaflos de la feclen
recuperacion de los Lugarø en buena medida lo que parccla lnevr
aniquilacion del Imperio Otomøno y Agarenos ! su der¡umbamiento.
tos.Yalencia, 1684.