(DOC) ERICH FROMM Y SU TEORÍA SOBRE EL PSICOANÁLISIS HUMANISTA | Brian Aps - Academia.edu
ERICH FROMM Y SU TEORÍA SOBRE EL PSICOANÁLISIS HUMANISTA La importancia del juego simbólico 7 maneras de entender la psicología Víctima, perseguidor y salvador: tres posiciones existenciales Para Erich Fromm, la principal tarea del ser humano en la vida es darse a luz a sí mismo, convertirse en lo que realmente es, en alguien más noble, más fuerte y más libre. Estas y otras reflexiones demuestran esa perspectiva humanista, a la vez que revolucionaria, de una figura de gran relevancia dentro de la psicología. Además, hablamos también del que algunos consideran el filósofo del amor. Cuando nos referimos a la teoría psicoanalista hay quien comete el error de verla como un todo, como una misma entidad rígida y específica donde habitan conceptos, dinámicas y enfoques muy claros enunciados por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Se nos olvida quizás que dentro de esta corriente hay escuelas y formas de pensamiento que han enriquecido las bases del psicoanálisis desviándose de la palabra y de las ideas de Freud. «Solo la persona que tiene fe en sí misma es capaz de tener fe en los demás». -ERICH FROMM- Erich Fromm fue uno de estos «desviados». Fue en los años 40 cuando este psicólogo social, de origen judío-alemán, decidió romper con la doctrina psicoanalítica con la que trabajaban en el «Instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt» y renovar por completo la teoría y la práctica, acercándolo a un enfoque mucho más cultural, humano.  Por ejemplo, reformuló la idea del desarrollo de la libido por otra más factible. Una nueva concepción en la que enunciaba y articulaba los procesos de asimilación y socialización del individuo. Asimismo, podríamos decir sin equivocaros que Fromm fue por encima de todo un pensador fascinante, un filósofo y uno de los mejores representantes del humanismo del siglo XX. En sus 3 libros más importantes: El miedo a la libertad, El arte de amar y El corazón del hombre nos legó un universo de pensamientos, reflexiones y teorías donde la psicología va de la mano de la antropología y la historia, y donde a su vez el legado de Sigmund Freud y Karen Horney seguían también muy presentes. Erich Fromm y la crisis sistémica de la sociedad occidental Para entender la teoría del psicoanálisis humanista de Erich Fromm es necesario conocer a la persona, entender sus raíces, su contexto y ese mundo a la deriva que conformó su realidad más inmediata. De esta manera estaremos en disposición de comprender aquello que le sirvió de guía e inspiración para sus teorías. Cuando uno lee su autobiografía, Más allá de las cadenas de la ilusión, y se detiene ante todo en su infancia y adolescencia percibe al instante que no fueron precisamente etapas felices para Erich. El padre de Fromm era un hombre de negocios bastante agresivo, su madre padecía una depresión crónica y además fue educado en un ambiente marcadamente estricto bajo los esquemas judío ortodoxos. Cuenta que durante esta época vivió dos momentos que lo marcaron. «El nacionalismo es nuestra forma de incesto, es nuestra idolatría, es nuestra locura. El patriotismo es su secta» -Erich Fromm- El primero fue el suicidio de una joven de 25 años de la que él estaba enamorado siendo un niño. Ella era pintora y estaba muy unida a su única familia: su padre. Este falleció de forma repentina, y unos pocos días después la joven artista decidió quitarse la vida. Su suicidio hizo que Fromm se preguntara... ¿por qué? ¿qué hace que las personas lleguen hasta tales extremos? El segundo hecho que lo marcó fue el estallido de la Primera Guerra Mundial. A su vida llegó entonces la sombra de los nacionalismos, la radicalización de las masas, los mensajes cargados de odio y la eterna diferenciación entre «nosotros» y «ellos», entre mi identidad y la tuya, tu religión y la mía, mi visión del mundo y la «no aceptable» visión del tuyo. El mundo se fragmentaba, y esas grietas no solo abrían distancias insalvables entre distintas potencias, sino que, además, se iniciaba un periodo de crisis sistémica en toda la sociedad. Todas las teorías psicológicas, filosóficas y sociales enunciadas hasta el momento debían ser reformuladas en busca de respuestas y explicaciones ante semejante caos… Una visión para la comprensión y la esperanza en el ser humano Leer la obra de Erich Fromm es casi imprescindible para entender todo ese periodo de crisis de valores, de principios y de políticas sociales que se abrió en esa primera mitad de nuestro siglo XX donde las dos guerras mundiales, socavaron por así decirlo, nuestra fe en la humanidad. Sin embargo, leer a Fromm es reconciliarte precisamente con la humanidad. Porque nos habla de esperanza y, por encima de todo, nos aporta grandes recursos de las ciencias humanas y desde el propio psicoanálisis para iniciar una transformación positiva y creadora… Veamos ahora los PRINCIPIOS BÁSICOS DE SU TEORÍA. Del hombre biológico-mecanicista al hombre biológico-social Erich Fromm aceptaba gran parte de los conceptos desarrollados por Sigmund Freud: el inconsciente, la represión, los mecanismos de defensa, la transferencia, el concepto de los sueños como expresión de lo inconsciente y cómo no, la relevancia de la infancia como raíz de muchos trastornos psicológicos. Ahora bien, algo con lo que no podía sintonizar Fromm era con esa visión del ser humano como una entidad biológico-mecanicista, como un ser que responde de forma exclusiva la voluntad del «Ello», a esa entidad que busca satisfacer los impulsos básicos de agresividad, supervivencia y reproducción. Erich Fromm nos habló del hombre biológico-social para ensalzar esa «psicología del yo», donde las personas no nos limitamos únicamente a reaccionar o a defendernos de nuestros impulsos o instintos. Es necesario ampliar cercos y tomar conciencia de lo social, y de cómo en ocasiones las figuras más significativas para un niño pueden generarle procesos adversos y traumáticos. Las relaciones interpersonales se sitúan ahora con Fromm como ejes vertebradores que sustituyen por completo a la clásica teoría de la evolución de la libido, como concepto motivacional y mecanicista, en la figura del ser humano. El ser humano es libre Las teorías de Fromm no solo están influenciadas por Freud y Karen Horner. Hablar de Erich Fromm es también hablar de Marx. Debemos recordar una vez más ese contexto social de la época, esa crisis de valores, esos vacíos de contenido a la hora de dar respuestas al porqué del comportamiento humano, al por qué de las guerras, los nacionalismos, los odios, la diferencia de clases… Asumir la perspectiva biológico-mecanicista heredada de Freud, como ya sabemos, carecía de sentido y utilidad, de ahí que los principios defendidos por Marx se ajustaran mucho mejor a las premisas que Fromm buscaba. Para Marx, las personas estaban no solo determinadas por la sociedad, lo estaban ante todo por sus sistemas económicos. Así, en muchos de los textos de Fromm podemos aún ahora reconocernos a nosotros mismos en sus líneas y en esos mensajes que no dejan indiferente a nadie. «Nuestra economía de consumo y de mercado se basa en la idea de que se puede comprar la felicidad. Pero cuidado, porque si no tienes dinero para pagar algo, entonces habrás perdido toda oportunidad de ser feliz. Por ello, es necesario recordar que solo lo que llega desde nuestros propios esfuerzos, desde el interior, no solo es lo «más barato» sino lo que más feliz puede hacernos». Ahora bien, algo realmente interesante dentro de la teoría de Fromm es que a pesar de que el ser humano está influenciado por su cultura y por los sistemas económicos, hay un fin por el que siempre debemos luchar y que podemos conseguir: la libertad. Fromm, de hecho, animaba a las personas a ir más allá de los férreos determinismos de Freud y Marx para desarrollar algo que es inmanente a la propia naturaleza humana: nuestra libertad. Las personas, opina Fromm, estamos determinadas por algunos principios biológicos, al igual que el resto de animales. Nacemos con un cuerpo, maduramos, envejecemos y luchamos por nuestra supervivencia. Sin embargo, más allá de este límite, todo es posible. Si pudimos por ejemplo avanzar desde esas sociedades tradicionales de la Edad Media hasta la sociedad actual, no podemos rendirnos en este proceso en busca de más libertades, de más derechos y de mayor bienestar. La libertad es algo complejo de conseguir, pero para alcanzarla hay cultivar la responsabilidad individual y el respeto social. De lo contrario, en caso de no luchar o de escapar de la propia libertad, corremos el riesgo de que en nuestras sociedades surja alguno de estos escenarios que, sin duda, no nos son desconocidos: El autoritarismo. La destructividad (donde se incluye desde la agresión, la violencia o el suicidio). La conformidad autómata, ahí donde la persona se vuelve un «camaleón social», es decir, asume el color de su ambiente sin protestar. Estas tres ideas las desarrolló en un libro imprescindible al que vale la pena volver cada poco tiempo: «El miedo a la libertad». Los fundamentos del psicoanálisis humanista Algo que sin duda llama la atención de la trayectoria de Erich Fromm es que a diferencia de los psicoanalistas más clásicos que todos conocemos, él no se inició en el ámbito médico o psiquiátrico. Él de hecho no era médico, su base de trabajo era la sociología, de ahí que en ocasiones no fuera muy aceptado ni bien visto. Su relación con Karen Horney fue bastante compleja y fueron muchos los psicólogos que lo vieron siempre como un teórico de campo más que como un psicólogo ortodoxo. «El amor es la única respuesta cuerda y satisfactoria al problema de la existencia humana». -Erich Fromm- Sin embargo, es ahí donde se halla la auténtica grandeza de Fromm, la de su visión más amplia e integral del ser humano. Ahí donde no todo responde a una patología orgánica, a las fuerzas de la biología, sino que son la cultura, la familia y en esencia la propia sociedad las que muchas veces también nos ponen alambradas y vetos a la propia expresión del ser. Veamos a continuación los fundamentos básicos de su teoría sobre el psicoanálisis humanista. Claves para comprender el enfoque psicológico de Erich Fromm A continuación, dejamos algunas de las principales claves para entender la psicología de Fromm: La impronta humanista de Fromm aporta un nuevo enfoque al concepto de la enfermedad. En él, el psicoanalista está obligado a reformular no sólo la definición de enfermedad sino también las herramientas con las que se enfrenta a ella. La finalidad del profesional no es otra que facilitar el encuentro de la persona consigo misma. Enunciándolo en un lenguaje más actual: «favorecer el desarrollo personal para alcanzar la felicidad». Algo así solo se consigue potenciando la responsabilidad y el amor propio. A la hora de tratar un paciente, no es conveniente centrarse en exclusiva en lo patológico, en los síntomas de la enfermedad o en sus condicionantes negativos. Es necesario ver las cualidades y aspectos positivos de la persona para facilitar así la técnica terapéutica. El único objetivo del psicoanálisis no debe ser sumar su granito de arena para que la persona cambie. Además. hay que facilitarle estrategias para que se integre de nuevo en la sociedad, pero sintiéndose más fuerte, más hábil y preparada para ser consciente de que también hay aspectos «enfermos» en la interpretación de la realidad que la sociedad (o gran parte de ella) da por válida. El psicoanálisis debe ser receptivo a los avances de la ciencia, a los cambios de la sociedad, debe entender la cultura que nos envuelve, las condiciones económicas y políticas que nos rodean para poder ayudar mucho mejor a la persona. Quedarse con una visión reduccionista sería un error. El profesional debe hacer uso de un vocabulario comprensible, transparente y claro. Además, debe procurar no proyectar una imagen de poder o superioridad. José Luis Lobo, del Centro de Estudios y Aplicación del Psicoanálisis, resalta la incidencia que tiene la teoría de Erich Fromm y su Psicoanálisis Humanista en el campo de la psicopatología y el psicoanálisis. Entre ellas, la terapia basada en el respeto por parte del profesional hacia el paciente/cliente o tener en cuenta los aspectos positivos y cualidades del ser humano, y no solamente los condicionantes negativos y la enfermedad. Igualmente, ha pasado a la historia como uno de los psicólogos referentes y más reconocidos del mundo también por su redefinición del psicoanálisis. Así, abandonó el estilo «arcaico» que le venía precediendo y ofreció un «vocabulario comprensible, transparente y común» que acercó su corriente de pensamiento al resto del mundo.   Para concluir, el legado que nos dejó Fromm supone un paso de gigante no solo en el campo de la psicología, sino también en el de la filosofía. Así, aunque para muchos sus teorías pecaran en ocasiones de «utopismo», lo cierto es que dio forma a un tipo psicoanálisis más real, donde desarrollar lo mejor de cada persona. Un enfoque nada desdeñable de un pensador que, como ya hemos señalado, vale la pena recordar y leer en profundidad. Sirva este artículo como una invitación. LOS 5 TIPOS DE PERSONALIDAD SEGÚN ERICH FROMM Los 5 tipos de personalidad según Erich Fromm están basados en el principio de productividad. Según el célebre psicoanalista solo una de esas cinco tipologías es capaz de invertir en su propia libertad, de conquistar su independencia emocional y personal. El resto, en cambio, vendría a representar un tipo de filosofía existencial más interesada, materialista e improductiva. Teorías sobre la personalidad hay muchas. De hecho, hasta es posible que a estas alturas más de uno sienta cierta contradicción. Tenemos la teoría de la personalidad de Jung, la de Carl Rogers, la de Cattell, la de Eysenck o la de los cinco grandes de Costa y McRae… ¿Significa esto que a día de hoy la ciencia del comportamiento aún no se ha puesto de acuerdo en esto de definir el carácter y rasgos de la personalidad humana? «Las personas egoístas son incapaces de querer a los demás, y tampoco son capaces de quererse a sí mismas» -Erich Fromm- Cada corriente, cada escuela psicológica y cada autor enuncia desde sus propios modelos teóricos una definición particular sobre la personalidad. Así, la tipología desarrollada por Erich Fromm en su momento partió desde un interesante enfoque basado en la filosofía humanista que, lo creamos o no, la hace verdaderamente útil en la actualidad. Si había algo en lo que creía este psicólogo social y autor de «El arte de amar» o «El miedo a la libertad» era en la firme obligación del ser humano de conseguir una auténtica autonomía, en invertir en su independencia mientras se respeta las de los demás. Lograrlo, según Erich Fromm, es sinónimo de productividad. Los tipos de personalidad según Erich Fromm La teoría de la personalidad de Erich Fromm, psicoanalista neo-freudiano, se basa en dos necesidades primarias: la necesidad de libertad, como ya sabemos, y la necesidad de pertenencia. Así, cuando leemos su obra, hay un hecho que suele llamarnos la atención: Fromm tenía una visión del ser humano algo negativa, lo veía demasiado pasivo y motivado solo por su necesidad de consumo. Por ello, en gran parte de sus trabajos se nos anima a favorecer nuestro desarrollo personal, a dejar a un lado nuestra dependencia por los factores externos, los bienes materiales o la necesidad de triunfo y reconocimiento para invertir en cualidades como el amor, el respeto, la creatividad o la humildad. De este modo, y a pesar de que el carácter y la personalidad humana está muy arraigada y es difícil de cambiar, bastaría con que fuéramos un poco más conscientes de nuestras tendencias y actitudes para comprometernos con el cambio. Veamos ahora cuáles son esos 5 tipos de personalidad según Erich Fromm. 1. La personalidad perceptiva El tipo receptivo se caracteriza por la constante necesidad de recibir aprobación y reconocimiento de los demás. Ahora bien, lo más llamativo de este perfil de personalidad es que ese apoyo que reciben no lo suelen devolver, no hay una inversión para con el otro ni una atención recíproca. Asimismo, suelen caracterizarse también por mostrar escasas habilidades sociales, dificultad para tomar decisiones y una clara infravaloración de su propio potencial humano. 2. Personalidad del explotador De entre los 5 tipos de personalidad, según Erich Fromm esta es sin duda una de las más comunes según el propio autor. Hace referencia a ese tipo de perfiles que establecen vínculos y relaciones con los demás por puro interés, por beneficio propio e incluso como dijo Fromm en su momento, «por interés comercial». El tipo explotador está dispuesto a mentir y a manipular para obtener lo que necesitan, y lo logran al centrar su interés en personas con baja autoestima para explotarlas. 3. El acumulador El perfil acumulador o de acaparamiento hace referencia a esas personas que solo tienen un objetivo, una necesidad: atesorar bienes materiales, poseer cada vez más cosas, más objetos… Así, cuántas más cosas logra tener más seguro parece sentirse, más reforzado se auto percibe y mayor satisfacción personal cree conseguir. No obstante, cabe destacar que ese apego insano hacia lo inmaterial nunca se ve saciado, porque siempre le falta algo, la felicidad nunca es completa o lo que es peor, siempre sale algo nuevo en el mercado del que carece y que intentará conseguir. «Solo la persona que tiene fe en sí misma es capaz de tener fe en los demás» -Erich Fromm- 4. La personalidad mercantil De entre los tipos de personalidad, según Erich Fromm este es el que más abunda en nuestro mercado laboral por razones obvias: son personas que establecen relaciones con otras con el fin de obtener un beneficio económico. Son vínculos basados en un claro objetivo financiero o mercantil. Ahora bien, lo que en un principio puede parecernos normal o esperable, en realidad es lo que más daña el principio inviolable de libertad humana defendido por Fromm. ¿La razón? Esos vínculos mercantiles buscan establecer diferencias de estatus social, ahí donde unos logran prestigio y poder, mientras otros por su parte supeditados a los primeros. 5. El productivo Hasta el momento hemos visto esos tipos de personalidad según Erich Fromm que definen a los «improductivos», es decir, perfiles que ni invierten en su propia libertad y autonomía personal y aún menos en la de los demás. Sin embargo, lejos de estar todo perdido, lejos de quedarnos con esa visión algo pesimista del ser humano, cabe decir que existe ese quinto perfil donde se centra nuestra esperanza y nuestro objetivo personal. El tipo productivo es una persona que canaliza todo su esfuerzo e interés en ser alguien comprometido con el ser humano. ¿Qué quiere decir esto? Básicamente que son individuos capaces de construir relaciones amorosas, enriquecedoras y significativas con sus semejantes. Aún más, aplican un enfoque muy saludable para lidiar con las emociones negativas y con las presiones o intentos de control que otros puedan ejercer sobre ellos. Para concluir, este enfoque que nos propuso Erich Fromm nos invita a reflexionar una vez más en esa idea que tanto hemos visto en el campo del crecimiento personal, a saber: solo quien invierte en sus valías psicológicas, en su autoestima, en su independencia y es capaz a su vez de promover esto mismo en los demás, logra poner los cimientos de una sociedad más humana, más esperanzadora. Como vemos, este enfoque sobre la personalidad según Erich Fromm tiene un claro componente social que puede erigirse en una fuente de motivación válida, por qué no, para generar en la medida de lo posible cambios que estimulen nuestro crecimiento. Pongámoslos en práctica. LIDERAZGO RESILIENTE I. RESILIENCIA III En las entradas anteriores hemos podido ver, a través, de las figuras de Abraham Lincoln y Steven Jobs algunas de las características que tienen las personas que se considera que tienen un elevado nivel de resiliencia personal. En el campo de las organizaciones un tipo de liderazgo cada vez está teniendo más protagonismo y su existencia parece que es fundamental para poder superar situaciones de crisis. Es el liderazgo resiliente. Diversos autores están estudiando en la actualidad cuáles son las competencias que debe poseer un líder para ser resiliente y las acciones que debe abordar para crear una cultura de resiliencia en la organización. Entre ellos destacan los doctores George S. Every y Douglas A. Strouse, que en su libro “The secrets of resilient leadership. When failure is not an option” plantean lo siguiente: El liderazgo resiliente consiste en la serie de competencias de liderazgo que ayudan a los demás a adaptarse o recuperarse de la adversidad. Es el catalizador que inspira a las personas alcanzar metas que no podrían haber logrado por si solos. La adversidad la debemos contemplar desde dos caras, ya que independientemente de sus aspectos negativos proporciona retos y oportunidades para todos aquellos que sean capaces de afrontarla. La adversidad supone la verdadera prueba del liderazgo. Muchas de las lecciones más valiosas que nos ofrece la vida surgen de ella. El líder resiliente debe ser un visionario, que reconoce los peligros inherentes a la adversidad pero que es capaz de aprovechar las oportunidades que plantea y motivar a los demás para que lo hagan también. El liderazgo resiliente supone tener el valor de actuar, el deseo de asumir la responsabilidad por las decisiones tomadas independientemente del resultado y la habilidad de generar confianza y fidelidad a través de un comportamiento íntegro. Los autores consideran que el liderazgo resiliente es el resultado de 6 COMPORTAMIENTOS: 1.- Actuar con integridad 2.- Comunicar eficazmente 3.- Promover un liderazgo optimista 4.- Perseverar y responsabilidad sobre nuestras acciones 5.- Construir una cultura resiliente 6.- Utilizar la gestión del stress y el fomento de la salud psicológica como una ventaja competitiva. Vamos a irlos analizando, desde el punto de vista de la resiliencia: 1.- ACTUAR CON INTEGRIDAD: Integridad es la cualidad de ser honesto y de tener siempre altos principios morales. Es la capacidad de hacer lo que es correcto y de considerar no sólo lo que es bueno para uno mismo sino también para los demás. Es una forma de vida. Genera confianza y seguridad. La integridad se apoya en la: Honestidad: para llegar a ser una persona honesta hay que ser sincero, cumplir las promesas, no hacer trampas ni decir medias verdades. Virtud: considerada, tal como defendían los filósofos griegos, como moralidad, justicia y vida ética Autodisciplina: entendida como la aceptación de las propias responsabilidades y la capacidad de seguir adelante. Reflexión que implica aprender de los éxitos, buscar cómo repetirlos, aprender de los fracasos y ser mejor a causa de ellos no a pesar de ellos. Desde el punto de vista de la integridad podemos seguir estas recomendaciones para obtener un liderazgo resiliente: I.- Cómo consigues los objetivos importa tanto o más que el resultado que finalmente alcanzas. II.- El legado que dejaremos no se construye con lo que adquirimos en nuestra vida, Sino en lo que dejamos. Como decía Pericles: “Lo que dejamos atrás no está grabado en monumentos de piedra, sino que está tejido en la vida de los otros”. III.- El triunfo es valioso si no se pierde la integridad en el proceso. IV.- Si parece que no es correcto y necesitas excusas para justificar por qué lo haces,  no lo hagas. V.- Habrá ocasiones en las que no podamos prevenir las injusticias, pero nunca debemos dejar de denunciarlas (Elie Wiesel) VI.- Responsabilizarnos de nuestras acciones cuando las cosas no salen bien es un signo de fortaleza e integridad. VII.- Si damos nuestra palabra la tenemos que cumplir. Las promesas no tienen fecha de caducidad. 2.- COMUNICAR EFICAZMENTE: Tres principios de comunicación destacan para conseguir un liderazgo resiliente: I.- Escuchar antes de hablar. Aristóteles decía que antes de que puedas persuadir a alguien utilizando la lógica, primero hay que escuchar tanto su punto de vista como su dolor. Creía que la credibilidad del orador aumentaría al reconocer los puntos de vista de la otra persona.  Por lo tanto, antes de poder persuadir a alguien sobre algo primero tenemos que tener credibilidad. II.- Tener el coraje de decir la verdad. El silencio es peligroso, ya que si el líder no facilita la información otro lo hará, normalmente la persona que es menos de fiar. La información es poder por lo que se debe compartir. La comunicación supone obtener y compartir información y la información es un pilar de la confianza en la que el liderazgo se debe apoyar para mantenerse. Es mejor que te atrapen en un error que en una mentira. Los discursos valientes pueden movilizar los sentimientos de los colaboradores. Los discursos deben ser valientes, sencillos y directos. El líder resiliente debe tener el coraje de hablar, aunque el mensaje no sea positivo para él ni para otros. III.- Utilizar la empatía, ya que esta es el secreto para conectar con las personas. Al mostrar empatía el interlocutor se siente comprendido y es más fácil que surja la confianza. En situaciones de crisis la escucha activa es fundamental y el líder se considera que es comprensivo cuando puede identificar de forma empática y expresar verbalmente lo que están experimentando sus colaboradores, siendo más fácil que éstos estén dispuestos a seguir las directrices del líder. Recomendaciones para comunicar de forma empática. I.- Interesar al interlocutor. Transmitir el deseo sincero de aprender qué es lo que quiere decir. Para ello no hay que demostrar ninguna sensación de prisa y mirar fijamente a los ojos mientras manifestamos nuestro interés por saber qué es lo que nos quiere decir. II.- Escuchar atentamente, no sólo a lo que se dice sino cómo se dice. III.- Intentar identificar y etiquetar la emoción que está detrás de las palabras y dejar que se exprese. IV.- Dar feedback sobre lo escuchado, resumiendo con nuestras propias palabras lo que creemos que nos quiere transmitir. V.- Agradecer al interlocutor que haya empleado tiempo en compartir su perspectiva. Señalando que su aportación ha sido valiosa e indicando, si resulta   conveniente, qué medidas de seguimiento se van a adoptar para tener en cuenta sus preocupaciones. La clave está en practicar y practicar hasta que surja espontáneamente. En este sentido, se planteaba que un mensaje de liderazgo en situaciones de crisis tiene 6 principios: I.- Ser el primero. Facilitar la información rápidamente. Si no se puede hacer, explicar el por qué. II.- Ser correcto. Transmitir datos. III.- Tener credibilidad. Decir la verdad. IV.- Expresar empatía. Reconocer por medio de las palabras lo que las personas   están sintiendo V.- Promover acciones: hacer sugerencias concretas sobre lo que se puede ir haciendo. La acción calma la ansiedad. VI.-Demostrar respeto. Como conclusión la comunicación efectiva en tiempo de crisis vemos que debe facilitar 5 elementos fundamentales: I.- Información sobre los hechos y las tareas a realizar. II.-Tranquilidad, dentro de lo posible y transmitir esperanzas sobre un posible resultado positivo, pero sin hacer promesas que no se puedan cumplir. III.- Dirección precisa sobre las acciones que se tienen que emprender, cuándo se van a realizar y por quién. IV.- Motivación para realizar las acciones necesarias. V.- Sentido de cohesión y apoyo dentro del grupo. TIPOS DE LIDERAZGO: ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES? Es importante entender que el estilo o tipo de liderazgo que ejercen los supervisores o los altos cargos en la empresa, siempre tendrá consecuencias en los trabajadores, aunque no nos demos cuenta o confundamos estos efectos con la personalidad intrínseca de cada persona. Tener claro esto es muy importante, ya que los líderes son agentes que, por su poder de decisión, se encuentran en una posición privilegiada a la hora de influir sobre los demás, para bien o para mal.  Que llevemos muchos años en la misma organización y siempre hayamos visto a las mismas personas comportándose del mismo modo no significa que este rango de conductas no puede ser modificado: variando el tipo de liderazgo pueden aflorar dinámicas de trabajo y de relación muy diferentes, y en este cambio de mentalidad participará gran parte de la organización. Liderazgos "buenos" y "malos" Un tipo de liderazgo positivo puede mejorar el rendimiento de los empleados, su bienestar o aumentar los benéficos de la empresa. Por el contrario, un estilo negativo o perjudicial puede crear estrés o burnout en los subordinados, bajar su autoestima o provocar pérdidas para la empresa. Han sido muchos los investigadores que han prestado atención a este fenómeno y son muchas las teorías que hablan sobre ello. A continuación, os presentamos los tipos de liderazgo más habituales. 1. Liderazgo laissez-faire El tipo de liderazgo laissez-faire, también conocido como liderazgo delegativo, es un estilo de no intervención y falta de feedback regular. El nombre hace referencia a la palabra francesa “dejar pasar” o “dejarlo ser”. El líder laissez-faire interviene solo cuando es necesario y con la menor cantidad de control posible. Es un estilo no autoritario que se basa en la teoría de que los empleados con mucha experiencia, entrenamiento y motivación, necesitan menos supervisión para ser productivos. Ya que estos trabajadores son expertos y poseen las competencias para rendir de manera independiente, son capaces de cumplir con las tareas con muy poca vigilancia. Ventajas Para algunos empleados, la autonomía es liberadora, mejora la creatividad y ayuda a sentirse más satisfecho con el trabajo que se realiza. Este tipo de liderazgo puede ser usado en situaciones donde los subordinados son apasionados y gozan de una alta motivación intrínseca. Por otro lado, en ocasiones este tipo de liderazgo permite que las personas más especializadas en su trabajo o que aportan un mayor valor añadido no se vean constreñidas por las formalidades y una excesiva rigidez organizativa y hagan lo que mejor saben hacer. Desventajas Hay que tener en cuenta que no todos los empleados poseen esas características. Este estilo no es apropiado cuando se trabaja con empleados que no poseen las competencias arriba mencionadas. Muchas personas no son buenas a la hora de asignarse sus propios plazos de entrega, gestionarse sus propias tareas y resolver los problemas que puedan ir surgiendo. Dicho de otro modo, tienen un estilo de trabajo mucho más pasivo en el que todo depende de que tengan instrucciones muy específicas y, en situaciones de ambigüedad, no tienen por qué aplicar el sentido común o tienden a trabajar menos a la espera de más información. En estas situaciones, los proyectos o las fechas de entrega pueden no cumplirse cuando los miembros del grupo no son dirigidos correctamente o no se benefician del feedback apropiado.  Muchos estudios parecen demostrar que el tipo de liderazgo laissez-faire puede llevar a una falta de control, un incremento de los costes de la compañía y una productividad pobre, sacrificándolo todo por la posibilidad de tener un buen ambiente de trabajo a corto plazo (a largo plazo los problemas surgidos de la falta de rendimiento hacen mella en el clima organizacional). 2. Liderazgo autocrático El liderazgo autocrático permite que los supervisores tomen decisiones y fijen las directrices sin la participación del grupo. El líder concentra todo el poder y nadie desafía sus decisiones. Es un ejercicio de liderazgo unidireccional, lo único que tienen que hacer los subordinados es obedecer las directrices que marca el líder.  Ventajas Puede ser efectivo en ambientes de trabajo en los que las decisiones necesitan tomarse rápidamente. También parece ser altamente efectivo con empleados que requieren una vigilancia estrecha sobre las actividades, ya que al eliminar la tendencia de los trabajadores a relajarse, puede aumentar la productividad y velocidad en las tareas. Desventajas Las desventajas del líder autocrático son evidentes. No tiene en cuenta la opinión de los trabajadoresy los empleados son simplemente personas que deben acatar órdenes. Algunos empleados pueden sentirse infravalorados y suelen mostrar poco compromiso afectivo hacia la compañía, pudiendo llegar a abandonar la empresa o rendir menos. Es un estilo de liderazgo que, poco a poco, está siendo desterrado de las empresas punteras. 3. Liderazgo democrático Habitualmente llamado liderazgo participativo, este tipo de liderazgo se caracteriza por crear entusiasmo entre los trabajadores al priorizar la participación de todo el grupo. El líder promueve el diálogo entre sus seguidores para tener en cuenta las opiniones del grupo, pero la decisión final la toma el superior.  Ventajas Este tipo de líder se gana al equipo porque los empleados contribuyen en el proceso de decisión. Por tanto, los empleados suelen sentirse como parte de la compañía y de los cambios que puedan producirse en la organización, mejorando su afiliación y compromiso con la empresa, del mismo modo que su productividad y capacidad de innovación. De esta manera, por ejemplo, da más incentivos para quedarse en la organización, por lo que facilita la retención del talento. Desventajas Pese a que existe cierto consenso a la hora de afirmar que este tipo de liderazgo tiene muchas ventajas, algunos investigadores piensan que también tiene sus desventajas. Por ejemplo, muchas veces no se pueden superar los desacuerdos entre dos o más partes del grupo o el camino se hace más lento a la hora de alcanzar una meta, en comparación con otros estilos de liderazgo. Además, este tipo de liderazgo requiere que el líder posea gran habilidad para mantener la motivación y la colaboración de quienes le siguen, así como plena confianza en sí mismo. De lo contrario, el equilibrio de un conjunto de individuos se podría quebrar. . 4. Liderazgo transaccional El liderazgo transaccional se basa en transacciones, es decir, en procesos de intercambio entre los líderes y sus seguidores. Los seguidores reciben premios por su desempeño laboral y el líder se beneficia porque ellos cumplen con las tareas.  Ventajas Es un tipo de liderazgo orientado a los objetivos y, por tanto, los seguidores son motivados con recompensas por los resultados conseguidos. El líder transaccional crea estructuras claras, donde queda bien definido lo que requiere de sus subordinados y las recompensas que van a percibir. Por eso, este tipo de liderazgo se centra en aspectos objetivos y en unidades de análisis fácilmente reconocibles, con las que es relativamente sencillo operar. Desventajas El perfil de seguidor del líder transaccional es un individuo racional, motivado por el dinero y otros beneficios o recompensas, cuyo comportamiento es bastante predecible. Los líderes transaccionales se centran en el presente y son muy buenos para conseguir que la organización funcione sin problemas y con eficiencia. Sin embargo, aunque el liderazgo transaccional implica seguir ciertas reglas y funciona muy bien en momentos de estabilidad, en el mundo cambiante que nos encontramos hoy en día, donde el éxito de las compañías muchas veces depende de los cambios continuos, existen estilos de liderazgo más efectivos. 5. Liderazgo transformacional Los líderes transformadores emplean niveles altos de comunicación para conseguir los objetivos y aportan una visión de cambio que consiguen transmitir a los empleados. Apuestan por generar una visión compartida y transversal acerca de lo que debe ser la empresa en la que se trabaja. Ventajas Este es uno de los tipos de liderazgo que aportan mayor flexibilidad al funcionamiento de las empresas. De esta manera, los líderes que trabajan a partir de esta filosofía motivan y aumentan la productividad y la eficiencia del grupo. Poseen una visión muy amplia del trabajo a realizar, gracias a la cual lideran el cambio dentro de la organización y son capaces de cambiar las expectativas, percepciones y motivaciones del equipo.  Cuando estos líderes y sus seguidores trabajan juntos, llegan a un nivel superior de moral y motivación. La clave está en el impacto que tienen sobre los seguidores, ya que dichos líderes se ganan la confianza, respeto y admiración de los mismos. ¿Desventajas? El liderazgo transformacional, en lugar de analizar y controlar transacciones específicas utilizando reglas, instrucciones e incentivos, se concentra en cualidades intangibles, como la visión, los valores compartidos y las ideas, con el propósito de crear relaciones, de dotar de mayor significado a las actividades independientes y de ofrecer una visión compartida que permita funcionar conjuntamente con los seguidores en el proceso de cambio. Este énfasis en el clima laboral puede llegar a ser contraproducente en situaciones de crisis en las que hay que reaccionar rápidamente a una crisis que puede hacer colapsar a la organización a corto plazo, en cuestión de semanas. Sin embargo, a la vez, no hay muchos contextos en los que sea mejor sacrificar la prosperidad a largo plazo por la obtención de resultados a corto plazo. Eso significa que muchas empresas y organizaciones que vetan la entrada a nuevos líderes basados en el liderazgo transformacional asumen de este modo un alto coste de oportunidad: crecen menos de lo que lo podrían hacer; y esto es algo que en muchos casos ni siquiera son capaces de detectar.