Mario Mantese creció en un pequeño pueblo de Suiza rodeado de montañas y lagos. Desde muy joven fue clarividente y clarisintiente y poseía el don de curar. La música y los libros filosóficos también le fascinaron desde muy temprana edad. A los 13 años, descubre su pasión por el bajo, instrumento que le acompañará intensamente durante este primer período de su vida. Con 20 años, conoció a la banda estadounidense de Soul y Funk Heatwave, que en ese momento estaba de gira en Suiza y tocaba en un club. Buscaban urgentemente a un bajista. Sin vacilar, ni dudar se convirtió en el bajista de este grupo. Viajaron a Alemania y luego a Inglaterra, donde se produce el gran salto a la fama.

Con éxitos como Boogie Nights, Always and Forever, Groove Line y muchos más, conquistaron las listas de éxitos del mundo. Se vendieron más de diez millones de discos y la banda Heatwave llenaba las grandes salas de conciertos de Inglaterra, América y diferentes países.
Cuatro veces fueron nominados al premio Grammy. El punto culminante y más destacado de su carrera fue el concierto en el Madison Square Garden de Nueva York con entradas agotadas. Mas de veinte mil fans aclamaban y celebraban con entusiasmo su música. En ese momento, aún no tenía ni idea del gigantesco y radical cambio que le esperaba en su vida.

Pero allí también estaba esa profunda dimensión espiritual que siempre lo había acompañado. Ya en su juventud, había sido tocado e impregnado por un radiante y misterioso poder que nunca lo abandonó. Se sentía inmerso en un silencio inexplicable “anterior al mundo“, y vivía protegido en él. El gran cambio se produjo tras un trágico incidente en Londres. Varios minutos estuvo clínicamente muerto y en estado de gran gravedad con mucha pérdida de sangre fue trasladado a un hospital de Inglaterra. Después de una operación a corazón abierto que duro varias horas, cayó en un coma profundo.
Durante la experiencia de muerte, vagó conscientemente por mundos y dimensiones oscuras y luminosas impulsado por antiquísimas fuerzas del destino. Esta profunda experiencia transformó toda su existencia. En su primer libro, »Visión de la muerte«, describe de forma impresionante este viaje inconcebiblemente intenso a través de mundos invisibles. Cuando despertó del coma después de cinco semanas, comprendió de inmediato de que estaba ciego, mudo y con un cuerpo completamente paralizado. Este hecho fue ¡un terrible shock!

Pero en su largo viaje en el más allá, que le pareció de mil años, se dio cuenta de repente de que su vida nunca había dependido de su cuerpo físico. En su Ser más íntimo, descubrió formidables poderes espirituales ocultos en el ilimitado universo espiritual, que se le revelaron sin ningún esfuerzo. Gracias a la amplia comprensión de estas corrientes espirituales de luz y su eficacia, pudo liberarse de esta desafortunada situación. Rebosante de salud interna, pero aún lejos de estar restablecido físicamente, los médicos y profesores lo calificaron como un »milagro viviente«.
Después de haber estado ciego durante casi un año, aprendió a mirar hacia dentro. El resplandor de una dimensión intemporal ilimitada se reveló antes sus ojos silenciosos. En los muchos meses que había permanecido en total enmudecimiento, experimentó el precioso poder de la quietud y el silencio. Este silencio, nunca más lo abandonó, su existencia es el silencio. Y como estuvo completamente paralizado durante mucho tiempo, adquirió una paciencia inquebrantable.
En verdad, se ha convertido en un hombre nuevo, dotado de una extraordinaria agudeza de todos los sentidos. Quien lo conoce se siente profundamente conmovido. El contraste entre su cuerpo ligeramente discapacitado y el amor radiante que encarna da testimonio que, aunque vive completamente en este mundo, ya no es de este mundo.

Lleva muchos años activo como Maestro espiritual. En sus encuentros-seminarios en Suiza recibe a personas de todo el mundo, de diferentes etnias, religiones y culturas. Transmite a las personas su sabiduría y sus conocimientos en alemán, inglés y francés. Pero lo que él da a la gente es indescriptible, y va más allá de las palabras. Estas son sus palabras: »Quien en la profundidad de su Ser mira la percepción de la eternidad el inseparable momento de su existencia, descubre la atemporalidad ilimitada y no solo comprende su existencia espiritual, sino también la forma física que es la que percibe y experimenta esto. Uno es más de lo que es capaz de imaginar, pero menos de lo que uno cree y se imagina que es«.
¡Que la paz sea con vosotros!