Crítica de “Vida privada” (“Private Life”), de Tamara Jenkins, con Paul Giamatti y Kathryn Hahn (Netflix)
Publicada el 14-10-2018
Los dilemas morales y las contradicciones íntimas de un matrimonio durante el largo proceso para la fertilización asistida o la adopción son el eje de esta descarnada tragicomedia, que constituye el esperado regreso de la directora de Suburbios de Beverly Hills (1998) y La familia Savage (2007).
Con apenas tres largometrajes en 20 años (a razón de uno por década), Tamara Jenkins es uno de los secretos mejor guardados del cine independiente norteamericano. Ahora, de la mano de Netflix -y tras su presentación en los festivales de Sundance y Nueva York-, está disponible Vida privada, un guión propio que narra las vicisitudes (léase angustias existenciales y económicas) que atraviesan aquellas parejas que no pueden tener hijos de forma natural.
Rachel (Kathryn Hahn) y Richard (Paul Giamatti) son dos intelectuales cuarentones del East Village neoyorquino, cuyo matrimonio bastante armónico entra en una crisis cada vez más profunda ante la obsesión por ser padres. El paso del tiempo, la infertilidad, las propuestas para probar diversos tratamientos médicos (carísimos y con profesionales que se aprovechan de la desesperación de los pacientes), las contradicciones y las inevitables decepciones son descriptas con profundidad, inteligencia, sensibilidad y nula demagogia por una Tamara Jenkins que -sin perder de vista su mirada humanista- es impiadosa a la hora de describir el sistema de salud (privado, claro) y las crecientes heridas que van sufriendo quienes por allí deambulan.
Lo que hace de Vida privada una muy buena película es, sobre todo, la categoría del elenco y la capacidad de Jenkins para darle carnadura a cada uno de los secundarios (aparecen desde John Carroll Lynch hasta Denis O'Hare, pasando por Emily Robinson y Molly Shannon). Es central en el desarrollo del film un tercer personaje, el de Sadie (Kayli Carter), una desencantada joven de 25 años que se obsesiona tanto como la pareja en donarles un óvulo para que Rachel y Richard puedan cumplir con su sueño de ser padres.
La película describe sin edulcorar un plano la odisea de tantas horas en salas de espera, reuniones con médicos oportunistas y manipuladores, maratones de pinchazos y pastillas, desencuentros con amigos y familiares. El film es tan minucioso y desgarrador que, por momentos, se torna incómodo, pero jamás pierde la dimensión humana y suma algunos bienvenidos toques de humor que lo convierten en una exploración llena de empatía sobre los sacrificios de los que una pareja es capaz en la búsqueda de ser padre y madre.
Me mató que no tenga final...
Ellos tienen una cita para finalmente adoptar, ellos están esperando que llegue.
Pero la película pasa sin que la persona llegar. Será que nunca llegó?
hubiera sido mejor que no nos dejaran con esa duda o por lo menos hacer una toma extra de que no llego y ya
Como a la mayoría de quienes han opinado, considero que pudieron haber mejorado ese final.
Yo me quedé por minutos igual, sin saber qué sucedió, si llegó o no a quien esperaban, no sean ingratos y egoístas, ¿qué les cuesta agregarle tantito, una señal de que tuvo un mejor final?
La explicación de Max es perfecta, pero fue hasta que lo leí que le entendí, jajajaja.
Me dedico al periodismo y me recordó algunas bromas que hacen entre colegas, hay ocasiones que a ciertos columnistas les dicen "tuve que leerte varias veces", ¿Te gustó mucho? "No, para poder entenderle".
Insisto, un buen final debe tener un impacto inmediato, como la fotografía, cuando es buena gancha e impacta al instante en que uno la ve.
En fin, una voz en off hubiera estado perfecta con una sola frase contundente, "por primera vez se sentaron uno junto al otro", o como dijo Max, "juntos decidieron probar otra alternativa".
El final fue algo incómodo...para mí el hombre sigue en la búsqueda de un hijo por amor a su mujer ,y ella por amor a su maternidad . la pareja ya está rota ..
Creen que un niño puede restaurar el amor..el vínculo que tuvieron un dia... Cuando el la agarra de la mano intenta una aproximación y ella no hace lo mismo ....solo acepta ...muy triste ese final.
Es la historia de una pareja que se obsesiona con la necesidad de tener un niño( no sin razón, pues ya casi son cuarentones). Y esa obsesión se va destilando a través de toda la trama y generando ansiedad en el espectador. Múltiples pequeños ( o grandes) detalles familiares se engranan en ese devenir. Como en la vida misma : Lo sincero, lo odioso, lo indiferente, lo amargo, lo triste, lo alegre, lo tierno y decoroso y lo miserable también , algunas veces reactivo y quizás entendible pero otras grotesco( como se entreve de algunos médicos de Medicina Privada).
Respecto al final, a mi juicio, no interesa saber si la donante aparece o no, la dialéctica de sus vidas se hace patente, luego de fenecer el supuestamente último intento renace otro, pero esta vez hay un cambio significativo, él se pasa al asiento de ella, es una sumatoria emocional, enfrentaran el problema del mismo lado. Triste pero esperanzador a la vez, nuevamente... como la vida misma.... a veces.
Con respecto al final me parece perfecto.
La película hace un amague en los últimos minutos cuando refiere ?nueve meses después?, y ahí uno por un segundo dice bueno se solucionó todo, Pero no hace falta el final feliz porque simplemente lo seguirán intentando.