Equidad de género: Ponte en mis zapatos
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Luciana Carbajal, Zoe Galea y Natalia Zavaleta.

Transcript

POR: LUCIANA CARBAJAL, ZOE GALEA Y NATALIA ZAVALETA.

Ponte en mis zapatos

¿Qué es la equidad de género?

¿Cómo debe aplicarse?

Su evolución histórica

En nuestro perú

AlgunosEjemplos

Siglo xxi

¿Cómo la fomentamos?

Nuestra opinión

"Igualdad ≠ Equidad"

La igualdad de género es un principio jurídico universal, mientras que la equidad de género introduce además un componente ético, es decir, un conjunto de reglas que llevan a cabo la igualdad sobresaliente entre la intervención del hombre y la mujer en el aspecto organizacional y social, evitando así los estereotipos o discriminación, y para que de alguna forma compense la desigualdad histórica que el género femenino arrastra en cuanto a representación política o mercado laboral, entre otras. Este es un momento en el que todo ser humano tiene derecho de desarrollar sus capacidades personales y poder tomar decisiones sin ningún tipo de limitación.

La equidad debe aplicarse en el género tal como se aplica en otros ámbitos, como por ejemplo en el sistema tributario, donde cada persona paga más o menos en función de lo que tiene.

"No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas" - Mary Wollstonecraft (Inglesa, pionera del feminismo)

El tema de la participación equitativa de mujeres en todos los campos de la vida social ha sido sujeto de múltiples análisis, debates públicos, acciones de protesta, estudios, legislaciones e iniciativas diversas por parte de diferentes actores políticos, sociedad civil y académica, y se han convertido en asunto de Estado, en casi todos los países del mundo. Sin embargo, ese debate ha sido, casi siempre, planteado desde el ángulo jurídico de la igualdad de derechos o desde el social de la equidad de género. Por primera vez se comienza a promover la participación de las mujeres desde el ángulo de la competitividad. Desde la suerte trágica de Olimpia de Gauges, que fue condenada a la guillotina por su lucha a favor de los derechos de las ciudadanas, la flagrante violación de los principios básicos en los que se fundaba la naciente democracia y la condición subordinada en que quedaron las mujeres en la vida pública de la naciente modernidad, fueron enfrentadas por diversos movimientos de mujeres que lograron, país por país, el reconocimiento del voto femenino, la emancipación económica y social, su admisión a las universidades, su incorporación en el ejercicio de las profesiones liberales y científicas y, solo recientemente, su participación en los organismos legislativos, de dirección administrativa y política del Estado. Este proceso duró más de 200 años y en muchos países del mundo está lejos de haberse consolidado. Mientras tanto, los avances alcanzados de participación femenina en la vida política y económica de los países más industrializados han culminado con la práctica paridad femenina en la fuerza de trabajo y, en muchas partes, en la ya mayoritaria admisión y graduación de mujeres en las universidades. Estos avances contrastan, sin embargo, con el lugar extremadamente minoritario de las mujeres en los cuerpos de dirección política, empresarial y académica de todos los países en los que la mujer ya demuestra tener un desempeño académico, laboral y administrativo por lo menos igual al de sus contrapartes masculinas.

Según la Enaho 2018, el salario promedio mensual de una mujer fue de S/1.135, mientras que el de un hombre fue S/1.588. Según estimaciones del IPE, la brecha salarial sería de 30,2%.

La LIO menciona que el Estado Peruano tiene la función de promover y garantizar la igualdad y equidad de oportunidades entre mujeres y hombres, como también tomar las mejores decisiones para alcanzar el objetivo de que todas las personas puedan ejercer sus derechos sin ningún tipo de discriminación. Dicho esto, no se evidencia notablemente que el Estado de nuestro país cumpla con esto, debido a que muchas veces este tema fue ignorado.

El 30% de las mujeres peruanas que viven en localidades rurales no pueden acceder a la escuela secundaria. Solo el 43% de niñas concluyen oportunamente la educación secundaria.El 76% de personas analfabetas en el Perú son mujeres.El 77% de las víctimas de violencia sexual son mujeres menores de edad.

1. Observar a las mujeres en el flujo de talento y promover la diversidad: Una nota de McKinsey denominada "Fomentando las mujeres en liderazgo" promueve visualizar y ubicar a las mujeres dentro de las posiciones de la empresa. 2. Inclusión de hombres: No se puede pensar en un cambio organizacional si no se les incluye. Reducir las brechas de género en posiciones de liderazgo es una tarea tanto para hombres como para mujeres. En eBay, por ejemplo, el vicepresidente tiene la meta de desarrollar a cinco mujeres con alto potencial. Estos esfuerzos han ayudado a que la compañía duplique su cifra de mujeres en posiciones de liderazgo desde el 2010. 3. Flexibilidad y políticas claras: Se reconoce la corresponsabilidad que existe en el hogar y en la crianza. Además, al cambiar estos roles, se modifican los estereotipos sociales que actualmente existen. Lo importante es que hombres y mujeres usen realmente dichos beneficios.

1. Rol de la mujer en material laboral. Su contribución al desarrollo de los hogares, por consiguiente, es altamente significativa. 2. Que la mujer consolide su participación en la fuerza productiva, así como en los espacios de decisión en todos los ámbitos. 3. La importancia de la mujer en tiempos líquidos va más allá de su incorporación al mercado de trabajo y el reconocimiento de sus derechos y capacidades; se requiere de su liderazgo para neutralizar cualquier tipo de decisiones intolerantes y misóginas. 4. La igualdad de derechos y oportunidades económicas para las mujeres.