La ruta de las especias

Vasco da Gama y su peligroso viaje hacia la India por el sur de África

El navegante portugués Vasco de Gama fue el primer europeo en llegar a la India por la ruta que rodea África. La conocida como Ruta de las Especias fue esencial para la expansión colonial y mercantil de Portugal, que se convertiría en una gran potencia naval y comercial a lo largo del siglo XV.

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Comparado por muchos historiadores con navegantes de la talla de Cristóbal Colón o Fernando de Magallanes, el portugués Vasco da Gama ha pasado a la historia por abrir una ruta hacía Asia conocida como la Ruta de las Especias y por ser el fundador de diversas colonias en las costas del continente africano. Después de su primer viaje a la India, Vasco de Gama realizó dos viajes más. En el transcurso de su tercer y último, el navegante murió en Cochin, en el sur del subcontinente, el 24 de diciembre de 1524, a los 60 años de edad, posiblemente a causa de la malaria y siendo en aquel momento virrey de la India.

Una ruta peligrosa

Por aquel entonces, especias como el clavo, el jengibre, la pimienta o la canela eran consideradas muy útiles, y no sólo para conservar los alimentos y dotarlos de sabor, sino también como signo de riqueza y prosperidad. Todos los mercaderes estaban dispuestos a recorrer medio mundo jugándose la vida para traer a Europa esos preciados bienes de la India. Pero aparte de peligrosos, estos viajes eran muy caros: los barcos tenían que pagar impuestos muy elevados en las ciudades donde hacían escala, con lo que el precio final del producto era aún más alto. Pero en 1453 sucedió un acontecimiento que supondría una catástrofe para el comercio europeo. Constantinopla, una ciudad clave en la ruta de las especias, fue conquistada por el sultán Mehmed II, pasando a manos otomanas el control de las rutas hacia la India y la China.

La caída de Constantinopla, capital del Imperio romano de oriente, en 1453 cortó el flujo de las rutas comerciales tradicionales. De ahí que el rey portugués pusiera grandes esfuerzos en crear una nueva forma de llegar a Asia.

La caída de Constantinopla, capital del Imperio romano de oriente, en 1453 cortó el flujo de las rutas comerciales tradicionales. De ahí que el rey portugués pusiera grandes esfuerzos en crear una nueva forma de llegar a Asia.

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Por aquel entonces, especias como el clavo o la canela eran muy útiles, tanto para conservar los alimentos y dotarlos de sabor como para mostrar riqueza y prosperidad.

En vista de los acontecimientos, el rey de Portugal, Manuel I el Afortunado, estaba decidido a encontrar una ruta alternativa que bordeara el continente africano para llegar hasta Oriente. Mandó pues a sus mejores capitanes y marinos a encontrar dicha ruta, pero una y otra vez fracasaban en el intento. La mayoría de barcos y sus tripulaciones no regresaron, víctimas de los piratas y de las tormentas. Flotas enteras se perdían una y otra vez. Fue entonces cuando apareció Vasco da Gama y se ofreció al monarca para guiar una expedición que los llevara hasta la India. Aquel ofrecimiento fue rechazado en un principio por el rey, que conocedor de la dificultad de la empresa no quería perder a uno de sus mejores capitanes. La insistencia de Vasco da Gama fue tal que finalmente Manuel I le permitió hacerse a la mar el sábado 8 de julio de 1497 al mando de cuatro barcos y doscientos hombres.

Vasco da Gama parte hacia la India en 1497 tras haber obtenido el permiso y la financiación del rey Manuel I de Portugal.

Vasco da Gama parte hacia la India en 1497 tras haber obtenido el permiso y la financiación del rey Manuel I de Portugal.

Foto: CC

En busca de las especias

La expedición portuguesa, que debía bordear la costa africana por el cabo de las Tormentas, llamado más tarde cabo de Buena Esperanza, y buscar la ruta hacia la India, zarpó del puerto de Santa Maria de Belém, a orillas del río Tajo, haciendo el mismo recorrido que anteriores expediciones. Adentrándose en el océano Atlántico en dirección sur, las naves de Vasco da Gama siguieron la costa africana a través de la isla de Tenerife y del archipiélago de Cabo Verde hasta alcanzar la costa de la actual Sierra Leona. Desviándose de la ruta habitual, Vasco de Gama giró sus naves hacia el sur, a océano abierto, cruzando la línea del Ecuador y buscando los vientos del oeste del Atlántico Sur. Conocida como la volta do mar, esta maniobra les hizo alcanzar de nuevo la costa de África el 4 de noviembre de 1497. Después de más de tres meses de navegación, y más de 6.000 kilómetros en mar abierto, los expedicionarios llegaron a la isla de Santa Elena, casi en el extremo de África, donde repararon las naves, seriamente dañadas por las tormentas, y se aprovisionaron de víveres y de agua. Durante su estancia en Santa Elena, los portugueses entraron en contacto con unas extrañas tribus que cazaban ballenas con lanzas de madera y tocaban unas exóticas flautas también de madera.

Después de más de tres meses de navegación, y más de 6.000 kilómetros en mar abierto, la expedición llegó a la isla de Santa Elena, casi en el extremo de África, donde repararon las naves, seriamente dañadas por las tormentas.

Según esta imagen del Atlas Miller, confeccionado en Portugal  en 1519 tras el regreso de Vasco de Gama, este era el aspecto de la costa norte de África, la península Arábica y la India.

Según esta imagen del Atlas Miller, confeccionado en Portugal en 1519 tras el regreso de Vasco de Gama, este era el aspecto de la costa norte de África, la península Arábica y la India.

Foto: CordonPress

En el transcurso de la travesía a lo largo de la costa africana, el navegante portugués tuvo que afrontar muchos y graves contratiempos, como sublevaciones entre su tripulación que, cansada de navegar, incluso quiso tirarlo por la borda, fuertes tempestades o una grave epidemia de escorbuto que causó un gran número de bajas entre la tripulación. A su llegada al puerto árabe de Malindi, el sultán ofreció a los expedicionarios los servicios de un experto piloto árabe conocedor de aquellos mares, cuyo conocimiento de los vientos monzónicos le permitió guiarlos con éxito hasta Calicut, en la costa suroeste de la India.

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Un monopolio en peligro

Calicut, en el actual estado indio de Kerala, era uno de los principales puntos del comercio de las especias en la India y estaba sometido al dominio del zamorín, título usado por los regidores del antiguo reino feudal de Calicut, llamado Samutiri Manavikraman Raj. Los mercaderes árabes establecidos en Calicut, viendo amenazado su monopolio, se mostraron hostiles desde el primer momento con el navegante portugués y su tripulación. Vasco da Gama se presentó como servidor de un rey que tenía las mayores riquezas del mundo, pero, desconocedor de las costumbres locales, no llevaba consigo regalos que ofrecer que fueran lo suficientemente valiosos para una cultura tan sofisticada como aquella acostumbrada a negociar con oro, especias, pimienta y telas de percal.

La imagen sobre estas líneas representa a Vasco da Gama entregando la carta del rey Manuel al zamorím de Calicut, en la actual región india de Kerala.

La imagen sobre estas líneas representa a Vasco da Gama entregando la carta del rey Manuel al zamorím de Calicut, en la actual región india de Kerala.

Foto: CordonPress

Los mercaderes árabes establecidos en Calicut, viendo amenazado su monopolio, se mostraron hostiles desde el primer momento con el navegante portugués y su tripulación.

Los esfuerzos de Vasco da Gama por conseguir unas condiciones comerciales que les fueran favorables se complicaron por el bajo valor que los lugareños daban a sus mercancías. De hecho, en comparación con los bienes de lujo que se comercializaban allí, las mercancías ofrecidas por los portugueses no impresionaron al zamorín. Sus representantes se burlaban una y otra vez de las ofertas del portugués y los comerciantes árabes se resistían a cerrar un negocio con él viendo la posibilidad de perder el monopolio comercial establecido hasta aquel momento. Desesperados, los portugueses finalmente vendieron sus productos por debajo del precio de coste para de esta manera poder adquirir pequeñas cantidades de especias y joyas para llevar a Portugal. Finalmente, Vasco da Gama logró llegar a algunos acuerdos comerciales con el reino de Calicut y obtuvo una carta escrita en hoja de palma por el propio zamorín dirigida al rey de Portugal. En ella, el monarca indio ofrecía al rey Manuel I canela, pimienta, clavo, jengibre y piedras preciosas a cambio de oro, plata, coral y telas purpúreas.

Recibido como un héroe

Vasco da Gama comenzó su viaje de regreso el 29 de agosto de 1498. Durante la travesía sufrió el ataque de unos indígenas y más tarde del propio zamorín, que abordó la flota con ocho de sus naves, aunque al final fue derrotado. En el penoso viaje de regreso a Europa, la tripulación de uno de los buques, el San Rafael, se vio forzada a abandonar el barco debido a los serios desperfectos sufridos en el transcurso de una violenta tormenta y tuvo que desembarcar en la isla Terceira de las Azores, donde Vasco da Gama enterró a su hermano Paulo, muy enfermo desde su partida de Calicut. Nicolau Coelho, uno de los navegantes, se adelantó al resto de la expedición y fondeó en Lisboa el 10 de julio de 1499, siendo el primero en poner al país al corriente de su prodigioso viaje. Vasco da Gama, agotado física y psicológicamente (la muerte de su hermano le afectó profundamente), y acompañado de cincuenta y cinco supervivientes, llegó a Lisboa entre los días 8 y 9 de septiembre de 1499, donde fue recibido por el rey Manuel I que le concedió una renta de 300.000 reales, el título de almirante del Mar de las Indias y una carta de libertad absoluta para comerciar por su cuenta.

El rey Manuel de Portugal recibe a Vasco de Gama en su primera llegada tras el viaje a la India entre el 8 y el 9 de septiembre en Lisboa. En reconocimiento por su labor, el monarca otorgó al navegante una renta de 300.000 reales y el título de almirante del Mar de las Indias.

El rey Manuel de Portugal recibe a Vasco de Gama en su primera llegada tras el viaje a la India entre el 8 y el 9 de septiembre en Lisboa. En reconocimiento por su labor, el monarca otorgó al navegante una renta de 300.000 reales y el título de almirante del Mar de las Indias.

Foto: CordonPress

Vasco da Gama, agotado física y psicológicamente, y acompañado de 55 supervivientes, llegó a Lisboa entre los días 8 y 9 de septiembre de 1499.

El recién nombrado almirante llegó a realizar otros dos viajes al continente indio para defender el monopolio portugués del comercio de especias. En 1502, al mando de veinte navíos, logró apoderarse de Quiloa y Sofala, en Mozambique, acabando con sus rivales árabes y consolidando el poder marítimo portugués en el litoral índico mediante el establecimiento de la primera factoría portuguesa en Asia. En 1519, el rey Manuel I otorgó a Vasco da Gama el título de conde de Vidigueira, y el duque de Braganza, Jaime I, le cedió las villas de Vidigueira y Vila de Frades, con lo que se convirtió, así, en el primero en ostentar el titulo de conde sin tener una ascendencia aristocrática. Vasco da Gama fue nombrado virrey de la India en 1524, cuando realizó su tercer y último viaje con el objetivo de frenar la corrupción originada por las mismas autoridades portuguesas, especialmente el virrey Duarte de Meneses, a quien sustituiría. Tras su muerte, los restos del famoso navegante portugués fueron enterrados en la iglesia de San Francisco, en Cochin, donde murió, y posteriormente fueron llevados al convento carmelita de Quinta do Carmo, en Portugal. Allí permanecieron hasta 1880, cuando fueron trasladados a su destino final, el Monasterio de los Jerónimos de Belém, en Lisboa, construido con los primeros beneficios del comercio de especias que el gran navegante tanto se esforzó en fomentar.

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