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El prado de las estrellas

El prado de las estrellas

El prado de las estrellas
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2008
  • Dirección: Mario Camus
Dirección: Mario Camus
Intérpretes: Álvaro de Luna, Marián Aguilera, Rodolfo Sancho, Óscar Abad, Mary González, Antonio de la Torre, José Manuel Cervino, Manuel Alexandre, Ana Duato, Sancho Gracia, Antonio Valero.
Guión: Mario Camus
Música: Sebastián Mariné
Fotografía: Hans Burman
Distribuye en Cine: Manga Films
Duración: 114 min.
Género: Drama

Nacimiento de un ciclista 

    Vigésimo séptimo trabajo del cineasta santanderino Mario Camus, que a lo largo de su trayectoria ha adaptado grandes clásicos (La colmena, Los santos inocentes) y ha indagado en la historia inmediata de España (Sombras en una batalla). Este drama intimista va en la línea de El color de las nubes, una de sus mejores películas recientes. 

    Encadena los pasos de varios personajes, alrededor de la figura de Alfonso, un jubilado interpretado por Álvaro de Luna, que acude a un asilo de ancianos de un pueblo de Cantabría, para visitar a Nanda, una antigua amiga de su madre. Ésta pretende venderle por un precio simbólico el Prado de las Estrellas, porque recuerda que él lo plasmó en un dibujo cuando era niño. 

    Mientras, Luisa, una de las enfermeras de la residencia, inicia una amistad con un tipo dedicado a la reparación de motos. Alfonso se fija en el talento sobre la bicicleta del jovencísimo Martín Sedano, hermano de Luisa. Decide proponerle que se convierta en profesional con su ayuda, para lo que recurrirá a un entrenador y a un profesor particular, con el fin de que no descuide sus estudios. 

    Juega en contra del film el hecho de que la estructura parezca demasiado caprichosa. Y el ritmo se ralentiza, sobre todo cuando se detiene en una carrera ciclista –la primera– en la que no se entiende demasiado lo que está ocurriendo. Por su parte, el reparto es irregular, pues aunque algunos veteranos cumplen con oficio, como De Luna o José Manuel Cervino, otros no resultan creíbles, sobre todo el jovencísimo Óscar Abad, reclutado por Camus porque al parecer es ciclista de verdad, pero no actor. 

    El film se abre con unos versos sacados de un poema de T.S. Elliot: “La única sabiduría que podemos esperar adquirir es la sabiduría de la humildad”. En cierto modo son la clave para desentrañar lo que Camus quiere contar, pues la humildad es el tema que comparten las diversas subtramas: humildad para intentar vencer a los contrincantes en el deporte con clase y estilo, sin humillarles, y para enfrentarse también a los rivales en la vida, como los hijos de Nanda, que con métodos sucios pretenderán arrebatar el prado a Alfonso. 

    Describe Camus la actualidad de su tierra, una Cantabria que da lugar a planos evocadores y que, como se refleja en la cinta, ha relegado casi al olvido la agricultura y la ganadería tradicionales. Y se centra en algún tema de actualidad, que parece tenerle preocupado, como la soledad de los ancianos, la especulación inmobiliaria, el ciclismo –un deporte que Camus admira y sobre el que ahora mismo pesa la gran sombra del dopaje y el juego sucio-. 

    También concede parte del metraje a reivindicar el valor de la formación, que últimamente parece denostada por algún que otro sector de la sociedad, con impagables consejos del profesor, al que todos toman por loco, a su alumno: “Entrena, estudia y vive” y “No veas la televisión porque cretiniza”. 

    Buena fotografía para conocer Cantabria, con un guión costumbrista sin grandes pretensiones, y un reparto irregular de actores. Sin inconvenientes (Decine221 / Almudí JPG-JD)

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