Críticas de El rostro de un ángel (2014) - FilmAffinity
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El rostro de un ángel

Intriga. Drama Una periodista y un director de documentales investigan un crimen cometido en Perugia (Italia). La protagonista es Amanda Knox, la estudiante norteamericana que fue acusada de asesinar a una compañera de piso con la complicidad de su novio italiano y un amigo de Costa de Marfil. (FILMAFFINITY)

Estreno en USA: junio 2015.
Estreno en España: octubre 2015.
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
13 de mayo de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos besos, dos visiones, 2 opiniones... Esta película no me dejó indiferente, pero me produce cierto desasosiego no saber como definirla. Por un lado me gusta que se indague en el proceso creativo y en la naturaleza del ser humano, pero por otro me resulta muy pretencioso pretender no contar nada y a la vez contarlo todo con diálogos insípidos, como intuyendo que yo como espectador no soy muy inteligente.
Toma, primero te dejo que reflexiones pero te lo mastico para que luego no lo puedas tragar.
Le doy un 5, con todas las películas que vagan por el mundo hoy en día no merece menos. Una cosa está clara, en Italia, son muy besucones.
Ciao Belos
SeñorWhite
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11 de mayo de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No lo sabía pero resulta que la presente "El rostro de un ángel" es una reconstrucción calcada pero cambiando los nombres y la ciudad, Siena por Perugia, de un caso real ocurrido en el 2007 y que causó mucho revuelo por su combinación de muerte, sexo, drogas y una supuesta culpable como muy fotogénica. Estamos hablando de la estudiante británica Meredith Kercher asesinada en teoría por la norteamericana Amanda Knox, su compañera de piso. Pero después de dar más vueltas que una noria, entre declaraciones cambiantes y confusas y pruebas que aparecen y desaparecen, sirven o no valen para nada, que nos han llevado por varias condenas, absoluciones y revisiones de los tribunales italianos, Amanda Knox y su entonces novio, Raffaele Sollecito han acabado siendo declarados inocentes. El único condenado es Rudy Hermann Guede pero como cómplice. ¿Pero de quién? De nadie, ya que Amanda y Raffaele han quedado como inocentes. Es un crimen que nadie cometió en tanto que sigue sin haber condenados y dudo que se acabe sabiendo quién o quiénes lo hicieron.

Como véis, el caso es de lo más atrayente pero por lo que parece a Michael Winterbottom no le interesa gran cosa. En total dedicará como cinco minutos a este brutal homicidio. En realidad, la película no va sobre esto sino, como alguien dice por aquí, de un director de cine que se encuentra en horas bajas. Pero también de lo crueles y sensacionalistas que pueden llegar a ser los medios de comunicación, de la imposibilidad de conocer la verdad, de lo que un hombre divorciado quiere a su hija, de que hay que pasar página y seguir adelante, de lo pintoresca que es Siena, de homenajear a Meredith Kercher, de que el amor puede llegar en cualquier momento, de lo interesante que es la obra de Dante, de los viajes tan raros que te puede producir la droga. En serie, es un trabajo que desvaría tanto que llegan a salir una especie de dinosaurios alucinógenos que devoran humanos. En resumen, la película falla porque su punto de partida es totalmente equivocado. En vez de centrarse en el crimen, sus continuos hilos argumentales la acaban convirtiendo en un batiburrillo desatinado e irrelevante.
Reaccionario
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26 de mayo de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconcertante película en la forma y algo cobarde en el fondo, de las que no dejan que la realidad les estropee una buena noticia. “El rostro de un ángel” nos lleva al mediático juicio que conmocionó Italia en la primera década del siglo: el rocambolesco asesinato de una joven inglesa de Erasmus en Peruggia supuestamente a manos de su compañera de cuarto americana (Amanda Knox) y su novio junto a un señor africano del que nunca llegué a entender qué pintaba en la historia. En España la cosa pasó bastante desapercibida, aunque varios periódicos sí dedicaron algo de atención a los mejores momentos de una forma, recuerdo, bastante aséptica y profesional (el ser un suceso extranjero les permitió abordarlo con neutralidad y sin el barniz ideológico que caraceteriza al periodismos nacional contemporáneo).

El proceso pasó por dos partes. En la primera, un homicidio aparentemente rutinario (Italia no es precisamente Villaconcordia) se viralizó al atraer inexplicablemente la atención de una prensa ávida de morbo, obligando a Policía y Fiscalía, por ambición de notoriedad o pura supervivencia, a buscar un culpable como fuese. Con muchas reservas legales, los sospechosos fueron condenados en medio del júbilo nacional, que siguió el proceso como si fuese un evento deportivo con hinchadas a favor y en contra (principalmente lo primero). Cuando la cosa se enfrió, ya con más perspectiva, mucha presión desde EEUU y ánimos más calmados, la apelación revisó con más detenimiento las pruebas, absolviendo a los condenados, con igual júbilo por parte de una opinión pública que fue cambiando de bando progresivamente. El que quiera conocer más detalle de la solución del caso, es fácil de ver en Wikipedia.

Así las cosas, la verdad es que el caso Knox tiene tantas aristas y tantos posibles enfoques que da tranquilamente para una o varias películas. El más socorrido hubiese sido la reconstrucción del asesinato y los juicios, el típico docudrama de detectives y abogados. Tampoco tendrían mala pinta planteamientos sobre lo injusto del sistema judicial, las penurias de estar preso lejos de tu hogar o lo rápido que desaparece el amor cuando entra la policía en escena. Sea cual sea, la presencia a los mandos de un profesional como Winterbotton, más descriptivo que pasional, parecería de entrada una elección lógica para llevar a la pantalla una historia con numerosos puntos de vista que requiere notables dotes narrativas para contar todo lo que quiere contar y no dejarse nada por el camino que el espectador necesita para valorar el asunto con conocimiento de causa. Y, en principio, todo parece indicar que Winterbotton va a llevar la película por el camino esperado: presentarnos el caso a través de los ojos de una periodista y un director de cine que se acercan al proceso para documentarlo.

Pero aunque el minimalismo escénico general y una oscura fotografía que saca el lado más tétrico de la Italia profunda dotan inicialmente a la producción de la habitual contención y sobriedad que caracteriza al realizador, la película no tarda en descontrolarse. Mucho. Por completo. A Winterbotton se le da por introducir una derivada tan extravagante como difícil de explicar: el supuesto director (Daniel Brühl) no va a ser un punto de vista, sino que es un atormentado y un drogadicto que lleva la narración a un extraño viaje por unos supuestos miedos e inquietudes que se entrelazan con los hechos principales distorsionándolos y diluyendo la historia principal en un sinsentido personalista de difícil digestión. La confusión se apodera de la historia, presumiblemente, para dotar de protagonismo a la indescifrable Cara Delavigne y aprovechar su enigmático rostro llevando lo que debiera ser una reconstrucción a un mundo de convenientes elucubraciones para hacer la historia más atractivo, aunque se pierda rigor por el camino.

Delavigne, personalmente, siempre me ha parecido una modelo con bastante desparpajo en pantalla cuando se mete a actriz, pero nunca me ha terminado de convencer; siempre a su aire, aprovechando sus privilegiadas facciones para llevar sus personajes hacia sí misma, más que ir ella hacia sus personajes mientras el público se deja engatusar por sus miradas y no presta atención a su interpretación. En “El rostro de un ángel”, Delavigne impregna su papel de Amanda Knox de una exótica languidez, haciéndola parecer una zumbada capaz de cualquier cosa, una femme fatal envidiosa que atrapa a los hombres para que hagan su voluntad, lo cual estaría muy bien en cualquier otra película que NO estuvises basada en hechos reales. El guion parece escrito por los fiscales que forzaron las pruebas y las confesiones para obtener el veredicto inicial de culpabilidad y está convenientemente sesgado para hacer parecer culpable a Knox y blanquear el discutible comportamiento de investigadores y medios de comunicación… obviando todos los errores que salieron en la apelación (por no hablar de que para entonces la auténtica verdad ya había salido a la luz muchos años atrás).

Impropia de Winterbotton. Desinforma con el único fin de querer ser más morbosamente interesante y encima está mal contada. Pufo.
OsitoF
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11 de diciembre de 2023
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A ver, señor Wnterbottom: ¿qué quiere narrar con esta película? ¿Qué quiere mostrarnos? ¿Estamos ante una película denuncia? ¿Es una película de investigación? ¿Es... ? Y ya no sé cuantas preguntas más me hice mientras visionaba esta producción. Porque el mensaje, el guión, las intenciones, ¡todo!, es tan huero como pretencioso. Realmente es un lío tan grande que ni siquiera el experimentado director Michael Winterbottom (Wonderland) sabe por donde ir en esta vacía cinta, más desangelada que el ausente ángel que da título a la función. Además, se llena de incongruencias tan pronto como el protagonista comienza a buscar pesquisas, si a esto se le puede llamar buscar pesquisas, sobre el famoso caso de la estudiante americana asesinada hace unos años en Italia. He de reconocer que empieza bien, pero cuando pasan los minutos el trabajo inicial se va autodestruyendo y nos deja con una trama simplona, personajes más perdidos que el "barco del arroz" (algunos hasta sobran y no sabemos qué pintan ahí), alguna escena estilo Terrence Malick pero con peor música y un final inocuo. Es tal, que cuando llega el feliz momento de los títulos de créditos uno se pregunta al final que el señor Winterbottom no le ha contado nada. Bueno, se ve la crisis creativa del protagonista. Quizás este sea el resumen más acertado de una cinta que por suerte no llega a los 100 minutos.

En cuanto al reparto, la irregularidad de las interpretaciones va acorde con la calidad del relato. Daniel Brühl (Eva) no es que sea un actor de registros amplios, pero aquí parece que simplemente se deja llevar por la monótona historia y no aporta mucho. Tampoco lo mejora la partenaire Kate Beckinsale (Underworld) como una especie de femme fatale que aparenta que tenía pocas ganas de trabajar en esta producción. Y después está Cara Delevingne (Ciudades de Papel) con el personaje que poco o nada importa en el desarrollo de la trama. No sabemos cómo, pero está ahí. Aparece un rato y se va y después vuelve a salir, pero sin ser importante para la historia, con gesto mohíno casi todo el tiempo. No hay tampoco ningún tipo de empatía hacia el reparto principal porque parece que ningunean el drama del caso que "investigan". Esto provoca que sea superflua, vana y sin alma.

El señor Winterbottom se estrella con este experimento que no llega a ningún sitio, dubitativo y sin alma, el ángel lo dejó en casa antes de partir a Italia.
Siferval
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