Black Summer (2019), de John Hyams

Con el verano ha llegado una inexplicable invasión de muertos vivientes que causan estragos entre la población. Todos trata de ponerse a salvo, muchos no dudan en mentir o robar para poner tierra de por medio. Rose pierde a su marido, mordido por una de las criaturas, que acaba convirtiéndose en una de ellas, así que trata de reunirse con su hija, de la que el matrimonio se separó cuando ésta fue enviada a un campamento en teoría seguro en un camión militar.

John Hyams y Karl Schaefer, que estuvieron al frente de Z Nation, han concebido para Netflix otra serie, en teoría una precuela de aquélla. Pero resulta llamativo que hayan prescindido de su abundante humor, una de las señas de identidad más celebradas, sobre todo cuando el tono se volvía surrealista, por ejemplo cuando aparecía el creador de Juego de tronos, George R.R. Martin, recluido en un museo de celebridades convertidas en zombies. Aquí predomina la acción, con gran parte de los capítulos de la primera temporada mostrando a personajes que huyen a toda prisa de monstruos que no son lentos, como los de La noche de los muertos vivientes, sino que corren a toda pastilla, como en la escalofriante 28 días después. A veces también se consigue cierta tensión dramática, como cuando un desconocido trata de convencer a una señora de que le deje meterse en su coche, en el primer capítulo, o la posterior entrada en la escuela abandonada.

En cuanto a los actores, sobresalen en un reparto muy coral Jaime King (Ocean’s 8), que da vida a Rose, y Christine Lee (Colossal), como una coreana que no sabe comunicarse en inglés, en busca de su madre. Se echan de menos algunos detalles más sobre los personajes, así se podría empatizar más con ellos cuando tratan de sobrevivir. También que hubiera algún elemento un poco más original, porque se ha sobreexplotado la temática tanto que todo parece haber sido ya visto.