Crítica de El último viaje del Demeter (2023) | Reseña y Opinión

Crítica de El último viaje del Demeter (Drácula: mar de sangre) (2023) reseña y opinión

Puntuación ⭐✪✪✪✪ (1/5)

Crítica de Cristian Pestana

Drácula: mar de sangre en Latinoamérica o El último viaje del Demeter es una cinta dirigida por André Øvredal, cineasta noruego conocido por su trayectoria en el cine de fantasía y terror con las producciones Trollhunter (2010), La Autopsia de Jane Doe (2016), Historias de Miedo para contar en la oscuridad (2019) y Mortal (2020).

El estilo cinematográfico de Øvredal se caracteriza por usar los tropos de los géneros cinematográficos retratados para ofrecer un entretenimiento de altura y una experiencia estremecedora para los fanáticos del terror en todas sus vertientes. Desde el folk horror combinado con found footage de Trollhunter, hasta el terror sobrenatural de Jane Doe e Historias de Miedo, Øvredal ha desarrollado un universo variopinto de criaturas y entidades malévolas que intriga por su alcance pero no siempre se traduce en un éxito, como es el caso de la película que nos ocupa.

El último viaje del Demeter es la apuesta gótica de Øvredal para causar escalofríos en los espectadores, valiéndose de revivir a uno de los personajes más famosos de la literatura y el cine de terror como lo es el Conde Drácula, referente por excelencia de las historias sobre vampiros. Con una puesta en escena austera y un elenco reducido, ¿Es un éxito esta aventura marítima del icónico personaje?

El último viaje del Demeter

Póster de Drácula: mar de sangre

Basado en un solo capítulo, el Captain’s Log, de la clásica novela Drácula de 1897 de Bram Stoker, la historia se desarrolla a bordo de la goleta rusa Demeter, que fue fletada para transportar carga privada (veinticuatro cajas de madera sin marcar) desde Carpatia a Londres. La película detallará los extraños eventos que acontecieron a la tripulación condenada mientras intentan sobrevivir al viaje por el océano, acechados cada noche por una aterradora presencia a bordo del barco. Cuando finalmente llegó cerca del puerto de Whitby, estaba totalmente en ruinas. No había rastro de la tripulación.

Lo que pudo ser una de las grandes sorpresas del año termina por convertirse en un festival de sustos vacíos y sangre a borbotones que no aporta nada nuevo a la mitología del personaje titular y sufre de una mala ejecución de su planteamiento central, lo que le impide llevar a buen puerto el resultado final.

Tráiler de El último viaje del Demeter (2023)

El guion corre a cargo de Bragi Schut Jr. y Zak Olkewicz que adaptan con dificultad el capítulo antes mencionado, deviniendo en una serie de fallos que le restan solidez a la propuesta argumental. El prólogo de la historia es prometedor, con una secuencia nocturna que establece los hechos y reproduce con fidelidad lo narrado en el material base, además de la construcción de una atmósfera llena de tensión que anuncia la llegada del mal con efectividad. Pero, una vez que termina la presentación de los personajes centrales y la acción se afinca en el Demeter, comienzan los problemas. La estructura narrativa adopta la forma de un cuento gótico combinado con un slasher cruento donde Drácula es el asesino oculto entre las sombras que acecha a sus potenciales víctimas como una suerte de cazador furtivo para luego ir eliminándolas una por una, lo que convierte el tramo central de la historia en una serie de asesinatos sin mucho más que ofrecer con un incipiente entramado científico que no se explora de manera sustanciosa y un desarrollo de personajes superficial que deja mucho que desear.

Además, el constante juego del gato y el ratón entre el vampiro y los pasajeros del Demeter adquiere un cariz repetitivo que se vuelve tedioso y lleva la historia a un terreno farragoso del que no consigue salir en ningún momento. La exploración de la figura de Drácula tampoco funciona del todo con explicaciones vagas de la mitología alrededor del personaje y un gran número de incoherencias en la lógica interna de la cinta. Para su tramo final, la sangre y las confrontaciones se suceden a un ritmo frenético que pone en evidencia los errores más notables de una narración carente de alma. El indicio de una posible secuela y una revelación final interesante no consiguen salvar a la propuesta.

El reparto de El último viaje del Demeter hace su mejor esfuerzo pero no consiguen sacar adelante a los personajes de cartón que les toca interpretar. Corey Hawkins y Aisling Franciosi son buenos intérpretes que le aportan algo de sofisticación a la cinta pero poseen diálogos absurdos que le restan potencia a sus trabajos. También es lamentable lo desaprovechado que está el gran Javier Botet como el personaje titular con una presencia fugaz en casi todas sus apariciones y sin ningún elemento diferenciador que lo haga destacar en comparación a otras versiones del vampiro.

En el apartado técnico, El último viaje del Demeter tampoco sorprende. Su mejor baza es el diseño de producción, donde el Demeter destaca como una construcción imponente, con sus numerosos pasadizos llenos de pequeños detalles y la amplia cubierta donde se desarrollan muchos de los tenebrosos acontecimientos de la historia, además de la atmosférica recreación de las calles de Londres en su epílogo que recuerda a las cintas clásicas de monstruos.

En contraste, la fotografía de Tom Stern no está a la altura del trabajo de diseño con una propuesta que pretende usar la oscuridad y las sombras como aliados para enervar a los espectadores, pero en muchas ocasiones cae en el feísmo visual y no logra sacar partido de las atractivas locaciones de la producción. La música de Bear McCreary trata de crear una atmósfera de tensión a través de composiciones elegiacas y cánticos inquietantes pero se siente sobre utilizada e invasiva, además de hacer que algunas situaciones clave se vuelvan absurdas y melodramáticas. Un mal uso del soundtrack que le pasa factura a la labor de McCreary.

El maquillaje y el CGI que dan vida a Drácula supone otro problema grave que lastra la producción. Los prostéticos y el traje especial que utiliza Botet tienen un aspecto de baratillo más propio de una cinta producida por The Asylum que un trabajo de Universal y eliminan cualquier posibilidad de que la criatura resulte aterradora y características particulares como sus dientes y ojos que deberían causar pavor terminan por generar el efecto contrario y se asemejan más a un disfraz de Halloween que a una creación cinematográfica. La dirección de Øvredal no tiene el pulso necesario para sacar partido a las secuencias de terror, las cuales tienen un acabado genérico y se apoyan demasiado en los sobresaltos y el abuso de sonido para generar escalofríos. Una oportunidad desperdiciada.

En conclusión, El último viaje del Demeter es una producción decepcionante donde nada parece funcionar y el ícono de la literatura es un accesorio mal desarrollado que no intimida ni tiene el tiempo en pantalla suficiente para dejar una impresión memorable. Una propuesta que naufraga estrepitosamente y se posiciona entre lo peor del año.

Ficha técnica:

The Last Voyage of the Demeter (2023)

  • Estados Unidos
  • Duración 118 min.
  • Dirección: André Øvredal
  • Guion: Bragi F. Schut, Zak Olkewicz. Novela: Bram Stoker
  • Música: Bear McCreary
  • Dirección de fotografía: Roman Osin, Tom Stern
  • Productora: Amblin Partners, Phoenix Pictures, New Republic Pictures, Viola Film, Latina Pictures, Universal Pictures. Distribuidora: Universal Pictures
  • Género: Terror

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