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¿Qué dice la forma y el color del popó sobre su salud?
No es un chiste: es una de las mejores maneras de vigilar que el interior de su cuerpo esté en orden.
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fotos sstock
17 de febrero de 2016
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Cada vez que su esposo iba al baño, ella le gritaba: “¡No vacíes el sanitario, Féder! ¡No lo vacíes!”. Y cuando salía, estaba parada junto a la puerta, presta a ingresar al pequeño cuarto a mirar la deposición. Solo después de observarla por unos momentos, con la detenida atención de quien estudia una obra de arte, ella misma vaciaba el agua.
Tantos locos en el mundo, qué importa uno más. Pensaba cuando me correspondía ser testigo de tal escena. Pero la intriga pudo más que la prudencia: le indagué por esa actitud excéntrica.
Me contó que era estítica, que para ella el baño era una tortura y, a veces, cuando tardaba más de dos semanas sin que funcionara su sistema digestivo, llegaba para ella la tragedia. Debía acudir al médico y, con ayuda de aparatos en los que no faltaban mangueras transparentes, le ayudaba a sacar las heces de su organismo.
No quise imaginarlo.
—Por eso, para mí es emocionante ver el popó de Federico o el de mi niña —explicó Claudia—. Casi me salen lágrimas de ternura... y de envidia.
Sin duda, el conocido refrán “Dime lo que defecas y te diré cómo va tu salud”, ¡no lo han oído!, es cierto.
El médico Emilio Restrepo Baena me habló de estos asuntos mientras caminaba por pasillos del Hospital de Envigado, como acostumbran a hacerlo los médicos: sin detenerse.
—Varios temas llaman la atención de los médicos en las deposiciones. Los cambios de color, forma, consistencia y color son algunos de ellos.
Habló de heces duras, resecas, blandas, acuosas, negras, rojo sangre, blanco arcilla, en forma de cintas y de otras que hieden más que otras.
Paremos aquí, pensé. Abandonemos a Claudia a su suerte con ese trauma, y a Emilio con sus diagnósticos. Basta de hablar de temas de nuestra cotidiana animalidad, que resultan escatológicos casi con nombrarlos. No sé a ustedes, pero a mí ya todo me huele a mierda.
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