Roger Corman: el coloso de bajo presupuesto cuya estatua será una B mayúscula
domingo. 09.06.2024
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Roger Corman en 1967. (Wikipedia)

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Celín Cebrián | @Celn4

Normalmente, las leyendas son buenas para definir el carácter de una persona. Concretamente, la leyenda de Roger Corman lo que viene a decir es que podía acordar la producción de una película desde un teléfono público y rodarla íntegramente dentro de la cabina.


¿Qué tienen en común Martin Scorsese, Robert de Niro, Francis Ford Coppola. Jack Nicholson y Jonathan Denme? Que todos ellos se iniciaron al lado de Roger Corman, un director que nunca perdió ni un centavo haciendo cine.

Hacía películas muy revolucionarias e iconoclastas para la época. Nació en Detroit en 1926. Produjo más de trescientas películas y dirigió medio centenar de ellas. Murió el 9 de mayo y contaba con 98 años. Será recordado por muchísimas cosas, pero sobre todo por ser el director de “La pequeña tienda de los horrores” y “La caída de la casa Usher”.

Scorsese: Es un artista, porque, aunque no se lo tomaba en serio, ha sabido alimentar a generaciones e inspirar a talentos

El método de trabajo consistía en un planteamiento muy condensado, escaso presupuesto y una semana de rodaje. Cuando Scorsese se refería a su experiencia con Corman, decía:

ꟷ”Yo tenía 28 años y acababa de realizar “Alguien golpea mi puerta (1968), bajo los auspicios de la Universidad de Nueva York, donde no se enseñaba cinematografía. Sólo aprendías a admirar Fresas salvajes (Ingmar Berman, 1957). El sueco tenía una capilla con velitas. Así que cuando conocí a Roger lo primero que me dijo es que le había encantado mi película y me pidió que hiciera la segunda parte de Mamá sangrienta. Yo pensaba que sería una persona huraña y grosera. En cambio, me encontré a un sujeto amable y refinado, y a la vez un jefe decidido, severo y capaz de explicar las tácticas. Y me dijo: ꟷMartin, lo que tienes que conseguir es un primer rollo bueno porque la gente quiere enterarse de lo que pasa y luego urdir el último para que esa misma gente vea cómo termina historia. Lo demás importa poco”. Quizás sea el razonamiento más sabio de todos los que hasta el momento le habían dado. Es un artista, porque, aunque no se lo tomaba en serio, ha sabido alimentar a generaciones e inspirar a talentos. Esa manera de trabajar, la utilicé en La última tentación de Cristo”.

En 1971 creó su propia empresa, la New World Pictures, y era más que evidente que vio el terror y la ciencia ficción como géneros con los que se podrían construir intensas resoluciones técnicas que serían sencillas de factura y muy rentables. Pero su finalidad no era solo esa, como ha quedado demostrado en su filmografía, ya que le interesaba explorar facetas del ser humano, sus miedos interiores, los fantasmas que conviven en nuestras mentes, esos secretos que portan fuerzas desconocidas y que van haciendo mella en nosotros.

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Roger Corman con el actor Vincet Price.

También le preocupaba lo caótico y la miseria. Le gustaba utilizar planos cercanos, de algún gesto, de los ojos, del rictus de los personajes, hasta el punto que pareciera como si quisiera entrar en ellos porque hay algo maligno que, al final, los destruirá. Fue un experto en dosificar los estados de catástrofe, donde el sonido jugaba un papel muy importante: efectos de la naturaleza, rayos, truenos…, acentuando lo dramático, lo tenebroso… Todo esto le sirvió para adaptar algunos relatos de Poe, a lo que sumar elementos narrativos en juego con las fuerzas mágicas, con el subconsciente, provenientes de disturbios espirituales o morales…

Para algunos es el realizador de cine de clase B como si eso fuera un menosprecio; para sus fans, sean de las latitudes que sean, Roger Corman fue un realizador de culto

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Sin embargo, a pesar de su vasta obra, como productor, director, guionista…, no fue hasta 1983 cuando recibiera su Oscar honorífico. Para algunos es el realizador de cine de clase B como si eso fuera un menosprecio; para sus fans, sean de las latitudes que sean, Roger Corman fue un realizador de culto.

El que opina de cine, por lo general, basa su criterio en tres o cuatro topicazos. Pero esto en el caso que nos ocupa no sirve. En cuanto alguien cita sus producciones de tercera fila, salta la caricatura: "Corman es como Ed Wood, pero con más suerte”, “Corman es un sinvergüenza, como los de la Cannon”, o “Corman era ese que rodaba tres películas en el mismo decorado”. Toda esta retahíla de improperios tal vez valdría en otro caso, pero, en el que nos ocupa, solo cabe decir o añadir, y sin exagerar, que el cine del último medio siglo no sería el mismo sin Roger Corman, que no sólo fue un prodigio de productor y un gran educador de jóvenes, sino un director bastante sólido, un guionista eficaz y un modélico empresario.

Pasó por Madrid y dijo:

ꟷ”Empecé a producir porque me había cansado de dirigir. Ha habido otros colegas que han seguido mi camino, como, por ejemplo, Francis Ford Coppola, uno de los mejores realizadores del mundo pero de los peores hombres de negocios que he visto en mi vida”. Diez años después (1993), en su segunda visita a España, en el cine Doré, dijo, entre otras cosas:

ꟷ”La crítica de mi país no me valora, a diferencia de la loa que pasa en Europa. El mundo de hoy es mucho más violento y las películas reflejan esa violencia. El horror psicológico visto en la película Noto of this Earth, de 1957 resulta casi naif en comparación con los artefactos gore a los que estábamos acostumbrados en mi época”.

Su mente autodidacta comenzó a brillar con cintas como “Monster from the Ocean Floor” (1954), “The Fast and the Furious” (1954) o “The Little Shop of Horrors” (1960). Como dice David Villanueva, “no disponía de los medios de los grandes estudios, pero su mirada artesanal, desvergonzada, tiernamente cutre y totalmente rendida al entretenimiento encontró un filón en unos jóvenes estadounidenses de la posguerra que buscaban en las salas una experiencia salvaje y transgresora no apta para sus padres. Es como si sus películas se hubieran hecho en la esquina del barrio”.

El actor Dick Miller (“La tienda del horror”, “La masacre de San Valentín), narra el hilarante episodio que vivió con su amigo Jonathan Haze que había hecho su primer film con Corman. Un día lo acompañó hasta las oficinas que tenía Roger encima del restaurante Cock´n Bull. Y la conversación fue como sigue:

ꟷ¿A qué te dedicas?, me preguntó Corman.

ꟷSoy guionista. ¿Necesitas un guion?

ꟷTengo guiones de sobra. Lo que me falta son actores, me dijo.

ꟷ¡Qué bien! También soy actor.

ꟷDe acuerdo, pues, si quieres, serás un indio en Apache Woman.

Transcurrida una semana, cuando habíamos terminado ya unas secuencias haciendo de indio, me acerqué de nuevo por la oficina y Roger me preguntó:

ꟷ¡Quieres hacer de vaquero?

ꟷClaro, le dije. ¿Vas a hacer otro filme?

ꟷNo, es el mismo, contestó.

Roger era una persona de otro mundo. Era un genio.

Roger Corman: el coloso de bajo presupuesto cuya estatua será una B mayúscula