En la tormenta (2022), de Damien Power

Darby es una joven ingresada en un centro de desintoxicación por su adicción a las drogas. Pero se marcha a toda velocidad, cuando se entera de que su madre ha sufrido un ictus. En el camino le sorprende una tormenta de nieve que le obliga a hacer noche en un refugio con otros viajeros afectados por el temporal. La tentación de recaer en la droga pronto queda olvidada, cuando descubre a una niña amordazada dentro de uno de los vehículos.

La película se deja ver y atrapa de entrada por la buena recreación de la tormenta, y por escenas inquietantes como la de la partida de cartas con el juego del mentiroso, idea anticipadora de las mentiras en las que están enredados los que comparten techo frente a la tormenta. Pero acaba abusando de efectismos típicos del thriller de estas características, como las sorpresas que suenan a tomadura de pelo, y sobre todo en los excesos sanguinolentos, como el del uso de una pistola de clavos para inmovilizar a una de las personas.

El film de Damien Power se ajusta a las cuotas raciales en boga en los tiempos actuales, tenemos personajes de origen asiático y afroamericano, pero quizá lo más llamativo es que los malos malotes son blancos de los que fácilmente podrían etiquetarse como “típicos votantes de Trump”.